Partida Rol por web

Las palabras del señor Wells retumbaron en la cabeza de Mercy. Iba tan centrada en ver a su hermana y... Ni se dió cuenta de que su padre la hablaba. Vió salir justo delante suyo a Jim con Troy. Al salir del edificio pudo escuchar parte de la conversación que Troy mantenía con Jim y la respuesta de su hermana al respecto.

Troy, osea.. si mi hermana y... Jim dicen que era él... Oseaaa, es que lo era. ¿Saes? Su tono de voz estaba completamente apagado, no había alegría en su voz. La Mercy del día anterior, que reía sin parar se había esfumado, incluso la arpía parecía ni existir en ese instante. Se acercó a su hermana y sin decir nada, para sorpresa para todos, se abrazó a ella con fuerza. Y.. yo.. también le ví, ¿saéis? En nuestra calle Linnie, cuando volvía a casa después de entontrarme con tus amigas, ¿saes? La voz comenzó a temblarla. Osea, me siguió un trecho y entré en el jardín de casa y... se debió dar la vuelta e irse ¿no? Osea... no pasó por delante de la casa. Mercy temblaba de miedo. No se había dado cuenta del peligro que había corrido hasta que se mencionó a Santa Claus en la reunión. Linnie, podíamos haber sido nosotros en lugar de los Spencer.

Mercy se empezó a sentir débil. Quería llorar, liberarse del mal estar que tenía. Estrujó a su hermana en sus brazos con fuerza y la besó la cabeza, sin pensar en la posible mala reacción de esta. Luego se separó de ella y se incorporó. Cruzó los brazos sobre su cuerpo y se apoyó en la pared, mirando a Troy con pesar y miedo.

Al ver como el resto de sus compañeros salían, Sidney intentó mantenerse lo más apartada de ellos que pudo, no tenía ganas de socializar en esos instantes además que, aparte de Troy, del resto sólo había llevado hasta el momento insultos y menosprecios. Y fue precisamente a Troy al que siguió con la mirada mientras dejaba sus cosas en el suelo y se ponía a hablar con Jim, dedicándole un esbozo de sonrisa, más cargada de tristeza que de otra cosa.

Sin embargo, a pesar de mantenerse un tanto alejada, desde su posición podía escuchar sin problemas la conversación que mantenían y que, como no podía ser menos, giraba en torno al Santa Claus asesino.

Por lo que estaba oyendo, no sólo habían sido Kat y ella las que habían visto al hombre disfrazado; al contrario, todos parecían haber tenido un encuentro más o menos desagradable con él. Jim, las Wells, todos habían sentido el desasosiego y la incomodidad ante la imagen de alguien que debería representar la alegría y felicidad de esas fiestas pero que, en cambio, sólo había conseguido despertar miedo.

Cuando Mercy abrió la boca para contar su experiencia, Sidney torció el gesto con disgusto. Siempre le había desagradado aquella forma de hablar de la gemela, consiguiendo que la imagen que Sidney tenía de ella fuera de falsedad y egocentrismo.

Lástima que no hubierais sido vosotras en lugar de Derek.

Se sorprendió de sus propios pensamientos, sintiéndose fatal por aquella perversa idea que había cruzado su cabeza. No era habitual en ella desear tanto mal a alguien, pero la rabia y el dolor en el que estaba sumida en esos momentos, le hacían no pensar con claridad.

Se fijó en Mercy abrazando a su hermana, otro gesto que consideró bastante falso por su parte, y siguió observándola mientras se apoyaba en la pared y se quedaba con la mirada fija en Troy. Sidney enarcó una ceja sorprendida, sin saber muy bien a qué venía aquella repentina fijación por el chico malo del instituto y sin saber cómo interpretar la mirada que le estaba dirigiendo. Pero en el fondo no era asunto suyo.

—A Kat y a mí nos estuvo siguiendo por el centro comercial. Me sentí acosada y la verdad que fue bastante molesto.  —Al final, se había atrevido a hablar.

Salió del Instituto poco después que Sidney y se sorprendió como ella de ver al resto de sus "compañeros" inmersos en aquella discusión y descubrir que al parecer todos habían visto a aquél extraño Santa Claus. Él no podía recordar a ningún tipo así persiguiéndole, y por un instante sintió rabia de no haber sido él y no Dereck. Su amigo y su familia no merecían lo que había ocurrido, y si hubiera estado él en su lugar...

Negó con la cabeza, dando un resoplido de incredulidad al verse pensando en aquello. No era momento de sentir lástima de uno mismo, era hora de encontrar a aquél cabrón y hacerle pagar, y seguramente él era el más indicado para ello. Él y puede que...

Observó a Troy con una nueva mirada. Aquél estúpidosiempre le había caído mal, pero no podía negar que sabía defenderse y podía ser útil en aquella situación. No es que fuera a pedirle ayuda, ni mucho menos la necesitaba, pero no era descabellado pensar en que el malote de Highbrook se lanzara a perseguir también al asesino; al fin y al cabo siempre estaba metiéndose en líos y buscando pelea, sólo haría falta un empujón en la dirección adecuada, la mirada de alguna idiota a la que tuviera cariño y que estuviera en peligro y... ¿qué hacía su chica mirándole así? 

Dio un paso atrás y entrecerró los ojos. ¿Qué estaba pasando? ¡¿Y con quién coño se había golpeado?! Se giró justo para ver a Kat, que había salido detrás suya y estaba bastante cerca de él, y rápidamente, como era habitual en él, sus pensamientos se volatilizaron para dejar paso a lo que acababa de escuchar de boca de Sid.

- Lo siento pequeña. Uhmm - Se quedó pensativo un momento -. Oye, eh, Kat... ¿También viste a ese Santa del que están todos hablando? 

Quería respuestas, cada vez para más preguntas, pero lo de Mercy tendría que esperar para más tarde. Había cosas más importantes, y además quería saber que estaba ocurriendo allí. 

Jim se quedó pasmado al escuchar las revelaciones de Mercy y Sidney, quienes habían sido también perseguidas por aquel siniestro Santa Claus que había traído la barbarie a aquel apacible pueblo. Jim inhaló una bocanada del cigarro de marihuana que tenía entre los dedos y llenó sus pulmones del tóxico humo, dejándolo salir en un quedo suspiro. Su rostro parecía algo menos sombrío que al salir. De algún modo, el saber que Lindsey y él no eran los únicos que habían sido perseguidos por el macabro homicida le hacía sentir menos inseguro. No iba a por ellos dos, no tenían que mirar a su espalda cada minuto sabiendo que alguien los tenía en el punto de mira. Quienquiera que fuese el asesino, no iba detrás de ellos. Y eso también le aliviaba de una forma que Jim no quería admitir: sentía que una pesada carga había desaparecido. Si el Santa Claus asesino había perseguido a Mercy y a Sidney, significaba que él no había tenido la culpa del fatal destino de Derek.

Jim contempló el rostro de todos los presentes. Habían salido uno por uno, o por parejas, pero allí estaban todos. El lazo común que los unía con Derek los había llevado fuera, en busca de una bocanada de aire liberadora que los sacara de su sufrimiento. Sin embargo, sus expresiones delataban la inutilidad de la acción. Jim, por su parte, se sentía más tranquilo, más seguro, rodeado de sus compañeros.

- ¿Ves Troy? Sé que a veces se me pira la cabeza, pero estuve completamente lúcido durante todo ese día. Pero es verdad… es verdad que no podemos estar seguros de que sea la persona que… bueno… que hizo eso a Derek, pues, que no sabemos seguro si es el Santa Claus. Quiero decir, ¿Quién fue el que dijo que había sido el Santa Claus? ¿Alguno pudo ver quién lo dijo?

Jim suspiró de nuevo. Las dudas se agolpaban en su cabeza. Alguien más ha visto al Santa Claus además de nosotros. O a los Santa Claus, porque ¿era solo uno? Dos de los encuentros se habían producido en el centro comercial, el tercero de camino a casa de los Wells. Pero ¿antes de su encuentro? ¿Después? Puede ser, puede ser que solo sea uno. Aunque también estaba el tipo del parque. ¿Es él Santa?

Un suspiro aun más profundo que los anteriores se escapó de los pulmones del chico mientras miró a su alrededor. Aquel pueblo en el que nadie se hubiera sentido nunca intranquilo de dejar salir a sus hijos a jugar en la calle recibía ahora un tinte de color azul y rojo proyectado desde los coches de policía. En ese mismo lugar varios coches patrulla dispuestos como cordón policial para proteger el espacio dónde se encontraban. ¿Cree la policía que puede ser un asesino en serie? ¿Qué puede haber más víctimas? Jim apagó lo que quedaba de porro y lo guardó en un bolsillo al darse cuenta de que estaba rodeado de coches de policía.

- Esperad. Había algo más. Linnie y yo estábamos en el coche, en un parque cerca del instituto. Comiendo hamburguesas. Solo eso. Y en ese parque había un tío muy raro, encapuchado, que nos estaba mirando fijamente desde el otro lado del parque. Es decir, no quiero decir nada, pero ¿sabéis? Después de lo que le ha pasado a los Spencer, no quiero dejar nada en el tintero. ¿Alguno más ha visto a alguien así? Tal vez sea casualidad pero…

Troy se quedó allí quieto, observando a los que iban hablando. Intento un par de veces decir algo, pero no acababa de encontrar palabras. Sintió ganas de largarse de allí, como si así fuese a desaparecer todo lo que había ocurrido aquella mañana. Pero entendió que no podía dejar a cierta gente en una situación así. Los propios problemas de Troy deberían esperar.

- Te creo, tío. -dijo a Jim.- No me queda mas remedio que creeros a todos, pero... Pero joder, que es una locura. -se dióla vuelta con el cigarro en la boca y miró hacia los coches de policía. Dejó ir el humo y volvió a girarse.- Tiene huevos que yo os esté diciendo esto, pero deberíais hablar con el sheriff. Y luego... No sé, que él os diga.

Lanzó el cigarro a la nieve, enfadado consigo mismo por no poder ofrecer una verdadera solución a todo aquello. Alzó la mirada y se cruzó con la de Kurt, que llevaba rato con su atención puesta en él, con una expresión que Troy no acababa de comprender. Se guardó las ganas de soltarle alguna de las suyas.

- ¿Y tú has visto algo? -le preguntó secamente.

Tras la amarga noticia de los Spencer, Lindsey permanecía en su mundo aún sentada en el umbral de la escuela. Sólo se limitó a responder la pregunta de Troy, para luego dedicarle una mirada a Jim y a la nada nuevamente. Muchos pensamientos atormentaban hoy por hoy en su mente y como era de esperar, eso la paralizaba lo suficiente como para sentir terror. 

Sólo que el abrazo de su hermana la pilló por sorpresa, pero no por ello, dejó de corresponderle. Rodeó a su gemela con ternura y aceptó el beso en su cabeza. - Haré lo que sea para que estés a salvo Mercy. - expresó al soltarse la chica y mirarla a los ojos con absoluta determinación. Parecía increíble porque vivían peleando entre sí pero cuando la situación las superaba, allí estaban más unidas que nadie. Por algo eran gemelas y esa conexión entre ellas siempre existió. 

- Ya hablamos con mi padre, está al tanto de todo Troy. - respondió al posar la mirada en el chico, luego la bajó para continuar pensando sobre aquello. No quería imaginar que Santa y el hombre de la capucha sean diferentes personas, eso en verdad le generaba un escozor difícil de controlar. 

Mercy permaneció en silencio, apoyada en la fría pared, escuchando las versiones de sus compañeros, mientras las palabras de consuelo de su hermana se repetían en su cabeza. La sorprendió ver salir a Kurt. Y eso que me esperarías dentro... Pero no se movió ni dijo nada. Bastante asustada y dolida estaba como para discutir por una tontería con él. Cuando le vió dar el paso atrás, se dió cuenta de que seguramente la había pillado mirando a Troy sin más. Por Dios, que no se peleen.

Por suerta la intervención de Sidney calmó las cosas, desviando la atención de Kurt hacia la hermanastra de las Wells. Mientras esperában la respuesta de Kat, Jim aportó un nuevo dato. Mercy se quedó pensativa un rato, mirando inicialmente a Troy fijamente, luego bajó la vista y negó con la cabeza.

De todo no.. osea,... papá no sae que Santa estuvo por casa, saes, no? Ni que me siguió a mi también, no? Respondió a su hermana. Osea... debería contárselo, es supermegafuerte que esté pasándonos a todos lo mismo, saeis, no? Comentó luego al resto de jóvenes. En cuanto a tu pregunta, Jim, saes? Oseaaa.. no recuerdo a nadie así durante la mañana, saes no? Dijo a Jim, desviando la mirada a Troy por si él recordaba algo. Salvo mi propio reflejo en el espejo, con la capucha puesta y la braga del dibujo de calabera que escogió Troy.

Kat parecía haberse quedado algo sorprendida, aún no sabía muy bien si por la revelación de que había más gente perseguida por Santa Claus o por el repentino choque con él. En su mente estaba bastante seguro de que era por lo segundo, y sonrió, aunque rápidamente el tema que les mantenía en vilo borró el gesto de su rostro y volvió a ponerle en tensión. 

Escuchó a Jim atentamente, consciente de que cualquier cosa, por insignificante que pudiera parecer, sería capaz de llevarle por el buen camino para encontrar al asesino de su amigo. Y cuando le encontrara... Se crujió el cuello y los nudillos, y se dio cuenta de que miraba a Troy de reojo mientras lo hacía. ¿Le había preguntado a él? Tenía que pensar, recordar algo. ¿Había visto el algo así? Estaba seguro de que no, tampoco al hombre de la capucha. Pero era una buena pista, así que se decidió a hablar y apartó la mirada del malote para dirigirse a todos en general mientras esperaba que la hermanastra de las Wells hablara con él.

- Yo no he visto nada raro, ni a nadie - Cerró los ojos y se apretó las sienes, como si le doliera la cabeza. Después volvió a dirigirse al resto -. Jim, Lindsey, vosotros visteis a ese tío en el parque y luego al Santa en el Centro Comercial, ¿no? A Sid y a Kat también, y a todos os siguió un trecho. 

Suspiró. No tenía sentido, ¿qué quería? ¿quién era? Y... ¿dónde había estado su amigo? 

- ¿Alguien sabe dónde estuvo Dereck ayer...? - Parecía temblar, nervioso -. Cuando salí le llamé, no vino al entrenamiento, Sarah le estaba buscando, parecía que lo habían dejado y no se lo tomó muy bien - Esbozó una sonrisa triste -. Pero me dijo que andaba ocupado, que tenía que contarme algo...

Sidney observaba a unos y a otros sintiendo como, poco a poco, las palabras sonaban cada vez más distantes, perdida como estaba en sus propios pensamientos y en el recuerdo del día anterior. No fue hasta que escuchó a Kurt lanzando una pregunta, que volvió a ser consciente del lugar y el motivo por el que todos estaban allí.

Sintió como se sonrojaba ligeramente antes de empezar a hablar, pero las palabras no parecían querer pasar más allá de su garganta y tragó saliva para que, el nudo que se le había formado, se diluyera permitiendo que los sonidos escaparan por fin por su boca.

—Yo... —Carraspeó para aliviar la tension y el embarazo que sentía al saber que todos pudieran estar pendiente de ella, sintiendo vergüenza por confesar algo que prefería que el resto no supiera, pero dadas las circunstancias quizás fuera bueno decirlas—. Ayer me encontré a Derek delante de la puerta de mi casa. Estaba... triste —Prefería que nadie supiera que Derek había estado llorando— y estuvimos hablando un poco. Me dijo que había roto con Sara y que quería... —llegado ese momento sabía que escucharía risas o algún que otro desprecio cuando oyeran lo que iba a decir— ir al baile conmigo. Habíamos quedado hoy para desayunar y hablar del tema pero... pero... —Ya no pudo seguir hablando pues su voz se quebró con un gemido.

Una vez fuera, Kat se limitó a quedarse en un rincón escuchando cómo los demás hablaban, cómo compartían sus experiencias. Reprimió un abrazo a Sidney y siguió quieta pensativa. Casi ni se dió cuenta de la pregunta de Kurt, principalmente porque ni esperaba que nadie, y menos él, se dirigieran a ella. Meneó ligeramente la cabeza como intentando afirma la pregunta pero tan leve que nadie habría sido capaz de entenderlo, estaba pensando, intentando atar cabos, intentando darle un sentido.

Casi como si hablara para sí misma dijo:

- Dos tíos, un Santa Claus y un encapuchado, ¿Son la misma persona o varias? ¿Tienen relación? Quizá si pensáramos a las horas a las que cada uno lo vimos... Y por qué Dereck, ¿Qué clase de persona haría algo así? No... es un psicópata de libro. 

Levantó la vista para ver a los demás.

Se acercó a Sidney, todos estaban muy alterados y estaba claro que a pesar de la gravedad de la situación parecía que cada uno de ellos, extraños a su manera y opuestos, empezaban a unirse. Se puso detrás de Sidney y la abrazó para susurrarle.

- Lo siento mucho Sid, no te mereces nada de lo que está pasando. Tenemos que cuidarnos la una a la otra, sólo confío en tí. 

Troy comenzaba a notar el peso de la mala noche y el hambre. Tenía ganas de descansar, de poder sentarse tranquilamente y poner un poco de orden a sus pensamientos. Cuando Mercy habló y le miró, Troy torcio ligeramente la boca y negó con la cabeza. Comenzó a repasar mentalmente el día anterior, por si algo se le había escapado. Pero mientras le daba vueltas, oyó hablar a Sidney. No esperaba que se atreviera a explicar lo de Derek, así que Troy la miró y afirmó con la cabeza, en señal de apoyo por el valor que había tenido. Pero sus palabras también le recordaron que auqella noche era el baile. De pronto se sintió el doble de cansado.

- Id a contarle los detalles al sheriff y al juez. -dijo mientras se cargaba la bolsa de viaje al hombro. - Y... No se, no vayais por ahí solos.

Mientras terminaba de coger sus cosas, se dió cuenta de que no había puesto mucho pensamiento tras esa última frase. Quizás había sonado demasiado indiferente, pero era todo lo que podía hacer en aquel momento. Solo pensaba en largase de una vez, pero cayó en la cuenta de que no podía, había hecho una promesa. Suspiró sonoramente, se giró y se acercó a Sidney.

- Te acompaño a hablar con el sheriff. -dijo con media sonrisa.

Ahogada por un eterno silencio, Lindsey permaneció allí escuchando a todos pero sin esbozar palabra alguna. Simplemente se incorporó para rodear con sus brazos a Jim ya que a través de él, sentiría un poco de calidez y protección. Al menos un ápice de tranquilidad inundaba en el interior de la animadora, su padre estaba al tanto de todo y era muy consciente de que él pondría a todos los oficiales para encontrar a los sospechosos. 

- Jim... Hoy no me separaré de ti. - dijo mediante un susurro a sabiendas de que no permitiría la misma situación de nuevo, Santa había merodeado por su casa y poco faltó para estar en un verdadero peligro, forjando un destino incapaz de modificar. 

La situación resultaba ser demasiado estresante, algo que la animadora no estaba acostumbrada a sobrellevar y su mente se cargaba de pensamientos para nada buenos. El miedo, la tristeza y la misma impotencia de no poder actuar ante esto, le afectaba pero no lo demostraría, no delante de todos. 

Por esa razón, espera la reacción de su novio para decidir que hacer. Al menos por ahora, allí se quedaría en sus brazos escuchando todo pero sin decir ni una palabra. 

Uno de los agentes del sheriff salió poco después y al verles ahí les comentó que debían entrar para que les tomaran declaración. Iban a hacerlo con todos los estudiantes del centro y todas las personas cercanas a Derek y su familia, tanto profesores como vecinos y un largo etcétera, ya que siendo un pueblo tan pequeño como era aquél, era fácil conocerse. Sobre todo teniendo en cuenta que Derek era muy popular en el centro. Antes de que la gente empezara a acudir a las clases que el Director Cameron había puesto a disposición de los agentes para tal labor, les recordó que el baile de Navidad seguía en pie y que se rendiría un homenaje a la familia Specer. Por su parte, tanto el director como los demás profesores también tendrían que declarar, además Cameron era vecino de la familia Spencer, aunque cuando se comentó el tema del Santa Claus había asegurado no haber visto nada.

Uno a uno fueron pasando a las clases donde uno de los agentes tomaba nota de sus declaraciones y les hacía preguntas sobre Derek y su familia: si lo conocían, si tenían relación con él, si compartían alguna clase o algún rato de ocio, si vivían cerca, si habían visto algo extraño en las últimas horas o si sabían de alguien que quisiera hacer daño a Derek o cualquiera de su familia.

Agradeció el abrazo de Kat y sus palabras con una sonrisa apagada. La había echado de menos, últimamente la veía más ausente que de costumbre, encerrada en sí misma y Sidney, inmersa en la vorágine de los últimos acontecimientos, no había estado a su lado como Kat se merecía.

Y, mientras se volvía a perder en sus propios pensamientos, escuchando las palabras del resto, vio a Lindsey abrazando a Jim, mostrando una actitud nada acorde con el habitual comportamiento de la animadora. Aquello no tenía sentido, ¿desde cuándo aquellos dos estaban juntos? ¿Cómo alguien como Jim soportaba a una arpía como Lindsey? La chica siempre había sido una caprichosa pero ¿hasta ese punto?

Sidney se encogió de hombros, al fin y al cabo no era ella la que tenía que aguantar a la animadora. Volvió a la realidad de lo que estaba sucediendo cuando escuchó a Troy dirigirse a ella. Asintió con la cabeza aún conmovida por haber descubierto en el chico malo del instituto a su mayor apoyo, aparte de Kat, en aquellos duros momentos. Troy se estaba comportando con ella de una forma admirable y paciente, actitudes que nunca se hubiera imaginado que pudieran tener el chico. El problema residía en saber si solamente lo hacía por devolverle un favor, una especie de agradecimiento por haberle ayudado con los estudios, por compasión o porque de verdad quería hacerlo. Fuera lo que fuera Sidney se sentía agradecida con él.

—Gracias Troy.

Se alejó con él hasta llegar a la zona que el director había habilitado para los interrogatorios y, con cierta timidez, Sidney se dirigió a uno de los agentes.

—¿Puede entrar él conmigo?

El agente se giró hacía el sheriff para ver si podían pasar juntos. El Sheriff Bostrom mantuvo un gesto serio conteniendo la respiración pero después vio algo en Sidney que la hizo reblandecerse, soltó el aire de golpe y asintió con la cabeza.

-Dadas las circunstancias... -Hizo un gesto con la mano invitándoles a entrar a la sala. -Sí, que pasen juntos.
 

No había mucho más que contar y mucho menos que escuchar; estaba cansado de los hombres del sheriff y de todo aquello. Las preguntas iban a servir de poco, al menos por su parte no tenía ninguna información, y permanecer allí era una pérdida de tiempo. No tenía ganas ni intención de hacerlo, y largarse de allí parecía la mejor opción. Sin embargo era bastante complicado escapar del instituto en ese momento, y no podía permitirse otra metedura de pata. Le habían pasado por alto el haber golpeado a un policía esa misma mañana en casa de Derek, y no tenía sentido acabar detenido por obstruir la investigación. 

Con el rostro pálido por todo lo ocurrido y un movimiento nervioso en la pierna esperó sentado fuera de las clases esperando su turno. Se había colocado cerca de Mercy, con la que aún no había podido hablar demasiado, pero sin prestarla demasiada atención. En cambio no dejó de mirar a Troy hasta que entró junto a Sidney, y sólo entonces desvió la mirada a su pareja. El tema del baile se le había pasado por completo, pero era cierto que iría bien para despejarse de todo aquello, aunque la sombra de los Spencer cubriera la fiesta. 

Aprovechando los minutos que quedaban hasta que les tocara a ellos se giró hacia la caprichosa Wells y la abrazó mientras la atraía hacia sí mismo y hablaba en voz baja...

Notaba a Mercy cansada y asustada. No le había contado nada del día anterior, y entre tener que esperar al castigo que no pasó al final y luego el entrenamiento apenas había podido estar con ella. Se había enterado hacía un rato que también había sido perseguida por aquél pirado, y no podía más que sentirse culpable por no haber estado allí. Tal vez, si le hubiera visto, estaría solucionado ya el problema. Tal vez ni siquiera hubiera muerto su amigo. Suspiró. 

- ¿Cómo estás pequeña? - La miró durante un instante y después dejó que su atención se fijara en la puerta por dónde habían entrado Troy y Sid -. ¿Qué pasó ayer? Anoche cuando llegó tu padre no me pudiste contar nada... - Volvió a mirarla -. ¿Quieres que entre contigo? 

Troy entró en la clase después de Sidney. No le hacía mucha gracia habalr con la policía, pero sabía que no tenía mucho que decir y que podría irse pronto. Además, se lo había prometido a Sidney. Dejó sus cosas en el suelo y se sentó en una silla cercana a la del agente, para que comenzara a hacerle preguntas a él. Quizás así Sidney tendría algo de tiempo para reordenar sus pensamientos, y también podría ver qué tipo de preguntas le iban a hacer.

Explicó que Derek y él no tenían demasiada relación, pero que ésta era cordial. Derek era alguien que caía bien a todo el mundo, alguien que se esforzó por ayudar a los demás. No pudo evitar, sin embargo, dejar ver que, por muy bueno que fuese, seguí asiendo amigo de Kurt.

- ¿En qué te convierte ser amigo de un memo como él? -dijo con cierta sorna, a sabiendas de que el agente preferiría que se ahorrara comentarios así.

Un par de pensamientos oscuros cruzaron su mente, parecidos a los que había tenido la tarde anterior. Intentó no dejarles tomar control. Prosiguió con el interrogatorio, explicando que no se le ocurría quién podría querer hacerles algo así a los Spencer. Dejó entrever algo sobre su exnovia y la posibilidad de que estuviera enfadada, pero negó la posibilidad de que ella tuviera nada que ver con el asunto.

- Está loca, pero no tanto. -añadió.

Visto que no tenía mucho más que explicar, y con el ineludible estado de su cara y la carga que llevaba, el agente preguntó si le había pasado algo, y si pensaba marcharse. Troy guardó silencio un instante, se giró hacia Sidney y después volvió a fijarse en el policía.

- Tenía pensado ir unos días de vacaciones. -dijo finalmente. Ante su clara intención de querer omitir el asunto de las heridas y la insistencia del agente, Troy resopló y abrió los brazos.- Un pequeño percance, ¿vale? Es problema mío.

Troy sabía que no estaba siendo precisamente de ayuda. No veía porqué debía hablar de aquello, aunque posiblemente el agente no pensaba del mismo modo. Terminadas als preguntas, se levantó y le dejó el sitio a sidney, guiñándole un ojo al pasar. Se apoyó contra una mesa un par de filas mas atrás, con los brazos cruzados.

Si alguien le hubiera preguntado a Sidney en aquellos momentos porqué necesitaba la presencia de Troy a su lado, no hubiera sabido responder, sólo sabía que se sentía más tranquila y más segura.

Mientras el agente interrogaba a Troy, Sidney se quedó apartada, lo suficientemente alejada para no molestar pero no tanto para no escuchar lo que se decía, aunque apenas prestó atención a las palabras, perdida como estaba en pensamientos que, en otras circunstancias, ni hubiera tenido.

A pesar del dolor que sentía por la brutal muerte de Derek, el joven del que siempre creyó estar enamorada, Sidney se preguntaba si hubiera recibido de él el mismo trato amable y paciente que estaba recibiendo de Troy. De hecho, si se paraba a pensar con la suficiente frialdad dadas las circunstancias, no recordaba haber recibido por parte de Derek ningún apoyo cuando la muerte de Malcolm, a excepción de unas tibias palabras de pésame.

Volvió a la realidad al escuchar el nombre de Sara, frunciendo el gesto con desagrado ante la mención de la exnovia de Derek, pero no fue hasta que el agente insistió en saber dónde iba Troy cargando con sus cosas, que no se dio cuenta que éste la miraba antes de responder. Se extrañó ante aquel gesto que no entendía y aguantó la respiración mientras escuchaba su respuesta; respuesta por otra parte que fue incapaz de creerse... Su cara golpeada y sus cosas indicaban otro motivo muy distinto para irse que unas vacaciones.

Le tocaba a ella y, nerviosa como estaba dudaba mucho que fuera capaz a decir algo coherente. Al pasar al lado de Troy y ver su sonrisa de ánimo, le rozó el brazo con su mano como muestra de agradecimiento por su apoyo, antes de sentarse para enfrentarse al agente.

Le contó que conocía a Derek desde hacía años, que solían coincidir en la biblioteca, en clase o por los pasillos, que era un joven muy querido porque se llevaba bien con todo el mundo. Le relató lo sucedido el día anterior cuando se lo encontró llorando delante de su casa...

—¿El motivo? Me dijo que había roto con su novia, Sara, y me pidió ir al baile con él.

Explicó que habían quedado para desayunar esa mañana para hablar del tema pero, después de mucho tiempo esperando, no se presentó.

—Luego fue cuando me enteré de lo que... —En ese momento su voz se quebró — le habían hecho a él... y a su familia.

Se quedó callada, no tenía nada más que decir ni sabía qué más podía contarle sobre Derek. Al fin y al cabo tampoco es que fueran amigos, sólo conocidos, aunque ella se había preocupado de conocer detalles de su vida y de sus gustos, pero nada que pudiera servir para la investigación.

Esta vez fue ella la que dirigió una mirada a Troy, asegurándose de que aún permanecía allí, antes de volver a centrarse en el agente.

—No sé qué más le puedo contar sobre Derek. Lo único decirle que el Santa Claus del que tanto se habla nos siguió a mi amiga Kat y a mí por el centro comercial. Fue ayer, mientras estábamos de tiendas y no lo perdimos de vista hasta que no nos metimos en un local a comer.