Partida Rol por web

«En avión y en coche, a caballo, camello o elefante, en tractores, en bicicletas o apisonadoras, a pie, en esquíes y trineos,  muletas y saltadores, los pueblerinos asaltan la frontera reclamando asilo con imperiosa exigencia «ante la situación indescriptible en que se encuentra Pleasentville»; el alcalde se esfuerza en vano por contener el desastre.»

—  «Por favor, no pierdan la serenidad. Sólo son unos cuantos locos que se escaparon del manicomio.» (*)

Definitivamente algo olía a mierda… además de mí. El loquero había pagado la estadía de seis personas, tenía sus fotos, sabía sus nombres y… ¿Se habría metido en los sueños de ellos, también? Nuestro querido doctor se estaba convirtiendo peligrosamente en un clon del siniestro Dr. Bendway, el gran manipulador de conciencias, el experto en Control Total.

«Lo que se dice, una puta mierda…»

Estaba decidida: me largaba después del desayuno. Ya tendría tiempo para descansar en otro lado. Hasta el infierno de la carretera me parecía mejor. Debía hacer un calor de mil demonios para entonces, pero qué más da.

— Gracias. —Mis labios se entreabrieron dejando vislumbrar una apretada ristra de perlas amarillentas.— Mmm… Esperaré el desayuno, pero antes saldré al porche a fumar un cigarrillo y a respirar un poco de aire puro. —Oh, graciosa contradicción— Nos vemos…

«Y me cago en Dios… ¿Qué está cociendo el matasanos?»

Buena pregunta. La respuesta será alguna puta mierda. Creo que husmearé que saben los otros, me dije mientras tomaba camino hacia la puerta y sacaba de mis bolsillos un cigarrillo y una cajita de fósforos. Las ondulantes volutas de humo hicieron su mágica aparición.

«Esto huele jodidamente a podrido.»

Es horrible el camino hacia el baño, como lo es el abrir la puerta. Pero aun más horrible fue encender la luz y ver lo que había en el baño. Traté de ahogar un grito, peor no podía, al igual que moverme, quería darme la vuelta, correr, pero mi cuerpo estaba helado, mirando aquello palpitar y fluir por todos sitios.

Me dio asco, pensando que era sangre, y traté de convencerme de que aquello no era real, eran solo imágenes de mi mente, como decían los médicos, no es real...
Pero cuando me agarran, me meten en el baño y la puerta se cierra, quedando a oscuras, me planteo hasta qué punto puede mi mente hacerme creer eso.

El asco vuelve a mi, y lloro cuando noto las lenguas recorrerme...imagino que son esos restos negros, rozándome, mojándome...los cristales me rajan, peor es lo que menos me importa ahora, quiero que todo esto pare, quiero que todo termine...

Y entonces...

Él...

Eso...

Un hombre sin ojos, con dientes de metal, me susurra. Todo mi cuerpo se tensa y quiero correr, cierro lso ojos fuertemente, muerta de miedo, quiero que acabe, que se termine, esto no es real, no lo es, los médicos dicen que no es real.

- ¡¡No es reaal!! Grito.

Y cuando abro los ojos estoy sola en el baño, vacío, limpio...

Caigo al suelo de rodillas, llorando y me quedo allí hecha un ovillo, no es real, nada lo ha sido. He ido al baño, con la luz apagada he tirado el frasco, no es más que eso,lo demás ha sido mi mente...todo está en mi mente...Los médicos lo dicen...

Sigues escuchando como ESO fluye por el lavador de platos, como está avanzando por la cañeria y saliendo a borbotones por la pila. Es la voz de su padre la que había escuchado... tu desesperación se hace más evidente cuando algo cae pesadamente en el suelo del baño, junto con un sonido de chapoteo y de que algo mojado se desplaza por el suelo del pequeño baño hasta llegar a la puerta y rascarla y la voz cloqueante y extraña te susurra en un tono dulce:- Cariño, abre la puerta, sabes que solo yo sabe lo que es mejor para ti-

Cuando bajas con el enfado evidente reflejado en tu rostro, buscas a Rose con la mirada, al parecer no esta en el recibidor, pero una llamada del timbre hace que la mujer que parece que siempre esta apurada por algo salga para servirte y te dice con una sonrisa despreocupada al principio antes de ver el mal humor evidente que emanas:- Al desayuno le quedan unos minu... Esto... tiene algun problema-Comenta algo intimidada.

Cita:

La mujer mira los pantalones y los coge dubitativa, examinandolos y te concede:- Si a si lo quiere, yo no les veo ninguna mancha...- Esto lo dice mientrás que la sangre le resbala por la mano y embadurna sin darse cuenta su ropa de estar en casa. Finalmente los deja en el mostrador y se queda extrañada ante la bolsa que coge con las dos manos, mordiendose el labio con una expresión de angustia dice:- No le comprendo, es una hoja en blanco...- Poco después te la devuelve y hace gestos con las manos como si intentara calmar los animos:- Mire le preparare una tila, puede que sean nervios por el viaje...- No sabes como tomartelo, pero el rostro de la mujer no muestra que se este riendo, sino que esta incomoda por la situación. Cuando te devuelve el trozo de carne, no puedes dejar de ver que en el otro lado del cuero cabelludo, en la parte que es carne ensangrentada hay algo escrito "No te dejaré olvidar Somalia"

Trás unos momentos sentado en el suelo escuchando el sonido del telefono descolgado sin linea, decides levantarte. Has aguantado el shock, nunca habias escuchado voces en tus ataques, sobretodo trás tomarte las pastillas religiosamente. No sabes si volver a abrir el pastillero y tomarte la dosis de la mañana. Sea quien sea ese doctor esperas que sea buena, porque si esto era cosa de él, se lo harias pagar...

Sales al exterior y fumas con tranquilidad pensando seriamente la opción de marcharte de este pueblo de mala muerte, por la impresión de que  "El hombre de tus sueños" puede no solo ser una alucinación, sino un asunto verdaderamente peligroso... Aunque ya de por si todo es  alucinatorio, y quien sabe como terminara todo esto aunque te marches.

En tanto te acercas a tu moto para darte una vuelta aireandote las ideas, cuando ves que se acerca a la puerta del hotel una anciana cubierta con una ropa extrafalaria compuesta de trozos mal cortados(plasticas, trapos y ropa antigua). La mujer con los pelos blancos alborotadaos y la piel roja de haber estado demasiado al sol(o quizas que ha bebido de más durante demasiado tiempo) te recuerda a uno de esos chiflados simpaticos de las peliculas. En un principio la anciana ronda por la puerta del pequeño hostal, como pensandose si entrar o no, hasta que parece captar tu presencia y se acerca a ti con paso requeante, una sonrisa desdentada se abre de par en par, y puedes ver el rostro desmejorado cubierto de arrugas y algunas cicatrices, y unos ojos de color blanquecino, la mujer es ciega, pero sus movimientos no parecen entorpecerse por ello, cuando esta a unos metros y puedes sentir el olor acre que despide, te comenta alegremente:- ¿No tendrás unas monedas? Favor con favor se paga, hueles a extraño y eso en este pueblo no es bueno... para usted-En tanto hace ademán con su mano de esperar tu dinero.

Trás unos momentos de estar sentada de rodillas con las piernas sangrando por los cortes, que duele bastante por el alcohol de la colonia que se ha roto en mil pedazos. La luz del cuarto ha vuelto y donde había horrores ocultos en la pared, ahora solo es pared normal y corriente con la misma decoración con la que te encontrastes al principio.

Este ataque era muy debil comparado con los que has sufrido, lo que los médicos siempre han considerado un trastorno de personalidad y otras enfermedades mentales, por primera vez en mucho tiempo, a pesar de las lagrimas, has notado una mejoria ¿Puede ser que el hombre de tus sueños fuera real y que haya una cura a tu mal en este pueblo?...

 ¡No!¡No!-grita desesperada- ¡No!¡Alejate de mi!¡Es imposible!¡Nooo!¡Fuera!¡Nooooooooo!

Histerica trata de alejarse arrastras en el suelo hacia atras, mirando con ojos desorbitados a todos los lados, tratando de huir de aquella pesadilla. No podía pensar ni razonar, solo huir.

La ira sigue bullendo en mi interior hasta que, por fin, me convenzo de que la pobre Rose no esta intentando tomarme el pelo.

-Podría... comienzo con hilo de voz ¿Podría decirme si ve algo escrito en el papel? Continuo con la voz aun algo crispada.

-¿Sabe cuando llegara el Dr. Muñoz? Continuo una vez que me ha respondido.

Antes de que se lleve mis pantalones les saco una foto con mi N70. Puede que este pecando de paranoico, pero si algo me ha enseñado un lustro largo de trabajo en seguridad es a ser concienzudo. Añado la foto a un MMS y se lo mando a Sara.

Cita:

«El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo.»

Una sonrisa jugueteó en las comisuras de mis labios cuando aquella anciana desdentada se aproximó a mí, como olfateando una presa. Y, aunque sus ojos negaban tal posibilidad, hubiera jurado que me veía de una forma instintiva, como los animales.

— ¿Y cuál es la salida de este laberinto… o infierno? — le pregunté, al mismo tiempo que depositaba un puñado de monedas en su sarmentosa mano.

«Como el óbolo de Caronte.»

Se me antojó que era una idea no tan descabellada. ¿Por qué no? El infierno es aquí. La vida misma. La muerte es el olvido, una dulce y esquiva droga. Sólo que en esta ocasión, el Aqueronte no era un río sino un pueblo anclado en la costa oeste del Gran País del Norte. Una mierda cagada por el Tío Sam, que sabe mucho de infiernos, de guerras, de saqueos y de traiciones.

«In God We Trust.»

Una puta mierda, como todo…

Unos minutos llorando hacen que me calme.

Tras ello, me siento en el suelo, con cuidado de apartar los cristales y me saco los restos de vidrio de las heridas, si los hubiese, para proceder a curarme las heridas, ya bastante más serena.

Cuando llego a mi habitación tomo el bote de pastillas que me habían dado los médicos la última vez. Hago memoria, creo que las de hoy me las he tomado, y tampoco quiero pasarme. Mañana sí que no puedo olvidar mi dosis...puede que haya sido eso...un olvido...

...puede...

Pero, era tan real...tan...terrorífico...

Esas lenguas recorriéndome, la asfixia de esos tentáculos cogiéndome y arrastrándome por el baño, esa voz...la imagen...

Cierro los ojos fuertemente y dejo las pastillas en la mesita, con un golpe seco. Quiero sacarme esa imagen de la cabeza, quiero hacerlo lo más pronto posible, por favor...quiero que todo se solucione...
Quiero dormir, hablar con mi doctor en sueños, él si me comprende, él si me escucha y sabe lo que me pasa...

Espero que lleve razón y aquí encuentre el fin de mis males.

Otros cuantos minutos más, no se si son 5 o 50, pero estoy ahí, en la cama, sentada, hasta que decido que lo mejor es bajar, no estar sola. Bajar, comer algo, relajarme, echarme unas risas y tratar de buscar a alguien con quien mi cabeza se entretenga y no piense en ese asqueroso baño.

Me pongo en pie y tomando mi llave, abandono la habitación.

Cuando quieres darte cuenta estás en el pasillo dirigiendote hacia la escalera, pero a gatas, pues tus pies apenas te sostienen y practicamente tienes la sensación de que como sigas oyendo su voz terminaras en posición fetal y sin poder moverte. A lo lejos puedes escuchar las voces de Rose la posadera y de algunos de los viajeros. En tanto en tu habitación parece escucharse algo rascando la puerta del baño...

Mientrás que muestras la bolsa con la carne del craneo que tiene tallado el fantasmagorico mensaje. Rachel, una de las viajeras, la más bajita de todas, aunque con una apariencia sensual que intentas renegar recordando a tu esposa, baja por las escaleras, con una visible molestia en sus piernas. En tanto Rose recoge la bolsa y saca el trozo de carne con las dos manos por lo que la sangre le chorrea por las manos sin que ella parece darse cuenta. La mujer parece bastante nerviosa, quizás por la conversación anterior y despues de revisar la nota comenta con voz entrecortada:- Pone Bien...venidos a Plea...sentville en un pico en letra muy pequeña, señor.- Y después de una pausa comenta a Rachel:- ¿Le ocurre algo en los pies?, tengo pomadas o lo que necesite...-

Bajas tranquilamente por las escaleras, sintiendo los pinchazos de las heridas sufridas por los cristales rotos en el suelo del servicio, aunque intentas hacer que no te afecta, de vez en cuando tu rostro demuda en una mueca de dolor e intentas mantener la compostura cuando ves al viajero más viejo, aunque no tiene que pasar de los 40, el que parece un hombre bastante fuerte a pesar de su delgadez que está hablando con la posadera, el hombre le cede una bolsita con un papel en ella como si la bolsa tuviera algo repugnante. La mujer tartamudea algo asustada, pues parece que el hombre está bastante alterado :- Pone Bien...venidos a Plea...sentville en un pico en letra muy pequeña, señor.- Y después de una pausa al fijarse en tí Rose como intentando quitarle hierro al asunto te dice:- ¿Le ocurre algo en los pies?, tengo pomadas o lo que necesite...-

La mujer guarda las monedas con bastante reluctancia en uno de sus muchos bolsillos, y te lo agradece con una sonrisa parcialmente desdentada, entonces te responde con una risa cascada:- Salida jeje esa es buena..., no tengo esa información, pero conozco gente que si la tiene, buscanos en los muelles, allí te responderan a esa pregunta- Se empieza a dar la vuelta desmañadamente, pero recuerda algo y se vuelve a dar la vuelta:- Un consejo por lo de las monedas te debo, NO aceptes comida ni bebida de fuera de la posada, ni te fies de la gente que veas afuera, ni siquiera de mí. Ese lugar donde estais es el único sitio seguro.- Con gravedad asiente y se da la vuelta:- Espero que no tengas que llegar a comprender mis consejos, y dale recuerdos a Rose de mi parte-Y se marcha tan rapida como ha llegado, a traves de los coches como si puediera ver donde están situados.

Mientrás que intentas aclararte de la información dada por la extraña anciana, ves que dos viajeros están con la posadera hablando en el vestibulo, supones que ya habran bajado a almorzar

 Ayuda...-dice en un hilo de voz. Un pequeño susurro que sale de su acongojada garganta. Asustada como esta y al borde del llanto no llega a decir mas que esta pequeña suplica mientras huye a tientas de aquello..de él...

-Y sobre el Dr. Muñoz? Insisto, al ver que parece haber olvidado mi pregunta, justo antes de que aparezca la atractiva mujer de pelo castaño.

Cuando nuestra anfitriona se dirige a la otra huesped me quedo plantado en el mostrador mandando el mensaje a Sara y mirando con impaciencia a ambas.

Sonrío lo mejor que puedo a la regente de la posada y al hombre fuerte.

Cuando hace referencia a las heridas de mis pies mantengo un poco de silencio, luego sonrío.

- He tirado un bote de colonia, torpe de mi, al suelo, con la buena suerte de pisarlo, por el susto...y me he cortado... Termino de bajar y me acerco a ellos. Creo que no tengo cristalitos en las heridas, pero un poco de desinfectante me vendría bien, la verdad.

Sonreí a ambos y miré qué es lo que estaba el hombre enseñándole a la posadera, aunque con discreción.

Sonrío lo mejor que puedo a la regente de la posada y al hombre fuerte.

Cuando hace referencia a las heridas de mis pies la imagen de lo sucedido en el baño me inunda. De nuevo veo su cara sin ojos, y trago saliva, pero trato de que no se me note, trato de que todo desaparezca de mi mente, luego sonrío como puedo, tratando de ser normal...no queiro que piensen que estoy como una sonaja.

- He tirado un bote de colonia, torpe de mi, al suelo, con la buena suerte de pisarlo, por el susto...y me he cortado... Termino de bajar y me acerco a ellos. Creo que no tengo cristalitos en las heridas, pero un poco de desinfectante me vendría bien, la verdad.

Sonreí a ambos y miré qué es lo que estaba el hombre enseñándole a la posadera, aunque con discreción.

La cabeza comenzó a darme vueltas y más vueltas. ¿Como era posible aquello? Mi ropa estaba sobre la cama. Recordaba haber seleccionado un traje sencillo y elegante para bajar a desayunar y luego haber guardado la maleta en el armario y ahora no estaba allí. Volví al baño un tanto alterada. ¿La habría traído conmigo? Era raro, pues nunca dejaba mis efectos personales en lugares donde pudieran mojarse o arrugarse o estropearse de alguna manera.

Al sentir el roce de algo sobre mi cara me sobresalté pensando que podría tratarse de una araña o algo similar, pero al levantar la vista y ver que el objeto que estaba buscando se encontraba allí, pegado al cielorraso comencé a cabrearme. ¿Qué era todo aquello? ¿Cómo había llegado la ropa hasta allí? La puerta de la habitación estaba cerrada con llave y además, si alguien se hubiera colado dentro del baño mientras me duchaba debería haberlo oído... ¿o tal vez no?

Debo hablar con la dueña. Es inadmisible que los empleados usen las llaves maestras para meterse en las habitaciones de los huéspedes si éstos están dentro. Y mucho menos para realizar este tipo de jueguitos.

Con prisa, tomé mis ropas y me dirigí a la habitación, pero no pude hacerlo. La habitación entera comenzó a distorsionarse. ¡Dios! ¿Qué está pasando aquí? Aterrada, recordé los calmantes que tenía en la maleta. Pero la situación era tan caótica, que el miedo a ser absorbida por la espiral me obligó a aferrarme al marco de la puerta mientras trataba de idear una forma de salir de aquella locura.