Partida Rol por web

Una vez fuera y sin nadie observando, se dirigió a sus compañeros:

- Chicos no queria hablar con ustedes, hay dos personas que quieren hablar con ustedes, pero llegarán en 5 minutos... Yo ya tengo con quien hablar. - Dijo riendo.- Asi que sed discretos, que no quiero que se mosquee Maggie conmigo por que la lieis. ¿Roger?

Me abrocho bien la botonera de la camisa y vuelvo la mirada a la mesa. Escucho el comentario jocoso de James y con un gesto de despedida hacia los que están en la mesa añado: "-Yo voy a ser la Dama de Honor en la boda... - sonrío de forma cómplice y miro a James y a Jonas."

Miro al Teniente y con naturalidad y cierto disimulo, tal como nos han advertido que saludemos a los oficiales: "-Señor - digo, dejando la palabra en el aire a modo de cortesía."

Al salir james estira un poco las piernas y mira al cielo a la vez que se lleva las manos a los bolsillos. Hace mucho frío en aquel lugar, pese a lo que cualquiera podría pensar. Toma algo de aire, aclarando un poco la mente, cuando Fendrew dice aquello. Aunque lo cierto es que James no es de aquellos que piensan con la entrepierna, y que no había dado mucha importancia al hecho de no haber estado con una mujer desde antes de salir a ese maldito lugar, lo que dice Fendrew le anima bastante, después de todo es navidad, y ya que lo recuerda no le molestaría recibir aquel presente. Todo eso al menos según puede entender de que esta hablando Fendrew.

- Oh, ya veo – dice mirando hacia ambos lados, para luego volver a mirar a Fendrew y Jackson – Buen trabajo, Jonas, solo te falta la barba y el saco – dice con una ligera sonrisa.

Jonas se echó a reir, la verdad es que no lo habia visto como un regalo navideño... Hasta ese momento.

- Bueno, no tuve tiempo de ir a comprar, estaba ocupado recibiendo un susto... - Dijo con sorna.

"Las chicas están tardando" pensó, estaba cayendo en la cuenta: "¿Y si era una broma de las chicas?" Si era así no lo perdonaría jamás...

Cita:

En el exterior del módulo del comedor hacía algo de rasca. Sus vehículos aguardaban fuera, agrupados en un gigantesco parque cercano a los famosos sables cruzados de la zona verde de Bagdad. Algunos marines andaban por allí, terminada la cena, haraganeando o buscando un lugar donde poder pillar birra o similar, y ponerse hasta el culo.

El teniente había cambiado de mesa cuando se despidieron, sentándose con O'Rourke y los veteranos del pelotón. Kendrik se había largado con sus amigos del KKK a buscar gresca, y los presentes no tenían órdenes concretas, más allá de que podían pernoctar tanto en los barracones vacíos de aquella base de la zona verde como regresar anticipadamente al norte de la ciudad, y dormir en el acantonamiento usual del pelotón.

Claro estaba, que para lo segundo tendrían que recibir permiso del oficial, y no pensaban dejarles salir a la ciudad sin cerciorarse de que iban serenos y en compañía de un suboficial de confianza, para asegurarse de que iban hacia su destino, y no a la primera casa de putas que vieran. Cosa, por cierto, prohibida estrictamente desde 2003, por ordenanzas no escritas y por todos aceptadas. Había quien decía que un marine en Irak era un churro sin mojar durante 3 años, pero ellos se negaban a aceptar su destino.

Después de todo, no dejaban de ser marines.

Al cabo de un rato, apareció Maggie con dos de sus amigas. Ella iba riéndose con la negra, la tal Janet. La "amiga fea" de Maggie estaba más cortada que un cura reprimido en una casa de putas tailandesa.

Se acercaron a ellos, y la negra traía algo en una bolsa de plástico. Parecía una botella o similar. Pero el secreto no tardó en desvelarse.

La tipa se acercó a ellos. Era musculosa, e igualaba en altura a Tyrone. Tenía un buen par de razones, que no conseguía disimular ni la holgada guerrera del uniforme. Llevaba un gorro de papá noel puesto, y un pitillo apretado debajo de la oreja. Abrió la bolsa y les mostró su contenido.

-Licor de ron -dijo- Se que no es vodka, pero es lo único decente que hemos podido pillar. He tenido que pagar el doble a ese cabrón de intendencia para que me lo pasara de estraperlo.

Dentro de la bolsa había unos vasos de plástico, que les ofreció. Entonces, se quedó esperando a algo. Y como no sucedía, miró a Martha alzando una ceja.

Estaba roja como un puñetero tomate.

Cuando Janet la miró, abrió los ojos y negó, discreta. Pero ella insistió, y al final se la oyó carraspear. Luego intentó buscar las palabras.

-Er... bueno. Hemos pensado que en vez de ver como los tios hacen competiciones de pegarse hostias y beber cerveza a escondidas, podríamos montarnos nuestra propia fiesta, con música y algo de beber. Y os queríamos invitar, claro.

Los muchachos comenzaron a corear al marine que estaba arrodillado.

-¡Traga, traga, traga, traga!

Los chavales habían montado la juerga en aquel barracón semivacío de la zona verde, no muy lejos del comedor. Habían comprado unas 12 litronas de birra irakí a un moro esa misma mañana, escondiéndolas de los oficiales. Alguien había colgado una bandera confederada de la pared, y habían puesto un mp4 con unos altavoces a modo de minicadena.

Los marines estaban disfrutando del espectáculo, con sus propios vasos de birra en la mano. El plan era sencillo: comenzar a pillar el punto. Y luego, ponerse ciegos o irse por ahí a buscar pelea, sexo o lo que fuera.

Webster se había arremangado, y coreaba al insensato que quizá se ahogaría o acabaría con un coma etílico en el hospital militar. Le sudaba la polla. Era la jodida navidad, y estaban en Irak. Podían hacer lo que les saliese del nabo, o eso es lo que creían.

Se acercó a Kendrik con una litrona en la mano, y le pasó ese brazo por detrás del cuello.

-Johnny, tio. Me han dicho que hay unas zorras de intendencia que se aburren mucho en esta base, y que tienen un barracón propio.

Asintió, como convenciéndose.

-Creo que deberíamos pillar las 9mm e ir a hacerles una jodida visita en grupo. ¿No te parece?

Jonas sonrió al ver a Maggie, y luego saludó a las 3 chicas:

- Gracias Janet, me alegro de ser un invitado - Dijo con una sonrisa y se acercó a Maggie.- Cuando podamos querría hablar contigo...

Bueno, pero antes de buscar un sitio para la fiesta, dijo Maggie, ejerciendo de maestra de ceremonias, vamos a hacer las presentaciones: Janet Lovelace, este pedazo de pibón con galones de cabo es Tyrone Jackson, mi jefe de pelotón; no me lo estropees, que no tengo otro. Tyrone, ésta es Janet. No he podido por menos que observar que hay una cierta química entre vosotros.

James Kaczynski, ésta es Martha Short. Como sé que los dos sois muy tímidos no diré nada que os pueda sonrojar, pero me parece que vais a congeniar.

Y nosotros, Jonas, creo que ya nos conocemos, pero estoy segura de que podemos conocernos mejor.

Lo cierto es que ahí dentro la cosa estaba muy muerta, así que vámonos a pillar un barracón vacío y a bailar un poco, ¿os parece? dice sacando un MP3 y un pequeño altavoz adicional.

Cita:

Pues venga, dice Maggie adelantándose tres pasos a los otros y cerciorándose de que Jonas la sigue. Soy toda oídos.

Jonas sonrió a la vez que suspiraba, mientras caminaba cerca de Maggie, a unos pasos del resto:

- Queria decirte... Que gracias por salvarme, fue algo extraño, vi toda mi vida pasar por mis ojos. - Parecía recordar algo, por que guardó silencio unos segundos.- Por cierto, espero que sepas bailar y seguir mi ritmo, Maggie. Es una noche larga... ¿Pero que nos depara el mañana?. - Se quedó callado y pensativo, la verdad es que no sabia que pensar con Maggie.

Kendrik animaba junto a sus compañeros, con una sonrisa de oreja a oreja, golpeando al aire con el puño, como si golpeara una mesa, gritando, como todos. "¡¡Traga, traga, traga, traga!!". Da un largo trago a la cerveza que tiene entre manos, que no está nada mal, y dedica unos segundos a mirar la bandera confederada en la pared, sin poder evitar sentir un pinchazo de orgullo, que ni todo el alcohol del mundo es capaz de borrar. Es entonces cuando Webster le rodea con su brazo, y le cuenta en plan que tiene en mente. Kendrik suelta una carcajada. Joder, no es para nada mala idea, aunque el plan debe retocarse un poco, para su gusto. 

-Joder, Webster, pero ¿A las de intendencia? Que mal gusto tienes.- Apoya su brazo en el hombro de su camarada. y da un nuevo trago a la cerveza. -Voto por salir a buscar algo en esta puta ciudad. Seguro que encontramos algo mejor que joder con las de intendencia, ¿No crees?- 

A James le llama un tanto la atención que le digan tímido, pues nunca se había considerado así... de hecho no le cuesta mucho socializar, aunque no es de los habladores. En todo caso reacciona a todo aquello con una sonrisa y levantando una mano en un gesto de saludo, confirmando, sin querer, la calificación que le acaba de dar Maggie.

Las muchachas parecen bastantes predispuestas, y si bien no es que sean supermodelos, al menos para criterio de James, cualquier cosa es buena en aquel lugar después de tanto tiempo, soportando tener que ver el culo de sus compañeros en las duchas.

Pero como James no es de los que piensan mucho con la entrepierna, y una persona con un gusto desarrollado por el alcohol, la idea de tomar una (o mas) copas le anima aun mas que la presencia de las mujeres. Se acerca un poco y mira a la bolsa con las bebidas, sin ocultar su interés.

- Suena bien – comenta mientras mira – si no me embriago hoy voy a perder la cabeza – añade, y si bien lo hace en tono jocoso, aquellas palabras, en aquel lugar, pueden sonar un poco mas oscuras de no ser por el contexto, aunque para james, y pese al tono, lo que dice tiene mucho de cierto.