Partida Rol por web

Silverlake

01.EPISODIO 1 - Silverlake

Cargando editor
10/03/2025, 17:50
Raimundo Jinsei

La voz de Christine era más que relajante, invitaba a la calidez de una buena amistad con su dosis de maternidad y, como si fuese poco, completa confianza en que durante la mañana estarían bien. Raimundo solo asintió con una sonrisa a la mirada de Lenny, para eso estaban los amigos después de todo, darse seguridad mutuamente y pasar buenos momentos. Con ellos tenía de sobra.

Bostezó una vez, todavía no se había atrevido a preguntar quiénes eran los Bridges, pero en el fondo no importaba. Para la primer noche de las niñas Raimundo, agotado, se entregó a Morfeo con la esperanza de encontrar en el reino de los sueños al compañero que aquella noche no había participado. 

Cargando editor
12/03/2025, 01:35
Lorelai Howard

Tuve que mantener la vista en Logan al hablarme de su cazadora, a propósito de las palabras que le había dirigido sobre esta. Había querido hacer algo por ella, arreglarla de algún modo, pero el jardinero parecía resignado a perderla; hablando ya incluso de tirarla cuando le fuera posible. No dudaba de que estuviera tan dañada como Logan decía, pero… No pude evitar observar la prenda de abrigo con cierta lástima. Probablemente fuera una tontería, pero me gustaba aquella cazadora, y me hubiera gustado poder darle una segunda vida. Suponía que me había acostumbrado a ver a Logan con ella, aunque debía reconocer que, la idea de hacer algo así por el amigo de mi hermano, también me agradaba.

Pero él parecía demasiado seguro de lo que quería hacer con la cazadora, empezando en seguida a hacer planes para conseguir otra nueva, queriendo viajar para ello a una tienda en un pueblo no muy lejano. No conocía aquella peletería de la que me hablaba, pero parecía una buena opción de cara a adquirir una prenda buena sin que resultara demasiado cara. Meditaba acerca de ello cuando le escuché preguntarme si querría acompañarle, mirándole un tanto sorprendida, pero en seguida asentí. Ni siquiera había terminado de hablarme sobre aquel asador cuando le ofrecí aquella muda respuesta, pero esperé a que me terminara de presentar tan peculiar sitio antes de pronunciarme; aunque más bien, el peculiar parecía ser el dueño.

- Me gustaría ir. – compartí con una risueña sonrisa. - No todos los días se puede ver a un arizono con acento tejano mientras comes carne rodeado de pieles sintéticas de vaca adornando las paredes. – bromeé ahogando una ligera risa. – Me apetece. Será divertido, y así puedo ayudarte a escoger el abrigo. – añadí contenta con la idea.

No pasó mucho tiempo hasta que sacara otro tema de conversación, uno falto de trascendencia, como los que parecíamos estar recuperando. Casi daba la impresión de que no hubiéramos vivido aquella noche tan extrañas experiencias, aunque estas se asomaron al tratar lo referido al destino, y es que con cuanto habíamos pasado… ¿Era la existencia de este algo tan increíble? Ni siquiera Logan fue capaz de negar su posible existencia, aunque pareciera no gustarle la idea. Tampoco yo creía en el destino, o sí, no lo sabía; el caso era que no me había referido a eso haciendo un paralelismo entre nuestro pasado y el presente, terminando por explicarle mejor a Logan acerca de qué hablaba. Fue así como acabé hablándole de qué modo me hallaba unida a él en aquellos tiempos, velando por él principalmente con aquellos pequeños debates con mis amigas sobre su pelo rizado, aunque también abogando por él cuando de puntuar a los chicos se trataba. Nimiedades al lado de lo que Logan había terminado haciendo por mí, pero no dejaba de parecerme todo muy curioso. Ello también derivó en hablar de Paul, lo que hacía que me pusiera un poco tensa, pero tampoco estaba dispuesta a hacer como si no hubiera existido; no creía que Logan quisiera eso tampoco. Aun así, terminé sin estar segura de si había sido una buena idea. Hasta donde había podido comprobar, Paul terminaba eclipsándolo todo a menudo… Eclipsaba incluso a Logan, y no creía que aquello le hiciera bien.

Este mostró su extrañeza por mis mencionados votos, asintiendo con una contenida sonrisa, siendo al empezar a hablar de su hermano cuando me puse más seria. Pero escuché, escuché hasta el final lo que Logan tenía que decir, sopesando todo cuanto decía sobre su hermano; y dándome aún un par de segundos más para meditar lo que iba a decir antes de pronunciarme, mirando hacia arriba para hacerlo, pues ya me hallaba sentada en el saco.

- Paul era fantástico. – afirmé con una sonrisa teñida de nostalgia. – Pero tú no lo eres menos. – añadí acto seguido, con pleno convencimiento. – Estoy segura que de haber coincidido más, habríamos tenido también bonitos recuerdos juntos. Pero imagino que no era nuestro momento. – me encogí de hombros, pensativa. – Supongo que, siempre me llamaste la atención. – continué diciendo, desviando mi mirada al fuego. – Hasta mis amigas me decían que tenía gusto raros, ¿sabes? La ropa, la música… Ellas creían que me llamaban la atención cosas que al resto no porque era diferente, y puede que sea eso, pero yo a veces fantaseaba con la idea de que era capaz de ver cosas donde otros no eran capaces de verlas. Quizás me pase lo mismo con algunas personas. – concluí, volviendo a mirarle con una cómplice sonrisa.

Había comenzado a divagar un poco, así que agradecí que Logan encauzara la conversación, aunque tuve la impresión de que fue él quien finalmente no se alegró de hacerlo. Fue claro en lo que dijo, en su deseo de permanecer a mi lado sobre todas las cosas, pero no tardó en carraspear y comenzar a desabrocharse las botas como si no hubiera dicho lo que acababa de decir. Fue así que termine buscándole, a él, a su muñeca, queriendo mostrarle que me había acostumbrado a él; y que él también podía acostumbrarse a mí si era lo que quería, que podíamos estar juntos sin temor.

Mi azulaba mirada había insistido en buscar sus ojos, pero estos se le resistieron, una vez más; aunque la mano de Logan había terminado por dar con la mía y sujetarla. Era en nuestras manos unidas donde parecía tener su atención, y llegué a creer que su gesto era una buena señal, al menos hasta que se pronunció; sintiendo una punzada en mi pecho pronto. Un problema. Así era como definía el que él también se hubiera acostumbrado a mí, hablando con una pesadumbre que era difícil de digerir. Había pensando en varias ocasiones que no era buena para Logan, pues parecía terminar envuelto en mis problemas, pero… Había llegado a convencerme, Logan me había convencido de que eso no era así, de que estaba bien a mi lado; y durante aquellos breves instantes sentí que demasiado se desmoronaba.

Sin embargo, aquello no era todo ni mucho menos. Logan se explicó mejor, hablándome del miedo que sentía ante la perspectiva de perderme, sin estar convencido de poder volver a su vida anterior si eso sucedía. Me sentí confusa, y mucho, pues no estaba del todo segura de qué hablaba. Dudé de si había entendido lo que había querido decirle, pero me convencí de que no podía ser de otro modo. Me pregunté qué querría decir, si acaso me querría fuera de su vida, pero acababa de hablar de lo contrario. No sabía qué pensar con respecto a nosotros, pero aquello no era lo realmente importante. No, no lo era.

Lo importante es él.

- ¿Qué es lo que te hace pensar que puedo dejar de estar aquí? – le pregunté, levantando despacio nuestras manos, sujetas la una a la otra. – Dímelo. – le pedí mientras acercaba el reverso de su mano a mi labios, besándola despacio antes de volver a mirarle. – Dímelo, y me desharé de ello. No tienes nada que temer, Logan.

Cargando editor
12/03/2025, 12:31
Logan Coverdale

Me agradó que Lorelai aceptase mi invitación a acompañarme a Waterborough, tanto que estuve incluso a punto de sonreír ante ella, aunque mis permanente falta de ganas de hacerlo terminaría imponiéndose una vez más. Sabía que, a veces, salir de Silverlake y ver otras cosas resultaba agradable, aunque tan sólo fuera ir a pasar el día a un pueblo no demasiado lejano, ni demasiado diferente. Simplemente por despejar la mente. No era comparable a perderse en los bosques, ni tampoco a viajar por todo el país como le gustaría hacer a Lorelai, pero creí que esa "excursión" le agradaría.

Para mí sería agradable, eso sí lo sabía.

Pero ese asunto, como el destino de mi destrozada cazadora, quedaron atrás, reemplazados por recuerdos de tiempos lejanos, cuando éramos unos críos. Fue una sorpresa para mí que Lorelai hubiera tenido que defenderme en aquella época, aunque sólo fuera de las críticas de sus amigas sobre mi pelo. Pero más lo fue que votase por mí en esos juegos de crías que tanto se estilaban. En aquella época, por nada del mundo habría creído que la hermana de Jake pensara en mí de esa manera. De hecho,en esa época no habría creído que nadie, ninguna chica del pueblo, hubiera votado por mí con la competencia que había. Y es que estaba claro que todos quedábamos a la sombra de su hermano y el mío, un pensamiento que siempre me recordaba que Paul ya no estaba, que el mejor se había ido y yo seguía allí, lo injusta que era la vida.

Asentí lentamente mientras Lorelai aseguraba aquello en lo que todo el mundo estaba de acuerdo, que Paul era fantástico. Sin embargo, alcé mi rostro bruscamente para mirarla, consternado, ante sus siguientes palabras. Boquiabierto como quedé, no fui capaz de reaccionar, parpadeando incluso ante tamaña locura. ¿Yo? ¿No menos fantástico que mi hermano? No, eso no podía ser. Puede que en otra vida, en una en que ambos hubiéramos regresado de la guerra, y le hubiera tenido a mi lado para guiarme y ayudarme a ser un adulto que se reflejase en su ejemplo. Pero mi camino había sido muy distinto. No sólo no había seguido su ejemplo, sino que la amargura de su pérdida, entre otras cosas, me había convertido en la antítesis de lo que él representaba.

- Tal vez veas cosas... -Admití con pesadumbre, con la mirada clavada en el fuego y negando casi imperceptiblemente con la cabeza- ...que realmente no están ahí.

No la estaba etiquetando de loca, evidentemente. ¿Cómo haría algo así? Pero a veces veíamos lo que queríamos ver, nos engañábamos a nosotros mismos. Las personas nos equivocábamos, esa era una verdad incuestionable. Si Lorelai me veía tan fantástico como lo era mi hermano... No, no podía ser. Estaba viendo algo que no estaba ahí, a alguien que no podía ser yo.

Lo dije, sin el menor ánimo de ofender a pesar de que hacerlo se me daba demasiado bien. E inmediatamente seguí hablando, expresando cómo veía mi vida, lo mucho que cambiaría de ella, y lo único que no quisiera cambiar. Me arrepentí de decir aquello, pues no conducía a nada bueno, ni para ella ni para mí. Y antes de darme cuenta, nuestras manos estaban entrelazadas, y ambos nos confesábamos el estar acostumbrados a la presencia del otro, a contar el uno con el otro. pero yo fui más allá, porque también expresé el temor que eso me causaba. El temor al día en que eso terminase, porque una parte de mí estaba convencido de que así sería. Porque la vida era así de perra, la muy hija de puta. Y por algo que ya había dicho una vez, y de lo que no podía volver a hablar.

Así que, con consternación, cuando Lorelai elevó mi mano hasta besar su dorso, pidiéndome una explicación que no sería capaz de ofrecerle, tratando de ofrecerme una esperanza que me resistía a desear, comencé a tirar despacio de mi mano intentando soltarme.

- No voy a decirlo, Lorelai. -Afirmé con rotundidad, aunque sin atreverme a mirarla a la cara- Me prohibiste hablar de ello, ¿recuerdas? -Sí, ella me lo prohibió, me dijo que jamás volviera a decir algo así, a hablarle de que algún día encontraría a un hombre mejor que yo. Pero eso no significaba que no lo siguiera pensando, que no era lo bastante bueno para ella, y que algún día se daría cuenta de ello- Déjalo estar, el día ya ha sido bastante duro. Deberías dormir... -Le pedí, terminando de quitarme las botas con intención de acostarme yo también en mi saco, con el rifle al alcance de mi mano y la linterna igual de cerca. Aunque dudaba de que, tras aquella conversación, fuera capaz de dormirme.