Rai cortó la amenaza de mordisco al escuchar el brindis inventado por Christine y soltó a Jasper, para mirarlo con incredulidad, al parecer sí le había afectado más de lo que pensaba. Tendría que vigilar que no hiciese nada que la lastimase. ¿De dónde sacó lo de un chupetón? No podía seguirle el ritmo a la pelirroja, ¿habré estado igual la primera vez? Solo sonrió un poco, sin querer ser descortés y miró a Lenny con algo de preocupación, rezando al universo que esté demasiado drogado para tomarse eso como una negación a sus posibilidades.
Por un instante apretó su puño ante la idea de que el padre de Christine le hiciese algo, reconoció que fue una broma sin maldad y se relajó un poco, aunque seguía apretando la mandíbula. Miró de nuevo a Jasper ante el brío que había demostrado Chris al tomar el control del tema, casi como si hubiese jugado a aquello todos los findes de semana. ¿Su hermana o eso lo practican con las scouts? Aceptó los términos y se sentó, esperando las preguntas.
Dejó escapar un suspiro ante las propuestas de la pelirroja, cada vez más seguro que tendría que seguir otra religión si se llevaba tan bien con las posturas tan liberales en cuanto a sexualidad y libertad. Sabía que el cóctel de sustancias hablaba por ella, pero quizás... dejó ese hilo de pensamiento para mirar por tercera vez a Jasper y sonreírle suavemente antes de mirar a Lenny: podría frenarlo si estaba en contra.
-No soy virgen, soy Raimundo.* -Le había costado un poco decir aquello, no quería que sea un problema con Jasper pero evitó dirigirle la mirada, la sola idea de ver un gesto de molestia o lo que sea fue suficiente para no animarse a hacerlo. Tomó un trago, ¿tendría que haber hablado de aquello antes con Jas? -Con respecto al brownie, paso. -Se sacó los calcetines, al final ya estaba solo con el pantalón. Negó con la cabeza ante la inevitable crítica. -No voy a dejarlo solo a cargo de todo. Las medias cuentan como una prenda, no hagan trampa. -Y quiero compartilo con él...
Luego de eso se levantó de un salto para acercarse a Lenny, el pobre parecía que había visto mejores momentos pero la sonrisa no abandonaba su rostro, como si hubiese estado en el paraíso hace instantes. No iba a hacerlo, solo quería ver su reacción ante la idea pero ni eso pasaría, su primer beso en mi casa no va a ser conmigo. Reculó y levantó sus hombros en señal de rendición, sus manos fueron a su pantalón mientras se acercaba al sillón y se lo sacó, revelando unos boxers ajustados de color violeta. Soltó una pequeña risa al darse cuenta de que al final le había ganado a Lenny en desnudarse frente a Chris pero se sentó y subió sus piernas sobre las de Jasper.
-Chris. ¿En quién pensás si vas a masturbarte? -Hizo una pausa solo para observar la reacción de la recién nombrada y luego hizo un gesto de negar con las manos. No la haría revelar ese tipo de cosas, en el fondo la sexualidad ajena era exactamente eso, ajena. -Olvidate, probablemente no tengas una respuesta para eso. ¿Por qué... -Al final esto es más difícil de lo que pensé, no puedo preguntarle por su hermana y el trato de mierda. - disfrutás de los textos de Stephen King?
Tomó otro trago de su vaso, sabiendo perfectamente que era una pregunta de preescolar y aprovechó para tomar un almohadón y cubrirse antes de continuar.
-Beso en los labios a Lenny y... atrevimiento: sentate en su falda hasta mi próximo turno.
Si con eso no arrancan debería darme por vencido.
*Dad joke.
Chris no podía entender a Raimundo en algunas cosas. Parecía un chico muy atrevido, que rompía moldes y no le importaba lo que nadie dijera o pensaran de él, y luego ¿era incapaz de emborracharse con lo divertido que era? Así que todas las veces que decían a Matt que les consiguiera bebida ¿Iban de farol? Se estaba dando cuenta que, en aquella nube a la que había subido se veían las cosas más claras.
Puede que se hubiera pasado un poco diciendo que le diera un beso a Lenny, pues seguramente no quería poner a Jasper celoso, eso podía entenderlo. Sea como fuera, el chico se desprendió de los pantalones y aunque ella intentó apartar la mirada, no pudo. Su tiempo de reacción era lento, y para cuando ya pudo mirar a otro sitio, ya le había dado un buen repaso.
Así que no era virgen... Esa respuesta abría un montón de otras preguntas, pero ya no la iba a tocar a ella hacerle el interrogatorio. En fin, ahora era su turno.
La pregunta que le soltó de sopetón hizo que abriera un montón sus enrojecidos ojos y que se pusiera colorada, pero se sentía valiente suficiente para responderla. Aunque no hizo falta. Para cuando iba a abrir la boca, él había rectificado y cambiado de pregunta. La siguiente pregunta que el hizo tampoco era nada fácil ¿Que por qué le gustaban los libros de Stephen King? Por suerte ya lo había contestado en clase de literatura y aún se acordaba de lo que dijo: - Pues porque es capaz sacar de un hecho cotidiano una historia de terror psicológico que no deja indiferente. Son ideas innovadoras, no las clásicas, y da giros inesperados. Los personajes son además únicos y les coges cariño enseguida, incluso a los villanos. Describe tan bien que es muy fácil sumergirte en la historia y vivirla como si estuvieras dentro.- Estaba segura que en la clase de literatura se había enrollado más pero en estos momento no se le ocurría más que decir.
Ahora tocaba el beso a Lenny. Ella sí que no iba a dejar pasar la oportunidad, más porque llevaba deseándolo desde hace un buen rato. No habría tenido el valor de hacerlo de no estar drogada, pero ahora se sentía la más valiente de la habitación, y seguramente lo era. Se giró para mirar al chico, solo para confirmar que seguía ahí porque no le quiso dar tiempo a reaccionar y que saliera huyendo o algo parecido. Se levantó, se sentó de lado sobre su regazo, apoyó los antebrazos sobre sus hombros y, cuando él alzó la mirada hacia ella, aprovechó a darle un piquito rápido.
Enseguida notó como le empezaban a arder hasta las orejas y giró la cabeza hacia Rai para echarle una mirada cargada de orgullo. ¡Ja! Quiso decirle, yo me atrevo y tú no. Ahora bien, iba a ser difícil que se le bajaran los colores quedándose ahí sentada, pero aguantaría con un poco más de vodka. Cogió la botella, rellenada con gaseosa por Jasper, la cual ya tenía por la mitad, y le dio otro trago. Tuvo que moverse un poco para coger la postura y dejó un brazo alrededor del cuello de Lenny para sostenerse mejor.
-Bueno, ahora le toca a Jass...
Pregunta: ¿Qué es lo que más te gusta de Raimundo? Beso : dame un beso a mi - de perdidos al rio- reto: sube en brazos a Rai y da una vuelta completa a la habitación con él de esa forma.-
—Oh si señor Drácula, me gusta ese juego. —Le ofreció el cuello a Rai y soltó una risilla al sentir sus labios.
—Su padre tiene una escopeta y no dudará en usarla —corroboró. Aunque tenía la sensación de que sería la madre la primera en disparar a Jasper. O en ordenarle al marido que disparase a Jasper. Desde que comenzó su no-noviazgo con Christine le había quedado claro que la que cortaba el bacalao era la señora Baldwin.
No estaba muy seguro de si las reglas de Christine eran las correctas. El juego se llamaba "beso, verdad O atrevimiento" y no "beso, verdad Y atrevimiento" pero bueno, no quería ser el típico tiquismiquis que rompía la diversión. Además de una sola ronda estaba dejando a Raimundo prácticamente desnudo. No sería el quién se opusiera a ello.
Vio que la chica venía pisando fuerte. Cuando fuese su turno iba a darle su propia medicina y no cortarse como Rai, que había disparado a un punto muy certero, pero no hizo explotar el misil
"¿Así que Rai no es virgen? ¿Así que, aunque lo que le metió en problemas fueron unos besos, había hecho antes otras cosas?" pensó. Jasper no sintió celos, solo un poco de presión por si el día que ellos pasasen a esa base lo haría bien o mejor que los anteriores. Por otro lado, le tranquilizó que el peliverde tuviese experiencia, seguro que eso le hacía buen profesor.
—Christine, esa pregunta es muy mala pregunta. Tardaría horas en responder y razonar porque me gusta todo. Por no alargar el cuento, lo primero que me fije fue en su pelo porque estábamos en el bosque y pensé que había visto un duende. Aunque es guapísimo y físicamente me vuelve loco, lo que más me gusta, por encima de todo, es la conexión que siento con él. Creo que entiende lo que quiero decirle solo con mirarnos antes de que abra la boca. Y es muy cómodo estar con él. Es honesto directo y comprensivo.
Lo siento si es muy pasteloso y esperabais una respuesta sucia del estilo Su tubo de "desparrulosaurio".
—¿Puedo? —le pregunto a Rai antes de proceder.
"Amiga pelirroja. Cuando los dioses quieren ser crueles, nos conceden lo que les pedimos" pensó con travesura.
Se plantó en el sof. Una rodilla en la esquina entre el asiento y el respaldo y el otro pie en el suelo para que, aunque se puso sobre ella, no aplastarla ni aplastar a leny que estaba debajo. Aunque quizá un poco sí que la presiono sobre su asiento humano. Echo sus brazos sobre los hombros de ambos en un abrazo triple,
—A ver que tal. Nunca he besado a una chica antes.
Le dio un beso bastante más largo e intenso de lo que las reglas del juego exigían acariciando los rizos de ella y comiéndole la boca a escasos centímetros de la jeta de Lennox. Ella decidiría si iba con lengua, pero al más mínimo amago, Jasper iría con todo. Cuando se separó de ella, le dio un beso a Lenny (En la frente) y volvió al otro sofá extendiendo los brazos para que Raimundo se subiese. —Vamos, tengo que pasearte por toda la habitación. Pero antes:
—Lenny. Pregunta: ¿Tienes una erección ahora mismo? Prueba:... —cogió un hielo del bol de los hielos y se lo dio en la mano a Cristine. —...Tienes que aguantar un minuto con el hielo puesto donde Christine te lo quiera poner del torso. Y Beso... por supuesto a Christine pero en el pie y sin calcetín.
Agarró fuerte a Rai y empezó a pasearlo por la habitación a corderetas. —¿Me he pasado?—susurró a Raimundo. Jasper no estaba seguro de si le había hecho un favor o una putada a su bestie. El sentimiento correcto era "Le hice un favor a la fuerza y sin él pedírmelo y sin estar seguro de si era lo mejor para él. "
Aunque no se prolongó mucho en su charla porque aunque tenía fuerza para levantar el peso de Rai, llevarlo por la habitación no dejaba de ser un esfuerzo y termino sudando contra la piel ajena.
Que Logan pudiera aborrecer los musicales no era algo que me sorprendía, ni que tampoco me supusiera un problema, pero llegó a quedarme la duda si el simple hecho de que cantara le habría disgustado ante tanto aspaviento como hizo. Aquella posibilidad sí me importaba, quizás más de lo que debiera. Cantar era parte de mí, de quién era, y que eso no le gustara…
¿Es que acaso quieres gustarle, Lorelai? Se te está yendo un poco la cabeza.
Aguanté un suspiro con aquella pequeña reflexión interna, agradándome al menos que Logan aceptara mis palabras acerca de llamarle a la mínima que algo pasara. Pareció quedarse tranquilo con mi respuesta, y era eso precisamente lo que quería. No había vuelto para ser una carga para nadie, y menos aún para aprovecharme de la buena voluntad de un amigo de la familia, pero debía reconocer que el poder contar con Logan para cualquier cosa… Me gustaba la idea de poder llamarle ante cualquier eventualidad, aunque no pensara hacerlo.
Toda aquella cuestión terminó quedando atrás, al igual que hicieron otras, acabando por sumergirnos en aquella broma acerca de una hipotética lista de solteros que terminó llevando a más de un malentendido, y también momento de nerviosismo o vergüenza; y parecía que por parte de ambos. Incluso llegué a lanzar un cojín a Logan mientras negaba parte de sus palabras, bromeando este con mi habilidad para lanzar, mucho mejor que mi capacidad para los golpes. Sonreí ante su comentario, pero no tardaría en comenzar a dar explicaciones acerca de lo que había querido decir, y de aquel hombre al que me había referido. Navegué así de los nervios a una relativa calma, y de ahí a la vergüenza, sin poder evitar hablar; quizás hablar de más. Estaba diciéndole a Logan a la cara algunas de las virtudes que veía en él, aunque no fuera consciente de ese hecho, para terminar desvelando además con humor que era eso lo que hacía.
¿Pretendía algo con aquello? La verdad era que no. Me había dejado simplemente llevar, y menos mal que no había buscado nada en concreto, porque para el amigo de Jake todo no era más que una broma más; mandándome a callar y lamentándose por haber picado, mientras yo acertaba a agarrar aquel cojín a duras penas antes de que me diera. No, tampoco había buscado verle colorado, pero… Me gustó verle así lo poco que me dejó hacerlo, tapándose en seguida. Le sentaba bien, y me vi sonriendo demasiado en aquel momento.
- Eso no es muy justo, ¿sabes? – comencé a decir con una dulzura que no había pretendido. - ¿Tengo que pensar entonces que las cosas bonitas que has dicho sobre mí también son una broma? – comenté con una pequeña sonrisa.
La conversación terminó llevándonos a cuestiones mucho más serias, saliendo a relucir con fuerza el modo en el que Logan veía la vida, aquel pesimismo tan arraigado en él. Pero yo no me daba por vencida, pocas veces lo hacía, aunque llevara a mis espaldas un fracaso que me pesaba demasiado; y que trataba de no ver como tal. Así que insistía al amigo de Jake en que viera las cosas de otro modo, tratando de insuflarle esperanza, pero todo parecía caer en saco roto; terminando por hacerme reconocer con desenfado que podía ser un poco odioso, algo ante lo que me recordó que ya me había avisado, sonriéndole mientras negaba con la cabeza en respuesta a su comentario y gestos con la cabeza. Pero también quise hacer algunas matizaciones, unas que terminaron conmigo aseverando que de necesitarme, estaría con él; atreviéndome a afirmar que no iba a aceptar una negativa al respecto.
Y así fue, no la obtuve, viendo para mi sorpresa cómo Logan aceptaba mis palabras de aquel modo tan… Militar. Me qué helada al principio, por lo inesperado de su reacción y por lo verdadera que sonaba su respuesta. Incluso sentí algo de vergüenza, pero esta en seguida se me pasó, acudiendo a mi mente varios pensamientos.
- Ahora tengo ganas de verte de uniforme. – reconocí con naturalidad mientras aún nos mirábamos y le sonreía de manera amplia, dándome cuenta tarde de estar mencionando el ejército, ¿y con ello todo lo que le había pasado relacionado con su pertenencia a él? No sabía hasta qué punto su tiempo como soldado podía suponer un tema tabú. - ¿A tu madre le siguen gustando tanto las nueces? – pregunté en un intento de cambiar de tema, revoloteando en mi cabeza la idea de poder ver alguna foto de Logan de aquellos tiempos cuando fuéramos a cenar con su familia.
Su mirada terminó apartándose de mí para mirar la hora, hablando de irse, mientras que la mía viajó pronto a la ventana; dándome cuenta de que comenzaba a oscurecer. De hecho, ya se notaba que el salón ya no estaba tan iluminado, pero no me había dado ni cuenta. No era consciente del tiempo que había pasado, sintiendo que podría continuar mucho más así, hablando con Logan de prácticamente cualquier cosa.
- Como quieras, claro… - acepté aun así, y es que el amigo de mi hermano tendría cosas que hacer, y yo también las tenía; en realidad. – Igual te he robado más tiempo de la cuenta. - añadí algo apurada mientras comenzaba a levantarme del sofá. – Disculpa, es que estaba muy a gusto charlando contigo. – reconocí con una pequeña sonrisa.
Llegué demasiado despacio al convencimiento de que todo aquello que Lorelai decía, dejando caer justo al final la pista definitiva de que se refería a mí, no podía ser sino una broma, una forma de vacilarme y hacer que me pusiera colorado. Era la única explicación posible ante tal descripción tan favorecedora de alguien como yo, que no se correspondía a la realidad que yo conocía. Ni yo, ni nadie. Sin embargo, logró su propósito, pues supe inmediatamente, entre bromas, lanzamientos de cojín y cubrirme el rostro con las manos, que éste me ardía y debía estar ridículamente rojo de pudor. A pesar de ello, Lorelai se quejó con dulzura al comparar sus halagos hacia mí con los que yo le había compartido anteriormente, como si fuera posible comparar una cosa con la otra. Nada de lo que yo había dicho distaba un ápice de lo que podía ver con mis ojos, al contrario de lo que ella había afirmado. Pero al ir a quejarme de ello, abrí mis labios sin ser capaz de decir nada en un principio. Era consciente de que, dijera lo que dijera, Lorelai se las apañaría para volvérmelo en contra. Era realmente lista, no únicamente dulce.
- Supongo que... nos quedaremos con la duda. -Afirmé finalmente, alzando mis cejas mientras me encogía de hombros, una forma de tratar de pactar un alto el fuego. Quizás era mejor así, dejar estar el asunto.
Pero la conversación se volvió más seria, sacando a relucir temas más profundos y visiones del mundo y de la vida, de cómo afrontarla, que resultaban tan distantes entre nosotros. Debía reconocer que Lorelai, a pesar de lo dulce y alegre que se mostraba la mayor parte del tiempo, era perfectamente capaz de mostrarse firme e incluso autoritaria, como hizo al mostrarse rotunda respecto a estar a mi lado en los malos momentos, como buena amiga en lo que se había erigido. Así, me sorprendí a mí mismo aceptando esa determinación con gran respecto, accediendo a ello como hacía en mis tiempos en el ejército, y antes incluso cuando, de niño, mi madre se mostraba severa en mi crianza. Y lo hice con aquellas palabras, dándome cuenta de que cobraban un curioso significado en mi mente cuando las pronunciaba para ella. Porque arrastraban la aceptación de que terminaría accediendo a cuanto aquella mujer quisiera imponerme de aquella forma tan particular suya. Y esa idea me gustaba... y me aterraba.
- ¿D-de uniforme? -Me vi de pronto sorprendido por lo que me pareció un cambio de tema de lo más brusco, aunque meditándolo no lo resultaba del todo. Mis palabras habían sonado así, propias del ejército, y su deseo me dejó pensativo, recordando la última vez en que había vestido uniforme militar. Fue al regresar de la guerra, con mi uniforme perfectamente planchado y el macuto al hombro, tras padecer el periplo de visitar a cuantos familiares de compañeros de armas que habían perdido la vida para presentar mis respetos. En algunos casos, para entregar enseres personales. Y tras todo ello, presentándome ante mi familia entre lágrimas, de alegría por haber vuelto hasta ellos, y de agonía por saber que Paul no lo haría jamás- Debo tener alguna foto por ahí. -Dije finalmente, con la mirada perdida- El uniforme lo tengo guardado. No me lo he puesto desde que regresé, sólo un chaleco táctico de cuero que me dieron allí, ese lo uso para ir a cazar. -Expliqué, devolviendo mi mirada a Lorelai- Ya te enseñaré fotos cuando vengas a cenar a casa. Pero te van a decepcionar. -Le dije, convencido de que no serían lo que ella esperaba. La mayoría de ellas eran con mono de trabajo y camiseta de tirantes, junto a mis compañeros de logística reparando vehículos o cargando materiales. Aunque puede que conservase alguna de cuando desfilé antes de partir al frente, durante la instrucción- Hasta donde se, le siguen gustando, sí. -Añadí, sobre el gusto de mi madre por las nueces.
Anoté que se estaba haciendo tarde, y que lo mejor era que me marchase ya, y terminamos levantándonos del sofá. Aunque negué con la cabeza cuando Lorelai se disculpó por, según ella, estar robándome demasiado tiempo, lo cierto es que no podía estar más de acuerdo con ella. El tiempo se había pasado volando porque aquel rato hablando había sido muy agradable. Hacía mucho que no hablaba con nadie con tanta naturalidad, sin mandarlo todo a la mierda a la primera de cambio.
- Yo también. -Confesé con algo de pudor, al ponerme en pie- Me he sentido muy a gusto, y eso... no es habitual. Espero que lo repitamos pronto. -Sugerí sin pensar siquiera, y es que ese era mi deseo de verdad- Y no te preocupes por robarme tiempo. No es que mi tiempo valga demasiado, puedes robarme el que quieras.
Lenny se sentía agotado. Cuando Christine por fin le liberó de la trampa mortal de su propia camiseta, tenía los brazos y las piernas de gelatina como si hubiera corrido una maratón. Su pelo estaba todavía más revuelto que de costumbre, y jadeaba de alivio por poder volver a respirar sin la tela delante de la cara. Bueno, no solo por eso.
Tenía muchísima hambre, y poder relajarse un poco después de tanto movimiento estaba llenando su cuerpo y su cabeza de una ligera modorra que se apoderaba de él por momentos. Pero aún así, habría seguido... no le apetecía "el brócoli" para nada.
-Lo último que recuerdo es a Regan cogiendo de los huevos al psiquiatra -dijo, señalando desganadamente a la tele y aún tumbado en el sofá, y rio con ganas la inestimable contribución de Jasper como comentarista de la película marcha atrás.
Observó con indolente aprobación como pedían las pizzas (ni siquiera sugirió ninguna: cualquier cosa estaría bien, habida cuenta de que en ese momento se veía capaz de comerse hasta el cartón de las cajas) y el debate sobre si jugar a la botella, a los vampiros o a verdad-beso-atrevimiento. Madre mía, era como si hubieran vuelto a primaria, pero drogados y salidos, pensó con una risita. Siguió tumbado, sintiendo como su cuerpo cansado se relajaba hasta casi flotar. Pensó de forma lejana que debería quitarle la botella a Christine (quien al parecer ya había entrado en la fase de "exaltación de la amistad"), o no se le pasaría el cuelgue a tiempo para volver a casa, pero no se podía ni mover. Sólo levantó una ceja perezosa cuando Christine dijo que el beso de Rai tenía que comérselo él. Sonrió beatíficamente a Raimundo: le daba todo bastante igual en ese momento. Sin embargo, Rai se retiró en el último momento y Lenny resopló sarcásticamente.
-Vale que no soy la bella durmiente, tío, pero ¿debería ofenderme? -le tiró un par de besitos irónicos al aire, y volvió a reír. Acababa de darse cuenta de que tenía los pies en el regazo de Christine.
El tiempo era extraño: por un lado parecía estirarse como chicle, y por otro a Lenny le daba la sensación de perderse mil cosas en cada parpadeo. ¿Por qué estaba Rai en gayumbos?
Decidió que tenía que activarse un poco o a ese paso se iba a quedar dormido, así que se incorporó con un gruñido y se sentó como una persona (más o menos) normal. Se frotó la cara, suspiró y cogió la botella de Christine (¿desde cuando era "de Christine"? Tenía que compartir un poco, cojones). Después de dar un trago clavó durante varios segundos la vista en la etiqueta, extrañado. Aquello era... ¿gaseosa? Buscó a Jasper con la mirada y le dedicó una media sonrisa cómplice y resignada. Venga, tío, no me jodas... Bueno, probablemente fuera lo mejor. Se encogió de hombros y dio otro trago porque tenía sed y necesitaba espabilarse.
Casi se atragantó, no tenía muy claro si de la risa o del susto, con la primera pregunta que Rai le hizo a Christine. Miró a la chica, pensando que ahora era cuando la fiesta se acababa y los mandaba a los tres a la mierda, y aunque vio como se ponía casi tan roja como su pelo, Lenny habría apostado que estaba dispuesta a responder. Caramba, las recetas de la madre de Rai sí que marcaban la diferencia. No solo en la percepción de las distancias y del tiempo.
Sin embargo, Rai cambió su pregunta por Stephen King. Por un lado, era un alivio, y por otro... bueno, ahora Lenny se había quedado con la curiosidad. A lo mejor Christine pensaba en el forzudo tipo de mantenimiento del instituto. Vete a saber.
Con los codos apoyados en las rodillas, estaba tan perdido en aquel pensamiento y mirando la botella con cierta tristeza (joder, el quería su vodka) que no escuchó la última parte dellas tareas del turno de Chris. Ella estaba hablando de Stephen King, y Lenny asintió inconscientemente con la cabeza. El Resplandor no era solo una buena peli. Era un mejor libro.
De pronto, Christine se estaba sentando en sus rodillas. No es que fuera a quejarse, pero le pilló por sorpresa; se echó hacia atrás para hacerle más sitio y apartó el brazo con el que sostenía la botella, ayudándola con el otro en su espalda a mantener la postura.
-¿Qué...? -negó con la cabeza ligeramente y la miró con una sonrisa inquisitiva.
Ella le echó los brazos al cuello y le dio un rápido beso en los labios. Lenny enarcó las cejas: había ocurrido tan deprisa que apenas le había dado tiempo a darse cuenta de lo que estaba pasando. Le sonrió, algo confuso y encantado, y se volvió hacia Rai.
-Vale, ya no estoy enfadado contigo. No te ofendas, pero ella me gusta mucho más.
Bajó la mano de la espalda de Christine para sujetarla por la cintura (porque era genial hacerlo, pero también porque tenía miedo de que se cayera) y le pasó la botella. Ella mantuvo el otro brazo sujetándose a su cuello mientras bebía, y Lenny tenía la esperanza de no fuera solo para conservar el equilibrio.
No estaba seguro de que estuvieran jugando bien al juego (¿no tenía que elegirse una de las tres cosas?), pero no sería él quien se quejara.
Lenny conocía lo suficiente a Jasper como para saber por dónde iba a ir su respuesta. Sólo hacía falta verle la cara de lelo que tenía últimamente, como si caminara sobre una puta nube. En realidad, era entrañable. Nunca le había visto así.
-Desparrulosaurus Rex. El nuevo depredador de tubos, terror del jurásico... -dijo entre carcajadas-. Espera... en sexto curso... aquella niña de las coletas rubias... -señaló a Jasper, entrecerrando los ojos mientras su amigo se apoyaba con la rodilla en el brazo del sofá y les abrazaba a ambos-. ¿Lisa? ¿Linda? ¿Lily? -no era capaz de dar con el nombre-. Si no recuerdo mal, te dio un beso en el recreo.
Lenny pasó el brazo libre por los hombros de Jasper, pero al cabo de unos cuantos eternos segundos le dio una sardineta con los dedos pulgar y corazón en la cepa de la oreja.
-Oye, no te pases, que tienes a tu maromo delante -gruñó, sin querer responderse a sí mismo por qué aquello no terminaba de parecerle aceptable-. ¿No te gustaban los tíos? A ver si os voy a tener que echar un cubo de agua como a los perros -sin embargo, le revolvió el pelo a Jasper con una sonrisa afectuosa cuando le dio un beso en la frente antes de retirarse.
Lenny chasqueó la lengua con decepción y respondió a la pregunta que le había tocado.
-Pues, sorprendentemente, no. A lo mejor tiene que ver que no me pones nada de nada, bro. Imagina que tengo que ver como Ty le come la boca a Chris. Mismo nivel de cortada de rollo, tío -y añadió con ironía-. Gracias. Por cierto, que manía y que vicio tenéis vosotros dos con los hielitos, hay que joderse. Tal para cual -no le gustaba el frío, nada de nada-. Y no tengo ningún problema con los pies. Me encanta el queso -bromeó, pinchando a Christine con un dedo en el costado para hacerle cosquillas.
Antes de proceder a sus penitencias, esperó un poco a que aquellos dos payasos dieran el espectáculo alrededor del salón, aunque no les estaba mirando a ellos porque era hipnotizante ver lo mucho que aquello parecía divertir a Christine. Le gustaba verla reír. No aguardó a que terminaran: dejándose llevar por un impulso, volvió suavemente la cara de Chris hacia él con la mano y la besó, no de forma tan intensa y teatral como había hecho Jasper, pero alargándolo lo más posible, con la esperanza de que ella no se alejara demasiado pronto pero a la vez dejando que fuera ella quien lo terminara o lo llevara a otro nivel. Deslizó la mano hacia su cuello, mientras con el pulgar acariciaba la curva de su mandíbula.
El pie podía esperar.
Lo del hielo probablemente no iba a gustarle nada de nada, pero le importaba más bien poco.
Que le quitaran lo bailado.
Varios 'ohs' cursis pero genuinos salieron de sus labios cuando Jasper enumeró las virtudes de Rai que más le gustaban. Era tan bonito ver dos personas enamoradas juntas que temió ponerse a llorar. No podía controlar bien sus emociones en ese momento y apostaría a que lo hubiera terminado haciendo si no fuera porque el beso que le dio Jasper no fue el piquito que ella se imaginó que le daría. De nuevo la costó reaccionar e iba a quitarle cuando se dio cuenta que daba mucho gustito y entonces se dejó llevar. Ella no puso el mismo énfasis pero sí que intentó seguirle, aprender. Jasper no le disgustaba y quizás eso estuviera haciendo la tarea más sencilla y agradable, pero sinceramente le hubiera gustado más que fuera otro. El "otro" intervino y Jasper se separó dejándola a ella bastante confusa y sin habla.
El brazo con que rodeaba el cuello de Lenny se agarró más fuerte a él pues de repente le vino el temor de que ya no le gustase más por haberse besado con su mejor amigo, ¿Y Rai? El chico del pelo verde era muy celoso y se le notaba, seguro que eso no le había sentado bien aunque solo fuera un juego. Se quedó tensa por un momento hasta que vio que todo volvía a la normalidad. Lenny bromeaba y Jasper llevaba en volandas a Rai. Chris suspiró aliviada y sonrió mientras hacían el payaso. Entonces notó la mano de Lenny tomándole el rostro y lo giró para atenderle, ahora el tocaba a él.
Lo del hielo tampoco le hacía mucha gracia, aunque había que reconocer que en esa habitación hacía mucho calor, y lo de beso en el pie... Suerte que estaba recién duchada. Pero no era eso lo que tenía en mente el chico al parecer. De nuevo fue sorprendida con un beso, pero esta vez fue distinto. Sintió que mil mariposas se ponían a revolotear en su estómago y su cuerpo pareció vibrar como recorrido por una extraña energía.
Aplicó lo que acababa de enseñarle Jas para intensificar el beso mientras que su cuerpo se iba recolocando para encajar perfectamente entre los brazos de Lenny. Y de repente era como si estuvieran en su propia burbuja. La música y las voces de Rai y Jasper se hacían lejanas y la luz que les iluminaba no era el de las bombillas del salón, sino la propia luz del sol, o al menos eso le pareció a ella.
Se separó un momento para tomar aire y mirarle a sus oscuros ojos. Si no fuera porque le conocía y sabía que era un chico lleno de bondad, habría dicho que tenía ojos de psicópata. Eran bonitos pero parecían dos pozos profundos y oscuros desde donde te podía saltar cualquier cosa. Chris le acarició cariñosamente con una mano el contorno de las cejas, bajó hasta la quijada y volvió a acercarse para seguir besándolo.
Y entonces pensó en el bosque, en la luz...
En ese momento Lenny pudo sentir como el tatuaje de su cuello empezaba a picarle hasta el punto de sentir un ardor incómodo.
Los espectadores que hubiera en esta escena* pudieron ver cómo de la nuca del chico salía luz más intensa que la artificial que les rodeaba.
*Lo pongo así porque no sé si Ray y Jasper siguen ahí o miran (aunque si están en la habitación vería el destello seguramente)
Nota aclaratoria: me he tomado la libertad de meter cosillas sobrenaturales, pero si algo no os gusta pues lo edito y cambio, sin problemas, que ya sabéis que hay confianza para ello.
El caso es que Ray y Jas, veis que sale luz del cuello de Lenny. En ese momento Chris tiene la mano ahí, así que no sabéis si la luz sale de la mano de Chris o de Lenny.
Lenny, tu tatuaje se ha iluminado y lo notas caliente, molesto, pero no doloroso.
—Ah es verdad, Lilian Smith, pero no la bese. Me beso ella a mi. ¡Sin mi consentimiento! Estuvo dos semanas diciendo que eramos novios y luego dijo que era muy tonto para ella. Lo habia olvidado. Al padre lo ascendieron y se mudaron a Sacramento, creo.
A lo mejor tiene que ver que no me pones nada de nada,
Se llevó las manos al pecho —Eso me ha dolido. Como a ti que Rai no te bese.
"No si lo decía porque tienes el culo de la pelirroja encima del tubo musical" pensó.
Vio que los otros dos se besaban y respiró aliviado. No había metido a Lenny en una ratonera, habían hecho un excelente trabajo de Celestinas. El secreto era drogas y alcohol. Sabía que a Lenny le gustaba mucho Christine de siempre, esperaba que a ella también Lenny y que no fuese todo una borrachera. Miro a otro lado para darles intimidad mientras daba los últimos pasos para completar el circuito, aunque no soltó a Rai al acabar.
—Esta noche no podría ser más rara...— comentó sin ver que a su espalda el cuello de su mejor amigo empezaba a brillar con luz propia y no en sentido metafórico precisamente —...pero me alegro de pasarla contigo.
Christine se había detenido y lo había mirado de forma algo extraña, pero le había acariciado la cara tan suavemente, casi con cariño, que una profunda sensación de irrealidad estaba guiando la mente de Lenny por derroteros desconocidos. Puede que fuera por el brownie. Todo a su alrededor comenzaba a tener tintes oníricos surrealistas. No podía estar pasando de verdad.
Volvió a cerrar los ojos y suspiró ligeramente cuando la mano de Chris llegó hasta su mandíbula, dejándose llevar por aquella impresión disociativa.
Como no la vio venir, volver a sentir los labios de Christine sobre los suyos fue una agradable e inesperada sorpresa, y una leve sonrisa elevó una de las comisuras de su boca bajo la de ella sin poder evitarlo. Algo pareció moverse entre las tripas y el pecho de Lenny, como si todo se le hubiera agitando y puesto del revés por dentro. Abrió la boca, tanteando por instinto. Sintió la mano de la chica acomodarse en su cuello, casi sujetándolo por la nuca. Era tan agradable que al principio no notó como le empezaba a picar.
Entonces El Dragón Rojo se despertó.
Lenny dio un respingo, aspirando un poco de aire entre los dientes frente a la boca de Chris y se retiró, no del todo pero si un poco bruscamente. Se llevó una mano al cuello en un gesto de dolor (para que negarlo, también de preocupación y puede que algo de temor).
-Estoy despierto -se dijo a sí mismo, bajando la cabeza y hablando para el cuello de su camisa, aún con los ojos cerrados y el ceño fruncido. Algo pesado recorría su cuerpo desde los extremos hacia el centro y se acumulaba en su pecho, amenazando con explotar. Tenía unas inexplicables ganas de gritar-. Estoy despierto -repitió muy bajito sin embargo, como si intentara convencerse de ello; se estremeció con un leve temblor-. Estoy despierto -volvió a abrir los ojos y miró a Christine con un gesto preocupado, también quizás un poco nervioso y con un ligero matiz suplicante-. Estoy... -sacudió la cabeza para salir del bucle, tenso y sin quitarse la mano de cuello, como si pudiera contener algo con ella-... ¿Verdad?
Porque la otra opción no le gustaba nada de nada.
Nunca pasaba nada bueno cuando El Dragón Rojo se despertaba en sus sueños.
La pelirroja estaba en el séptimo cielo. Toda su vida se había sentido como una segundona, a la sombra de Jessica, un lastre para todos, incluso para sus nuevos amigos, pero Lenny la hacía sentir diferente, especial. Como una presa repleta de agua en la que hubieran abierto una compuerta, la chica descargó un torrente de emociones entre los que estaban el agradecimiento y el amor, sobre el chico al que besaba, sin darse cuenta que eso era demasiado para él. Entonces algo ocurrió y la burbuja de felicidad en la que estaba, de repente, reventó. Hasta le pareció escuchar el ligero *ploff*que hizo al desaparecer en el aire.
-¿Qué ocurre? ¿He hecho algo mal?- preocupada y todavía algo desubicada, se quedó mirando a Lenny que contraía el gesto como si algo le estuviera doliendo, y parecía muy asustado.
En el momento que él se había apartado de sus labios y se llevaba la mano a la nuca, Chris apartó también su mano, pensando que le había hecho daño. Para cuando la chica abrió los ojos la luz ya no estaba ahí, se había ido al instante en el que "la burbuja" estalló.
Cada vez más preocupada porque veía que algo iba mal, estuvo a punto de gritar a Jasper para que viniera a ayudar a Lenny, él lo conocía mejor. - Lenny, por Dios ¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?- La mano que se había llevado a su cuello parecía indicar que era ahí donde tenía el problema ¿Le habría apretado demasiado fuerte?
-¿Te duele ahí?- Chris intentó mirar el punto que él se tapaba. Sabía que tenía un tatuaje desde ¿toda la vida? Había muchos rumores de porqué o cómo se lo había hecho, pero nadie se creía ninguno de ellos ya que la mayoría eran bulos que el propio Lenny promulgaba para hacer la gracia. Después de muchos años conviviendo con ello, había pasado a ser algo normal.
Aquello no era un sueño. No lo era, se repetía Lenny de manera un poco compulsiva.
Estaban en casa de Rai. Habían estado viendo El Exorcista. Había galletas de las Girl Scouts y palomitas. Y brownies locos accidentales. Lenny llevó vodka. Repasaba sin parar aquellas cosas simples en su cabeza, pero era difícil combatir la sensación de irrealidad y paranoia, probablemente por culpa del cuelgue que llevaba encima. El colocón reforzaba eso de rayarse con algo y no ver la forma de salir.
Como solía ocurrirle, tener justo frente a él a alguien que le importaba pasando un mal rato hizo que Lenny se olvidara un poco de su propia ansiedad, y se aferró a ello. Mierda, había jodido el momento con una de sus idas de pinza. Pero... ¿despierto? En cualquier caso; a saber cuándo volvía a tener una oportunidad así. Puede que Chris no quisiera volver a saber nada de él cuando se le pasaran el subidón y la borrachera, y eso hizo que sintiera un absurdo peso de tristeza y resignación en el pecho. La había sentido tan cercana, tan... entregada y atenta, con él, cojones, que parecía increíble.
Negó rápidamente con la cabeza. ¿Que si había hecho algo mal? Pero si había sido la ostia. Solo faltaba que ahora Chris pensara que era culpa suya.
-No, no. Tú no... No es... -el cuello le seguía picando con aquel familiar hormigueo, y el calor que habia sentido en el empezaba a difuminarse, pero también a escocer y a dar pinchazos como si pequeñas agujas se le clavaran en la piel. Podía seguir el dibujo del tatuaje con la mente en el camino que recorrían esas agujas-. Es... cosa mía. Lo siento -le estaba costando centrarse, y hablaba entre los dientes apretados. ¿Por qué tenía tantas ganas de gritar?-. A veces... A veces me... -a veces se me va la pinza porque estoy mal de la olla. No es real. Solo está en mi cabeza. Solo está en mi...-...Pero joder, estoy despierto -¿lo estaba?
Podía leerse la confusión en la cara de Lenny como en un libro abierto. Algo se le estaba acumulando por dentro, algo que en algún momento iba a tener que salir y no sabía cómo. Sentia el vello de los brazos elevarse como por electricidad estática. Miró el brazo que Christine aún tenía en su hombro, y vió sus finos pelillos ponerse también de punta. Parecía que alguien hubiera frotado un globo y lo estuviera acercando al antebrazo de la chica. Se preguntó si ella podía notarlo.
No sin esfuerzo, apartó la mano de su cuello y dejó que Chris echara un vistazo. Seguro que oírla decir que todo estaba bien le sacaba la tontería de la mente. Dejaría de doler en cuanto ella viera que no había ningún motivo para ello.
-Estoy bien -mintió descaradamente, y aguardó a que ella confirmara sus palabras.
Chris no conocía demasiado a fondo el tatuaje de Lenny: nunca lo había mirado tan de cerca ni con tanto detalle. Pero diría que era rojizo, y ahora parecía más oscuro, casi negro. Puede que fuera la iluminación del salón de la casa de Rai. Mientras miraba, tuvo que parpadear unas cuantas veces, porque por un momento dio la impresión de que aparecía una linea nueva, pero al volver a enfocar ya no sabría decir si siempre había estado allí.
Lenny tenía mucha sed. Sería por culpa del brownie, se conoce que no solo daba un hambre canina. Se inclinó hacia la mesa para echar un buen trago de gaseosa, pero no era suficiente. No necesitaba gaseosa. Necesitaba...
-Agua -dijo para sí mismo-. Tengo que... -retiró suavemente a Chris de su regazo, lamentando con cada célula de su cuerpo apartarla se su lado, ayudándola a sentarse en el sofá. Al tocarla se dieron calambre, incluso pudo oírse el chispazo.
Lenny se levantó, se tambaleó un poco (el suelo seguía estando muy lejos, maldita sea), y se dirigió derecho a la cocina. Sin embargo, se detuvo para agarrarse al marco de la puerta del salón antes de salir. Una pierna pareció fallarle y cayó sobre la rodilla; hizo un sutil y brusco movimiento, como si algo invisible tirara de su pecho, y hubo una especie de vibración en el ambiente que se extendió como una onda. Los cuadros se agitaron un poco en las paredes y los cristales de las ventanas vibraron con un zumbido. La botella de gaseosa, ya casi vacía, cayó de la mesa empujada por una fuerza invisible junto con uno de los vasos, que se hizo añicos. Otro de los vasos se vio cruzado repentinamente por una grieta con un chasquido.
Al mismo tiempo, a lo lejos, Lenny creyó escuchar un trueno distante.
Mi intento de hacerle ver a Logan que del mismo modo que él no había bromeado ante las varias menciones agradables que había hecho hacia mi persona, yo tampoco lo hacía en aquellos momentos, terminó sumiéndome en el desconcierto. El amigo de mi hermano podría haber respondido de muchas maneras, incluso pareció ir a hacerlo de una para después recular, aunque puede que simplemente hubiera reformulado la misma idea al pronunciarse por fin; pero escogió una del todo inesperada.
Y es que su respuesta, fue precisamente no responder, no entendiendo el motivo para ello. De no tratarse de Logan, incluso habría pensado que se reía de mí. Él no iba a quedarse con ninguna duda. Sabía si lo que había dicho sobre mí era o no sincero, y yo estaba convencida de que lo había sido… Así que terminé concluyendo que tan sólo podía haber una razón para que no confirmara algo así: no quería que diera importancia a sus halagos. Había bajado demasiado la guardia, y ahora me sentía tonta por haber tratado únicamente de ser yo misma, y por no agradarme que Logan pareciera dibujar una especie de línea entre nosotros.
No quise preguntarme por los motivos, y no dije nada más al respecto, mirándole únicamente con un inevitable desconcierto antes de que el tema terminara dejando lugar a otros; como aquel desconcierto terminó diluyéndose en mi interior para volver a ser la que era. Puede que ello me llevara a sentirme tonta, a equivocarme, incluso a ser objeto de burlas o ponerme en peligro… Pero tarde o temprano, siempre volvía a ser yo.
Así, aquella broma sobre una lista de solteros había terminado volviéndose una cuestión seria, al menos para mí; siendo otros temas también serios de los que acabamos hablando, llevándome ello a sentenciar que Logan no tenía por qué pasar solo los malos momentos que la vida trajera consigo, pues estaba decidida a estar para él si me necesitaba. El amigo de mi hermano terminó aceptando esto, y de un modo que me sorprendió, llevándome ello a acabar hablando de que sentía deseos de verle de uniforme. Me inquieté un poco al creer que quizás hablar de su tiempo en el ejército fuera algo a evitar, pero no me dio esa impresión finalmente, pudiendo escuchar a Logan hablar del tema aun cuando había intentado cambiarlo por otro; aunque igualmente su mirada terminó perdiéndose durante unos instantes.
Tras mostrar sorpresa, me hizo saber que creía contar con alguna foto que podría enseñarme cuando fuéramos a cenar a su casa, a aquella en la que había crecido; haciendo el añadido de que me decepcionarían. Compartió también que aún conservaba el uniforme, uno que no había vuelto a ponerse, llegando a usar tan solo un chaleco táctico que al parecer le servía para cazar.
- ¿Decepcionarme? ¿Por qué dices eso? No lo creo. – negué convencida cuando terminó de responderme, contestando también a lo referido al gusto de su madre por las nueces. – Y si por algún avatar extraño del destino resulta ser así… Yo también te enseñaré fotos decepcionantes, ¿vale? – señalé con humor antes de retomar el asunto de las nueces. – Veo entonces que algo con nueces podría ser una buena opción. – comencé a añadir con alegría. – Es que el día que vaya a cenar a vuestra casa tendré que llevar algo, no voy a presentarme allí con las manos vacías. – dije con una leve risita.
Terminó saliendo a relucir lo tarde que era, y ambos nos mostramos en disposición de dar la que había terminado siendo una agradable tarde juntos por concluida. Nos levantamos del sofá, disculpándome con Logan por haberle quitado tanto tiempo y explicándole el motivo para ello. Había estado a gusto hablando con él, muy a gusto, y me alegró escuchar cómo para Logan también había sido así. Incluso señaló que aquello no era algo habitual para él, esperando que pudiéramos repetirlo pronto.
- Yo también lo espero. – respondí de inmediato con una sonrisa. – Y me alegra que tú también hayas estado tan a gusto. Igual al final hasta consigo mi propósito de mejorar tu humor. – señalé con complicidad, antes de escucharle hablar sobre robar su tiempo, habiendo ya negado con su cabeza cuando me disculpé por ello. No parecía importarle que le hubiera quitado tiempo para otras cosas, pero lo que parecía ir a ser un comentario bonito, resultó siendo una nueva apreciación negativa sobre sí mismo. No terminaba de entender la concepción tan negativa que Logan parecía tener sobre él mismo y la vida en general, pero tampoco esperaba hacerlo, no del todo al menos; lo que me gustaría era que pudiera ir dejando aquello atrás poco a poco. Eso le ayudaría a ser feliz, y deseaba que lo fuera. – “Ladrona de tu tiempo”, suena a título de canción. – terminé por bromear ante aquellas últimas palabras. – Aún puedes retractarte de lo que has dicho de camino a la puerta, ten en cuenta que si te tomo la palabra igual acabas viéndome mucho más de lo que seas capaz de soportar. – continué bromeando mientras ponía rumbo a la entrada.
Decidí dejar a un lado el asunto de los halagos. Nombrar las virtudes que veía en Lorelai tan sólo serviría para tener que aceptar aquellas que ella dejaba en el aire sobre mí, y que yo me negaba a aceptar. El tiempo me daría la razón, ella se terminaría dando cuenta de ello, a medida que tratase conmigo y viera lo que ya todos veían aunque lo aceptasen con resignación. Y ella... seguramente me terminaría decepcionando también. Después de todo, no existía nadie tan perfecto en un mundo de mierda como ese en el que vivíamos.
Seguir hablando de ello tan sólo haría más duro el golpe, cuando irremediablemente se produjera.
De algún modo, terminó saliendo el tema de mi uniforme. Se debió a cómo claudiqué ante ella, empleando una fórmula militar que no aceptaba discusión ni excepción alguna, pues era el modo en que yo lo sentía. Intentando no pensar en la guerra en sí, sino únicamente en ese uniforme y las imágenes que pudiera haber de él, le hablé de algunas fotos que aún debía conservar por ahí, y que seguramente la decepcionarían si realmente quería verme de uniforme, por más que le sorprendiera.
- Es que la mayor parte de las fotos que tengo son... con traje de faena. -Indiqué con cierto aire de resignación. Apenas me ponía un uniforme "real" cuando salíamos de permiso, y... al regresar finalmente a casa. Y de ese viaje no tenía fotos. Lo último en que pensaba era en inmortalizar esos momentos de mierda. Aún así, el humor de que siempre hacía gala Lorelai me hizo alzar las cejas con expectación, al ofrecerse a mostrarme fotos igualmente decepcionantes si las mías resultaban serlo- ¿Decepcionantes? ¿Tú? -Me mostré desconcertado ante tal idea- ¿En plan... fotos tuyas con el pelo rubio, o vestida de hippi haciendo pulseritas? -Pregunté con la esperanza de no tener que ver algo semejante.
Aunque quién sabía. Lorelai había pasado unos cuantos años fuera...
- No es necesario que lleves nada, pero si vas a llevar el postre avisaré para que mi madre no prepare nada. -Indiqué, sabiendo cómo se pondría mi madre cuando supiera que tendríamos una invitada para cenar. Conociéndola como la conocía, se pasaría el día preparando cosas como si fuera el Día de Acción de Gracias- Tenerte en casa después de tanto tiempo ya es bastante presente. -Señalé, dejando constancia de que mis padres y mi hermana iban a estar encantados de volver a verla.
Era el momento de partir. No tenía gran cosa que hacer, no iba a cenar nada después del atracón de la barbacoa, pero debía prender el fuego de la chimenea y caldear la casa antes de irme a dormir, y ya estaba anocheciendo. Así, me dispuse a despedirme de Lorelai dejándole claro que había estado muy a gusto con ella y que esperaba poder repetirlo. Con ello, Lorelai volvió a sonreír, y de algún modo me quedé mirando aquella sonrisa, dándome cuenta de lo agradable que me resultaba ese simple gesto, el verla sonreír de aquella forma tan suya. Toda la alegría que a mí me faltaba, ella la derrochaba.
- Bueno... -Miré mi reloj de pulsera, fingiendo comprobar la hora- ...llevo un buen rato sin mandar a nadie a la mierda. Creo que eso ya cuenta como mejorar mi humor. -Le dije mientras nos encaminábamos hacia la puerta de la casa. Sí, eso había sido una broma, a pesar de que lo dijera con expresión completamente seria. Como también pareció serlo comparar mis palabras con el título de una canción- De buena canción, si la cantas tú. -Añadí a sus palabras, sin pensar, como un mero impulso del que me arrepentí inmediatamente, apartando mi mirada avergonzada y carraspeando mientras caminábamos. En el breve trayecto, me advirtió que estaba a tiempo de retractarme y evitar tener que verla más de lo que podría soportar. Mientras tanto, yo echaba un vistazo a su puerta, a las bisagras, a los cierres y cerrojos. Casi sin darme cuenta, estaba comprobando la seguridad de aquella entrada, como hice al abrirla y corroborar su grosor. Era una puerta sólida, de las que ya no se hacían, y eso me satisfizo. Lorelai necesitaba estar segura en aquella casa- Aguanto muchas gilipolleces, a lo largo del día. Todos los días. -Afirmé con acidez, volviéndome a mirar a Lorelai. A pesar del tono que había empleado, mi expresión se dulcificó al mirarla nuevamente a los ojos- Tengo buenas espaldas, podré soportarte. -Afirmé con determinación, completamente convencido de ello. Ver constantemente aquella mirada, aquella sonrisa, su sentido del humor pese a ser tan alejado del mío, su alegría que contrastaba con mi absoluta falta de ella... sí, podía vivir con ello. Al menos, durante un tiempo. Hasta que encontrase una compañía mejor que yo, algo irremediable- Buenas noches, Lorelai.
Ni corta ni perezosa, me lancé con humor a ofrecerle a Logan el enseñarle yo también fotos decepcionantes si acaso las que podía mostrarme de su periodo en el ejército llegaban a decepcionarme, cosa que no creía que pudiera suceder fácilmente. Me explicó el por qué creía que pudiera ser así, tornándose mi gesto en uno pensativo. No, realmente el verle con ropa de trabajo no era en lo que había pensado, pero sentí que también deseaba ver aquellas fotos; siendo además suficiente el verle en una foto al menos con el uniforme para satisfacer mi curiosidad. Por un momento, se me pasó por la cabeza el bromear con que siempre podía volver a ponérselo para sacar algunas fotos más, pero sentí que aquello podía ser inadecuado. Continuaba sintiendo que hablar sobre ese tema era moverse sobre un campo minado.
- ¿Rubia o haciendo pulseras? – dije al interesarse Logan por las fotos decepcionantes que le había mencionado, riendo. – No, no, nada de eso. - añadí en seguida. – Son fotos profesionales. Fotos un poco… - apreté mis labios, pensando en cómo definirlas mientras desviaba un instante mi mirada. - ¿Sugerentes? Sólo un poco. – dije al volver a mirarle. – Y un poco tontas también. – volví a reír. – Cosas del mundo del artisteo, como imaginarás. Quizás a ti no te decepcionen tanto, pero puede que mi padre pusiera el grito en el cielo. – terminé señalando, haciéndome cierta gracia el imaginar a mi padre molesto por una simple foto, aunque no pensaba dejar por nada del mundo que viera esas fotos; me moriría de la vergüenza.
Al hacer partícipe a Logan de que tenía intención de llevar algo cuando fuera a cenar con los Coverdale, algo posiblemente elaborado con nueces, este en seguida trató de hacerme ver que ello no era necesario; pareciendo seguro de que para su familia sería suficiente con mi presencia. Me alegraba la idea de que les gustara verme, y la verdad era que yo sentía lo mismo, hacía ya tanto tiempo que no les veía y no pisaba esa casa… Tanto que no descartaba tener que aguantar una regañina de Caroline, lo cual haría con gusto, sobre todo sabiendo que tan cariñosa mujer me apreciaba tanto como yo la apreciaba a ella.
- Eso sería estupendo. – acepté con una sonrisa ante el ofrecimiento de Logan de informar a su madre de que llevaría el postre si a pesar de todo insistía en preparar algo. – Sé que tu madre puede ser una dura jueza… Pero me arriesgaré. Creo que además de tener un detalle con la familia, estaría bien que vea que no olvido lo que me enseñó. – compartí con el amigo de Jake con una sonrisa más pequeña y envuelta en cierta melancolía.
Y el momento de la despedida llegó, una despedida no deseada, pero de obligado cumplimiento. En algún momento tenía que llegar, regresando a mi nueva vida en Silverlake, al que estaba siendo mi día a día últimamente. Cuando Logan se fuera, seguramente me comería una Snickers y vaciaría alguna caja más, antes de coger la guitarra y dejarme llevar. Al menos sentía la satisfacción de haber vivido un bonito reencuentro que había desembocado en la promesa de más tardes como aquella. Ambos mostramos nuestra intención de pasar tiempo juntos, confesando haber estado muy a gusto el uno con el otro, y ello me llevó a bromear con mi propósito de que Logan mejorara su humor; así como con la idea de robarle su tiempo, pudiendo terminar por quitarle demasiado.
Fue así que rumbo a la puerta el amigo de Jake me respondió, haciendo lo que parecía ser una broma, y es que como poco logró sacarme una pequeña risa al hablar de mi logro al hacer que llevara cierto tiempo ya sin mandar a nadie a freír espárragos. Aquello me sorprendió, haciéndolo más aún su respuesta acerca de la hipotética canción, pues ello resultó un claro halago; uno que podía importarme mucho más que el que elogiara mi ropa o mi belleza. La verdad fue que me dejó sin palabras, pero sonreí con cierto rubor en mis mejillas, dándome la impresión de que él también se había avergonzado; quizás por ello pareció desviar su mirada. Alcanzábamos ya casi la puerta cuando me hizo saber lo que en un principio sonó preocupante, pues hablaba de lo malo que debía aguantar, pero al mirarme y terminar de pronunciarse… Lo que decía cambió por completo, como también me pareció que su expresión cambiaba. No eran aquellas palabras especialmente bonitas, pero… Al mismo tiempo sentí que decían mucho.
- No sé si yo tendré tan buenas espaldas, pero… - comencé a decir, abriendo ya la puerta. – Yo también podré soportarte. - afirmé con una gran sonrisa, acercándome a él para darle un corto abrazo de despedida, y es que después de haber compartido algunos momentos que podían calificarse hasta de íntimos, no pude limitarme a agitar mi mano para decirle adiós. – Buenas noches, Logan.
Con aquel deseo mutuo, terminamos de despedirnos, aguardando en el umbral de la puerta una vez el amigo de mi hermano lo atravesó. Me apoyé contra el marco mientras le veía regresar a la camioneta y subirse en ella, con una involuntaria tenue sonrisa en mis labios, convencida de aquello era el inicio de algo; aun desconociendo todavía de qué.
Fin del flashback ^^
La pregunta de Christine era... Ni siquiera le pregunté eso, no te adelantes tanto Christine, que todo es nuevo para él... quizás solo haya ganado por default, el único disponible para ayudarlo a descubrirse... El gesto del peliverde había sido de incomodidad ante la pregunta, tenía miedo de escuchar la respuesta de Jasper, evitó su mirada y endureció la mandíbula cuando Chris le pidió un beso, ¿tanto le costaba conseguirse el suyo? La reunión ya era un caos, agradable pero que dejaba a la vista lo poco conectado que estaba realmente con ellos, solo había pasado un mes y era lógico que no supiese todo sobre sus compañeros, sobre Jasper.
Eso estaba ocupando su mente cuando el susodicho comenzó a hablar, casi como si lo hubiese tenido preparado para exponer en alguna clase y Raimundo hizo un esfuerzo para no llorar o taclearlo para besarlo o lo que sea que lo librase de estar en la situación de recibir tantos halagos de forma gratuita, casi siempre le resultaban cosas de doble filo pero con él no, con él todo se sentía bien. Su garganta había realizado tantos nudos que ya se había recibido de marinero, solo asintió en silencio al pedido de permiso de Jasper, si después del beso decidía que prefería a las mujeres estaba preparado para aceptar una derrota como caballero, buscando un caballo para secuestrar a Jasper si fuese necesario. El espectáculo no parecía haber atravesado el estado alterado de Lenny y Rai se preguntó si siquiera entendía que tenía a la chica que le gustaba en su regazo, o era un genio en controlar su cuerpo. Bajó su mirada y corroboró que tampoco le había afectado, pero tenía argumentos... el alcohol, obviamente.
Cuando el besador serial regresó y lo llevó en sus brazos Rai ya estaba sonriendo como había aprendido que tenía que hacer, las dudas existenciales no tenían lugar en aquella reunión y además el chico de rulos tenía el pecho descubierto, el contacto de su piel era más que suficiente para apagar cualquier interferencia. -Hiciste bien- le respondió, la próxima opción que les quedaba era agarrar cada uno una de sus cabezas y forzarlos a besarse, pero eso sí sería pasarse. Por sobre el hombro ajeno observó que no sería necesario, Jas había logrado su objetivo aún con la paupérrima ayuda de Raimundo. Sonrió y le plantó un beso de esos que solo eran labios, con el deseo de transmitirle la felicidad que le generaba compartir con él. -Yo me alegro de pasar lo que sea contigo.- Terminó separado de su cuerpo y en sus pies sobre el suelo así que aprovechó para abrazarlo y compartir aquella burbuja de intimidad que se formó, podría ocurrir una supernova en la habitación y él no la hubiese notado, como aquella luz que salió de Lenny.
¿Qué pasó? No supo reconocer el ruido que pinchó aquel momento y miró con preocupación en dirección a la otra pareja, Lenny se estaba alejando y Christine no parecía entender mucho tampoco, sus ojos fueron al vidrio en el suelo. Dedujo que aquella onda fue por un tropiezo de Lenny y asustada Chris pateó la mesa, eso explicaba todo... pero tenían que asegurarse de que estuviesen bien. Pestañeó un par de veces para asegurarse de encontrar todos los fragmentos y le señaló a Jas el camino libre para que se acerque a Lenny. Por su parte atravesó el campo minado para llegar rápido a la pelirroja, asegurándose de que esté bien. -¿Cómo estás? -Miró sus brazos y piernas, buscando señales de algún corte o algo. Luego le señaló con la cabeza de que se dirigiese a donde los otros dos se encontraban, lejos del vidrio. Raimundo dio un paso atrás y un dolor agudo subió por su pierna, por suerte era en la planta y tardaría en formarse un charco que lo delate. Con velocidad quitó el trozo de vidrio ensangrentado y lo dejó en la mesa, después tendría que limpiar. Primero lo importante.
Los quiero, pero ¿qué me costaba elegir al grupo sin sonámbulo y flaquitos para la pálida?
Lo que les faltaba. Un temblor. Como para intentar mantener a los drogados quietos bajo la mesa o el marco de una puerta. Por suerte la maldita Falla de San Andrés se portó en condiciones y no duró más de un segundo ni se alargó.
Al ver el cristal con sangre, preguntó a Rai donde guardaban el botiquin en esa casa y salio a buscarlo. Cuando regresó con él, lo abrio y busco tiritas o esparadrapo.
—¿Como estas, lenny? ¿Hay que ir al hospital?
La Baldwin estaba confusa no, lo siguiente. Por si no fuera suficiente la mente nublada por culpa del alcohol y la marihuana, se sumó que se había dado su primer beso con un chico, y hasta su primer morreo. Que el chico, con el que estaba tan a gustito hacía unos segundos, la apartó y se quitó como si ella realmente fuera la niña del exorcista, creándola un montón de dudas e inseguridades que no sabía como enfrentar en ese momento. Y si eso no era suficiente encima les sacudía un temblor.
Lenny, que huia de ella hacia la cocina, zozobró y casi se cae y Rai, en vez de ir a ayudar a su amigo fue hasta ella preocupado por si se había cortado, y cortándose él en el proceso. Chris lo observaba todo, profundamente conmocionada pero con la capacidad de reacción de un oso polar en hibernación.
- Le, Lenny....- balbuceó en un intento de señalar que era el rubio el que no estaba bien, pero la frase entera no consiguió salir de sus labios.
Jasper también pasó ampliamente de su mejor amigo para ir a atender al peliverde, y Chris volvió a balbucear : - Le, Lenny...-
De alguna forma Lenny pareció recomponerse, alzarse ya que no iría nadie a ayudarle e ir a la cocina a por agua y a mojarse un poco para despejarse. Mientras, Rai se había sentado al lado de Christine y evitaba que la chica fuera en busca de Lenny, porque la veía tan espesa que se imaginaba que pisaría todos los cristales que hubiera en el suelo.
Jasper llegó con un botiquín para atender el corte de Rai, aunque no había sido para tanto. Después, los dos más sobrios del grupo se dedicaron a limpiar los destrozos del temblor para que no hubiera peligro de cortarse más. Y en eso llamó el de la pizza.
Le abrió Lenny que ya se había recompuesto, aunque tuvo que salir Rai a pagar. Aquella oportuna interrupción pareció obrar maravillas. Todos se lanzaron a por la pizza y volvieron a poner en marcha la película. Chris no se acercó más a Lenny porque se había quedado con la sensación que a él no le había gustado y tenía miedo de volver a espantarle, aunque al final terminó apoyada la cabeza en su regazo y quedándose dormida ahí como un tronco, aún con un trozo de pizza en la mano.
En algún momento Lenny cayó también y se durmió. La pareja compuesta por Rai y Jasper, aprovecharon entonces para subir al cuarto del oriental. Cuando, un par de horas después, bajaron. La otra pareja seguía frita, tal y como les habían dejado. La cinta se había acabado hace mucho y la pantalla solo mostraba una imagen azul con el símbolo de AV en una esquina.
Pusieron otra peli, una que les apetecía más ver y dejaron que los otros siguieran durmiendo. Lenny fue el primero en despertar por el súbito ruido de la Ripley cosiendo a balazos a un alien. Apartó con delicadeza la cabeza de la pelirroja de sus piernas ( que se le habían quedado dormidas) y se incorporó a la visión de las pelis con sus amigos.
Cuando ya era cosa de las 11 de la noche, decidieron despertar a Chris. Estaba todavía muy atontada, así que se dedicaron a espabilarla con un café bien cargado. Aquello la hizo vomitar. Se fue al baño y lo echó todo (había comido en exceso y tenía el estómago hecho polvo). Después de eso y de una refrescante Coca-Cola, se encontró mucho mejor. Rai le facilitó lo que tenía para que se aseara un poco y volviera a parecer una persona, y cuando todos dieron el visto bueno, Jasper se fue a llevarla a casa.
Aquel día fue demasiado intenso y como para que ninguno le diera demasiadas vuelta a lo que había pasado en realidad, y entre las drogas, el alcohol y las hormonas todo estaba muy confuso. Parecía que lo mejor era no hablar de ello. Y como si tuvieran un pacto tácito, nadie comentó nada hasta días después.
Pues, si os parece bien, cerramos con esto el FB.
Si os apetece añadir algo, o cambiarlo, pues me decís y edito.
No tenía nada claro que le había pasado, pero el alivio había sido inmediato. Se sentía como si acabara de vomitar y evitarse una buena resaca, o algo parecido. Incluso un poco más espabilado, aunque un ligero mareo endorfínico relajó todo su cuerpo, y permaneció un momento arrodillado en el quicio de la puerta, pestañeando como un búho en pleno mediodía.
Se volvió para mirar a sus amigos y vio que una botella y un vaso se habían caído. Estaba casi seguro de que no los había tirado al levantarse. ¿Había habido un temblor? Rai estaba atendiendo a Christine, que parecía asustada. Esperaba que fuera por eso de que la tierra se sacudiera y no porque la había besado. Jasper pasó corriendo a su lado, probablemente para buscar ayuda para Rai, que tenía toda la pinta de haberse cortado en un pie. Cuando regresaba, Lenny ya se había levantado, y sacudió una mano hacia él como si espantara una mosca; no necesitaba ayuda.
-Estoy bien. Me mareé un poco, supongo -no había sido eso ni de coña, pero no encontraba otra forma de explicarlo, y quería tranquilizar a Christine-. Putos brownies locos. ¿estamos todos bien? ¿Eso ha sido un terremoto...? -preguntó, rascándose la cabeza- ¿Habéis oído el... ruido? He leído que a veces antes de un seísmo se escucha un sonido, como un trueno, pero nunca lo había escuchado antes.
Recordó que tenía mucha sed (o algo así), aunque la verdad es que se le había pasado. Aún así, fue a la cocina a beber un poco de agua. Después se pasó mas rato del necesario apoyado en el fregadero y con la cabeza gacha, pensativo. ¿Qué iba a decirle a Christine? ¿Debería disculparse con ella por haber interrumpido... lo que estaban haciendo? ¿Debería volver a intentarlo?
El timbre de la puerta le sacó de su ensimismamiento y le hizo recordar el hambre que tenía. Atendió al repartidor y recogió las pizzas, dejando a Rai encargándose de pagar mientras las llevaba al salón.
-Bueno, nada cura un buen susto como unas pizzas -dijo, intentando traer un poco de normalidad de vuelta a toda aquella situación.
Le parecía que Chris se sentaba ahora demasiado lejos de él, como si "dejara un espacio para el espíritu santo", como decían las abuelas beatas. A lo mejor era sólo el contraste con lo cerca que la había tenido hacía menos de quince minutos...
Sin embargo, en cierto momento se recostó sobre sus rodillas, y el pecho de Lenny se sintió apretado y estremecido. Casi dolía. A ver, había escuchado mil veces la expresión de "mariposas en el estómago", pero aquello era absurdo. Nunca hubiera creído que fuera algo físico que se sintiera de verdad.
No prestó mucha atención a la película: la había visto varias veces, y el pelo de Christine en su regazo le tenía hipnotizado. Empezó a acariciarlo con suavidad, y estudió minuciosamente como el perfil de la chica se iba relajando hasta que se quedó dormida. Lenny se recostó de lado sobre uno de los brazos del sofá para tener un mejor ángulo de su rostro, y no supo cuando él también se quedó frito.
Le despertó su madre pegando tiros, y pegó un respingo. Jasper y Rai habían puesto Alien, y no tenía ni idea de cuanto tiempo había pasado. Se frotó la cara: le dolía el cuello por la mala postura, se le había dormido las piernas y tenía que mear. Sujetó cabeza de Christine mientras colocaba el cojín bajo ella, mordiéndose la punta de la lengua y moviéndose con mucho cuidado para no despertarla.
-¿El pie mejor? -preguntó en susurros a Rai al volver del baño-. ¿Deberíamos amputar?
Despertar a Christine se le antojó una crueldad nivel "perturbar cesto de gatitos", pero se hacía tarde y había que asegurarse de que llegaba a casa en unas condiciones mínimanente aceptables. El café debió revolverle las tripas, porque la pobre vomitó hasta los calostros que mamó. No dejó que ninguno entrara con ella en el baño para ayudarla, y lo respetó porque a él tampoco le gustaba que le atosigaran cuando tenía ganas de potar. Después de eso y de una coca-cola (que desatascaba cañerías y asentaba estómagos), consideraron que pasaría un escrutinio de la señora Baldwin. Sólo parecía cansada.
Lenny no tenía ganas de dormir, pero tampoco de hablar. Y eso era algo a lo que ni él ni nadie estaba nada, pero nada acostumbrado. Tampoco tenía ganas de quedarse de sujetavelas, aunque tenía la impresión de que, igualmente, la quedada había terminado para todos.
No tenía muy claro si podría definirla como un verdadero éxito... o un ligero desastre.