Partida Rol por web

Una vez que os quedáis a solas Azariel te sonríe y cogiéndote de la mano cambia totalmente de dirección asegurándose que la otra sirena se ha marchado y nadie os sigue.La rapidez con la que nada el tritón se increíble y sabes que un humano jamás podría nadar de ese modo pues es tan veloz que apenas puedes apreciar los lugares por los que pasáis.No sabes decir cuánto tiempo ha pasado aunque no mucho cuando de repente él se detiene con una gran sonrisa y mira al frente y luego a ti como esperando tu reacción

Ante tus ojos ves un antiquísimo barco hundido,probablemente hace cien años o más por su aspecto y lleno de algas y conchas que se han ido adhiriendo a su cubierta con el paso de los años

Tirando de ti Azariel te conduce hasta lo que antaño eran unas ventanas y te indica que pases.

La miro expectante sabeedor de que solo yo, y ahora ella, conozco aquel lugar. En él tengo guardados todos mis sueños y estoy ansioso por mostrarselos y que me enseñe para que sirven la inmensa mayoria de ellos

- Aquí seguros - digo soltandola cuando nos adentramos en una especie de pasillo que deja entrar la escasa luz que llega de la superficie. - Mi refugio - abro los brazos orgulloso - Tú preguntar si querer. Yo responder -

Me siento abrumada, mientras mi cuerpo se mueve por sí mimo yo me pierdo en cada detalle, lo miro a él y miro el barco centenario que ya es más océano que barco en realidad, pues nada veo de hierro y madera, solo la forma del barco.

Tira de mí y mis ojos enrojecidos, algo vibra dentro de mí tan fuerte que sobresale por mis ojos, si estuviéramos en tierra se verían mis lágrimas pero ahora por suerte se confunden con el agua. Nunca he visto nada tan hermoso, los labios me tiemblan mientras alcanzo la ventana y casi me da miedo tocarla por si todo esto se esfuma y despierto. Pero no, Lia, tú no podrías soñar algo tan bonito nunca.

Le sigo hacia dentro, temblando de pura emoción. ¿Podrá escuchar mi pecho palpitando? Todo el cuerpo me palpita. Arriba aún estaría llorando en silencio, con la mirada de fascinación absoluta.

Me froto los ojos en un gesto involuntario y sigo observando a mi alrededor, atónita. Y entonces habla,

- Tu refuegio… - susurro.

El lugar está casi oscuro y lo cierto es que me siento flotar en medio del universo. Ahora mismo no sé qué decir. Abre los brazos, mis ojos repasan su figura, sus escamas, su torso, sus tatuajes.

- Me has traído aquí… a mí… ¿Por qué a mí? – es imposible que yo merezca tanto - ¿Por qué llevas los tatuajes? ¿Has visto esos animales? ¿Por qué eres tan bonito conmigo? ¿Qué es esa canción que...?

Y todas mis preguntas van despertando y amontonándose a la vez.

Observo el rostro de Ligeia y creo que le pasa algo extaño pero no se que es. Nado deslizandome por su lado y rodeandola hasta acabar de nuevo delante de ella con un pequeño vaiven de mi brillante cola

- Solo tú comprender. Ellos... - miro más allá de donde está ella antes de volver a mirarla a los ojos - ellos no comprender que yo querer conoceros. La guerra hacer mucho daño. Ellos no confiar en vostros. Ya ver tú antes... - me encojo de hombros mientras cojo una de sus manos con una gran sonrisa - Yo confiar en Ligeia. Tú humana y buena. Sincera. Divertida - deslizo los dedos de la otra mano por mis tatuajes - Ven - tiro de ella un poco - Yo enseñar lo mejor - digo en tono misterioso y con gesto travieso.

La llevo a través de una abertura hasta la sala de mis tesoros

En las paredes se ven apilados un montón de trastos y objetos que desconozco su uso, pero me acerco a uno pequeño, de color gris claro y se lo enseño con ilusión - Aqui dentro vivir mis animales. Antes poder verlos si apretar aquí - señalo una de las protuberancias del objeto con el ceño fruncido - pero un dia.... no ver más - vuelvo a apretar por si acaso hoy decidieran aparecer mis animales pero no sucede nada. Miro con curiosidad el rostro de ella. Quizás sepa que les pasa.

Nada a mi alrededor con una gracilidad inusitada y al final se me contagia la sonrisa cuando me mira de frente. La bruma se va, suspiro, me he sentido tan desbordada por las emociones bonitas. No sabía que podría pasar algo así. Ven... Dice... Entramos en otra sala.
Lia, trata de memorizas cada momento de este ahora, porque se esfumará.
Veo las cosas que hay apiladas por aquí, cosas qué han acabado en el mar porque alguien no las quería, y él las recogió. Sonrío mirándolo un momento, le hace tanta ilusión enseñarme ésto que no puedo más que mirarlo con toda mi ternura. Le quiero comer ma cara, pero me contento ¿Desde cuándo soy tan empalagosa? Lia, vas a vomitar arcoiris, Por se mofaría de mí ahora mismo.
- Es una cámara... Seguramente se le acabó la batería, quizás podamos cargarla y funcionará de nuevo, Poe te va a encantar... - me quito la mochila que llevaba puesta, pequeñita, a penas tenía tabaco, mechero, mi móvil ya inservible y alguna chorrada más, y se la tiendo abierta, para que la ponga dentro - a ver qué más tienes por aquí ¿Habrá algún bañador? Igual podemos usarlo para ti cuando subamos.
Busco entre las cosas un bañador para él, y mientras voy cogiendo cosas y murmurando lo que son.

- Ca-ma-ra - intento pronunciar lento mientras miro el objeto contento de saber porfin como se llama. No entiendo mucho de todo lo demás que dice pero de momento me vale. " Camara" repito para mi mientras la veo como se quita algo de la espalda.

Quiere que la meta dentro. Coloco el tridente entre mis mútiples tesoros y me asomo cauteloso. No por desconfianza si no porque haria lo mismo si fuera a meter mi mano en la hoquedad de una roca. Meto la mano y la suelto sacándo el brazo rápido mientras la miro a ella aliviado de que nada me haya mordido. Estaba todo muy negro dentro....

La observo sonriente mientras rebusca entre mis cosas recuperadas del fondo del mar. Su pelo azul ondea en el agua mientras se mueve y esas piernas... no se como serán el resto de piernas humanas, pero estas parecen proporcionadas y bonitas. ¿Qué esconderá debajo de la ropa? En parte quiero saberlo por curiosidad y en parte por puro deseo. 

Carraspeo antes de responderle - No saber que es. - miro alrededor y cojo la caja donde tengo todas las cosas que me voy poniendo aunque no se como se llaman. Saco un aro circular y brillante con una piedra azul en el centro - ¿Ser esto? -

Me encanta, lo miro embobada mientras se asoma a mi mochila, creo que me ha escupido un unicornio encima, es superior a mí. Finalmente deja su cámara dentro de mi mochila, confiándome su mayor tesoro. Quiero agarrarme a él como un Koala y no soltarme nunca más ya.

- Lo cuidaré bien, te lo prometo, con suerte solo tendremos que cargarla, sino funciona te compraremos una nueva.

Y mientras escarbo sobre sus cosas buscando algo que le pueda valer, porque dudo mucho que vaya a crecerle ropa. Me quedo un poco ensimismada, ha hablado de una guerra, no se me ha pasado pero ahora no quiero preguntarle, hablar de una guerra siempre es doloroso y estamos en un lugar tan hermoso... Cuando sea más oportuno preguntaré.

Encuentro cosas de lo más curiosas, balones pinchados, latas de refresco, braguitas, una ruza pequeña de algún juguete… Y al volverme lo veo frente a mí con una caja.

- Qué bonito... - murmuro mirando el que sostiene - ésto son joyas: anillos, pulseras, collares – los voy señalando, aunque veo que ha sabido donde y como ponerlos – y esto es un reloj, sirve para medir el tiempo que pasa.

Yo no llevo nada de nada, primero porque Poe rompe todas las pulseras cuando se posa en mi brazo, y segundo porque lo vendí todo, no me quedé nada para mí.

De entre un montón de ropa mezclada encuentro un tejido que puede ser...

- ¡Yeah! Esto es un bañador – le enseño un bañador que creo que le quedará... - ¿Puedo tocar tu...? - estiro la prenda por la cintura frente a él, con la excusa de probar si le valdría, igual me deja tocarlo - mira. - Levanto mi camiseta y le muestro la goma de mi tanga, para que entienda cómo va colocado - ¿Ves? Por aquí van las piernas, y aquí está la cintura… como yo. Supongo que tendrás piernas en algún momento...

Intento poner atención en cada palabra que pronuncia para memorizarlas. Parece que le gusta el aro. Anillo dice que se llama

- Para ti - digo tendiendoselo. Luego observo el bañador. Al parecer me hará falta cuando tenga piernas. Le dejo hacer y cuando pregunta guió su mano hasta el costado de mi cintura y la acompaño en su viaje hasta abajo para que sienta las escamas.

No puedo evitar sentir un escalofrío y la suelto para que me enseñe como se usa mientras mis ojos bajan para centrarse en su vientre. Asiento mientras lo acaricio con un dedo y después lo paso por la tira flexible que me muestra.

Intento centrarme en su rostro porque esto que siento no es bueno. No al menos así que no sabría ni como darle placer y eso si que nunca lo permitiría.

- Cuando yo salir del mar tener piernas - mi voz sale grave. Intento cambiar de tema - Tener que explicar que ser turista por si otros humanos preguntar -

- ¿Para mí? – Lo sujeto y lo miro fascinada de nuevo, con el anillo en mi mano, sin poder apartar los ojos de él.

Aún con el anillo entre mis dedos y el bañador, intento asimilarlo todo, memorizarlo, atesorarlo, cuando la mano libre se extiende por sus escamas mientras lo miro a los ojos. Percibo su escalofrío mientras observo cada detalle de su gesto y no puedo parar de pensar que los momentos se mi vida han ido en una subida constante desde que él apareció aquí delante. Las yemas de mis dedos acarician su cola. Cierro un momento los ojos y suspiro.

Su mano me toca el vientre y los abro de nuevo con tranquilidad, la gomita de mi ropa interior, cada porción de mi piel se eriza. Me mira, aparta la mano, me habla de turismo. Enarco una ceja. ¿Qué? No, de eso nada. ¿Y si no hay un luego? Estamso aquí, ahora. Sujeto la mano que me tocaba y vuelvo a dejarla donde la puso, un poco más adentro de la goma, mi piel esta más caliente que antes, ladeo la cabeza mirándolo con una sonrisa.

- Tienes la misma curiosidad por mí que yo por ti. Puedes tocar lo que quieras. - Murmuro nerviosa.

Mis ojos sondean esa inmensidad azul que es su mirada mientras mi mano se desliza despacio mas abajo. Mis dedos, inquisitivos y curiosos intentan adivinar, explorar y buscar reacciones que me dejen ver que es lo que ella quiere.

Hay recovecos y lugares completamente desconocidos y no puedo evitar recrearme con suavidad. La siento cálida y húmeda, pero es una humedad distinta a la que estoy acostumbrado.

- Ligeia - digo con voz ronca y el corazón latiendo desbocado, apoyando mi frente en la suya mientras siento sorprendido como mis dedos se hunden dentro de ella.

Sus manos grande y tibias se adentran entre mis piernas, curiosas. No vuelve a pensárselo, me mira, mira cada reacción mientras yo tiemblo de nervios, de emoción, de puro calor. Estoy ardiendo.
Baja, baja, baja... Yo abro las piernas, toca lo que encuentra, encuentra pliegues, cuando toca el pequeño botoncito me quedo un momento sin habla y sin respiración. ¿Escuchará mi corazón desde ahí? Nunca había bombeado tan fuerte y tan alto.
Y al final, como de forma intuitiva, entra dentro de mí. Pronuncia mi nombre mientras más burbujas de jadeos brotan de dentro de mí. Dejo caer la prenda, mi manos suben a su cuello y vuelven a bajar, tocando todo lo que encuentro, acaricio su nariz con la punta de mía. Adoro tocarlo,
-Azariel - mi garganta vibra con los jadeos - ¿Te gusta...?
Las yemas de mis dedos juegan con sus escamas ¿Cómo lo harán ellos...?

Mi cabeza intenta buscar y encajar lo poco que se y lo poco que percibo pero no me da tiempo, pues todas estas sensaciones son tan devastadoras.... Y no me atrevo a preguntar, porque... Sonrio al ver que ella si es capaz de hacerlo y como respuesta mi mano izquierda rodea su nuca para atraerla hacia mi y besarla con intensidad mientras mis dedos siguen explorando ahí abajo. He visto reacciones en ciertos momentos que quiero volver a despertar. Quiero sentirla gemir contra mi boca.

Aunque realmente tengo otra necesidad imperiosa. Intento quitarle la prenda negra y lo otro. Me estorba.

Su respuesta es un beso en el que me quedaría a vivir para siempre. No es nada parecido a los demás besos, éste lleva ansias de más, le muerdo el labio inferior tirando un poquito de éste, casi devorándolo. No sé qué es éste calor que me consume, nunca me había pasado pero quiero más. Mis gemidos brotan en forma de burbuja contra su boca. He cerrado los ojos absorbida por el beso pero ahora los abro. Éste lugar, todo ésto tan… tan imposible y tan real. Siento sus dedos dentro de mí, abro un poco más las piernas mientras mis gemidos se vuelve frenéticos. Lo quiero todo. Ahora.

Parece leerme la mente, pues no le basta con tener la mano ahí dentro, lidia con mi ropa; río divertida, me remango la falda y empiezo a romper las medias hasta que se vuelven girones, mis piernas blancas quedan a la vista, escuálidas, suaves… en claro contraste con su piel morenita. Me quito el tanga, dejando que vea mi sexo, está suave como el resto de mis piernas. Lo miro atenta a su reacción.

La miro embelesado mientras se deshace de todo eso que tapa su piel. Mis ansias de exploración crecen y la cojo de las manos para nadar un poco hacia arriba. Hay un asidero que no parece peligroso y la insto a que se sujete a él, porque me da miedo apoyarla contra nada de lo que hay en mi refugio. Más de una vez he salido lesionado por ser descuidado y no quiero que a ella le pase lo mismo.

- No soltar ¿vale? - susurro antes de acariciar sus labios con los mios. Desciendo despacio, deteniendome primero en sus pechos. Al tacto de mis labios parecen como el de las sirenas a pesar de la ropa que los cubre, y reaccionan igual. Continuo mi camino hasta abajo. Quiero observar de cerca esas preciosas piernas, tocarlas e ir recorriendolas con pequeños besos hasta llegar al punto donde se unen. Lo miro con curiosidad mientras vuelvo a recorrerlo con mis dedos y elevo la mirada para observar sus reacciones pues son las que me excitan y me animan a continuar saciando mi apetito.

Me sujeto y asiento sonriente. La felicidad es ésto, ahora lo veo claro. Es ésto y nada más.
Baja por mi cuerpo como si yo fuera algo bonito, como si fuera alguien a quien tocar con esmero. Le observo, le siento, me estremece, me eriza la piel. Me siento como si fuera alguien valioso, no me había sentido así jamás. Los nerviosa siguen ahí, es tan extraño, tan excitante todo ésto. Qué él me toque así, me mire así, me hace sentir tan bonita que me resulta increíble.
Y ahí llega, dejo que mis piernas floten mientras me mira y decide volver a escarbar dentro de mí. Cierro los ojos abrumada por todo, bajo una mano hacia él, quiero tocarle. La otra sigue asida con fuerza. Cuando roza el botón sale de mí un pequeño grito. Estoy tan sensible que tardaré segundos en rendirme al clímax.

Parece que va a llegar a donde yo queria pero es demasiado pronto, al menos para mi. Me aparto con suavidad para deslizarme por entre sus piernas, dejando que casi toda mi parte inferior esté en todo momento en contacto con su piel mientras alcanzo el otro lado.

Le rodeo de nuevo la cintura con un brazo mientras la pego a mi. Seguro que ella siento algo contra ella. No parece que haya nada por aquí donde saciar el deseo que me consume pero hay una zona donde...ufff.... he retrasado tanto esto que todo se acelera a mi alrededor mientras mi mano vuelve a descender en busca de ese bultito que la hace gritar.

- Ser maravillosa. Hermosa y única - le susurró contra el oido mientras siento como alcanzo en unos pocos movimientos  el extásis en cuanto veo que ella lo ha logrado. Me quedo un ratito así, abrazado a ella por detrás. Quien me viera y quien me ve....
 

Una mano sigue agarrada pero la otra lo abraza por el cuello, mis piernas lo rodean, apretándolo contra mí, siento sus escamas entre mis muslos. Lo imposible se vuelve posible, y en apenas unos segundos, con su mano en el centro de mi cuerpo, se me escapan las burbujas extasiadas, no sé cómo hacen ellos, pero cuando tengas un bonito par de piernas, seguro que le descubro una forma nueva. Aunque la verdad es que perdida en el infinito, con el cuerpo temblando, nada más importa.

Me devuelve al maravilloso ahora, susurra cosas que nadie nunca me dijo, me abraza como nunca nadie lo ha hecho, y yo no puedo más que callar, no quiero que esto se esfume, tan es así que creo que no me lo merezco ¿Puede ser la vida así de bonita? ¿Podían pasarme estas cosas a mí?  

“Cuando se pretendió separarlo del otro esqueleto al que estaba abrazado, se deshizo en polvo”. Recuerdo a Quasimodo, abrazado a la preciosa criatura que era Esmeralda, Azariel es como ella.

- Me gustas tanto… No quiero separarme de ti ya más. – Verbalizo mis pensamientos sin darme cuenta mientras las yemas de mis dedos acarician su espalda.

Se está tan agusto así, abrazado a ella, sintiendola rodearme con sus piernas humanas. Le beso la cabeza antes de apartarme un poco para poder mirarla a la cara divertido - Eso esperar... Ahi arriba - alzo el rostro un segundo - Solo - pero no  tengo miedo, porque se que ella me va a guiar. Intento recolocarle la cosa negra, creo que es importante para ellos taparse

Vuelvo a cogerla de la mano para arrastrarla hasta mis tesoros. Con todo esto no he podido preguntarle casi nada. Le voy enseñando cosas* para que me diga como se llaman o para que sirven. - ¿Creer que poder usar algo en superficie? - le pregunto totalmente absorto en el intento de colocarme una de  ellas** en mi cintura, primero de un lado, luego de otro