Partida Rol por web

Krona no sabía si se había sorprendido más o menos que el Jedi cuando la mujer se empaló en el sable de luz.

Vaya, al final me quedaré sin saber quién era.

No obstante tenía otras preocupaciones más acuciantes. En principio no debería preocuparse de los Jedis ni de sus guardias ya que estaban algo ocupados. Pero las dos mujeres que se acercaban hacía él no le daban buena espina. Echó un vistazo a Mudir pero tenía sus propios problemas.
El mensaje de Lia era una ayuda, siempre y cuando estuviese vivo como para llegar hacia donde indicaba.
Por no mencionar el planeta a punto de explotar, o casi.

En definitiva, había estado en situaciones peores, pero no en estos momentos no recordaba cuando.

Con un andar indiferente se movió de manera de que el Jedi que empaló a Aeliza estuviera en medio de él y de las mujeres que se le acercaban. Con un poco de suerte se pensaría que van a por él y se las quitaría de encima. Y con su suerte habitual tendría que enfrentarse a los tres y entonces sí que tendría que sacar su sable laser.

Con tu agudo sentido de la situación y la experiencia en no perder detalle percibes que no todos los guardias de la mujer se han tirado como locos a por los Jedi y sus soldados, una guardaespaldas femenina embutida como los demás en una armadura azul que le cubre todo el cuerpo (y el rostro) se dirije con toda la calma del mundo hacia los turboascensores del sur mientras saca un datapad y pulsa botones en él, con un gesto de su mano (y una muestra de telekinesis bastante elevada) arroja a todos los invitados que se agolpaban en el turboascensor fuera antes de que puedan pulsar el botón de encendido y una vez entra ella el turboascensor empieza a bajar...

A vuestro alrededor el caos ruge, muchos de los soldados que iban con los Jedi han caído así como decenas guardaespaldas de nobles y guardias del celestial, pasados estos pocos segundos los que quedan de ambos bandos ya no se molestan en elegir blanco.

De los invitados y camareros hay docenas muertos por el suelo víctimas de disparos perdidos y aún mas aplastados por la ola humana que se ha abalanzado sobre los turboascensores del sur y no paran de gritar, pisotear y morir aplastados bajo los pies de los que hasta hace veinte segundos eran sus colegas de negocios...

-Sujetale- dice una de las mujeres que se acerca a Krona- que yo me encargo de arrancarle los ojos- y exhibe unas uñas bastante afiladas.... como si se hubiera implantado algo metálico en ellas.

En la cabeza de Mudir todo ocurría casi tan rápido como lo que estaba sucediendo a su alrededor. Primero vio con satisfacción como la mujer se empalaba contra el Jedi. No le daría la oportunidad de matarle... además, no tenía ningún miedo a morir.

Muerto no sirves para nada, pensó Mudir...

Sintió a la vez que diversión por verle empalarse, cierta decepción por rendirse de esa manera. Sin embargo, todo lo divertido acababa de empezar. Cuando vio como se le acercaban los alienígenas, estuvo a punto de dar las gracias en alto, para que éstos le escuchasen.

Llavaba mucho tiempo con sed de sangre, y ahora podría darse un buen banquete, y ya de paso,... llevarse a alguno de esos asquerosos y sucios Jedi. Pero lo primero era lo primero... salvar su vida... y parecía que la de Krona,...

Mudir dio un paso adelante mientras sacaba su sable con la mano. Bien, esto va a ser divertido. Accionó el botón que encendia su sable laser y el rojo del cristal adegano iluminó su cara.

Esa expresión habia vuelto, ya no era fría, ya no era calculadora y expectante... no era una cara aburrida. Ahora, la cara de Mudir delataba varios sentimientos... ira, enojo, ganas de pelea, pero por otro lado, también una absoluta alegría... volvía a sentirse libre.

Cuando los alienígenas se le hubieron puesto a tiro, Mudir hizo un giro sobre sí mismo, atacando a sus presas. Estaba seguro de que estos no supondrian demasiado problema y que el hecho de encender el sable, llamaría la atención de los jedi. Pero no le importaba, de hecho, eso era lo que llevaba deseando desde hacía un buen rato.

Sin pensarlo más, atacó.

Krona vió como las dos fulanas se dirigían hacia él y esquivaban al Jedi, y este también parecia ignorarlas. Puede que incluso se debiera a que Mudir había sacado su sable de Luz, cuyo color rojo sith llama bastante la atención.

Mientras trata de inbuirse en la fuerza coge una de las sillas que tiene cerca y se la lanza a la que viene con las uñas por delante, no le apetece que le toque con ellas.

Bueno. Ahora a ver cómo me desembarazo de ellas y me llego hasta Lia. Creo que el meterse debajo de la mesa para esquivar golpes y disparos y moverse por ahí empieza a sonar como un buen plan.

Lia usa la Fuerza, con la habilidad de Concentración. Quería urdir un plan en el que pudiera despistar a las guardianas y atacarles con más probabilidades de éxito. Así se concentró y les intentó engañar.

Lia se queda mirando fíjamente a las espaldas de Nadia y de las guardaespaldas. Su cara se va tornando en una expresión de pánico y asombro y, levantando la mano, señala un punto detrás de ellas, mientras grita.- ¡¡Por los Dioses, esa nave se nos viene encima!!.- Al señalar, da un paso hacia atrás, como separándose del peligro inminente. Realmente lo hace para que sus contrincantes estén más alejadas de ella y más cerca de Braz´z.

Cuando sus contrincantes se dan la vuelta Buscando la nave kamikace, Lia usa nuevamente el poder de la Fuerza. Esta vez usa la Telekinesis, contra el cuello de una de las dos guardaespaldas (la que tiene más cerca). Quría acabar con una rápidamente. No tenía tiempo para enfrentarse a las dos a la vez. Además Braz´z sería el estorbo perfecto para aguantar hasta que acabara con una.

Con una sonrisa de satisfacción Mudir golpea con su sable de luz al alienígena más cercano, el olor a ozono y carne quemada asalta su nariz y su garganta y tiene la satisfacción de ver a la criatura recular con un chillido de dolor.

Sin embargo las otras dos le atacan con sus cadenas mientras la multitud se aparta...

"Skertttarrrisss Katchulak otori MEKAAAAAR"

La silla impacta en una de las mujeres, pero sólo la aturde durante unos segundos, mientras la otra da dos pasos y se lanza a agarrarte...

-Eres mío MICROBIO- dice mientras suelta espuma por la boca

Mudir sonríe con satisfacción cuando el primero de los alienígenas cae delante de sus narices. Son tres... todavía quedan dos.

Los alienígenas le atacan, no tienen ni idea de combatir, pero uno de ellos trastabillea y, con mucha suerte, consigue herir a Mudir. Éste mira la herida en su brazo, y se defiende contra el otro ataque, ésta vez si se ve quién es más ducto en combate.

La cadena se enrosca alrededor de la cintura del Aprendiz Sith y el extraño filo en que acaba se hinca dolorsamente en su pecho, sin embargo Mudir resiste estoicamente el dolor...

La silla impacta sorprendentemente en su blanco. De hecho la muy lerda no hizo nada por esquivarla. Luego Krona recordó que las drogas que se metían les hacían muy duras pero sin cerebro e iban a lo loco. Lo cual era bueno y malo a la vez.

La otra zorra que se le acercaba saltó contra él para agarrarlo, pero Krona se apartó en el último momento y evitó la acometida.

Joder, joder, joder. Estas zorras me van a acabar amargando la vida. Aun me haran enfadar de verdad.