Partida Rol por web

Sedrik se adelanta unos pasos en dirección hacia donde están los hombres de Elanzo con las manos al descubierto para dejar ver que no empuña ningún arma (cosa que no es cierto ya que lleva una de sus dagas escondida en la manga)
-"Creo que hemos llegado en el momento justo, veo que el bribón de Raimondo ya se esta fundiendo el adelanto que le dimos en alcohol... y por lo que veo también tiene deudas por saldar con buena gente..." hace una leve reverencia hacia Elanzo, "creo que esto se puede solucionar de forma razonable como gentes de bien que somos todos, este borracho nos ha prometido llevarnos en su caravana por un precio "casi justo" y ya que no hay muchas garantías que os pague el dinero que os debe, que os parece si lo que nos resta por pagarle a él os lo damos a vos y ya nos dejáis a nosotros que echemos cuentas con Raimondo mañana cuando este algo más sereno

Saladino se separó del grupo sigilosamente y se acercó a la barra como si la cosa no fuera con él, pero observando atentamente la situación mediante el reflejo en una botella de cristal.

Ignus fundio con la mirada a Sedrik. Estaba intentando llegar un acuerdo con esas sabandijas? Él estaba seguro de que se trataba de agentes del Aspid que estaban extorsionando a Raimondo... quizás se le había pasado algo por alto...

Demonios, siempre estamos igual.- Pensó Footsteps acordándose de las tediosas conversaciones que alargaban dando tumbos el resto de humanos.

En el ambiente habia algo que no le gustaba, su nariz acostumbrada a rastrear a más de una presa desde la infancia y la poca falta de espacio no le gustaban para nada, no le hizo ninguna gracia oir la amenaza que le habían profesado a Raimondo ni el testimonio de este acerca de su bebida (nunca le gustó el olor del alcohol pero este tenía un olor diferente que hacía que toda su piel se erizase), pero mucho menos le gusto oir lo que le iba a pasar a esos pobres caballos. Si Foosteps tenía hambre, no dudaría en mirar a su presa a los ojos antes de poder adquirir su preciada carne, siempre había odiado que el resto de los humanos se pensasen que la comida se conseguía con dinero y no con sangre si no tenías cuidado.

 Debido a su vaga experiencia en asuntos de diplomacia y la dichosa conversación sumada al tenso ambiente que desprendía la situación, se acerco a los nuevos "amigos" de Sedrik, Foosteps estaba totalmente de acuerdo con Ignus, pero tampoco quería despreciar a ninguno de sus compañeros dadas las enseñanzas en la naturaleza, por lo tanto se le ocurrió terminar esta negociación por la vía rápida. Acercándose al grupo que tenían delante con cara de pocos amigos y con ojos totalmente inyectados en rabia y furia animal a los secuaces de Elanzo para que supiesen que unos matones de poca monta en cualquier ciudad no iban a poder con alguien como él, prosiguío hacia Elanzo sin darles demasiada importancia dejándoles la sangre helada.

Continuó andando hasta detenerse lo suficientemente cerca de él para que nadie oyese sus palabras, recordándose a si mismo que no querían una pelea sin antes intentar "negociar", o así era como llamaba Foosteps a decirle a alguien cosas que le hacen replantearse su situación.

​-Te sugiero como a dicho mi compañero,... replantees..., víscer..., ...., ...no me,....,....cortar,...- Esto fue lo poco que sus compañeros consiguieron escuchar de la conversación, sumándole a las palabras un brillo asesino en una sonrisa que ya habían visto con anterioridad.

Comenzaba a reclinarse en su asiento cuando el grupo intervino. Sorprendido se volvió hacia ellos, no esperaba que nadie del local fuese a defender a aquel malogrado transportista. Dirigió la mirada hacia Faysal, que realizaba maniobras con la lanza dignas de un experto. 

Vuestro asociado, ¿eh? ¿Y quienes sois vosotros, la guardia montada? 

Liberó una risotada con algo de nerviosismo junto a sus hombres, que crujían sus puño en respuesta. Entonces Gaster medió entre ambos, no solo con sus palabras sino desplazando a Raimondo próximo al grupo.

Su aspecto respetable le recordó a su padre, un antiguo profesor de literatura en la ciudad de Absalom. Y también recordó como éste le reprendía sus actos de criminal, adoptando un color de tez similar al del chamán cuando se enfadaba, desde una temprana edad, como le obligaba a asistir a actividades que en el fondo adoraba pero con tal de llevarle la contraria actuaba de un modo que siempre acaba siendo expulsado y como abandonó su hogar tras una pelea por haber fracasado en la carrera de contable en la que parecía tener un brillante futuro por motivos relacionados con su temperamento y "otros negocios" para terminar en Bloodcove. Por último, y aún más claramente, recordó como en sus ojos se reflejaba el disgusto y la tristeza al cerrar aquella puerta.

La última noticia que obtuvo de su padre es que había fallecido de un ataque al corazón tres años después de su marcha. Diez han pasado.

Con la mirada perdida y el rostro blanco, levantó una de sus manos y habló con voz quebrada.

De... Deteneos. ¡Deteneos ahora mismo! Sí, le hemos drogado. Siempre ha sido muy torpe jugando a las cartas y muy terco a la hora de perder. Pensativo. Que digo, si no le hubiéramos echado eso en la bebida habríamos perdido no solo su cargamento sino el nuestro también... Se tapó la cara con una se sus manos. 

Las palabras de Sedrik casi pasaron en balde hasta que llegó a la parte donde mencionaban el pago de la deuda. Sus hombres se percataron de que el elfo ocultaba algo en la manga y corriendo se dirigieron hasta él. Arrastrando la mano por su cara hasta el punto de deformar sus facciones. 

¡Os he dicho que os estéis quietecitos! Estupefactos miraron a su capitán y bajaron las manos. Mirad, pese a que la partida estuviera amañada, un trato en Bloodcove es un trato. ¡Maldita sea, observad a vuestro alrededor! No somos más que desgraciados sin escrúpulos... El pago de Scevola asciende a... 500 monedas de oro. Sí, 500. Si tenéis el dinero, adelante, lo aceptaré su lugar. Dinero es dinero al fin y al cabo. 

Footsteps, malhumorado por sus palabras acerca de aquellos caballos se acercó hasta ellos. Ya que nadie opuso resistencia tenía el camino libre para decirle lo que opinaba al respecto. El tema que trató tan solo lo saben el slayer y él, pero no debió de ser muy agradable, pues sus ojos se abrían cada vez más y más hasta que retrocedió en el asiento.

¡Está bien, está bien! ¡No son 500, lo dejamos en 300! ¡No, 150! Mordiéndose los labios. Tú, el que parece que está quemado. Reconozco esa mirada que le has lanzado al elfo, es la mirada de que hay dinero en juego. Haremos una cosa: no es necesario que paguéis la deuda, la olvidaremos. ¿Queda claro? A cambio, no volveré a hacer negocios con Raimondo, y si se atreve a acercarse a mi territorio no tendrá tanta suerte como esta vez. A ver como os las apañáis para que eso suceda, ya que sois sus "asociados. Lo repetiré: ¡¿Queda claro?!

Se levantó del asiento abruptamente y tras un gesto con la cabeza hacia sus hombres casi imperceptible, salieron del Camino Errante para perderse entre la multitud.

Tras la marcha de sus antiguos acompañantes y con un gruñido digno de un animal, Foosteps se acerco a Raimondo, sabía que si se le acercaban el resto de sus compañeros comenzaría de nuevo una conversación sin fin camino a ninguna parte.

​-Este no es el momento (dado el lamentable estado en el que este se encontraba), sitio ni lugar para hablar de nuestros asuntos con Raimondo, propongo que nos lo llevemos de aquí y terminemos rápido con él para que podamos proseguir.- Dijo en un tono que dejaba claras las intenciones que tenía Foosteps de no alargar la conversación ni una palabra de más.

-Cuando terminemos con Raimondo tendremos que buscar al alquimista para obtener lo que nos falta.- Añadió apremiando al resto por si alguno de ellos no había entendido el mensaje de conciso y al grano.

En el fondo estaba algo decepcionado, esos rufianes merecían un par de golpes, ahora sólo queda ponerse en marcha.

- Bastante tiene con que le hayan drogado para aguantar ahora un interrogatorio de alguien tan amable como Footsteps, hay que espabilarlo y ya nos ponemos en camino.

Qué muchacho más encantador... Dijo Gaster, mientras Raimondo luchaba por mantenerse de pie - A ver, dejame intentar ayudarte con eso...

Sus ojos emitieron un brillo verdoso, y comenzó a ver más allá de donde alcanzarían unos ojos normales. Entonces vió a un espíritu empujando a Raimondo, mientras pasaba una y otra vez a través de su cabeza. Normal que estuviera tan mareado...

ਪਿਆਰੇ ਮੂਰਖ ਆਤਮਾ, ਉਸ ਆਦਮੀ ਨੂੰ ਇਕੱਲੇ ਛੱਡੋ

De la boca de Gaster salió un sonido tranquilizador y tenue, y el espíritu dejó de moverse. Tras sacarle la lengua de forma burlona a Gaster, se alejó del grupo y fue a molestar a otros borrachuzos del lugar.

Qué, ¿te sientes mejor ahora? Te hemos librado de una buena, ahora toca cumplir tu parte del trato!

Miraba asombrado hacia la puerta por la que acababan de salir sus "socios".

¿Quie... Quiénes sois vosotros? ¿Có... Có... Có... Cómo lo habéis hecho? A André le gus... gusta demasiado el dinero como pa... pa.. para dejarlo pasar así... ¿Sois acaso...?

Mientras el grupo de Pathfinders discutía que hacer con él, Gaster se acercó para pronunciar unas palabras que tan solo el anciano era capaz de entender. Tras unos segundos en los que tan solo se podía apreciar el blanco de sus ojos, despertó sobresaltado y con un fuerte dolor de cabeza.

¡Por todos los demonios! ¿Qué ha pasado? Hace unos instantes no era capaz ni de pronunciar mi nombre y ahora estoy totalmente despejado. Trató de dar un pequeño salto tropezando en el intento. Quizá no... Se recompuso.

Mi nombre es Raimondo Scevola, aunque quizá ya lo hayan oído entre tanta discusión. Les agradezco de todo corazón lo que han hecho por mí hoy, André no es trigo limpio, sabía que algo tenía entre manos. Hubiera sido la segunda vez... Disculpen la forma con que me he dirigido hacia ustedes, no estaba en mis cabales...

Caminó unos metros y se frotó la cabeza a causa del dolor. Algo he oído de unos "asociados". ¿Realmente son ustedes los que han pagado para transportar unas mercancías hacia el norte? Se atusó el bigote. Por supuesto que deben de ser ustedes, nadie "normal" se atrevería a ponerse en contacto conmigo y enviar algo hacia allá, y viendo de lo que son capaces... Se dio cuentas de sus palabras y trató de rectificar. ¡No pretendía ser desconsiderado, hay muy poca gente que tenga como destino el norte! No se preocupen, yo siempre... casi siempre cumplo mis tratos, ¡así que denlo por hecho!

De un bolsillo del chaquetín sacó unos papeles de un palmo de tamaño con información sobre donde encontrarle posteriormente.

En cuanto disponga de la mercancía hacía el norte me dirigiré. Bueno, y cuando se me pase la jaqueca...

Saladino marchó un poco antes de la taberna y esperó disimuladamente a que salieran sus compañeros, después los siguió procurando no levantar sospechas.

Bien ya podemos ponernos en camino para empezar el viaje cuanto antes.

- Que os parece ir a ver a Senzer, así le damos tiempo a Raimondo a recuperarse y cogemos la mercancía.

Alla vamos. Espero que tenga menos aficion a meterse en problemas que Raimondo...

A nadie más le escama un poco la rapidez y facilidad con la que nos has "dejado" a Raimondo y se han ido sin poner problemas???
Creo que a partir de ahora será mejor y mirando atrás por lo que pudiera pasar...
Salgo el último de la Taberna siguiendo a mis compañeros y siempre alerta a las callejuelas y a la gente en general por si viese agrupaciones extrañas de gente sospechosa o movimientos en las sombras susceptible de que nos vayan siguiendo...

El Paseo de la Viuda está situado al oeste de la ciudad y, por las pequeñas tiendas que se encuentran esparcidas por aquí y por allá, asumís que es una especie de calle comercial, bastante austera, eso sí. Durante el trayecto, Sedrik se da cuenta de que el grupo no pasa tan desapercibido como en un principio. Varias cabezas entre la multitud se giran hacia vosotros y cuchichean a escondidas, otros intentan evitaros y hasta algún guiño lográis divisar. Tendréis que ir con más cuidado.*

Tónicos Rulkep, a orillas del canal, destaca por encima de las demás. Pese a que si fachada aún mantiene el color original de la madera con la que fue construida y las ventanas conservan todos sus cristales, el letrero junto a la entrada que anuncia su nombre, grabado junto a una pipeta rodeada de hojas de laurel, está sucio, ajado y lleno de garabatos, dando la impresión de que el que lo hizo no desea que nadie visite este sitio o de que Senzer ya no está aquí.

Una pequeña campana os da la bienvenida cuando abrís la puerta. Botellas todos los colores y tamaños y bolsas de extraños polvos adornan las estanterías, mientras que los mostradores están repletos de raíces y otros tipos de muestras vegetales. Unos clientes no muy interesados en lo que se ofrece os observan a medida que entráis.  

Al fondo, un hombre semielfo aparece de debajo de unos de estos mostradores y os sonríe efusivamente, como si ésta fuera la primera vez que ve a alguien en su tienda.

Con tono nervioso dio la bienvenida.

Ho... Hola... Digo... ¡Bue... Buenos días! ¿Qué se os ofrece a... amigos?

Aunque se mostró muy amigable, daba la sensación de que algo le preocupaba. Sus ojos recorrieron todo el local, como si tratase de ocultar algo. O todo lo contrario. Y su sonrisa parecía una vela a punto de consumirse, parpadeando, volviendo con más fuerza para volverse a apagar. 

¿Desean algo o no? Por favor...

Este tipo esta más nervioso que un cordero en una fiesta de dragones, Faysal prefirió no hablar, lo mismo asustaba al tendero. Seguramente otro del grupo fuera mejor para esos menesteres.

Saladino que entró en la tienda con un pequeño lapso de tiempo saludó y se acopló a la conversación. Al ver al tendero nervioso, se quedó callado observando desde un punto en el que no se le viera bien desde la calle.