Partida Rol por web

  Llegáis a Los Acantilados de Sharn. Desde un balcón a una vertiginosa altura contempláis el río Daga y los escollos, muelles, buques, calesas, botes, grúas y personal que se mezclan  en una demencial actividad muy por debajo de vosotros.

 Descendéis por un seguido de escaleras e intrincadas rampas. Seguramente sea un recorrido fácil para quién lo realice a diario pero para vosotros supone todo un desafío bajar toda esa altura por vuestros propios medios y conocimientos.

Llegáis, finalmente , a orillas del río. La actividad en esta parte de la ciudad se asemeja más a una ciudad portuaria como cualquier otra que a lo que conocíais hasta ahora de la propia Sharn. Vendedores de pescado os asedian constantemente mientras intentáis dejarlos atrás a un paso rápido sólo para daros cuenta que otros vendedores os esperan más adelante.

Perros y gaviotas se disputan los restos de pescado que desde los locales y ventanas lanzan a cubos. Tan sólo un rápido y gruñón grito de "¡Agua!" os avisa de que es mejor quitarse de en medio.

 Finalmente llegáis a los muelles. No os cuesta encontrar la estación de donde parten los buques de la Casa Lyrandar. Cuando llegáis unos hombres vestidos con la librea de la Casa comprueban vuestra documentación y os ceden el paso a una pasarela de madera que se adentra hacia el interior del río.

Allí os espera un galeón. Cerca de su proa con letras doradas leéis EXHAUSTLESS.

El galeón de los Lyrandar se diferencia de otros buques tradicionales por el hecho de tener una especie de "alas" cuyo función es controlar al elemental de agua que impulsa a la embarcación. Cuando eso sucede un inmenso anillo de agua, un elemental, rodea al galeón, cómo si este atravesase un enorme aro formado de agua.  Os acercáis hasta una pasarela de servicio junto a otra pasarela por donde suben y bajan constantemente los estibadores que almacenan las cajas en las bodegas del galeón.

Un oficial comprueba vuestras cartas y pasaportes y , sin más preguntas, os acompaña por la pasarela hacia la cubierta del Exhaustless.  En cubierta la actividad es aún más frenética que en los muelles. De hecho el oficial os conduce rápidamente a vuestro camarote y os recomienda no pasear por cubierta hasta que no escuchéis repetidamente una campana. "Ahora mismo hay mucho ajetreo en cubierta y podrían hacerse daño. El capitán probablemente quiera saludarles cuando deje el gobierne en manos de su segundo", os comenta.

Vuestro camarote se encuentra en la segunda cubierta. En interior, íntegramente construido con una madera oscurecida , está poco iluminado. Huele mucho a humedad. Escucháis un constante crujir de las traviesas y un ligero balanceo del suelo.

Cuando el oficial se marcha podéis también escuchar el continuo ajetreo que prosigue en la cubierta principal sobre vuestras cabezas.

Aunque procuro pasar desapercibida, no me resulta una tarea sencilla teniendo en cuenta que luzco en mi rostro la Marca de la Creación que me identifica de manera inequívoca como perteneciente a la Casa Cannith. Tampoco es fácil ocultar mi entusiasmo y mi interés por el galeón de la Casa Lyrandar cuando embarcamos en él. Siempre he sentido fascinación por el complejo arte de ligar elementales a artefactos mágicos pero esta es la primera ocasión en que puedo ver sus resultados con mis propios ojos.

Me obligo a mantener la calma y a instalarme tranquilamente en el camarote que el personal de a bordo me habilita y a no salir de él hasta que el viaje haya comenzado. Solo cuando la nave se encuentra en alta mar, me aventuro a deambular por ahí tratando de averiguar cuanto pueda sobre la difícil tarea de controlar una embarcación elemental y también sobre el destino al que nos dirigimos.

Bajar al puerto no era ni la mitad de peligroso que cuando habíamos ido hacia las catacumbas de Sharn, pero aun así había que andarse con ojo. Aun era temprano para encontrarse con marineros o estibadores borrachos, pero las bandas de raterillos eran mas que capaces de liberarte de buena parte del peso de tu bolsa. En todo el camino hasta nuestro transporte no aparté la mano de la empuñadura de la espada. 

-  Esperemos que sea mejor de lo que aparenta. Añado antes de montar en el galeón.

Aparte de la criatura de agua que impulsa el barco y era impresionante, nada de lo que veo en nuestro recorrido hasta el camarote me llama la atención. El camarote solo llamaba la atención por lo apretado y mal que lo pasaríamos si teníamos que quedarnos mucho tiempo entre sus paredes.

- Tan bonito como el lugar donde me metieron la última vez que tuve problemas con la guardia.

Nuestro viaje empezaba. Después de esperar tres días, finalmente llegó la hora de embarcarnos hacia Darguun. El barco era enorme, digno de la Casa Lyrandar. Entré en él y parecía un paleto de pueblo que jamás hubiera visto un barco. Caminé lentamente mirando el ajetreo de marineros arriba y abajo llevando bultos y estirando de cuerdas.

Me dirigí hacia los camarotes que se nos habían asignado. Un habitación de tamaño decente con una cama perfecta para poder descansar durante tres días. Decidí investigar un poco por ahí y familiarizarme con el entorno, así que decidí bajar a las bodegas para ver que más transportaba el barco además de a nosotros.

Tardé algo de tiempo en orientarme a través del barco, pero finalmente encontré las escaleras que bajaban a la bodega. Allí abajo no solo había cargamento. También se encontraban las habitaciones de la tripulación, separadas así de la de los invitados. Barriles, fardos, cajas. Me acerqué a ellas para ver si podía saber qué contenían.

La actividad del puerto es verdaderamente extresante, aunque parece haber un orden en el caos reinante de barcos, cajas y trabajadores.

Esquivando como buenamente podemos a los trabajadores y vendedores del puertos, llegamos hasta donde los estirados guardias Lyrandar nos dejan pasar hasta nuestro barco, no tengo mucha experiencia en barcos ni en el mar, pero un barco elemental debe ser el no va mas.

El oficial nos trata como si fuéramos gente importante, si en vez de con nobles hubiera venido en mi época de soldado de fortuna no habría pasado ni a cien metros de la pasarela, trabajar para gente rica tiene sus ventajas supongo.

En cuanto nos acomodan, me pica la curiosidad e intento dar una vuelta por si escucho rumores, la gente de mar suele ser supersticiosa pero suelen oir muchas cosas en sus viajes.

"Qué... qué... cuánta... ¡vulgaridad! ¡AGH! Si llega a saber que el camino a los muelles iba a resultar semejante suplicio, ¡habría votado por el viaje por tren!" murmuraba mientras hacía el camino con los demás, tras haber evitado casi milagrosamente uno de esos condenados, vulgares, degradantes y asquerosos lanzamientos de 'agua' a la calle. Aunque estaba algo malhumorada, tuvo un gran alivio en cuanto vio la grandiosa embarcación que tenían delante. Sonrió. Se imaginó en el extremo de la proa del barco, examinando el horizonte, disfrutando del sonido de las olas del mar, del olor a sal de la brisa marina... El viento acariciaba su rostro y mecía sus cabellos. Estaba allí en proa relajandose, y antes había tenido un excelente almuerzo con el capitán del barco, en el que él le había contado relatos de sus viajes, y ella de la vida palaciega, y... y...

"¡Agua!"

"¡Por todos los dioses de la Hueste Soberana, y seis veces malditos que sean los Seis Oscuros! ¡Casi me da! ¡CASI ME DA!" exclamó al borde de la histeria, agarrando a Edirél del borde de la camisa y sacudiéndolo. "¡¡Agggnnhngg!!" acabó soltándolo y resignándose a que la vida del aventurero tal vez no era tan poética y maravillosa como parecía en los relatos y cuentos. {XDDDDDD} Su fantasía se fue por la ventana hasta el suelo como el contenido del cubo. De hecho, se le había olvidado y acababa de recordar que tendría que mantener su identidad en secreto, así que si todavía tenía esperanzas de que la parte de las conversaciones con el capitán se hicieran realidad, ya podía olvidarse. Con suerte, cuando los dejaran salir de los camarotes, al menos, la parte de observar poéticamente el horizonte podría cumplirse, si tenía suerte...

Alhandra comienza a extraer su equipaje y a ordenarlo en el estrecho espacio que hay en los pequeños armarios. En cuanto el barco comience a navegar tiene la firme intención de encontrar a quien pueda explicarle cómo atar a un elemental. Pero tendrá que esperar ya que el oficial os había pedido permanecer en los camarotes a fin de no estorbar a la tripu...

Threkor sale por la puerta. Segundos después Khala también abandona el camarote...

Raith, sin embargo, no parece estar muy interesado por los pormenores de la navegación ni por las incomodidades propias  de viajar en un galeón.

Mientras, Shana se sienta en el pequeño camastro. Parece soñar despierta mientras canturrea. Su vestido muestra algunos salpicones del agua vertida a las calles por los habitantes del barrio portuario de Sharn. No parece importarle demasiado si eso es necesario para encontrarse con un apuesto y joven Capitán de Lyrandar...¿O tal vez resulte ser un anciano y amargado Capitán con ganas de jubilarse?

Threkor se mueve hacia las escaleras y desciende hasta la cubierta inferior donde más de una decena de abarrotados estibadores acumulan cajas, sacos y cofres. Ve que todo se encuentra perfectamente tapado por gruesas telas con la intención de proteger las mercancías de la humedad. Aún así no parece ver nada extraño por allí abajo.

-¡Disculpe!- le llama la atención el oficial de carga. Es un hombre joven con la librea de la Casa-. No puede bajar aquí. El pasaje sólo puede moverse libremente por la cubierta de pasaje y por la cubierta exterior excepto que el capitán lo prohíba. ¡Tenga cuidado!

Khala, sin embargo, sube a la cubierta superior. Varios marineros están preparando las jarcias, limpiando la cubierta y colocando todo en su sitio. Ve llegar a otra parte del pasaje, hasta doce personas más, todos bien vestidos. Van acompañados por el oficial que os ha guiado al principio el cual los lleva, directamente, a la cubierta intermedia. Escucha a unos marineros hablar entre ellos. Por lo visto se trata de comerciantes y diplomáticos.

Suena unos pitidos largos desde la popa. "¡Piiiiiiiiiiiii, piiiiiiiiii,piiiiiiiiiii!". La actividad se renueva en la cubierta. Los oficiales comienzan a dar órdenes a los marineros. Los estibadores abandonan el barco a toda prisa. Retiran las pasarelas. El galeón se mece libre en las aguas del puerto de Sharn.

-¡Soltad amarras!- grita una voz que se impone al resto. 

Los marineros se apartan para dejarle paso.Aparece, entre el pasillo que forman sus hombres, un hombre al que todos los oficiales saludan.

 - Maese Jondt, invoque al elemental. Zarpamos...- ordena con sólida autoconfianza.

Una violenta sacudida del barco me hace comprender que nos disponemos a zarpar. Miro con preocupación el armarito en el que he guardado mis pertenencias pero, gracias a la Hueste Soberana, tiene buena hechura y mis efectos personales no se desparraman por el reducido camarote que en estos momentos comparto con Shanna, Raith y el silencioso Edirél. De nuestro grupo, es con diferencia el que más misterioso me resulta, siempre encapuchado, siempre taciturno.

Me tumbo en la cama inferior de mi litera y me maldigo a mí misma para mis adentros por no haber tenido la previsión de traerme algún libro o alguna baraja de cartas con la que entretener la espera. En ausencia de otra cosa mejor, me dedico a releer por enésima vez la carta de Elaydren.

Buscar a Failin en el mercado Sangriento de Rhukaan Draal, que nos ayudará a encontrar transporte hasta el pueblo de Cantera Carmesí, donde debenos obtener acceso a los registros antiguos de la Casa Cannith y averiguar la ubicación del lugar llamado Albohogar.

Todo esto resulta endiabladamente enrevesado y no es más que el punto de partida para conseguir lo que realmente venimos buscando: el segundo fragmento del desconocido patrón de creación que tiene de los nervios tanto a mi familia como al Señor de los Filos. ¡Ojalá Elaydren hubiera venido con nosotros!

Reviso mentalmente el contenido de la mochila que nos ha dejado. El dinero, las cartas de crédito para llegar hasta Rhukaan Draal, la comida, equipo básico... todas esas cosas tienen sentido en mi cabeza. Pero, ¿por qué el agua bendita? ¿Suponía Elaydren que nos encontraríamos con muertos vivientes en nuestro viaje? Y, más importante aún, ¿para qué demonios sirve el cetro azul? Ni siquiera está encantado.

Había llegado el momento de partir hacia tierras desconocidas. Sharn, el único lugar que conocía... Era momento de salir de él.

Con la capucha puesta en pleno día baja junto al resto por las calles hacia el puerto. No le sorprende nada de lo que ve, estas mismas calles las ha recorrido cientos de veces. En un momento ve a un viejo conocido, el Sacerdote del templo de Dol Dorn, este le hace un saludo cordial y continua con sus quehaceres. Y ensimismado en sus pensamientos continúa hasta que una CHOF le devuelve a la realidad, junto con los gritos de Shanna.

-  Esto es normal... No tienes que alterarte - Le recrimina un poco.

"Parece increíble que tengamos casi la misma edad... Como puede ser tan cría... De verdad... estos nobles..."

Con una actitud comprensiva y tranquilizadora pone la mano encima de la cabeza de Shanna y le agita un poco el pelo... 

- Respira profundamente y relájate... Vive la vida que está fuera de la burbuja del dinero - Esta princesa no podía evitar recordarle al perro del vecino, pequeño de pelo largo y ladrador.

Llegaron al galeón y les instalaron en una habitación para todos. No le molestaba la idea de compartir camarote con otros, pero la idea de saber que la higiene de los barcos no es muy buena, combinado con tantos cuerpos en una sola habitación... Le da algo de asco. Si hay algo que Edirel no llevaba bien, era la falta de higiene.

Tras dejar los trastos decide tumbarse un poco, la tensión de estos días le pasaba factura y todavía no podia sentirse agusto con el resto. Había algo en la mirada de esa d'Cannith que no le gustaba... Cada dos por tres la pillaba mirándole mal... Como si desconfiara de él... Eso lo molestaba más que nada y no le dejaba descansar de la tensión...

"Bueno, una siesta puede hacerme sentir mejor..."

El resto del pasaje parece gente pudiente, aunque veo poca escolta, un barco con tanto ricachón se puede convertir en un objetivo jugoso.

Pero no hay mucho tiempo para hacer observaciones enseguida se acerca el que debe ser el capitán del barco imponiendo su autoridad, quizás de él se pueda averiguar algo más.

De paso ver como se pone en marcha el elemental puede ser interesante.

El Exausthless , impulsado por su elemental, abandona el puerto de Sharn. Khala observa entretenida el trajín que se produce en cubierta y constata que la tripulación de la Casa Lyrandar es muy profesional y capaz. Con absoluta disciplina y con una maravillosa compenetración los marineros y oficiales maniobran el galeón en lo que es una agradable coreografía.

Gran parte del pasaje sale a cubierta para ver como la inmensa ciudad de las Torres, Sharn, va perdiéndose en el horizonte...

Las horas transcurren con normalidad. Por la tarde después de comer el capitán , Akyos, os reúne en su camarote para desearos una feliz travesía.La estancia es más pequeña de lo que cabría pensar para un capitán de barco. El espacio vacío no es algo que se pueda permitir el lujo de perder a bordo de un galeón de estas características.

  -Bienvenidos al galeón de la Casa Lyrandar el Exhaustless- os saluda personalmente a cada uno de vosotros. Al llegar ante Alhandra, Shana y Khala las saluda caballerosamente y con elegancia-. Nuestro viaje hasta la capital de la nación trasga nos llevará cuatro días.Mañana navegaremos junto a la costa de Zilargo hasta  pasado mañana cuando entraremos en la bahía del Kraken...No, no se preocupen- os dice sonriendo al ver vuestra expresión. Por el efecto de la sonrisa no sabéis si os habla con sinceridad o con el ánimo de tranquilizaros- es sólo un nombre de antaño. Tras una pequeña escala el Korranberg para dejar a parte del pasaje remontaremos el río Ghaal para llegar, al cuarto día, a nuestro destino. La capital Rhukaan Draal.- Os señala un mapa desplegado en su mesa donde podéis ver el recorrido aproximado de este viaje-. No se espera mal tiempo pero si un poco de oleaje algunas noches. Si puede serles de ayuda en algún momento durante la travesía no duden en contactarme por medio de mis oficiales.

El capitán responde a vuestras preguntas y se interesa por las condiciones del alojamiento y de la comida que sirve a bordo su cocinero. Tras este pequeño recibimiento abandonáis el camarote del capitán.

Me lleva un tiempo acostumbrarme al bamboleo constante de la galera pero, a pesar de no haber viajado nunca en barco ni tan siquiera haber abandonado jamás mi ciudad natal, debo reconocer que la nave de la Casa Lyrandar es una auténtica maravilla desde el punto de vista arcano-mecánico y sus habilidosos tripulantes todo un espectáculo para los sentidos.

Aunque Sharn siempre ha sido una ciudad cosmopolita, no puedo evitar sentirme algo intimidada por el hecho de que los humanos seamos minoría racial en este navío en el que abundan los semielfos de atractivos ojos rasgados y orejas elegantemente puntiagudas.

Aprovecho mi estancia entre el pasaje del Exausthless para coquetear con los exóticos y fornidos marinos, con la esperanza de sonsacarles algo más que información sobre nuestro puerto de destino. Puede que no nos quede más remedio que adentrarnos en las peligrosas tierras de los trasgos pero mientras dure el viaje espero disfrutar de cada placer que éste pueda ofrecerme.

Si se me presenta la ocasión de hablar con los ingenieros de la nave o con aquellos que controlan al elemental o incluso con el varonil capitán Akyos, procuraré no desaprovecharla.

Hay que reconocer la tripulación es muy profesional, al capitán parece que le va la imagen de seductor, quizás le deba dar a probar algo de mi salvaje encanto personal.

Pero no todo va a ser coqueteo y seducción, no viajo mucho en barco y estudiar los animales que se mueven por el mar puede ser muy instructivo.

Efectivamente, como una niña pequeña, Shanna infló los mofletes y dio un largo suspiro, murmurando un "Nnggggh..." de resignación mientras Edirél, muy pacientemente, le revolvía el pelo en gesto cariñoso y la instaba a animarse a intentar apreciar la vida fuera de la burbuja del dinero. "Respira profundamente y relájate". le dijo, y lo intentó, inspiró y espiró lo más que podía con sus pulmones.

Pero relajarse... >.< ¡No podía! Ahora mismo, se sentía un manojo de nervios. Como un gatito o un perrito en un lugar desconocido. Les había tocado a todos el mismo camarote ¡vaya un fastidio! Apenas tenían espacio, y podían considerarse afortunados porque era un camarote de pasajeros privado sólo para ellos, no uno común con la tripulación o con los otros pasajeros. Pero... una vez más... ¡Apenas tenían espacio! Edirél se había echado sobre una de las camas de abajo, Shanna se acercó a él y vio que estaba con la capucha echada y los ojos cerrados, intentando dormir. Alhandra se había echado también en la cama inferior de la otra litera de enfrente, y se había puesto a leer la carta de Elaydren una vez más. Khala había salido del camarote nada más tuvo la oportunidad, igual que Threkor, y Raith... 

"Oh, hum... Raith..." Shanna se acercó con actitud tímida, la verdad es que Alhandra, Threkor y él la intimidaban un poco, cada uno a su manera. Raith era un imponente mercenario, Threkor un silencioso vengador y Alhandra una noble y una artífice al mismo tiempo. Quería acercarse un poco más a ellos, conocerlos mejor, pero... ¡Agh, que no sabía cómo, ni encontraba el momento! Además, había una cosa que había dicho Raith cuando se conocieron que la había dejado completa, pero completamente confundida: "Hace tiempo que quería preguntarte una cosa..."

"¿Qué es un cumbayá?"

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Más tarde, después de que el capitán les reuniera en su camarote, todos se dispersaron. El paisaje en el horizonte mientras abandonaban Sharn surcando el mar a gran velocidad gracias al elemental de agua que los empujaba... Era verdaderamente precioso. Estuvo un largo rato observándolo en silencio, hasta que estuvieron definitivamente ya bastante lejos de Sharn. Shanna se acercó a Khala entonces. Con sus dos guardaespaldas tenía más confianza (tal vez demasiada) y sentía que podía hablar con libertad. "¡Qué hombre tan apuesto e interesante!" dijo, poniéndose al lado de Khala. "¡El Capitán!" aclaró. "¡Es totalmente el apuesto capitán siempre soñé e imaginé al leer las historias de valientes marineros enfrentando a bestias marinas! Como el Kraken que mencionó, ¡ja ja ja!" exclamó con una gran sonrisa en la cara.

"Hum... hum..." luego bajó la cabeza y se ruborizó levemente. Hizo circulitos con la suela del zapato sobre el suelo de madera "...Mentiría si no dijera que me muero de ganas de saber más sobre él. Y... y... querría oir sus historias, seguro que tiene más de una. A-además de que es bastante guapo, ¡ja ja!..." entonces suspiró. "En estas ocasiones es cuando debería de presumir de mi linaje, y... y así seguro que podríamos tener una audiencia con él..." se apoyó sobre la baranda del barco con desgana, y estuvo así unos segundos mirando las olas... hasta que de repente, clamó un: "¡AH!" y se giró hacia Khala muy decidida. "¡TENGO UNA IDEA!"

"Y si, y si... ¿y si fingimos que tú eres la noble y yo la guardaespaldas? ¡Así... así podríamos ir a charlar con él!" casi pareciera que estrellitas surgían de sus ojos por el entusiasmo *¬* "¡Oh, vaaaamos....!" la agarró del brazo y empezó a tirar con suavidad, como si así pudiera convencerla. "¡Podría prestarte mi otro vestido! ¡El azul, y estarías preciosa! ¡Veengaaaa! ¡Eres mi única esperanza, no puedo pedírselo a Alhandra, no tengo tanta confianza con ella y me, me daría mucha vergüenza! Se-seguro que arquearía una ceja, y me diría que si estoy bromeando, y, y que me deje de tonterías raras... ¡Pero tú no! ¿Verdad? ¿Verdad que no?" preguntó, con las dos manos, mientras la miraba con ojitos de gatito con botas.

Sales al exterior. El aire fresco del mar es una bendición, una auténtica cura para el espíritu. Te acercas a estribor y contemplas, al sur, una de las lunas de Eberron. Sin prisa pero sin pausa el orbe de plata se separa del horizonte. La noche es tan tranquila que eres perfectamente capaz de ver su movimiento. Es como si hubiese estado sumergida y ahora flotase por encima del mar. 

Este primer día de viaje ha sido bastante caluroso. Tras la comida el calor era intenso en el camarote y en cubierta hasta tal punto que algunos de los marineros no tenían reparo en echarse por encima cubos de agua de mar  en un intento por refrescarse. Dormir ha sido difícil por esta circunstancia. Pero la noche es diferente. Cierras los ojos y dejas que la brisa recupere tu cuerpo y tu ánimo...

-Bonita noche ¿verdad?- te sorprende una voz tras de ti. Al girarte ves que se trata del Capitan  Akyos-. Yo también he salido para verla...-Por un momento dudas del sentido de la frase. Ves que el advierte que su propio comentario puede inducir a error-. A Therendor - Te señala hacia la inmensa luna-. Pocas veces durante la navegación se tiene la ocasión de disfrutar de un espectáculo como este. Therendor...- repite de nuevo casi suspirando-.  Cuando es la luna más próxima marca el inicio de la primavera. Es la luna del Sanador y se le asocia con la marca de dragón de la casa Jorasco.    

Edirel, seguía a Shanna ahí donde esta fuera.

"Rayos... Que chica mas hiperactiva... No para quieta"

Entre eso, desde una distancia prudente logro ver y escuchar la conversación con el capitán.

"La verdad es que tipos como él no me inspiran para nada confianza..."

No contento con el trabajo de vigilar a Shanna, siempre que tenía la oportunidad observaba al capitán por el rabillo del ojo, intentando averiguar si tramaba algo o no...

Estaba a punto de morirse de aburrimiento cuando escuchó la conversación de Shanna y Khala...

"No me parece una buena idea quizás deba impedir... Bueno que más da. Khala se sabe defender... Y esto puede ser de lo más entretenido..."

Así pues continuó su labor de vigilancia, esta vez un poco menos aburrido.

Una vez el camarote y con algunos de mis compañeros recorriendo el barco, empiezo a cuidar de las herramientas de mi oficio, tenía entendido que en los medios mas salobres el metal tenía el mal gusto de dañarse con mayor rapidez y aparte tenía que afilar mi espada antes de la siguiente batalla. Es en esos momentos de asueto cuando nuestra joven noble se acerca hasta mi, con una curiosa pregunta. No puedo evitar sonreír ante esta.

- En las tierras donde me crié las tribus de medianos y los humanos no nos llevamos muy bien, pasamos a la gresca la mayoría de tiempo. Pero si consigues sobrevivir al ataque de ellos, los grandes reptiles que recorren las llanuras y consigues su confianza son bastante amables. El recuerdo de las llanuras cada vez me es mas lejano, me estaba empezando a civilizar. - Y esa es una de las canciones que utilizan cuando firman un acuerdo de paz....bueno esa y otras, que aunque es un castigo de canción, es mucho mejor a que te persigan lanzando dardos metálicos.

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Cuando el capitán nos recibe en su camarote, parece que consigue atraer las miradas de todas mis compañeras de viaje. A mi no me parecía mas que otro camorrista de puerto, como a los que alguna vez me había enfrentado. Según el el viaje sería sencillo aunque un poco movido en las noches...seguro que se podía aguantar. Tras terminar esta reunión me dirijo a cubierta, quería ver el mar en su explendor y descubrir el porque les gustaba tanto a los que se encontraban en este barco.