Partida Rol por web

Nikita se coloca en posición con su rifle y apunta al francotirador.

¡Kovacs, mueve este trasto a la nave! ¡Yo te cubro! Su intención es la de proteger la mula e intentar proteger a sus compañeros.

Cargada la mula mientras los primeros disparos empezaban a intercambiarse, era el momento de salir de allí. Aún tenían a los Reavers a una buena distancia, demasiada como para que su subfusil fuera a resultar de utilidad. Aunque a ellos no le supuso un problema acertarle a Bill en pleno pecho, un motivo más para subirse a la mula y darle al acelerador como si no hubiera mañana. Y eso hizo - ¡Agarraos! - dijo mientras le daba la vuelta al vehículo y lo encaraba hacia la Constanze para dirigirse hacia ella lo más rápido posible. Si conseguían llegar antes de que el del RPG recargara...

La mula aceleró a toda su potencia mientras encaraba hacía la firefly. Los reaver parecían sorprendidos por el acelerón de la mula mientras corrían blandiendo sus pesadas armas. El francotirador yacia en el sielo herido y sin moverse demasiado. 

Mientras, el reaver armado con el lanza-cohetes seguía recargando afanosamente.

Me sujeto con fuerza mientras la puerta abierta deja entrar un viento potente. La mula está acercándose poco a poco, pero si ese hijo de una hiena consigue disparar el misil de nuevo puede hacernos mucho daño o destruir completamente la mula.

Me deslizo lentamente y apunto con el arma. Está demasiado lejos y el movimiento de la nave hace muy difícil hacer blanco.

Abro fuego y comienzo a disparar al tipo del lanzacohetes sin parar. No importa que no le consiga matar, solo quiero crear un fuego de cobertura. Si ese bastardo es distraído por los disparos puede tardar más tiempo en cargar esa puta arma del demonio.

- La mula dejará atrás a esos salvajes, centrad vuestro fuego en el tipo del lanza misiles. Lo quiero muerto o sin brazo.

- La mula dejará atrás a esos salvajes, centrad vuestro fuego en el tipo del lanza misiles. Lo quiero muerto o sin brazo.

Oh, a la porra.

Me levanto del asiento del copiloto y avanzo rápidamente hacia la cabina del artillero. Si debo morir, no será porque un roñoso espacial me reviente la nave con un lanzamisiles, de eso puedo estar segura. Lanzo los zapatos de tacón por encima de mi cabeza antes de correr descalza pasillo arriba, y allí me dejo caer sobre la silla del artillero.

Observo los mandos.

Vale, esto no debe ser muy diferente de conducir. Ni de disparar. Sólo que a lo grande.

Sé que es un modelo antiguo, así que el punto de mira no debe ser muy moderno. Probablemente tenga una... sí, ahí, una retícula estadimétrica. La ajusto para que llegue a la altura de mis ojos; es muy robusta y no tiene nada de estabilización, por lo que el movimiento de la nave me obliga a mantenerla sujeta con una mano, pero menos es nada. Ah, al menos le han añadido la actualización del zoom. Intento encontrar al francotirador utilizando la mira como unos prismáticos, y entonces cojo los mandos de las armas. Son dos, y ambos llevan botones a la altura de los pulgares. Desde luego, no hay que ser un genio para manejar algo así, lo cual, como sociedad, me preocupa.

No sé qué botones hay que pulsar para elegir el tipo de proyectil antes de disparar, así que cruzo los dedos mentalmente para que el último que se sentó aquí, eligiera algo gordo que enviarle a esas pseudopersonas. 

En fin.

Aprieto los botones. 

El cañón laser de la Constanze empezó moverse como a empujones, parecía que lo manejase alguien que no estaba acostumbrado a ello. En un momento dado se detuvo y el sonido abrasador de la onda de luz de alta velocidad vibró suavemente hasta estamparse donde estaba el reaver del rpg que apenas tuvo tiempo de darse cuenta de cómo iba a morir. Una deflagración inicial anunció el estallido de los cohetes que el salvaje llevaba a la espalda provocando una sonora explosión que se notó a varios metros. Si la bengala habría sido visible, la columna de humo y fuego parece un enorme letrero de "aquí estamos".

Siento las balas de los Reaver hundiéndose en mi cuerpo y haciéndome sentir un auténtico ardor. Me llevo la mano al costado, mientras percibo cómo el dolor se extiende y apunto con mi Desert Eagle a aquellos bastardos caníbales, tratando de llevarme por delante a cuantos pueda antes de que ellos me abatan a mí.

"Así que era una misión sencilla, ¿verdad, señor Chang?", pensé para mis adentros, con sorna, mientras disparaba con mi arma a los Reaver, al límite de mis fuerzas.

-¡Solo me la quitaréis de mis manos muertas...! -exclamé, con un gemido de dolor, abriendo fuego.

Otro Reaver cae al suelo con un pulmón atravesado por el disparo de Bill Spencer. El sonido estridente del estertor provocado por el rápido vaciado de aire. Fue una muerte rápida 

Los disparos iban y venían por todas partes, Aria vio como alcanzaron a Bill, pero no sabía si había algún otro herido de los suyos. No había tiempo para girarse y mirar... Nuevamente el muchacho vuelve a disparar hacia una de aquellas cosas sin apenas apuntar con la pistola.

La situación bordeaba lo complicado, lo catastrófico, lo heroico. Faraday no podía pedir más. Estaba encantado. Ser perseguido por Reavers, sentir las balas perdidas repiqueteando en el casco exterior, al tiempo que el iba haciendo giros y mas giros para levantar una tormenta de arena que dificultara el encontrar a los blancos… Era lo suficiente como para tener una buena historia que contar y recibir tragos gratis en las tabernas por un par de meses. Solo decir Reavers y la gente se agolpaba a escuchar historias.
Si los chicos podían traer un souvenir, mejor que mejor. Incluso, tenía a mano la palanca del girorotor, para elevarlo de golpe y permitirle escapar a último momento con un giro impresionante de la nave. El le había dicho a todos más de una vez que se agarraran, ¿verdad? Bueno, Simón lo había dicho. Pensó también en incendiar a los Reavers con los rotores, pero no podía calcular bien el area y no quería perder a sus compañeros por su culpa. Si ocurría no podría comer una barbacoa por un tiempo largo, como tres semanas.
Y ahí, el Capitán dio la orden de que bajaran como diera lugar al del Cohete. El entendió que era un mensaje dirigido a los de la Mula, pero se ve que Jun lo tomo personal. ¿En que estaba pensando?
- ¡No, no, no, no! dijo el piloto cuando ella se empezó a ir, tan decidida que no lo escucho. ¡Maldición! ¿Ahora quien apretara mi botón? Ahora cambio el rumbo de la nave hacia delante, revisando el terreno visualmente, adelantando ahora a la mula, y buscando en el mapa topográfico donde habia una zona de rampas o de pozos donde la mula pudiera efectuar un salto.
Y lo peor de todo, había terminado con el duelo con el reaver del cohete, con una espectacular explosión. El piloto hizo una mueca al tiempo que tiraba una palanca hacia atrás. ¿Es que no podia quedarse un momento sin ser la diva?

Intento estirarse al tiempo que conducía, pero la maniobra le pedia el control de su mano derecha y de los pedales, por lo que sus pies estaban comprometidos. Ahí fue cuando vio uno de esos tacos estilettos de la Acompañante. Estirándose, tomo uno de ellos y con el Taco de la misma, presiono sobre el botón indicado.

El Sonido de la canción empezó a equipararse con el sonido de las turbinas, al tiempo que un divertido piloto empezaba a maniobrar para facilitarle la tarea a los de la mula, al tiempo que la nave iba dejando una estela de polvo sobre la superficie.
- Here i am, Rock you like a Hurricane!-

La Constanze apareció volando a gran velocidad posándose sobre los reavers causando un gran remolino de aire que derribó a los salvajes. El aire levantó piedras y tierra, fuertes rachas que hacían temblar el suelo. Pero el peligro de los reavers parecía haber pasado.

Nikita estaba tan concentrada en disparar, que la aparición de la Constanze en lugar de salvarla, la hizo desestabilizarse y salir volando por los aires con un mal aterrizaje.

Al percibir cómo el aire levantaba las piedras y una fuerte racha embestía hacia nosotros, me agaché para no verme desestabilizado por la corriente de aire. Malherido como estaba, ni siquiera supe cómo había logrado aguantar la embestida.

Advierto que el remolino de aire acaba de derribar a los Reavers y doy una fuerte palmada, con entusiasmo.

-¡Uaaaaauh! ¡Eso sí que es un piloto! -exclamé, impresionado de que Faraday nos hubiera salvado el culo.

El polvo y la tierra golpean la mula de carga cuando la Constanze hace una aparición fulgurante. En qué demonios está pensando... Las cajas amontonadas reverberan con la fuerza de los rotores, desestabilizándose alarmantemente. El adolescente tuvo que aferrarse a lo primero que encontró para tratar de evitar las piedras que volaban a su alrededor.

Cuando el vendaval amainó mínimamente su fuerza, el chico giró en busca de enemigos, pero parecían haber desaparecido entre la tierra en suspensión. Bill estaba a mi lado, herido pero erguido tanto como podía. La que no estaba junto a nosotros era Nikita... ¡¿Dónde está?!. Varios metros más allá del transporte terrestre, Stark yacía sobre el suelo dolorida. Sin sopesar los posibles peligros de reavers escondidos, Aria saltó de la mula y corrió en auxilio de su compañera.  

Mientras los avisadores de los sensores empezaban a vibrar avisando de que algo se movía, la batalla en el espacio parecía llegar a su fin de forma desordenada, sin poder discernirse quién ha ganado y quienes luchaban. La mula estaba cerca de la Constanze que se posaba esperando a los restantes pasajeros. Los reavers parece que no darán más problemas por ahora. Parece que ha llegado la hora de salir pitando de Snowfall.

Sigo abriendo fuego para evitar que los Reavers se acerquen y hago un gesto para que entren mientras Spencer sube la mula a toda potencia, arrastrando varios bidones y cajas... y casi atropellándome a mi si no llego a apartarme.

- Genial... joder, Buen trabajo - cojo el trasmisor - Señorita Vasilis, Señor Faraday... Shuài. Se merecen una buena botella de bourbon.

Me giro y voy a dar la palanca para cerrar la compuerta cuando frunzo el ceño y miro la mula. - ¡Un momento! ¿Donde coño están Russel y Stark???!!!

Me asomo al exterior y veo al chico tratando de ayudar a la señorita Stark que parece herida. Maldigo en voz baja y luego me siento tentado de gritar con todas mis fuerzas. Por suerte todavía no dejo que las emociones nublen mi juicio racional y uso el comunicador.

- Señorita Stark... ¿Está esperando una invitación a levantarse?
Muevan el puto culo ya.

David mantuvo estable la mula todo lo que pudo, pero cuando la Firefly se acercó hacía él con los motores levantando tanto aire y tierra tuvo que hacer varias maniobras repentinas para que el vehículo no volcara, aunque en ningún momento se paró a frenar, estando la situación como estaba. Suspiró de alivio por dentro al sentir como la mula subía la rama de la Constanze y finalmente detenía su motor a salvo en el hangar, aunque debido a la inercia casí se llevó por delante a Kaine.

Bajó al suelo de un salto y fue a comprobar el estado de Bill. La herida del pecho no tenía especialmente buena pinta pero el hombre al menos se mantenía estable. ¡Si hasta había conseguido cargarse a uno de aquellos engendros después de haber sido alcanzado! Desde luego, hacía honor a la reputación de superviviente que se había marcado en aquella reunión al principio de todo.

Al oír a Kaine preguntar por Stark y el joven, vio que efectivamente no estaban allí con ellos. Se acercó hacia el capitán, que en aquellos momentos hablaba por el comunicador. Se cubrió la frente con la mano para proteger los ojos de la ventisca que levantaban los propulsores atmosféricos de la nave, y divisó la pareja a varios metros de distancia. Demasiado lejos, y además...

- Ella está herida - dijo, más como una afirmación para sí mismo a pesar de haberla hecho en voz alta. Russel no era lo bastante fuerte para cargar con la mujer, así que sin pensarselo dos veces echó a correr hacia ellos para ayudarles. Por suerte para todos, parecía que habían acabado con suficientes reavers como para que el resto huyera.