Partida Rol por web

La nave Reaver se aproximaba a vosotros a toda velocidad. Su arma se preparaba, si os impactaba todo se habría acabado. Es la hora de hacer cosas heróicas.

Todo había pasado con demasiada velocidad. Un fogonazo de vapor abrasador impactó de lleno contra el cuerpo del adolescente. La conmoción y el agudo dolor paralizaron al chico, que no se movió hasta que el Doctor Kaine puso el brazo de Aria sobre él. El tiempo para pasó a toda velocidad, sin darse cuenta estaba sentado sobre la camilla de la enfermería.

-Pero, ¿qué mierda de motores son estos? -comenté, molesto, dándole un golpe al motor, al advertir que estos no llegaban a ponerse a plena potencia, impidiéndonos la escapada.

Suspiré, molesto.

Parecía que lo peor aún podía estar por llegar.

-¡Kovacs, dale duro a esos cabrones! -grité, desde la sala de máquinas, mientras intentaba ajustar los motores para nuestra huida, sin lograr gran cosa.

Habían cantado victoria antes de tiempo. La segunda nave Reaver seguía obstinada en perseguirles y allí estaba, su señal en los sensores acercándose a toda velocidad, cargando su arma y esperando a estar lo bastante cerca como para acertarles y dejarlos atrapados, y seguramente, condenados.

Por suerte, el láser de la Constanze tenía más alcance que aquellos arpones.

De modo que, una vez saltaron las alarmas de nuevo, no perdió un segundo en acribillar la consola con los datos pertinentes. En cuanto tuvo una línea de tiro segura, ordenó a la nave disparar su cañón, esperando llevar a todos aquellos bastardos al infierno del que provinieran.

La nave reaver es impactada de lleno, pero no se rinde. Parte de su estructura está destrozada y muchos de sus tripulantes habrán muerto, pero la nave continua. Ahora solo la pericia del piloto podrá manteneros a salvo.

La música sonó en la nave, y el piloto pareció detenerse durante unos segundos mirando de costado a Jun, su rostro no era el de alguien contento. El poner la música en la nave era su derecho y ella, como de costumbre, se lo había robado silenciosamente. Iba a decirle algo, pero luego relajo los hombros y se hizo el indignado por unos segundos.., al tiempo que su cuerpo empezaba a bailar al ritmo de la música.
- Lo dejare pasar, Señorita Valisis, por que se ha desempeñado muy bien, y además dio un tiro excelente. Ya que pone la música puede tomar también los mand…
Y otra vez, la nave se apago, o perdió potencia. Aun así no se había apagado, podía ver en los sensores como el icono que representaba la nave reaver restante parecía en curso de colisión, y venia a por ellos. ¿Vendrían con tanta saña si supieran que no estaba Hector Chang con ellos?
Se sentó en los controles. ¿¿Ve??, ¡A la Constanze no le gusta que otro ponga música…!!

Vio como el disparo de Kovacs acertaba de nuevo. No está mal, Kovacs, tres de tres. Ahora si, deja de intentar ganarte a nuestra acompañante elogiando lo que sabes que eligió ella. Invítala a salir. Dicen que la bahía de carga es bonita al atardecer… Sin embargo, luego del impacto, la nave enemiga siguió aproximándose, y parecía estar cargando el arpon magnetico.

“Oh mierda, o mierda, o mierda!” pensó el Piloto. “Recuerda, eres el mejor, o … eso es lo que dicen de ti.”

Usaria la maniobra que no esperaban.
Simon Dice: Si estaban sujetos con una mano, sujétense con las dos…..!

Uno de los motores de la nave giro abruptamente, contrario al anterior, y al dar impulso en ambos la Constanze empezó a girar en forma de tirabuzón. No tenía la menor intención de ser comida de reaver ese dia. Ni ningún otro.

Los reaver se disponían a disparar su celebre arpón electromagnético, sin embargo este falló el primer disparo. La nave proseguía la persecución, pero se la notaba más torpe y lenta en las maniobras ¿Sería por los daños que Kovacs le produjo?

Continuaba manejando los motores de la nave, esperanzado en logar ponerlos a plena potencia para que pudiéramos dejar a aquellos malditos Reavers atrás. Suspiré aliviado al advertir que lo había conseguido. Me pasé una mano por la frente, incapaz de creer que lo había logrado.

-¡Lo tenemos, señor Faraday! -grité desde la sala de máquinas, eufórico-. ¡Hora de dejar atrás a esos cara-cortadas!

Tranquilo chico... cálmate. No te va a pasar nada. - digo colocando al joven Russel en una de las camillas de la enfermería mientras noto la inercia de la gravedad artificial luchando contra los movimientos salvajes del motor.

Me giro y comienzo a sacar cosas de los medicamentos desperdigados de forma desordenada por la tripulación. Era un maldito caos.

Cojo una pistola de inyección intramuscular y cargo lo esencial en este caso: Sedante más analgésico más antinflamatorio. Las dosis son aproximadas, lo importante es que no se inflame más... y sobre todo cortar el dolor.

Me giro al chico y sin avisar le inyecto la dosis completa en su cuello.

A Nikita sus curas le habían llevado más de la cuenta, pero ya estaba operativa. Parecía que había jaleo en la nave y se lo estaba perdiendo. Mierda... murmura cabreada. Odiaba sentirse débil.

Justo cuando va a salir de la cabina, se encuentra al capitán con el cachorro. Sus ojos se abren como platos cuando ve el estado del chico.

Le acompaña hasta la mesa y empieza a preparar las debidas curas. Yo me encargo de él. Lo dice con odio, pero el capitán parecía no estar herido y ella sí lo estaba, probablemente él sería más útil en la cabina.

A pesar de que el disparo había acertado, no había sido suficiente como para destruir o inutilizar la nave. Los Reavers, a pesar de estar bastante dañados, seguían a su cola a pesar de las maniobras de Faraday. Aprovechó para responder al piloto mientras preparaba de nuevo el cañón láser para una nueva descarga - La canción ahora la ha puesto ella, pero la música es tuya, ¿No? - dudaba mucho que se hubiera dado la casualidad de que a la anterior tripulación de la Constanze le gustara la misma música que a ellos y que se la hubieran dejado por ahí sin más.

El primer arpón electromagnético pasó de largo de la Constanze, y entonces llegó el aviso de Bill de que había conseguido reparar del todo los motores, quién sabría cómo. Pero mientras Nathan volvía a enderezar la nave para saltar lejos de allí de una vez por todas, tenía algo de tiempo para tratar de llevarse lo que quedara de los Reavers por delante. Después de todo, eliminar a los que fuera posible solo serviría para mejorar el Verso. Una vez el arma estuvo lista, no se lo pensó dos veces y le ordenó disparar.

- ¡Puedes apostar tu gabardinado trasero a que así es!
Faraday seguía pilotando, un ojo en los sensores, atento a lo que los Reavers pudieran dispararles. La energía llego al 60% en los motores, suficiente para un salto, pero aguanto un poco más, a que llegara a 85% por dos motivos, para minimizar la capacidad de fallo, y para ver el resultado si ese haz laser destruía a los malnacidos olorosos de los Reavers. Apenas vieran ese resultado, intentaría esta vez esperaba fuera la definitiva salir de allí.

La nave Reaver ha saltado por los aires tras el impacto de Spencer de lleno en su nucleo de propulsión. Quedáis libres para huir del sistema. A lo lejos se distinguen los restos de una batalla reciente.

Percibo un fuerte dolor en mis heridas y me llevo una mano al costado, realizando un gesto de dolor mientra trato de abandonar la sála de máquinas y regresar de nuevo a la enfermería.

"No debería haberme movido tanto estando recién atendido" pensé para mis adentros, haciendo un esfuerzo para impedir gemir de puro dolor.

Aunque parecía que la pesadilla no iba a acabar nunca, Kovacs derriba la última nave reaver, y mientras observamos los pedazos de la misma esparcirse sin rumbo por el espacio, no puedo evitar soltar un largo suspiro, y aflojar la tensión que me había agarrotado todo el cuerpo. Han pasado tan sólo unos pocos minutos desde que hemos tenido que subir a la nave, pero me siento tan agotada como si hubiese corrido la maratón de Capital City. Ignoro las pullas de Faraday hacia la elección de la música, mientras me pongo en pie, apoyándome en el respaldo de mi asiento.

-Buen tiro -felicito a Kovacs suavemente, retirándome un mechón de cabello oscuro de la frente. Después, alargo un brazo para palmear afectuosamente el hombro del señor Faraday-, buen piloto. Buen trabajo a los dos. -Gracias por mantenernos con vida...

Con dolor, descubro que había estado apretando la mandíbula, y la muevo discretamente de un lado a otro para desentumecer los músculos del rostro.

-Voy a la enfermería. ¿Alguien necesita algo? ¿Agua? ¿Narcóticos relajantes? ¿No? De acuerdo...

Recojo los zapatos del suelo y me los pongo lentamente, antes de avanzar por el pasillo para comprobar cómo están los heridos.

Luego de revisar que el curso estuviera estable, y el motor dejara de jugar con ellos, haciendolos arrancar y frenar en medio del espacio, el Piloto se incorporo, y se estiro en la silla. Seteo las alarmas de proximidad, y salió de la cabina.
Se ve que no te has oxidado del todo, Artillero. Buen trabajo.
Observo como la acompañante recuperaba sus tacos, y salía, luego de felicitarlos. Claro que su felicitación parecía mas bien una palmadita en la cabeza. ¿Que? ¿No voy a tener una galleta de premio? dijo retóricamente.
Creo que es hora de reclamar un buen trago. ¿Vienes? pregunto a Kovacs.
Y se dirigió a la sala común.