Partida Rol por web

No le llevó la contraria a Chris aunque se le notó algo alterado por la confianza que demostraba, luego al pedirle que no se moviera no pudo evitar ladear el labio.

- Estoy bien, enseguida estaré en la calle de nuevo. Ve a ver a Dunkan si quieres, si hay una forma de aliarse con él puedes incluirme. Convéncelo de que en solo un día estaré perfecto, los lobos nos recuperamos rápido.

Mostró una sonrisa lanzada con respeto y camadería.

- Siento lo de Marvin, espero que descubras lo que haya pasado y ójala esté bien. Era buen tío, respetaba.

A Diego le caía bien, prácticamente no se conocían pero la realidad era que Marvin era un vampiro poderoso que le podía haber puesto las cosas difíciles si no le quisiera en el territorio y no lo hizo.

Chris asintió con la mirada ensombreciéndose un instante a la mención de Marvin. -Averiguaremos que pasó.- Dijo sin dudar. Se puso en pie y apoyó su mano en el hombro del joven lobo. -Nos veremos mañana. Asegurate que Rodrigo esté lejos, no hace falta que se meta en este lío. Si algo pasa, no dudes en contactarme. ¿De acuerdo?-

Dicho esto, Chris dejó la habitación de Diego para hablar con Fernanda y ver donde estaba Max.

Rodrigo se encogió de hombros, tomó la última de las tazas de té.

- Iba a ver de qué trata esta movida, no me iba a quedar quieto mientras se va contra mi primo y sus colegas.

Aunque la relación de Diego con Marvin era casi inexistente, el lobo no se movía en el círculo del vampiro aunque sí en el de Chris. Era curioso que esa extraña amistad se mantuviera pero si así sucedía era por la afinidad entre ellos, igual que la que había despertado con Max.

La joven asintió a la pregunta.

- He estado pendiente de Diego pero me parece que ya he terminado mi trabajo aquí, lo veo bastante entero ahora. Es muy duro, parece que puede con todo.

Comentó dirigiendo una mirada hacia Rodrigo aportando un poco de confianza, el hombre también iba a necesitar descansar y despreocuparse.

- Voy a ir recogiendo mis cosas, si ves que me necesitáis llámame, no me importa nada atenderle.

Fernanda mostró su delicada educación con una sonrisa muy agradable y siendo cortés.

-Diego va a estar bien.- Dijo Chris al llegar donde estaban Max junto con la otra chica. Con un movimiento cauteloso, pero media sonrisa casi socarrona, se acercó a Fernanda y le ofreció la mano. -Gracias por todo lo que has hecho por Diego, Fernanda. No cualquiera se ofrecería a ayudar a alguien tan malherido sin nada a cambio, menos aún en la Cocina del Infierno.- Si la mujer aceptaba darle la mano, no la iba a soltar de inmediato, sino que estudiaría con cuidado sus facciones, su respiración, su pulso. -Trabajas con los de la Misión Bovery, me dijo Diego. ¿Hace cuanto que estás aquí?-

Fernanda bebía con lentitud de la taza de café, notaba la atención de Chris puesta en ella y le correspondió con una mirada interesada. No ocultaba que la ayuda no iba a tener contraprestación.

- Llevo unos dos meses aquí tan solo, estuve desde el principio trabajando para la Misión, teníamos bastante más trabajo por entonces por culpa de unos indeseables con tendencias fascistas.

Comentaba mirando ahora a Rodrigo.

- Bastante gente malherida por su culpa, fue por eso que vine a ayudar. Se marcharon hace unas semanas y ahora todo iba mejor. Diego ha estado echando una mano en eso a su manera.

Trató de tranquilizar al hombre, que parecía tenerla en buena estima. Chris notó el interés que tenía la joven sobre el lobo, como si le considerara un protector.

- Estaba todo muy bien hasta que todo se ha torcido, no quisiera que lo que le hayan hecho a Diego sea el inicio de algo terrible o la vuelta de esos cerdos, o la llegada de otros cerdos peores.

Fernanda podía leer con facilidad a la loba, Max por otra parte se mantenía más en segundo plano.

- Debo marcharme es muy tarde, tengo el coche fuera si queréis os llevo a alguna parte.

Chris miró a Max un momento. -¿Tienes algún sitio en mente?- Preguntó. Le baterista quería ver si podía dar con los chicos de Dunkan antes que acabara la noche, pero quería saber si las otras dos chicas habían dado con alguna pista o si la morena quería ir a alguna parte antes.

Mientras esperaba lo que dijera Max, volvió de nuevo su atención a Fernanda. -Diego es joven, a veces un poco idiota, pero valiente. Un gran chico.- Aseguró, viendo el respeto que la mujer latina mostraba por el lobo. -¿Viniste entonces por cuenta propia, o saben los de la misión que estás aquí? La Cocina del Infierno tiene ese nombre por una razón, no es un buen sitio para chicas guapas e inocentes.- Sonrió de medio lado.

La joven intuyó que querrían dar aquella vuelta, hizo un gesto dirección calle arriba, más allá debía estar su vehículo. Fernanda parecía tranquila, reservada, las palabras de Chris le parecía que trataban de ponerla a prueba.

- Vine por cuenta propia, me llamó Diego. Estoy de acuerdo en que es buen chico, le he visto cómo mira a los desfavorecidos y con esas miradas se sabe mucho sobre las personas. Ahora tiene una pasión en la mirada que me parece peligrosa.

Avanzando algunos pasos pudieron ver su transporte, un Ford serie F, un pick-up típico norteamericano - muy popular en zonas rurales - que no terminaba de encajar con su aspecto y el modo de expresarse lleno de corrección. Accionando el mando a distancia abrió las puertas.

- Le he escuchado antes hablar de ti con Rodrigo, te tiene en buena estima.

En la noche podía verse una tenue iridiscencia en una calle distante, la mujer miró ahora en aquella dirección.

- Un incendio cerca, estos días están siendo complicados.

-Sí, tengo que verme con alguien - Respondió dando una mirada de disculpa a Chris, asumía que no le iba a gustar mucho el encuentro que tenía planeado considerando que se iba a enterar sobre la hora - Si puedes acercarnos a esta dirección, te lo agradecería - Pidió a Fernanda indicandole un lugar a un par de cuadras de distancia del callejón que pretendía. 

-¿Los nazis han estado más activos que de costumbre? - Preguntó a Fernanda mirando el resplandor con curiosidad. Había alguien moviendo más hilos de lo que parecía quizás.

La pick-up era cómoda, funcional pero también una pequeña maravilla técnica, en cuanto las tres estuvieron sentadas arrancó el vehículo poniéndose en camino por la noche rota debido al nuevo incendio.

- Los nazis de los que hablas, Diego me habló de ellos y de la paliza que recibieron, de no ser por eso la misión Bovery seguiría con miedo, logramos ganar algo más de seguridad, me he ocupado de eso.

Aparentaba que Fernanda estaba al control de la situación, Chris no sentía que alguien estuviera moviendo sus hilos.

- Siguen habiendo problemas, la gente que se mueve por las calles de noche corren un gran riesgo, es verdad. Yo me muevo así porque bueno, sé desaparecer cuando la intuición me lo aconseja.

Miró a Max mostrando una sonrisa serena. Unas calles después la despertada pudo descender del vehículo, una figura esperaba en la calle y la maga lo advirtió.

- Si quieres me quedo por aquí esperando, no me importa esperar.

La mirada de Chris durante el trayecto estuvo fija en la luz naranja que indicaba otro incendio, crujiendo sus nudillos con fuerza. ¿Qué estaba pasando, a quienes más atacarían esa noche? ¿Y la siguiente? No le gustaba la tensión que se respiraba en el aire. Fernanda quizás estaba más esperanzada que la misma Chris en ese sentido.

Cuando llegaron al lugar indicado por Max, le baterista miró en aquella dirección, con desconfianza y curiosidad. -¿Quieres que te acompañe?- Preguntó a Max, pues no sabía si era algo que la morena querría.