Partida Rol por web

Cleo tragó fuerte. -Nada de fuego aquí dentro.- Señaló hacia los paquetes por encima de su cabeza sin dejar de avanzar. Si un sólo soplo de la dragona llegase a entrar allí...

—Bay... has —gimió Orion antes de que el pánico se apoderara de él. El fuego de un dragón solamente podía suponer la muerte definitiva para un vampiro, de modo que sus planes de defender la mansión a capa y espada y cubrir la retaguardia de sus compañeros se esfumaron, como las cenizas del mobiliario que Nina estaba carbonizando y Orion se dejó llevar de la mano de Cleo como si fueran dos adolescentes corriendo hasta el interior del túnel.

Solamente cuando la puerta se cerró tras ellos el vampiro salió de su estado de perplejidad para pasar de nuevo al terror ante la terrible revelación de Cleo.

—Dejadme ir delante, para evitar sorpresas —el vampiro no necesitaba la luz para poder guiarse en la oscuridad del túnel*. Aguzó sus sentidos mientras avanzaba a buen ritmo buscando la salida.

Orion iba en cabeza. Le seguía Yakub apoyándose en el bastón con tanta fuerza que se le ponían blancos los nudillos. Cleo proporcionaba luz temblorosa con el móvil. Lorna cubría la retaguardia murmurando palabrotas mientras sujetaba el arma con ambas manos.

La tierra temblaba ligeramente haciendo llover polvo de vez en cuando. El túnel era muy largo y parecía no acabar nunca.

De improviso, un bulto de la pared abrió los ojos y esbozó una sonrisa. Dos manos de piedra salieron junto a uno de los cables como si surgieran del agua.

Desde el túnel que dejaban atrás les llegó un estruendo lejano, como si la mansión estuviera cayéndose en pedazos. 

Cleo se sobresaltó al ver las manos salir del muro. -¡Corran!- Instó, aterrada de lo que podría ocurrir si aquellos brazos atrapaba a alguno de ellos.

Yakub miró a aquella criatura, se había quedado sin su amo, o sin su compañero... no lo tenía claro del todo. Se detuvo tan solo unos segundos.

— Bayhas ha muerto amiguito. No pudimos hacer nada... lo siento. Ahora tienes que escapar de aquí... quienes perseguían a nuestro amigo vienen ahora a por todos nosotros. Será mejor que no te vean. ¿Vale? —

Sin más se giró y continuó corriendo junto a los demás, sintió una pequeña punzada en el corazón. No sabía nada del Eifrit, no se había molestado en preguntar por él tampoco... pero pudo sentir lástima por su situación.

Orion pasó de largo pero frenó su carrera cuando oyó a Yakub hablar con el espíritu o lo que quiera que fuera aquello. Cleo le alcanzó y él le pidió que se detuviera un momento; pero cuando el viejo cazador reanudó la marcha la animó a correr de nuevo.

—Vamos, no perdamos tiempo —apremió a Yakub—. Eifrit seguro que sabe cuidarse solo mejor que nosotros.

Sus pasos se aceleraron otra vez para adelantarse un poco en vanguardia, vigilando cualquier otra posible sorpresa.

Corrieron durante un tiempo difícil de determinar. La batería del móvil de Cleo empezaba a agotarse cuando el túnel terminó en un muro sólido. En el suelo había un batiburrillo mugriento de bolsas de basura, muebles inservibles y electrodomésticos rotos: había un aspirador inservible, un ventilador oxidado, botes de pintura seca... 

Pasaron unos segundos de angustioso silencio cuando Yakub llamó la atención de los otros dos golpeando con el bastón una escalera de mano metálica que ascendía por la pared. Orion, que era el único en condiciones de trepar trepó hasta una oxidada trampilla que cedió después de forzar su roñoso cerrojo.
La salida daba a una de las últimas cabinas de teléfono de la ciudad. Olía a meados y Orion no pudo dejar de notar que era la misma desde la que Elektra había contactado con él. Las meadas estaban frescas y supo exactamente quién las había dejado: aquel pistolero humano que había olido en el Palace.

Demasiadas coincidencias.
Miró a su alrededor desde el suelo. Oía voces en lo que supuso era hindú viniendo de no muy lejos. Distinguió al menos cuatro distintas.
La salida estaba vigilada pero parecía que no con mucho entusiasmo. Al menos hasta que vieran a lo que parecían los supervivientes de una catástrofe aérea salir cojeando de una cabina telefónica. 

Cerrando con cuidado tras de sí, Orion volvió con sus amigos. 

—Bien, tal y como yo veo la cosa ahí fuera, lo mejor será que vayamos saliendo poco a poco —miró a Lorna—. Detective, necesito que seas tú la primera en salir y cubrir el perímetro. Luego te sacaré a ti, Cleo y saldrás por piernas de aquí hacia donde te indique Lorna. A continuación saldremos tú y yo, Yakub. Cuando estés fuera te vas con Lorna y os reunís con Cleo. Yo me quedaré para evitar que os sigan y luego buscaré algún lugar seguro donde refugiarme. Todavía hay gente en Swansea que me debe algunos favores...

Contempló el suelo lleno de inmundicia durante un par de segundos antes de dirigirse de nuevo a sus compañeros.

—No quiero saber de momento dónde os vais a esconder. Si me pillan podrían hacerme hablar y todo esto no habría servido para nada. Cuando estéis a salvo, me dais un toque al móvil.

Lorna comprobó su pistola por enésima vez. 

-Yo iré primero. Intentaré distraerlos lo más posible para que puedas sacar a estos dos. 

Suspiró abatida. Miró a los explosivos y al túnel que dejaban atrás. Se le veía prisa por salir. 

-Maldita suerte... ¿quién me mandaría pedir ayuda a ese?

Subió rápidamente. La oyeron dirigirse a los vigilantes:

-¡Eh, gilipollas, que esta no es la cabina! ¡Esta trampilla da a las alcantarillas...!

Hubo un silencio. Se oyó un rumor de armas cargadas.

-¡Khao Khao, tío, qué pequeño es el mundo!

Y empezó el tiroteo. 

Cleo no dejaba de lanzar miradas a su espalda, como si esperara que en cualquier instante aparecería alguien tras ellos para acabar lo que no había acabado en el Dragon Hotel. Miró hacia Yakub y a Lorna ante el plan de Orion, no completamente convencida pero sin que se le ocurriera una mejor opción.

-De acuerdo.- Aceptó. Cuando llegó el momento escuchó a Lorna empezar a pelear allí arriba. Cleo cruzó el poco espacio hasta llegar con Orion en un par de pasos y se abrazó al él con fuerza. -No cometas ninguna estupidez.- Le susurró con un intento de resoplido burlón, recordando el mensaje que él le había enviado la noche que se enfrentaron a Owain. -Te necesitamos vivo para resolver esto, ¿me entiendes?-

Tomó aire, con fuerza, y sintió de nuevo el bombeo de adrenalina cuando el vampiro saltó a través del agujero. Se mantuvo agachada, mirando por la puerta entreabierta de la cabina, esperando la oportunidad perfecta para salir corriendo en una dirección distinta a donde estaban disparando.

Parapetada tras un enorme montón de basura, Lorna intercambiaba un fuego vivísimo con los hindúes aunque estaba en clara inferioridad numérica y armamentística. 

-¡No me cogeréis viva, hijos de putaaaa!

No parecía ser la intención de los rakshasas.

Una lluvia de cristales rotos se abatió sobre Cleo. 

Finalmente Yakub, ayudado por Orion salió por la cabina telefónica. Observó la situación y negó con la cabeza. Todavía le venía a la mente Bayhas... maldita sea, ¿Como había podido dejar que pasara eso? Suspiró y cuando vió la oportunidad corrió buscando la cobertura entre los coches y contenedores de basura, aprovechando las sombras que todavía ofrecía la poca noche que quedaba.

Miró hacia donde se dirigía Cleo y la siguió. No importaba por ahora a donde, solo importaba ponerse a salvo. No pudo en cualquier caso evitar mirar hacia atrás... Esperaba que Orion no hiciera ninguna locura más de la necesaria, y que Lorna no fuera otro cadaver más en la cuenta.

Orion notaba que le picaba la piel debido al sol. Era como si miles de hormigas en llamas le corrieran por todo el cuerpo. Salió de cobertura dando un alarido amplificado por sus poderes vampíricos.

Los disparos se detuvieron durante un instante e incluso Lornase le quedó mirando antes de que el infierno se reanudara. Tenía que hacer que aquello valiera e iba a tener que emplearse a fondo porque allí había un montón de rakshasas. Aparte de los dos coches llenos, vio al menos una ventana de la que asomaba el cañón de un arma.

-¡Cúbrete, capullo!-le gritó Lorna apretando una mano ensangrentada contra su estómago.

Orion entrecerró los ojos.  

ORION: logras atraer la atención hacia ti (y unas cuantas balas) para dar a tus amigos una oportunidad. ¿Qué vas a hacer?

Te alcanzan varios disparos. Apúntate 2 de daño. 

Cleo miró su móvil tras tomar una foto sin asomarse.  Mostraba una calle despejada. Respiró hondo varias veces y salió corriendo esperando sentir una bala en la espalda en cualquier momento. Llevaba los zapatos en la mano. Por algún motivo, la imagen de Bayhas seguía atormentándola. Ni siquiera habían podido decirse adiós.
Reparó entonces en alguien que le hacía señas: una motorista cubierta de pies a cabeza con un ajustado traje le llamaba con la mano para que fuera hacia ella. Cleo torció el gesto: estaba segura de haber visto aquella moto en su móvil y estaba vacía. Entonces vio que la motorista sujetaba en una mano un papel con el logo de The Killing Moon. El Bar de Orion.

CLEO: Tienes una oportunidad para Escapar de una Situación si subes a la moto (es obvio que, quien quiera que sea la motorista, es un vampiro o similar y tiene algo que ver con Orion, vamos, que no es otra trampa). Tienes un -1 por Bayhas y un +1 por Orion. Tira con Sangre y narra el resultado. Si fracasas... déjame a mí.

Yakub suspiró y, cuando vió la oportunidad, corrió buscando la cobertura entre los coches y contenedores de basura, aprovechando las sombras que todavía ofrecía la poca noche que quedaba.

Miró hacia donde se dirigía Cleo y la siguió. No importaba por ahora a donde, solo importaba ponerse a salvo. No pudo en cualquier caso evitar mirar hacia atrás... Esperaba que Orion no hiciera ninguna locura más de la necesaria, y que Lorna no fuera otro cadaver más en la cuenta. (*)

Entonces su pierna mala falló. Sintió un crujido y un estallido de dolor que le dejó sin aliento. Se apoyó pesadamente en una farola apretando los dientes mientras su bastón caía debajo de un coche. La vista se le nubló mientras intentaba concentrarse en otra cosa pero su mente estaba inundada por la agonía. ¿Cuándo había sido la última vez que había sentido...? 

Concéntrate.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por en brutal empujón que le hizo caer al suelo. Una vez más, tenía sangre en las manos. Y esta vez, era la suya.

YAKUB: aprovecho tu último post (eres un adelantado a tu tiempo) ¿Recuerdas ese plan que se venía abajo en el peor momento? Toca ahora. Las buenas noticias es que ese balazo es solo 1 de daño gracias a tu armadura... y ya. No puedes andar.

Se sentía como si estuviera de nuevo en medio de la pesadilla. No se atrevía a mirar atrás, por miedo a lo que vería. Dudó por unos segundos al ver a la motorista. Quizás un segundo más y las balas la hubieran alcanzado, con el recuerdo de Bayhas como último pensamiento...

Pero debía vivir. Orion le estaba dando la oportunidad de lograrlo, a costa de si mismo. Así que subió a la moto y se abrazó a su salvadora, cerrando los ojos.

Orion no podía ponerse a cubierto como le pedía Lorna. Eso haría que la atención de los rakshasa se centrara de nuevo en sus amigos. Además, ni siquiera tenía un arma de fuego con la que disparar...

No, su única opción era atraer la atención sobre él. Era un vampiro y las balas le afectaban menos que a los humanos. Sí, claro, pero no una granizada como esta. Había recibido varios impactos y se encontraba al límite de su resistencia física*; pero no podía quedarse quieto ahora y ofrecer un blanco mejor.

Sin ni siquiera echar la vista atrás, dio un salto enorme seguido de una carrera a toda velocidad en dirección a uno de los coches de los hindúes. Su intención era atravesar el vehículo entrando por una ventanilla y salir por la opuesta arrasando con lo que estuviera a su alcance. Trató de invocar una vez más todo el poder de la sangre de Owain que sentía cada vez más débil y, al mismo tiempo, casi sin darse cuenta comenzó a rezar un padrenuestro, como cuando era un niño y estaba realmente aterrado.