Partida Rol por web

¡Oh, demonios, piensa rápido! Levantó su móvil como si estuviera haciendo selfie, pensando en actitudes de turistas tontas que pretenden ser intelectuales, y intentó ver al hombre que se acercaba, de ser posible tomarle una foto. Luego se giró como si la hubiera tomado por sorpresa.

-¡Hola!- Cleo no tardó en pasar su brazo por la cintura de Orion y apoyar la cabeza contra su hombro, mostrando una sonrisa que pretendía ser inocente y borrega. -¡No sabíamos que estaba prohibido!, ¿cierto cielo? Es que, ¿sabes? soy SUPER fan de la arquitectura y mi chico me dijo que este Hotel era super famoso, uno de los más antiguos de toda Swansea, y claro, por eso le dije "Tienes que llevarme a verlo, amorcito" y pues como él me adora me dijo que vendríamos.- Cleo le estaba poniendo empeño a su tono londinense para sonar lo más extranjera posible. -¿Y está prohibido a todas horas?-

Los ojillos del gigante se relajaron ligeramente al ver llegar a la joven. Sus manos seguían en los bolsillos pero su actitud hostil se redujo considerablemente:

-El hotel está en obras de remodelación ahora mismo. Hay andamios y zanjas, no es seguro para los civiles y menos de noche-por algún motivo, lo de que no fuera seguro parecía reforzarse por el hecho de que semejante individuo anduviera rondando por allí-La inauguración está prevista para la semana que viene. Habrá una ceremonia de apertura entonces: la nueva propietaria ha invitado a las grandes personalidades de la ciudad.

Les miró un instante de pies a cabeza. Sacó una mano del bolsillo (Orion apretó los dientes preparándose para lo peor) y un par de trozos de papel brillante aparecieron entre sus dedos como salchichas:

-Tengan: un par de entradas. Será un evento semi informal pero se agradece...-miró a Orion largamente-... que lleven corbata. Ahora será mejor que se alejen: los jardineros no tardarán en venir a podar y fumigar los parterres y el insecticida que emplean es extremadamente venenoso.

No había mucho trabajo para unos jardineros, a decir verdad. Apenas había un par de maceteros y dos árboles escuálidos en la plaza frente al hotel. Era evidente que les estaba invitando a marcharse.

-¡ES-TU-PEN-DO!- Dijo la chica tomando las entradas y guardándolas en el pantalón. -Que majo eres. ¿Viste, cariño? ¡Un evento, será super super chulo!-

Ensanchó la sonrisa que intentaba que fuera bobalicona. -Gracias, majo. ¡Nos vemos!- Y manteniendo el brazo tras la espalda de Orion hizo un poco de presión para instalarlo a salir de allí, aunque intentaría ver si el tipo los seguía hasta haberse alejado o si podrían dar una vuelta al edificio sin que los vieran.

Orion percibió ese efluvio acre que hacía tiempo que no sentía. Debe de ser uno de los nuevos perritos de Eva, pensó irónico. Aunque veo que ha cambiado de gustos: se ve que ya no le molamos los caniches. Pero, ¿dónde he visto yo esa cara antes?, se devanaba los sesos mientras disfrutaba del paseo agarrado al brazo de Cleo. Ella sí que huele bien... Sobre todo ahora que la adrenalina inunda sus venas... Orion contemplaba el cuello moreno y joven de la chica, forzado para mirar hacia el vigilante. Oh, joder, cuánto daría por poder saborearlo ahora mismo...

—Deja ya de mirar, Cleo —murmuró el vampiro casi sin aliento, al tiempo que se separaba del abrazo de la joven—. Creo que le has embaucado por completo, pero es un chupasangres como yo y no vamos a tener otra oportunidad tan sencilla de manipularlo —echó un último vistazo al tipo—. Creo que le conozco, pero no lo recuerdo bien...

Cleo no pudo evitar soltar una carcajada una vez estuvieron a suficiente distancia, guardando sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. -Woah, ¿también era un vampiro?- Repitió con una sonrisita. -Bueno, tenemos invitación directa sin tener que colarnos.- Dio dos palmadas al bolsillo donde estaban las entradas. -Vas a tener que conseguirte un traje... O mejor, dile a Bayhas que te preste uno.- En su cabeza ya comenzaba a hacer planes para aquella fiesta.

-¿Quieres hacer algo antes de volverte al bar?- Le preguntó.

—Me descubro ante tus dotes interpretativas —reconoció Orion quitándose un inexistente sombrero—. Lo cierto es que has engañado a un vampiro y eso tiene bastante mérito. Sin embargo es posible que ese tipo, Marcus, me haya reconocido. La probabilidad es pequeña, pero no descartable. Ha debido olerme como yo a él —se detuvo cuando giraron la esquina de la calle donde estaba aparcado el coche—. Vamos a ir a esa fiesta, Cleo, pero porque nos va a invitar Eva. Esas dos se las pasas a Dennis, para que pueda aparecer por allí y liarla tal y como hemos acordado.

La miró a los ojos detenidamente, buscando algún resquicio de duda y, sin dejar de mirarla le preguntó:

—¿A dónde te gustaría ir conmigo?

Cleo alzó las cejas y se cruzó de brazos. -Estás de coña, ¿no? Tío, si le digo a Dennis que haga lo que quieran hacer ese día, ¿qué nos asegura que no intente matarnos a nosotros también?- Dijo, entrecerrando un poco los ojos. -Una cosa son las emociones fuertes, otra es querer ser suicida.-

Sin embargo tamborileó sus dedos sobre sus brazos. -Bah, bien. Le daré las entradas. Pero espero que sepas lo que haces.- Luego se le quedó viendo con una media sonrisa y una ceja alzada. -¿Contigo? ¿Me estás invitando a cenar o algo?- Dijo, maliciosa, sabiendo el peligroso doble sentido de las mismas, pero a la defensiva. -Volvamos al bar y me tomo un par de cervezas mientras me cuentas más de Eva y de Marcus.- Propuso afilando más su sonrisa.

Orion mostró su sonrisa burlona y se separó un par de pasos de la chica adelantándose hasta el coche.

—Sabía que te echarías atrás en el último momento —la provocó—. Como tú misma has dicho: te gusta jugar con fuego, pero tienes miedo de quemarte.

Se giró y continuó caminando hasta el Golf, con las manos metidas en los bolsillos de los vaqueros.

Se mordió el labio inferior, entrecerrando la mirada. -Que buen truco para evitar una conversación sobre tu creadora.- Dijo. Se lo pensó un momento y lo siguió hasta el coche. -¿Y qué propones, eh?- Dijo, puesto que había picado su curiosidad, aunque procurando ir con pies de plomo, alerta. -Tú eres el experto en la ciudad, yo sólo soy una simple turista.- Agregó.

—Sube —dijo Orion divertido —. Vamos a ir a un sitio que te va a encantar.

Orion condujo en silencio durante un buen rato hacia el este. Cruzó el río y dejó atrás el puerto deportivo y el campus de la universidad. Después giró para internarse en un camino que parecía conducir a la costa, avanzó un par de kilómetros y llegaron hasta una vieja casa de piedra ennegrecida por los vientos húmedos del mar.

Cuando abrieron las puertas el rumor del viento y el olor del mar lo inundaron todo. La luna iluminaba tenue el paisaje y apenas permitía vislumbrar un sendero que bajaba hasta la entrada de la casa.

—Bueno, ¿qué? ¿Quieres seguir adelante? ¿Te puede la curiosidad o estás ya empezando a tener un poquito de miedo?

Gran parte de Cleo se arrepintió de haberle seguido la corriente al vampiro al ver como se alejaban de la "civilización" de Swansea. Que lista, Cleo, te dejas llevar por un tipo que puede matarte de un golpe si le da la gana a un sitio donde nadie te escuchará gritar. ¿No has visto películas de terror?

Aún así no dijo nada. De algún modo muy precario se aferró a dos ideas: la primera era que Bayhas y Yakub seguramente sabrían que él le había hecho algo (aunque eso no significaba que les interesara salvarla o vengarla) y en segundo lugar, Orion la necesitaba para lo que fuera que quisiera que los RedBeats le hicieran a la tal Eva.

Así que siguió el juego. Estúpidamente. -¿Vives aquí?- Preguntó ella a su vez, notando la manera en que el vampiro le estaba desafiando. -Se pueden tener las dos cosas a la vez. Creo que lo que estás preguntando es si seré prudente...- Y a modo de respuesta, empezó a caminar hacia el sendero.