Partida Rol por web

Cleo apretó un poco más el brazo de Orion, manteniendo su sonrisa aunque fuera a la fuerza, comenzando a sentir que quizás había sobrepasado el límite de resultar agradable a convertirse en interesante; y si convertirse en interesante estaba relacionado con vampiros, podía convertirse en problemas grandes. Vio en Andy un pequeño ancla de salvación, y se giró hacia Orion efusivamente. -Voy a pedirme algo mi amor, luego tú y yo...- Sonrió melosa y se le acercó al oído. Sospechando que Marcus pudiera oirla incluso si susurraba, sólo dijo un par de palabras, esperando que con ello se pudiera intuir una relación muchísimo más cercana de lo que realmente tenían. -...ya sabes.-

Intercambió una rapida mirada con Orion y se alejó un par de puestos para llamar la atención de Andy, y aprovechar revisar su móvil una vez más.

Cleo sintio los ojos de Marcus seguirla hasta la barra incluso en aquel corto recorrido. Andy le puso dos vasos delante.

-¿Como lo llevas, cariño?

LLeno los vasos y cogio uno.

-Un brindis por...

Dejo la frase en el aire para que Cleo la completara. 

-...una noche inolvidable.- Terminó Cleo la frase golpeando su vaso con el del hada, aunque su sonrisa ya había mermado. Bebió un sorbo pequeño de lo que fuera que Andy le hubiera servido, arrugando la cara de inmediato. Miró de reojo a donde estaban Marcus y Orion, antes de volverse hacia elle.

-Creo que es la noche más tensa que he tenido en mi vida.. Pero, hey, que no se diga que no me gusta jugar con fuego.- Le sonrió de medio lado, mostrando una mayor confianza en si misma de la que sentía. -Oye, ¿sabes algún modo en que pueda colarnos a Orion y a mi a la Sala VIP?- Preguntó bajando la voz.

Orion siguió la mirada de Marcus. Aquel cabrón con rastas estaba dispuesto a levantarle a la chica, el muy hijo de la gran puta. Desde luego, ¿qué va a salir bueno de la sangre de Eva von Sacher-Masoch? A pesar de todo, le divertía lo que estaba sucediendo. Bueno, al menos hasta que se dio cuenta de que Cleo estaba con Andy...

—Lo que me cuentas está muy bien —reconoció el vampiro, aunque su tono de voz y su expresión decían todo lo contrario—. Pero tal y como yo lo veo, Eva y tú tenéis dos... no, tres problemillas para ver cumplidos vuestros sueños hosteleros de tercera categoría. El primero —puso un dedo ante la cara de Marcus, no muy cerca, pero tampoco lejos—: es posible que más y más lacayos de Eva vayan muriendo si os quedáis en el Dragon Hotel. El segundo —los dedos formaban la V de victoria pero con la palma hacia dentro; Marcus llevaba suficiente tiempo en Inglaterra para saber qué significaba aquello—:  sois tan pardillos que pensáis que os vais a deshacer de los demonios hindúes así como así, degollando a un mago como quien sacrifica una cabra, JA, ¿el ritual os lo ha vendido la Orden de Merlín, memos? Y, tercero —dejó el dedo medio levantado ante Marcus—, os habéis olvidado de que YA hay un señor de los vampiros en Swansea y lo tienes delante de tu cara, primo.

Orion sonreía como un cocainómano que acabara de descubrir un pollo de perico olvidado en el bolsillo de su chaqueta. Esperaba ansioso la respuesta de Marcus para determinar hasta qué punto estaba el chiquillo al tanto de los planes de Eva.

-A ti te va la marcha, ¿eh, Cleo? Te echaré de menos cuando volvamos a Arcadia. Espera aquí un momentito. 

Andy miró a su alrededor antes de desaparecer por una puerta detrás de la barra. 

Marcus cayó en la trampa como un tonto.

-El mago no es para los raki-rakis, memo, es para la Señora. Una vez se beba su sangre, la magia de los Al-Rashid será suya y ni Yibul ni tú podréis disputarle Swansea (*). Harías bien en arrodillarte ante ella: la Señora es muy benevolente con los que reconocen su poder. (**)

—Ya veremos, hermano, ya veremos. Yo solamente me arrodillo cuando lo que voy a meterme en la boca me interesa mucho. Ahora, si me disculpas, voy a buscar a mi chorbi. Viene más caliente que las puertas del infierno* y le he prometido algunas cositas para esta noche. Mira, igual podría presentársela a la Señora. ¿Concede audiencia esta noche o se está afilando los colmillos para el postre? He oído que la carne de mago es correosa de cojones.

Orion hizo una estrafalaria reverencia y se dispuso a marcharse en busca de Cleo**. Por el camino iba buscando caras conocidas que trataran de pasar desapercibidas en la fiesta, especialmente a Dennis y a los RedBeat. Con la seguridad que había montado Eva lo tenían complicado, pero quizás habían logrado infiltrarse como camareros o incluso como algunos de los músicos de cámara. Por lo que le había contado Cleo cada vez tenían más adeptos de cualquier clase y condición. Al final terminarán fundando partido político, como el UKIP...

Cleo suspiró y le dio otro trago a la bebida, volviendo a arrugar el ceño. Sacó el móvil de nuevo para pretender estar distraída, pero tenía la vista por encima de la carcasa de Cthulhu atenta a la interacción entre los vampiros.

El hada abrio la puerta e hizo un gesto a Cleo:

-Pst, seguidme por aqui. Que no os vean.

Les condujo a traves de unas cocinas llenas de botellas y bandejas de comida. La mitad estaba atestada de posters y decoracion que se guardaba alli para un proximo evento (*).

-No toqueis nada, eso es para la movida de los wikkanos.

Cruzaron otra puerta y llegaron a una barra similar a la anterior pero que daba a una sala muchisimo mas elegante. La luz era tenue y provenia de enormes arañas de cristal. Un enjambre de camareros atendia a los invitados aqui y alla. Un grupo de rock tocaba en una esquina pero sin hacer mucho ruido, como para no molestar a los invitados.

Los invitados de aquella sala eran menos numerosos pero eran todo grandes personalidades de la noche de Swansea. 

La orquesta dejó de tocar. Unas enormes puertas de doble hoja se abrieron.

Eva Von Sacher-Masoch hizo su entrada. Todas las miradas confluyeron en ella, en su sobrecogedora presencia. Aunque sus ojos revelaban una sabiduría y una maldad antiguas, su cuerpo era el de una mujer joven y escultural. Su peinado era perfecto; su vestido, negro como la noche.

Las comisuras de sus labios rojos se curvaron hacia arriba en una sonrisa:

-Bienvenidos al Dragon Hotel-su voz aterciopelada e insinuante sonó en los oídos de todos los presentes como si les estuviera susurrando en la oreja-Espero que disfrutéis de una velada inolvidable.

A su alrededor iba su habitual cohorte de sirvientes ghouls, aduladores y esclavos. Pero una figura corpulenta y encorvada destacaba entre ellos: Yurga.

El señor de los rakshasas raramente se molestaba en disimular su apariencia demoníaca. Los rumores sobre él eran abundantes y siniestros pero los hechos probados eran mucho más inquietantes: controlaba más de la mitad de la ciudad. La mafia hindú había medrado bajo su protección y, una vez eliminada Denali Katun, le pertenecía. Bajo su mandato, los cementerios se vaciaban tan rapido como se llenaban. 

A la izquierda de Eva pero un paso por detras iba Rhiannon, Gran Maestre de la Orden de Merlin. Su actitud era altiva y regia. Habia escalado hasta la cima de su orden desde unos origenes muy humildes con practicamente todos los demas miembros en su contra y algunos atribuian (en privado) a su mandato el declive de la organizacion debido al rastro de cadaveres que habia dejado tras de si.

Era evidente que las dos mujeres no se gustaban en absoluto. 

Orion se quedo quieto en el sitio cuando apareció Eva. Sintió un cosquilleo en el estómago, una punzada en el pecho y un conato de erección. Siempre era así cuando la veía después de algún tiempo. Aquella mezcla de amor y lujuria que había sentido por ella hasta el momento de su conversión. ¿Es lo mismo que le pasa a Amethyst? ¿Qué sentía ella por mí antes de beber mi sangre? ¿Qué siente Marcus por Eva? NO. A Marcus no le abandonó como hizo conmigo. Él forma parte de su clan, de su séquito, de su ambición... Yo solamente era una putita con la que se divertía cuando se cansaba de tratar con los adultos.

La rabia arrasó toda aquella excitación y adoración como una ola que pillara por sorpresa a un bonito castillo de arena. Sus ojos llamearon en azul por un instante. Pero el dolor..., el dolor no quería marcharse y se hizo casi insoportable cuando ella dio la bienvenida a todo el mundo. Su voz... La voz de su ama...

Eva no estaba sola. Yurga, el otro responsable de su caída en desgracia le acompañaba, junto a su hija. Y los magos; los sucios y traicioneros magos. Alun y Rhiannon, la madre de la hija de Tsagoi...

—Cleo, creo que nos han tendido una trampa —susurró Orion—. Hay que sacar a Bayhass de aquí como sea.

Cleo estaba entre cohibida, aterrada, y emocionada por lo que estaba viendo. Casi de forma distraída se llevó un canapé a la boca que enseguida escupió con disimulo en su mano y volvió a poner en la bandeja, sintiendo frío en la espalda. Estaba segura, seguirísima, de que le había sabido a pollo crudo y podrido...

Miró a los invitados con atención, sacando el móvil rápidamente y escribiendo algo. -Según Yakub tenemos hasta las 12 para hacer una escapada. Podemos investigar un poco más.- Miró a Orion y le hizo un guiño. -Debemos esperar igual a ver si tienen suerte con Bleeder.- Su mirada estaba atenta alrededor, intentando ver si había alguien que entrara en la descripción que le había dado Sokolov o si alguien reaccionaba a su mensaje.

La presencia combinada de Eva, Yurga y Rhiannon era sobrecogedora: nadie se atrevia a mirar su movil delante de ellos.

Los recien llegados se mezclaron con los demas invitados intercambiando saludos y miradas asesinas. Los camareros se apresuraron a acudir con refrigerios, a recoger abrigos y hacer reverencias. Andy desaparecio por la puerta por la que habian venido. Orion y Cleo estaban detras de la barra.

Un rakshasa con ropajes de seda vino contoneandose hasta ellos. Sus movimientos eran exageradamente femeninos, como una parodia destinada a llamar la atencion. Miro a Cleo de pies a cabeza:

-Agua de fuego del Ganges. Ahora-no era facil adivinar la expresion de su cara de leona pero parecia que las ropas asiaticas de Kovac le habian hecho gracia-¿Que le pasa a ese esclavo? ¿Esta enfermo?

Señalaba a Orion que estaba tras la barra poniendo mala cara.(*)

Cleo maldijo por lo bajo que Andy desapareciera así como así; pero al mismo tiempo agradeció que gracias al hada ésta no fuera su primera vez como camarera en un evento supernatural[*]. -Enseguida, madame.- Se apresuró entonces a dar el servicio, mirando de reojo hacia Orion cuando la rakshasa se dirigió a él.

Cleo chasqueó los dedos hacia el vampiro. -¡Eh, tú! Despierta, coño. Has una ronda, ¿qué esperas?- Dijo con cierta autoridad hacia Orion, ojalá que éste aprovechara la oportunidad para mezclarse entre los camareros, aunque no descartaba que se volviera al otro salón a buscar a Bayhas y Yakub. Esperaba que no la dejara sola allí, pero no lo detendría si quería hacerlo.

Orion miró a Cleo como si no la conociera de nada y luego a la hija de Yurga. Las ignoró a ambas y saltó limpiamente la barra, se colocó bien el traje y comenzó a moverse por la fiesta observando detenidamente las evoluciones de Eva desde una distancia prudencial. Ya debería haberle detectado. ¿Acaso le estaba ignorando a posta? Cuando le invitó (¿cuánto tiempo había pasado?) ella tenía la esperanza de que nunca acudiese: Yurga y los raki-rakis debían encargarse de ello. Pero sabía que había sobrevivido al ataque, a la muerte de Owain y, probablemente, también que había luchado codo con codo con Marcus contra los RedBeat. Apostaba su mano derecha a que ya se había enterado de que él había acabado con Craig.

Y entonces, ¿por qué mostrarse tan esquiva? Podría haberle pedido que le entregara a Bayhas. Podría incluso haberle obligado a ello. ¿Por qué no lo había hecho? ¿Le temía ahora que la sangre del Dragón corría por sus venas? ¿Se mofaba de él?

El vampiro se concentró en su Señora. Uno a uno fue apagando los ruidos que se oían en aquel salón: la música de la banda, las protestas de Mishka, las palabras, las risas, los murmullos. Invocó el oscuro poder que lo impregnaba todo, la Exudación, que allí dentro mostraba una pestilencia densa y atrayente. Trataba de asir los hilos viscosos que aún le unían a su creadora, evitando tocar las hebras del resto; pero la maraña se extendía densa por toda la sala. El objeto de su odio y de su deseo se fue apagando, como un orgasmo que no culmina. El dolor mordió nuevamente sus entrañas. Un par de lágrimas de sangre brotaron de sus ojos muertos.

—¿Por qué me ignoras, Eva? —susurró imitando aquel truco que ella le había enseñado—. He acudido ante ti, después de todo.

Pero Eva le estaba ignorando. Orion no estaba seguro de si lo hacía a posta o sus poderes se estaban debilitando. Habían pasado varios días desde que se alimentara por última vez y, aunque sentía el poder crudo de Craig corriendo por sus venas, cada vez era más tenue. Era como un móvil quedándose sin batería.

-Vaya, qué interesante-dijo alguien a su lado sacándole de sus pensamientos.

Orion volvió en sí para ver a un tipo trajeado a su izquierda con un bombín mirándole. Sostenía algo en la mano que brillaba con luz roja. Era un talisman con forma de dragón.

-Tú... espera...-el hombre del bombín le señaló asintiendo lentamente-Claro: eres el vampiro que bebió la sangre de Owain... el que llamó a Yakub a su móvil... Todo encaja por fin.

Orion reconoció al personaje: era Alun Rhis Burfoot, de la Orden de Merlín. Había tratado menos con él que con Carter Lewis pero le hacía la misma o menos ilusión conocerle en profundidad. 

Aunque Cleo intentó disimular lo mejor posible poniéndose a limpiar vasos, no pudo dejar de notar que Mishka no le quitaba ojo de encima. 

-Espera, yo te conozco. Me han hablado de ti: eres esa chica que quería meterse en el negocio de Yibul pero no tuvo agallas al final. La de las pastillas. ¿Te acuerdas de mis amiguitos?

Hizo un gesto con la mano como si agarrara algo que flotaba frente a ella. Cleo notó un olor desagradable y familiar y empezó a percibir movimientos dentro de la barra. Unas pequeñas figuras negras corretearon entre los barriles.

-¿Estás intentando pagarte la siguiente dosis?