Partida Rol por web

Sin dilaciones el ingeniero y el primer oficial emprenden la peligrosa tarea de alcanzar la sala de control de vigilancia. Ollander busca donde meter sus manos. Una consola, un cableado, lo que sea. Todo sirve, y Mukherjee lo sigue como puede pese a su herida.

Los pasillos y salones se encuentran vacios y el silencio es sepulcral, dejando solo los pasos como único sonido latente. Si el enemigo se encuentra todavía dentro del edificio podría permanecer al acecho en cualquier lugar.

¿Quién sorprenderá a quien?

No todo está perdido porque al menos uno de los dos posee un arma.

Y no pasó mucho tiempo desde la partida de Unger y Jankowsky que el conducto de ventilación por donde había desaparecido Jack y Johnny trae de regreso a dos personas.

La sala de conferencias de la planta baja alberga una docena de tripulantes de la Excalibur, entre ellos la doctora Walker que atiende las heridas del moribundo Almirante Leonard y uno de sus guardias personales. El segundo guardia custodia la única entrada a la sala, ubicado detrás de una empalizada de mesas y sillas. También lo acompañan media docena de tripulantes con armas improvisadas; siendo estas caños de cortinas, patas de mesas y cosas similares.

Leonard parece que perdió el conocimiento y respira con dificultad. Ha perdido mucha sangre pese a los esfuerzos de Diane por estabilizarlo.

El resto de la tripulación está compuesta por personal sin entrenamiento en combate, siendo la mayoría auxiliares de ciencias y técnicos de mantenimiento.

El símbolo escapa a los presentes, dejando una vaga idea de algún suceso desagradable ocurrido en el pasado cercano. ¿Qué es específicamente? No lo recuerdan, pero es posible investigar en profundidad más tarde con el material necesario.

Al intentar operar la consola, en especial por el sistema de alarmas y comunicaciones, descubren que el mismo tiene un bloqueo que impide su uso. El bloqueo es digital y posee una clave alfanumérica de diez dígitos, lo que genera una tarea monumental su desciframiento inmediato.

Por otro lado Erika encuentra en una gaveta una pistola phaser y un tricorder, mejorando ampliamente las oportunidades de ellos.

De todas formas la sensación de que algo se escapa a plena vista de los dos es agobiante. Algo anda mal, muy mal y no pueden saber que es. Aun no lo saben…

Sargento, linterna en mano, y blindado con asientos arrancados, encabeza la marcha, con una tensión y odio, que esperaba poder descargar en el primer enemigo, y subsiguientes. Se le marcaban los músculos del rostro, la vena de la sien y casi se podían escuchar los latidos de su corazón.

Aakesh echó un última mirada a la capitán y a Lightman a medida que se alejaban

-Vayamos señor Ollander. Dado que la capitán no está y de momento no es oficial que me hayan degradado o expulsado de la Flota, está bajo mis órdenes. Le ordeno que si tiene que dejarme atrás, lo haga sin miramientos. Lo prioritario es llegar a la sala de control y dar la alarma.

Aakesh buscaba un panel o algo para acceder al sistema informático

-¿Cómo es posible que no haya ni un mísero botón para hacer saltar la alarma?

Iba despacio por la herida, aunque intentaba acelerar el paso en cuanto podía. Se mantenía atento también por si volvía a aparecer algún enemigo.

-Vaya con cuidado señor Ollander, y si se encuentra a un miembro de la Flota Estelar sin rango ni identificación, huya o déjelo inconsciente si tiene la oportunidad

Los minutos se deslizaban con una lentitud agobiante para Diane, que alternaba su atención entre la puerta de la sala por donde en cualquier momento podrían llegar sus futuros asesinos, el conducto de ventilación por donde sus dos compañeros habían desaparecido sin dejar rastro, y las cortinas cada vez más enrojecidas con las que estaba intentando detener la constante pérdida de sangre del Almirante. Por lo menos, podía dar gracias a que estuviera inconsciente: eso le permitía hacer más presión sobre la herida sin preocuparse por el dolor que el hombre pudiera llegar a sentir... sin embargo, tampoco parecía servir de mucho. Se sentía absolutamente impotente y eso se translucía en la fina línea en la que sus labios fruncidos se habían convertido. No soportaba perder el control sobre su vida o la de aquellos que se encontraban a su cargo pero, en esa ocasión, parecía que no le quedaba otro remedio que confiar en que Jankowski volviera a tiempo... y tiempo y Jankowski no eran dos conceptos que se llevaran demasiado bien.

En ese estado, al oír cómo alguien descendía hasta la sala, estuvo a punto de echar mano a su arma y prepararse para disparar o, más bien, lo habría hecho si hubiera tenido acceso a una. En aquella ocasión, sin embargo, su mano simplemente hendió el aire junto a su cintura en un gesto involuntario. -¡Señor Lightman!- Exclamó, habiéndose temido ya lo peor dada su tardanza -¡Señor Oll...! ¿Capitana?- Por muy extraño que le resultara, era más probable asumir que era ella que pensar que al Oficial de Ingeniería le había dado por jugar a los disfraces. -¿Qué ha pasado? ¿Saben lo que está ocurriendo?

Sin dejar de prestar atención al estado de su paciente y cambiando nuevamente sus improvisadas "vendas", explicó brevemente -El señor Jankowski y el señor Urmoz han ido en busca de material médico. Por lo visto, el Almirante Leonard ha sido atacado por enemigos infiltrados entre el personal de seguridad y, para variar, nadie entiende cómo ha podido suceder algo semejante. Seguramente algún iluminado encuentre la respuesta cuando ya estemos todos muertos o la crisis ya no tenga relevancia...- Masculló, del peor de los humores -Además, al parecer tenía algo importante que comunicarle a algún capitán de la Flota pero he de suponer que al final nuestro Oficial de seguridad ha bastado: creo que él mismo se dio cuenta de que tenía pocas posibilidades de salir de esta. Mis conocimientos tienen un límite y sin el material adecuado el mismo sentido tiene que esté yo aquí que un sacerdote rezando por que ocurra un milagro.

Volviendo a levantar la vista hacia los recién llegados durante apenas un instante, añadió -Señor Lightman, el señor Ollander entró a buscarle en el conducto poco después de su marcha: sinceramente espero que se lo hayan encontrado en algún momento.

No hizo falta hablar Sirril y Erika enseguida comprendieron que aquel simbolo no les era extraño del todo, aunque no conseguían identificar su procedencia. El vulcano trasteo algunos comandos en la consola mientras la comodoro revisaba las gavetas.

Parece que han distribuido algún tipo de virus en la red de control. Los sistemas de seguridad y comunicaciones estan inutilizados y el resto no será fácil

El vulcano no hacía más que activar controles evaluando si aquel terminal serviría de algo, sin poder acceder a la seguridad y las comunicaciones quizá pudiera entrar en otros sistemas menos protegidos. Sistemas de prevención de incencios, Sistemas de energía, estados de situación...

Tras revisar lo requerido, Erika encuentra el Tricorder que estaba buscando y una pistola phaser. - Bueno al menos estamos armados, esto no me genera nada bueno. Demasiada tranquilidad, es como el preludio a una tormenta que está por gestarse... -  comenta al entregar el arma al oficial mientras activa el Tricorder y lo coloca frente al símbolo que le resultaba familiar pero no logra enlazarlo con algún conocimiento adquirido. 

- Así es, lo extraño es que la Primer planta estaba siendo atacada según Ligthman y ahora no se ve nada. Ni un oficial, nadie. No hay movimiento, más este virus, podemos esperar lo peor. Intente ingresar al sistema confío en su intelecto para ello mientras espero el resultado de esto, nos puede dar un indicio hacia donde debemos enfocar la situación. -  afirmó hasta que se quedó unos segundos pensado. - ¿No será que...? -  rápidamente tomó la mano del oficial para darle el tricorder porque algo debía hacer. - Sostén mientras va informando. -  indica mientras busca algo con lo que trabar la puerta, es decir la única salida que tenían allí. 

Una vez que regresa, vuelve a sostener el aparato tras pedírselo. - ¿Y si las cámaras de seguridad solo reflejan lo que desean estas personas? Es decir, si hay un virus en el sistema no me extrañaría que las filmaciones sea viejas o anteriores a lo sucedido. Una vez que logras el acceso puedes hacer cualquier cosa. - expresa siendo consciente de que no era difícil de lograr aquello. - He trabado la puerta, por si las dudas... Al menos hasta ingresar al sistema y comprobar que todo funcione normal. -  termina por decir ya atenta al escaneo del símbolo. 

- Si, doctora Walker. Nos hemos encontrado con el señor Ollander en el conducto de ventilación, y también al señor Mukherjee, herido en una pierna. Ollander se ha quedado con él, para ayudarle a moverse. Van por los pasillos. La capitana y yo decidimos venir aquí, para reencontrarnos con los demás. Parece que estamos bajo un serio ataque, por sujetos ataviados con uniformes de la Flota pero sin distintivos de ninguna clase.

Dicho esto me aparto un poco y miro la situación de la sala, y si puedo ser de ayuda en la barricada que cubre la entrada de la sala.

El vulcano pensó unos instantes.
Desde luego es posible y fácil de averiguar

Con un ligero movimiento Sirril selecciono la cámara que controlaba los ascensores donde había acabado con el guardia para ver que mostraban las camaras

Mientras el sistema mostraba la imagen, el vulcano hizo unos ajustes en las configuraciones del tricorder.

Jankowsky se movió por los pasillos amortiguando sus pasos para evitar emitir cualquier ruido. Unger marcaba el ritmo mientras él vigilaba la retaguardia con su alma siempre en guardia. Notaba el peso de los chips de memoria en su bolsillo, desconocía cual era la información que guardaban pero su misión era entregárselos a de Alba.

Los atacantes podrían apostados estar en cualquier lugar y no quería que le pillaran por sorpresa, paraban en cada cruce o esquina para asomarse con sumo cuidado de no ser vistos. 

La situación era muy delicada y cada vez le gustaba menos a Cristina, al ver al almirante tendido en el suelo luchando por respirar y la impotencia de la doctora Walker por no poder hacer nada, comprendió que era en aquel momento donde debía actuar... al menos para tratar de organizar a aquel grupo y defender la posición.

- No me gusta dar falsas esperanzas señora Walker, pero tampoco debemos caer en la desesperación, yo si confio en la tripulación de la Excalibur y creo que los infiltrados que visten los uniformes están relacionados con organización terrorista con la que nos topamos en B-Sygnus. Lo prioritario ahora es conservar la calma, mi intención era que nos reuniéramos con los demás, pero no podemos dejar al almirante así.-aquel hombre era quien le había despojado de sus galones, pero no le guardaba rencor y ella sabía perfectamente cual era su obligación. Se arrodilló a su lado para comprobar su estado, no conocía personalmente a Leonard pero tenía que ser un peso pesado para haberse convertido en objetivo de los atacantes, su vida debía ser salvada- Señor Lightman debemos encargarnos de asegurar la zona y proteger al almirante, ¿alguno de vosotros posee algún tipo de arma?- se dirigió al resto mientras sacaba la barra metálica y se posicionaba cerca de la puerta, de todos los presentes era la más apta para el combate

Doblamos a la izquierda y luego a la derecha, no había indicios de la sala de control.

-Vayamos señor Ollander. Dado que la capitán no está y de momento no es oficial que me hayan degradado o expulsado de la Flota, está bajo mis órdenes. Le ordeno que si tiene que dejarme atrás, lo haga sin miramientos. Lo prioritario es llegar a la sala de control y dar la alarma.

Eché una mirada al Primer Oficial, cuestionando su órden sin emitir palabra alguna.

-Entendido, señor -dije al fin. Esperaba no tener que cumplir con ello.

-Vaya con cuidado señor Ollander, y si se encuentra a un miembro de la Flota Estelar sin rango ni identificación, huya o déjelo inconsciente si tiene la oportunidad

Sonreí ante las palabras del PO. 

-Señor, mi prioridad será sobrevivir. Aunque con lo concentrado que estoy en encontrar botones a la distancia dudo que pueda reconocer un uniforme incompleto -comenté.

Continuamos avanzando por el pasillo, ganando terreno sobre aquella tumba siniestra y silenciosa que nos rodeaba.

Todos los intentos por acceder al sistema fueron inútiles hasta que el hallazgo del tricorder supuso una herramienta alternativa para acceder al sistema informático del edificio.

El código de bloqueo no fue un problema ante el conocimiento de Sirril, que pese a no ser mucho igualmente bastó para romperlo y encontrar el problema real.

Las imágenes en bucle de las videocámaras de vigilancia terminaron junto al bloqueo para dar lugar a los eventos reales del edificio. En ese mismo instante media docena de sanitarios retiran en camilla a cuatro oficiales de alto rango por el acceso de carga situado en la parte trasera del complejo. El ángulo de la cámara solo permite visualizar una lanzadera sin registro. Casualmente son los oficiales que Sirril y Erika vieron ser atacados por los atacantes disfrazados.

Momentos antes del descubrimiento el análisis de la comodoro sobre el grafiti en la pared revela un dato más que interesante en el tricorder. Información que es enviada a uno de los monitores de la sala para su mejor lectura.

Algunos años atrás, específicamente en 2155, John Frederick Praxton, CEO de la compañía minera Orpheus, secuestró y usó la Formación Verteron en Marte para disparar contra el Cuartel general de San francisco bajo amenaza de expulsión de todos los alienígenas en el sistema Sol.  El movimiento liderado por él, Terra Prime, mediante sus mensajes xenofóbicos obligó al gobierno Terrestre a cumplir sus demandas.

Adicionalmente Praxton creó un hibrido Humano-Vulcano mediante el robo de material genético de dos tripulantes de la Enterprise y usó el bebe como propaganda anti-aliens por contaminar la pureza humana.

Por consecuencia de sus actos praxton y sus seguidores acabaron en prisión, situación que se mantiene al día de la fecha.

Entretanto las cámaras indican que el edificio fue evacuado –algo común como primera instancia de ataque – y que algunas personas se encuentran recluidas en el nivel superior, específicamente en el salón de audiencias noroeste.

Pero el punto de interés es la habitación donde Erika y Sirril se encuentran. Afuera, en el pasillo,  acaban de llegar Ollander y Mukherjee.

Jack y Aakesh llegan sin problemas al pasillo donde se encuentra la sala de control de vigilancia. El sitio parece abandonado al no encontrar ni una sola persona, pero la puerta de acceso a la sala de vigilancia se halla trabada, quizás atrancada desde el interior.

Pese al problema para ingresar Jack da con un panel de mantenimiento en la pared del pasillo, y aunque no tenga herramientas a mano el ingeniero puede intentar alguna locura tan solo con cruzar algunos cables y conectores de la manera correcta sin volar el edificio en el proceso.

Aakesh aprovecha el momento para descansar contra la pared  del pasillo y otear el otro pasillo en busca de enemigos. Por suerte el resto del edificio continúa vacio hasta el momento.

No pasa mucho tiempo, ni metros de pasillo y salas, que Unger y Eduard dan con un par de uniformados sin marcas. El dúo lleva pistolas y van de cuarto en cuarto examinando con mucho sigilo, pero no el suficiente para los experimentados tripulantes de la Excalibur que a tiempo evitan un encuentro directo con ellos.

Ahora toca decidir a los dos MACO que hacer y cómo hacerlo sin levantar su ventaja actual.