Sirril pudo ver el cruce de disparos mientras corría a una de las puertas, los certeros disparos de sus compañeros abatieron al rezagado... había que tener en cuenta que quizá no se tratara de un centinela sino que el cierre forzado que habían hecho desde la sala de control podía haberlo retenido.

El vulcano cambió de dirección dirigiendose a la puerta más cercana ahora que la amenaza había sido neutralizada, mientras corria hacía la puerta grito

Comodoro, la puerta!

En aquel trayecto mientras iba corriendo hacia el acceso donde se encontraba el enemigo en teoría, escucha a Sirril y asiente hasta acercarse al Vulcano. 

Una vez juntos, saca la tarjeta para deslizara y así desbloquear la entrada.  - A cubrirnos por si vienen más disparando. -advirtió a Sirril esperando que la puerta haga el click correspondiente para abrir. 

Aakesh asintió ante las órdenes de la comodoro, aunque su cara mostraba su disconformidad.

Puede aparecer por la espalda y estaríamos en medio de un fuego cruzado

Temiendo esta posibilidad se colocó de tal manera que le permitiese controlar ambas zonas lo mejor posible. A medida que sus compañeros avanzaban, él iba detrás, cubriéndose lo mejor posible y corriendo todo lo que su herida le permitía.

Dos guardias de la flota, uno dispara sin complejos y el otro....el otro ¿por qué no ha disparado a Sirril o a la comodoro?, los tenía en su línea de fuego y más cerca.....

El análisis de Diane en medio del caos circundante revela que el estado del almirante más allá de ser critico es urgente e inmediato en cuestión de la gravedad. La perdida de sangre es mayor de lo esperado, y sin elementos que permitan un examen detallado todo lo que puede conjeturar la doctora es el daño interno y consecuente sangrado interno. Decir quince minutos o media hora de vida es tal vez mucho.

El MACO parece sorprendido por un instante tras escuchar atentamente las novedades de la doctora Walker. - Entendido. Por favor cubran sus oídos porque procederemos a realizar una extracción forzada por tierra.- indica el soldado para llamar a uno de sus compañeros y dar un par de indicaciones. - Acción G39 por allí- dice al señalar la pared por donde bajaron por la ventana - Cobertura aquí y aquí. Máxima prioridad. ¡Vamos, vamos! - agrega al señalar un par de mesas para utilizar de cobertura frente a los heridos y demás.

En el ínterin el militar responde al timonel, que había realizado una pregunta interesante. - No estoy autorizado a brindar esa información por cuestiones operativas. Por favor cubranse. - y su tono es firme, sin intención de continuar con la platica.

Entonces el MACO extrae de uno de sus bolsillos dispositivos explosivos en la pared y los coloca en la pared con la finalidad de abrir un boquete y poder salir por allí.

-Aquí equipo Alfa. Preparados para extraer un herido de máxima prioridad. Abriendo entrada en treinta segundos - ordena el MACO por la radio para luego ir a cubierto y abrir un agujero en la pared luego de una explosión moderada.

Con excepción del potente ruido el único resultado es una nube de fino polvillo, producto de la explosión. Y desde el agujero en la pared, de forma sincronizada, entran dos soldados portando una camilla y equipamiento medico.

-Será requerida su asistencia medica hasta alcanzar la “zona verde”. Los demás, por favor siganme sin separarse y no alcen la cabeza. Vamos. - agrega el soldado a Cristina y Johnny luego de ayudar al guardia levemente herido, mientras los otros dos esperan a la doctora para mover a Leonard a la camilla y salir del edificio.

Evento general

Una explosión leve sacude un poco los vidrios y los muebles del complejo, activando las alarmas de incendio.

Luego de la detonación, y antes de la extracción, el guardia personal del almirante se acerca para ver el estado de su jefe y hablar brevemente con los responsables del cuidado del almirante.

-Vayan con cuidado. Estarán mas seguros con ellos. - sugiere el guardia ileso, para luego ir con los otros soldados hacia la entrada del salón. Al parecer van a ingresar al interior del complejo en búsqueda del misterioso enemigo. - Buena suerte. - se despide el hombre responsable de la supervivencia inicial del almirante. A continuación sale por la puerta con los demás hacia el pasillo.

El ultimo golpe de Unger es igual a recibir un mazazo con un yunque, porque el falso guardia es golpeado con un gancho ascendente que lo levanta en el aire un metro para finalmente caer al suelo con el rostro prácticamente irreconocible.

Esta mas que claro que el tipejo no volverá a levantarse luego del movimiento del Orionita.  

La tarjeta de la comodoro permitió abrirse paso hacia la bahía de carga, luego de pasar revisión al guardia aturdido que yace al lado de la salida.

Desde el lado de visión de Mukherjee y Ollander nada importante encontraron, porque el área de los baños y el deposito posterior se encontraba vacio.

Al abrirse la puerta de seguridad Sirril y Erika descubrieron demasiado tarde que la lanzadera ya había despegado y antes de ganar altura se posiciono en dirección a ellos para cubrir su huida.

Entonces el cañón de plasma frontal abrió fuego contra la puerta y todo lo que se encuentra en sus inmediaciones.

Los disparos de energía abrieron sendos agujeros en la pared y el suelo de la entrada, levantando chispas de material incandescente, escombros y polvillo por doquier.

El ataque por sorpresa había sido anticipado por los oficiales de la Flota Estelar, pero no aguardaban una respuesta tan agresiva y de semejante magnitud...

El orionita miró a ambos, se metió la linterna entre los dientes, mientras se agachaba y cada uno en una mano, los zarandeó a ver cual se despertaba antes. - Coganhante, geo gue es ma in-ordande i a po e gandode, a gue ... no e gue aaah adado. Había sentido la explosión, pero ... pensó que era que se había estrellado la nave. Los zarandeaba, pero no parecía que ninguno fuera a "despertar".

Cristina no se había identificado como capitana porque no lo había considerado relevante, sin embargo al ver actuar a los MACO lamentó no haberlo hecho, quería ir con ellos pero debía asegurarse de que el almirante era atendido adecuadamente, que complicado era algunas veces tomar decisiones... sus hombres se estaban dejando la piel y ella lo único que había hecho había sido arrastrarse por unos conductos de ventilación y pedir ayuda para evacuar al almirante que le había quitado los galones.

- Señor Lightman hay que asegurarse que el almirante llega bien al edificio, luego volveremos para combatir al enemigo- era la opción más lógica pero la que le provocaba mayor impotencia

La comodoro consiguió abrir la puesta con su tarjeta y con ellas las malas noticias.

La lanzadera había emprendido el vuelo pero aquello no hubiera sido más que un contratiempo, el principal problema eran aquellos cañones de plasma escupiendo fuego hacia Sirril y Erika.

El espíritu de supervivencia se adueñó de la reacción de Sirril quien si quiera poder evaluar y pensar saltó hacía un lado intentando arrastrar a la comodoro consigo.

Sirril pudo sentir las explosiones a sus pies notando el impulso por algunos metros pero saliendo airoso.

La situación estaba al límite, Erika jamás pensó que al abrir aquella puerta se iban a encontrar con una nave disparando a quemarropa. En ese momento su corazón se paralizó mientras siente como el Vulcano la rodea de la cintura para quitarla de la mira arrastrandola hacia un costado, con tal de salvar su vida en cuestión de segundos. 

Esto generó una reacción en cadena cuando aquella cercanía le permite a la Comodoro abrazarse a Sirril por el cuello y las piernas rodeando la cintura, con tal de girar ambos rodando ejerciendo fuerza y así alejarse por completo de los disparos.

Aquella maniobra era muy común para desarmar a una persona en combate, pero ella a diferencia de esa técnica que solo se trata de una defensa,  busca lo mismo que el Oficial, salvar a los dos quedando sentada sobre este atenta a todo y con su corazón latiendo enérgicamente. 

En aquel instante donde el sonido de los disparos aturden el entorno circundante, allí mismo donde la lejanía de la misma protección ejercida los mantiene cubiertos y a salvo, Erika le dedica una mirada al vulcano. 

Un segundo de intercambio y un millar de pensamientos que desbordaron la mente de la Comodoro al perderse en la mirada de Sirril, destellando un brillo misterioso e intrigante al transformar su mirada azulada en algo más profundo y secreto. 

La cuenta regresiva terminó con aquel lapsus, aún sentada sobre el oficial científico. Otro suspiro y de nuevo a la normalidad, a esa mirada que el vulcano conocía ya como una Comodoro, no como Erika. 

¿Atracción? ¿Complicidad? ¿Gratitud?  ¿Interés?  Solo la pelirroja sabe la respuesta mientras el eco recargado de los disparos entonan un ritmo desalentador, habiendo perdido la posibilidad de salvar aquellos oficiales secuestrados. 

- ¿Qué dice, capitana? Con el ruido de la alarma de incendios casi no la oigo... - digo acercándome un poco más a ella.

Asiento con la cabeza. Si bien se que ambos queremos combatir, el almirante necesita que le auxilien y por ahora somos los más indicados. No tenemos armas para atacar y defendernos, por lo que seremos más útiles ayudando al almirante a llegar a su ayuda médica.

- Vamos, entonces. Este hombre necesita de nuestra ayuda.

- Bien,ayúdeme a llevarlo entonces señor Lightman, usted es más robusto que yo, sería mejor que lo llevase sujetándolo por los brazos y que yo lo haga por los pies. Lo haremos con cuidado señora Walker- Le dijo a sus tripulantes mientras se agachaba y sujetaba al almirante por los pies, para sacarlo de allí con la ayuda del timonel y la supervisión de la doctora.

Aakesh estaba pendiente de cualquier movimiento o ruido extraño. Estaba seguro que en cualquier momento aparecería un nuevo guardia y les dispararía.

La comodoro abrió la puerta y Aakesh pudo observar a distancia como una lanzadera abría fuego hacia Sirril y la comodoro. Aakesh corrió hacia su posición como pudo. Puso el pháser a máxima potencia en modo matar y disparó hacia la lanzadera en cuanto estuvo a tiro. No sabía si conseguiría hacer algo, pero confiaba en, al menos, dañarla lo suficiente para dificultarle la huída.

-¡A cubierto! -gritó a sus compañeros mientras disparaba

-No... ¡otra vez no!- Pensó Diane, casi con rabia, al comprobar como el estado del Almirante empeoraba a ojos vista. ¿Cuándo se había debilitado tanto su estado? Le resultaba imposible determinarlo: el ser humano era una criatura demasiado frágil. Ella lo había comprobado en su mesa de operaciones demasiadas veces. Demasiadas. Se negaba a permitir que aquella fuera una baja más que añadir a la lista.

En aquellas circunstancias, parecía que la única oportunidad era forzar una extracción, pero aun así le costaba ver una esperanza para su paciente, cuyo rostro estaba cada vez más macilento. La explosión y el estridente ruido de la alarma de incendios la llevo a hacerse una leve herida en el labio a causa de la tensión, mientras se aseguraba de que el herido no era golpeado además por alguno de aquellos cascotes. Si además del agujero en la tripa tenía que empezar a preocuparse de que se le hubiera abierto el cráneo, ella se plantaba.

-Tan solo traten de zarandearlo lo menos posible...- Masculló, cuando la capitana y el piloto se acercaron para trasladarlo. Por mucho que le costara admitirlo y aceptar ayuda, era consciente de que ella difícilmente podía cargar con ese peso y menos con la delicadeza necesaria: aun así, eso no quitaba que se siguiera preocupando. Si al menos hubieran sido sus enfermeras... -Ya que tenemos que arriesgarnos a moverlo, por lo menos asegurémonos de llegar lo más rápido posible.- Indicó, reacomodando el cuerpo en la camilla lo mejor que pudo y sujetándolo para evitar que sufriera sacudidas con los vaivenes.

Los MACO dejaron muy en claro que el operativo de defensa en el cuartel general era exclusivamente tarea de ellos y del personal de seguridad de las instalaciones. Mucho menos permitieron que De Alba volviera con ellos a la acción cuando un tripulante previamente rescatado se dirigió a ella por su rango frente a los militares.

La tarea de llevar al almirante originalmente era para los dos MACO que esperaban, pero el ofrecimiento de Cristina y Johnny sirvió para que los dos soldados custodiaran el avance del pequeño grupo hasta la zona segura, ubicada a la vuelta del otro edificio justo enfrente al complejo general.

Una vez allí el almirante fue trasladado a una unidad de tratamiento médico de alta complejidad donde Walker asistió al moribundo hasta que fue relevada de su tarea poco antes que Leonard ingrese al quirófano.

En ese último instante el hombre había entrado en paro cardio-respiratorio por la enorme pérdida de sangre. Hasta allí Diane sintió que su tarea se encontraba inconclusa por ser negada a continuar dentro del quirófano. Pero las regulaciones eran así. Ella no podía ingresar.

Lightman media hora más tarde se reunió con Blake, que afortunadamente había llegado tarde que los demás en la lanzadera y por consiguiente no se vio envuelto en el ataque al igual que el resto de los tripulantes.

Para el caer de la tarde ellos se encontraban de regreso a sus aposentos, luego de presentar el respectivo informe sobre sus experiencias durante el ataque. Incluso la noticia no trascendió fuera del planeta, por motivos de seguridad y otro tanto político. 

Ninguno de los dos falsos guardias habría de despertar hasta muy avanzado el día, haciendo falta tratamiento medico por las contusiones craneales y demás huesos rotos.

Poco tiempo después un contingente de media docena de MACOs aparecieron para dar rescate a todos aquellos que aun estaban dentro del complejo.

Los prisioneros fueron escoltados por orden superior a las celdas para posterior interrogatorio y tanto el sargento Urmoz como el comandante Jankowsky recibieron órdenes de volver con sus compañeros para fortalecer la custodia hasta que todo el complejo fuera peinado y liberado del peligro.

En definitiva la tarea de dar caza a dos “terroristas” fue quitada de las manos de Eduard y Unger; pero las órdenes son lo primero…

Al finalizar el día todos regresaron a sus cuarteles y allí esperaron la nueva fecha para embarcar, porque las noticias sobre el “ataque” llegaban a cuentagotas y todo era un misterio.

Los disparos del primer oficial apenas rascaron la pintura de la lanzadera, la cual reanudó su elevación para inmediatamente desaparecer en el horizonte, por encima de los cerros circundantes. Momentos después un destacamento MACO llegó al lugar para asegurar el área y poner en resguardo a los cuatro presentes y dar atención medica a Mukherjee.

En cambio la suerte de la humana y del Vulcano fue tal que apenas tenían raspones por el brutal ataque de la lanzadera sin marcas. Igualmente ellos también fueron atendidos por sanitarios luego del primer oficial.

El complejo fue evacuado por los militares y las fuerzas de seguridad sin dar mayores explicaciones a los afectados, acudiendo al informe posterior con la idea que un par de hojas expedidas por el alto mando lograsen callar las dudas.

Pasado el mediodía los tres integrantes de la Excalibur se reunieron con sus compañeros y la comodoro fue invocada a dar cuenta de lo sucedido desde su perspectiva. Adicionalmente se ordenó a los afectados a guardar secreto de lo acaecido esa mañana de noviembre.

Al finalizar el día todos regresaron a sus cuarteles y allí esperaron la nueva fecha para embarcar, porque las noticias sobre el “ataque” llegaban a cuentagotas y todo era un misterio.