Partida Rol por web

Cristina al ver asomarse la cabeza de Muk, casi dio un respingo, que poco le había durado la tranquilidad...

- Señor Mukherjee... sí le veo ¿Han conseguido armarse?- le dijo al primer oficial para después atender a sus otros dos hombres.

- Entiendo... el problema es que mi única arma es esta barra de hierro, lo conveniente es que vinieran hacia aquí para salir todos por la ventanilla, y buscar una trampilla que conduce al exterior que se encuentra cerca de nuestra posición, en cualquier caso hay que avisarles, sí. Señor Lightman quizá sea conveniente que baje usted con el señor Mukherjee y yo vaya con los demás. Estoy tan incómoda cono usted en esta lata de sardinas...

Ante las órdenes dictadas por la Capitana quedé en la sola posición de seguir sus pasos.

-Voy detrás de usted, Capitana -indiqué.

El sargento asintió. Y sin más, empezó a salir de allí.

- Vamos a ver que encontramos, pero comandante, mi unidad, y aclaró, unos veinte hermanos, venían en el siguiente transporte. Igual va con ellos. Además, el botiquín personal de los hermanos puede ser suficiente, para curar al almirante o al menos, estabilizarlo. Si no es suficiente, no se preocupe. Es que estará muerto.

Propongo neutralizar alguna de las patrullas y con ello hacernos con algún arma. Así de paso, si tienen comunicadores, saber algo de lo que están tramando. Eso podríamos hacerlo de camino hacia el embarcadero. Estaba claro que era información clasificada, que sería lo que desembocaría en la próxima misión. - Por ese cacharrito hemos sido convocados aquí. Recalcó, señalándole la mano, mientras arrancaba algo para usarlo de arma, todo sin soltar su linterna, que quedaba algo pequeña en su manota.

Antes de que se vayan, Aakesh llama a la comodoro

-Tenga el phaser, les será más útil, ¡espero!

Rápidamente regresa a donde estaba y llama a la capitán

Unas voces familiares mostraron a Aakesh que la capitán no estaba sola

-Ollander, Lighmatn, ¡vaya sorpresa!. Sirril acabó con uno de ellos y le quitó el pháser, lo tiene la comodoro, por lo que tengo las mismas armas que usted. Por desgracia antes me hirieron, puedo moverme pero con dificultad. La comodoro y Sirril se dirigen hacia la Sala de Control, pero ha dado órdenes de que si encontramos un dispositivo para dar la alarma lo activemos.

Calló unos segundos

-Además, está la cuestión del atacante. Aparte de que la forma en que Sirril acabó con él es....discutible, tiene uniforme de la flota, pero sin distintitos, galones ni identificaciones, pero el uniforme es auténtico. La comodoro no sabía quien era por lo que no debía de estar destinado aquí. Es muy raro.
 

Cristina no soportaba a Muk, eso era algo indiscutible y siempre que hablaba con él tenía que hacerlo centrándose en el lazo profesional que los unía, sin embargo cuando le dijo que estaba herido se apresuró a acercarse a él para inspeccionarlo, al fin y al cabo era SU primer oficial y nadie tenía derecho a eliminarlo o causarle mal, sin su expreso consentimiento y pese a todo, lo prefería sano.

- ¿Donde lo han herido?- le dijo a su lado- ¿necesita ayuda?- su voz sonó preocupada mientras lo observaba por si era necesario aplicarle algún torniquete- Si puede moverse con dificultad, no podrá seguirnos a por los demás a la sala de conferencias para traer a todos y dirigirnos a la sala de control ¿verdad?

Aakesh se apoyó en la pared

-En la pierna, aquí -señala su parte alta, donde hay un trozo de tela de su uniforme taponando la herida- De momento sobreviviré y puedo moverme, pero con dificultad. Por los tubos no podré ir, y por los pasillos, sí, pero seguramente seré un estorbo y más si encontramos enemigos.

Miró a la capitán

-No me gusta decirlo, pero posiblemente tengan que dejarme atrás. Aplicando la lógica vulcana, por mucho que deteste decirlo, el bienestar de la mayoría supera al bienestar de la minoría o al de uno solo, como es mi caso en este momento.

Miró a su alrededor

-Si encontramos un panel tal vez podamos acceder al ordenador del complejo, y más teniendo a Ollander con nosotros. De esta manera podríamos intentar averiguar que pasa y dar la alarma. Si el atacante va uniformado como nosotros puede aprovechar la confusión para hacer lo que quiera.

Calló unos segundos

-Si al final se opta por seguir a la Sala de Control, intentaré seguirles, pero si he de quedarme atrás, lo haré capitán, aunque me ordene lo contrario

La miró fijamente

-No se malpiense, ahora que hemos alcanzado una tregua entre nosotros dos, no quiero llevarle la contraria ni decirle lo que hay que hacer, pero en este punto no pienso permitir que por mi culpa ustedes sufran las consecuencias. Tienen que salir de aquí y dar la alarma, aunque me dejen atrás. Además, así podré entretener al enemigo, aunque me temo que no podré hacerlo con un baile bollywoodiense como era mi propósito.

Aún en ese momento, Aakesh es capaz de bromear con su situación.

-Capitán, lo que usted ordene.

Al parecer, también había una "comodoro" que andaba soltando órdenes. Y además, quienes atacaban lo hacían bajo uniformes auténticos. Esto me hacía recordar a algo que me daba escalofríos.

-¿Uniformes auténticos? -pensé en voz alta- ¿No será la misma tecnología de control mental con la que nos encontramos en B-Sygnus, no?

La Capitana estaba decidiendo que hacer.

-Señora, en la sala de conferencias, donde estaba, no podía hacer nada -indiqué-. Seré mucho más útil si tengo enfrente un panel de control, al menos podríamos comunicarnos con el exterior.

Cristina escuchó con suma atención todo lo que el hindú les fue relatando para después atender a Ollander. Tanto él como Lightman estaba deseando de salir de los tubos de ventilación... es más ella misma también lo estaba deseando, pero De Alba como capitana o al menos en funciones, pues había sido despojada de sus galones, debía de ir a por los otros.

- Señor Mukherjee, no acostumbra a abandonar a ninguno de mis hombres, ni siquiera a usted y mira que me tienta hacerlo- sonrió maliciosa, Cristina tenía un particular sentido del humor y para ser sincera se había imaginado tirando al primero por la escotilla en más de una ocasión, pero no pensaba permitir que muriese ni que se sacrificara por nadie- el baile a lo Bollywood me lo debe a mí y pienso reclamarlo cuando salgamos de esta- señaló al hindú con el dedo muy seria- Tiene usted terminantemente prohibido quedarse atrás- a continuación miró al ingeniero y al timonel y para no entrar en discusiones y ponerse a trabajar lo antes posible les dijo- Necesito que uno de vosotros se quede con Mukherjee para que vayáis avanzando y que otro me acompañe para recoger a los otros... lo haría sóla pero no conozco los conductos y podría perderme. Señor Ollander vaya usted con el señor Mukherjee y usted señor Lightman es quien debería acompañarme, pero si hay alguna sugerencia más no tengo problema en escucharla...- dijo dando unos segundos a sus hombres por si querían añadir algo.

Aakesh asintió ante las palabras de Ollander

-Es lo que pensé, pero sin un análisis no lo sabremos. De todas formas van sin distintivos ni nada. Si están controlados son unos miembros de la Flota un tanto peculiares al carecer de los elementos básicos de su uniforme. Otra opción es que todo sea parte de alguna misión secreta de la Flota o de algún organismo secreto de la misma pero no lo tengo nada claro.

-Debería de haber algún panel de control o de computadora por algún lado señor Ollander.

Ante las palabras de la capitán sonrió. Sabía que no lo dejaría atrás, pero tenía que intentarlo. No quería que les pasase nada por su culpa.

-Capitán, si salimos de esta y no nos degradan, le prometo bailar ante toda la tripulación  de la Excalibur un baile de Bollywood ataviado con ropas de mi país. Si le parece bien iría por los pasillos, meterme ahí dado mi estado... -señala a los conductos- entre mi tamaño y la herida, no creo que pueda moverme mucho.

La habitación estaba vacía, Sirril y Erika accedieron sin perder tiempo intentando encontrar alguna respuesta sobre lo que estaba sucediendo. La consola mostraba las cámaras de seguridad, y estas no mostraban nada... no es que no mostraran nada raro sino que no mostraban nada ni buenos ni malos como si todo el mundo hubiera desaparecido sin más.

Sirril se fijo en el simbolo pintado en la pared, no estaba allí de casualidad una firma clara cargada de intenciones...

Puede que sea demasiado tarde y la fase 1 de lo que este por venir haya concluido.

La sorpresa fue grande para Erika cuando al ingresar junto a Sirril la Sala de Control se encontraba despejada, siendo aquel graffiti en único indicio de que habían estado allí. 

Completamente en silencio, la Comodoro recorre el lugar analizando cada detalle que pudiese llevarla a una conclusión o indicio.  Momento en el cual desvía la mirada hacia el vulcano aun con los pensamientos pululando en su mente. 

-Solo han venido a dejar un mensaje, uno muy claro pero escapa a mi conocimiento. Buscaré un tricorder para escanear el símbolo y ver si nos tira algún dato o información. - expresa al ir directamente hacia las gavetas aún con el símbolo en la mente, le sonaba pero no sabía de donde. 

Erika amaba los enigmas o acertijos, algo que le daba vida a su mente y esta situación para ella era uno para resolver. - Avise al resto de que puede moverse libremente,  quizás no salieron de aquí. No hay peligro aparente, lo cual es más sospechoso de lo que se cree...  - afirma mientras continúa buscando un tricorder. 

Quedo aliviado al ver que nuestro primer oficial, pese a estar herido, sigue con ganas y no se achica ante las adversidades.

- Supongo que tendremos que movernos rápido, si han eliminado a uno de los captores pronto se darán cuenta y empezarán a buscarnos. Me parece bien el plan que ustedes establezcan. Le sigo, capitana.

Sin dilaciones el sargento MACO y el nuevo oficial de seguridad emprenden la peligrosa tarea de dar caza al enemigo desconocido para capturar sus armas y de paso eliminar la amenaza latente.

Los pasillos y salones se encuentran vacios y el silencio es sepulcral, dejando solo los pasos como único sonido latente. Si el enemigo se encuentra todavía dentro del edificio podría permanecer al acecho en cualquier lugar.

¿Quién sorprenderá a quien?

El almirante continua en peligro pese a desmayarse a causa de sus heridas, y por mucho que haga Walker, nada podrá ayudar sin los elementos necesarios.

Por esa razón el comandante y el sargento salen en búsqueda de armas y elementos necesarios para el éxito de su objetivo.

Queda una sola arma bajo la tutela del guardia, que a partir de ahora custodia la única entrada al salón.

Otros tripulantes lo acompañan con armas improvisadas.

El tiempo apremia para los cuatro y cada segundo los expone al peligro de otro ataque similar al que enfrentaron el primer oficial y el Vulcano.

Por lo tanto Cristina y Johnny regresan por el conducto al nivel superior donde está la sala de audiencias con el resto de la tripulación.

Aakesh avanza bajo la compañía de Jack y siguen los pasos de la Comodoro y el oficial científico. El destino es la sala de control de seguridad.

Si ambos grupos tendrán éxito en su tarea solo el tiempo dirá.