Partida Rol por web

El rostro del agente de seguridad cambio al oír la presentación del Orionita y permitiendo que el humano dejara de apuntar. – No hay tiempo para preguntas – respondió  con apuro para luego atender el llamado del comunicador. – Si, si. El sendero esta libre. Esperamos la extracción. – habló por el aparato para luego guardar el comunicador en el bolsillo de su hombro.

- Entonces tiene trabajo sargento Unger – dijo el guardia al MACO cuando un instante después entra en escena al doblar la esquina del pasillo otro guardia acompañando un almirante seriamente herido.

El almirante tiene una herida de phaser en el vientre y no para de sangrar. Camina apoyado en otro guardia que tiene un pequeño corte en la cabeza y un hilo de sangre le cubre el lado derecho del rostro.

- Uf…uf… ¿Qué sucede aquí? ¿Quiénes son? – pregunta con dificultad el almirante al guardia que habla con Unger. Su respiración es agitada, al igual que su andar.

Levantó el dedo y empezó a decirle: - Tú me vas a oir niño. Sus palabras, cargadas de odio, salieron de su garganta con los dientes muy apretados, y una sonrisa maquiavélica en el rostro. No consentía que no le contestara, y cuando ya lo tenía decidido, hacerle comer su propia arma a tortas, apareció el almirante. - Salvado por la campana, niñato.

Entonces se giró levemente y con un berrido: - COMANDANTE, ES EL ALMIRANTE LEONAR, Y ESTÁ HERIDO. Tras eso se acercó al almirante y le comentó: - Tranquilo señor, que hay personal sanitario con nosotros. Somos parte de la dotación de la NX-10.

Esperó a que saliera el resto, o por lo menos alguien, que centrase la mirada del almirante, para acercarse al soldado. - Tú me vas a contar que pasa o vas a saber el jarabe que se da a los niños malos en mi planeta. Una sonrisa canalla aparecía en su rostros, mientras apretaba los dientes, mostrándolos, como si cuchicheara con un viejo amigo. Para reforzar su ... sugestión ... levantó el puño que sujetaba la linterna y lo mostró, apretado muy fuerte, como analizando sus nudillos, y dejándolo ver por el soldado.

Por ahora la suciedad del conducto es lo que menos me importa. No percatarme del desnivel ha sido un fallo que por fortuna no ha tenido más consecuencias que las de acabar atascado entre dos mujeres.

- Señoras, en este momento no se si... - empiezo a decir, pero al ver que se trataba de la capitán y la pelirroja del otro día que vista la graduación de su uniforme indica que es ni más ni menos que Comodora, prefiero callarme. - Miremos de ponernos todos bien en el conducto. La situación arriba está bastante peliaguda. Nos hemos encerrado en la sala nada más oír los disparos, y estamos buscando la manera de averiguar qué está pasando. Pensamos que deslizarnos por los conductos de ventilación seria buena idea, pero desconocíamos su recorrido. Y aquí estoy. ¿Y ustedes de dónde vienen? ¿También hay jaleo?

- - Gra...cias sargento… - responde el almirante Leonard intentando mantener la postura digna de alguien de su rango. Su rostro pálido demuestra su pésimo estado, que es obvio para todos los presentes.

- Vamos. Entremos al salón para ubicar al Almirante en una mesa o sillón. Pueden tomar mi arma. Mi vista se judío. – agrega el guardia que ayuda al almirante al señalar la herida en su cabeza que nubla su visión.

Y de inmediato se abren paso al salón de conferencias, en busca de un sitio confortable para el almirante herido.

Entonces el agente de seguridad, amenazado por Unger, comienza a explicar la situación para el Orionita y los demás presentes.

- En realidad no sabemos. Al principio todas las comunicaciones cayeron, luego la energía y finalmente fuimos atacados a mitad del pasillo central por cuatro uniformados. Visten igual que nosotros y se ven igual, sin nada extraño o que llame la atención.- informa el guardia en susurros para los presentes.
- El almirante ordenó buscar refugio hasta que las fuerzas del exterior acudieran. Creo que tiene algo importante entre manos… por eso buscaba algún capitán o comodoro. – agrega antes de ingresar al salón donde el resto de la tripulación se encuentra.

Pese a lo incómodo de al situación la capitana prestó especial atención a lo que les dijo Lightman.

- Gracias señora Schmidt- le dijo a Erika cuando consiguió liberarse del peso del timonel, para a acontinuación dirigirse a Johnny-¿Con quien estaba usted señor Lightman?- le dijo yendo directamente al grano- estábamos en la sala de interrogatorios, en la planta baja, no hemos oído disparos pero nos hemos enterado de que el cuartel estaba siendo atacado porque la Comodoro y el señor Sirril entraron a la sala donde me encontraba con el señor Mukherjee y nos informaron. Nos hemos dividido para tratar de salir de aquí y saber que está ocurriendo y quienes nos atacan.

Antes de que me diera cuenta, mis manos, que hasta hacía un instante rozaban la tela del pantalón de Lightman, dejaron de aferrarla. Miré hacia arriba. Hubo voces alrededor, Eduard que se precipitaba, un guardia que aparecía por el pasillo y un Unger que se le quería tirar encima. Pero todo esto pronto quedó en las sombras, cuando tomé impulso y di un salto raudo, con brazos y piernas trepando por el conducto.

-¡¿Qué demonios, Lightman?! -vociferé.

Ya analizando la situación un poco más, Erika se acomoda y escucha lo que el timonel tiene para decir. Al parecer la primer planta se encontraba rodeada por estos individuos, lo cual no generaba gran expectativa el ir hacia allí. No se podía avanzar hacia un lugar que prácticamente está lleno de enemigos, la salida tendría que ser otra. 

- Creo que es mejor regresar por donde vinimos, es decir, salir al exterior siguiendo el camino del Mukherjee y Sirril. Si optamos por este camino nos encontraremos con la situación que menciona el Oficial aquí presente, pero si vamos a la Sala de Control, va a estar rodeada y nosotros indefensos. Lo mejor es seguir el conducto hasta la Sala donde se encuentra la ventana que da al exterior. Es lo único camino seguro si no queremos ser escudos humanos. -  sugiere con presteza, convencida de que sería la única opción y gracias a ello, como conoce bastante el lugar, decide pasar por entre los dos oficiales con la espalda pegada a la pared hasta quedar libre de ambos. 

Por esa razón, avanza en el sentido contrario a lo planeado, esto era cuestión de supervivencia y de momento los conductos daban la seguridad como así también el tiempo para decidir.  Ahora prestando absoluta atención a los movimientos del entorno, va pensando cual dirección tomar recordando a modo de mapa las salas mentalmente. 

El plan de acceder a la sala de control de vigilancia (S.C.V.) tiene un punto flaco. Es posible que las suposiciones de la Comodoro sean correctas y que el enemigo se encuentre allí monitoreando el complejo. Es una posibilidad…

En cambio volver por el ducto de ventilación hasta la habitación de mantenimiento (305e) supone un riesgo en tiempo además de posibles encuentros hostiles. Tal vez la tercera opción sea la más viable para Erika.

Los tres actualmente se encuentran sobre la sala de conferencias 301, y cerca de allí existe otra habitación de mantenimiento. Precisamente la 301ª, que posee una ventana tragaluz con salida al exterior luego de trepar por el desnivel de un metro y medio, con inclinación en 45 grados.

De todas formas queda un trecho por recorrer a pie una vez que abandonen el ducto de ventilación, cuya salida se halla muy cerca del punto de interés: La Sala de control de vigilancia.

La comodoro Schmidt nuevamente explica las opciones a Lightman y De Alba, en base a la ubicación actual de ellos y las posibles salidas al exterior.

- Bien. Se frotó las mano. - Ya sabemos que van disfrazados, que se orgniazan en grupos de combate y tienen un objetivo determinado. Que no es un ataque indiscriminado. Pensó en voz alta.

Se giró hacia el Comadante hermano y preguntó: - ¿Comandante? Esperaba una intervención y mientras pensaba en su unidad. - Tengo que llegar hasta ellos. Y mientras pensaba en como llegar se empezó a reir por lo bajo. - Por favor, rata de aire acondicionado, sal de allí antes de que te envenenes. Señalaba hacia arriba, para indicar lo que le hacía gracia. Señalaba hacia los conductos de ventilación.

El estress de la batalla se precipita y los pensamientos abordan la mente de Sirril.

Humanos... siempre complicando las cosas... di mi propia vida por ellos y lo único que me han dado es desprecio y desconfianza... quiero conocimiento, quiero averiguar los secretos de aquella civilización tan diferente a la humana, llena de saber y no debo perder el tiempo con los que me desprecian

Los pensamientos van y vienen como de si un sueño se tratara entremezclados con el fragor de la batalla.

Aakesh poco pudo hacer salvo ponerse a cubierto. Pudo escuchar el disparo del phaser y se temió lo peor, por lo que se asomo lentamente, pudiendo observar como el vulcano neutralizaba al vigilante.

-¡Buen trabajo señor Sirril!

Se acercó cojeando, tenía una herida fea pero podía caminar, aunque sé apoyaba en la pared para ayudarse.

-Bueno, tenemos un arma

Miró al guardia

-¿Uno de los nuestros? Esto es muy raro, conviene que lo registremos por si porta algo que nos dé una pista sobre lo que está pasando

Aakesh miró a Sirril y no pudo evitar pensar en la primera misión de la Excalibur

¿De nuevo control mental?

El disparo del guardia es evitado por el Vulcano, quemando sus ropas debajo de su brazo izquierdo pero sin mayores daños. Al mismo tiempo el ataque de Sirril deja fuera de combate al uniformado, dejando espacio al primer oficial para que salga de su escondite.

Aakesh renguea un poco pero puede andar por sí solo.

El agente de seguridad no tiene identificación y su arma tampoco tiene marcas de registro.

Es un hombre adulto, de aproximadamente cuarenta años de edad, de cabello castaño, y su altura y peso promedio es acorde al tipo atlético . No posee objetos aparte de la pistola phaser.

Aakesh poco pudo hacer salvo ponerse a cubierto. Pudo escuchar el disparo del phaser y se temió lo peor, por lo que se asomo lentamente, pudiendo observar como el vulcano neutralizaba al vigilante.

-¡Buen trabajo señor Sirril!

Se acercó cojeando, tenía una herida fea pero podía caminar, aunque sé apoyaba en la pared para ayudarse.

-Bueno, tenemos un arma

Miró al guardia

-¿Uno de los nuestros? Esto es muy raro, conviene que lo registremos por si porta algo que nos dé una pista sobre lo que está pasando

Aakesh miró a Sirril y no pudo evitar pensar en la primera misión de la Excalibur

¿De nuevo control mental?

- Humanos… seres tan irracionales como esquivos para la lógica Vulcana. Esquivos sí, pero no para ti, que has trascendido las barreras y limitaciones de nuestra decadente especie. Eres todo lo que Surak deseo en su lecho de muerte. No lo desaproveches… mira… mira con atención. – y la respuesta del otro Sirril traen a la mente del oficial científico una serie de imágenes que jamás había visto.

Una sala de negrura sin igual, un escritorio en el centro rodeado por lapidas virtuales. Observadores y un informante… el centro de conspiración del cuadrante alfa acaba de tejer sus redes sobre todos. Y así será por centurias a llegar…

Alguien dentro del edificio posee la llave de la situación…

Luego de la fugaz visión todo regresa a la normalidad, aunque durante los segundos perdidos por el oficial científico dentro de la visión han causado cambios en la situación actual….

El “otro” Sirril desaparece, dejando la escena hasta nuevo aviso.

-¿Uno de los nuestros? Esto es muy raro, conviene que lo registremos por si porta algo que nos dé una pista sobre lo que está pasando

Aakesh miró a Sirril y no pudo evitar pensar en la primera misión de la Excalibur

Sirril miró a Mukherjee y respondió sin expresión alguna – Es el enemigo. Debe ser tratado por igual. – y luego de su explicación el Vulcano pisó con fuerza el cuello del guardia en el suelo hasta que sus huesos emitieron un crujido sobrecogedor.

- ¿Cuál es su nivel de puntería? – pregunta Sirril al recoger el phaser.

-¿Uno de los nuestros? Esto es muy raro, conviene que lo registremos por si porta algo que nos dé una pista sobre lo que está pasando

Aakesh miró a Sirril y no pudo evitar pensar en la primera misión de la Excalibur

Luego de las palabras del primer oficial transcurrieron importantes segundos para el Vulcano. Lo siguiente que supo fue que él sostenía el phaser, y el guardián yacía en el suelo con el cuello roto por aplastamiento. La mirada de Aakesh era de total incredulidad.