Partida Rol por web

Luego de despedir a Sirril y Mukherjee las dos mujeres comienzan su proeza de arrastrarse por el tubo de ventilación hacia la sala de seguridad. Casi a medio camino lentamente suben y bajan por el estrecho sendero, hasta que un ruido llega a ellas desde arriba.

Al parecer es un sonido que viaja por el efecto del eco dentro del interior de la cañería de ventilación por la que viajan ahora.

Y casualmente encima de ellas se encuentra una tubería de la planta alta …

Jhonny estaba por comenzar su aventura por los tubos de ventilación cuando un ruido llamó su atención.

Al parecer es un sonido que viaja por el efecto del eco dentro del interior de la cañería de ventilación. Tal vez que proviene de un par de metros adelante, donde hay una intersección que conecta con el primer subsuelo…

A Cristina aquello de gatear tras la comodoro no le hacía mucha gracia... especialmente porque tenía que estar viéndole el trasero constantemente y porque los espacios cerrados la ponían nerviosa, sin embargo ahí estaba, tratando de buscar una salida y saber algo más de lo que estaba pasando y cuales eran sus enemigos. Entonces un sonido del interior de la cañeria la hizo detenderse.

- ¿Qué puede ser eso?- susurró para sólo ser escuchada por Erika- ¿Y si vamos por ahí?- sugirió indicando la tubería que daba a la primera planta.
 

No era para nada cómodo el solo hecho de andar a cuatro patas en un espacio reducido, al margen de que Erika tenía demasiados pensamientos en su cabeza y justamente no se encontraba la sensación que le generaba estar allí dentro. 

A medida que continuaba en su andar "gatuno" no sentía cansancio pero imaginaba que al bajar se encontraría con algo peor, dado que si avanzaron por el camino que optaron, terminarían allí justamente. Eso dejaba tensa a la Comodoro, por más que se preguntaba el motivo de aquella fatalidad. ¿Por qué en la Academia? ¿Nadie advirtió? ¿Ni una alarma sonó? 

Ya abrumada entre ideas, presunciones y algunos sucesos anteriores a esto, hicieron que se mantenga en silencio hasta que un sonido detiene sus pasos y la voz de la Capitán ayudó bastante. -Debe ser de la primera planta, avancemos por ese lado porque si seguimos el camino planificado seremos motivo de disparo. - respondió intrigada por lo que estaba escuchando, al menos desde allí podía captar lo que va sucediendo dentro del lugar. - Disparos no son, vayamos a ver de que se trata. - termina por decir avanzando un poco más. 

Gracias a Jack consigo meterme en el tubo y estoy dentro cuando oigo un extraño ruido.

- ¡Pero que asco! ¿Es que aquí no limpian nunca o qué? ¡Está lleno de polvo y bichos muertos!- me pongo a cuatro patas, dispuesto a recorrer el conducto, pero el ruido me pone en alerta. - Oigo algo... No sé que puede ser...

Aakesh intenta salir sin llamar la atención pero un guarda les descubre apuntándolos. Aakesh se da cuenta de que titubea pero al final decide apuntarle a él.

No le queda otra que intentar esquivar el disparo, aunque sin mucho éxito. Tras recibir el impacto, Aakesh intenta alcanzar algún punto dónde pueda cubrirse.

La suerte estaba echada y era el momento de actuar. El vulcano salió al pasillo principal pudiendo ver a un guardia justo donde había previsto, era el lugar más lógico y para eso el vulcano no tenía rival.

Desenfundó su arma pero algo capto su atención girando el arma hacía su derecha donde sin duda había detectado la presencia del primer oficial. El intruso abrió fuero sin dudar y por el grito de dolor que acompaño al sonido del phaser pareció dar en el blanco.

No había tiempo que perder y la distancia no era lo suficientemente pequeña como para evitar un nuevo disparo, Sirril no lo pensó más y cargo directamente contra el enemigo a fin de derribarlo mientras hacía una finta para esquivar los disparos.

A Jankowsky no le sentó bien que el orionita saliera de la sala de esa forma, si los atacantes estaban cerca estaría poniendo a todos los presentes en peligro.

-Mierda Unger en que estas pensando.- No lo dijo en voz alta ni estaba seguro de que el maco lo oyera.

Miró a Lighman que estaba dentro, había dicho que oía algo.

-Que dices que oyes Lighman, ¡ten cuidado!- Por un momento temió estar poniendo en peligro la vida del piloto, debió haber sido él quien se metiera ahí pero la impetuosidad de la juventud del enérgico Johny se le adelantó.- Ollander, a la mínima señal de peligro tira de él.- los atacantes podrían usar el sistema de ventilación para hacerles salir de la sala, con humo u otro agente tóxico.

Se asomó siguiendo con la mirada a Unger y vió a un agente de seguridad de los Cuarteles. Aunque eso pudiera ser una buena noticia a Eduard le daba mala espina ¿podría tratarse de un golpe desde dentro?. Entonces buscó algo contundente con que defenderse o poder lanzar, no le gustaba estar desarmado.

Miró al comandante con más cara de asco que antes. Si es que eso era posible. - ¿Y tú eres comandnate? ¿No ves, cacho idiota, que os estoy dando una distracción, para que podáis hacer lo que os de la gana? De todas maneras era comandante, y antes de dirigirse al tipo con toda las intenciones (al guardia) de estamparle la cabeza contra la pared media docena de veces, contestó: - Diversificación táctica.

Parado sobre una torre bamboleante de sillas y mesas, asistiendo a Lightman, me sentí el blanco perfecto. Si alguien malintencionado entraba por la puerta, el primero que se recibiría el disparo sería yo.

Un guardia parece acercarse, por fin, la caballería.

-¡Eduard! -dije, alertando al Oficial Táctico, mientras mantenía mis manos en alto para tomar al piloto de la Excalibur si se atascaba o encontraba una cucaracha. Levanté la vista y murmuré para que me escuchara- ¡Por favor, Ligthman! ¡Ten cuidado! ¡No queremos que se te arruine el peinado!

Tal vez fue algo que sorprendió a Lightman dentro del conducto de ventilación. O simplemente no tuvo en cuenta un desnivel por estar atento a “otra” cosa que acaba de descubrir.

El punto es que el timonel y experto guitarrista se pierde de vista rápidamente dentro del conducto de ventilación.

Ni Ollander ni los demás entienden lo que sucedió, porque Johnny desapareció de un segundo para el otro.

Tanto las mujeres como el timonel escucharon ruidos dentro del conducto de ventilación. Sonidos de algo moviéndose dentro del conducto, y producto del eco producido hicieron difícil la tarea de ubicar el origen del asunto hasta que fue demasiado tarde.

Tarde porque desde el nivel superior a Erika y Cristina algo cae por la pendiente. Específicamente por el conducto que une ambos niveles de ventilación; y aunque el conducto es estrecho la caída no es tan literal. Es más como “deslizarse sin estilo”.

Y sin dar tiempo a las dos mujeres, estas de pronto son golpeadas por “eso” que cae desde arriba, y resulta ser nada más ni nada menos que Lightman, el famoso timonel y experto guitarrista de la Excalibur.

El pobre hombre queda atrapado – al igual que las mujeres -  en el conducto de ventilación y para colmo de males queda encima de ambas mujeres en posición inversa a la dirección de ellas.

El disparo toma por sorpresa al primer oficial, que apenas logra evitar que el disparo diera un poco más arriba de la cadera al herir la parte alta de su pierna.

Instantes después Muk encuentra cobertura entre las filas de asientos del salón, al llegar de un pequeño salto. La herida no se ve tan mal pero puede complicar su acción de llegar hasta el pistolero que a toda percepción es igual a cualquier guardia de seguridad de la flota.

Por el otro lado Sirril vio que el guardia disparaba hacia el interior del pasillo, específicamente donde su compañero podría estar, y el grito de dolor confirmo la herida del primer oficial.

Entonces el Vulcano cargó contra el guardia pero no fue lo suficientemente rápido para evitar otro disparo, que en esta ocasión es contra él. Casi al mismo tiempo el ataque hacia el guardia es fácilmente esquivado por este.

El golpe del vulcano fue rechazado facilmente por el atacante, pero la carrera de Sirril se sirvió para tomar una posición en la que esquivar el disparo le fue fácil. Era el momento de la acción y Sirril no tenía la intención de volver a fallar, esta vez la ventaja era suya pues en el cuerpo a cuerpo la pistola phaser no le ayudaría mucho, Sirril hizó un rápido movimiento mientras miraba de reojo al primer oficial comprobando que aun seguía con vida. El poderío del vulcano en el cuerpo al cuerpo le dio la oportunidad de alcanzar su cuello aplicando un quirurjio golpe.

Jankowsky corrió hacia el lugar donde estaba Ollander al ver desaparecer a Johny:

-¿Qué demonios acaba de suceder? ¡Maldita sea Ollander, no lo tenías bien agarrado!. Joder.

Rapidamente Jankowsky empuja a Ollander sin esperar su respuesta, se asoma como puede por el conducto de ventilación a fin de saber que sucedió con el piloto.

-¡Johny, Lightmaaan! ¿Me oyes?

Cristina, que estaba un pelín quemada por estar arrastrándose por la cañerías tras Erika, sencillamente no vió venir el objeto volador no identificado hasta que lo tuvo literalemente encima, terminando de bruces completamente contra el suelo y aplastada. A De Alba le costó recuperarse unos segundos por el susto... pero a medida que su cerebro fue reaccionando se percató que lo que tenía encima era el rockero posaderas de Lightman

"Maldita sea... de entre todos los hombres del mundo y el que me llueve es mi timonel... el dios primigenio te odia, admítelo" pensó Cristina con amargura

- Señor Lightman... tiene usted...- comenzó a farfullar mientras trataba de echarse hacia atrás cual gusanillo de seda, para salir del atolladero- el don... de la oportunidad... tendría la amabilidad de hacerse a un lado... joder, con todo lo delgado que está y lo... que pesa- farfullo algunas cosas más en español mientras reculaba como podía

Todo era cuestión de avanzar y seguir aquel sonido hacia donde fuese necesario, pero Erika jamás pensó que le llovería por el conducto al guitarrista de la Tripulación Excalibur. Momento en el cual se desliza con el mismo empuje de la caída en si, quedando atorado entre las dos mientras que mi trasero se apoya con firmeza en el rostro del oficial. - Lo siento. -  se disculpa la Comodoro mientras intenta salir del enredo. 

Una vez que logra salir, apoya los pies contra las paredes del conducto mientras escucha a la Capitán que debía estar pasándolo fatal con todo el peso del timonel sobre ella. - Tranquila, intentaré subir un poco para despejar y así él puede moverse. Al menos ha comprobado que estoy bañada. -  expresa sonriendo, pese al susto que se llevó y continúa avanzando para dejar libre. 

De momento Erika estaba interesada en la situación de más arriba, así que detuvo su andar para preguntar al oficial. - ¿También han sido atacados en la primer planta? ¿Cuál es la situación? -  pregunta muy intrigada y con ansias de saber, era importante tener en cuenta aquello para decidir una salida más segura. 

El agente de seguridad se aproximó raudo al ver el coloso envestido con asientos del salón, como un caballero medieval con gruesa armadura. Solo le falta su montura y la lanza.

¡Alto! ¡Identifíquese o disparo! – ordenó el guardia al apuntar a Unger y a todos lo que estuvieran detrás de él.

Finalmente el hombre se detuvo a tres metros del Orionita, y con ambas manos apunto su arma y espero alguna respuesta.

Entretanto el comunicador del guardia comenzaba a sonar...

El grandullón se acercaba a este con la misma sutileza con la que caracterizaba a todas las cosas que hacia. Ninguna. - Mira idiota, le espetó, si no sabes quién soy, es que te mereces un para de ostias para que lo aprendas. Y si dirigía a él bastante enfadado. Y ya a la distancia que le apuntó con ambas manos le contestó más enfadado si cabe. - Idiota, ¿Qué no ves que soy el Sargento Urmoz de los MACO? Y fuera de tonterías refunfuñó. ¿Qué mierda está pasando?¿A qué vienen esos disparos?

- Igual es que con mi nuevo vestuario no me ha reconocido el bobo este. Se concedió a si mismo, antes de saltar a arrancarle la yugular a mordiscos. Y tanto un pensamiento como el otro le hizo sacar unas risitas que no fue capaz de disimular.

Nuevamente el destino se ensaña con Sirril, y su esquiva parece fallar otra vez. Aunque el pensamiento obra a velocidades que el cuerpo desconoce, el desfasaje entre los dos organismos pone en duda un tema fundamental para el Vulcano.

- Mírate ahora. Enredado en asuntos que ponen en peligro tu existencia cuando hay cosas más importantes que investigar. – pregunta la figura alterna de Sirril, desde un asiento junto a Mukherjee.

El Vulcano cómodamente sentado observa todo, con notable interés. – Podría enseñarte tantas cosas. Solo si lo permites. – pregunta al final, mientras Sirril lucha por su vida.