Partida Rol por web

Tras tantear algunos puestos y comerciantes, comenzaste a preguntar a éstos e incluso a interesados por baratijas y productos acerca de algún ermitaño asentado por la zona. Lo único que obtuviste por respuesta fueron negativas de los que se acercaban a ver el mercado, y varios intentos de venta de productos por parte de los comerciantes. Tu unidad R2 miraba insistentemente por doquier, pero no lograba atisbar alguien con tales características.

***

Tras deambular sin saber muy bien qué hacer o a quién más preguntar, comenzó a hacerse de noche en el planeta. Aquellos días debían durar poco y R2 comenzó a emitir pitidos.

Jefe, deberíamos encontrar algún tipo de refugio. Este lugar parece peligroso para no estacionar en... algún habitáculo -señaló.

 - Estoy de acuerdo, vamos a buscar un lugar donde hospedamos. - Le respondí a mi droide, antes de buscar un lugar donde pasar la noche.

Tras andar por las viviendas de aquel asentamiento (sin alejarte demasiado del mercado para no desubicarte) encontraste un lugar donde, al parecer, se ofrecían habitaciones. Era una especie de hostal que tenía vagas letras dibujadas en un letrero que una vez tuvo luminiscencia... Bajo él, había una "carta de precios". El lugar no era muy alentador, pero aquel asentamiento era prácticamente un puñado de chabolas vagamente construidas:

 La habitación común era la opción más asequible. R2 podía mantener en alerta, para asegurarse de que nadie sospechoso se acercase demasiado a nuestro rincón...

Aquel posadero miró con malos ojos a tu unidad R2. Sin embargo, no denegó su entrada, pues otros tantos inquilinos en la habitación eran droides. Había todo tipo de razas alienígenas en ese cuarto: duros, twi'leks, devaronianos y otras razas siderales cuya presencia en el planeta era mínima. El aspecto de todos ellos no era demasiado alentador, pero era la habitación que habías cogido. R2 B2 te pidió permiso para desconectarse un par de horas en modo ahorro energético, aunque sin dejar de estar alerta.

Los ruidos de aquellos compañeros de habitación eran toscos y pesados, y dudaste en si serías capaz de dormir. Sin embargo, el sueño pudo contigo.

***

un anciano en cuclillas meditaba sobre una roca. Tenía los ojos cerrados. Sin embargo, en cierto momento, los abrió y comenzó a hablarte. Estaba lejos, pero lo sentías y veías muy cerca, como a un palmo de tu rostro. Su nombre, según te decía, era Dasis. Era maestro de Jedi y añadió que hacía tiempo que te estaba esperando.

La imagen comenzó a incluir más cosas: el anciano se levantó en la roca, pero aquello era en realidad un monte. A su lado había una cueva, y veías la imágen en perspectiva, como si el zoom de tu visión se alejase para ello. Luego siguió hablando, diciéndote que no debías retrasarte si querías inmiscuirte en los caminos de la Fuerza.

Ahora, joven, ¡DESPIÉRTATE!, PERO ATENTO: ocúpate del pequeño asunto sin violencia; la Fuerza dictamina no hacer males innecesarios. Adelante.

***
Entonces despertaste de aquel sueño... Dos figuras invisibles en la negrura del cuarto estaban delante de tí, como observándote. No veías sus rostros, sólo sus siluetas. Alzaron tus manos contra tí, ¡pronto caerías en sus garras!

Tratando de mantener la calma, traté de discernir si los dos extraños eran verdaderamente una amenaza...

Efectivamente, notaste que aquellas dos figuras que no veías muy bien tenían claras intenciones hostiles. R2 salió de su estado estacionario y comenzó a pitar para avisarte, mientras otros tipos se despertaban poco a poco; sin embargo, tú ya sabías que nada bueno traían esos dos.

Uso La Fuerza para hacer que nos dejen en paz:

- No tenemos nada que os interese, no vale la pena perder el tiempo con nosotros. Será mejor que os vayáis antes de que venga las autoridades...

Trato de escapar de ellos, poniendo mi cama entre ellos y yo, mientras grito, para alarmar a mis compañeros de habitación:

- ¡Socorro, ladrones, nos asaltan!.

Quizá el haber escogido aquella habitación común fuera una baza bastante importante, dada la situación actual. Las figuras se quedaron paralizadas, petrificadas, justo cuando fueron tus voces las que alertaron al resto. Rápidamente se despertaron todos en cadena, vieron la situación y se levantaron hacia los dos tipos. Luces automáticas, rudimentariamente instaladas en aquella alcoba común, se encendieron, dejando ver a los dos tipos.

Se trata de dos maleantes con pinta despreciable, cuyo oficio no debía ser sino hacerse pasar por clientes y robar a cuantos desprevenidos pudiera haber. Y tú parecías haber estado en su punto de mira. El resto de viajeros, tus compañeros de cama, se lanzaron hacia ellos, linchándolos, y justo entonces entró por la compuerta el posadreo para poner orden ante tal escándalo.

Un corrillo se formó ante los dos tipos. Estaban magulladísimos y con cortes en la cara. Y todo había ocurrido hacía pocos segundos. Las brutales palizas no acabaron ahí, y tras explicar la situación al posadero, éste hizo que dos de los que pernoctaban los arrastrasen hacia la salida por un desayuno gratis (cosa que, por supuesto hicieron). Tu droide astromecánico te alertó haciéndote saber que estaba recargado por completo.

Hay que tener cuidado, ¡jefe! -comenzó a decir R2 mientras comenzaba a amanecer-. Debería bajar a desayunar, mis escáneres aconsejan que adquiera severos nutrientes y carbohidratos.

 - Gracias, lo haré. Creo que ya se cual debe de ser nuestro siguiente paso a continuación... - Le respondí, mientras me disponía a prepararme para bajar a desayunar.

 Tras tomar mi desayuno, R2 y yo vamos de regreso a nuestra nave. Con la visión que tuve durante mi sueño y la vista de pájaro que puede obtener del lugar, confío en poder localizarlo gracias a poder ponerme en la misma situación...