Partida Rol por web

Star Wars Stories: Sprouts of the Force

PRÓLOGO: Oney Reerni

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18/03/2023, 21:14
Director

Eh, sí... —Dosak terminó de procesar la propuesta mientras miraba a Lizz.— ¡Cl-claro! ¡Vamos a montar una buena!
Los tres se levantaron y comenzaron a seguirte, aunque Kollis y Egibo aún mantenían el ánimo turbado.
Divertíos, muchachos. No volváis tarde —Mantuvo su tono amable al despediros, y tras hacerlo empezó a conversar con los weequay.
Rom se echó a un lado para que pasarais, dándoos un vistazo de pasada a medida que salíais del reservado, para luego volver a ocupar su lugar. Una vez lejos de oídos indiscretos, Egibo hizo vuestra seña de "Reunión". Al hablar, fue tajante.
No vamos a aceptar.
¡¿Qué?! —Kollis y Dosak respondieron al unísono.
¿Es que no lo veis? —dijo con tono alterado— Nos va a poner en manos de un cualquiera para aprovecharse de nosotros. Fel'zusa es solo un cebo —Te miró, buscando apoyo.— Oney, sabes que digo la verdad —Estaba lagrimeando, algo que difícilmente habías visto antes en Egibo. La situación la superaba por primera vez.

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18/03/2023, 22:10
Oney Reerni

Oney odiaba ver así a Egibo y entendía de donde venía. Su amiga se había sentido culpable por la pérdida de Fel'zusa y tenía que estar costándole mucho negarse a aceptar la oportunidad de volver a encontrarse con ella. Creía saber por lo que lo hacía, por el bien de todos los demás. De Dosak, de Collis y de Oney.

Posó una mano en su hombro, tomó aire y asintió, girándose hacia los dos chicos. Egibo tiene razón, no diría de negarnos sino. Sabéis lo mucho que le afectó lo que ocurrió con Fel'zusa, al igual que a todos nosotros. Tomó asiento, derrotado. He estado pensando que todo esto es muy oportuno para Lizz. Casualmente Fel'zusa ha aparecido en un planeta y casualmente Lizz tiene un amigo en dicho planeta que nos quiere reclutar para su banda.

Miró a Kollis y a Dosak. La verdad es que me cuadra mucho más que esto estuviera planeado y que el rapto de Fel'zusa hubiera estado organizado para llevarnos a este camino. Para obligarnos a ir a Circumtore.

Volvió la mirada a Egibo, aún derrotado, antes de dejarse caer en el asiento. ¿Pero cómo vamos a abandonar a Fel'zusa a su suerte? Nosotros estamos juntos, los cuatro. Pero ella estará sola allí. A saber lo que la obligarán a hacer si no aceptamos. Los ojos del Pantorano se humedecieron también al pensar en la pequeña. El grupo era fuerte porque se complementaban bien. Solos valían mucho menos y esa gente sacaría de Fel lo que habían pagado por ella. No quería pensar en ello. Si lo que pienso es cierto, el trato de Lizz ya estaba cerrado antes de llevarse a Fel, y el trato nos incluía a todos. Fel no es un cebo, es una amenaza. Nunca hemos dejado de ser esclavos.

Dos lágrimas brotaron de los ojos de Oney. Odiaba que los demás le vieran así, en especial Dosak, por lo que se abrazó las piernas y hundió su cabeza en ellas.

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19/03/2023, 10:04
Director

[Música recomendada]

Egibo no pudo aguantarse las ganas de llorar, pero también prefirió no hacerlo evidente, dándole la espalda al grupo.
Tío... —Dosak se agachó y te agarró un brazo con cuidado.— La cosa está complicada, pero ya verás que conseguiremos, no sé... que se arregle de alguna forma —Se tomó un instante antes de seguir.— Es decir... es mejor si hacemos lo que nos dicen y así podemos reunirnos con la enana y su cacharro, a quedarnos y que la jefa nos eche del gremio.
O peor... —Añadió Kollis, a quien también se le veía afectado.
Egibo consiguió recomponerse, aunque aún tuvo que sorberse los mocos un rato.
Sí... Oney tiene razón. Los tres la tenéis —Se sacó un pequeño bláster de debajo del poncho, que le llegaba por debajo de la cintura, y lo tiró en la primera caja o bidón que encontrase cerca. Tanto Dosak como Kollis se quedaron pasmados.
¿E-Egibo? —dijo el rodiano.
Tranquilos, ya he descartado esa opción —Apartó la mirada.— Lo mejor será ir con esos tíos sin armar bulla. Al final... no podemos permitirnos seguir perdiendo. Y yo desde luego no voy a perder a nadie más; incluso si tengo que seguir vendiéndome a otros.
El resto guardó silencio, sin saber muy bien qué contestar a aquello.

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19/03/2023, 11:57
Oney Reerni

Oney levantó la vista al sentir el contacto de Dosak y se permitió dedicarle una sonrisa triste. El zabrak siempre conseguía reconfortarle. Miró la bláster con sorpresa y se giró hacia Egibo. Estaba dispuesta a todo para salvarles, incluso a matar. No podía sentirse más orgulloso de considerarse su amigo, aunque las últimas palabras de la chica hicieron que un escalofrío recorriese la espalda del Pantorano. No pensaba preguntarle a lo que se refería, eso era algo que ella contaría si así lo quería.

Se acercó a la barra del bar de Aris. Jefa, me da que esta noche será la última que pasemos por aquí. Le dijo a la dueña del antro, apenado. ¿Nos sacar 4 para celebrarlo? La última palabra hacía indicar que era de todo menos una celebración. Una vez con las copas, volvió donde el grupo.

Venga, que no todo es malo. Dijo, consciente de que el ánimo estaba demasiado bajo. No era para menos, acababan de descubrir que nunca habían dejado de ser esclavos en cierta forma. Pero estar abajo no les iba a ayudar y de todos, era él quien debía cambiar aquello. Miró a Dosak y le dio la primera de las copas. Vamos a seguir todos juntos y somos el mejor equipo. Lizz no mentía al decirlo. Tus músculos, la cabeza de Egibo, los sentidos de Kollis, las habilidades de Fel'zusa y mi labia.

Centró su atención entonces en Kollis, extendiéndole la segunda copa. Es una putada, sí, pero también una oportunidad. Solo tenemos que seguirles el juego, que se confíen. Cuando lo hagan, podremos escapar. Kollis, tú sabes pilotar, ¿verdad? Aquí no tenemos acceso a naves, pero estoy convencido de que allí habrá naves  y que incluso llegará el momento en que se nos permita usarlas.

Miró entonces a Egibo, tendiéndole la tercera consumición. Y con Fel de nuestro lado no habrá rastreador que se le escape. Nos han quitado a la enana porque éramos demasiado buenos juntos. Allí estaremos los cinco, jefa. Sonrió en su dirección. Vamos a necesitar tu cabeza para sacarnos de ahí. ¿Qué me dices? Por Fel. Alzó su consumición para proponer un brindis.

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19/03/2023, 19:14
Director

—¡Imparables! ¡Claro que sí! —Vitoreó el zabrak alzando la copa.
Ehm... supongo que se puede hacer algo —Cogió la suya el rodiano.— Siempre que no nos metamos en muchos líos o haya pasta para un nuevo transpondedor —Sonrió mientras agarraba el vaso con ambas manos.
Egibo miró su copa y luego te miró a los ojos. La duda estaba ahí, pero con el ánimo del grupo incluso los peores pensamientos podían verse superados por la esperanza de volver a estar juntos. Te dedicó una sonrisa algo triste, gesticulando su aprecio con sus ojos. Cogió la copa y la alzó para brindar.
Por Fel.
Por Fel'zusa —El rodiano levantó la suya.
¡Por Fel! —Dosak no se hizo esperar.— ¡Y también por la cantidad de créditos que nos vamos a llevar!
Kollis y Egibo rieron con la ocurrencia de Dosak. Realmente debió ser el momento triste más feliz en, al menos, mucho tiempo. Sin embargo, tu brindis debería esperar.

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Sentiste de golpe cómo te levantaban físicamente en el aire, a la vez que a tus amigos se les pusieron los ojos como platos.
Grrrr. ¿Dónde esssstá, pillasssstre? —El trandoshano puso su cara reptiliana a unos centímetros de la tuya.
—¡¡Oney!! —gritó Egibo, a la vez que se alejó hasta donde había dejado el bláster.
Dosak no perdió tampoco el tiempo y se tiró a placar al lagarto, pero consiguió poco menos que hacerle vibrar en el sitio. El encapuchado lo cogió con la otra garra libre y lo apartó a un lado con la suficiente fuerza como para que callese al suelo. A Kollis lo poseyó el miedo, por lo que se quedó sentado donde estaba.
Contesssssta, muchacho. No tengo todo el día.

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19/03/2023, 21:03
Oney Reerni

Oney dejó caer la copa del susto de verse suspendido en el aire de repente. Al ver al trandoshano el pantorano dejó escapar un ruido de sorpresa y miedo. No... No sé de qué me habla. Musitó, nervioso. No entendía que les hubiera localizado, no tenía sentido. Le habían dado esquinazo. Era demasiado persistente.

Observó horrorizado como recibía el placaje de Dosak sin inmutarse. Este tipo era muy capaz de matarle allí mismo sin esfuerzo. Vio por el rabillo del ojo a Egibo dirigirse hacia el bláster. Tal vez esa era la única esperanza. Pare, por favor. Me hace daño. Suplicó, poniendo la mejor cara de bueno que podía, aunque ya sabía de antemano que el teatro no iba a funcionar con el gigante. Sabía que había sido Oney el que se había llevado ese objeto y parecía que nada iba a detenerle hasta que lo recuperase. Solo confiaba en ganar tiempo para que Egibo cogiera el bláster.

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20/03/2023, 20:10
Director

¡¡Suéltalo!! —El grito de Egibo resonó en la sala. Apuntaba con el bláster de antes al trandoshano, dedo en gatillo.— Suéltalo o te frío, desgraciado.
El trandoshano dejó de prestarte atención y visualizó la situación.
Niña, baja essse arma —El tono era imperativo, pero calmado.
No te lo voy a volver a repetir —Adoptó una postura más idónea para abrir fuego.— ¡¡YA!!
No hubo reacción física por parte del extraño, pero de alguna manera lograste percibir una sensación muy sutil; casi como si se escapase de lo material. Una sensación como de que algo había cambiado.
Hijo de... —La mirialana tenía la duda en los ojos, y aun así, apretó el gatillo. O eso creyó por un instante.
A pesar de que ejerció fuerza con el dedo, aquel bláster no se disparó.
¡¿Qué?! —Revisó por ambos lados, buscando si se había dejado el seguro puesto, y a continuación una fuerza invisible se lo arrancó de las manos, haciéndola levitar un metro en el aire. Acto seguido, el arma fue estrujada con violencia, convirtiéndose en un amasijo de metal y plástico. Egibo se quedó con una expresión de incredulidad y terror a partes iguales.
El trandoshano no tardó en devolverte la atención, pero lo que fuera a decir quedó anulado por los disparos que resonaron a sus espaldas y el gruñido quejicoso que emitió el reptiliano. Te soltó con brusquedad al recibir los disparos, y al instante de producirse el fuego de bláster, se giró desenvainando un sable láser del que surgió un haz de luz verde intenso. Encaró a su enemigo y lo cortó en dos con su arma legendaria. Desde el suelo pudiste ver a Rom desparramar su aceite por el suelo de la calle. Los otros hombres y mujeres de la nautolana se quedaron patidifusos con lo ocurrido, y llevados por el terror comenzaron a disparar a diestro y siniestro, sin parece siquiera acordarse de que estabais allí. Aquel bigardo usó su espada de luz con dificultad para desviar algunos disparos, siendo que el resto tenían la posibilidad de impactaros a vosotros.
Kollis agarró por la muñeca a Egibo y un Dosak algo aturullado te recogió del suelo para llevarte a la espalda por la entrada trasera del local, junto a los otros dos. Aún cuando estabais alejándoos, el sonido del tiroteo y algún grito resonaba por las calles, y en pocos minutos un par de patrullas gubernamentales aparecieron en sus speeders en dirección al local.
De la muñequera de Kollis podía verse la lucecita de retransmisión de emergencia que os dio Lizz hace años.
¡¿Y ahora qué?! —gritó el rodiano mientras corríais a toda velocidad por las calles del astillero.
Egibo no parecía estar demasiado centrada como para tomar decisiones. Tenía una cara que parecía haber visto el Más Allá.
¡Pue-pues con la jefa! —contestó Dosak— ¡Si nos quiere, en Pultar por lo menos estaremos seguros!
Tu compañera pareció salir del ensimismamiento. Puso "esa" expresión que solía poner cuando se le acababa de ocurrir algo. Apretó el paso, pero no en dirección hacia el local de Pultar, sino para pasarse de calle en cuanto pudiera, hacia un destino que solo ella conocía.
¡Egibo! —espetó Kollis al verla marchar. Dosak se quedó confundido, sin saber si deberían seguirla o continuar hasta llegar junto a Lizz.

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20/03/2023, 22:55
Oney Reerni

Oney miró horrorizado a Egibo. Iba a hacerlo, iba a matar. Probablemente él estaría dispuesto a hacer lo mismo por cualquiera del grupo, pero ver que otra persona lo hacía por él le conmovió. Durante su vida había estado acostumbrado al abandono, a la indiferencia y a sobrevivir por su cuenta, por eso había desarrollado ese carácter superficial e indiferente. Era una coraza. Pero ver a su mejor amiga dispuesta a todo por él movió algo dentro de su corazón.

Sin embargo, lo que ocurrió a continuación apartó aquellos pensamientos de su cabeza y se quedó en blanco observando la pistola que levitaba frente a él, momentos antes de autodestruirse. ¿Qué clase de bláster has comprado, Egibo? ¿Te han timado?

Una vez más, no tuvo tiempo para reaccionar, de pronto unos disparos centraron la atención del trandoshano y de pronto vio que estaba libre, solo para que el agarre fuese reemplazado por el de Dosak. Nada que ver en realidad, aquel agarre le hacía sentir seguro. Observó el extraño arma del reptiliano y tragó saliva. ¿Quién es este tío? Jamás había visto algo parecido y estaba seguro de que volvería a encontrarse con él, por desgracia. Parecía un depredador insaciable. Sin dedicar una segunda mirada a Rom, aceptó el viaje de Dosak de buen grado, agarrándose a los hombros de su musculoso amigo.

El pantorano consiguió ver el rostro de Egibo antes de que cambiase de dirección. No lo dudó, iba a ir con ella hasta el final. ¡Tras ella! Tenemos que estar juntos. Les dijo a sus dos amigos, para posteriormente echar a correr y girarse para guiñarle el ojo a Dosak. Gracias por el viaje, por cierto.

No sabía cual era el plan de Egibo, pero confiaba en ella y no iban a separarse. No otra vez. Kollis, estate alerta. Es probable que el trandoshano nos siga cuando acabe en el bar.

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21/03/2023, 00:05
Director

El rodiano asintió, no pudiendo evitar mirar tras de sí una vez inició la carrera con vosotros dos. Seguisteis a Egibo doblando algunas calles, y después de un rato te empezó a parecer que estaba tan solo dando vueltas. Pero incluso antes de dar coba a este pensamiento, cuando entrasteis en una callejuela poco transitada, el trandoshano cayó frente a Egibo sable láser en mano, aunque no encendido.

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Ambos se miraron, y en lugar de correr la mirialana comenzó a conversar con el tipo.
No tengo... grrrrr... tiempo, muchacha —No parecía hostil, y de hecho había recibido unos toques más aparte de los disparos en la espalda.
¡E-E-Egibo! —dijo Kollis preocupado.
Tranquilos —Hizo un gesto de calma con la mano.— Escúcheme. Usted quiere lo que hemos robado, ¿cierto?
Grrrrrr, ¿hace falta que me repita? —Se empezó a presionar una parte del brazo, de donde todavía salía un humillo.
Bien. Se lo daremos, y usted nos ayudará a recuperar a nuestra amiga —Sea como sea, no lo decía en broma.
El trandoshano se la quedó mirando, mostrando sus colmillos. Dosak y Kollis no terminaban de procesar qué se suponía que estaba pasando.
Llevadme hassssta el decodificador y la tarjeta, y ya veremosssss como osssss puedo ayudar —Él tampoco parecía ir de farol. Bajó su sable y lo enganchó al cinto.
Eso sí, te aviso: si nos la pegas, te va a faltar galaxia para correr.
Si los trandoshanos podían sonreír, la mueca que puso fue lo más parecido a una sonrisa que pudo hacer. Egibo no parecía dispuesta a discutir el plan, pero de camino a Pultar se esperaba que el resto intentasen medir su nivel de locura, mientras un bicharraco reptiloide iba pegando saltos de tejado en tejado, siguiéndolos.

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21/03/2023, 12:36
Oney Reerni

Oney entendió el plan al momento, pero no sabía si podían fiarse del trandoshano. Había demostrado ser muy fuerte, desde luego, ¿pero mantendría su parte del trato? Avanzó junto a Egibo, mirando hacia atrás con desconfianza, como si aquel tipo pduiera lanzarse con aquel arma sobre ellos de un momento para otro.

Es verdad que si nos hubiera querido muertos ya lo hubiéramos estado hace tiempo, ¿pero de verdad crees que podemos fiarnos de él? Los problemas de confianza del Pantorano no iban a desvanecerse. Si hacemos esto no habrá vuelta atrás, Lizz nos buscará hasta el final. No tendremos donde ir si el trandoshano no cumple su palabra.

Oney no estaba particularme en contra del plan, pero no le gustaba nada confiar en alguien que no conocía. Si que es cierto que parecía sincero cuando ha dicho que intentaría ayudarnos y ahora mismo parece la mejor opción, pero quiero que todos sepamos los que estamos haciendo. Miró a Dosak y a Kollis para confirmar que estaban todos en la misma página antes de seguir adelante. 

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21/03/2023, 22:27
Director

—Me gusta tanto como a ti el poner mi confianza en tu tipo que hace poco te tenía a medio metro del suelo —Egibo sonrió con cierta sorna por la idea de aquello— Pero créeme que prefiero jugármela aceptando la ayuda de alguien que no parece demasiado interesado en nosotros salvo por conseguir un par de cacharros. Además —Miró al trandoshano dar aquellos silenciosos saltos por encima de vuestras cabezas— se le da de lujo pelear.
De Egibo tenías esa certeza suicida de quien no tiene nada que perder. Algo intimidante cuando os tenía a vosotros y a Fel'zusa en su pensamiento. Luego, Kollis y Dosak sí que estaban claramente contrariados por la decisión. No compraban al cien por cien, pero quitando su confianza en la mirialana, tampoco parecía ocurrírseles nada mejor.
Una vez cerca del local, Egibo buscó un punto estratégico para observar la situación: el edificio seguía abierto, aunque con algunos hombres armados guardando la entrada principal (que sin ser lo habitual, tampoco destacaban entre la afluencia del público), y otros en la entrada trasera. No había rastro de Lizz, por lo que podría seguir en el interior. Solo un tirador apostado en el tejado de otro edificio algo más lejos de la cantina, por lo que esperaban problemas.
Por las estrellas... —dijo el zabrak— Si tenemos que vérnoslas con todo eso... qui-quiero decir, ¡yo puedo con todo! ¡Si-
—No va a ser necesario darnos de leches todavía —Egibo dejó de usar los binoculares de Kollis y se los devolvió.— Lo más probable es que ni sospechen de que hayamos hecho un nuevo amigo —Miró al trandoshano y este puso una mueca de resignación— así que el plan será más sencillo de lo que creía. Primero Dosak, Kollis, Oney y yo apareceremos por la calle que llevaba hacia el local de Aris. Haremos el papel de que conseguimos escapar del ataque, y una vez estemos dentro Oney se meterá en la trastienda para coger el decodificador y la tarjeta. Dosak, Kollis y yo nos quedaremos a entretener a Lizz y al resto.
Y... ¿le vamos a robar así, sin más? —dijo Kollis con gesto de preocupación.
Es parte del trato. A cambio —Volvió a mirar al trandoshano— nuestro colega aquí presente nos sacará del planeta. Porque en alguna nave con hipermotor habrás venido, ¿verdad?
—Grrrr... sssssí... —Puso los ojos en blanco.
—Ya decía yo —Miró en general a todos con aire de suficiencia.— ¿Quejas? ¿Preguntas? ¿Sugerencias?

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22/03/2023, 23:31
Oney Reerni

Asintió al plan. No parecía complicado, pero dependía en parte de las habilidades interpretativas del grupo y de que no hubiera nadie en la trastienda. O al menos que pudiera robar sin ser detectado una vez dentro. Lo bueno era que jugaban con la ventaja del trandoshano. Lizz estaría más preocupado por el gigante que por ellos, desde luego, y también los guardias. Estarían buscando a un enorme hombre-lagarto y cuatro críos serían el menos de sus problemas.

Creo que puede funcionar. Dijo, tratando de animar a Dosak y a Kollis que parecían más reacios. Ahora mismo están preocupados por un trandoshano gigante que quiere esos objetos, nervioso. Será más fácil engañarles y tendrán la atención puesta en la entrada, no dentro de la propia trastienda.

Miró al trandoshano y, antes de salir junto con el grupo le hizo una última pregunta, lleno de curiosidad. Si las cosas van mal, contamos contigo, ¿verdad grandullón? Le dijo, dedicándole la más encantadora de sus sonrisas y sin ningún ánimo de ofender. Además, tenemos el destino de nuestra parte. El que roba a un ladrón tiene mil años de perdón. Ahora mismo somos los buenos.

Era curioso estar en el otro lado por una vez, aunque probablemente él era el único que lo veía así. Sin pensárselo más veces, salió corriendo hacia la cantina, mirando para atrás con terror, fingiendo estar siendo perseguido por algo.

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23/03/2023, 13:13
Director

El trandoshano asintió, asumiendo la responsabilidad. Egibo se quitó su muñequera y reajustó algo en el pequeño panel.
Tenga —Le tendió el dispositivo al trandoshano, pero al ver la diferencia con envergadura de su muñeca, este terminó simplemente tomándola en una de sus garras.— Si la cosa se tuerce, Kollis enviará el aviso.
—Essssstaré atento.
—Bien, ¡vamos! —La mirialana hizo un gesto y empezó a actuar, así como Dosak y Kollis.
Que la Fuerza ossss acompañe...

 

[Música recomendada]

 

¡Corre, corre! —A Kollis se le daba de lujo el fingir estar aterrorizado.
Dosak le seguía con su carrera pesada y Egibo hacía lo propio mientras os acercabais a la entrada del local.
Un Gran con su bláster enfundado os vio desde lejos, y en seguida desenfundó al ver vuestra actitud. El otro par de guardias se pusieron también en guardia, intentando mirar tras vosotros para ver el peligro.
¡¿Qué pasa, qué ocurre?! —El matón twi'lek estaba visiblemente nervioso. Era de esperar que la noticia del trandoshano hubiese llegado ya hasta aquí.
¡Nos estaba persiguiendo! ¡No sé si lo hemos perdido! —gritó Egibo.
¡¿El qué?!
—¡El trandoshano con la espada!
Los tipos se miraron entre sí y no os pusieron impedimento para entrar. De hecho, el Gran entró junto a vosotros y dirigió la marcha hasta la zona de reservados. El local funcionaba con normalidad, así que era de suponer que no se había dado la alarma aún.
Lizz salió de la trastienda y se quedó en mitad de la sala con los brazos en jarra. Se mordía la boca por dentro del estrés.
Jefa-
Cállate —Os miraba a vosotros directamente.— Desembuchad. Qué demonios ha pasado en el sector de los astilleros.
Nadie sabía qué decir, pero antes de que el breve silencio fuera a más, Egibo saltó.
¡Fue el trandoshano! Nos encontró en el bar de Aris y atacó de inmediato. Si Kollis no hubiera sido rápido, estaríamos muertos —Miró al rodiano con preocupación.
Lizz cerró los ojos y se restregó la sien. Aguantó ahí los dedos un segundo antes de hablar.
Muy bien. Tú —dijo mirando al Gran— vuelve afuera y refuerza la vigilancia. Si tienes que llevarte a la gente de Roupriss hazlo. Diles que te lo he dicho yo —El Gran asintió y salió del sitio a toda leche—. Vosotros os quedaréis aquí hasta mañana. Os iréis con los weequay a primera hora.
Nadie se atrevió a discutirle nada.
—¿Dónde nos podemos quedar, jefa? —preguntó Dosak.
Pfff... aquí mismo —Se encaminó para salir de la sala—. Pedid lo que queráis en la barra.
Una vez pasó la tela que dividía el reservado del bar, Egibo te miró para que comenzaras tu parte. El resto del grupo se dedicó a fingir descansar, pero sin dejar de prestar atención por si venía alguien.

Al otro lado de la otra tela que precedía a la trastienda, pudiste observar con cuidado para prevenir sorpresas. Para tu suerte, no había un alma de la que preocuparse. La pequeña habitación estaba atestada de trastos y mugre; claramente una zona sin utilidad concreta, más de paso y como vertedero improvisado que otra cosa. Las escaleras que conducían a la segunda planta eran realmente lo más interesante.
Fuiste subiendo con cuidado de no hacer ruido, y vigilando hacia arriba para atisbar cualquier peligro. Lo primero que destacó fue el sonido mecánico de una especie de eje o brazo que se giraba de un lado a otro. Sabías que el droide administrador de Lizz estaba funcionando ciclo tras ciclo sin parar, y que las pocas veces que habías estado arriba lo viste bastante atareado en sus gestiones como para prestar atención a cualquier otra cosa. Y así estaba, moviendo y comprobando holodiscos antiguos. Hiciste un chequeo rápido del sitio: estaba rebosar de cajas con aparatos antiguos y ficheros cuyos títulos rezaban: "Envío ret. corr. - Malastare", "Carguero com. - Dressel", etc. Pero después de unos minutos diste con el blanco: el decodificador y la tarjeta estaban sobre una de las cajas, a un par de metros del droide. Su vista y sus pinzas estaban puestas en su tarea, así que en principio sería pan comido.

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23/03/2023, 21:24
Oney Reerni

Oney miró su objetivo, custodiado aparentemente por un único robot que no estaba diseñado para pelear. Parecía fácil. Demasiado fácil. No le gustaba. Además, iban a necesitar una distracción para salir una vez tuvieran los objetos en su poder. El Pantorano abrió con suavidad una ventana y buscó por el almacén material inflamable: aceite, combustible, madera... Sin pensarlo, los prendió y se dirigió hacia los objetos, haciéndose con ellos y guardándolos entre su ropa de tal forma que se disimulasen lo mejor posible.

Salió de la trastienda y se colocó junto a sus compañeros, tumbándose y esperando a ver el humo u oler a quemado. Cuando cundiese el caos aprovecharían para poner pies en polvorosa, confiaba en poder causar el suficiente revuelo como para que los adultos ignorasen a 4 chavales huyendo de un incendio creado por el trandoshano.

Al ver humo y llamas, Oney se acercó a la trastienda y gritó. ¡Aquí, aquí! Gritó, poniendo los ojos como platos mientras retrocedía, alejándose del humo y de un trandoshano imaginario. ¡Está aquí! Cogió a Kollis de la mano y tiró de él, fingiendo que intentaba ponerlo a salvo. ¡Ha entrado, joder! ¡Es enorme!

Una vez estuviese el caos instaurado, Oney hizo la seña para que todos los del grupo saliesen corriendo, fingiendo que huían del trandoshano. Había dejado la escena de tal forma que pareciese que el trandoshano había entrado por la ventana y había encendido el fuego para despistar mientras escapaba con los objetos.

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25/03/2023, 09:01
Director

[Música recomendada]

En cuanto diste el aviso, una pareja de matones entró al reservado, y tras ver el humo no tardaron en reaccionar, aunque torpemente. El humano saltó al interior y el Gran se echó a correr de vuelta hacia fuera. Rápidamente se desató el descontrol, oportunidad perfecta para escapar. De hecho, pasasteis a Lizz de largo, que entonces estaba demasiado cabreada y desorientada como para pensar en nada que no fuera salvar sus inversiones.
Una vez os alejasteis del local, pudistes ver la enorme figura del trandoshano empezar a recorrer los edificios hasta poder bajar sin levantar sospechas y así reuniros.
¿Lo teneissss? —Respiraba acelerado después de tanto salto.
Lo lleva Oney —señaló Egibo— ¡Ahora vámonos antes de que nos pillen!
El trandoshano no parecía muy convencido con la respuesta, pero se dispuso a llevaros de inmediato a su nave en el espaciopuerto. Las calles estaban repletas, así que si os seguían lo tendrían más complicado. Pero también aumentaban las posibilidades de que os viera la gente de Lizz.

El espaciopuerto estaba, si cabía, tanto o más lleno que la calle principal, con grupos entrado y saliendo de la zona. La entrada a las zonas de aterrizaje privadas tenía un droide inspector de aduanas que paraba a todo aquel que intentase entrar.
Alto. Protocolo de inspección. Dejen sus efect... —El droide habló lo que pudo hasta que el trandoshano llegó a su altura y lo empujó de un garrazo contra una pared, dejándolo inservible. Dosak soltó una breve carcajada.
El encapuchado miró a ambos lados del amplio pasillo en el que estabais, eligiendo ir por la derecha.
¿Este tío sabrá dónde tiene la nave? —dijo Dosak a Kollis por lo bajo.
Fue revisando cada zona de aterrizaje hasta que encontró una con las puertas abiertas, entrando a continuación. La nave ante vosotros era uno de esos cargueros ligeros corellianos que solías ver a menudo entrar y salir del espaciopuerto. Comunes tanto en propietarios particulares como empresas.
—¿E-esa es su nave? —dijo el rodiano.
El trandoshano no dijo nada y procedió a acercarse a un grupo diverso de empleados que estaban cargando contenedores en la nave. Uno de ellos reaccionó alterado.
¡¿Quién se ha vuelto a dejar la compuerta abierta?! —Se acercó con paso firme al jedi, ya levantando el dedo, pero lo único que recibió fue la indiferencia del mismo. En cuanto el tipo os vio pasar detrás del otro, se puso a gritar improperios a la vez que mandaba a los otros para interrumpiros el paso. Sin embargo, lo único que consiguieron fue que el trandoshano de girase para mirarles enseñando una incontable ristra de colmillos afilados, a la vez que emitía un gruñido agresivo.
Todos se mirarón entre sí y decidieron no jugársela.
—¡¿Pero qué hacéis?! ¡Paradlos! ¡Paradlos maldita sea!
Os metisteis en la nave a tiempo para que no os pillara el fuego láser de una bandada de matones, que no dudaron en disparar a todo lo que se moviera. Los operarios cayeron uno tras otro entre las ráfagas. Lizz apareció de un lado de la puerta y comenzó a señalar a la nave mientras gesticulaba.
¡Maldita sea! —dijo Egibo, intentando ponerse a cubierto dentro de la nave—. ¡Esa asquerosa no nos va a dejar en paz!
El trandoshano accedió al puente, encendió el cuadro de mandos y toqueteó torpemente algunos botones, accionando primero el nivelador automático, que no produjo efecto alguno.
No... —Luego la descompresión atmosférica, que provocó que os empezase pesar el cuerpo hasta que volvió a darle—. NO —Luego al cierre de la rampa de aterrizaje—. Essssso está mejor —Y antes de que siguiera tocando nada más, Kollis pulsó otro par de botones, haciendo que se accionasen las torretas exteriores, que empezarían a disparar contra los blancos hostiles. El trandoshano miró con cara de aprobación al rodiano y asintió. Kollis se sentó junto al encapuchado y el crío empezó a llevar la iniciativa para el despegue. La nave comenzó a elevarse, y en cuanto se puso en posición salió a toda velocidad del hangar, atravesando el escudo de la salida y haciendo que se activasen las alarmas.
Ya en el aire, todo lo que había que hacer era subir y encaminarse hacia la ruta hiperespacial. Los vaivenes dentro de la nave fueron espectaculares, haciendo que quien no estuviese ya en su asiento y bien abrochado se empezase a dar contra las paredes.
¡¡Oooaaaah!! —Escuchaste a Dosak estamparse contra algo en la bodega principal.
¡Agárrate a algo, pico de oro! —Egibo se sostenía como podía al borde de una de las compuertas de la sala.
A la vez, pudiste ver cómo vuestra nave pasaba entre el tráfico, eludiendo tanto a civiles como cualquier patrulla de la guardia corelliana, que no tardó mucho en recibir la noticia de vuestras transgresiones. Para suerte de todos, Kollis demostró un control decente de la nave. De hecho, era probable que fuese casi el único que realmente estuviese disfrutando aquella experiencia.
Las torretas automáticas fundieron un par de naves patrulla, y en cuanto el trandoshano se dio cuenta, puso cara de espanto e intentó apagarlas a toda prisa.
En cualquier caso, poco había ya que os separara de la libertad.

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Y justo cuando acababais de salir de órbita, la nave recibió un impacto que la hizo retumbar y la puso en punto muerto, desactivando todos los mandos electrónicos y luces. Todos quedaron en silencio por el estrépito. Egibo giró la cabeza para mirarte con expresión tensa, e inmediatamente se produjo otro estallido, continuado por ruidos mecánicos. A través de la luna del puente pudiste ver el reflejo de una especie de fragata de colores amarillos que os empezó a envolver. Al cabo de unos instantes, un humo empezó a llenar la nave, dejando una pantalla opaca que hacía imposible la visión.
—Preparaossss grrrrr... —El trandoshano se levantó y se interpuso entre vosotros y lo que quisiera que viniese del otro lado del humo.
¿Chicos...? —Oiste decir a Dosak desde la bodega, seguido del sonido de un disparo extraño. Luego, solo el silencio.
—¡¡Dosak!! —gritó Egibo.

[Música recomendada]

El trandoshano proyectó su garra hacia delante y mágicamente el humo se despejó, revelando a un trío de weequay con carabinas láser y máscaras de gas. Y a la vez que el jedi desenvainó su sable doble de luz, Egibo, ya lagrimeando, miró en shock a los tres tipos. Uno de ellos comenzó a toser.
¡¿Qué te pasa?! ¡Si llevamos las malditas máscaras! Uno de los otros weequay tira de la manga del que tose, y este suelta el rifle y se echa las manos al cuello, intentando coger todo el aire que puede.
El trandoshano miró a Egibo, alertado.
¡¡Para!!
Los otros dos matones se miraron y estuvieron a punto de disparar, hasta que el jedi volvió a proyectar su garra hacia ellos, haciendo que se perdiesen en el humo del fondo, incluido el que se asfixiaba.
Egibo miró al trandoshano con un odio incontenible, y antes de poder intercambiar una palabra, ella salió corriendo para adentrarse en el humo.
¡Niña! —El jedi salió tras ella, desapareciendo en el humo. Kollis iría tras de ti, pero después de unos momentos entre la humareda, le perdiste de vista.
¡Oney! —Le escuchabas a tu izquierda—. ¡¡Oney!! —Luego a tu derecha. Y tras eso, otro disparo extraño y más silencio. Sin embargo, no pudiste advertir cómo uno de los matones te tumbaba de un culatazo en la cabeza, dejándote con la mínima consciencia como para oir el ruido del sable láser actuar sobre la carne de alguien.

[Música recomendada]

El dolor de cabeza fue lo único que te hizo despertar de tu letargo. Tu visión seguía algo borrosa, sin embargo la silueta de un enorme tipo extraño y otra más baja, menuda y conocida para ti, hizo que al menos supieses que estariais a salvo. Más o menos... ya que no había ni rastro de nadie que se pareciese a Dosak ni Kollis, y desde luego esa nave en la que estabais no era en la que habiais salido. Más bien era una especie de bodega inferior de algún carguero, llena de contenedores y piezas.
El transoshano se te quedó mirando al verte despertar con una expresión de absoluto cansancio. No parecía tener mucha intención de explicarse, más allá de decir: "¿Te duele, muchacho?"

Notas de juego

Siento la super demora, pero ayer tuve un día ajetreadillo y quería poder hilar lo mejor posible el post. Y también siento el pedazo de encarrilamiento, pero viendo que se me ha echado el tiempo encima me quedaban pocas opciones. El siguiente post mío será el último del prólogo, por lo que puedes explayarte lo más y mejor que quieras.

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26/03/2023, 14:34
Oney Reerni

Oney siguió al trandoshano mientras se aferraba a los objetos que previamente había robado. Esos objetos eran su moneda con el gigante, aunque en realidad seguro que si quería podría robárselos y ninguno de los cuatro podría impedirlos. Una vez en el espaciopuerto el pantorano se percató de que su guía parecía estar perdido e improvisando, algo que no le gustó. Aún así, entró rápidamente en la supuesta nave del hombre de la espada esquivando los disparos de bláster. 

¡Vamos! Apremió Oney, nervioso ante los disparos. Por suerte Kollis demostró ser un piloto decente. ¡Enorme, Kollis! ¡Claro que sí! Le dio una palmada a su amigo para felicitarle. Escuchó a Egibo justo a tiempo de agarrarse a algo después del primer golpetazo contra la metálica pared. ¡Ay!

Cuando todo se puso oscuro, Oney se puso alerta, consciente de que los estarían abordando. Sin embargo, cuando escuchó el disparo y el grito de Dosak el Pantorano gritó. ¡Dosak! Un grito de desesperación lleno de terror e impotencia. No podía estar muerto, se negaba a creerlo. Jamás se lo podría perdonar. El zabrak era fuerte podría aguantar un tiro. Además, los querían esclavizar, valían más vivos que muertos.

No entendió lo que ocurrió a continuación, con el weequay que no podía respirar y el trandoshano reprendiendo a Egibo, pero no se iba a quedar quieto. Corrió en ayuda de Dosak, pero la oscuridad lo cubrió todo. Escuchaba su nombre, pero era incapaz de localizar el lugar del que provenía, trató de seguirlo hasta que recibió un fuerte golpe que lo dejó finalmente a oscuras.

Al recuperar la consciencia sentía un dolor horrible en la cabeza. ¿Había muerto? Sin embargo, al ver a Egibo y al trandoshano ahí con él, supuso que, pese a su nula ayuda, habían conseguido escapar. Miró alrededor tratando de enfocar a Dosak y a Kollis en su nubloso campo de visión, pero no parecía que estuviesen ahí.

El dolor da igual, ¿dónde están Dosak y Collis? Exclamó el chico azul, con la voz rota de preocupación. Trató de incorporarse de golpe, pero el mareo volvió a tumbarle en el sitio. Buscó con la mirada al gigante y a Egibo. ¿Están bien? ¿Han conseguido escapar?

Notas de juego

Perdón por la tardanza máster, ando con catarrillo y no estaba demasiado inspirado :(

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26/03/2023, 23:29
Director

[Música recomendada]

 

El jedi mantuvo la mirada fija en el suelo al oir tu pregunta. Cuando recuperaste la vista, pudiste ver varias quemaduras de bláster en su piel escamosa. Egibo estaba hecha una bola, dándoos la espalda a ambos. Respiraba, claramente, pero no parecía encontrarse demasiado bien.
—No lessss pude salvar, muchacho —Su voz denotaba un dolor físico reprimido—. Lo mejor que pude hacer fue sacarossss a lossss dossss de allí —Miro de lado a Egibo, que se apretujaba a sí misma entre sus brazos y metía la cabeza—. Ella no puede quedar sin guía. Ninguno podéissss.
Lo he sentido en ambossss.
Quizá no tuvieras ni idea de qué quería decir aquel tipo, pero la reacción de Egibo en la nave con aquellos tres matones... algo tenía que ver.
Escuchaste a tu querida amiga sollozar por lo bajo, y al acercarte a consolarla, solo oirías un leve susurro entrecortado.
Y-yo... no quería... esto —El llanto se comió sus palabras. Y fuera lo que fuera a lo que se refiriese, estás seguro de que será algo que la acompañará durante mucho tiempo.
El trandoshano te invitó a recostarte junto a los dos con un gesto.
Aún queda un trecho hassssta Corusssscant —Se sentó y cruzó sus patas con enormes garras, adoptando una pose extraña—. No os preocupéissss. Estaréissss a salvo. Entrenaréissss para aceptar la llamada de la Fuerza y, si esta quiere, habrá justicia.
Desde aquel interior oscuro nada parecía que fuera a ir a mejor, pero incluso en una Egibo destrozada pudiste sentir un hilo de esperanza. Algo que también existía dentro de ti. Esperanza de que Kollis y Dosak aún vivieran. Esperanza de encontra a Fel'zusa. Esperanza de tener al fin una vida sencilla, cómoda y feliz. Una esperanza que, con el tiempo, debería demostrar su verdad.

Notas de juego

Fin del prólogo


 

No te preocupes, tampoco quedaba nada. Ahora a mejorarse y a seguir disfrutando de la partida.