Partida Rol por web

"No hay pasión hay serenidad, no hay pasión hay serenidad..." Repitió para si como un mantra cuando habló de la muerte de sus padres, buscando autocontrol. Aun así a pesar de todo su esfuerzo su sonrisa desapareció al oirlo. -Un gato de Iodarka no muestra sus dos dientes más grandes si no va a atacar, por muy quieto y manso que parezca. Elarik, su gente mostró mucho más que dos dientes. -Dijo con total seriedad. Aunque trató de ser lo suficientemtne diplomática para no hablar directamente de todo el armamento que llevaban sus mercenarios, por no contar los sables de luz que la Orden portaba, aunque M1D1 le contara que era un arma más civilizada.

Aunque había parecía que había algo bueno, quizás no sabía de Kara y su familia. Posiblemente si la reliquia no estuviera allí hubieran acudido de igual forma al baile como forma de presentar a Nihal a sociedad. -No hemos elegido ser enemigo de nadie. Lo que pasó llegó a nosotros. Y perdona sin mis modales son algo rudos. Mi nombre es Syraan Saaris, hija de Glein y Kai. -Sonrió ligeramente al presentarse. -Creo que tambien es ser educado que supiera el nombre de las personas cuyas vidas terminó. -Dijo haciendo desaparecer su sonrisa y en un tono más bajo para evitar oidos curiosos.

-¿Has visto ya a la Reina? -Dijo recuperando la sonrisa.

…olvidemos las rencillas pasadas…

Algo saltó en la mente del joven d’Asdria al escuchar esa frase y la forma tan trivial en la que la pronunciaba.

-No, no lo creo. –Contestó Nihal endureciendo su tono de voz, mientras observaba al embajador imperial y a los que parecían haber estado bebiendo de sus palabras. Ese hombre podría parecer amable y educado por fuera, pero cada uno de sus gestos y palabras destilaba hipocresía y falsedad. –Y dudo que nadie lo haga.

De haber estado presente, tal vez Naral le hubiera dicho que, en política, soportar tales comportamientos era necesario en ocasiones. Pero para el joven, criado y crecido en la sencillez de las junglas de Iodarka, eso aún no tenía ningún sentido. Así que habló con toda su sinceridad.

-La casa de Asdria luchó por la libertad. La de todos. Contra un gobierno impuesto, no legítimo. Además… El Imperio asesinó a nuestro padre en mitad de la corte cuando trató de proteger la vida de la reina. Pagó su bondad con su vida. ¿Acaso lo habéis olvidado? –Preguntó, con sus ojos del color del hielo mirando con dureza a los que rodeaban al Imperial. No comprendía cómo podían seguirle… y era esa misma sensación de dolorosa impotencia la que trataba de hacerles llegar. –Para ellos este lugar no es nada, uno más en la infinidad de mundos de su ambición. Y nuestras vidas tampoco son nada.

-¿Acaso puede devolvérmelo, comandante Koul? –Añadió, devolviendo su atención al militar Imperial. -¿Más fuerte y poderoso, tal vez, para que pueda tener un futuro con él? Porque de lo contrario, pierde el tiempo fingiendo amabilidad conmigo. Empléela en quien sea tan ciego como para creer en eso que dice. Nada bueno crecerá en un jardín regado con sangre.

-Un gato de Iodarka no muestra sus dos dientes más grandes si no va a atacar, por muy quieto y manso que parezca. Elarik, su gente mostró mucho más que dos dientes.

Elarik no dice nada por un momento. Cruza los brazos sosteniendo la copa, y te deja hablar.

No hemos elegido ser enemigo de nadie. Lo que pasó llegó a nosotros. Y perdona sin mis modales son algo rudos. Mi nombre es Syraan Saaris, hija de Glein y Kai. Creo que tambien es ser educado que supiera el nombre de las personas cuyas vidas terminó. 

De nuevo el hombre no dice nada. Mantiene una expresión serena, calmada. Te llama la atención que parece observarte con cierta pesadumbre, como si te compadeciese.

¿Has visto ya a la Reina? 

- No, aún no - reconoce.

Da un largo trago a su vaso, y luego, tras pensarlo un largo instante, habla.

- Syraan... Hay algo en lo que, te duela o no reconocerlo, te equivocas - explica. Su voz está tensa-. No dejes que tus sentimientos te nublen: vosotros nos atacasteis por el mero hecho de que fuimos en busca de algo que necesitamos. Ninguno de nuestra Orden inició el ataque hasta que nos habíais disparado primero. Los mercenarios de los Ocaso debían servir de efecto disuasorio para evitar el conflicto. Y si: cometimos un error al no poder controlarlos en medio de aquel caos. Pero sospecho que si habéis acudido aquí, es porque sabéis tan bien como nosotros que otra de las reliquias está en este planeta, y estáis igual de dispuestos a quitársela a quien sea que la tenga como nosotros. Ahora mismo habéis elegido enfrentaros a nosotros, ¿por venganza? Si es así, te advierto que ese camino...

Toma aire, mirando a lo lejos.

- Ese camino pocos lo han vivido como yo. La oscuridad... Soy el hombre vivo en la Galaxia que mas cerca ha estado de ella. No quieres acercarte a ese camino. De veras.

Varios murmullos se escuchan entre el sequito que rodea al embajador. Podéis ver que varios son de disgusto, otros de duda, como si las palabras de Nihal hubiesen desalentado a algunos de ellos.

Sin embargo... La expresión del embajador cambia levemente mientras mira al chico, por un segundo. Una sonrisa divertida, victoriosa, acude a su rostro.

La casa de Asdria luchó por la libertad. La de todos. Contra un gobierno impuesto, no legítimo. Además… El Imperio asesinó a nuestro padre en mitad de la corte cuando trató de proteger la vida de la reina. Pagó su bondad con su vida. ¿Acaso lo habéis olvidado?  ¿Acaso puede devolvérmelo, comandante Koul? ¿Más fuerte y poderoso, tal vez, para que pueda tener un futuro con él? Porque de lo contrario, pierde el tiempo fingiendo amabilidad conmigo. Empléela en quien sea tan ciego como para creer en eso que dice. Nada bueno crecerá en un jardín regado con sangre.

- Lo lamento - dice el embajador hacia ambos, en especial hacia Kara-. Lamento la muerte de su padre. También el asesinato del Virrey que gobernaba estas tierras justamente. Y la de los millares de soldados que cayeron en ambos bandos. No he venido aquí para que eso se repita. 

En ese momento, se vuelve hacia al resto.

- ¡Ahora me acuerdo! ¿Son entonces ciertos los rumores? ¿Eres el chico que acaba de volver a la casa de Asdria, que no había estado aquí desde que era un bebé? - pregunta, volviéndose de nuevo hacia ti-. No. Eso no es posible. El dolor del que habláis, la perdida de un padre... Solo alguien que le hubiese conocido, que hubiese sentido amor hacia él, solo alguien así podría expresar ese sufrimiento que habéis mostrado vos. De lo contrario, sonaría falso. Como si usaseis la muerte de un hombre que no es nada para vos para atacarme... Me habré confundido, mis disculpas. 

Y en ese momento, ignorándote por completo se vuelve hacia el grupo de personas que le están escuchando. Vuestra discusión ha atraído a muchas más.

- El joven de Asdria nos ha mostrado una verdad evidente: nada bueno crecerá en un jardín regado con sangre. Por ello debemos evitar que el jardín se llene de sangre. Los Asdria no tuvieron problema en alzarse de armas y causar la guerra civil que asoló su sistema. Ahora, muchas familias sufren las pérdidas de sus seres queridos, de uno u otro bando. Es entendible, al haber apoyado a esa traidora rebelión... Aquellos que causaron la muerte de millones con la destrucción de las Estrellas de Combate del Imperio.

Y en ese momento sonríe, volviéndose hacia vosotros de nuevo.

- Y luego, me habláis de un dilema interesante: legitimidad. ¿Qué legitimidad teníamos? Es debatible. ¿Qué legitimidad tiene la casa de Asdria? Gobernáis con mano de hierro, monarcas cerrados de vuestra luna, a millones y millones. ¿Por qué, más allá de vuestro dominio histórico? Si tan legitimos sois... ¿Cómo no cedéis las tierras a su pueblo? La razón es simple: el orden debe prevalecer. Y nosotros hemos venido a devolver a la Galaxia aquello que la rebelión arrebató.

Asiente, ante los murmullos de aprobación del gentío.

- Un nuevo orden.

Escuchó atentamente a lo que decía Elarik, sin dejar de mirarle a los ojos en apariencia manteniendo un aire desenfadado, pero desafiándole con la mirada. -Venganza… -Reprimió una risa que tapó con su mano. -No conocías a mi madre, esa palabra no está en mi vocabulario. La razón es muy sencilla, no estáis preparados ni de cerca para hacer lo que queréis hacer. Como acabas de reconocer ni siquiera fuisteis de capaces de retener a vuestros perros. Uno de ellos quería calcinarnos simplemente por estar dentro de nuestra casa. -Terminó de decir alzando una ceja.

-Yo continuo un legado, y si tengo que agredir a alguien será para evitar que nadie tenga que perder a sus seres queridos. Sois unos irresponsables buscando poder. -No tuvo que exagerar ni mentir. Ya sabía que no quería vengarse después de salir de Iodarka y después de saber que su madre era una Jedi aquella decisión se reafirmó.

Kara cogió de la mano a Nihal sutilmente sin que nadie lo apreciara tiro hacia atrás indicándole que cesase en aquello, Kara sabía perfectamente moverse en aquellos ambientes donde el sarcasmo y el don de gentes era más importante que la propia verdad.

Nihal no conocía nada de aquello y su ímpetu no hacía más situarle donde el maldito imperial deseaba, aprovechando el discurso Kara susurro a su hermano en política lo más importante para el imperio no es tener la verdad... sino la capacidad de manipular a los demás.

Sonaría tan falso como que lamentáis el asesinato de mi padre, se os olvido esa palabra que si uso para el virrey. No se olvide de que yo estaba aqui junto a todos los nobles que le rodean y le aseguro que no admitiremos burdos intentos de manipulación por parte de quien esta tan ocupado "con la infinidad de mundos de nuestro gran gobierno galáctico".

La mirada de Kara era sobria y decidida, sin un lugar a dudas.

No tengo nada contra usted y ojala su imperio aprendiera la lección de la última vez que intento oprimir a este pueblo. Quizá podamos vivir en paz, pero no olvide que este pueblo es soberano y no admite el control de ningún imperio exterior.

Cita:

Cuidado señor Koul, sus palabras podrían tomarse como conspiratorias y ni su estatus de embajador le libraría de unas acusaciones de tal calibre. ¿Devolverá el imperio los planetas que literalmente ha destruido a sus dueños ya muertos?

- ¡Ahora me acuerdo! ¿Son entonces ciertos los rumores? ¿Eres el chico que acaba de volver a la casa de Asdria, que no había estado aquí desde que era un bebé? - pregunta, volviéndose de nuevo hacia ti-. No. Eso no es posible. El dolor del que habláis, la perdida de un padre... Solo alguien que le hubiese conocido, que hubiese sentido amor hacia él, solo alguien así podría expresar ese sufrimiento que habéis mostrado vos. De lo contrario, sonaría falso. Como si usaseis la muerte de un hombre que no es nada para vos para atacarme... Me habré confundido, mis disculpas. 

 Por un momento, el rostro de Nihal se crispó, a punto de contestar con rabia a la burla del imperial, pero el sentir el contacto de la mano de su hermana lo arrancó del enfado en el que se estaba sumergiendo y lo devolvió al equilibrio. Miró de nuevo al imperial, ya con con rabia, sino con serenidad y tristeza.

-Por un momento, comandante, he cometido el error de tomarle en serio. Pero si sólo intenta retorcer las palabras de otros para burlarse de ellas, entonces no tengo nada que tratar con usted. -Dijo lentamente, y mirando a los congregados, añadió. -Sí, no conocí a mi padre. Gracias a gente como él he tenido que vivir en el exilio toda mi vida, sin la familia que me vio nacer. Y ahora que he vuelto, el Imperio me ha privado de conocerlo. Si alguien aún cree que no hay dolor en eso... entonces no sabe de lo que habla.

Después de eso, calló, estrechando la mano de Kara para susurrarle.

-Gracias, Kara... siento haber caído en su trampa. Yo... estaba distraído.

Elarik te escucha, torciendo el gesto. No con desagrado, sino con cierta tristeza. Da un trago a su bebida, sorbiéndola con cierta desidia.

- Jugáis a un juego que no entendéis... - resopla-. Déjame que te haga una pregunta. Si ahora robáis la reliquia a quien la posea... ¿En que os diferencia de nosotros en Iodarka? Y aunque creas que soy un irresponsable o no, lo único que puedo decirte, es que mientras viva juro que no dejaré que las reliquias se usen por poder. Es la única razón de que esté aquí...

No parece que mienta de forma alguna. Quizás crea en algo falso o peligroso, pero parece responder con honestidad en ese sentido.

- Supongo que ya has hablado con Kishlev de mí, así que entiendo que pienses que soy un monstruo- afirma, con visible dolor en el rostro-. Pero lo que viví y lo que hice me ha cambiado. Mi maestro me ha dado una nueva oportunidad, y no pienso desaprovecharla.

En ese momento, parece que el gentío comienza a salir de los jardines. Elarik alza la vista hacia el interior del palacio.

- ¿Deseas acompañarme? No conozco a nadie más en este lugar y estos ambientes me traen malos recuerdos... Tampoco me gusta la gente, la verdad, pero contigo al menos sé lo que hay - explica, con una sonrisa aburrida. Te sorprende su honestidad y franqueza.

Pronto os dais cuenta del error que habéis cometido. Las palabras del embajador, con ironía o sin ellas, no están cargadas de cierta educación y consideración. Las pullas que lanza, dolorosas y certeras, no despiertan la misma tensión que vuestras respuestas directas y desafiantes. El grupo de nobles alrededor os observa con cierta tensión, como si fueseis vosotros los causantes de tal crispación.

Además la mayoría de los nobles miran a Nihal con un desprecio que no parecen atreverse a mostrar hacia Kara. Quizás por no ser alguien de la corte, o quizás porque la respuesta del embajador sobre el dolor con la muerte de su padre ha sido demasiado precisa. Incluso oís un comentario en el gentío llamándole "falsario". 

También debéis suponer que el público allí reunido, mayoritariamente es afín al Imperio. Pero no habéis hecho nada por enmendar esa situación.

Sonaría tan falso como que lamentáis el asesinato de mi padre, se os olvido esa palabra que si uso para el virrey.

- Mis disculpas eran sinceras, lady Asdria - repite el embajador con una reverencia muy cortés -. Los actos en periodo de guerra nos avergüenzan a todos. Pero debo recordaros que vuestro padre no fue asesinado, fue ajusticiado. Sin juicio, pero mediante a la palabra del Emperador. Su padre que desafió a la mano derecha del Emperador delante de toda la corte. Con ello - continúa, tras una breve inflexión-, no pretendo justificar las acciones de Lord Vader. Vuestro padre debería haber sido detenido y sometido a juicio. Pero vuestro padre era un rebelde, como se probaría más tarde. ¿Acaso negáis eso? ¿Cómo lidia la casa de Asdria con los rebeldes en su luna, lady Kara? 

La tensión se palpa en el ambiente. Pero estas últimas palabras son bastante certeras. Reconocido es el apoyo de la casa de Asdria a la Rebelión, y también es bien sabido que la rebelión es castigada con la pena de muerte en todas las lunas de Idorian. Cierto es que no ha habido una rebelión en siglos, ya que las condiciones de las casas vasallas y la plebe son más que envidiables... Pero el embajador no deja de tener cierta razón, en sus retorcidos argumentos.

No se olvide de que yo estaba aqui junto a todos los nobles que le rodean y le aseguro que no admitiremos burdos intentos de manipulación por parte de quien esta tan ocupado "con la infinidad de mundos de nuestro gran gobierno galáctico".

- No estoy tan ocupado - sonríe, riéndose distendido, y dejando atrás la referencia a la manipulación-. Si así fuera, no estaría aquí. Idorian le importa a nuestro Imperio. Por desgracia, tampoco podéis esperar que dominemos vuestra red política en unos solos días. Acabo de llegar a este sistema... Cuando hayan pasado unos años, no os preocupéis, me habré adaptado mucho más a vuestra cultura y a vuestras peculiaridades políticas.

No tengo nada contra usted y ojala su imperio aprendiera la lección de la última vez que intento oprimir a este pueblo. Quizá podamos vivir en paz, pero no olvide que este pueblo es soberano y no admite el control de ningún imperio exterior.

- Le recuerdo, lady Kara, que Idorian y su reina rindieron pleitesía a la República, y que sus senador estaba en el senado cuando se votó la transformación en Imperio. Nosotros no oprimimos a nadie, ni volveremos a imponer la adhesión a nuestras filas, eso compete a vuestra reina - asiente, mirando al resto-. Pero las mentiras de la rebelión no deberían calar con tanta facilidad: fueron los rebeldes los que rompieron los acuerdos, los que desafiaron al gobierno galáctico legítimo y los que, en última instancia, causaron el sufrimiento de su pueblo. 

Cuidado señor Koul, sus palabras podrían tomarse como conspiratorias y ni su estatus de embajador le libraría de unas acusaciones de tal calibre. ¿Devolverá el imperio los planetas que literalmente ha destruido a sus dueños ya muertos?

- Jajajaja, tranquilícese lady Kara, ¿de que teorías conspiranoides habla? - pregunta, con visible diversión-. Solo he mencionado que su legitimidad sobre su pueblo no deja de ser idéntica a la que el Imperio tiene sobre sus tierras. Y que no la veo firmando ningún tratado por instaurar democracia en su luna. ¿O está en sus planes? De todas formas... Antes de que insista en acusarme, le recordaría que estoy aquí bajo la inmunidad diplómatica que su reina me ha conferido. Espero que no insinúe que usted pueda revocar tal inmunidad, porque, mi señora, creo que no es cierto.

Sí, no conocí a mi padre. Gracias a gente como él he tenido que vivir en el exilio toda mi vida, sin la familia que me vio nacer. Y ahora que he vuelto, el Imperio me ha privado de conocerlo. Si alguien aún cree que no hay dolor en eso... entonces no sabe de lo que habla.

El embajador sonríe. Y su sonrisa, petulante, os resulta tan hiriente como pueda parecerle cortés a los nobles.

- Disculpad mis palabras, lord Asdria - dice, haciendo una nueva reverencia-. Lamento la muerte de vuestro padre, como ya he dicho su ejecución sumaria fue llevada con muy poco sentido político - reconoce directamente a Nihal-. Y entiendo que vuestro dolor debe ser muy profundo, pese a que sigo sin comprenderlo. Veréis, yo, como vos, crecí lejos de mi familia biológica y no llegué a conocerles. Pero fueron mis padres adoptivos por los que sentía aprecio. Ellos me criaron y me enseñaron todo lo que sé - admite, sonriente-. Nunca sufrí demasiado por mis padres biológicos, cuando supe de su fallecimiento tiempo después. Los míos no eran nobles ni poseían todo lo que la casa de Asdria os ofrece, pero imagino que eran buenas personas. Sin embargo, me abandonaron: no merecían mi sufrimiento.

La charla se ha vuelto tan personal que todos parecen un poco incómodos. 

En ese momento notáis que el gentío comienza a dirigirse hacia el interior del palacio. Parece ocurrir algo importante allí. El grupo que os rodea también lo ha notado y se dirige para allá.

- Oh, imagino que la Reina ha llegado - comenta, viendo a la gente alejarse hacia el interior-. Creo que debemos dejar nuestra charla pendiente. Lady Asdria, lord Asdria.

Os hace una reverencia profunda y marcada. Cuando os mira al levantarse, percibís una afilada mirada clavándose en vuestro pecho.

- Hasta que nos volvamos a ver.

Syraan siguió escuchándole con atención, pero no le terminaba de entender. Por un lado alguien llamado Kishlev debía haberle hablado de él y contarle que era un monstruo. No sabía quién era, quizás era otro nombre de Godot en un intento de ocultar una identidad que quizás a ella no le dijera nada pero otros si. Por otro parecía realmente arrepentido de que lo que pasó en Iodarka, aunque no le terminaba de encajar, quizás no él pero alguien de los suyos si podía corresponder a esa descripción de monsturo. Iban demasiado armados y rodear con armas un lugar no la parecía una aproximación muy diplomática, pero quizás era lo que quería el maestro de Elarik. Lo que llevaba a que esperaba que los demás no tuvieran que enfrentarse a nada vivo.

-Como he dicho yo sigo un legado y actuaré en base a él. -Creía que Elarik sabía que habían enfrentado a un Jedi, le pareció que dijo lo suficiente sin que ningún curioso se enterara de qué hablaba.

-Seguiré contigo. Vivía totalmente aislada en Iodarka, realmente estoy improvisando mis modales en un lugar así. Quizás esté siendo totalmente discortés y ni lo sepa. -Sonrió sinceramente.

-¿No sabrás qué quiere anunciar la Reina? He oido algo de unos juegos, pero no se más. -Mientras se mantuviera con él al menos no estaría haciendo nada con la reliquia, no era lo peor.

Cita:

Vuestras propias palabras os traicionan, pues sin duda el asesinato de mi padre es obra de un dictador. Las familias de Idorian no necesitan rebelarse pues su voluntad y necesidad es escuchada, puede que hace muchos siglos mi propia casa haya cometido errores pero no desde hace siglos y si llegará el momento en que mi propio nombre oprimiera al pueblo no podré más que sentirme orgullosa si este se rebela.

Dicho aquello no hubo tiempo para más, la atención se fue al foco del ruido al otro lado del jardín donde parecía que la reina había llegado.

Kara respondió a la despedida del embajador con un gesto seco y se giró para ayudar a Nihal.

Vamos, sea lo que sea el motivo de todo esto esta apunto de ser desvelado... ¿dime que te sucedió? ¿notaste algo?

- Disculpad mis palabras, lord Asdria - dice, haciendo una nueva reverencia-. Lamento la muerte de vuestro padre, como ya he dicho su ejecución sumaria fue llevada con muy poco sentido político - reconoce directamente a Nihal-. Y entiendo que vuestro dolor debe ser muy profundo, pese a que sigo sin comprenderlo. Veréis, yo, como vos, crecí lejos de mi familia biológica y no llegué a conocerles. Pero fueron mis padres adoptivos por los que sentía aprecio. Ellos me criaron y me enseñaron todo lo que sé - admite, sonriente-. Nunca sufrí demasiado por mis padres biológicos, cuando supe de su fallecimiento tiempo después. Los míos no eran nobles ni poseían todo lo que la casa de Asdria os ofrece, pero imagino que eran buenas personas. Sin embargo, me abandonaron: no merecían mi sufrimiento.

Nihal se giró de nuevo al escuchar la respuesta del imperial, y observó en silencio al hombre durante unos momentos. Su rostro serio y su ceño ligeramente fruncido evidenciaban que estaba tratando de imaginar si semejantes declaraciones eran sinceras o tan sólo una treta en la retahíla que había desplegado hasta ese momento. Lo más probable era que no fuese sino otra mentira, pero la mera posibilidad de que fuera cierto lo obligaba a cambiar el prisma bajo el que lo juzgaba.

Yeid Koul era, sin lugar a dudas, una persona miserable. El mero hecho de referirse a la ejecución de su padre biológico como algo falto de "sentido político" lo dejaba claro. Pero si lo que acababa de decir era cierto, ¿no podría ser precisamente eso lo que lo llevó por ese camino? Trató de imaginarse a sí mismo en el exilio, si no hubiera tenido la suerte de ser cuidado y educado por Kai y Glenn. Si Syraan no hubiera estado a su lado. ¿Sería la misma persona? ¿O tal vez podría haberse convertido en alguien como el militar que tenía frente a él? ¿Podía juzgarlo con tal dureza?

-Siento escucharlo. -Contestó, finalmente, destrabando su ceño fruncido. La voz del joven, aunque recelosa, era más suave. La piedad se filtraba entre sus palabras casi inconscientemente. -Y lamento que os sucediera lo mismo que a mí. Nadie debería verse obligado a crecer lejos de su familia. No sé lo que pudo sucederos, es cierto, pero yo... nunca juzgué a nadie como digno o no de mi sufrimiento. No hasta saber qué motivos hicieron que sucediera. La riqueza o la pobreza no cambia nada, sólo... 

Hizo una pausa, ordenando sus pensamientos. Había comenzado a hablar sin pensar exactamente lo que iba a decir, y ahora no sabía muy bien cómo expresarse.

-Lo que quiero decir es que no hay que apresurarse a juzgar. Ni necesidad de buscar motivos para el conflicto. Todos hemos pasado ya suficiente. -Terminó, y al ver al gentío desplazarse también se despidió. -Hasta que nos volvamos a ver, comandante. Tal vez entonces logremos entendernos.

-¿Crees que decía en serio lo último? -Preguntó, algo dubitativo, a su hermana mientra se alejaban en dirección a la llegada de la reina. -¿O simplemente mentía en cada cosa que ha dicho?

Vamos, sea lo que sea el motivo de todo esto esta apunto de ser desvelado... ¿dime que te sucedió? ¿notaste algo?

Al escuchar la pregunta de Kara, Nihal se estremeció, sacudido por el propio recuerdo de lo sucedido apenas unos minutos antes.

-Yo... buscaba algo pero lo que sentí... era... -Buscó las palabras adecuadas. -Oscuridad. Una oscuridad tan grande que me hizo sentir insignificante. Un poder enorme, oculto a plena vista en este lugar. Pero era... esa oscuridad... era... era...

Tragó saliva, aminoró el paso, y miró a los ojos a Kara. Tal vez buscando en ellos su propio reflejo, como si aquellos ojos pudieran revelar su verdadera naturaleza, la respuesta a la dualidad que parecía querer devorarlo.

-Consciente. Estaba... viva. Yo la sentí... y ella me sintió a mí. Estuve a punto de ahogarme en ella... resistí... pero no sé cómo. No sé si podría volver a hacerlo. Y entonces, se escondió. No sé si podría sentirla ahora. Y ni siquiera sé qué... o quién... era. En Iodarka, sostuve la reliquia de la Luz entre mis manos, pero no sentí nada como eso. Pero si no fuera la reliquia y fuese alguien... puede que ni siquiera Godot sea capaz de manejarlo. Y además...

El rostro de Nihal se ensombreció, y su última frase quedó colgando en el aire. Era evidente que había algo más, pero que no era sencillo para él. Finalmente, en lugar de continuar, cambió de tema.

-Deberíamos avisar a Syraan de que entramos. Es mejor que estemos juntos. -Dijo, antes de aprovechar la distracción del movimiento para lanzar un discreto mensaje hacia su hermana.

-Syraan, Syraan, vamos adentro, parece que Aneria ha llegado. -Susurró por el interfono. -¿Dónde estás?

En distintas zonas del jardín, separados Nihal y Kara de Syraan, los tres camináis junto al resto de la nobleza hacia el interior del salón principal.

El gentío se arremolina en una sala enorme, donde multitud de criados y guardias vigilan unas larguísimas escaleras. Los techos de una altura descomunal, los suelos, las paredes y ventanales, todos están fabricados de ese cristal refractante que se observa por toda la ciudad. La imagen es de una belleza evocadora, mientras las luces exteriores e interiores se mezclan en tonos y colores cálidos pero variados, dando un aire feérico a la enorme habitación.

Cuando entréis, por distintas puertas... Observáis que alguien desciende por las escaleras.