Partida Rol por web

-Eso es muy impersonal, Tamao-chan. Tiene que ser otra cosa. Algo más bonito, más... -no pudo continuar. Se había ruborizado completamente porque sin darse cuenta, en lugar de coger un lápiz había colocado una mano sobre la de Hina.

-P-perdón, Hina-chan. No me he d-dado cuenta. Esto... ¿tú que opinas... d-de lo que ha dicho T-tamao-chan?

- No te preocupes, Ran-chan, nosotras te cubrimos. Le diremos a la profesora que te ha surgido algo importante en otro club esta semana y que no puedes ir hasta la próxima - le dije con una sonrisa - tu haz lo que tengas que hacer. Dale recuerdos a Yuki y dile que estamos deseando tener una fiesta con ella, que no sea tímida con nosotras.

Le guiñé un ojo y, tomando de la mano a Rubí, inicié de nuevo el camino hacia el club de literatura.

Hina no perdía su sonrisa pese al rubor de sus mejillas, mientras se acomodaba las gafas sobre la nariz terminó por quedar recostada en el suelo pensativa, observando una cuartilla en blanco mientras apoyaba un lápiz sobre su labio inferior y escuchaba a Tamao. -Pues... no es mala idea del todo... Tamao-chan, aunque...- Se silenció al escuchar a Noriko y dejando escapar una pequeña risa nasal se encogió de hombros volviendo a mirar a Tamao. No obstante, al sentir la manita de Noriko sobre la suya suspiró de forma breve sin esperarse ese roce que fue puramente inconsciente, pero ayudó a afianzar su rubor de mejillas.

-No... no pasa na-nada Noriko-chan... es... es culpa mia, es-estaba en tu sitio.- Dijo con voz susurrante y terminando por fruncir sus labios rosados sin saber como proceder, pero pudo finalmente carraspear y volver a mirar su cuartilla alzando los párpados ante una ocurrencia. -Oh... po... podemos hacer algo como... una tarjetita que la invite a nuestro... a nuestro castillo... pensaba recortar los bordes superiores como si... fuese una muralla y... pe-pero... tal vez no...- Hina suspiró de forma alargada mientras permanecía pensativa y tragó saliva con fuerza, teniendo un nudo en su garganta y dejando escapar un suave ruidito agudo cual animalillo asustadizo.

Finalmente comenzó a dibujar manteniéndose concentrada, realizando una tarjeta que se asemejaba tal cual a una muralla de un castillo como los de sus libros de aventuras medievales, pero muy colorido y cálido a la vez por sus colores luminosos. No dudó en escribir también al otro lado una pequeña frase mientras sus labios se torcian ligeramente en una mueca de nerviosismo. "El reino de Nohita os aguarda para servir a sus menesteres y guiarles por el mundo de Astrea."  -Y-yo... creo que... p-puede... aunque... ¿muy medieval...? Leo... tanto que... jo...- Hina no parecía convencida del todo y parecía dispuesta a deshacer su obra, el nombre lo inventó sumando el de las tres presentes pero no terminaba de convencerle.

Ran sonrió. “Gracias, Ayako-chan. Sólo será una vez. Y lo diré a Yuki.”

Y se giró sobre sus talones corriendo en búsqueda de las dos amigas. Por supuesto no faltó en encontrarlas donde había supuesto poder encontrarlas, de camino hacia el club de fotografía.

“Hola, hola, esperad!”, las llamó un poco fuera de aliento. “Ah… al momento que me invitaste me pasó completamente por alto que también tengo el club de literatura. Es raro. Normalmente no me olvidó de esto. Pero supongo que la perspectiva de pasar una tarde con vosotras, y verte hacer fotos, Yuki, me ilusionó tanto que me olvidé del club de literatura. Sea. No rechazo las buenas invitaciones, y mucho menos las invitaciones que ya he aceptado. Entonces, voy con vosotras!”

Y se puso al lado de Yuki y Nanto acompañándolas. Le dio mucha ilusión esta pequeña excursión a otro club. Para Ran la novedad siempre tenía atractivo, y más aún si se podía degustarla en compañía de dos chicas de buen corazón.

En Le Rim, Yaya y Yuki llegaron casi al mismo tiempo que otras chicas de otros cursos y escuelas. No habría más de seis, pero dentro de la clase, parecían muchas más, lo que hizo que Yaya se temiese lo peor. No deseaba que Yuki volviera a agobiarse. Ran marchaba detrás y se unió a ellas en silencio. 

Bueno, chicas. ¡Bienvenidas! ¡Gracias por entrar en el club de fotografía! Supongo que si os habéis apuntado, es porque queréis, quizás aprender un poco, pero sobre todo, comparar entre vosotras, ver el tipo de fotografías que tomáis y compartir lo que observáis.

La fotografía es un arte. Da igual que os fijéis en un árbol, el cielo o una flor, todo es maravilloso, o puede serlo, y al igual que la pintura, puede ser todo lo personal que queramos. ¿Todos tenéis cámara?

Un par de chicas no tenían ninguna, así que Hyuga sacó un par de cámaras sencillas y se las entregó.

-Bien. Todas son digitales, así que no hay problemas de revelado. No hay peligro de que se velen los carretes. Así que nos centraremos en conseguir... la flor más hermosa. Quiero que vayáis por parejas por la escuela y saquéis una sola foto de una sola flor. Solo una. Un intento nada más. Después, venid, las descargaremos todas y compararemos, ¿de acuerdo?

Una cosa que me he dado cuenta... y no se si lo has hecho a proposito o no...

Pero Hana significa "Flor"... XD

Mitsuki se notó enrojecer ante la petición de Momomi. Hacía solo cuatro días que habían llegado a la escuela, prácticamente no había tenido tiempo ni de deshacer por completo su equipaje y dejarlo todo en su sitio. Además, ¿qué diría Mai de todo aquello? Quizá la castaña estuviera en lo cierto y Mai se alegrara de poder pasar más tiempo a solas con Rubí, pero también cabía la posibilidad de que se tomara a mal quedarse sola en el cuarto. ¿Rubí tenía alguna compañera de habitación? ¿Querría ella cambiarse para ir con Mai y dejar sola a su compañera? La cabeza de Mitsuki daba vueltas, pensando en todos los escenarios posibles. Normalmente, elegiría la solución que a ella más le gustara. Pero también así tenía dudas: por una parte, se imaginó levantándose al lado de Momomi, y su corazón y su estómago dieron un pequeño vuelco. Por otra, Mai había sido la primera persona en Astraea que se había molestado en intentar conocerla, y era una buena chica.
-Yo... tengo que hablarlo con Mai -alcanzó a decir, aún pensativa. El resto del camino hacia el club de volleyball lo pasó casi en silencio, enredando en el dedo mechones de su pelo rubio y cavilando sobre lo que hacer a continuación.

Rai se acercó a la profesora. Tenía planeado asistir una sola vez, en esta ocasión, al club de fotografía, desde luego, no quería comportarse por lo que no era, es decir, una persona quien vendría regularmente. Sentía que se trataba, de alguna manera, de no engañar a la profesora. “Ehem...”, comenzó hablándola por lo bajo, “ehem.. normalmente estoy en el club de literatura, pero hoy me invito Yuki a ver lo que se hace aquí… ¿me permite que asista hoy al club y comparta las experiencias?” preguntó humildemente.

Desde luego que sí. Todas las alumnas que quieran están invitadas. ¿Quieres una cámara? Puedes coger esta. Es muy sencilla de utilizar -te dijo, ofreciéndote una.

Además, estás invitada a hacer lo mismo que las demás. Buscar la foto perfecta... de la flor perfecta. ¿Estáis listas? ¿Tenéis alguna duda?

El club de literatura estaba localizado en Miatre. Entrasteis y tras buscar durante un rato, llegasteis a una de las aulas que había arriba, en donde estaba Aoi Nagisa, y varias chicas más, sentadas en una mesa redonda.

-Hola. Bienvenidas. Sentaos. Creo que ya estamos todas por fin -dijo, mirando a todas con una gran sonrisa -. Creo que lo más importante de este club será que aprendamos juntas y también que seamos capaces de expresar todo lo que queremos transmitir, así que os propongo, como primera actividad, que escribáis un pequeño poema o escrito, de cinco o seis líneas como mucho, hablando de algo que os guste mucho. Después lo leeremos y opinaremos. ¿Os parece bien?

Mientras Hina dibujaba, Tamao intentaba más que nada pensar en su propia idea, en darle forma. Noriko, en cambio, parecía fascinada con la tarjeta que estaba diseñando Hina.

-Está muy bien, Hina-chan. Me gusta mucho. Si no te importa, ¿podría copiar tu diseño? T-tu reino podría ser Nohita y el nuestro, Tanohi, por ejemplo. También podríamos añadir un amanecer o algo así. 

Noriko nunca había sido valiente ni se había atrevido a hacer las cosas que deseaba, pero estar tan cerca de Hina le estimulaba, al mismo tiempo que provocaba en ella un rubor diferente. Sus manos temblaban un poco y sentía como se acumulaban los nervios ¿Sería eso lo que llamaban tener mariposas en el estómago? 

¡Mariposas! ¡Voy a poner mariposas! -dijo de repente, empezando a dibujar mariposas de bellos colores.

Con la goma de borrar en su mano mientras parecía dudando entre su borrar su creación o no, fue entonces cuando las palabras de Noriko llegaron hasta ella causando que frenase su acción. Hina se acomodó las gafas y se humedeció los labios de forma sutil, conformando una sonrisa pequeña pero que fue creciendo como un amanecer, antes de asentir varias veces ante la solicitud de Noriko sobre copiar su diseño. -Claro... ¡claro que si, Noriko-chan...! ¿De verdad que te gusta...? Yo... yo pe-pensaba borrarlo porque... pu-puede parecer raro... no sé... pero con tus palabras... me... me siento realmente bien... es... bo-bonito...- La pelirrosa parecía no caber en si de su gozo, sin poder hilar correctamente las palabras al recibir el halago de Noriko mientras sus mejillas se percibían cada vez más enrojecidas.

Hina dejó escapar un suspiro que parecía hasta soñador al escuchar a Noriko, su idea se complementaba bien con la que ella había tenido y no pudo evitar dejar escapar una tenue risita nasal, frunciendo sus labios y mirando hacia la tarjeta que estaba por finalizar. También observó la de Tamao sin perder su sonrisa mientras comenzaba a jugar con unos mechones de su cabello rosado, manteniendose pensativa. -La verdad es que... la idea del amanecer es... muy... ah...- Hina se silenció al escuchar a Noriko y su sonrisa no parecía más que cobrar fuerza. -¿Qui-quieres que te ayude...? Se me dan bien... las mariposas... di-dibujarlas...- Dijo con voz suave mientras dejaba su tarjeta a un lado bien segura, antes de aproximarse algo más a Noriko viendo en silencio como dibujaba las mariposas y las coloreaba, además de sugerirle algunos colores y formas.

Mitsuki no dijo nada más durante el resto del trayecto a Spica. Cuando llegasteis, el campo estaba ya bastante lleno. Por lo visto, iba a celebrarse al aire libre y no en un recinto cerrado. Mitsuki se disculpo para irse a cambiar un momento y a los pocos minutos, viste como salían ambos equipos al campo, que se había ido llenando más y más casi sin que te dieses cuenta. Mitsuki te miró... y sonrió, como si nada hubiese ocurrido. Parecía confiada y contenta de que estuvieras allí, y segundos más tarde, estaba a tu lado.

-Bueno, deséame suerte. Te quiero -te dijo. Te dio un beso rápido y regresó de nuevo al campo en donde el partido estaba a punto de comenzar. Pro lo visto, habían sorteado antes cuáles debían ser los enfrentamientos, así que solo les restaba ponerse a ello y en cuanto sonó el silbato... así lo hicieron.

El partido era feroz. Aunque empezó de manera tranquila, muy pronto se tornó en una auténtica batalla en la que los puntos se alternaban de uno y otro lado. Momomi lo estaba haciendo bastante bien, y parecía enfurecida cuando atacaba sobre la red y frustrada cuando fallaba.

Finalmente, el primer set se decantó de parte de las contrarias, un equipo formado por alumnas más grandes.

Claro, m-me gustaría -respondió Noriko, con timidez. Mira, yo he dibujado éstas que son naranjas. Puedes hacer dos o tres de otros colores.

Noriko terminó la frase bajando la voz al mirarte directamente a los ojos. Se encontró de pronto flotando en ellos como si fuesen un océano y ella viajase en un velero sin rumbo fijo, simplemente disfrutando del movimiento de las olas y la belleza del cielo sobre su cabeza.

Mientras tanto, Tamo seguía enfrascada en su postal, en la cual había dibujado un castillo y desde él, dos figuras, representando a Noriko y a ella, que saludaban animosamente.

-Pues yo creo que la mía está quedando muy bien, la verdad. ¿Qué os parece? -preguntó. Al miraros, se dio cuenta de que algo pasaba entre las dos y entonces, apretó los labios, arrepintiéndose de haber dicho nada, aunque sus ojos brillaban mucho. 

Noriko y Hina, pensó. Me encanta.

Hina esbozó una afable sonrisa viendo a Noriko a los ojos y seguidamente comenzó a dibujar dos mariposas de forma cuidadosa tratando de no dañar la obra de Noriko en el proceso, tomándose tan en serio la labor que parecía enrojecer su rostro algo más incluso y en más de una ocasión tuvo que reacomodar sus gafas dejando escapar pequeños quejiditos de fastidio. Pese a ello al final las mariposas terminaron por salir bastante bien y es cierto que era buena dibujando mariposas, al parecer se había entretenido muchas tardes dibujándolas y pensando en demasiadas cosas al mismo tiempo.

-Ya... ya está... ¿ves... Noriko-chan...? Creo... que han salido bastante bonitas y...- Hina se silenció al observar las mariposas que había dibujado más detenidamente, curiosamente había tomado justamente el color de la mirada de Noriko y de su cabello o colores similares, sin haberse percatado de ello o habiéndolo hecho de forma inconsciente mientras separaba sus labios ligeramente ante la sorpresa. Aclaró su voz saliendole otro pequeño quejidito agudo y alzó su mirada hacia la de Noriko mientras volvía a sellar sus labios rosados y tragaba algo de saliva, ahora caía en la cuenta de que había estado mirándola en todo el tiempo con esa expresión que parecía poner nerviosa a la pelirrosa.

-Ah... eh... hm... No... Noriko... chan...- Dijo con voz susurrante mirándola fijamente a los ojos y justamente cuando parecía ir a decirle algo más, la voz de Tamao hizo que diese un pequeño brinco en el sitio y esbozase una sonrisa nerviosa, llevándose una mano a la nuca y mostrando su pequeña lengua rosada entre sus labios como si la hubiesen atrapado haciendo algo indebido o en una situación de lo más embarazosa... y es que lo había sido, nunca había tenido un encuentro de ese tipo con ninguna chica antes y parecía que las miradas de ambas simplemente se comunicaban.

-¿A a... ver...? S-si que está muy bien... Tamao-chan, seguro que conseguís una buena... impresión, estoy... estoy segura.- Dijo con voz suave mientras mantenía esa sonrisa nerviosa y se acomodaba algunos mechones de su cabello tras la oreja de forma cuidadosa y delicada, notándose el rubor de sus mejillas a la legua. Pudo contemplar la tarjeta hecha por Tamao mientras volvía a mirar a Noriko de reojillo inevitablemente, deseando por una parte que estuviese mirándola de la misma forma y por otra deseando salir corriendo de aquella habitación por el caluroso ambiente que parecía encontrarse alrededor de las tres.

Cuando ya nos dirigíamos hacia el club de fotografía, después de aquel emotivo intercambio de disculpas y agradecimientos y de secarme la nariz, notamos como alguien se nos acercaba por detrás. Era Ran, que se quería venir con nosotros al club de Fotografía al final como le había ofrecido en el comedor... pese a como me puse. Me sentí algo halagada cuando dijo que se olvidó de literatura por verme a mi hacer fotos... aunque también me puse roja -Gra-gracias...- le agradecí a la pelirroja -E-entonces va-vamos las tres...- terminé diciendo.

En la clase había mucha gente dentro... unas seis personas sin contar nosotras... vaya. Por un lado me alegraba... por el otro esperaba que mis nervios no afectasen a la calidad de mis fotos.

En cuanto Hyuga-san empezó a hablar, no pude evitar sonreír levemente de escucharla... pues compartía aquella filosofía de que la fotografía era un arte, y de que todo podía ser hermoso visto tras el objetivo de una cámara si sabías como hacerlo. Y la primera tarea que nos puso también me gustó: hacer una foto de la flor perfecta. Me parecía genial, puesto que así podría hacer muchas fotos durante el paseo aparte de la principal -S-si Hyuga-sensei, n-no ha-hay ni-ninguna du-duda- le asentí a la chica con cierta emoción. ¡Quería empezar ya!

Esperé a que Ran cogiera la cámara que le ofrecía la jefa del club -¿E-empezamos ya la bu-búsqueda d-de la flor pe-perfecta?- les pregunté algo impaciente por empezar... se notaba muchísimo la diferencia de cuando hacía algo que me apasionaba a algo que me costaba horrores (como ir a fiestas)

“Ah… gracias!” Ran tomó encantada la cámara de las manos de la profe del club. La giró entre sus manos, probando un poco tocar los botones y familiarizándose rápidamente, un unos pocos gestos, con el funcionamiento.

Sonrió al ver a Yuki tan entusiasmada. Aquí, visiblemente, estaba en su elemento. Tal vez vería aún el entusiasmo quitarle el tartamudeo. Sin embargo, antes de echarse a la caza, sí que tenía una pequeña duda: “Me queda una pregunta. Usted habla de flores. Habla literalmente de flores, o también se permitirían flores metafóricas? Como se dice que una mujer bella es como una flor. Algo del estilo. Sólo hablo teóricamente. No tengo el propósito explícito de asustar a mujeres tomando fotos de ellas.”