Partida Rol por web

Te devuelve el beso, tan despacio como el tuyo e igual de cremoso que tu masaje. También ella deposita sobre la mesa el cuaderno y los lápices. El sonido de labios bañándose en labios es el único sonido entre ambas. - ¿Por qué me ibas a decepcionar, honey? Si eres una tía de puta madre. -te muerde un poquito- Ama…-le da la risa.

-No estoy acostumbrada. No te vayas a mosquear conmigo. -una de sus manos cae en tus posaderas contundentes. -¿Cómo vas a complacer a tu ama? El masaje en los pies me ha gustado. -le da una última calada al canuto. Expulsa el humo hacia el techo, con viveza. Lo apaga en el cenicero y luego coloca el brazo hacia atrás, en actitud relajada- ¿Sabes hacer otra clase de masajes?

-​​​​​​-Igual un beso no era recompensa suficiente por el retrato.- dice divertida y lame sus labios para luego mostrarse muy atenta a sus palabras.

-¿Cómo iba a mosquearme? jaja solo estamos aprendiendo...umm pues no se, nunca he hecho muchos masajes pero estaría encantada de complacer con tal de darte placer, ama...¿Qué masaje quieres que te haga?

Seguramente sospechas qué clase de masaje quería tu "ama". Frisbee entreabre la boca para degustar tu lengua y responderte pero no dijo nada, pensativa. Comprende que entrais en ese juego de dominación-sumisión, aprendiendo juntas. 

-Ama…¿Cómo quieres que te llame? ¿Sierva? ¿Muñequita? ¿Muñeca diabólica? -se burla con gracia. -El masaje que deseo es que me borres el coño con tu lengua. Jaja. -Te suelta una palmada en las nalgas.- Pero antes te quedas en bragas. Nos traes un par de birras fresquitas, de las de botellín. Y luego con el aceite, sigues por mis piernas, brazos, vientre...las tetas...Estoy tensa...Y me siento caprichosa. 

Te observa con cierta indiferencia simulada -Te voy a dar luego una azotaina. Para descargar estrés.

Frisbee tantea. Es terreno desconocido...y… sobre la marcha...

Un repentino y temprano gemidito escapa de sus labios entreabiertos por lo sorprendente y delicioso de su cachetada juguetona y enseguida su gesto se tuerce en una sonrisa complaciente y sensual. Habían entrado en el juego y Frisbee estaba jugando, probando, improvisando...y era genial.

La morena no se hace esperar, se incorpora de rodillas sobre la tatuadora para sacarse la blusa y el sujetador, deliberadamente lento como si deseara provocarla un poco más de la cuenta y luego, con mucha calma, se levanta de sobre ella y se pone en pie junto al sofá, le da la espalda para mostrarle el trasero y se baja los pantalones para quedarse en braguitas, tal y como le ha pedido.

-¿Así le gusta a mi ama? Voy a por las cervecitas y...luego ese masaje...no sería una buena sirvienta si tengo a mi ama tensa...-prueba los términos, se le hacen raros, pero tal vez luego le salieran con más naturalidad. Aunque al menos no le daban ganas de reír.

Con pasitos cortos y ligeros se va hacia la cocina y vuelve con los botellines, abriéndolos luego para depositarlos en la mesa. Y empieza con el masaje, untándose bien las manos en el aceite y empieza donde se quedó antes, por las rodillas y las piernas, subiendo por los muslos, la cadera, los brazos...todo muy despacio, no sabía realmente dar masajes pero ella hacía círculos con las palmas de las manos y calentaba los músculos sin apretar demasiado ni demasiado poco, deseando hacer sentir y complacer.

-¿Así esta bien? ¿Lo hago bien, ama?- pregunta alzando la vista para mirarla sensual y juguetona.

Te dedicas con mimo a su cuerpo. Y ella va bebiendo de su cerveza mientras sus ojos beben de los tuyos y de tus voluptuosas curvas. Sientes su mirada depredadora en cada centímetro de tu piel y tus poros se abren emergiendo una mínima transpiración. Tu ama debe de estar contenta, ya que te sonríe y te da un beso en el antebrazo. Aunque mantiene esa expresión de grave dignidad y arrogancia.

Se quita la camiseta y sus pechos tiesos reclaman su parte de masaje. Tú encantada, en tu papel de doncella servil. Frisbee aprovecha tu cercanía para descargar una nueva bofetada en tus mofletes traseros, que se resienten un poco después de la última vez. 

Pero te da gustito. Y más cuando sus manos acarician en cuenco tus senos y...y de pronto sus dedos pellizcan tus pezones y los va retorciendo, alternando suavidad con intensidad.

-Quiero escuchar los gemidos de tus jodidas tetas...muñequita. A ver cómo cantan -presiona hacia dentro...suelta...la punta de sus uñas araña la delicada piel de tus pechos...

-¿Te pongo cachonda, muñequita ¿Te estás mojando, cerdita? -su voz se quiebra ligeramente al disfrutar de la agradable textura de tus dedos en sus dos colinas...Estáis navegando juntas en un mar medio desconocido y misterioso...

Servil y encantada de serlo, Alice continua sus atenciones, sus firmes caricias con las manos aunque desearía comérsela ya mismo y desatar la pasión...pero la espera y hacer lo que ella desea supone una dulce frustración que va empapando a cada mirada, a cada suspiro, más y más su ropa interior.

Entonces llega la nueva cachetada, la morena deja escapar un gemido profundo que apenas ha terminado para cuando Frisbee la toma por los pezones y Alice se muerde el labio inferior, brevemente sumida en un dulce éxtasis.

-Me estoy empapando ama...y mucho...gracias ama.- le dice casi con una exhalación mirándola a los ojos de nuevo, provocadora, sensual, con un silencioso "más" en el brillo de sus órbitas.

Quizá te sorprende lo pronto que te humedeces, la reacción de tu cuerpo, de tu sexualidad al rol de sumisa es mucho más intensa que a la de dominio. Te estás divirtiendo, mucho, y solo habéis empezado. Además, Frisbee sonríe satisfecha al escuchar tus palabras. Eso te pone más.

Aunque de pronto lees en su expresión que está recordando algo. Un comentario que le habías hecho. -¿Cómo? No te he dado un maldito permiso para eso. ¡Me has enfadado! –Casi se le escapa la risa, pero no.

Se pone en pie y tira de ti de manera un poco brusca. Tú estás en bragas, ella solo con la falda. Te empuja de cara a la pared. –¡Arriba las manos! Eso es, así. Separa las putas piernas, vamos, muñequita mala –Con su pie te abre más las piernas, como si fueras una delincuente detenida por la policía. Te pega otra torta en el culete, no muy dolorosa, sí contundente. Y otra más.

Simula cachearte aunque vayas casi desnuda. Sus dedos invaden tus braguitas por delante, te tocan sin delicadeza tu sexo húmedo. -¿Qué es esto? Parece un puto pantano, eres una guarra. –Huele sus dedos, los chupa un poco. Y de gratis otra palmada en las nalgas. Luego vuelve a humedecerlos en tu entrepierna, te tira de los pelos la cabeza hacia atrás  te da a probar esos tres dedos.

-Vamos, chupa, muñequita mala. Con ganas, eso es…-se acerca a tu oreja y te susurra –oye…¿me estoy pasando..?

Los sorpresas se suceden y a cada una de ellas el corazón de Alice da un vuelco para acelerarse más, poco a poco...no tan poco a poco va sumergiéndose en la sumisión, no opone resistencia a ninguno de los deseables "abusos" de Frisbee y corresponde con gemiditos y sonrisas.

Pega bien las manos a la pared y separa las piernas entre sí y el culo de la pared para facilitar el cacheo. Su cadera cimbrea de gusto al recibir los nuevos azotes y su sonrisa se vuelve incontenible cuando tira de su cabello y la obliga a lamer sus dedos empapados de ella. Lo hace con gusto, recreándose su lengua baila por aquí y por allá para dejarlos bien limpios. Cuando termina, se permite salir un poco del juego para tranquilizar a Frisbee con un susurro.

-Está todo perfecto nena...me estas poniendo muchísimo por el amor de dios...-y debía ser cierto tanto por la reacción de su entrepierna como por su forma de arrastrar las palabras, como si tuviera que contener los jadeos para poder hablar.

-Si ama he sido muy mala, deberías castigarme o hacer lo que quieras con tu muñequita mala...

Frisbee se queda más tranquila con tu afirmación. No tienes idea por ahora si lo disfruta, se está excitando o simplemente te da el gusto a la vez que juega contigo a este nuevo juego. Te suelta dos palmadas más que te levantan el culo y resuenan en la planta baja; lo de pegar sí que parece que le mola. O lo hace por ti. 

Pasas unos momentos contra la pared, recibiendo cada pocos segundos un cachete. Quizá se está pensando el próximo paso y entretanto también te pinza los pezones. Tiene claro que el tema del dolor te va, y está explotando esas acciones. 

-¡Al suelo! -grita de súbito. Tú obedeces de un salto como si su voz fuese el chasquido de un látigo. Te tumbas boca abajo -¡Los brazos en cruz! -pone un pie en tus glúteos y te lo menea. Y luego cerca del cuello, presionando, pero poco. -¡No levantes la cabeza! -se va paseando alrededor de ti, de vez en cuando te mueve el cuerpo con los pies, igual que si fueses un bulto. 

-¡Te mereces lo peor! -se marcha a un cajón cercano, regresa, espolvorea una raya de coca en la línea de separación de tus montañas y la esnifa. Aunque no te ofrece. Luego te ata los tobillos con la soga -¡De rodillas!- y, en esta ocasión, con otro trozo, las muñecas a la espalda. Frisbee se pone frente a ti, está ya desnuda, abre sus piernas, te agarra de los cabellos.

-¡Espero que me lo comas bien, muñequita! ¡O arderás en mi furia!

Este rol de policía y ladrón le estaba chiflando, el lenguaje de Frisbee, sus cachetes, su autoridad...por dios se estaba poniendo perra a más no poder ¿Frisbee habría sido policía o más bien la habrían detenido alguna vez? O quizás sólo le gustaran las series de ese estilo...en cualquier caso Alice pensaba que clavaba la entonación, el porte, las maneras tan violentas, rudas... Alice empieza a no decidir, a relajarse, se deja llevar poniendo su cerebro en modo piloto automático. 

Entonces nota el tacto de la soga en los tobillos y exhala un gemido cuando el nudo se cierra, luego las manos...es la primera vez que se encuentra tan inmóvil y vulnerable, gime de placer cuando le vuelve a tirar de los cabellos, se remueve en las ataduras sólo para sentirse aún más presa, le encanta esa sensación y se nota por cómo le brilla la mirada...cómo le corre la humedad por la tela, empapando sus ingles.

Pero ahora no es su momento, Frisbee no le iba a dar eso que tanto deseaba, o creía desear, en cambio le daba trabajo, y ella disfrutaba muchísimo de ofrecer su sumisión.

-Si ama...lo haré bien para complacerte...-dice mordiéndose el labio inferior y se estira tanto como puede, se da cuenta de lo difícil que va a ser sin poder usar las manos para equilibrarse, pero cuanto más se estira más cuenta se da de lo atrapada que está...y le encanta.

Empieza a introducir la lengua en el sexo de Frisbee al tiempo que sus labios abrazan sus labios inferiores.

Antes de que empieces con el masajito" , Frisbee te da un tirón de la cabellera hacia atrás y se agacha boca con boca. Su cálido aliento te traspasa- No, muñequita, no jodidamente bien. Sino Muy bien. Como nunca se lo has hecho a nadie. -te estira mucho más, duele. Te besa, bueno, más bien son mordiscos que te arrancan gemidos de dolor y placer, Te hace daño. Tus labios sangran,
¿Es ella? ¿Es la euforia de la coca? ¿Del momento? ¿Te ha gustado? Lo que sí es seguro es que se trata de un nuevo nivel. Pero no puedes pensar mientras te sostiene la cabeza entre sus piernas y ella apoya la espalda en la pared.
Su orgasmo la sacude a ella y a ti. Sus convulsiones se trasladan a tu boca, a los tirones de pelo con una mano entretanto la otra te aprieta contra su sexo. Tu saliva, tu sangre y sus fluidos chorrean en tus labios. La escuchas jadear, aullar y gemir. Su respiración agitada es tu fuente de satisfacción.
Sin embargo, cuando se recupera, se acuclilla a tu lado. Sin soltarte de la cabellera. Un largo llengüetazo desde tu cuello a la frente.-No estoy contenta. Has intentado sobornarme.
Te deja contra la pared.
Inesperadamente, el cuero restalla en tu espalda. Pica.
Un cinturón.
--¿Te vas a esforzar más, muñequita?

Su orgasmo llegan tan rápido que Alice no tiene dudas de que Frisbee está tan cachonda como ella misma o casi. Casi se atraganta con sus fluidos y el sabor a sangre...su propia sangre la embriaga de una manera casi sobrenatural. La vuelve loca, está segura que se acabará corriendo sin que la toque...han subido varios niveles y no sabe ni como ni hasta donde pero lo está gozando, ya no solo por el dolor, sino por toda la situación, el contexto, su lenguaje, sus ataduras... Es demasiado y aún así no diría que no a más.

Entonces la deja y desaparece, jadeando Alice apoya la cabeza en la pared jadeando, respirando con fuerza sintiendo como su pecho se inflama y se contrae a toda velocidad...y entonces el chasquido, el restrallon del cuero la pilla desprevenida y Alice grita de dolor...dolor teñido de un intenso placer, sus muslos se han empapado de golpe aún más de lo que creía posible.

Jadea y aprieta los párpados.

-Si ama...me-me voy a esforzar...mucho...

Estás de cara a la pared. Atada las manos a la espalda, los tobillos, y de rodillas. Tú lo has pedido, casi suplicado. Frisbee se ha metido mucho en el papel. La oyes, girar, bailar, incluso canta. Restalla el cinturón contra el suelo y la incertidumbre del destino del siguiente te enciende más y acelera tu corazón. 

Pone su música, el Metal resuena en la casita.

Un latigazo en la espalda, el cinturón muerde tu piel. No son azotes fuertes, sino del estilo de los primeros tuyos a Sey ayer. Sin embargo, suficiente para hacerte salivar. Otro latigazo. Frisbee se anima, te cubre los ojos como el otro día con un pañuelo. Va un paso más allá y te amordaza la boca con otro pañuelo. Sin apretar en exceso.

De nuevo el cinturón. Ahora no puedes gritar. Casi ni jadear ni gemir. Te lo tienes que comer. Frisbee te besa a través de la tela, lame el sudor de tus mejillas.

-Eres mi deliciosa muñeca, mi juguete preferido.

Y cuando se incorpora, esperas...esperas un nuevo golpe, preparándote. Pero eso no tiene gracia, la sorpresa es la que te electrifica y empapa tu ropa interior. ¿Es posible que te corras? 

Entonces tu ama hunde sus dientes en la base del cuello. Muerde y también te da un chupón. Largo. Con ansia. Para dejarte marca. 

Ahora estaba en el culmen del a vunerabilidad. No contaba con estar amordazada, eso también era nuevo, ni Sey se había atrevido a tanto. Pero Frisbee si...y Alice no estaba para valorar los riesgos solo disfrutaba, tiene los ojos húmedos por el dolor pero también por el placer, sus gemidos se estrellan contra el pañuelo, intenta devolver el beso con tanta energía como puede, pero se queda en un intento...por dios sí que se va a correr, ahora querría suplicar que la follara pero no podía, ni tan siquiera con los ojos, todo es oscuridad, la música la ensordece, no puede preever ni imaginarse por donde va a volver la tatuadora...

Por dios...¿se puede morir de placer? se pregunta a gritos en su cabeza, casi hiperventilando. Llega la espera, ella está tensa como una vara de mimbre...y entonces llega aquel brutal mordisco, la cabeza de Alice se deja caer hacia el lado contrario, un nuevo grito de dolor y placer se estrella contra la mordaza, pero finaliza en un gemido largo y profundo, suave como el ronroneo de un gato. Y sucede...simplemente se corre muy intensamente, nota que se ha ido y que su cuerpo quiere caer al suelo, termina echando su peso sobre Frisbee, puede que la tatuadora no se diera cuenta de lo sucedido pero Alice se encontraba en una nube, un orgasmo casi silencioso pero que la atraviesa de lado a lado como si fuera una estocada y la deja vacía por largos momentos, desmadejada.

Te estás corriendo muy gratamente. En la quinta dimensión. Frisbee no se da cuenta pero cuando tu cuerpo oscila y se recuesta en ella, está ahí para sostenerte. Con todo, su boca sigue proporcionándote ese placer contenido momentos antes y que ahora liberas lo mismo que miles de mariposas recién nacidas. 

Es un orgasmo casi interior, no lo puedes dejar escapar más allá de las lágrimas de tus ojos o del sudor de los poros de tu piel. En esa nube despiertas tumbada en el suelo, boca abajo, el torso y la cabeza sobre un gran almohadón del sofá. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido? Suena otra canción. Regresas de tu mundo onírico. ¿Y ahora qué? ¿Más? ¿Tienes suficiente?

Casi sin apreciarlo, Frisbee te pasa una raya de coca, entra por tu nariz igual que una lanza al centro de tu cabeza, un torbellino que no tarda en ponerte a tono, en espabilarte, en el tiempo que ella se ha colocado el strap-on, que no lo sabes, y te lubrica con el propio néctar que has soltado, tanto el dildo como a ti misma. Su dedo en tu interior te despierta. Es rico.

¿Lo quieres? ¿Quieres que te folle? ¿Acaso va a importar lo que quieras, si eres su juguete?

-Al final te has portado bien. Muy bien, corriéndote para mí, muñequita. Tu ama te va a recompensar - La posición no es del todo la adecuada, las piernas más juntas debido a la soga, las braguitas en los tobillos. Ella detrás. El dildo entra con mayor dificultad, lento, seguro y sin concesiones. Duele más. Un gustito dolorosamente alucinante. ¿O es también la droga en tu cerebro?

Al volver de su viaje, esnifa la raya casi sin darse cuenta, aunque tampoco hubiera dicho que no, su nariz limpia la superficie para no dejar nada, sabía lo que era y lo quería. Sorbe fuerte para que hasta las últimas motas de polvo lleguen arriba y se siente espabilar, muerde la mordaza con gusto y se remueve un poco, como si buscara a Frisbee...y la encuentra o más bien, ella encuenta el camino para llegar a lo más profundo de Alice antes de que pueda reaccionar.

Gime de nuevo y su cabeza encuentra el sofá, arquea totalmente la espalda y trata de elevar más el culo, aunque el realidad no puede mucho pero la intención de ofrecerse queda ahí. Cuando ha entrado del todo ella vuelve a dejar salir una gran exhalación, ahora doblemente ahogada por el almohadón y su cabeza contra él. No había lugar para pensar, sólo para sentir, todo aquello era demasiado poderoso, estaba totalmente subyugada, desconectada de la realidad, todo estaba marchando bien, Frisbee estaba controlando la situación de una manera increíble...nada podía salir mal, podía relajarse y dejarse ir...

Demasiado bien. Nada puede ir mal. No debería. Te lo dice tu cerebro apagado , solo con luces de emergencia que iluminan a intermitencias. Ya te has corrido, sin necesidad de penetración, sin tocarte siquiera, solo a base de sensaciones producidas por la sumisión, el dolor físico, la humillación verbal. Por el juego de polis y ladrones. 

¿Vas camino de otro? No lo sabes, no te importa, simplemente te gusta que te posea de esta forma, el orgasmo casi es lo de menos. Es la maravillosa, adictiva emoción de ofrecerte y entregarte a ella. Tu ama.

En esta ocasión Frisbee lo hace de otra manera. Está sentanda a horcajadas tras de ti, y su movimiento es rápido, no frenético, solo sale unos centímetros para entrar de nuevo al fondo. Es un equilibrio entre mayor velocidad y menor sensación de penetración. Es un meneo casi dulce...la percepción del tiempo se difumina entre el mete saca veloz y regular pero no salvaje. No quieres que se detenga, tienes la impresión de que te quedarías así toda la noche...

Tu amante se inclina hacia ti y te cubre con su cuerpo sudoroso. Sientes su piel caliente sobre la tuya ardiendo y sus pezones clavándose en tu espalda en cada vibrante empujón. -¿Le mola así a mi muñequita?¿O no es bastante para tu insaciable culo? -Te estira de nuevo de los cabellos y levanta un poco tu cabeza hacia atrás -¿Así mejor?

Tus manos acarician el terso vientre. Sus besos acuosos en tu cuello, en la parte alta de tu espalda o en los hombros. Y ese alucinante movimiento de caderas tan sutil, tan acelerado, que no se detiene un solo segundo. 

El dolor se desvanece en un lago tibio de placer alrededor de tu cuerpo. Es una follada casi amorosa. 

Trata de hablar, tan sólo para decirle lo mucho que le gustaba así, para pedirle que no se detuviera, que quería quedarse así toda la noche...claro que apenas logra formar un balbuceo gimoteante por culpa de la mordaza y sus propios jadeos.

Cuando Frisbee le estira la cabeza hacia atrás, Alica responde acariciando su vientre con las puntas de sus dedos, amorosa y positivamente, intentando comunicarse para transmitir que estaba todo perfecto. Al menos durante unos largos minutos Alice se centró en disfrutar de aquella posición, de aquella follada dulce y casi suave.

Pero luego el corazón empezó a galoparle fuerte dentro del pecho, ya recuperado de la momentánea debilidad del anterior orgasmo...la adrenalina llena sus nervios y trata de mover su cadera de una manera más fuerte, más rápido...Alice intentaba pedir más ahora, ya había tenido suficiente descanso.

En esos largos y deliciosos minutos , tu ama alterna un regular movimiento rápido con otros más lentos, igual en ritmo y penetraciones cortas. Quizá se canse, aunque te extrañaría con la actividad física de esta mujer. Más parece que le da a tu culo goloso lo que quiere y que ella misma se deleita en tus gemidos apagados por la mordaza. Tienes la impresión de que Frisbee se va excitando tanto como tú, la escuchas jadear por el ritmo incansable que aplica a sus caderas. 

Se deja caer totalmente sobre ti. Casi te aplasta un poco. Sus besos y la armonía de sus suaves culetazos quedan enmarcados por la burbuja de la música como testigo de vuestra escena.

Te sientes totalmente ida. La combinación de la coca con esta follada tan larga que te está metiendo te conduce a un estado de enajenación mental sublime. No es el subspace. Eso no. Te sientes flotar. Tu mente pide más, pero solo puedes suplicarlo con tus movimientos forzados de cadera. Pero Frisbee es mala, y no aumenta las embestidas ni el ritmo como el otro día hizo. No de momento.

-No es hora de lo que tú quieres, muñequita. -Eres consciente de que sonríe. Estáis empapadas de sudor mutuo. Su mano danza en tu largo cuello, te lo alza ligeramente, sus dedos y sus uñas acarician y arañan delicadamente la piel húmeda. Sus dedos se cierran un poco en torno a tu garganta y presionan... presionan...Su tenaza no es fuerte... no todavía...pero ya notas el caudal de aire disminuir un poquitín.

Las palabras "estar completamente a merced de alguien" empezaban a cobrar su real sentido en la mente de Alice.no era como con Sey, ahí ella había pedido y ella le había concedido, tal vez demasiado, pero estaban probando, conociéndose. Esto era diferente. Frisbee no tenía miedo, era una dominante absoluta, llevaba el control de la situación, no sabía aún si hacia todo esto porque quería o porque estaba haciendo lo que Alice quería...no dándole lo que quería. Esto debía ser dominación de verdad. Y todo ese cúmulo de vulnerabilidad e indefensión, legos de poner nerviosa o asustada a Alice...la estaban llevando al cielo. O tal vez más allá.

Y hablando de ir más allá...Frisbee inicia un nuevo juego, uno tan peligroso como excitante.

Breathplay. Lo había leído en algún sitio o tal vez Lindsey y Bern le habían hablando de ello. Siempre se clasificaba como una práctica de riesgo. Pero Alice no veía riesgo alguno, igual que no veía riesgo en la mordaza. A medida que menos aire entraba en su garganta, más fuerte latía su corazón, obligándola a hiperventilar en una dulce sensación de ahogo creciente que iba haciendo mella en su lucidez y volvía a empapar su sexo a lo bestia.