Partida Rol por web

Alguien se choca contigo y notas que te dejan algo en el bolsillo de la chaqueta.

¿Ah si? Vaya, debo ser afortunado porque llegué cuando el barco estaba a punto de zarpar y me dejaron subir a cambio de ayudar al capitán de vez en cuando.

Este tipo está zumbado. ¿Frutos que dan la vida eterna? ¡JÁ!

Me llamo Mousa. Yo también soy científico ¿Sabe? Bueno, era. Tengo amnesia y espero que este viaje me ayude a recordar algo. En fin, un placer señor Semiónov. Me despido sonriendo falsamente y en cuanto me doy la vuelta pongo cara de no creerme lo que acaba de pasar.

En cuanto me alejo un poco del zumbado ese, busco en el bolsillo mientras intento localizar al tipo que me ha metido el objeto, consciente de que ya será muy tarde para encontrarlo y echo un vistazo a ver qué es.

No sabes seguro quien te ha dejado el papel pero crees que puede haber sido un miembro de la tripulación o el padre de dos de los niños que corretean por el barco.

El papel es una nota que dice así: a las 8 y 15 en el camarote del capitán. Saludos, Uris.

Son las 8.

Marcho a paso rápido hacia el camarote del capitán, fijándome en si alguien más va hacia allá y en si hay alguien cerca de allí.

Juliana se había dado cuenta de lo nervioso que estaba Atho, algo que ayudaba a que su vergüenza aumentase. -No...no...no- comenzó a decir atropelladamente cuando el capitán lo interrumpió para dar una noticia. "Mañana desembarcamos...", las palabras del capitán consiguieron que Atho se relajase levemente y conseguido que una sonrisa casi asomase a su rostro. En tanto, la joven cambió de tema quitándole importancia a lo que acababa de ocurrir, consiguiendo que Atho se sintiese cómodo con la presencia de la mujer.

-¿Mis planes del viaje?- dijo rascándose levemente el cogote mientras sonreía. -No, no eres entrometida... he venido porque... bueno la verdad es que soy mecánico, pero desde hace unos años me he interesado bastante por la biología- Atho guardó silencio un momento, intentando organizar sus pensamientos para poder expresarse como desearía. -Bien. Formo parte de un grupo ecologista y mi objetivo en este viaje es anotar que tipo de plantas y animales han conseguido sobrevivir en el continente, y... si necesitas a alguien con quien viajar... pues aquí me tienes- dijo alegremente, mientras golpeaba levemente sus manos una contra otra, mostrando su nerviosismo. -Y por cierto, ¿por qué te has embarcado tú en esto?-

-¿Mecánico?, ¿que reparabas?-…Ummm, grupo ecologista, eso suena bien… quizá podamos compaginar un poco más, dibujando con mis labios una sonrisa le digo: -claro, me es muy grata tu compañía…. Y pues porque me he embarcado, pues, hace poco estuve trabajando en un hospital, pero hubo una serie de problemas y tuvieron que cerrarlo, me encontraba desempleada y pues supe de un grupo ecologista que trabaja en Radis, se encargan de preservar toda la Fauna y Flora y-... detengo mi charla repentinamente -¿por casualidad tu trabajas para el mismo grupo?, digo pues, nunca me había ¡topado contigo, seria genial que me hubiera encontrado contigo mucho antes!-

-Ojala no te incomode que te haga tantas preguntas, es que, me gusta platicar mucho sabes-… y mas cuando una persona me interesa… haciendo una mirada muy coqueta a Athos.

-Nathan Wayman

Le digo al tiempo que le doy la mano con una gran sonrisa en el rostro, aunque después no creí muy conveniente decir mi nombre, se suponía que los del AMG ya sabían que los Wayman eran nobles.

-Pero mejor llámame por otro nombre.

Observo el cuerpo de la mujer de manera discreta, cuando me interesaba si sabia ser un buen espía.

Estiro el cuello para observar de manera nada indirecta hacia donde me indico la mujer, allí pude observar a lo que se refería.

-Huy si, jujuju, esos tipos por norma general no se saben divertir.

Dice, pensando en lo que debía ser de aburrido adorar cosas que no se ven, y con las que no te puedes enrollar.

Oí hablar al capitán acerca de que esperaría dos meses, Joder macho, espero que por aquí hayan maquinas de tabaco y licorerías.

Si, la verdad es que ellos no saben divertirse, pero nosotros sí ¿verdad? -te responde guiñandote un ojo para acto despues darse la vuelta y buscar a alguien con la mirada entre los pasajeros -Hay está -dice en voz alta la aventurera -¡Cosmo! ¡Ven aquí rata de laboratorio! -el hombre se acerca con una sonrisa en la cara.

Te ha faltado tiempo para llamarme despues de ver a los sectarios esos -dice sonriendo el hombre llamado Cosmo -en un momento te pagaré tu deuda - finaliza el hombre para después retirarse

Halima se vuelve hacia Nathan -perdió a las cartas y me debe una -dice mientras se empieza a escuchar a alguien tocando una guitarra - Cosmo ya ha empezado. Espero que sepas divertirme Nathan ¿Bailamos? -te dice cogiéndote la mano.

Mousa se dirige al camarote del capitán, observando si alguien lo sigue o cubre el mismo camino que él. Sin embargo no ve nada raro y en breve llega a la puerta del capitán Uris. La puerta está entreabierta y escucha al capitán decir -Mousa ¿eres tu?, vamos entra chico, no tenemos todo el día.

Entro rápidamente, ¿Porqué tanto secretismo?

Aquí estoy capitán

Antes de que puedas hacer ningún otro movimiento una gran descarga eléctrica te tumba en el suelo, dejándote indefenso y aullando de dolor.

¿Quién te envía? ¿Qué quiere la AMG de nosotros? ¿Porque no nos han atacado aún? -te pregunta el capitán Uris tras cerrar la puerta de su camarote y propinándote otra descarga que te retuerce el cuerpo de dolor.

Aaaaaaaaaaaahrg! Capitán!! Capitáaaaaaaahrg!

Miro al capitán con expresión de absoluto dolor

Se equivoca! Se lo explicaré todo!

¡Habla ahora! Soy viejo pero aun no chocheo, dime quien y para que te han enviado. Y dímelo ya -Te contesta, recalcando sus últimas palabras con el sonido de descargas que proviene de un aparato que tiene en la mano.

¡Que yo no trabajo para nadie! Le digo medio llorando ¡Mire esto!
Giro la cabeza dejándole al descubierto el perfil derecho de mi cabeza y me retiro el pelo rizado, dejando al descubierto la placa de hierro que impide que se me abra el craneo.
Me lo hicieron ellos! Trabajé para ellos, es cierto, pero descubrí algo que no querían que descubriese y sus matones me dieron de palos en varias ocasiones. Pero no perdí la vida, perdí la memoria. Y he venido aquí para recuperarla y destruirles. Mi rostro se va congestionando más y más a medida que hablo para finalmente explotar en un llanto descontrolado, dándome un aspecto de lo más patético.

La conversación de Juliana le parecía deliciosa a ojos de Atho que, acostumbrado como estaba al silencio, le aportaba algo de la alegría que hacía mucho tiempo no conseguía encontrar. -No... no me incomodan tus preguntas- dijo el muchacho sonriendo mientras comenzaba a ser consciente de la mirada que Juliana le lanzaba, la cual le hacía sentir una leve presión en el estómago, conseguía que bajase sus defensas... se sentía cómodo con esa sensación. -Antes me dedicaba al mantenimiento de barcos, vivia en unas islas cercanas a Redis y... bueno, me uní a Los Extintos para intentar ayudar a que el mundo pueda verse tan hermoso como mi hogar... y supongo que por eso estoy aquí- Atho cada vez se fijaba más en la mujer que tenía delante él, sin conseguir apartar su mirada del rostro de Juliana, "creí que sería un viaje en solitario... es una grata novedad" los pensamientos del joven fluían sin ser consciente del ajetreo que se comenzaba a producir a su alrededor.

-Lo cierto es que es una pena que nunca nos hubiésemos encontrado hasta ahora... aunque bueno, no estoy muy de acuerdo con algunas de las decisiones que toma la organización, supongo que siempre me he separado en ese sentido- comentó casi en un susurro el mecánico, refiriéndose a los últimos atentados en nombre de Los Extintos "si siguen por ese camino, pasaremos de ser un grupo ecologista a un grupo terrorista... y eso no nos lleva a ninguna parte".

Alguien en el barco comienza a tocar una guitarra y a los pocos minutos se le unen otros pasajeros y marineros tocando otros instrumentos. En breve hay numerosos pasajeros bailando en la cubierta mientras que varios marineros reparten vino tinto y cerveza.

La mujer que estaba dando una charla religiosa a un grupo de pasajeros exclama llena de ira -¡Temereis a "El Renacido" y le suplicareis perdón cuando se caiga la venda que os tapa los ojos! ¡Me suplicareis que os mate por vuestro error!

Una mujer aparta a su hija de la sacerdotisa para que no se asuste mientras que otros pasajeros se rien de ella mientras le gritan ¡No existe más que el demiurgo mujer!, ¡Ven a pasar la noche conmigo y yo si que te haré renacer! o ¡Yo me quito la venda si tu te quitas la ropa!

Mientras tanto un hombre de unos treinta y cinco años, con aspecto cansado y demacrado, se acerca Mark Mijail que sigue mirando al mar y le ofrece una petaca mientras le pregunta -¿Preocupado por algo?

Te creo, Mousa, te creo -te responde el capitán mientras te ayuda a levantarte -un hombre de la AMG me habría matado ya.

El capitán te acerca una silla para que te sientes y se sienta él enfrente tuya.

Me caes bien Mousa y no pareces alguien malvado, aunque haya sospechado de ti -te confia el viejo capitán- pero se que no puedo fiarme de nadie más que de mis marineros, hay algo raro en todo esto.

Por los cadáveres que hemos visto la AMG pasó por aqui hace menos de un mes, por lo que me intriga que no nos hemos encontrado con ninguna de sus embarcaciones, salvo... -comienza a contarte en voz baja.

Mis ayudantes han detectado varias embarcaciones destrozadas en el fondo del mar, debajo nuestra. También hemos visto trozos de naves a lo lejos, gran cantidad de maderas, comida y otros objetos. Hemos reconocido uno de esos barcos como uno de los patrulleros de la AMG -te confiesa el capitán con voz cansada -no puedo explicar lo que ha ocurrido aquí.

Mousa se sienta a escuchar al capitán, sorbiéndose los mocos de vez en cuando, tomando aire muy fuerte y soltándolo con levísimos sollozos y sin poder reprimir unas pocas lágrimas furtivas.

-Que se jodan esos cabrones. Quizás hay piratas por aquí, puede incluso que los cadáveres que hemos visto no los hubiera puesto la AMG... Bueno, sea lo que sea lo descubriremos más tarde.

 -Por supuesto.

Le digo a la chica para dirigirme al centro de la cubierta y ponerme a bailar al ritmo de la música.

La cosa no tardo en animarse y se monto un ambiente festivo, no al que estaba acostumbrado pero algo era algo.

Tome una cerveza que me pasaron los marineros y me la bebí de un trago, después cogí otras dos y una se la pase a la mujer.