Partida Rol por web

Hace cinco semanas que salisteis de un pequeño puerto de Redis, escogido por ser un pequeño lugar de comercio en el continente menos poblado del planeta. La ruta seguida por el capitán Uris ha sido escogida concienzudamente para tratar de no atraer sospechas, siguiendo una primera ruta comercial hacia Emuresas para salir de esta a mitad de camino y retomar una ruta hacia una pequeña isla cercana a Arimor.

Actualmente os encontrais a menos de un día de la frontera de Arimor, muy cerca de la linea de seguridad que separa al continente del resto del planeta.

La tripulación está bastante nerviosa ya que llevais demasiados días sin ver tierra y estais en una zona prohibida por la AMG, aunque Uris ha decidido acercarse al continente por un camino poco transitado por el gobierno, aunque no se conoce exactamente la razón de este número tan reducido de patrullas.

Llevaba mucho tiempo ya sin ir de fiesta, empezaba a ser desesperante. Yo pensaba que el barco seria uno de esos con varias piscinas, casinos y discotecas, y aunque no sabia si habían dichas salas lo seguro es que nadie había que intentara hacer un ambiente festivo.

Me encontraba mirando el horizonte apoyado en la barandilla, con gesto exageradamente aburrido.

Y yo pensando que esto era una gran oportunidad, y es un jodido marrón. Me dije pensando en mi padre, el cual ahora le odiaba con todo mi ser. Seguro que el sabría que esto seria así de sobrio..

Cuando sirvieron la merienda fui rápidamente, cogí unas galletas.

Atho no pudo evitar contagiarse del ambiente depresivo que mostraba la mayor parte de la tripulación. "Quizás no haya sido buena idea aceptar esto..." pensaba mientras estaba sentado en la cubierta, cerca de la popa del barco. Nunca se había encontrado cómodo entre la gente, pero en ese barco, sus sentimientos se habían agravado, no encajaba entre los aventureros, ni los científicos, no encajaba con nadie, "puede que la organización solo pretende quitarme del medio por no estar de acuerdo con lo que ocurre últimamente" su mente divagaba cuando se dió cuenta que comenzaban a repartir algo de comer.

-Muchas gracias- susurró a alguien cuando le dió algo que ni siquiera se planteó mirar, a fin de cuentas no estaba de humor para hacer nada.

Se quedó quieto, con un trozo de pan entre las manos, y comenzó a mirar la estela que se formaba en el agua tras el barco. "Después de todo tengo una misión que hacer... aunque viendo como están las cosas quizás sea una misión suicida".

Atho comenzó a comer el pan desganado, mientras miraba el océano.

Me encuentro en uno de los costados del barco, distraída un poco con la vista del anochecer, ligeramente escucho que llaman a merendar, pero no estoy de animo para comer en estos momentos, siento que el estomago se me revuelve un poco, pero trato de no pensar en ello...

-Bueno, aquí estoy, mi primer viaje; espero que todo salga bien-... observo que un hombre se acerca al borde y observa hacia las oscuras aguas del mar, -me pregunto: que estará pensando, parece buena persona-... -Hola, ¿hay una linda vista no es cierto?, eh, que grosera soy, disculpa, me llamo Juliana, ¿y tu?-.

No me gusta este barco ni que haya tanta gente voy pensando mientras me acerco a la zona donde sirven la merienda.

Suerte que el barco está bastante vacío y puedo no encontrarme con la mayoría si no quiero.

Recojo mi comida y algo de beber y me acerco a sentarme a la borda. Me gusta mirar el mar, en infinito movimiento.

Como con voracidad, se ha de estar siempre preparado para lo que pueda surgir. Nunca sabes cuando volverás a tener algo de comer.

Uhm la merienda! Genial. Aunque estaría mejor que repartiesen drogas...
Me acerco al sitio de la merienda, prestando atención a todo lo que escucho por si percibo algo interesante.
Quizás ese viejo y arrasado continente me ayude a recordar algo de mi pasado. Y si no siempre puedo asentarme en cualquier laboratorio abandonado y ganarme la vida clandestinamente fabricando metanfetamina.
Llego al reparto e, inconscientemente, busco desesperadamente algo de alcohol.

Antes de que Mousa se desespere buscando alcohol el capitán Uris se le acerca.

¡Mousa! Ven quiero enseñarte algo -le dice el capitán, llevándolo hacia la borda para enseñarle algo -¡Niños, en las cocinas han hecho pasteles para vosotros, bajad y comer todos los que podais!.

Una vez que ambos se encuentran en la borda, al lado de un hombre sentado que mira hacia el mar, Uris señala el horizonte y le cuenta a Mousa -Nos estamos acercando a la linea fronteriza que estableció la AMG. Al principio usaron diferentes tecnologías para tratar de mantener a la gente apartada como radares, minas, detectores y muchas cosas raras.

Mientras cuenta todo esto empezais a ver una linea de boyas, con un alto mastil encima y algo colgado en ellas. -Al final decidieron usar la ciencia más antigua de todas, el miedo, especialmente el miedo a la muerte -dice mientras le pasa a Mousa unos prismáticos y al hombre que está sentado junto a ellos.

Podeis ver que en mastil de las boyas están encadenados cadáveres, en diferente estado de conservación, algunos son solo esqueletos a los que les quedan pocos huesos y otros todavía mantienen su forma y algo de carne pútrida.

Esos malditos hijos de la gran puta... Espero encontrar algo en este continente que me sirva para destruirlos.
Aquí hay al menos un tipo a quien no conseguirán asustar. He visto a gente viva en peor estado que esos cadáveres.
Me acerco un poco más al capitán, como para devolverle los prismáticos, pero le digo en voz baja:
Estamos seguros de que no hay infiltrados de la AMG en el barco?

Yo no explicaría mis deseos en voz alta. Dicen que no se cumplen.

No me gusta meterme en conversaciones ajenas, pero se han puesto a mi lado.

Algunos de esos cadáveres no deben llevar más que un par de semanas. Supongo que los de la AMG siguen viniendo por esta zona de patrulla.

Devuelvo los prismáticos.

Los de la AMG quieren proteger lo que exista allá. Esto no lo hacen para proteger a los de fuera de los peligros del continente.

Mientras me acabo la ultima galleta veo como nos acercamos a lo que parecen ser unas boyas, y a un mástil lleno de cadáveres. Me atraganto con la galleta por un momento, a lo cual alguien me ofrece un vaso de agua, se lo arranco de la mano haciendo caer la mitad del agua y me bebo el resto.

-Gracias…

Le digo, respirando rápidamente.

-¿Tu sabias que esos locos hicieran eso?

Digo señalando los cadáveres, con curiosidad y asco.

Mientras Atho mastica lentamente el trozo de pan se le acerca una mujer presentándose como Juliana. La re pentina presentación de la joven hizo que Atho dejase de masticar un momento, mientras en su cara se dibujaba una expresión semejante a la de ver un fantasma. -Ho...hola- acertó a decir con la boca aún llena de pan el cual se apresuró a tragar viendo lo ridículo que estaba.

-Pe..perdona- le dijo a Juliana con media sonrisa. -Me llamo Atho, Atho Medas... encantado- mientras hablaba levantó su mano izquierda, pues en la derecha llevaba un trozo de pan, para darle la mano a la desconcocida.

-Por cierto, tienes razón con lo de las vistas...- sus labios dejaron de moverse levemente cuando se percató de la línea boyas con un mástil que destacaban en medio del océano. -Pero... ¿ pero qué demonios es eso?- dijo sobresaltándose al ver lo que colgaba en la lejanía. El susto fue tan grande que su cara mostró una expresión casi de terror mientras se le caía el pan de las manos.

Parece que los de la AMG no tienen a buenos decoradores, seguro que el olor tampoco es agradable - le responde la chica que le había dado el agua a Nathan, una mujer de aspecto duro, de tez morena y bastante bella - espero que lleves una botella de agua siempre contigo, veremos cosas peores en el continente y no siempre estaré ahi para salvarte la vida - continua sonriendo afablemente.

La joven se situa a tu lado mientras devora unas galletas que coge de la mesa y te señala con un gesto de la cabeza a un grupo de pasajeros congregados en el fondo de la cubierta -¿Has visto a los colgados adora dioses? -En la dirección en la que te señala se pueden observar media docena de hombres vestidos con túnicas bermellón situados a los lados de una mujer que está dando una charla a dos docenas de pasajeros.

- Por cierto, mi nombre es Halima, Halima Kandem -te dice tendiendote la mano.

Le sonrío muy amablemente a Atho y le contesto el saludo estrechando su mano, -el gusto es mío-... observando la expresión en el rostro de Atho, giro mi cabeza y lentamente y veo aquella cosa horrorosa, mis ojos no tienen mas expresión que de repulsividad y asco, no solo hacia lo que veía, sino a quienes tuvieron el estomago de acero para hacer una atrocidad como esa.

Impresionada, recuesto mi cuerpo contra el de Athos, apretando fuerte su brazo... -Quien pudo hacer una atrocidad como esa, Dios, ahora si que tengo nauseas; juro que encontrare que esconden detrás de todo esto-... preocupándome un poco por lo que había acabado de decir en voz alta.

Atho apartó la mirada de aquella horrible imagen cuando se sobresaltó levemente al notar el cuerpo de Juliana contra el suyo. Aún en tensión, tanto por la imagen como por el contacto con otra persona, el joven cerró los ojos un momento para pensar con calma, "solo la AMG tiene jurisdicción en este lugar, nadie más se acerca a este lugar... pero, que cerca está...". Atho no era capaz de pensar con claridad y su azoramiento comenzaba a notarse, pues sus mejillas habían pasado a un rojo intenso, el cual contrastaba con sus ojos azules.

-Bu... bueno- comenzó a decir y tosió levemente maldiciendo esa leve tartamudez. -Los únicos que tienen la capacidad de hacer esto es la AMG... pero... no entiendo el por que- con un gesto intó a Juliana a no seguir mirando aquella atrocidad. -¿Es que hay algo que no quieren que nadie descubra? No lo entiendo- susurró Atho casi sin darse cuenta.

Observo el rostro de Atho y veo como cambian de color sus mejillas, se han puesto coloradas… -Perdona mi reacción, es que me he sobresaltado un poco y pues he reaccionado de esta manera, espero que no te lleves una mala idea de mi-... al parecer él era otra de las personas que estaba en contra de las acciones de la AMG, me gustaría conocer un poco más acerca de este hombre, Athos Medas, puede que pertenezca a una de las agrupaciones de ecologistas y me interesaría mucho saber de sus pensamientos y saber si tiene algún proyecto en mente, en el cual yo pueda colaborar.

Joder, ya están otra vez -os dice el capitán Uris a ambos mientras señala con la cabeza a un grupo de pasajeros congregados en la parte norte de la cubierta escuchando a una mujer -no tendría que haberles dejado entrar en el barco. Aunque esos ricachones rodeados de guardaespaldas tampoco me caen simpáticos, pero su dinero si - sigue contandoos mientras mira al lugar donde se encuentran, separados entre sí, tres personas de aspecto lujoso rodeados de personas armadas.

Bueno, bueno, ya estamos cerca de nuestro destino -dice el capitán Uris en voz alta mientras se gira para volver al centro de la cubierta- ¡Señores! ¡Señores! -grita tratando de llamar la atención de los pasajeros -Os aviso de que dentro de que para mañana al mediodía seguramente estemos en Arimor y os recuerdo que el "Tempestad Precipitada" os esperará dos meses, ni un día más, pasado ese tiempo volveremos al mundo de los vivos, sin importar a quien dejemos atrás - cuenta en tono serio, mirándo las caras de aquellos que le escuchan -y mi oferta no es negociable, por nada del mundo estaremos más de dos meses atracados en ese lugar de muerte - dice zanjando a uno de los hombres ricos antes de que le de tiempo a hablar.

Escucho atentamente lo que dice el capitán, y miro a Athos haciendo un gesto de preocupación, pero rápidamente cambiándolo por uno amistoso, -Eh, Athos, ¿y tú que planes tienes en este viaje; bueno quiero decir, estas de “paseo” o en busca de algo?, disculpa si soy un poquito entrometida, es solo que pues, viajo sola y me gustaría tener alguien con quien charlar y poder tener como contacto en aquel lugar tan “tenebroso” al que vamos-… terminando de decir esto le enseño una sonrisa a aquel hombre que se encontraba, pos su manera de expresar, tan preocupado.

Hago una mueca de sarcasmo que se acentua cada vez más mientras me doy cuenta de que el capitán realmente pasa de mi. Supongo que tiene muchas cosas en la cabeza, está mayor.

Echo un vistazo a la tripulación y me fijo en el tipo con cara graciosa y bata blanca (Yegor Semiónov).
Qué tipo más curioso. Me acerco a el y le digo: Hola, ¿Es usted científico? ¿A qué ha venido aquí? Si no es indiscrección.

¿Eee? ¿Que? Si, ola, buenas -contesta tartamudeando el científico al hablarle cuando estaba absorto en sus pensamientos - Soy el investigador Semiónov, experto en biología y química, con cientos de proyectos a mis espaldas que no se han podido realizar al no obtener financiación -te dice con orgullo -he venido a este maravilloso viaje con cuatro compañeros del gremio.

Se apoya en la barandilla y mira hacia donde debe estar Arimor -Se dice que en esas tierras habitan seres ya extintos en nuestras tierras, que hay frutos que te permiten vivir varios años más, que en sus ciudades se crearon maravillas de los campos de la genética, de la robótica y de la física. Incluso se habla de campos de energía y armas de rayos de una potencia mortal - te informa con anhelo -venimos a buscar a esas maravillas de la ciencia y a mostrarselas al mundo, para mejorar todo el planeta -continua exacerbado. Por cierto ¿Tu quien eres? ¿Cómo has llegado aqui? Se supone que hay que pagar un alto precio para realizar este viaje -te pregunta.