Partida Rol por web

AÑO 21.

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA,  PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

No había habido malicia ni desidia en el ogro al no ayudar a Puck cosa que, en realidad, no le hubiera importado. Sin embargo Peñasco estaba profundamente preocupado. El ataque de esos seres-ave, y luego la situación del asentamiento, gritaba a todas luces el evidente peligro de permanecer allí.

Por eso el ogro, que aún estaba molesto porque su señor había sido herido, había focalizado toda su atención en las posibles amenazas de ese lugar y, para bien o para mal, no considerando a Puck una amenaza, ni teniendo intención alguna de buscar el tesoro, siguió a Karlio hasta que, repentinamente, recordó las palabras del duende.

- Tal vez luego, Puck. Ahora quiero estar atento por si hay peligro.

AÑO 21.

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA,  PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

Tras unos segundos más observando aquel extraño casco, Kanghmer se lo lanzó de vuelta a Puck en uno de los momentos  en que el trasgo miraba en su dirección. El pequeño ser que casi siempre iba a las faldas de Basha capturó el trozo de metal en tres intentos mientras el casco golpeaba en sus manos un par de veces.

El bárbaro negó en dirección al trasgo. - Me suena de algo, pero no estoy seguro. - Comentó. - No reconozco de dónde puede haber salido algo así. - Explicó antes de aferrar, ahora sí con ambas manos, el mango de su espadón.

Luego prosiguió su caminar, siguiendo los pasos de su hermana, y en definitiva de Hassern.

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MES ONCE: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO.

SIVERO.

MEDIODÍA.

Hassern sigue avanzando, aunque lo hace despacio y atento. Mira a su alrededor confuso, y parece intentar no perder detalle.

- Es extraño. - Contesta a la cuestión de Zazer. - Cuando huíamos, vimos a más de un aldeano caer. Eso sin contar a los que no tuvieron tiempo de huir. Pobres almas... Pero es cierto, no hay ni un cuerpo. Había cerca de 130 personas, adultos y niños, y al campamento apenas hemos llegado 100. Diría que menos.

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SIVERO.

MEDIODÍA.

- ¿Por qué se habrán llevado los cadáveres? - Pregunta Kanghmer mientras continúa tras los pasos del aldeano. Casi parece que es en respuesta a las afirmaciones de Hassern, pero las palabras del bárbaro se dirigen realmente a todos sus compañeros.

Personalmente solo se le ocurren unas pocas posibilidades, y ninguna es muy buena. ¿Para qué querrían tantos cadáveres los elfos? ¿Alimento? No sabía que los elfos se alimentaran de carne humana. ¿Sacrificios para hacer rituales o a algún dios oscuro? Quizá. Después de todo los elfos eran unos grandes desconocidos.

Fuera cual fuera la misteriosa respuesta, todo indicaba que se estaban metiendo de lleno en la boca del lobo.

- Esto me da muy mala espina. Hermana... ¿detectas algo? - Preguntó Kanghmer, sabedor de que los ojos de Basha eran capaces de discernir hasta los más nimios indicios de magia oscura.

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-Quizás sea cosa de bestias salvajes-teorizó el caballero, sin mucho convencimiento. No era un gran entendido a fin de cuentas, pero ni él mismo tenía tan claro que los animales se llevaran los cuerpos en vez de comérselos allí mismo. No, probablemente la explicación era mucho más siniestra que eso...

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SIVERO.

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-Hablamos de treinta personas desaparecidas más o menos. Y no necesariamente todas muertas. Es más, diría que de haber querido, los asaltantes hubieran podido perseguir a los huídos y acabar con ellos. No sé, todo esto es extraño. Incluso si hubieran habido bestias salvajes carroñeando, quedarían restos. Y no hay nada. O bien se los llevaron prisioneros o bien los supervivientes lograron escapar y refugiarse en algún lugar -señaló dubitativo-. Quienes asolaron este lugar creo que querían hacerlo inhabitable, destruyendo sus casas. Ni siquiera se molestaron en saquearlo como si ni siquiera apreciaran su valor o utilidad.

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- No parece haber ningún peligro ya. Ni krankas, ni nada. Solo quedan algunos cuervos y uno que otro pichón. Hacia el este está el kranka que intentó guir. Hacia el norte el camino atraviesa la aldea en dos mitades parece llegar a una zona de arbolada, en cuya linde hay dos torres de vigilancia, una al noreste y otra al noroeste- indicó Peñasco para luego mirar a Zazer, asintiendo- Es extraño. ¿Por qué se llevarían los cuerpos muertos? Incluso de haber llevado a la gente como prisioneros y cautivos, quedarían los cuerpos de los que intentaron defenderse. No tiene sentido, como dice Zazer. O mejor, el sentido que tiene es por ahora imposible de discernir con los pocos datos que disponemos- obviamente más relajado por la ausencia aparente de problemas mira a Puck- Puck, ¿quieres que te ayude a levantar la piedra que indicabas hace unos instantes?

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Lo que dice Hassern es algo totalmente inusual pues significa que alrededor de treinta personas, entre vivos y muertos, desaparecieron de este lugar sin dejar rastro alguno. Solo se me ocurre que los elfos (o los atacantes que hayan sido) tomaron todos los cuerpos y prisioneros antes de marcharse.

 - "Se me ocurren varios motivos por los que llevarse prisioneros y/o cuerpos, pero ninguno de ellos es algo que queramos para nuestros cercanos. No fueron bestias o habrían restos, huesos, manchas..."

Le digo finalmente a Karlio acerca de su intervención pues estoy convencido de que no fue así. Él también, probablemente , pero es más fácil pensar en ello que en la alternativa.

"Pero yo estoy acostumbrado a la oscuridad pues mi alma la posee. Para otros, es más difícil."

La verdad es que las opciones son desde alimento a rituales de algún tipo. Los vivos, pueden ser almacenados para ser comidos, torturados, esclavizados, ultrajados... Bueno, se me ocurren muchas cosas que podrían ser pero mejor que queden en mi fuero interno. El resto debe también pensarlo, por lo que no es necesario profundizar en ello.

Continúo avanzando camino a la casa de Hassern, a la espera de que encuentre por lo menos, lo que está buscando.

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El trasgo observó con atención sus nuevos hallazgos. Con cierta indiferencia dejó en el suelo una muñeca en perfecto estado a la que no dio ninguna importancia porque quedó cautivado por las monedas que bajo ella había encontrado.

- Oh... bonito... brillante...

Para él eran una verdadera fortuna y se hubiera considerado inmensamente rico si no sintiera la necesidad, fruto del deber, de entregárselas a su verdadera dueña: su ama. Pero las monedas pronto pasaron a un segundo plano cuando descubrió un precioso cuchillo con sierra. Acercó a sus lechosos ojillos tan preciado objeto para admirar su filo serrado. Debía desgarrar la carne tan bien... Lamentablemente sus esperanzas de empuñarlo se desvanecieron cuando lo cogió y casi con lágrimas en los ojos supo que no podría usarlo: pesaba demasiado.

- ¡¡Ama!! ¡¡¡AMAAAAA!!- la llamó mientras se dirigía correteando de nuevo hacia ella. En una mano llevaba la espada, en la otra la muñeca, la cual arrastraba por el suelo sus pelos de lana.- Mire, ama, mire lo que ha encontrado Puck. Todo para ama. Tome ama. Puck seguirá buscando- añadió excitado antes de proseguir su particular búsqueda del tesoro. Tan solo se detuvo en su carrera un instante para responder con celeridad al ogro con un:- No.

Por qué buscar debajo de la piedra. Eso era el pasado. Delante aún quedaban muchas cosas interesantes.

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DÍA 14.

SIVERO.

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Kanghmer continuó avanzando despacio. Un pie detrás del otro, sin perder ojo de cuanto acontecía a su alrededor. Casi de forma mecánica se situó a la diestra de Seragoi. Habían combatido tantas veces juntos que había perdido la cuenta.

Y casi siempre se disponían de la misma manera... al menos hasta que avistaban al enemigo. Luego ya se adaptaban dependiendo del rival. Unos pocos metros delante de él, el bárbaro pudo divisar al sabueso de su amigo. Si había algún enemigo en las cercanías, el can lo detectaría el primero. Kanghmer se había acostumbrado a que el desarrollado sentido del olfato de Caos fuera el primer aviso de cualquier anomalía.

Por el rabillo del ojo vigiló también en la dirección en que avanzaba su hermana, unos metros a la izquierda del propio Seragoi. La bruja todavía no había contestado a la última pregunta del bárbaro, pero eso podía ser normal. Habitualmente tenía que concentrarse cuando usaba sus habilidades sobrenaturales. Y hasta el momento, Kanghmer no tenía queja alguna de ellas. Por ello confiaba plenamente en Basha. Todo lo que se puede confiar en una bruja, claro.

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DÍA 14.

SIVERO.

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¿Dónde diablos estarían los cuerpos? Era evidente que allí había ocurrido una desgracia, bastaba tener ojos para ser consciente de ello... Y sin embargo, más allá de las ruinas, no quedaba rastro de nada. Y aquello no solo era terriblemente raro, sino también siniestro. Karlio no podía evitar pensar que el único motivo para llevarse así cuerpos era la más oscura de las hechicerías. ¿Qué había ocurrido allí realmente?

Mientras meditaba sobre aquello, procuró mantenerse cerca de Hassern. El campesino no era un combatiente, y nadie les aseguraba que todos los enemigos se hubieran desvanecido al igual que sus víctimas parecían haberlo hecho. 

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

El aldeano había permanecido callado y con la vista al frente, presumiblemente con el único propósito en mente de llegar a los restos de su hogar. Tanto, que parecía que no prestaba atención a la conversación y movimientos del resto. Sin embargo, puede que por la efusividad demostrada por Puck al llevarle los objetos encontrados a Bashabarana, se detuvo, se giró hacia el grupo que le seguía, y esperó a que le alcanzaran.

Miró con gesto de mal gusto la "espada" que el pequeño trasgo ofrecía a la bruja, y después observó la muñeca.

- Ese juguete me es familiar. Creo que conozco a la niña a la que pertenece.

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DÍA 14.

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Puck se puso de nuevo en pie sintiendo cierta frustración. Lo único que había encontrado en el último montón había sido polvo y más polvo que ahora teñía sus manos de gris y blanco. No es que antes hubieran estado muy limpias, pero aún así el cambio seguía siendo notorio. Pero a Puck la frustración le duraba lo que con su inquietud tardaba en encontrar un nuevo objeto en el que centrar su atención.

Oh, pero antes tenía que decir algo. Oh sí. No podía permitir que aquel patético humano pisoteara los derechos de su ama sobre los despojos de la batalla.

- La niña está muerta y los elfos malvados se la han comido. Oh, sí... Pobre niña. Ya no hay niña. Ahora el juguete es de Bashabarana y solo de Bashabarana.

Y tras aclarar las cosas volvió a rebuscar entre la basura.

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DÍA 14.

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Karlio torció el gesto ante la falta de delicadeza del trasgo, aunque decidió que era mejor no decir nada. Seguramente tenía razón, pero subrayar lo evidente de que la niña no apareciera, ni tampoco su cuerpo, no era lo más adecuado en aquellas circunstancias. Prosiguió con su avance en pos de Hassern, algo tenso por todo aquello. Conforme más avanzaban, más destrucción parecía haber, pero aún ni un solo cuerpo. Cada vez quedaba más claro que lo que había pasado allí iba más allá de un simple ataque.

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DÍA 14.

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El aldeano torció el gesto con desagrado ante las palabras de Puck, pero su mirada de reproche no se dirigió al trasgo, sino a la bruja. Sin embargo, no dijo nada al respecto.

- Vamos, por aquí. No perdamos tiempo. El día avanza.

Hassern toma uno de los caminos secundarios hacia la derecha de la aldea.

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DÍA 14.

SIVERO.

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Era curioso contemplar la peculiar crudeza del trasgo. La propensión a decir cualquier cosa de la manera más dolorosa posible. Era... interesante, como poco. Y extraño. ¿Qué ventaja tenía el comportarse así? ¿era algo propio de todos los trasgos o solo de Puck? ¿y cómo se conjugaba esa crudeza verbal y mental con el nivel de sumisión ante la bruja?

No podía negarse, sin embargo, que las palabras del trasgo probablemente fueran ciertas. La niña humana era muy poco probable que hubiera sobrevivido, y dados los nulos conocimientos que el ogro tenía sobre magia, no era desdeñable que el objeto apreciado de una niña muerta de forma violenta tuviera algún tipo de potencial mágico.

Aunque por lo que había visto hasta ahora, era perfectamente posible que no fuera así y que, sencillamente, se le acabara de ocurrir que ese objeto insignificante era importante. Aunque no lo fuera.

¿Y por otro lado qué era importante? Los humanos daban importancia a piedras raras, que no podían comerse, y ni siquiera eran útiles para fabricar armas. ¿Quién podía juzgar a Puck?

Dejando que tales pensamientos llenaran su cabeza, el ogro procede a buscar bajo la piedra que, antes, el trasgo no había podido mover.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

El día avanza, tal como Hassern recuerda y la aldea parece ser más grande de lo que esperaba. La verdad es que cuando dijeron "una aldea cercana" me imaginé cuatro casas desperdigadas por ahí, no esperaba que realmente fuesen tan numerosas ni que viviese tanta gente por aquí.

Esperamos un momento a los rezagados pues varios se han quedado detenidos, intentando investigar un poco de lo que sucedió aquí, pero entonces, veo como mi perro comienza a olfatear el suelo, asustado.

Hassern dice que tomemos un camino lateral y lo miro para saber cual es pero me arrodillo al lado de Caos y le he hablo:

 - "¿Que sucede, campeón? ¿Que percibes?"

Le acaricio la cabeza mientras veo si hay algo, pues no sé si encontró algo o está detectando un aroma que podría ponernos sobre aviso. Este lugar huele a emboscada y solo mantenernos atentos puede evitar que caigamos en una.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

Dando un suspiro Peñasco volvió a dejar la piedra en su lugar. No había nada de interés allí. Aunque, por otro lado... el ogro miró con curiosidad el arma dentada que Puck acababa de entregar a Bashabarana-Yaga. No la había visto nunca, estaba seguro. Y sin embargo una curiosa sensación, no del todo desconocida, le embargó. No la había visto nunca, pero de alguna manera, la conocía. De alguna manera sabía que era un arma para alguien como él, o para alguien de su tamaño.

Que era un arma con la que, de alguna forma, sabía empuñar. ¿Ttal vez en alguna vida pasada? ¿tal vez alguien con relación con él?

Se acercó a la bruja, y señaló el arma.

- No es para nadie de tamaño humano, ni elfo. Ese arma de los presentes solo puedo empuñarla yo. Creo que sabría hacerlo.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

Cuando Seragoi alcanza a Caos, este no anda rondando muy lejos de la posición actual de Puck. El perro lloriquea un rasca el suelo.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIODÍA.

Al bajar la vista hacia el lugar en el que Caos escarba, puedes distinguir que la tierra está más blanda y removida en ese lugar. Probablemente haya sido un huerto, en algún momento, y o el paso de los invasores lo ha estropeado o estaba en barbecho.

Caos parece estar escarbando en un punto en el que la tierra ya estaba hundida, formando un extraño hueco.