Partida Rol por web

AÑO 21.

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA,  PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 14.

SIVERO.

COMENZADA LA TARDE

Hassern, que desde que entrara en la aldea había ido a pie guiando a su caballo, monta en él con premura y se dirige a galope suave hacia una granja no muy lejana. Realmente parece tener prisa por llegar.

La granja en la que detiene su marcha y baja del caballo no es especialmente grande, y parece que por algún motivo ha sido especialmente afectada, pues apenas queda nada en pie de ella y todo lo que contenía está desparramado por los alrededores. Aún así, el aldeano se dirige directamente al interior del edificio.

Bolduf parece mirar con tristeza hacia otra parcela cercana, aunque permanece cerca del grupo.

AÑO 21.

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DÍA 14.

SIVERO.

COMENZADA LA TARDE

El cuerpo que Puck había esperado que fuera cadáver, no lo era, y por tanto a la decepción de que el ogro usara el arma serrada de la manera que no había esperado, se sumó la de que el hombre estaba vivo y por tanto si le quitaba lo que llevaba encima sería robar, algo con lo que su ama no comulgaba. Pero las decepciones duran poco cuando la mente cambia de interés con facilidad, y la del trasgo no tardó en hacerlo cuando vio al "guía" echar a correr montado a caballo.

- ¿Adónde va?- preguntó entornando los ojos hacia la figura que se alejaba.- Seguro que ama lo sabe. Ama lo sabe todo. ¿Verdad, ama? A lo mejor tiene algo escondido. Algo que no quiere que ama y Puck vean- Sonrió con suspicacia.- Oh sí... Algún secreto.

El trasgo se acercó a Bashabarana y tironeó de su ropa para que se agachara mientras acercaba su mano a la boca para susurrarle al oído.

- ¿Algo de los elfos quizá? Robar no es bueno- añadió con una aguda risita.- A los elfos no les gusta que les roben.

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DÍA 14.

SIVERO.

COMENZADA LA TARDE

Karlio realmente no sabía qué decir o hacer respecto a su compañero, así que optó por guardar un respetuoso silencio en segundo plano, mientras Peñasco remolcaba el cadáver de su especie hasta el bosque. Mientras tanto, Hassern quiso acelerar el paso, recibiendo un asentimiento por parte del Espadero. Lo harían. Pero no iba a dejar solo al ogro en aquel momento. Tras aguardar unos instantes más, finalmente se acercó a su enorme compañero.

-Deberíamos ir con Hassern, Peñasco. Sin duda el ogro desconocido podrá encontrar paz aquí-dijo, aunque procurando que no sonara como una orden. Al fin y al cabo, sabía que era tan sensible y pensativo como grande, y no quería herirle, menos aún en un momento como aquel. 

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DÍA 14.

SIVERO.

COMENZADA LA TARDE

Kanghmer se dispuso a seguir al aldeano. La visión de la desolada granja no prometía nada bueno para la familia de Hassern, y el bárbaro podía comprender el dolor del hombre.

Antes de marcharse, escuchó las palabras de Karlio hacia Peñasco, y asintió con la cabeza.

- Karlio tiene razón. El ogro puede descansar bien aquí. - Comentó muy serio. No se tomaba aquello a broma. Y una vez dicho aquello espoleó a su caballo tras el del aldeano.

Finalmente, Kanghmer detuvo su corcel junto al de Hassern y descendió dejando algo de espacio para que el pobre hombre tuviera algo de intimidad. Luego, dedicó una mirada a Puck.

- Posiblemente haya perdido a toda o parte de su familia... Si viene a buscar algo. será un objeto personal. - Comentó pensando que eso sería lo evidente. Nada de secretos o tesoros ocultos... aquel trasgo siempre pensaba lo peor.

Luego se dirigió a todos. - En cualquier caso hay que estar atentos, los atacantes podrían seguir cerca. - Mantuvo su espadón desenvainado y aferrado ahora con ambas manos, y empezó a andar detrás de Hassern para comprobar, por un lado, a dónde iba el aldeano, y por otro, que permanecía seguro y no desaparecía de la vista del grupo principal.

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DÍA 14.

SIVERO.

COMENZADA LA TARDE

Basha observó el asunto del ogro sin mucho interés, si bien siguió a Peñasco en sus evoluciones para con el cuerpo del finado. La verdad es que parecía muerto, pero la bruja tampoco se había querido acercar demasiado a comprobarlo, y se había fiado de las aseveraciones de los guerreros.

El trote de Hassern y las palabras de Puck la sacaron de su estupefacción y asintió al trasgo, al que murmuró.

- Creo que es buena idea el seguir al de Viruta, pero antes alguien debería comprobar los bolsillos de ese ogro, ¿crees que podrás hacerlo? Es posible que en sus pertenencias haya alguna pista de aquellos que atacaron el pueblo o algo que merezca la pena recuperar. Iré tras el aldeano, únete a mi allí donde paremos y me cuentas qué has encontrado. -

La joven aprestó a Stajä para seguir el galope de Hassern, en vistas de llegar hasta donde el hombre quería conducirles.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

La luz del sol ya comienza a ser perezosa, y las sombras a alargarse.

Hassern entra en la granja, y se puede escuchar un sonido que recuerda al abrir y cerrar de una puerta de madera. La última sensación que el aldeano ha transmitido antes de desaparecer es de nerviosismo y premura.

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DÍA 14.

SENDERO NATURAL QUE ATRAVIESA "LOS CUERVOS" DE NORTE A SUR

MEDIA TARDE.

Apenas penetras en la aldea atravesando las piedras y palos que fueron su frontera, y tus sentidos, desde tu nueva forma te advierten de algo: no estás solo. Tu nueva perspectiva te da una imagen del suelo que ha sido pisado hace menos de una hora, por al menos tres individuos, quizá más, y algunos animales. Además, hay heces de caballo recientes, y huele un poco a orín de perro.

Sea lo que sea, va en grupo, entraron en la aldea desde un punto no muy lejano al que te encuentras, y parece que se dirigen al norte.

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DÍA 14.

SIVERO.

AL ALBA.

Muerto de hambre y cansancio no se resistió a caer rendido cuando aquella mole le cayo encima. No podría decir que fue un buen descanso, pero cuando el agotamiento te supera puedes dormir en cualquier sitio.

Decidido a averiguar si había supervivientes a los que ayudar, empezó a empujar como pudo aquel cuerpo inerte. Desconocía cuánto tiempo había pasado, pues no sería la primera vez que dormía más de un día por agotamiento.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Hassern no tarda en salir. Al contrario de lo que algunos esperan, no lleva gran cosa encima: un saco con algunas telas y quizá algo de comida.

- Podemos irnos. - Dice con un tono que más bien parece querer decir "quiero marcharme ahora mismo". Para rematar esta sensación, un trueno se hace eco, desde no muy lejos de allí. En poco tiempo, si la tormenta avanza en vuestra dirección, podría alcanzaros de lleno.

AÑO 21.

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DÍA 14.

SENDERO NATURAL QUE ATRAVIESA "LOS CUERVOS" DE NORTE A SUR

MEDIA TARDE.

Tres individuos y unos animales. Vale, mierda de caballo, sin problema. ¡Oh, joder, un puto perro! Seguro que le encantan las ratas...- Su pequeño tamaño le daba ventaja como para poder acercarse sin ser visto, pero la presencia del perro era un verdadero incordio. Comenzó a avanzar siguiendo las huellas de los humanoides dispuesto a echar un vistazo. NO creía que un grupo tan pequeño pudiera haber echo aquello y quizá pudiera establecer contacto con ellos si no resultaban amenazantes. Ir solo por ahí, viendo lo que le había pasado a Sivero no era aconsejable.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Kanghmer no comprendía qué podía haber impulsado al aldeano a moverse con tanta rapidez hacia el interior de la casa, para luego salir solo con aquellas telas. Su atención se dispersó brevemente cuando escuchó el trueno, y levantó la cabeza en busca del rayo que habría caído previamente. Suponía que ya no lo vería, pero quizá al cabo de unos segundos caería otro rayo.

Debían buscar refugio, y no debían tardar. Asintió a las palabras de Hassern, volvió a montar en su corcel y se dispuso a seguir al aldeano. No dijo nada... pero confiaba en que Hassern no se hubiera dejado nada y quisiera volver más tarde, porque Kanghmer no le acompañaría una segunda vez.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

No había pasado demasiado tiempo y sí demasiadas cosas. Quizá nada trascendente. De hecho, para Zazer aquel ataque seguía conteniendo las mismas incógnitas que encerraba en un principio. Tal vez el inconsciente joven que habían hallado tendría las respuestas, pero hasta que no recuperara la consciencia y fuera capaz de hablar, deberían conformarse. Al menos, él sí justificaba aquel viaje. Por lo demás, las razones del ataque seguían escondidas en la bruma de la ignorancia. El cadáver del ogro tan solo servía para añadir nuevas preguntas. Y la ausencia de cadáveres no ayudaba a conocer el destino de los moradores de aquella aldea y que habían quedado atrás y expuestos, mientras otros huían con premura. La misma premura que parecía mostrar el aldeano.

-Podemos pero, ¿debemos? -replicó Zazer-. Es media tarde y amenaza tormenta. Aquí podríamos hallar refugio y pasar la noche. Si iniciamos el regreso, quizá no lleguemos a tiempo a nuestro destino y debamos acampar en donde podamos. Además, seguimos sin saber qué ha podido ocurrir con los habitantes de la aldea porque sus cuerpos no están aquí. Nadie arrastra a los muertos. Apunta más bien a hacer prisioneros o esclavos. ¿No deberíamos saber a dónde los han podido llevar?

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

El aldeano escucha a Zazer, mientras mira a su alrededor con una mezcla de lástima y rabia en los ojos. Por un momento, parece reflexionar, pero al final, agacha la cabeza y niega con ella.

- Quiero recibir a mi familia. Es lo único que me importa ahora. Sivero, o lo que queda de ella, seguirá aquí mañana. Quizá mañana no haya criaturas que nos retrasen, y de seguro los que han hecho esto estarán más lejos. Será menos arriesgado estar aquí.

Esta vez, aquellos que prestaban atención al cielo pudieron ver el rayo, y varios segundos después llegó el sonido del trueno. El aire cruzaba la aldea de noreste a sureste, lo que significaba que probablemente la tormenta se desviara lo suficiente como para daros tiempo a esquivarla. Aún así, Hassern parecía espoleado por el nuevo sonido.

- Prefiero que me alcance una tormenta de camino que un grupo de elfos. Yo me marcho, pero vosotros podéis hacer lo que queráis.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Basha observaba el empeoramiento de las condiciones atmosféricas con gesto de fastidio. Parecía que nada estaba destinado a salir bien en aquel viaje. El de Viruta parecía decidido a marcharse después de recoger lo que quiera que hubiera tomado de su supuesto antiguo hogar. Podía haber entrado a por los tesoros de un vecino, eso no tenían manera de saberlo. Rayos y truenos, aquello empezaba a ponerse cada vez mejor.

- Si nos vamos ahora, tanto nos habría dado quedarnos en el campamento. El viaje ha sido en balde salvo para nuestro compañero Hassern, que necesitaba algo con premura del interior de esa edificación. Ya que hemos arriesgado el pellejo con los kranka y te hemos dado paso franco, creo que nos hemos ganado el derecho a saber el porqué hemos hecho todas esas cosas, me parece...

En algo sí tiene razón, aquí sólo pasaremos la tormenta puede que secos, pero cerca del peligro. Si consiguiéramos despertar al que encontramos bajo el ogro quizás nos podría decir algo que nos orientara más en una u otra dirección, se me ocurre. Dejadme un momento, trataré de despertarle. Si no funciona, me parecerá bien partir. -

La bruja se acerca al hombre inconsciente mientras murmura unas palabras y le pincha en los dedos y detrás de la oreja con un afilado hueso, para por último propinarle una suave torta previa aplicación de algo de agua fría en el rostro.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

- Oh, sí, ama.- respondió con un silbido.- Puck hará lo que ordene, ama. Puck buscará y buscará en el apestoso cuerpo del ogro. Oh sí... En los bolsillos y lo que no son bolsillos, ama... En todas partes. Puck observará todo. Sí... Todo...

Con una afectada reverencia y una amplia y amarillenta sonrisa, el trasgo se despidió de Bashabarana antes de corretear alegre hacia el enorme cadáver tendido en el suelo.

No sabía si encontraría algo, pero las esperanzas de hacerlo bastaban para olvidar la frustración que podía terminar sintiendo cuando no hallara nada. Pero incluso en aquella situación no terminaría perdiendo del todo teniendo en cuenta que podría saciar su curiosidad estudiando de primera mano algo que hasta entonces solo había podido ver vivo, y quién sabía cuando terminaría muriendo Peñasco para tener la suerte de poder hacerlo.

AÑO 21.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Había algo en aquel hombre que le conducía a pensar que estaban siendo manipulados. Había logrado que le acompañaran a su aldea, sirviéndose de su compañía para evitar los peligros del camino al tiempo que, una vez allí y tras recoger lo que fuera que había recogido de su casa, mostrar un apresuramiento que no terminaba de comprender. Y al escuchar a Bashabarana, supo que no era el único en recorrer aquella línea de pensamiento.

-¿Peligro? No más que en cualquier otro sitio desde mi punto de vista. Quienes arrasaron la aldea, se abstuvieron de saquear lo poco o mucho que había en ella. Y dudo que lo hicieran movidos por las prisas. Simplemente no les interesaba. la sola cosa que no hemos encontrado han sido a los habitantes que quedaron atrás. Vivos o muertos, se los llevaron. Así que me resultaría extraño que regresaran aquí paseando de un lado a otro a su botín humano -dijo Zazer, sin pretender convencer a nadie de nada-. Además, cabe la posibilidad de que alguno más de los aldeanos escapara y esté escondido en las lindes, confiando en que oscurezca para regresar. Por no hablar de que partir hoy para volver mañana me parece un sinsentido.  

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Kanghmer observó frunciendo el ceño a Hassern. A él tanto le daba volver al campamento como acampar en mitad de aquel pueblo abandonado. De hecho, ahí en medio sería una buena idea para llamar la atención de los seres que habían atacado. Podía suponer un buen combate, y el bárbaro disfrutaba con ello.

Pero el hecho de que su hermana estuviera alertada, y Zazer también... le hicieron mirar con otros ojos al aldeano Viruta. ¿Les habría embaucado desde el principio? Eso no le gustaba ni un pelo.

Miró a Seragoi... - Compadre, si Basha se queda, yo me quedo. -

Sonrió y se sentó sobre el mismo suelo mientras esperaba para ver si su hermana la bruja era capaz de despertar al inconsciente.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Después de continuar el camino hacia el hogar de Hassern, este entra en él y rápidamente sale, listo de lo que vino a hacer. Miro extrañado, sin saber realmente de qué se trató el asunto. Pero la verdad es que no me importa:

"Probablemente dinero o algún patrimonio familiar. Algo que le será útil en su nueva vida."

Miro alrededor, entendiendo que en realidad no hay nada más que hacer en ese pueblo fantasma. Pero entonces Bashabarana habla y veo gran sentido en sus palabras. Desconfía de la búsqueda de Hassern, lo que en realidad no me importa, mas saber algo de ese tipo que encontramos, probablemente será más útil que volver al aburrido campamento lleno de refugiados.

 - "Y si te quedas tú, yo también, hermano."

Llamo a Caos para que no se aleje demasiado pues, al parecer y considerando la tormenta, pasaremos la noche en una de estas chozas. No me vendría nada de mal, la idea de poder encontrar a los responsables y hacerles pagar es una gran motivación. Sería una buena muerte, si es que mi hora ha llegado.

AÑO 21.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

La desconfianza parecía estar echando raíces con rapidez en el improvisado grupo, a juzgar por las palabras de unos y otros. Sin duda la premura de Hassern era sospechosa, pero también muy comprensible. ¿No era acaso un aldeano que había huido de su hogar hacía no tanto? Un hogar que había sido atacado, y al que los saqueadores podrían volver al amparo de la noche con gran facilidad. Al fin y al cabo, no eran extrañas las historias sobre elfos acechando en la oscuridad bajo las ramas. La luz de Prios ahuyenta el mal, eso lo saben todos. Pero cuando las tormentas o la noche llegan... Ah, ese es otro cantar. 

-Entiendo que queráis quedaros, pero no acabo de entender el por qué. ¿Qué esperáis encontrar a la noche que no haya sido revelado a la luz del día? A no ser que alguno de los presentes vea mejor bajo los rayos de la luna que alumbrado por Prios, la búsqueda no se hará más fácil. Por no comentar los depredadores nocturnos... Y la posibilidad de que las criaturas vuelvan a rebuscar entre los restos de su obra. Cualquier persona que haya huido sin duda lo habrá hecho lejos, y no volverá atrás si no es con la compañía de un grupo armado, y con buenos motivos.