Partida Rol por web

-Bueno, Chispi, ya están fue... ¡¿QUÉ COÑO HA SIDO ESO?! -el golpe de ese ariete contra su cortafuegos fue tan brutal que la dejó un par de segundos aturdida, un par de segundos vitales en ese momento- ¡JODER!

Empezó a teclear y a activar programas para intentar averiguar quién estaba atacándola de forma tan brutal mientras intentaba evitar ser detectada.

-No, mi casa no, no, no, no -comenzó a murmurar mientras luchaba por buscar todas las posibilidades- Chispi, veamos si puedes ayudarme a averiguar quien quiere joderme en mi casa, yo me encargo del programa.

Rápidamente, analizas la situación. ¿Cómo demonios ha llegado un hacker hasta ti para intentar localizarte? Tu programa de sigilo calló hace rato, pero has estado monitorizando activamente el nivel de rastreo para que nadie pudiera encontrarte. Rápidamente se te ocurre una respuesta y es la única posibilidad que se te ocurre. Si han llegado hasta aquí ha sido siguiendo la única comunicación que mantienes abierta. A través de Jack.¹

Maldices pensando que el conductor os la ha podido jugar mientras compruebas si hay más programas además del asalto frontal del hacker y la subrutina de rastreo. No es así, pero al mirar las comunicaciones abiertas notas enseguida que, aunque puedes seguir hablando con el conductor, la línea que tenías con tus compañeros está interrumpida, a pesar de que no ha sido afectada en tu lado.²

Pero tu problema principal ahora mismo es que te localicen. La subrutina de rastreo ha sido activada por el hacker, pero está centrando su atención en tu firewall, así que no te resultará difícil desviarla con un señuelo y hacer que se pierda en la red de tráfico. Eso te librará definitivamente de ella, pero el tipo seguirá intentando entrar en tu sistema. Rápidamente te libras de ella³ y centras tu atención en tu atacante virtual. No tienes ni idea de quién puede ser, aunque puedes suponer de dónde ha salido¹, pero tienes que librarte de él, ya sea enfrentándote en un duelo virtual o desconectándote rápidamente de la red.

-Bien, Chispi, hora de la fiesta -que Jack la hubiera vendido la dolía mucho y ahora mismo era la única posibilidad. ¿Quería jugar con ella, pues se iba a enterar?- Vale, vamos a hacer un ataque en pinza, nunca te esperarán, así que prepárate para una emboscada. Yo intentaré hacer un asalto frontal contra sus defensas para que se centre en mí. ¿Te acuerdas la que liamos en el Castillo? Pues esto será igual.

Se apareció como si fuera un militar portando un cañón de asalto y empezó a disparar a las defensas de su rival mientras gritaba como si fuera una descosida. Las películas antiguas que le gustaban a Chispi serían parecidas, con un maromo que decía algo de no sentir las piernas o algo así.

Mientras hacía eso, se preparó para el contraataque con una barricada tras la que cubrirse. Iba a hacer pedazos a ese hijo de puta, le iba a reventar la cabeza, iba a detectarle y luego le diría a Acelguito que el que le vendió y se chivó de él, lo que provocó que perdiera a Missy, era aquel Hacker.

Iba a salir de esa y ya sabía lo que iba a hacer. Iba a chivar la cara de aquel que asaltó ese edificio, que había huido del lugar con un coche y que había atacado a la policía. Si. La cara de Jack iba a ser la nueva imagen de la ciudad, porque estarían buscándole por todos lados, y el Dios de Ébano tenía contactos como para ayudar en esa labor.

No iba a tener un puto segundo de relax.

Respiro aliviado cuando mi marido me dice que está bien, a pesar de que sé, en el fondo, que miente descaradamente. Pero hasta que no lleguemos a un sitio seguro y tranquilo tampoco podemos ponernos a mirar heridas y roturas varias.

-La recuperaremos, no te preocupes, Amor- le aseguro a Angello. No es que fuera muy fan de esa mega-arma, pero sé cuánto la quiere, casi tanto como ciertas personas a sus aerodeslizadores último modelo. Pero no me da tiempo de pensar demasiado en ello, Jack nos traiciona. Debería haberlo visto venir, es un puto mercenario, no puedo culparle por su naturaleza ladina.

-Por supuesto. Nada personal- gruño, cabreado por haber caído en la maldita trampa. Hemos salido de fuego cruzado y a saber a dónde vamos a ir a parar. Trato de hacer uso de mi cyber-comm pero no parece funcionar dentro del vehículo.

"Hay que salir de aquí, pero ¿cómo? Es un vehículo blindado, con cristales anti-balas..."

-¿Alguien lleva dinamita?- murmuro en tono cínico.

-Al menos podrías decirnos quien es el comprador, por cortesía profesional- le digo a Jack, en tono mordaz.

Los disparos de la ametralladora pesada impactan en lo que parece un escudo de fuerza, generando unas ondas azuladas concéntricas, como las que produce una piedra al caer en la superficie plana de un estanque en calma. Poco a poco, el escudo parece hacerse visible y sabes que no soportará un ataque prolongado.

Por su parte, el hacker que tienes en frente, que se presenta ante tus ojos como una sencilla silueta oscura, se agacha para coger un lanzacohetes. Rápidamente interpones una barricada, que no tarda en saltar por los aires con una explosión. Afortunadamente, tu propio firewall permanece intacto por el momento.

El combate en el mundo virtual ha empezado bien, pero ¿cuánto va a durar así?

R-D-X reía cual psicópata mientras mantenía su ametralladora disparando por completo, estaba atrayendo la atención como quería y ahora mismo se podía decir que lo tenía donde le apetecía. Con un gesto sacó un trípode para la ametralladora y mientras que con una mano la disparaba con la otra sacó una pequeña esfera de su bolsillo. Esa esfera era un pequeño radar que le mostraría quién era su rival y, así, podría destrozarle donde fuera. Sin dejar de distraerlo lanzó su sonda hacia su rival para conseguir sacarle de las sombras antes de que todo se fuera al garete, solo necesitaba saber quién era.

Puto Jack, puto! ¿Como es que no se la havisto venir? Angelo comienza a aporrear el vidrio que lo separa del conductor, totalmente frustrado. Primero Missy y luego aquella burda trampa a la que se han lanzado de cabeza. Evidentemente, ninguno de ellos está pensando con claridad, si no, no habrían caído.

Tras medio minuto o algo así de golpear el cristal de manera inútil, se recuesta bruscamente contra el asiento y mira a su marido. Su expresión de enojo muta a otra de divertida ironía-. Al menos estamos juntos no? si es hora de enfrentar a la parca, mejor que sea a tu lado.

Angelo pasa un brazo por encima de los hombros de su marido y afloja la tensión de su cuerpo. Hasta que no lleguen a destino, poco más puede hacer, así que decide hacer caso de las palabras de Jack. Aprovechará lo que dure el viaje para reponer fuerzas. Luego... luego el destino será quien decida.

Sigues disparando en plan psicópata, con Chispi riendo a tu lado. Pero la sonrisa sádica de tu oponente te hace preocuparte. De su chaqueta saca un pequeño dispositivo que activa pulsando un botón con el pulgar, como si de un detonador se tratase. Y es algo parecido: un pulso electromagnético surge de él y destroza tanto sus propios escudos como los tuyos. A tomar por saco los cortafuegos. Esto va a durar menos de lo que pensabas.

Decidida, lanzas un pequeño drone con un radar, pero el hacker lo intercepta usando unas contramedidas. Pese a no haber logrado tu objetivo, sabes que eso habrá mermado seriamente sus recursos defensivos. Por su parte, él también empieza a disparar con una ametralladora pesada y ves con preocupación cómo está utilizando balas trazadoras. Joder, él tamibén está tratando de localizarte.

El vehículo sale de la autopista y se desvía hacia una zona industrial, prácticamente abandonada.

- Realmente no sé su nombre - dice Jack encogiéndose de hombros ante la pregunta de Mr. L. - Ya sabes cómo funcionan estas cosas... Recibí el encargo de un tal Sigma poco antes de que tu colega se pusiera en contacto conmigo. Por eso me dio tiempo a llegar sin problemas, ya estaba de camino. El pedido de RDX, sencillamente, me puso el trabajo más fácil.

Tras callejear un poco por la zona deshabitada, el todo terreno se introduce en un almacén abierto. Nada más pasar, una pesada puerta metálica empieza descender, cerrando poco a poco el lugar. Cuando finalmente el acceso queda completamente bloqueado, las luces del almacén se encienden de golpe. Estáis en una zona estrecha, llena de palés de madera que ocultan el resto del local. Por lo que habéis visto desde el exterior, la nave debe ser mucho más grande que esta pequeña sección.

Jack se gira, encogiéndose de hombros. - Bueno, chicos. Me espera mi nuevo buga... Supongo que desearos suerte está fuera de lugar, pero realmente espero que salgais de esta. No es nada personal y me habéis caido bien... - Sin más dilación, sale del vehículo y se aleja hacia un montón de palés de madera cubiertos por plásticos.

Incluso antes de desaparecer de vuestra vista, tres hombres aparecen por un lateral. Llevan trajes de asalto negros y armas automáticas, con el rostro completamente cubierto por unas máscaras de gas. Apuntan a las ventanillas blindadas mientras uno de ellos se acerca a la puerta del conductor, lanza algo al interior, coge las llaves y cierra rápidamente la puerta. El compartimento delantero del vehículo empieza a llenarse de un gas blanquecino. Os miráis impotentes cuando la compuerta que Jack cerró a mitad de camino empieza a abrirse, dejando entrar el gas en vuestra zona.

Mi intento de sacarle algo de información a nuestro conductor vendido no sirve de gran cosa, ni siquiera como distracción. No nos queda otra que esperar y ver qué pasa y a quien nos entrega...

"Sigma. Recordaré ese pseudónimo, vaya que sí" pienso para mis adentros, antes de que el vehículo se detenga y todo pase a gran velocidad, aunque a mí me parezca que vaya a cámara lenta, como en aquellas películas antiguas en blanco y negro que tanto le gustaban a mi tío.

-El Comité de recepción supongo- digo en tono cínico, aunque sin ningún atisbo de humor en ello. Entonces veo con horror como la ventanilla-compuerta empieza a abrirse y el humo empieza a penetrar en nuestro compartimento...

"Tiene que haber un modo de bloquear la bajada de la compuerta divisoria..."

-Cuchillo, algo, ¡tenemos que bloquearla y tapar con las chaquetas la entrada del gas!

-¡NO SABES LO QUE HAS HECHO! -dijo con una gran sonrisa mientras con un gesto hacía aparecer a su espalda un enorme robot que a duras penas entraba en ese lugar -¡FUEGO! -gritó mientras lo señalaba. En un instante, el robot abrió un montón de compuertas y empezó a soltar misiles por todos lados con la intención de no dejar ni un ápice del lugar libre.

El problema fue que con todas esas explosiones interfiriendo en todo el lugar le era imposible desconectarse si es que tenía la información; pero no iba a suceder eso.

Entre las explosiones y el humo generado por tu robot virtual sientes un disparo que te alcanza de lleno. Por un instante cunde el pánico y estás a punto de desconectarte, pero no lo consigues a tiempo. Casi mejor; cuando el humo empieza a disiparse consigues ver a tu oponente.

El hombre te mira un instante antes de darse cuenta de que has localizado su posición. Un antiguo almacén abandonado en una zona industrial. No es el sitio más seguro para ir y estás convencida de que está allí de forma meramente temporal. Sin embargo, también puedes ver su identificación. Tera, un hacker conocido en la red, tanto como tú misma. Pero, ¿para quién estará trabajando?

- Bueno, ya sabes quién soy, RDX - dice un momento mientras mira su consola. - Ha estado cerca... - añade comprobando tu nivel de sigilo. - Pero la próxima vez será. Nos vemos pronto, supongo - dice mientras se desconecta.

Te quedas parada un momento y decides abandonar tú misma la matriz. Después de todo tu consola ahora mismo no da para mucho más y estarías completamente expuesta ante cualquier ataque. Pero, ¿por qué se ha desconectado Tera? Sólo tiene una explicación; no quería que localizases su posición y fue demasiado lento en hacerlo.

Desesperados, intentáis tapar el humo, pero la compuerta desciende demasiado y pronto el gas ocupa el aire de todo vuestro compartimento. Angelo agarra con fuerza la mano de Mr. L mientras Daanel se gira para golpear el cristal de la ventana. Ninguno de los tres es capaz de mantener la consciencia para terminar lo que pretendía y sentís cómo la cabeza empieza a dar vueltas antes de que el mundo se vuelva completamente negro...

Despiertas.

El dolor en tu cabeza es tan agudo que desearías seguir durmiendo unas cuantas horas más. Con un esfuerzo casi sobre humano, consigues reprimirlo y abrir los ojos, pero la luz es demasiado brillante y te provoca un pinchazo en la frente, como si te clavasen cientos de agujas al mismo tiempo en tu globo ocular. Inspiras fuertemente, haciendo acopio de fuerzas para enderezarte, pero te das cuenta de que estás atado de pies y manos a la cama.

Aunque poco tiene que ver, esa situación te hace pensar en Angelo. Miras a tu alrededor, pero estás solo. Inspiras un par de veces, tratando de calmarte y habituar tus ojos a la luz. Cuando lo haces te das cuenta de que sigues en algo parecido a una nave industrial, en una pequeña habitación formada con paredes modulares. A tu lado hay algo de material quirúrjico, aún con alguna mancha de sangre. Sólo al verlo te das cuenta de un intenso dolor en la nuca.

Eso sólo puede significar una cosa: una bomba cortical. El instrumento de coacción definitivo de las corporaciones. Si haces algo que no les gusta o, sencillamente, les pillas en un día de mal humor, un simple click y tu cabeza saltará por los aires. El jodido artefacto está conectado en la base de tu cerebro y tu médula espinal, de forma que cualquier intento por retirarlo podría dejarte vegetal para toda la vida... y eso si tienes suerte y no lo hace explotar, llevándose por delante al iluso que estuvieran intentando realizar la operación. Todo muy bonito y agradable...

Pero, ¿quién te lo ha instalado? No hay nadie a tu alrededor y no tienes ni idea de quién estaba dirigiendo la operación que acabó con vosotros aquí.

Negro... Poco a poco, el negro va ganando el campo de visión de Angelo. Se supone que escenas de su vida tendrían que estar pasando por delante de sus ojos, un frenético flashback que recapitule sus instantes más memorables, aquellos que lo llevaron a ser quién es, pero nada de aquello ocurre. Solo la total ausencia de luz.

No puedo irme así, no puedo dejarme ir así! La mano que sujeta a L se crispa, apretando fuerte. Angelo no quiere morir, aún no ha llegado su tiempo, se repite mientras lucha contra el humo que, poco a poco, le va robando la vida.

-No vamos a morir, no así como ratas enjauladas -intenta murmurar sin abrir mucho la boca. Requiere conservar hasta lo último de la fuerza que le queda para ese desesperado intento, intento que será el último que pueda hacer si no consigue su objetivo.

Aprieta una vez más la mano de su amado, intentado transmitirle "no te rindas" y luego se tuerce de cara a la puerta antes de lanzar una patada con todo el peso de su cuerpo, para intentar abrirla y así, conseguir aire fresco para respirar.

Pataleas, golpeas, te revuelves... Pero nada de eso sirve de nada. Tienes la senasación de que te mueven de un lugar a otro antes de que tu consciencia se suma definitivamente en un profundo sueño.

...

Despiertas.

Estás completamente agotado, como si llevases horas pelando con alguien. Un segundo después empiezas a sentir el dolor en todas y cada una de las partes de tu cuerpo. Si hubo alguna pelea, seguramente la habías perdido. Pese a todo, intentas sobreponerte para levantarte cuando te das cuenta de que estás atado a una camilla.

Te tomas un momento para ordenar tus pensamientos y lidiar con el dolor. Sobreponiéndote, miras a tu alrededor. Parece que estás en una nave industrial, tal vez la misma a la que os trajo Jack, en una zona separada por paredes modulares. A tu lado ves una pequeña bandeja con equipo médico, aún manchado de sangre. Te estremeces pensando que pueda ser tuya. Escuchas dos voces en el exterior.

- ¡Ese hijoputa me ha partido la nariz!
- Tranquilo, tío. Tú seguramente le hayas roto algún hueso con esas patadas.
- Joder, se lo merecía. Maldita sea, si de mí dependiese se lo habríamos vendido a ese tal Ronnie.
- ¡Ja! No habría estado mal una paga extra... Pero sabes que ese no era el contrato. Alguien debe querer mantenerle con vida y más o menos entero.
- Como siga revolviéndose así, su cabeza va a tardar menos de un minuto o en saltar por los aires.
- Eso ya no será problema nuestro. Pero joder esas bombas corticales no son precisamente baratas, así que yo no seguiría dañando la mercancía, no vaya a ser que te planten una a ti por cargártelo.
- Calla, calla, no me jodas, que eso da muy mal yuyu...

Las voces se alejan y te quedas pensando un momento. Bombas corticales. El instrumento de coacción definitivo de las corporaciones. Si haces algo que no les gusta o, sencillamente, les pillas en un día de mal humor, un simple click y tu cabeza saltará por los aires. El jodido artefacto está conectado en la base de tu cerebro y tu médula espinal, de forma que cualquier intento por retirarlo podría dejarte vegetal para toda la vida... y eso si tienes suerte y no lo hace explotar, llevándose por delante al iluso que estuvieran intentando realizar la operación. Todo muy bonito y agradable...

De repente una herida reciente en la parte superior de tu cuello empieza a escocer.

Lo último que recuerdo antes del total blackout es el tacto cálido de la mano de Angelo contra la mía... Después de eso, todo negrura. Sin sueño (ni pesadillas), totalmente abandonado de la mano (y de la voluntad) de los loas. Desprotegido, solo y a la deriva, como cuando era un crío.

Cuando el mundo vuelve (o sólo parte de él) es agudo, doloroso y demasiado brillante, como un taladro de punta de diamante perforándome las sienes.

Lo primero que noto es mi falta de movilidad (no puedo evitar sentir cierta familiaridad con las correas de cuando era un Sex-Toy-Boy. No me entusiasmaba, aunque pagaban francamente bien). Lo segundo que ni mi marido ni D están compartiendo sala conmigo. Y lo tercero es el dolor en la nuca, que en un principio había asumido que venía del mismo dolor de cabeza, pero que ese bisturí ensangrentado indica que no. Si es montaje se han tomado muchas molestias.

Si realmente lo que me ha pasado es lo que creo (y estoy bastante seguro de ello), estoy jodido. Muy jodido. Mis neuronas se aceleran intentando pensar en un modo de liberarme, acabo tironeando de las correas, sin éxito, sudo a mares y mi respiración se está acelerando por los nervios que me están cogiendo.

Soy todavía demasiado joven para morir de un modo tan asqueroso y poco digno, ¡no he escalado por entre la mierda para acabar así, joder!

-¡¡¡RRRRARRRRR!!!-grito de desesperación e ira, en un intento de liberar frustración acumulada por mi estúpida y mal ganada situación. Si salgo de esta vivo (poco probable) juro que encontraré al cabrón y sabrá que es cabrear a un Creyente. Sólo espero que Angelo esté en mejor situación (también poco probable) y ojalá pudiera despedirme de él una última vez.

-¡¿Qué queréis de mi hijoputas?!

-Maldito bastardo hijo de mil putas -dijo RDX- ahora ya no tienes la ventaja del anonimato, pequeñín, y no tienes ni puta idea de con quien te has metido. Vigila tus espaldas, porque un día te destruiré -sentenció señalando a Tera antes de que este se desconectara.

-Al fin -soltó la joven antes de desconectarse- ¡ME CAGO EN SU PUTA MADRE! ¡QUE PUTO MIEDO ACABO DE PASAR! -gritó en su habitación mientras empezaba a caminar- y Jack... ¡EL JODIDO JACK! ¡ESTÁ MUERTO! ¡MUERTO, MUERTO, MUERTO! -dio una patada al sofá con la enorme plataforma de sus botas antes de intentar relajarse- necesito azúcar.

Fue a su cocina y cogió un refresco que bebió de tres tragos antes de volver al sofá.

-Vale, veamos. ¿Chicos? ¿Estáis por ahí? -intentó restablecer el contacto con sus compañeros, tal vez pudiera hacer algo por ellos.

Ahora sí que la he cagado se dice Angelo cuando las palabras (y lo que ellas implican), van calando en su mente. ¿Él preso de una corporación? Tanto se ha esforzado por mantenerse independiente y ahí van y lo pillan y lo convierten en una marioneta. Esto no es vida, piensa el asesino. Sería mejor volarme la cabeza de una puta vez. Luego se acuerda de L.

Donde estás, amor mío? con cuidado, gira la cabeza todo lo que se lo permiten las ataduras para ver si su esposo está allí con él, si hay alguien más allí con él. Tengo que sobrevivir. Seguro que Erre conoce a alguien que pueda quitarme el implante antes de que se active, pero para eso tengo que escapar antes de que lo programen... Maldita sea la hora en que aceptamos esta misión.

Una puerta se abre en una de las paredes modulares y entra una mujer caminando hacia ti. Sus caderas se mueven de forma seductora y se coloca a tu lado con una sonrisa.

- ¡Oh! Ese vocabulario no le pega, señor Herivaux... Y yo que usted no me movería tan bruscamente todavía - dice. - Tal vez haga que se salte alguno de sus puntos - añade girándote la cabeza para observar tu nuca. - Supongo que es consciente de que se le ha implantado una bomba cortical, ¿no es así? - pregunta al volver a soltarte. - Y también puedo suponer que no necesita que le explique lo que eso significa. No le resultará especialmente bueno para su salud hacer ninguna tontería en este sitio...

Espera un gesto de entendimiento por tu parte y da un paso hacia tus pies, cogiendo la correa de tu mano y soltándola.

- Debo decirle que su operación ha sido una de las escasas ocasiones en las que he disfrutado observando al paciente... - dice con una sonrisa pícara mientras pasa la mano con un dedo estirado, acariciando tu muslo. Mientras desabrocha la correa de tu pierna te das cuenta de que estás completamente desnudo bajo la sábana. - Es una pena que abandonase su antiguo trabajo.

Termina de soltar todas tus ataduras y se queda esperando a que te muevas, observándote como si fueras un pedazo de carne con una mirada golosa. Cuando te enderezas, la sábana se desliza dejando al aire tu pecho descubierto.

- Supongo que tendrá muchas preguntas, pero lamentablemente no voy a poder contestarlas. Parte de mi encargo incluye mantener la confidencialidad de mi cliente... Ciertamente no es muy habitual en estos trabajos, dado que es de esperar que alguien con ese tipo de implante - dice señalándose la nuca - sepa a qué puede atenerse. Supongo que se pondrán en contacto con usted en breve para explicarle los parámetros a los que tendrá que atenerse para mantenerse seguro - dice encongiéndose de hombros.