Partida Rol por web

Pese a todo, sintió alivio cuando el cañón de la escopeta dejó de apuntar en su dirección Una parte dentro de ella seguía deseando salir de esa pesadilla con vida. O, por lo menos, aguantar un poco más. Sorbió por la nariz una vez más y empezó a caminar, arrastrando los pies, todavía procurando sostener el peso de Victor sobre su hombro. Apretó un poco los dientes al escuchar la risa del hombro, pero se contuvo las ganas de responder.

—Estoy tranquila —protestó a Katrina, aunque no de mala gana. Para la histeria que había demostrado hacía solo un rato, al menos en ese instante estaba bastante calmada.

La luz no la permitía mantener el ojo malo abierto, e incluso con el bueno resultaba complicado de mantener abierto. La aparente seguridad que ofrecía la luz conseguía que se sintiera todavía más cansada, así que apenas les ofrecieron asiento ayudó a Victor a colocarse a su lado.

Escuchó las preguntas de Fer, pero ella no añadió ninguna, ni tampoco explotó como hacía cuestión de un momento. Parecía que poco a poco volvía a su estado más catatónico, como la calma antes de la tormenta.

El más joven de los dos los observaba con atención a pesar de no ser tan descortés como su padre y se rio al ver cómo tanto Reuben como Rose se relajaban. Miró a Victor, cuya pierna no parecía nada bien. Se acercó a este y la observó sin tocarle - Al parecer es una fractura bastante severa. Soy... era bombero, así que algo sé sobre primeros auxilios, pero no dejaría una herida de esa magnitud en mis manos. Mi padre sí que podría. Es veterano de guerra. Por eso la paranoia - y el hombre mayor bufó fastidiado. El hombre mayor permanecía en guardia mientras los miraba. Sobre todo posó su mirada en Fer un momento, ya que este siquiera había tomado asiento.

El joven se giró hacia Fer al escuchar su pregunta - Así es. Según lo que podemos adivinar, tiene energía suficiente para una semana más como mucho. Al parecer quienes construyeron la casa eran lo suficientemente paranoicos como para construir este túnel también. Sin embargo, no tiene comida ni agua. Solo las camas que ven - y señaló lo que parecían ser literas en los costados. Con solo verlas, pudieron recordar el cansancio que sentían. ¿Habían estado huyendo por un día entero? Seguramente, aunque era difícil saberlo en circunstancias como las actuales donde el sol no estaba para mostrar el paso de los días.

Poco después, aunque el joven pretendía responder la pregunta de Fer, fue el hombre mayor quien se animó a responder bajo un suspiro algo fastidiado de su hijo - Deberías cuidar tu lengua en estos días. Compartir demasiada información puede ser tu ruina. Si no puedes mantener la boca cerrada, será mejor que te cortes la lengua - y luego miró a Reuben -. Son muchos los que llegan a esa casa, viejo. Tal vez buscando lo mismo que buscaban allí. Pero lo que tal vez pasaron por alto es que no deberían confiar en nadie. Hay traidores, imbéciles que vendieron su alma al diablo para sobrevivir. Ellos aparecen donde sea que hay sobrevivientes gracias a ellos. Les dan nuestra posición para matarnos. Podría ser yo, podría ser el viejo, o la niña. Cualquiera que intente revelar nuestra posición, le volaré los sesos - dijo eso último volviendo al tono hostil de antes.

El más joven suspiró - Si bien mi padre suena como un lunático, lo que dice es cierto. Estábamos con más personas antes y uno de esos nos vendió a Ellos. Mi padre y yo pudimos escapar por poco -.

Entonces -comenzó a replicar Fer, con un tono más interrogativo y dubitativo que acusatorio-, ¿es mejor no compartir la información, guardar la información sobre lo que hayamos podido averiguar de ellos, y esperar a que eventualmente la energía se agote y, sin luz, seamos comida?

El hombre se echó a un lado, dejando que atendieran al pobre Víctor.

Si alguien estaba buscando algo en esa casa, quizá por eso han tardado poco en atacarnos en cuanto hemos entrado.

Añadió, como si pudiese ser una justificación más que suficiente.

Pese a su... justificada paranoia ¿podrían dejarnos al menos descansar una noche?

Preguntó finalmente, como si tuviese la esperanza de que pudieran descansar allí. No es que se fiara ciegamente de ellos dos -que a su vez no confiaban en ellos- pero la idea de ir a ciegas y cansados no era mucho mejor. Tampoco es que él representara al elenco que se había juntado para intentar no morir, pero estaba convencido de que la mayoría necesitaba poder tomar aliento.

No iba a ser quien tome la palabra en esta situación porque ya le está dando mal rollo el padre del joven. Todo el mundo sabe que los veteranos de guerra suelen tener unos desvaríos importantes y con esta situación, que ya de por sí te hace perder la cabeza no sé qué pensar. Así que prefiero mantenerme cerca de Rose para mantenerla a raya, por si algunos de sus arrebatos termina desatando la ira del paranoide. 

Además esto de que no tengan comida ni nada me resulta muy extraño, básicamente porque si construyen algo semejante es porque están preparados para todo. Así que la desconfianza está latente en mi mente, solo que Fer maneja mejor estas situaciones y lo prefiero. Hasta que el viejo abra la boca y lo arruine. De momento es una situación peligrosa. 

Por suerte para el grupo, Rose se había quedado callada. Ni la chispa de las palabras del padre fue suficiente para hacerla estallar, y eso que podría haberlo hecho. Lo cierto es que simplemente estaba demasiado cansada: Ahora que se había sentado en un lugar relativamente seguro su cuerpo estaba exigiendo todo lo que le había negado durante días, y ella se sentía inclinada a dárselo.

De hecho, si no le ponían impedimentos, subiría las piernas al lugar donde se había sentado, encogiéndose y abrazándolas, prácticamente escondiendo la cabeza entre ellas. En parte, estaba buscando escapar de la luz, que le resultaba especialmente molesta en el ojo herido. Quería dormir, por lo menos un rato.

Y quién sabía. Quizá cuando despertara la pesadilla habría terminado.

Apenas el joven rebeló que su padre era un veterano, Reuben sonrió de una forma desagradable. Las palabras que el hombre le dirigía a él y a los demás le parecía lo más sensato que había escuchado en mucho tiempo. Por mucho que los demás lo identificasen como un loco paranoico, para Reuben aquel hombre era muchísimo más cuerdo y racional que todo el grupo que lo acompañaba. Pero eso tenía una clara explicación: entre locos se entendían.

—No están locos. Lo primero que haría si viese un extraño en esta situación sería meterle un tiro en la sien. Pero está claro que no revelaremos ninguna posición, soldado —y miró al veterano, hablándole con aquella firmeza que caracterizaba a los militares—. O al menos puedo hablar por mí. Sargento mayor, Reuben Atkinson. No dude ni siquiera un momento antes de volarle los sesos a cualquiera que le parezca peligroso.

Un loco que parecía estar a gusto con otro... ¿Qué podía salir de allí?

El hombre mayor miró a Fer con una sonrisa medianamente lunática mientras escuchaba lo que decía. Parecía más que dispuesto a cumplir su amenaza si este le daba motivos, mas aquello que le sorprendió fue escuchar la intervención de Reuben. Soltó una fuerte carcajada y luego dijo - Así que un ex-compañero de la milicia. Teniente Phillips, Sargento mayor. Al fin un hombre de cultura - rió mientras observaba cómo algunos se iban acomodando.

Entonces, el más joven le hizo una señal a su padre mientras miraba a Victor. El mayor resopló y se acercó al ciego para dar su veredicto - ¿Estás seguro que quieres esto, niño? No hay anestesia, ni sedantes. Siempre puedo noquearte de un golpe si realmente estás dispuesto a que te arregle la pierna. Lo máximo que podría sería acomodar los huesos lo más posible y entablillarla para que no se salgan tanto de lugar. Si tienes suerte y no hay múltiples fracturas, podrías caminar. Si no, te recomiendo que te arrastres o te estalles los sesos - y es que su capacidad de tacto era nula.

El joven suspiró de nuevo - Adelante. Se ve que no han podido descansar en un buen tiempo. Solo les recomiendo que uno haga guardia con nosotros. De esta manera, nos vigilaremos mutuamente. Hay ropa limpia en los compartimentos junto a las ventanas, por si alguno quiere cambiarse de ropa. A excepción de dos de ustedes, sus ropas se ven en mal estado - y es que podía ser el apocalipsis, pero mantener cierta decencia era fundamental para no terminar de perder la cordura. Se acercó con cuidado hacia Rose y observó su herida -. Luego debes dejarme tratarla. Se ha empezado a infectar y a hinchar - y con su aval, ¿quién haría la guardia?

Victor se había mantenido escuchando la conversación, esperando para saber que iba a ocurrir con él.

Lo cierto es que con la pierna rota ya pasaba a ser una carga dificilmente justificable para el grupo y temía que en cualquier momento se propusiese el dejarle simplemente atrás.

Por eso, en cuanto se dio la oportunidad de tratar de arreglar su pierna, no tuvo el lujo de poder dudar al respecto.

-Haga lo que pueda conmigo... Me hago cargo de los riesgos- Respondió con una sonrisa forzada.

Trataba de ser optimista, pero por más que lo intentaba, no podía dejar de temblar ni de sudar de forma exagerada en parte por el dolor y en parte por el miedo a las consecuencias de aquel dolor

La actitud de los hombres ponía a Fer un poco de los nervios, pero entre que parecían afines a Reuben -eso explicaba porqué parecía todo una caja de grillos- y que les dejaron dormir, decidió que se guardaría sus inquietudes para sí mismo.

Nos apropiamos de algo de ropa en la casa -explicó con calma- y bajamos a informar a los demás, cuando estalló todo.

Yo haré una de las guardias.

Supongo que Reuben hará la otra. Pensó, pero no añadió nada. Miró las camas, y bien era cierto que le apetecía tumbarse como a nadie para relajarse, podía esperar un poco.

Sus ojos fueron a Victor, estaba siendo valiente, pero él no podía ayudar.

Creo que noquearlo será la mejor opción, y de paso que descanse.

Observó, fijándose en los temblores del pobre muchacho. Luego fue a fijarse en las chicas, estaban bastante calladas pero, por una vez, parecía que iban a poder dormir en paz. Quizá era eso, quizá alguna estaba más dormida que despierta en aquel instante.

Fuese por una razón u otra, una desagradable sonrisa se dibujó en el rostro de Reuben al escuchar a Phillips. Una suerte de complicidad se creó en ese momento. Tomando en cuenta que ambos eran militares y que estaban considerablemente locos, lo mejor era tener cuidado. No eran menos inofensivos que un mono con una navaja.

Lo de Victor hizo que la sonrisa desagradable de Reuben se borrase, para dar paso a su cara de bulldog usual. Más que noquearlo él estaba dispuesto a otras cosas. Sin embargo, estaba claro que no era el momento de decirlas en voz alta. Además, el propio dolor de su cadera y pierna ya lo estaba matando. Necesitaba un descanso.

—Yo haré la siguiente guardia —más que una proposición amable, había sonado a orden. Fer no se había equivocado.

Y en cuanto a la ropa... poco parecía a Reuben importarle llevar aquella ropa empapada de aguas negras ya casi secas. Para él no era una prioridad cambiarse, y probablemente tampoco lo haría. Oler mal no era algo que le sacase de quicio, más que nada porque su olfato no funcionaba demasiado bien en primer lugar.

Hay que noquear a Víctor para que puedan curarlo y en verdad pienso que podría estar en otro sitio así lo evito. Pero bueno, ya se estaban organizando y mucho no tengo para hacer o decir. Quizás puedo ayudar a Rose con esa herida, me resulta menos impresionable que acomodar huesos y demás. 

—Yo puedo ayudarla a ella—respondo al muchacho y señalo a la rubia—. Conmigo se comporta. 

A veces, hasta que le doy una hostia y adiós amistad. Aunque de alguna manera siempre estamos juntas y nos cuidamos, pese a ser un poco compleja la dinámica que tenemos. No obstante, allí estoy con mis ansias de ayuda y la necesidad imperiosa de hacer algo para no ponerme nerviosa. Dos militares juntos, esto puede ser una bomba explosiva de situación. 

Rose —que había cerrado los ojos para intentar dormir— los abrió para lanzar una mirada funesta a Katrina. Esa debía ser la prueba de que, pese a estar intentando dormirse, por el momento seguía escuchando al resto. Solo que al final aprovechó para mirar a Reuben, gruñendo por lo bajo.

Una mierda voy a quedarme dormida si tú eres el único despierto, viejo de mierda. Una mierda.

Muy a su pesar, se levantó. Se quedaría despierta por lo pronto. Al menos, mientras se encargaban de Victor. Después ya vería qué haría. Sorbió un poco por la nariz y miró a Katrina, después de que también comentaran de tratar su herida.

—Voy a cambiarme —Se tapó el ojo malo con la palma de la mano— Después... después miramos esto.

Y dicho eso, seguiría la indicación del joven para buscar esa ropa limpia.

Ante la definición de las guardias y una decisión más o menos firme tomada del caso de Victor, todo el grupo se puso en lo que consideraba mejor: Fer hizo la primera guardia con el hombre joven. Mientras uno estaba vigilando el lugar por donde entraron, el otro estaba por la otra salida. Los demás, para mal o para bien, se vieron obligados a dormir por el cansancio. Tal vez unos, como Rose o Reuben, solo dormitaron, pero sí que aprovecharon el poco descanso que podrían tener en esa situación. Rose también aprovechó la posibilidad para ir y cambiarse de ropa, notando que había ropa de buena calidad para hombres y mujeres, accesorios de todo tipo y calzado fino.

El hombre mayor se acercó a Victor y tras las palabras de su compañero, lo golpeó con su rifle para noquearlo. Eso sin duda dejaría un moretón, pero era un acto de piedad para lo próximo que viviría el ciego. La forma en que el hombre trató la pierna del entrenador de perros se podía asemejar más a un trabajo de carpintería que a un procedimiento médico, pero en las condiciones en que estaban, no había tantos insumos como para hacer algo más invasivo, así que lo máximo que pudo hacer fue acomodar los huesos de manera superficial y entablillarlo con toda la fuerza que pudo. Hubo sangre, por supuesto, pero el hombre parecía hacerle justicia a sus palabras. Dijo que había sido un médico de guerra, pero también fue soldado. O era mejor decir que eso lo aclaró su hijo. Victor podría despertarse mareado, adolorido y con la pierna hinchada, pero si tenía suerte, bastaría con portar una muleta.

Antes de terminar su guardia, el más joven de los dos volvió con dos trozos de madera que podrían usar para fabricarle una muleta al ciego. Al menos así tendría esperanzas de poder caminar, así fuera más despacio, aunque en circunstancias como las actuales, ¿era eso bueno?

Katrina y Wendy descansaban bien cuando el más joven de los hombres y Fer terminaron su guardia. Este primero se acercó a Rose con una navaja y abrió un poco la herida para drenar la materia y bajar nuevamente la hinchazón. Sorprendentemente todavía quedaban materiales en el kit de primeros auxilios tras usar gasa con Victor y demás, así que tomó algo de alcohol antiséptico y limpió cuidadosamente la herida con la gasa. Una vez hecho el trabajo, le puso algodón lleno de yodo y lo fijó a su párpado para que hiciera su trabajo. Tal vez eso no sería cómodo, pero al menos podría haber por fin una mejoría en el ojo de la rubia. Le sonrió tras terminar su trabajo y descansó él también mientras los dos veteranos vigilaban. Tal vez Reuben no era el más joven, pero se tomaba muy en serio su rol.

Podrían haber pasado un par de horas, pero ¿quién contaba el tiempo estos días? Aunque debía ser glorioso después de pasar una jornada tan larga huyendo para preservar sus vidas.

Fer no sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, lo que sí sabía es que aquella noche le había sentado bastante bien, se podía notar un visible buen -o al menos mejor- humor.

Buenas -contuvo un bostezo, por la guardia-. ¿Cuál es nuestro objetivo ahora?

Intentó centrar un poco los próximos movimientos, y es que tras descansar aún se sentía adormilado y, para colmo, no sabía bien qué podían hacer para intentar recuperar una medio normalidad.

Sin lugar a dudas, el breve descanso había aliviado bastante a Reuben, pese a que este no se permitió dormir realmente. Un ojo abierto y el otro cerrado en todo momento. Era tal y como dormir en las trincheras; debías mantenerte atento todo el tiempo ante una emboscada. 

Cuando fue su turno, de buena gana hizo la guardia, más teniendo de respaldo a un compañero veterano. Fuese por ello o no, el viejo en verdad se tomó en serio su papel, más allá de las ganas que tenía de matar a algunos del grupo. De hecho, puede que esas ganas mermasen a lo largo de su guardia. A través de su ahora borrosa visión, recordaba los tiempos en los que había sido marine, e incluso a los que precedían este. Cierta nostalgia llenó al anciano.

El tiempo pasó. Inmerso en sus cavilaciones, Reuben se dio vuelta al escuchar a Fer despertarse. De cierta forma, había disfrutado el silencio que había. Tener que volver a escuchar ruido lo puso de mal humor. Sin embargo, la pregunta de Fer le pareció acertada a pesar de todo.

Mirando un punto fijo, gruñó algo.

—Los militares. Apostaría mis cojones a que debe haber zonas resguardadas por ellos. Tienen gasolina, suministros y armas. Si llegamos a donde están, estaremos seguros de esos malditos rusos.

He coordinado con Rose el descanso, así puedo tenerla vigilada y no se pone a pelear con el viejo. Lo bueno es que algo pude dormir, pero encerrada con dos militares no es algo idóneo, así que el descanso fue muy a medias y cuando me tocó la guardia, intenté no mirar lo que hacía aquel joven con la rubia ya que no me apetecía vomitar allí mismo. El asunto es que comenzamos un nuevo día, al menos el primero que no fue fatídica su noche y ante la pregunta de Fer, me uno a lo mismo más allá de que el viejo tiene razón—como no—en su aporte. 

—Entonces... ¿Nos vamos de aquí?

Unas rompas límpias pueden hacer toda la diferencia del mundo, y dormir bien por un día desde luego también... aunque Rose no durmió tanto como el resto. Por una parte tuvo que soportar que volvieran a toquetear su párpado, aunque sorprendentemente, pese a lo desagradable que resultaba la operación, en esta ocasión Rose no lloró ni lagrimeó. Casi le había dolido más lo que le habían hecho a Viktor.

Pero llegado el momento todos habían vuelto a estar despiertos, y tenían algo que decidir.

—Rusos... —repitió con un bufido. Idiota—. ¿Y qué? ¿Vamos a buscar a ciegas hasta dar con una base militar? Ahí fuera había montones de ellos. Igual no están en esta ciudad, siquiera.

Víctor se despertó mareado y con nauseas debido al dolor. Pero si algo podía notar con claridad era que la naturaleza e intensidad de aquel dolor había cambiado, señal inequívoca de que realmente le habían practicado algún tipo de tratamiento. Y para colmo, el de la voz más joven le había hecho una muleta improvisada.

-Gracias... De verdad- dijo lleno de gratitud- Nadie os podría reprochar el no haberme ayudado y en cambio habéis hecho mucho más de lo que la mayoría habría hecho. Estoy en deuda con vosotros- y quiso remarcar ese "vosotros" puesto que pese a las reticencias del más anciano, finalmente había sido el que parecía haber marcado la diferencia a la hora de tratarle la lesión.

-Yo haré lo que vosotros decidáis-respondió a Fer. Teniendo aquella respuesta una dimensión mayor que la de simplemente responder en cuanto a dónde ir a continuación.

Víctor se sabía una molestia en su estado y estaba dispuesto a aceptar lo que el grupo decidiese para él.

Los dos hombres parecían serenos... Incluso el veterano. Él parecía estar en mejores condiciones anímicas tras estar con alguien que consideraba su igual. Tanto este como Reuben parecían un poco menos dementes... O eso querían pensar.

El mayor recibió el agradecimiento de Victor con una risa que parecía un bufido y una expresión estoica - Tendrás suerte si no hice algo mal y se gangrena tu pierna - rió. ¿Era esa su idea de una broma o algo así?

El joven suspiraba como hasta ahora con los comentarios de su padre, fue a buscar algo a donde estaba la ropa limpia y le entregó a Rose un botiquín de primeros auxilios -. Lo necesitarás para cuidar esa herida. Aquí tengo otro, así que acéptalo - y fuera que lo aceptara o no, el joven siguió hablando -. Hay rumores sobre una base militar activa, pero no sabemos bien si sean ciertos. Está a uno o dos días de camino. Si salen por aquí, se encontrarán con un centro comercial y una tienda de autos usados. Si logran tomar uno de esos autos, podrán viajar allí -.

El hombre mayor dijo - Mientras más rápido se vayan, más rápido nos alejaremos de los problemas - y si se había relajado, su actitud huraña había regresado tan rápido como se fue.

La actitud de Rose hizo que el anciano la mirase de forma realmente desagradable. Katrina no le desagradaba tanto porque sabía controlar su lengua (aunque era bastante irónico que él pensase eso), pero Rose... No había mucho que decir; para todos era bastante clara la enemistad que ambos se tenían.

Victor se mostraba abierto a no poner resistencia, aunque eso poco importaba. El rostro de Reuben se arrugó un poco más. Sin haberse dado cuenta, en su intervención había tomado a los demás en cuenta. Se dijo que no sería así por mucho más.

Con la broma del otro veterano, escucharon a Reuben soltar una amarga carcajada. ¿Eso le había hecho gracia? Y al escuchar lo que había dicho el joven sobre la base militar, Reuben volteó a mirar a Rose con odio y de forma burlona.

—No debe preocuparse por eso, Teniente. Si logro encontrar la base, me acordaré de usted —por su tono, ya tenía bastante decidido lo que iba a hacer. Le importaba poco que la mujer loca lo siguiese o no. De hecho, le daba bastante igual.