Partida Rol por web

Elynea salió de entre la bola de fuego con el gesto brusco de quien aparta una cortina a ambos lados, resoplando entre dientes. Le había hecho más daño el metal ardiente de la armadura pegado al cuerpo que el fuego en si ya que la piel de la dunmer era resistente a las llamas pero aquello no lo hacía más agradable.

Lo primero que hizo fue plantar las manos en la espalda de Khaled haciendo que un destello plateado se derramara sobre el guarda rojo cerrando los cortes y las quemaduras que había sufrido. Luego giró la cabeza hacia el mago skaal.

—¡Osbjorn!, ¿puedes hacer resbalar a esa cosa de ahí?

Lo cierto es que podían (y probablemente debían) ponerse a acribillarla antes de que les liara más desastres pero sentía una especie de gozo interior ante la sola imagen mental de verla esnafrarse de narices contra el suelo.

Elynea se mueve a M5, lanza Curar heridas graves sobre Khaled y le cura 32 PG.

PC: 27/43

El movimiento de Suro fue rápido, ni siquiera se paró a curarse, quería hacerle daño a aquella cosa antinatural, mientras corría iba pensando donde podía tener un órgano vital, si es que aquellas cosas tenían órganos vitales. Al final eligió un punto, detrás de una de las patas, que parecía abrir un camino hacia lo que pudiera ser el corazón, si es que esas cosas tenían corazón.

No supo si el corazón estaba allí, pero el lugar estaba bien elegido, la flecha penetró hasta las plumas, seguramente detenida por la placa quitinosa al otro lado del tórax.

—¡No la veo! —rugió Osbjorn desde la otra punta del campo de batalla.

El mago nórdico espoleó a su caballo, rodeando la telaraña para buscar un ángulo desde el que conjurar.

La empenachada saeta de Suro surcó el aire como una avispa furiosa, yéndose a clavar exactamente donde el batidor quería. La flecha penetró completamente en la armadura quitinosa de la criatura hundiéndose por completo y enviando un chorro de sangre negra. La araña-daedra se retorció espasmódicamente, lanzando un chillido estremecedor a medio camino entre el dolor y la rabia. Cuando la daedra volvió a mirar hacia abajo, lo hizo con renovadas ansias homicidas.

Hizo un gesto y el aire explotó a vuestro alrededor en un infierno de llamas.

Todos recibís 20 puntos de daño por fuego, si hacéis una TS Ref CD 16 el daño se reduce a 10. Los que tengan resistencia al fuego que resten la cantidad correspondiente.

Os toca a todos, en cualquier orden.

Orden de Iniciativas:

17-Elynea (18 daños, acelerada)
13-Osbjorn
23 Suro (16 daños, acelerado)
12-Araña Daedra
11-Karin (2 daños)
9-K'dan (5 daños)
7-Khaled (36 daños, acelerado)
7-Uthgerd (18 daños, en furia, enmarañada e inmóvil)

http://i1052.photobucket.com/albums/s447/Arparrabi...

Suro adivinó lo que venía después y volvió a delizarse sobre la irregularidad del camino para protegerse. No del todo claro, nada podía proteger del todo de una explosión de fuego como aquella.

El aire volvió a estallar en llamas a su alrededor. Esta vez estaba preparado; el conjuro absorbió buena parte del calor, impidiendo que la piel que le acababa de restaurar Elynea volviera a levantarse en terribles quemaduras.

—¡Dispersaos! —gritó.

Antes de seguir su propio consejo, apoyó una mano en el hombro de Suro y conjuró sobre él un escudo protector contra el fuego. El cazador era quien podía alcanzar con más eficacia a la mujer araña que colgaba sobre sus cabezas, y sería probablemente el objetivo de su próximo ataque.

—Teayudaráconelfuego —susurró antes de apartarse a un lado, moviéndose a velocidad sobrehumana.

Fallo la TS (como siempre XD). 20 daños - 10 (Resist Energy) = 10

A. estándar: Resist Energy (fire) a Suro.
A. movimiento: Muevo a G1.

pg: 34/48.
pc: 21/25

Tras las palabras de Karin, K’Dan se sintió heroico, se sintió como… bueno, como hacía mucho tiempo que no se sentía. El khajita incluso esbozó una confiada sonrisa.

Al girarse hacia la abobinable criatura, el khajita vio cómo una nueva explosión caía sobre sus compañeros y él. Instintivamente, K’Dan colocó su escudo a modo de protección entre él y el fuego con la intención de minimizar los daños lo mejor posible. Cuando el fuego se hubo disipado el khajita sintiò demasiado calor, un calor que dolía, pero no le importaba, en su mente ahora solo se encontraba la idea de acabar con el monstruo.

K’Dan sujeto con fuerza su lanza, al tiempo que se movía buscando un buen ángulo. Las runas de sus guanteletes comenzaron a brillar. Fue entonces cuando el Khajita lanzó su arma con todas sus fuerzas contra la criatura arácnida.

Acierto a la TS. Recibo 10 puntos de daño los cuales acumulo con mi Resolución acelerada 10. Recibiré ese daño en el próximo turno.

PGs: 60/60

Ataque: +6 Base + 1 Des + 1 Canción del Valor de Karin + 1 Arma + 1 Soltura + 2 Heroismo + 2 por Contraataque feroz - 2 por alcance = 12

Daño: 1d6 +3 Fue +1 Cancion del Valor de Karin +1 Arma +2 Heroismo +2 Contraataque feroz = 1d6 +9

Elynea una vez mas volvió a dar gracias a que su sangre de dunmer la protegiese de las llamas. Dio un paso hacia atrás en busca de ángulo y se descolgó el arco de la espalda. A aquellas alturas estaba sudando entre el calor del fuego, las heridas y el agotamiento. Se sentía demasiado cansada como para ponerse a correr pese a que sabía que la idea de Khaled era buena pero las malditas bolas de fuego también tenían un área de impacto tremenda y ella cada vez tenía mas ganas de ver a aquel condenado bicho esnafrarse contra el suelo por lo que dejó que fueran sus compañeros, más ágiles al no ir blindados quienes se dispersaran.

No era una experta cazadora pero cuanto antes le cerrasen el pico, antes acabaría aquel bombardeo, de modo que envió uan saeta derechita a trazar una larga linea sangrante en uno de los brazos humanoides de la araña daédrica. El segundo disparo sin emabrgo impactó en una parte del duro caparazón quitinoso cuando la criatura hurtó el cuerpo para evitarlo.

«¡A Oblivion contigo, maldita seas!»

Elynea pasa la tirada de reflejos de la bola de fuego y resiste 5 por lo que recibe 5 puntos de daño. Luego da un paso de cinco pies a L5 y le pega un tiro a la draña, haciéndole 3 puntos de daño. (It's something!)

Karin estaba respirando agitadamente cuando sintió un poderoso calor y no pudo ver nada. Sintió que se le abrasaba la piel y rodó instintivamente para salir del peligro. Hubo un viento ardiente que contribuyó a empujarla. Al rodar se rasgó la piel y las quemaduras recién hechas le dolieron. Pero supo que podría haber sido peor de no haber sido por su intuición y su instinto de supervivencia. Habría quedado gravemente herida si eso le hubiese dado.

Furiosa, triste y bastante cargada de adrenalina, sus manos temblaban cuando tomó el arco y puso la flecha en él. Se exigió respirar más tranquila. Disparar entre latidos, como le había enseñado Thyra. Respiró, inspiró, soltó...y la flecha pasó de largo...

Suro volvió a correr por el campo de batalla, buscando de nuevo un buen lugar donde intentar clavar otra flecha. No era fácil, la araña había entendido el juego y ahora protegía mejor sus puntos vitales...

La araña daedra soltó un chillido espeluznante que se cortó a medias cuando la criatura se desvaneció de vuelta a Oblivion. Os detuvisteis un momento a recuperar el resuello y a comprobar que, aunque maltrechos, habíais sobrevivido a la letal emboscada. Elynea y Khaled habían perdido sus caballos en el ataque y Fon'eticus había huido, espantado, camino abajo.

—¿Estás bien? —preguntó Osbjorn, acercándose a Elynea, pero sin dejar de mirar en derredor—. ¡No bajéis la guardia! Ninguno de los asesinos que nos atacaron tenían el poder de convocar, y menos atar, a un daedra de Oblivion. El ejecutor debe andar cerca.

Khaled dio gracias en silencio por contar con compañeros duchos en el combate a distancia. Él prefería enfrentarse mano a mano a quien iba a ser su víctima o su verdugo, y así acabo cada vez que hay una pelea. Buscó a sus compañeros con la mirada, deteniéndola solo un instante en Uthgerd, encogiéndose de hombros con una leve sonrisa en los labios. Herida como él, pero viva, como siempre, y esta vez no eran los únicos.

Ante la advertencia del skaal, mantuvo la espada fuera de la funda. Pero si hubiera sido él quien tenía que encontrar al invocador, podían quedarse sentados a esperar a que trajera otra mujer araña. Para tratar de ser útil, se agachó junto a uno de los cadáveres y buscó entre sus ropas y armaduras algún símbolo o seña de identidad.

—¿Conocidos tuyos? —preguntó a Elynea, echándole una breve mirada por encima del hombro—. ¿Puedes explicarnos lo que ha pasado?

Aparte de que las armaduras quitinosas señalaban los asesinos como dunmers nativos de Morrowind, no había ninguna otra seña identificativa. Claro que, tampoco tú llevabas una chapita identificativa como miembros de los cuchillas. 

Sin embargo, algo te llamó la atención, algo que sólo una persona que llevaba blandiendo espadas desde que la destetaron podría percibir: una de las espadas cortas tenía un equilibrio extraño. Al compararla con otra, comprobaste que pesaba menos que las demás.

Después de hacerla oscilar entre sus manos durante unos instantes, Khaled estuvo seguro de que había algo en esa espada que la hacía diferente a las demás. Podía ser algo tan simple como el uso de una aleación ligeramente diferente, o la mano de otro artesano, pero decidió comprobar si tenía algún tipo de encantamiento.

Khaled usa detectar magia.

Detectaste un aura mágica poco poderosa en el mango. Si te concentrabas sobre ella, descubrirías que es abjuración.

Suro se mantuvo alerta, haciendo un gesto a los demás para que bajasen la voz, si un conjurador estaba cerca y quería conjurar otro demonio de Oblivion, probablemente tuviese que habar en voz alta. Mientras escuchaba, su vista recorría las zonas cercanas buscando cualquier anomalía...

Tu vista poco te podía decir, porque la noche era oscura. Pero el silencio reinaba en ella: no había nadie recitando oscuros encantamientos. Y ahora que la batalla había acabado, los sonidos de la noche volvían. Todo parecía tranquilo.

Suro busca el modo de esconderse y empieza a buscar con más cuidado en los alrededores, pero siempre escondido. Especialmente si las huellas de los asesinos vienen de la misma dirección.

Observáis cómo Suro se esconde en un arbusto cercano, y empieza a espiar los alrededores desde allí.

A los lados del camino hay vegetación suficiente como para esconderte. Escoges un arbusto especialmente frondoso, desde el que controlar vuestra posición y te agazapas ahí.