Partida Rol por web

Mientras Khaled despachaba a sus dos oponentes y Suro y K'dan fallaban sendos golpes, Osbjorn, el único que no había sido alcanzado por el Grito del dragón, avanzó por el desolado campo de batalla con un par de enérgicas zancadas recitando un encantamiento. Tocó a Suro con las yemas de los dedos, y el explorador sintió como la magia protectora lo rodeaba.

—¡Esa torre, junto a donde hablasteis al Psijic! ¡Conserva la cubierta!

Osbjorn lanza Resistir Energía: Ácido sobre Suro, que gana RE ácido 10.

La lanzada de K'dan había rebotado, inane, contra la armadura antigua nórdica de su oponente. 

—¡Sossal! —rugió.

El arma de la criatura hendió el aire, pero el gato era más rápido, y el filo pasó por encima de él, donde antes había estado su cabeza.

Los arqueros marcharon a paso ligero desde la retaguardia, y tomaron posiciones para enviar una nueva andanada de flechas. K'dan y Osbjorn fueron los objetivos de aquella mortífera lluvia, recibiendo cada uno de ellos dos impactos.

Al recibir el primer disparo, el mago nórdico gruñó y se arrancó la flecha de un tirón, arrojándola al suelo con desdén. La segunda se le clavó en la pierna, dobló la rodilla y le tembló la mano a la hora de hacer lo mismo.
 

Karin no se estabiliza y sigue desangrándose en el suelo, perdiendo 1 pg adicional (este punto de daño extra no está reflejado en el mapa actual, será tenido en cuenta para el próximo)

Vuestro turno. Os recuerdo que Uthgerd y Osbjorn esperarán a que todos hayáis actuado para hacerlo.

Iniciativas:

1. Karin (Inconsciente y moribunda)
2. Draugr 7 (15 puntos de daño)
3. Draugr 3 y 4
4. Draugr 1 y 2
5. Draugr 5 y 6
6. Draugr 8 (12 puntos de daño)
7. Khaled (Fuerza de Toro, Heroísmo)
8. Osbjorn (Piel de Atronach de Hielo)
9. Suro (RE Ácido 10)
10. Uthgerd  (Escudo de la Fe, Furia)
11. K'dan (Destello de la Guardia de Hierro)
12. Elynea (Escudo de la Fe)

El draugr melee y el primer arquero tiran con un 17. El melee falla 17+6, el arquero acierta 17+7. K'dan recibe 7 puntos de daño. El segundo arquero tira con un 19+7 y acierta. K'dan recibe otros 9 puntos de daño. El tercer arquero ataca a Osbjorn con un 15+7 y acierta. Osbjorn recibe 7 puntos de daño. El cuarto arquero ataca a Osbjorn con un 19+7 y acierta; Osbjorn recibe otros 7 puntos de daño. El quinto arquero ataca a K'dan con un 15+7 y falla.

Kernel: en el mapa aparece contabilizado todo el daño que te han hecho, sin contar con tu reserva de daño aplazado y toda la gaita. Haz las correcciones pertinentes cuando hagas tu turno.

Libre por fin de los draugr que lo rodeaba, Khaled tuvo un instante para reconocer la situación. Karin se había derrumbado a su lado. La saliva ardiente del dragón se había abierto paso por su ropa y su armadura, disolviendo la piel y dejando la carne rosada —ahora de un rojo intenso— al descubierto. Sin duda, se había desmayado por la conmoción.

Elynea llegaba a su altura, aún a tiempo de deshacer el daño. Los draugr arqueros emergían de la tormenta. Podía ver a uno de ellos. Los gritos de dolor de Osbjorn indicaban que no era el único.

Retirarse a un lugar resguardado del aliento del dragón, como había sugerido Elynea, y reagruparse era imperativo para enfrentarse a esa leyenda hecha carne y escamas.

Khaled se concentró en las capacidades que su padre le había hecho practicar miles de veces durante sus años juntos, hasta grabarlas a fuego en su mismo ser. Ya en Carrera blanca, había aprendido a valerse de ellas para reproducir imágenes con las que entretener a los niños, como los ilusionistas itinerantes de Cyrodiil. Esta vez, sin embargo, era más que un juego. Mientras una niebla blanca se levantaba por arte de magia entre la granizada de Osbjorn y los muros a la izquierda del grupo, él mismo se situó entre el cuerpo de Karin y el draugr a su derecha.  

Suro retrocedió, los draugr estaban aún lejos para que sus flechas hiciesen todo el daño que debían, y aunque resucitado él estaba muy dañado. Haciendo caso al bárbaro volvió hacia atrás y descargó toda la magia de su cinturón curativo. No era suficiente, pero era lo único que podía conseguir ahora.

El khajita gruñó cuando recibió ambos impactos. Uno en el muslo y otro en el hombro. Entre la lluvia de ácido y esto, las cosas no pintaban bien. Era hora de cambiar de estrategia. K’Dan balanceó el  cuerpo hacia atrás,  alzó su escudo y golpeó con la base de la lanza en el suelo. Un leve replandor comenzó a brotar de su armadura.

El devoto de Azurah se sintió con fuerzas renovadas, tenía que acabar con ese draugr, tenía que salvar a Karin, y entonces se resguardarían y estudiarían cómo acabar con el dragón. Si es que algo así se podía hacer.

K’Dan se valió del dolor que había recibido para enfocarse en el muerto que viviente que tenía delante suya. No necesitaba acercarse a Karin para curarla, se había cegado tanto en acabar con el enemigo que tenía frente a él, que no había tenido en cuenta sus propias habilidades.

Con un grito, el khajita descargó una potente estocada contra el draugr.

Acciones: Cambio a la postura a Espíritu marcial y  ataco con el Golpe del cruzado que me cuesta un acción estándar prepararlo. Si acierto, curo a Karin 8 por el golpe del cruzado y 2 por la postura. 

Efectos activos: Contraataque feroz (+2 al ataque y al daño), Piedra del guerrero (+1 al daño si no hay otras amenazas)

PG: 37/60 -> 10 en la reserva de daño

Maniobras concedidas: Golpe del Cruzado, Huesos de Piedra, Martillo de la montaña, Primer golpe. Maniobras retenidas: Minotauro en carga.

Comentarios: Perdón por no acordarme antes de que podía curar -.-"

Elynea mantuvo su propio escudo en alto  mientras se detenía junto a Karin, rogando porque la idea de Khaled tuviese éxito (y porque el draug que quedaba en pie tuviese la decencia de morirse del todo de una bendita vez) La agarró por un brazo y, tras otro pequeño destello de luz, las horrendas quemaduras que sufría se difuminaron hasta convertirse en sombras sobre la piel, devolviéndola con ello al mundo de la vigilia. Tendría que bastar por el momento.

—Karin, arriba—jadeó con urgencia haciendo un esfuerzo ella misma por tirar de la bardo para que se levantase—. ¡A la torre!

Elynea se mueve a y N17 para poder tocar a Karin y lanza Curar Heridas Moderadas. Le sana 23 PG (+1 por el menhir del hechicero) Para un total de 24 PG.

PG: 37/48
PC: 30/43

Karin abrió los ojos en mitad de un dolor atroz. Había estado...bien, hasta aquel momento. No recordaba nada, pero sabía que había estado muerta, o casi. Sólo tenía algunas imágenes. Quizá fueran las últimas señales de su mente al apagarse o hubieran sido ciertas. Kyne esperándola en las puertas de Sovngarde con los brazos abiertos. Tras ella, los héroes de tantas historias, brindando con aguamiel por la joven bardo, que había conseguido conquistar su propia debilidad y había muerto como una nórdica. Y entonces...una luz.

Aunque no estaba en el mar de agonía que esperaba, su cuerpo entero se retorcía de dolor. Vio a Elynea sobre ella y sonrió, con los labios secos. Tosió un poco de sangre. ¿Elynea la había curado? Era la única explicación posible. Azurah se interponía una vez más entre ella y su destino. Habría llorado de haber tenido lágrimas. Pero entonces recordó donde estaba.

¡A la torre!

¿Torre? ¿Qué torre? Se incorporó con dificultad, con ayuda de Elynea y vio a un draugr que daba muchos problemas, a Khaled demostrando que no era sólo una espada, sino que era luchador muy inteligente, a Suro empleando una magia que ella no conocía, a K´Dan peleando rabioso, a Uthgerd, a Obsjorn...estaban todos vivos.

Se puso en pie con una mueca y echó a andar, un poco como una borracha, y finalmente, cuando se acordó de cómo era, a correr. A la torre. Pero, ¿Qué torre? ¿A qué se refería Elynea? Llegó hasta la posición de sus compañeros y miró desorientada en busca de una torre. Y echó la mano a la espalda, en busca del arco. Seguramente sería un peligro para el resto, pero no podía quedarse sin hacer nada. 

Karin se mueve como un pato mareado hasta N20 y prepara el arco. Vamos a huir, ¿No? 

Uthgerd saltó en el aire para coger impulso y lanzó un tajo de arriba abajo que dejó a su oponente tambaleándose.

Osbjorn secundó la idea de Khaled, y lanzó la ilusión de un muro de hielo cubriendo el otro flanco por el que disparaban los arqueros.

Osbjorn lanza imagen silenciosa.

Prácticamente aniquilado por el golpetazo de La Indómita, el guerrero draugr se resistía a caer. Lanzó un espadazo contra K'dan, pero el gato lo detuvo con facilidad.

Vuestro truco funcionó. Los arqueros maldijeron en su áspera lengua y trataron de rodear vuestras ilusiones en vez de atravesarlas. Eso os daba el margen que necesitábais para huir, si era eso lo que realmente queríais.

Podéis rolear que rematáis al draugr de la mele y os retiráis a la torre en ruinas. Podéis dar esquinazo a los arqueros, por ahora. Pero tenéis que decidir cuál es vuestro plan contra el dragón, hacer los preparativos pertinentes, etc.
 

Osbjorn le dio la réplica, creando un muro entre el punto en el que Khaled aguardaba las hostilidades y los draugr de aquel lado. Que aquel fuera ilusorio o real carecía de importancia, mientras los enemigos no lo sobrepasaran.

Escuchó a su espalda las características palabras del conjuro de Elynea, seguidos por el de los ropajes de Karin al fruncirse. Se dio media vuelta sin envainar la espada. Unos metros más allá, Uthgerd y K’dan se enfrentaban al último de los que habían salido de la tormenta del skaal.

—¡Liquidadlo de una vez! —gritó a los dos guerreros—. Hay que ponerse a cubierto.

El guardia rojo siguió sus propias indicaciones, un ojo clavado en el cielo, buscando señales del dragón que los había rociado con aquella maldita sustancia. El otro atento a los pedazos de piedra fundida y madera carbonizada que alfombraban el suelo de Helgen.

Furioso, frustrado y cansado de que el draugr evitara sus ataques, K’Dan lanzó un golpe con su escudo. Tras impactar con el canto en la cabeza del muerto viviente, éste se desplomó. El khajita esbozó una amarga sonrisa, su peor ataque había sido el más efectivo.

—Movámonos ya—dijo con una voz ronca.

Tras asegurarse que todos sus compañeros se movían hacia la torre, el khajita les siguió en último lugar.

No hizo falta una, sino una docena de ilusiones para sacaros de vuestro aprieto. Media hora después, cuando por fin habíais dado esquinazo al dragón, pudisteis descansar tranquilos en algún lugar al oeste de Helgen. Al pie de una pared de roca, rebrillaba un riachuelo, retorciéndose en meandros entre pra­dos y grupillos de árboles. Al otro lado del río, al sur, se extendían los bos­ques.

Uthged se enjugó el sudor que perlaba su frente y se quitó los guanteletes para beber agua fresca del riachuelo.

—Me hubiera gustado abatir a esa cosa —dijo, rompiendo el silencio—. Su cabeza quedaría la mar de bien sobre la chimenea de mi casa.

—¿Estás loca? —dijo Nidryne, que se había reunido con vosotros apenas unos minutos antes—. ¡Esa cosa casi os mata!

—Y matará más gente si nadie la detiene —dijo Osbjorn con voz grave—. ¿Qué vais a hacer, Thanes? Ninguna fortaleza de Skyrim está preparada para el ataque de un dragón.

- Rezar a los dioses. No se me ocurre nada que se pueda hacer frente a algo así...

Elynea se había sentado pesadamente sobre una piedra en busca de resuello; tras el combate, la huída y las sanaciones extra tras la huída, tenía la sensación de que su armadura pesara el doble. Eso sin contar la tendencia que parecía estar cogiendo el grupo últimamente de poner a prueba su capacidad para resistir infartos a la hora de verse en la tesitura de curar a alguien in-extremis.

Se quitó un guantelete para secarse el sudor de la frente con el dorso de la mano.

—Casi nos mata porque nadie se esperaba que apareciese—dijo una vez logró reunir el suficiente aire para intentar hablar de nuevo—. Y yo no tengo la menor intención de quedarme rezando mientras esa cosa arrasa con lo que pilla. Ya se extinguieron una vez. Se pueden matar.

La cuestión era aprender cómo, por supuesto, y seguro iba a ser infinitamente más fácil de decir que de hacer. Pero la alternativa de lamentarse amargamente sin hacer nada era algo que no pensaba poner en práctica. Elynea había sudado tinta para salir entera de Morrowind, había llegado a Skyrim nada menos que por aquella maldita casa de locos llamada Ventalia y, tras un viaje agotador, finalmente parecía haber encontrado un hogar en Carrera Blanca. Con gente que no la miraba como si fuese alguna especie de bicho venenoso y todo.

Unas narices iba a dejar que un dragón lo redujera a polvo.

—Tenemos que avisar al jarl—añadió—. Puede que las murallas de Carrera Blanca no estén pensadas para detener dragones pero siempre será mejor que no les pille por sorpresa.

Casi instantáneamente cayó en la cuenta de una cosa: Si algo se extingue, ¿cómo demonios vuelve a surgir de la nada? Alduin era una leyenda, y aquella leyenda acababa de arrasar Helgen hasta los cimientos. Los dragones no habían sido vistos en Skyrim desde hacía siglos, y acababan de pelearse con uno.

—Espera. El psijic dijo algo de que... —hizo círculos con una mano mientras agravaba la voz sólo para repetir la frase— "el reflujo de las mareas temporales que brotan de Imrarlatz ha enviado a Alduin a nuestro presente". ¿Ese bicho ha venido desde el pasado? Porque si resulta que a la linea temporar le ha dado por volverse loca en Imrarlatz está escupiendo dragones, no me va a hacer ninguna gracia.

Por no hablar de lo acontecido con la edad del hijo de Nidryne después de haber ido precisamente a aquel lugar. Incluso los thalmor habían metido las narices, ¿qué diablos estaba pasando allí dentro?

Sentado con la espada contra la roca, la mirada de Khaled regresaba una y otra vez al camino que conducía hacia Helgen. La desazón por la huida se había aposentado en sus tripas, molesta como un racimo de cálculos biliares. Comprender que era imposible hacer descender al dragón no lo hacía más llevadero. La legendaria criatura dominaba los cielos, podía desplazarse a cualquier lugar y provocar una carnicería antes de ser detenida.

Era imperativo descubrir la forma de hacerla bajar al suelo, o de alzarse en vuelo para batirse con ella cuerpo a cuerpo. Su espada podía seccionar el cuello de un caballo de un tajo. Confiaba en que fuera suficiente para hacer lo mismo con el de un dragón, aunque fueran media docena los golpes necesarios.

—No me preocupan las fortalezas ahora —gruñó Khaleden respuesta a Osbjorn—. Un pelotón de arqueros bastará para derribar a un dragón como ese. Pero una aldea… sería un milagro que hubiera supervivientes si decidiera atacar.

Omitió que los dragones legendarios eran de mayor tamaño que el que habían encontrado. Y no creo que esté solo. Lo sucedido en Helgen fue obra del fuego, uno procedente de una criatura mayor.

Elynea fue la primera en proponer un plan. Uno no muy diferente al que hubiera propuesto Khaled. Sin la cabeza del dragón, no podían más que confiar en que su palabra de thanes tuviera el peso suficiente como para que tomaran las medidas oportunas. Que creyeran en el retorno de los dragones advertido por el psijic era de menor importancia, por el momento. Quizás esas ruinas dwemer albergaban las respuestas a preguntas que todavía no se habían atrevido a formular.

—Estoy con Elynea —asintió—. Enviar noticia de esto a Balgruuf es prioritario, aunque no sirva para nada más que convertirnos en el hazmerreír de Cuenca de Dragón hasta que uno de esos baje del cielo a mostrarles de dónde viene su nombre. Y después, Imrarlatz.

»Es incluso posible que Azura fuera consciente de que esto iba a suceder —añadió, mirando a Nidryne—, y pretendiera algo más que salvar a tu hijo.

Todo eso, y confiar en que Delphine siga viva, sea consciente de lo que ha ocurrido, y haya empezado a mover su viejo culo.