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18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

Habíais atravesado el Paso Gélido desde Helgen durante dos jornadas que se antojaron difíciles, las nieves del otoño azotaban las montañas y dificultaba el avance por los puertos de montaña encajados entre las montañas Jerall y la inmensa Garganta del Mundo, la montaña más alta de Tamriel. Afortunadamente la capa de nieve no era impracticable, al finalizar el primer día ya habías llegado al otro lado del paso y accedíais a un terreno de clima más suave. Eldrid reconoció la zona pronto, estabais cerca de Paraje de Ivar, el pueblo asentado a los pies de la Garganta del Mundo, o Monte Kynareth, y punto de encuentro de todo peregrino que quisiera ascender por los Siete Mil Escalones de la gran montaña hasta el monasterio de Alto Hrothgar, hogar de los Barbas Grises.

El cielo estaba nublado, amenazaba lluvia, pero los que mejor conocíais el tiempo de Skyrim sabíais que no iba a pasar de cuatro gotas si es que llegaba a llover. Al filo del mediodía avistasteis la empalizada de Paraje de Ivar, el puente sur que atravesaba el Río Aguaoscura que nacía del lago Geir donde reposaba el propio pueblo. Las puertas estaban abiertas, pero se veía movimiento de guardias patrullando la empalizada y vigilancia en la única atalaya de la misma. Debido a la variopinta membresía que formaba vuestro grupo llamabais bastante la atención, desde la empalizada los guardias dirigieron sus miradas hacia vosotros.

Os encontrabais al principio del puente de piedra que os daba entrada al pueblo.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

Aun no tenía muy claro como había tomado aquella decisión tras oír los rumores que llegaban de su hogar, pero al final ahí estaba, con el resto del grupo que había decidido viajar hasta allí a probar suerte con aquella recompensa que se ofrecía. Aunque no estaba siendo una tarea sencilla. Varias veces había tratado de retroceder en el camino o había pensado en darse la vuelta la primera noche que acamparon. ¿Qué la hacía seguir adelante? Ni ella misma lo sabía.

A medida que se acercaban se iba volviendo más y más callada y ligeramente nerviosa. Podía ver que habían llamado la atención de los guardias que vigilaban la entrada y por un momento agradeció que no la reconocieran. Ya en las puertas necesito parar a coger aire, tenía esa sensación que le da a uno cuando va a hacer algo que le da pánico. Sabía que tarde o temprano tendría que volver a aquel lugar. “Puedo hacer esto, tengo que hacer esto”. Ese había sido el mantra que se había estado repitiendo una y otra vez durante el viaje.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

El viaje hacia Ivar había transcurrido sin inconvenientes, aunque no sin dificultades ni sin pasar frío. Sin duda, las noches lejos del calor de una buena posada no eran lo suyo, y por la manera en la que caminaba ligeramente encogida cuando soplaba el viento, se veía que el frío en general, tampoco.

Al divisar por fin la empalizada y avanzar hacia ella se dijo que debía encontrar un sitio en el que sirvieran vino caliente y especiado, y le dedicó un breve guiño a uno de los guardias que los observaba para a continuación mirar hacia Eldrid, con cierta suspicacia. La joven nórdica se había mostrado cuanto menos nerviosa durante todo el viaje, y ahora parecía una liebre a punto de echar a correr.

- ¿Qué os parece si buscamos un sitio en el que descansar, beber y comer algo caliente? -preguntó, en general, sabiendo que por lo pronto ella de seguro iba a hacer aquello- Podemos aprovechar para poner en común lo que sabemos de este asunto.-propuso. 

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

El camino había sido duro, luchando contra las inclemencias del invierno en Skyrim. Nieve y cansancio nos acompañaron por el Paso Gélido hasta que llegamos a la cercanía de Ivar, donde nos tocó mejor tiempo. Vemos el pueblo abajo, con sus puertas abiertas y los vigilantes mirándonos.

Mis compañeros hablan de descansar y servirnos algo, lo que me parece una buena idea:

 - "Creo que es lo mejor que podemos hacer. Si vamos a subir los escalones en busca de los asaltantes, debemos estar descansados."

Haber oído que los tipos acosaban a los peregrinos nos da una clara idea de como encontrarlos. Ahora, lo importante es poder realizar un encuentro en nuestros términos y no caer en una emboscada sin sentido. Si son los mismos asaltantes que atacaron el convoy donde viajábamos, definitivamente necesitaremos de toda nuestra energía.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

El camino fue duro, afortunadamente yo estaba acostumbrado a la nieve y el mal tiempo y mi ánimo no decayó en ningún momento, además, estaba entusiasmado con la tarea que teníamos por delante, que para mí era como una aventura. Era la primera vez que viajaba con un grupo tan diverso, y pese a que los conocía desde hacía poco, confiaba en que nos llevaríamos bien y haríamos un gran trabajo en equipo, aquellos bandidos que acosaban a los pobres peregrinos merecían un escarmiento.

No obstante, había algo que me preocupaba un poco, Eldrid siempre se había mostrado parlanchina y jovial, pero desde que el viaje había empezado, su humor había cambiado considerablemente. Imaginaba que algo ocurría, aunque no me atrevía a preguntar, temía resultar entrometido.
Intenté animarle el viaje contando las historias más divertidas que conocía, pero seguía distante y eso me apenaba.

Cuando por fin llegamos a nuestro destino acogí la proposición de Seretide con una gran sonrisa, estaba deseando un poco de calor y relax.
-Creo que es una gran idea- miré a Eldrid, que era empujada suavemente por Aster para avanzar y la cogí de la mano, animándola a avanzar - ¡Vamos! Un poco de aguamiel y el calor de la hoguera nos sentarán estupendamente.-
 

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar

La guardia de la entrada os lanzó un pequeño interrogatorio, no demasiado exhaustivo, antes de franquearos el paso. Se notaba cierta tensión en el ambiente debido a los ataques, pero no aparentabais ser lo que vendría ser un "típico grupo de bandidos". Allí os dieron indicaciones para dirigiros a la posada de Vilemyr, donde os atenderían las necesidades de comida, bebida y descanso, además de indicaros que su posadero, un tal Wilhelm, era el intermediario del jarl de Riften que ofrecía la recompensa por los asaltantes.

No fue difícil encontrar la posada, estaba a poco más de veinte metros más allá del puente de piedra, pero al cruzar sus puertas se hizo un silencio absoluto. Las miradas se dirigieron sin excepción hacia Eldrid, y la de Eldrid localizó de repente un rostro familiar, tan familiar que la pudo poner pálida tal como si hubiera visto alguien resucitar entre los muertos.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

Los ojos de una mujer de poco más de cuarenta años se abrieron de par en par, el balbuceo fue repentino.

¿Eldrid? ¿Hija? la mujer se levantó sin creerse lo que veía, se acercó a Eldrid y la tomó de las manos. No hubo palabras, solo las lágrimas que empezaron a derramarse amargamente por las mejillas de la nórdica, se abrazó sollozando como si se hubiera cumplido un anhelado deseo. ¡Mi niña, mi niña! Pensé que estabas muerta, nos dijeron que estabas muerta.. gracias a Kyne, gracias a Mara, a Shor... estás bien.. estás bien.. 

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

Ante la emotiva e inesperada estampa, un hombre nórdico de aspecto robusto y con la ancianidad en ciernes, se acercó a vosotros viendo que ibais con ella.

Visitantes, ¿venís con Eldrid? ¿Sois amigos suyos? preguntó intrigado, él también parecía incrédulo ante el hallazgo. Por favor.. entrad. No tengo por costumbre ser maleducado con mis clientes, y menos cuando.. traen inesperadas buenas noticias en estos días sombríos. os invitó a entrar, a tomar asiento en una mesa que os daba cabida a todos.

Me llamo Wilhelm, soy el alcalde de Paraje de Ivar y dueño de esta posada. se presentó, echó una mirada más hacia la madre e hija reencontradas, sonrió con contenida alegría, pero su atención volvió al resto del grupo. Sentáos, por Kyne.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

No tuvo más remedio que dejarse empujar y dejarse llevar por ambos hombres hacia el interior de Ivar, no sin poner algo de resistencia a ser movida de aquel sitio. De alguna manera logro soltarse del agarre de Trik dando un par de paso por delante de él encaminándose a la posada. Conocía bien aquellas calles y a pesar de no estar prestando demasiada atención a por donde iba, sabía perfectamente el camino.

Apenas había cruzado el umbral de la puerta cuando el mundo a su alrededor desaprecio una vez más desde la noticia que había recibido. Solo podía ver a aquella mujer. Se había quedado completamente inmóvil, con los ojos abiertos de par en par, incluso había dejado de respirar, al menos hasta que su cuerpo exigió que el flujo de aire volviese a ser el normal. Pero no podía moverse, no podía creer lo que estaba viendo y a quien tenía frente a ella.

Pudo sentir sus manos agarrándola, el calor que transmitían y al mismo tiempo la necesidad de saber si era ella realmente y no una ilusión. Instintivamente apretó aquellas manos que sujetaban las suyas. Salió de aquel estupor soltando las manos de su madre para abalanzarse sobre ella abrazándola con la desesperación de quien desea que si algo es un sueño, no se acabe. Las lágrimas brotaron de sus ojos y oculto el rostro en el hueco que quedaba entre el hombro y el cuello. Pero en aquella ocasión era alegría lo que acompañaba aquel llanto.

No puedo creerlo… Murmuro apretándose un poco más contra ella. Estas aquí… estas aquí de verdad… Los echaba muchísimo de menos, a todos ellos, y ahora los dioses le devolvían un pedacito de su alma con aquel regalo.  Se separó ligeramente de ella para buscar en sus ojos lo que significaban aquellas palabras que ahora decía. ¿Qué? Medio exclamo A… a mí me dijeron lo mismo de… de todos vosotros…  Podía sentir  el nudo en la garganta, como la inquietud por preguntar por lo sucedido la invadía. Mama… ¿Qué… que paso? Necesitaba saber, por mucho que pudiera doler lo que le fuera a contar. Pero estaba allí con ella y eso le daba fuerzas.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

El silencio se hizo presente de manera casi tangible al entrar el grupo en la posada, sin que la dunmer entendiese el motivo, por lo cual, se envaró ligeramente, mirando alrededor, para darse cuenta de que todas las miradas se centraban sobre Eldrid, que parecía haber sorprendido a todos los allí presentes al aparecer.

Enarcó ligeramente la ceja, confusa, y entonces creyó comprender. La aparición repentina de aquella mujer que parecía ser ¿su madre? Explicaba algunas cosas. Entre ellas, parte de la actitud que había tomado la muchacha durante el camino hacia Ivar. Observó aquel momento de reunión, retrocediendo unos pasos, respetando la intimidad de ambas implicadas, emitiendo un leve suspiro y esbozando una media sonrisa, dedicando entonces su atención al hombre avejentado que se acercaba a ellos- Sí, venimos con ella- afirmó, entrando y buscando un lugar donde sentarse, dejando que la muchacha tuviese un momento a solas con la madre a la que parecía, creía muerta hasta hacia unos instantes- Vamos a sentarnos.-indicó a los demás, con una mirada significativa- ¿Hay algo de beber para los bravos y variopintos acompañantes de Eldrid?- preguntó al alcalde, con una sonrisa. 

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

La entrada en el pueblo no fue ningún problema. Al parecer solo desconfiaban de quienes puedan ser los asaltantes que los han estado atacando en los últimos tiempos, pero supongo que no tenemos el aspecto que se ha descrito.

"Bueno, me da gusto saber que, después de lo sucedido, aún no tengo aspecto de bandido."

Entramos y buscamos la posada que nos recomendaron: La Posada de Vilemyr. No es muy difícil de ubicar, aunque noto desde el principio que Eldrid no parece del todo animada de entrar en este pueblo. Algo me dice que fantasmas del pasado le están asediando, pero prefiero no asaltarla con preguntas. Este no es el momento.

Apenas entramos en el lugar, una mujer se abalanza sobre Eldrid llamándola hija. La joven queda pasmada un momento pero responde con la misma alegría. Eldrid ha encontrado a su madre que al parecer daba por muerta. Sonrío feliz por ella pues está disfrutando de una felicidad que yo nunca conoceré.

El alcalde se presenta y nos atiende con amabilidad. Me acerco a Seretide y a él, dando más espacio a madre e hija para que hablen con más discreción. Asiento a sus palabras y me dirijo a una mesa en la que quepamos todos para comer y beber en este feliz momento para nuestra compañera.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

La evidente emoción de tu madre se dejó ver por las lágrimas que derramaban sus mejillas, te volvió a abrazar como si no terminara de creer que aquello que estaba sucediendo fuera real. Más por necesidad de sentarse que por necesidad de intimidad, Hetha te llevó a sentarte a un lado de la posada para poder conversar tranquilas.

Cuando marchaste nos quedamos en casa de tu tío, y al cabo de unos días recibimos un mensaje del amigo que habíais ido a advertir, Dunyn, diciendo que os habían emboscado unos bandidos y os.. le tembló la voz. ..os habían matado.

Recordar aquello era doloroso, lo podías ver en su mirada.

Tras esa noticia, tu tío quedó sumido en la depresión. Se sentía responsable.. dijo apenada. Estuvimos un tiempo con él, pero finalmente nos mandó marchar tras asegurarse que no corríamos peligro. Volvimos aquí, ¿dónde sino? Su amiga Karliah nos acompañó, para asegurarse que no sufríamos daño, nos dijo que llegaría hasta los asesinos y te vengaría.. que traería tu cuerpo.. se derrumbó de nuevo, llorando entre desconsolada y aliviada. ¡Oh, Arkay! se abrazó de nuevo, haciéndote real. No hemos sabido nada hasta ahora.. creía que los Divinos nos habían maldecido.. tú.. ahora tu padre.. temo tanto. 

La mirada de probable incertidumbre acerca de lo último que había dicho hizo que te aclarara un poco más ese punto.

Tu padre estaba subiendo por los Siete Mil Escalones cuando supimos de un ataque de los asaltantes por los que la jarl ha puesto precio a sus cabezas. tragó saliva. Desapareció, siempre dejan cadáveres.. pero en esta ocasión.. suspiró angustiada. Klimmek ha querido organizar una expedición, pero es demasiado viejo.. y no hay guardias suficientes..

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

La evidente emoción de la madre de Elidrid se dejó ver por las lágrimas que derramaban sus mejillas, se volvió a abrazar como si no terminara de creer que aquello que estaba sucediendo fuera real. Más por necesidad de sentarse que por necesidad de intimidad, Hetha se llevó a su hija a un lado de la posada para poder conversar tranquilas.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

Wilhelm contempló la escena entre madre e hija suspirando con algo de alivio, pero enseguida volvió su atención a vosotros. Miró a Seretide y asintió mientras iba a la barra para traeros unas pintas.

Esto lo sirve la casa, no se diga que soy un hombre hospitalario y agradecido. anunció con una sonrisa suave. Una vez servidos os miró unos y a otros, intrigado.

¿Para qué habéis venido a Paraje de Ivar? suspiró. Por la sorpresa de Eldrid y Hetha no creo que sea esa la razón.. se quedó pensativo. ¿Venís a peregrinar o.. a asuntos más prosaicos? haciendo una clara referencia al asunto de la recompensa.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

No pude evitar emocionarme cuando vi la escena que se desarrolló entre Eldrid y su madre... ahora entendía el porqué de su pesar estos días atrás. Pobrecita. No podía ni imaginar el dolor que habría pasado.
Iba a decir algo, pero la mirada de Seretide bastó para hacerme recapacitar, no era el momento, necesitaban tranquilidad y estar a solas.

Mientras me dirigía a la mesa a sentarme, agradecí la oferta del alcalde posadero, contento de tener nuevos aliados y algo delicioso que beber.
-¡Oh! Gracias, alcalde.- Miré hacia atrás, en dirección a Eldrid y su madre mientras tomaba asiento. - No teníamos ni idea de todo esto, bueno, yo al menos no la tenía- miré hacia mis compañeros - ¿vosotros sabíais algo?- Sonreí sin darles apenas tiempo a responder -Pero me alegro de que haya ocurrido, Eldrid estaba demasiado seria y no era propio de ella, claro que dadas las circunstancias lo raro hubiera sido que estuviera alegre. Bueno - di un ligero trago a mi bebida -Seguro que ahora está feliz-

Cuando el alcalde nos preguntó nos preguntó, extendí la jarra hacia él y respondí exhultante.
- Venimos a ayudar a los peregrinos.- Asentí con la cabeza.

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Al adentrarse en lugar la curiosidad sobre el comportamiento de Eldrid iba en aumento ya que parecía moverse con completa naturalidad por aquel lugar, guiándolos sin pararse a preguntar por el camino a la posada. Cuando entraron y aquella mujer la atrapo en su efusivo abrazo el misterio quedo resuelto. El bretón, como el resto del grupo y de los que allí se encontraban, dejarón hablar a las dos en privado mientras el alcalde y posadero, Wilhelm, les atendía con gran gusto.

Que Kyne se lo pague buen Willhelm – agradeció Aster cuando se sentó a la mesa tomando su pinta, observando de hito en hito a Eldrid con una gran sonrisa en el rostro – creo que un brindis es más que necesario no os parece ¡por el feliz reencuentro!

El joven Trithik se lanzo a hablar con su gran entusiasmo, contestando al Wilhelm.

El joven Trik ha venido a ser un héroe ¿no es así jovencito? – le dio una palmada en el hombro risueño – los demás nos conformaremos con lograr detener los ataques a los peregrinos. ¿alguna novedad sobre el asunto que puedas ofrecernos al respecto, Wilhelm?

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Se dejó llevar mientras secaba sus propias lágrimas con las mangas de la camisa. Estaba contenta y feliz de haberse obligado a volver a aquel lugar. Escucho a la mujer con atención con algo de consternación por lo que le contaba, pero no podía dejar de notar cierto alivio si lo que estaba entendiendo era lo que creía.

¿Entonces todos el Riften están bien? Preguntó con la incertidumbre de no estar segura del todo, a pesar de que la respuesta estaba bien clara, pero con todo lo que había pasado, prefería escucharlo de palabra. Espera… ¡¿Qué?! A nosotros nos llegó una nota de Karliah, a las pocas horas de  haber llegado a Peñón de Shor, diciendo que al día siguiente de haber partido nosotros, habíais sido atacados y solo ella había logrado escapar a duras penas. Se le quebró la voz casi al final, ahora entendiendo que todo había sido una mentira, pero con qué propósito… eso se le escapaba.

Oh mama… lo siento tanto… si lo hubiera sabido… habría vuelto antes a Ivar, pero no podía, no podía enfrentarme a un vacío desolador habló envuelta en sus brazos, pero tuvo que separarse unos centímetros al escuchar aquello último, confusa, hasta que se lo aclaro. Tomo aire de sopetón conteniéndolo de manera inconsciente, no le gustaba lo que estaba oyendo, no después de saber que aún tenía a su familia. No no no no, ¿Por qué ha ido? ¿Acaso no sabía del peligro? El corazón le iba toda velocidad, nerviosa ante la noticia de la desaparición. Tomo las mano de su madre y las apretó con fuerza antes de volver a hablar. Iremos a buscarle contestó con convicción el grupo con el que he venido y yo. Habíamos venido al escuchar sobre esos tipos. Pero ahora… ahora tengo una buena razón, te prometo que haremos todo lo posible por encontrarle. Llegaremos hasta el fondo de este asunto, ya lo veras.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

Recibo las pintas que nos trae el alcalde, agradecido de tener un poco de cerveza que beber. La pruebo y su sabor es familiar. Creo que he bebido mucho en los últimos días y quizás ya sea un problema... si es que no lo fue desde el principio.

Miro al chico que no conozco. Él sí tiene el aspecto de un hechicero, aunque no le había visto en Helgen, lo que no me extraña mucho pues no he estado muy atento a la vida social tampoco. Escucho sus palabras y luego las de Aster, ante las que sonrío. Finalmente respondo:

La verdad es que vengo a detener a los atacantes pero no solo eso, sino porque quiero atrapar a alguno e interrogarlo. No sé si dará resultado, pero es importante para mí pues puede ser la diferencia entre perder definitivamente a Titus o recuperarlo, quizás aún con vida. No he perdido la esperanza y, ellos pueden ser el camino que me lleve a él, al verdadero y no desaprovecharé esa oportunidad.

Bebo en silencio, esperando a las respuestas del alcalde a las preguntas que mis compañeros han hecho de forma tan precisa. No tengo más que agregar en este momento, por lo que solo me dedico a escuchar.

18 de Helada, Mediodía, Paraje de Ivar, Posada de Vilemyr

Tu madre empezó a serenarse, no quería estar todo el rato lacrimosa, pero en sus ojos tintineaba la emoción y la alegría de haberte encontrado sana y salva.

Tu tío quedó cojo de la pierna izquierda, también tu tía. explicó seria. Al menos es cuanto sé desde hace algo más de un mes. cuando dijiste aquello de la dunmer, el gesto de Hetha se ensombreció. No.. Karliah quedó malherida al día siguiente, hija. No entiendo porque debiera enviar nada diciendo eso.. Los hombres de tu tío los mataron, pero Fammel.. movió la cabeza entristecida. Lo mataron los asesinos mientras protegía a Malia. te miró entonces intrigada, entristecida por recordar lo de Fammel. ¿quién te enseñó esa carta?

Al tratar sobre tu padre, tu madre suspiró con angustia.

Lo sé, pero siempre ha sido tan testarudo.. se lamentó, de nuevo la sombra de las lágrimas asomaron por sus mejillas. Es mi culpa, tuve que pararlo.. al escucharte dispuesta a ir tras los misteriosos asaltantes, te tomó de las manos. No vayas.. te lo ruego, no soportaría perderte otra vez. Ahora que te he recuperado, gracias a Mara, no.. no podría verte partir de nuevo..