Partida Rol por web

Por como lo dice Eldrid, pareciese que los militares somos todos unas máquinas, y es probablemente lo que piensen los civiles, pero no es así:

 - "No somos marionetas ni nos lavan el cerebro, pero cuando se sabe con certeza que todos tenemos los mismos objetivos y creemos en lo mismo, confiamos ciegamente en nuestros hermanos y entendemos que lo único que nos salvará la vida y nos hará cumplir nuestro objetivo no son las armas ni las técnicas, sino el hombre a tu lado. Cuando se entiende eso y se siente, no hay diferencia de personalidad ni choque de opiniones que pueda minar esa camaradería. Por eso la traición es algo tan doloroso en el mundo militar, mientras que en el civil casi se esperaría que cada uno vele por sus intereses y elija eso por sobre la gente alrededor. Me cuesta hacerme una idea de la diferencia entre realidad y expectativa, para bien y para mal."

Luego me responde que no cree que quiera disculparme, a lo que arrugo el gesto, como un gato cuanto lo regañan. Si tuviera orejas puntiagudas, las bajaría:

 - "Si no quisiera disculparme, no estaría pidiéndote ayuda. ¿Por qué siento que no eres imparcial en este asunto y que pareces más juzgarme que ayudarme?"

Si hubiera sabido que terminaría siendo regañado, probablemente también hubiese pasado del asunto, pero claro, tengo que ser de los que le gusta arreglar las cosas y enmendar sus errores.

16 de Fuego del Hogar, Mañana.

- Bueno, sois soldados, se espera que confiéis los unos en los otros para luchar. Para el resto de mortales, la confianza es algo que hay que ganarse, y que es muy fácil de perder cuando traicionas a tus amigos. Y tampoco es como tú lo dices, velamos por aquellos que nos importan de verdad, o en según qué ocasiones nos unimos por un fin común para ayudar a los que nos necesitan. Encogió los hombros y le sonrió amable Creo que no vamos a llegar a un acuerdo en cuanto a nuestros puntos de vista finalizo dejando escapar una leve risa antes de volver a prestarle atención al desayuno, escuchando sus palabras. Oh, puede que te lo parezca, peeeeeeeeeero en realidad solo te he dado mi opinión de lo que debes hacer. No parecía preocuparle en absoluto aquellas palabras, Si te sientes culpable será por algo, tal vez deberías de hablar con ella y aclarar las cosas cara a cara. Yo no puedo hacer más. Solo darte mi opinión. Que a su parecer no le había agradado en absoluto. Termino de comerse la tostada con un poquito más de velocidad, que ya estaba prácticamente frio.

16 de Fuego del Hogar, Mañana.

Asiento con la cabeza mientras suspiro y le respondo:

 - "Si sé que es solo tu opinión y que me la das porque la pedí. Te agradezco eso, de verdad. Es solo que creo que la opinión de Seretide será mucho más parecida a la tuya que a la mía y, ante tu opinión, por más que ambos cometimos errores, parecen ser los míos los más malos."

Bajo la cabeza mientras pienso. En realidad no sé por qué siempre quiero hacer lo correcto y brindar mis disculpas a quienes creo que las merecen, si tampoco es la gran cosa. Debe ser porque me educaron diciéndome que reconocer los errores propios es parte de ser verdaderamente valiente.

16 de Fuego del Hogar, Mañana.

- Ya veo Asintió volviendo a reclinarse y cruzando las piernas. Pero solo puedes suponer, no asegurar que su opinión sea como la mía.  Así que solo vas a verlo cuando hables con ella.

No podía hacer nada más, ahora ya dependía de él, si hablaba con ella o no ya no le incumbía. Elevó los brazos hacia el techo, con los dedos entrelazados, descruzó las piernas y se estiró todo lo que podía, arqueando la espalda y dejando que los huesos crujieran. 

16 de Fuego del Hogar, Mañana.

Eldrid parece cansada y la verdad es que ya me ha dicho todo lo que necesitaba saber. Si quiero hacer las cosas bien, tendré que estar dispuesto a ser tratado mal y que se desconozca mi intención así como, por lo que sé de la dunmer, seguir siendo vapuleado por su sarcasmo.

"Supongo que es el riesgo que se corre siempre, pero prefiero correrlo ahora que en una nueva misión."

Miro a la chica y le sonrío antes de hablar:

 - "Muchas gracias por tu ayuda, de verdad."

Entonces me concentro por primera vez en mi desayuno, que no había tocado hasta entonces, y comienzo a comerlo en silencio. Tenía hambre, no le había puesto suficiente atención, pero era mucha y a medida que empiezo a comer, noto como florece antes de empezar a apaciguarse.

16 de Fuego del Hogar, Mañana.

Siguiendo lo que hace horas que me daba vueltas en la cabeza, aparezco en la posada pasada la tarde. Ayer a esta hora estábamos volviendo a Helgen después de rescatar a la hija de Aster, con muchas heridas en mi caso. Nos repartimos algunos de los objetos obtenidos y una poción ahora cuelga en mi cinto orgullosa como el primer botín que he obtenido en Skyrim. Sé que no es mucho, pero es un inicio.

Al entrar, busco con mi mirada aquel oscuro rostro y cabello claro. Cuando la ubico, sentada en una mesa del fondo del local, me acerco hacia allá. Me paro frente a ella, al otro lado de la mesa que ocupa y pongo una mano sobre la silla vacía delante mía y le hablo:

 - "Hola Seretide. ¿Puedo sentarme y hablar contigo?"

Le miro con una expresión de calma pero a la vez de decisión en mi rostro. Una que otra mirada se escapa hacia Eldrid, que de seguro me ha visto llegar hasta acá y sabe perfectamente de qué va el asunto. Solo espero que me vaya mejor de lo que espero... bueno, quizás es solo que no espero mucho.

2 de Helada, Noche.

La noche cae y es momento de ir a beber algo. Me río con Titus, quien parece contento de que decida acompañarlo a beber. Bueno, él siempre quiere beber e intentar ligar chicas, pero yo generalmente le digo que no puedo o no me apetece pero, esta vez, le dije que sí. 

La verdad es que tengo ganas de ver a Aster y conversar con él. Compartimos una misión y salió bien a pesar de todo, por lo que me gustaría conocerlo un poco más. Quizás podamos coincidir nuevamente.

Entro en la posada, acompañado de mi amigo y busco a Aster con la mirada. Al encontrarlo, me acerco a él y le hablo:

 - "Hola Aster. ¿Te apetece compartir unas cervezas? Yo invito."

Me quedo de pie esperando su respuesta, pues tampoco quiero importunarlo si está ocupado o no le interesa socializar un poco conmigo.

16 de Fuego del Hogar, Mañana.

Era ya bien avanzada la mañana cuando la dunmer vio a Einar dirigirse hacia su mesa, alzando levemente las cejas con cierta sorpresa al ver que se detenía frente a ella, hablándole con aquel tono decidido, a pesar de calmado- Sí, supongo que puedes.- dijo, encogiéndose de hombros, llevándose a la boca el bocado del desayuno que se disponía a ingerir antes de que el legionario se aproximase a ella, masticándolo, con tranquilidad, tragándolo, y tomando un sorbo de su vino afrutado antes de limpiarse los labios con un pañuelo de lino y erguirse, para mirarlo- Tú dirás.-añadió, esperando a que hubiese terminado de acomodarse y hablase. 

6 de helada, Noche. 

La noche se encontraba ya algo avanzada, hasta casi llegar a la hora bruja para cuando Seretide había ocupado una de las mesas, pidiendi algo de beber, y una cena frugal, portando un aspecto ciertamente ausente, pensativo. No había mucho trasiego en el Final del Camino cuando un hombre bajó las escaleras, y abstraída, la dunmer tardó en darse cuenta de que en efecto lo conocía. Aunque pareció llevarse una sorpresa al vislumbrar su rostro, como si hubiese esperado encontrar otro diferente. 

- Creía ser el único ave nocturna de esta posada, descontando a los... Habituales gustosos del vino.-saludó, con una sonrisa, llevándose un trozo de queso a la boca. 

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Tomo asiento con calma y, cuando estoy sentado, miro a la mujer que termina de comer para poner atención a mis palabras. Sin darle rodeo alguno, le contesto:

 - "Quería hablar contigo pues quiero pedirte disculpas por mis palabras ayer. Fuiste un gran aporte en el grupo y sin ti probablemente no hubiésemos tenido el éxito que tuvimos. No debí haberte tratado con tanta rudeza, independiente de si estaba o no molesto y me disculpo por eso."

Le sostengo la mirada, a pesar de que siento que la sangre me sube al rostro. No es fácil pedir disculpas, pero no puedo ignorar mis impulsos de hacer lo que considero correcto y, cuando me equivoco, reconocerlo es de valientes.

2 de Helada, Noche

Los círculos bajo los ojos del bretón mostraban, al que se acercase a él, que las últimas semanas habían sido duras para hombre. Sin separase de la pequeña Danna, salvo cuando la dejaba al cuidado de Eisya Cabello Dorado en el templo; cada noche velando por su descanso ante las pesadillas que habían acudido a ella casi todas las noches desde que habían regresado, las cuales habrían desvelado a más de uno, por suerte la compañía de la joven sacerdotisa habían servido de bálsamo para la niña.

Esa noche, gracias al ofrecimiento desinteresado de la joven Eldrir, se podía permitir el lujo de relajarse tomando una buena y refrescante jarra de ale mientras permitía a su mente olvidarse por unas horas de sus preocupaciones y pesares. Ni tan si quiera se dio cuenta de cuando el legionario y su acompañante entraron en la posada, cuando este se dirigió a él alzo la vista y le sonrió calmadamente.

Quien rechazaría una oferta así – dijo a la par que alzaba su jarra en gesto de agradecimiento al joven y lo invitaba a tomar asiento – Me alegra ver que tus heridas han sanado por completo en este tiempo

Con Danna siempre ocupando su mente, no había tenido tiempo de hablar con Einar, pese a habérselo cruzando por las calles de Helgen y por tanto preocuparse por su recuperación tras haber sido víctima de la atroz trampa que había estado a punto de calcinarle en el templo. 

6 de Helada, Noche

El bretón había abandonado la oscuridad de su fría y solitaria estancias, tras dejar a Danna de nuevo al cuidado de Eldrid, en busca de algo que lo templara para conciliar el sueño; y ordenar el desayuno para la mañana siguiente. Era curioso como el desinteresado ofrecimiento de la joven nórdica se había repetido aquella noche acompañado, eso sí,  de una más que divertida franqueza por parte de esta, recordando el agradecimiento ofrecido la anterior vez. 

Barrió la estancia de un vistazo, observando a los presentes cuando su ojos se posaron en la brillante mirada rubí de la dunmer. Se acerco curioso por la mirada de ligera contrariedad que mostraba al fijarse en él.

Buenas noches mi señora – sonrío el bretón, contestando en la lengua de la elfa – prefiero el gusto del aguamiel al del vino, pero en buena compañía puedo hacer una excepción; si me permitís invitaros por supuesto

Le hizo un gesto a la mujer a modo de ruego para tomar asiento a su mesa. 

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

- Vaya...-profirió, parpadeando, ligeramente sorprendida, tras haberlo escuchado- Sí, ciertamente, me trataste bruscamente. No eres el primero, ni serás el último. Pero a fin de cuentas... -suspiró, bebiendo un sorbo de cerveza- Supongo que lo que tienes de impulsivo y brusco también lo tienes de valiente.  Hacía mucho tiempo que no escuchaba una disculpa tan sincera y directa. -admitió- Supongo que mi sentido del humor resulta también demasiado agrio para algunos. No era mi intención ofenderte con mis bromas. O bueno, quizás sí, pero sólo un poco.- añadió finalmente, dedicándole un guiño, antes de adquirir una expresión algo más seria, encontrando en este caso, necesario el aclarar sus palabras- Lo que trato de decir, es que... No tiene tanta importancia. Estamos en paz. 

6 de Helada, Noche

- Claro, invítame, ¿por qué no?- dijo, con una sonrisa, contestando en la misma lengua, señalando el asiento, en un gesto que indicaba que no le importaba que se sentase a su mesa- El aguamiel también me gusta. Aunque el vino tiene su encanto. Buen cuerpo, sabor lleno de matices, si no te echan vinagre barato. Claro.-añadió, dedicando una breve mirada suspicaz a Rodegar- Dime, ¿qué haces despierto a estas horas? ¿Qué te trae a mi mesa? -suspiró- No te importa que hablemos en dunmeri, ¿no? Es todo un gusto... Poder hablar en mi lengua natal. 

2 de Helada, Noche

Aster acepta mi invitación y tomo asiento. Titus está a mi lado, por lo que le presento al bretón como signo de buenas maneras:

 - "Aster, este es Titus, mi mejor amigo y compañero de la Legión. Titus, este hombre es Aster y le debo la vida desde el asunto ese de la bruja."

Miro a Aster y le respondo, ahora que la educación ha sido honrada:

 - "Estoy mejor, muchas gracias. No lo habría contado si no fuese por ti. ¿Como está Danna?"

La pequeña tiene que haber pasado por grandes tormentos mientras estaba cautiva por aquella diabólica bruja. No quiero ni imaginarlo y ahora solo nos queda hacer que la pequeña se recupere y olvide aquel terrible episodio que, por suerte, ya es parte del pasado.

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Río un poco para mis adentros ante sus palabras mientras bajo un poco la mirada. Es cierto que su sentido del humor es demasiado agrio para mí, sobre todo el sarcasmo y los sobrenombres, pero son las formas de cada uno y yo también cometí errores desde el inicio.

 - "Supongo que ambos comenzamos con el pie izquierdo."

Levanto la vista y le sonrío ampliamente:

 - "Bueno, muchas gracias. Quería que supieses que lo lamento y que estaré muy feliz de poder compartir otra aventura contigo. Después de verte en acción, definitivamente me sentiría más seguro sabiendo que me cubres."

La verdad es que el poder de la mujer es innegable, pues sus descargas de energía eran de gran poder, tremendamente letales y precisos. Su aporte es un gran recurso a la hora de luchar pues sus ataques a distancia son el complemento perfecto para los combatientes de primera línea, como yo y Eldrid. No es algo que se pueda ni deba desconocer.

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Se rió, de buena gana.- Sí, supongo que debe ser una seguridad saber eso.-dijo, suspirando- Bueno, si hay una próxima vez, tampoco me importará saber que tomas el lugar de la avanzadilla.-confesó, encogiéndose ligeramente de hombros- Aunque, deberás ser más cuidadoso. Y algo menos impulsivo. Pudimos haberle preguntado un par de cosas a esa maldita bruja cuervo antes de que se marchase graznando y oliendo a chamusquina.-añadió, algo más seria- Me pareció raro que encontrásemos una sola, y no un aquelarre. Aún no me creo que no hubiese más en algún sitio- concluyó- Por no hablar de que casi no lo cuentas gracias a la protección mágica del altar. 

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Asiento con la cabeza a lo que me dice, antes de encogerme de hombros y contestar:

 - "Cuando luché contra los Thalmor, en el sur, una de las mejores formas de hacerlo era cargar contra el enemigo antes de que pudiese lanzar sus protecciones y armas sus trampas. Si a eso le sumamos lo impulsivo que tiendo a ser, me es difícil aguantar antes de lanzarme a la batalla. Pero sé que está mal e intentaré corregirlo. No llegaré a viejo si sigo así."

Me río un poco mientras me rasco la nuca, avergonzado por lo cierto de aquella afirmación. La mayoría de quienes siguen un camino como el mío no llegan a edades avanzadas y eso es algo que me gustaría cambiar. Planeo tener una larga vida, aunque no por ello menos intensa.

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

-- Escoria Thalmor. - bufó- Supongo que al final lo que prima es adaptarse a las situaciones. - convino- Entonces, ¿luchaste bajo la bandera del imperio contra esa chusma venida a más? - preguntó, con curiosidad, llevándose otro sorbo de su bebida a los labios.

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Sonrío visiblemente al comprobar que a Seretide tampoco le gustan los Thalmor, pues es algo que tenemos en común. Contesto a su pregunta de inmediato:

 - "Sí, luché en el frente contra ellos por meses. Titus y yo eramos hombres del escuadrón dirigido por Hadvar el Tenaz, antes de que se volviese thane de Carrera Blanca y administrador de Helgen. Gracias a él estoy aquí."

Cosa que digo no solo porque más de una vez me salvó la vida, sino porque verlo y servirle otra vez fue lo que me motivó a venir a Skyrim. No muchos recién salidos de la academia y enviados al frente de la guerra pudieron vivir para contar sus historias. Si bien, tengo varios motivos además de Hadvar para venir a Skyrim, el resto son cosas de las que aún no sé si acercarme a indagar o huir definitivamente.