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16 de Fuego del Hogar, Tarde.

- Así que por eso estás aquí.-concluyó, mirándolo, con curiosidad- Supongo que es un buen motivo. -concluyó, apurando su bebida- Los Thalmor consideran a mi gente como poco más que a una manada de traidores herejes que comparte con ellos, para su desgracia, antepasados ancestrales.-suspiró- Si bien esto ha sido genérico entre todos los altmer, con los siglos, estas presunciones pueden haberse suavizado un tanto, no siendo éste el caso de los Thalmor. - explicó.

6 de Helada, Noche

Sonrío ante la respuesta de la dunmer haciendo un gesto con la mano para que les sirvieran, lamentando que a esas hora solo estuviera Rodegar atendiendo y no su preciosa hija, mientras se sentaba a la mesa.

El vino, como en todo, debe ser el idóneo para disfrutarlo y ambos sabemos que aquí no lo vamos a encontrar – respondió bajando el tono divertido – por eso prefiero el aguamiel o el ale, uno puede ser menos exigente.

Para mi será un placer hablar en tu lengua – entono en dunmeri con un marcado acento bretón – más si así puedo perfeccionar su uso – le guiño un ojo a la belleza de ébano y se acomodo en su asiento.

Aprovechándose del interés que Eldrid mostraba por la pequeña Danna, la había dejado otra noche a su cargo pero en esta ocasión no había logrado conciliar el sueño pues los recuerdos y remordimientos se lo habían impedido. A pesar de todo procuraba que su rostro no reflejara esos sentimientos, llevando por disfraz su inseparable sonrisa socarrona.

Quisiera decir que tu delicioso perfume me ha guiado hasta tu mesa – rió suavemente mientras Rodegar llegaba con las bebidas, agradeciéndoselo – lo cierto es que no era quien a conciliar el sueño y al verte aquí he visto la oportunidad de agradecer tu ayuda en el asunto de Roca Huerfana – se encogió de hombros tomando su jarra – eso es todo…pero dime ¿Cómo a acabado alguien como tú en un lugar como Helgen?

2 de Helada, Noche

Cuando Einar le presenta a su acompañante, le tiende la mano estrechándosela.

Encantado – saludo al legionario, sonriendo ante la presentación de Einar – tampoco es para tanto, simplemente evite un mal mucho mayor actuando como debía hacer

Cuando le pregunta por Danna la expresión afable y sonriente de Aster se ensombrece brevemente antes de forzarse a vestir de nuevo su sonrisa despreocupada.

Se encuentra bien, gracias por tu interés. Llevara un tiempo que vuelva a ser la misma de antes, tras todo lo sucedido…- aunque no estaba seguro de que aquello fuera posible – esas malditas brujas acabaran pagando por lo que le hicieron…a su debido tiempo – tomo un largo trago de su jarra y guardo silencio unos instantes, tomando aire y soltándolo por la nariz volvio a hablar algo más calmado – ahora está al cuidado de la joven Eldrid, se ha ofrecido a cuidar de ella esta noche, dándome un respiro…imagino que al igual que el resto de los que se hospedan en la posada habéis escuchado los gritos provocados por sus pesadillas algunas noches – su tono de voz se fue apagando al pensar en ello

Por suerte y gracias al tutelaje de Eisya cabello dorado, poco a poco estas habían ido espaciándose hasta casi convertirse solo en malos sueños. 

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Lo que me cuenta Seretide de la postura de los Thalmor hacia los Dunmer no es algo que conociese. Me parece algo que aquellos desgraciados podrían creer de quienes son a claras vistas sus parientes cercanos:

 - "Ellos eligen odiar y menospreciar a todos a su alrededor. La opresión es su respuesta a lo que consideran distinto."

Pero entonces pienso en como el Imperio también oprime, incluyendo a la gente de esta misma nación, como hizo con los Capas de Tormenta, como hizo con mis padres. Mantengo silencio mientras entiendo que en realidad todos solo conocen de ambición y opresión. Pocos son inocentes de imponer.

Pero consigo rápidamente despertar de mi epifanía y le pregunto a Seretide para cambiar de tema:

 - "¿Y qué te trajo a Skyrim? Imagino que no el clima."

Sonrío un poco pues si hay algo que mi país tiene, es una porquería de clima frío e inhóspito, donde me imagino que muy poco gente quiere vivir. Eso, sin contar lo difícil de los accesos y las montañas, que aíslan todo en esta nación, manteniéndola dividida y segregada, una de sus grandes debilidades.

2 de Helada, Noche

Se nota que Aster está preocupado por su pequeña pues todos hemos oído como grita en medio de la noche y eso no puede dejar a ningún padre tranquilo. Son signos de lo herida que la pequeña Danna quedó después de su cautiverio, más por dentro que por fuera. Algo no más fácil de sanar.

Le sonrío antes de contestarle:

 - "Debes estar tranquilo. Los niños sanan todas las heridas. Ojalá nosotros sanásemos tan rápido. Ahora te tiene a ti y a todos quienes les apoyamos. Ella encontrará la paz para continuar. Y esas brujas pagarán tarde o temprano."

Y ojalá lo hagan con el filo de mi hacha, pues no perdonaré a esas aberraciones por el daño que le han hecho a la pequeña, así como la afrenta propia de tenderme una trampa en la caí y que casi me costó la vida. Criaturas como esas no merecen respirar el aire de nuestro mundo y no descansaré hasta encargarme de que dejen de hacerlo.

2 de Helada, Noche

Que Kyne te escuche –realmente su deseo de que Danna volviera a hablar y actuar como la dulce niña que recordaba antes de partir a la guerra – lo que sí puedo asegurar es que esa bruja encontrara su final bajo mi mano…pero no ensombrezcamos este momento con tales pensamientos – dijo alzando su jarra y dando otro sorbo – cuéntame ¿cuál es vuestra historia Legionarios? ¿Cómo habéis acabado en Helgen? 

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

- No son los únicos que eligen odiar y menospreciar, por desgracia.-dijo, algo más seria, suspirando, dedicado una mirada, casi de lástima, a su copa vacía.

Observó entonces a Einar, encontrando su expresión súmamente pensativa, para su sorpresa. Algo sin lugar a dudas cruzaba su mente, pero no quiso entrometerse. Calló, hasta que sus palabras la hicieron reir de buena gana- No, en absoluto. El clima no es un motivo.-convino- Eso es algo que llevo un poco mal.-confesó, apoyando un codo sobre la mesa, alzando una mano para apoyar la barbilla sobre la misma, mirándolo un poco más de cerca- Hace tiempo que dejé de tener un sitio al que llamar hogar, por decisión propia. Y desde entonces suelo pasar unos años aquí, otros allá, unos meses en este sitio, y otros tantos en este otro... Siguiendo tan sólo el instinto, y las ganas que tenga de ir en una dirección o en otra. -explicó, encogiéndose de hombros.- Diría que el hecho de que me encuentre aquí quizá fue producto de un fuerte instinto. O del mismísimo destino. ¿Quién sabe? -dijo, esbozando una sonrisa ladeada- Dejémoslo... En que debo estar aquí. Por alguna razón que hasta yo misma no termino de entender. 

2 de Helada, Noche

Sonrío a la pregunta que Aster nos hace. Miro a Titus y le respondo:

 - "Bueno, nos criamos desde pequeños en la academia de la Legión, en Ciudad Imperial y servimos bajo las órdenes de Hadvar en la guerra contra los Thalmor. Cuando nuestro servicio allí cesó, pedimos ser transferidos para acá. El thane fue como un padre para nosotros y le debemos la vida, por lo que quisimos seguir bajo sus órdenes y poder echar raíces aquí. Al fin y al cabo, soy nórdico y mis antepasados eran de acá. Titus quiso conquistar nórdicas."

Me río con mi amigo, pues todos saben que es un mujeriego y que, aunque la amistad y camaradería nos ata, el motivo expuesto no es menor para él. Luego miro al bretón un poco más serio antes de preguntarle:

 - "¿Qué hay de ti? Me dijeron que me sanaste con algún tipo de magia, pero no tienes el tipo de un hechicero."

No soy ningún tipo de experto en magia y sus tipos, pero me llama la atención que haya sido capaz de salvar mi vida con un poder que no sé qué lo invocó. No sé a que clase de estudio o adoración le debo que siga respirando y es algo que me gustaría saber.

16 de Fuego del Hogar, Tarde.

Lo que cuenta Seretide es extraño, pero siempre he sabido que quienes son capaces de usar la magia también son capaces de ver cosas que a los ojos de los simples como yo se esconden. Lo importante es que si ella cree que debía estar aquí es porque así es y no creo que una mujer con su edad e historia confíe en un instinto que no le haya ya demostrado cierto grado de certeza.

Le sonrío antes de hablar:

 - "Bueno, lo importante es que ahora estás aquí y podemos compartir algunas cosas buenas, como esta charla."

Me quedo un momento breve mirándola, un poco pegado, antes de pararme de golpe y continuar, despertando de la ensoñación:

 - "Tengo que ir a entrenar. Ha sido un placer hablar contigo y espero que nos veamos pronto. Hasta la vista."

Le hago un pequeño asentimiento mientras le sonrío, para luego darme vuelta y salir del lugar, mientras intento terminar de volver en mí.

"¡Joder, su belleza realmente es hipnotizante! Unos minutos más y hubiese actuado como el depravado de Titus. Menos mal que tengo algo más de sentido y compostura que él."

Salgo del lugar, buscando a Titus también para poder entrenar un rato. Necesito darle unos cuantos golpes para descargar este exceso de energía que me ha dado. Nada como ejercicio y agua helada para enfriar los pensamientos de un soldado.

2 de Helada, Noche

Ya veo…- observo con curiosidad el entusiasmo de Einar al relatar su carrera y viendo la admiración y respeto hacia Hadvar en su mirada así como en sus palabras – echar raíces es una noble proeza, espero que tengas éxito en ella – luego sonrío a su compañero – la tuya tampoco no esta exenta de peligros joven Titus, sobre todo dado el poco número de nórdica disponibles en Helgen -  rio por lo bajo tomando otro largo trago de su bebida, al no deber permanecer de guardia aquella noche se estaba permitiendo beber a un ritmo mucho más ligero que si tuviera que cuidar de Danna.

Con sus labios aún sobre el recipiente alzo las cejas mirando a Einar y atendiendo a su pregunta acerca de él, la seriedad de la cuestión le indico que debía ser sincero con él. No había motivo para ocultar su condición, a fin de cuentas Hadvar ya estaba al tanto y pronto el resto de Helgen lo sabría ya que había creado rápidamente un lazo de cordial amistad con Britta y la sacerdotisa de Kynareth.

¿eso parece? Jeje…bueno es porque no soy un hechicero joven Einar – soltó el aire por la nariz dejando la bebida sobre la mesa y acomodándose en su asiento -  tan solo soy un viejo ermitaño conocedor de la naturaleza…bueno era un ermitaño – bajo la vista sumido en un recuerdo que le dibujo una expresión melancólica en el rostro – ahora soy un padre que conoce lo suficiente el mundo que lo rodea para sanar las heridas de un cuerpo maltrecho o que han frito como un pollo…- soltó retomando la respuesta con un toque de humor – respondiendo más directamente a tu pregunta, si es lo que quieres saber soy un Druida. Que estaba en el lugar indicado y que ahora busca comenzar una nueva vida con su pequeña, al que no le debes nada por lo que hizo

2 de Helada, Noche

Las palabras de Aster me dejan un poco confundido pues aquel término no me es familiar. No demoro la pregunta y se la hago saber de inmediato:

 - "Lo siento, amigo, pero no sé qué es un Druida. Si bien me queda claro que eres capaz de usar magia y sabes de la naturaleza, pero no sé en qué crees o de donde proviene el poder."

Hago un gesto de negar con la mano antes de continuar:

 - "Bueno, no tienes por qué hablar de ello si no quieres. Me basta aquello que ya sé."

Bebo de la cerveza pues no la había tocado en nada y ya tenía sed de tanto hablar. Miro a Titus, que no pierde tiempo y bebe con ganas mientras sus ojos se posan en todas las mozas cercanas de forma intermitente, intentando no perderse nada de cada una de ellas. Niego con la cabeza y vuelvo a beber.

2 de Helada, Noche

No era de extrañar que el joven Nordico no supiera nada de los suyos, ya quedaban pocos y normalmente prefería la soledad o las comunidades pequeñas. Así que el bretón simplemente sonríe antes las palabras de Einar.

Puedes considerarme un herborista seguidor de Kynareth, aunque no creo que las creencias definan a los hombres o al menos no a todos. Y sobre el origen de mi podre…tan solo conozco mi entorno y se cómo sacarle partido – rió enigmático para si tomando otro trago

2 de Helada, Noche

La explicación de Aster es simple y me basta para entender que es alguna clase de sacerdote de la naturaleza, como una mezcla entre sacerdote y hechicero, usando energía como este último, sacado de la naturaleza, pero con el respeto del primero. Me parece algo muy bueno y útil.

Le sonrío mientras levanto mi vaso:

 - "Entonces brindo por ti, amigo mío y como tu conocimiento puede salvar vidas."

Bebo de mi cerveza, un profundo trago, para seguir disfrutando de la velada. La estoy pasando muy bien y me gusta mucho conocer más de Aster, el que ahora es parte del pueblo y un buen compañero de aventuras.

2 de Helada, Noche

Durante un par de horas las rondas fueron sucediéndose mientras  los nórdicos y el bretón intercambiaban risas y conversaciones banales, sobre los lugares en los que habían estado y anécdotas.

Lo cierto es que para Aster era una brisa de aire fresco hablar de temas sin importancia y relajarse. Pues no había tenido descanso desde el día en que había regresado a su hogar,  encontrado a su esposa muerta y descubrir la desaparición de su hija.

Bueno…creo que para mi ya es bastante alcohol por una noche – dijo apurando la ultima jarra

6 de Helada, Noche

Seretide asintió, aceptando su agradecimiento, riendo a continuación, mientras lo miraba, esbozando una sonrisa maliciosa- ¿Alguien como yo? ¿Y cómo es alguien como yo?- preguntó, apoyando el codo sobre la mesa, y la barbilla sobre la mano alzada- ¿Sabes? No eres nada original. Creo que cada uno de los hombres que han tratado de entablar conversación conmigo en privado desde que llegué a este pueblo, me ha preguntado exactamente lo mismo.-añadió, dando un trago a su bebida, con parsimonia. 

6 de Helada, Noche

Aster alzó las manos en señal de rendición.

Bueno, bueno…se ve que estoy desentrenado tratando con mujeres- admitió algo avergonzado apartandose el cabello de la cara, dejando que sus dedos se enredaran en el para terminar rascándose la nuca, pero sin perder su carismática sonrisa en ningún momento – cuando los topicos no funcionan mejor simplemente ser sincero y  ambos sabemos a qué me estaba refiriendo con la pregunta – continuo sosteniendo la mirada de la dunmer mientras inclinaba su cuerpo hacia delante, apoyando los antebrazos sobre la madera con la pinta entre sus dedos - ¿no es así? – finalizo algo enigmático enarcando una ceja al dar un trago a su bebida, sin romper el contacto con los brillantes ojos carmesí de Seretide

6 de Helada, Noche

Seretide dibujaba una media sonrisa maliciosa entonces, al observar el gesto avergonzado y escuchar la respuesta de Aster, que decidía establecer una comunicación más directa, mostrándose más claro en sus intenciones, en sus anhelos- Oh, soy bastante mala para captar las sutilezas...- mintió descaradamente, acabando por perfilarse su sonrisa de manera que evidenciaba que aquello había pasado a divertirla, aunque tampoco rompiese el contacto visual con el hombre, ni hiciese ademán de alejarse.

Por el contrario, parecía tomar aquel gesto como un pequeño reto que no pudo pasar por alto. Se inclinó ella también sobre la mesa, acercándosele, llevando una mano a su cabello frondoso, quitando un pequeño mechón rebelde que había decidido quedarse aún sobre el rostro del druida, dedicándole una mirada divertida y sugerente- ¿Por qué no me lo dices tú? ¿A qué te estabas refiriendo?

6 de Helada, Noche

En aquel aparente ambiente relajado, disfrutando del tira y afloja con la mujer, que sin duda no iba a ponerle las cosas fáciles, no vio venir el gesto de esta.

En un rápido gesto reflejo atrapo la mano de la mujer, reteniéndola con firmeza pero sin rudeza. Una expresión sombría y acechante se apodero de la mirada del druida, mientras la tensión se reflejo en su mandíbula y en las finas líneas en que se habían convertido sus labios.

Inconscientemente había comenzado a acariciar la mano de la dunmer con sus dedos, sintiendo el suave tacto de la piel de esta; estudiando con detenimiento el rostro de Seretide desde sus perfilados y carnosos labios, ascendiendo por la curva de sus mejillas hasta terminar posando su salvaje mirada en aquellos ojos carmesí.

 El gesto del bretón no había pasado desapercibido para los que aun se encontraban en la posada a aquellas horas, darse cuenta de esa atención no deseada le hizo despertar de aquella ensoñación en la que había caído ante Seretide.

Recuperando su actitud risueña, dibujando en su rostro aquella picara sonrisa torcida que hacía resaltar la cicatriz que cruzaba su labio, la observo curioso. Sin romper el contacto con la mirada de Seretide, acerco el rostro a su antebrazo ascendiendo por este con suma delicadeza aspirando el aroma almizclado que desprendía, acariciando sutilmente su piel con el vello de su barba.

Su mirada era una mezcla salvaje de curiosidad y diversión, incluso por un instante la dunmer le pudo parecer que la pupila del bretón se volvía como la de un felino para al instante siguiente volver a la normalidad.

Mis disculpas…- dijo por fin liberando su mano – no espera algo así – añadió con tono burlón irguiéndose en su asiento con la bebida de nuevo entre sus manos – quería decir ¿Qué hace una dunmer en Helgen? ¿Cómo has acabado en este sitio? ¿Qué te ha traído aquí? Mmm?…- terminó llevándose la copa a los labios y tomando un largo trago

6 de Helada, Noche

La dunmer dio un leve respingo, en respuesta al gesto sorpresivo del druida, que tomaba su mano, con firmeza, para a continuación observarla con detenimiento, en medio de aquel instante de silencio en el que procedió a acariciar la piel oscura y suave de su antebrazo. En el que procedió a acariciarla, con la sombra áspera de su barba, frotando su rostro, y aspirando su aroma, en un gesto que se le antojó tremendamente felino, y en cierta manera, asalvajado, pero que sin lugar a dudas provocó un profundo escalofrío que recorrió su espalda y erizó su vello. 

En un gesto que oscureció sus pupilas, y provocó que su respiración ahondase mientras el tacto de sus dedos, de su barba, se prolongaba, hasta que finalmente su extremidad era liberada.

Lo observó beber entonces, dar un largo trago, dando buena cuenta del modo en que lo hacía mientras mordía distraídamente su labio inferior, liberándolo, despacio, y procediendo a tomar ella misma la copa que acababa de usar su acompañante, a pesar de que la suya se encontrase llena, mirándolo fijamente antes de llevársela a la boca carnosa, y entrecerrar los ojos, apurando aquello que aún pudiese contener. Sus labios quedaban así humedecidos, y su sed en parte aplacada, mientras una gota traviesa de uva fermentada rodaba por su mentón y descendía, dibujando la suave curva de su cuello.

- Bueno...- dijo, finalmente, rompiendo aquel silencio, depositando con cuidado la copa, de nuevo, frente a él.- Si te dijera que estoy aquí... Porque algo me decía que debía estar aquí, ¿me creerías?- añadió, con seriedad, antes de irrumpir una media sonrisa en su rostro- Te diría que me encanta pasar frío. Que disfruto habitando en un pueblo de gente que mayormente me mira con desconfianza, o que la vida frugal y aburrida de las montañas me apasiona. Pero ambos sabemos que es mentira. - suspiró, finalmente, mirándolo aún con aquellas pupilas oscurecidas- Dime, ¿a qué huelo exactamente?- preguntó, con curiosidad malsana. 

6 de Helada, Noche

El bretón no fue consciente de la imprudencia de su gesto hasta que la mujer le arrebato la copa de entre sus manos, sin dejar de mirarlo fijamente con aquellos rubís que tenía por ojos, apurando el contenido de esta. Mantuvo la compostura mientras seguía aquella gota, que de sus labios húmedos descendía en sinuoso camino por su esbelto cuello, sin tan siquiera respirar. Acto seguido hizo una señal a Rodegar, que no perdía detalle desde la barra, pidiendo otra copa pues sin duda iba a necesitarla si quería salir indemne de la situación con aquella mujer.

Jamás pondría en duda un augurio o la intuición femenina – respondió con la misma seriedad que ella, inclinando la cabeza con respeto pero sin borrar la sonrisa burlona de sus labios.

Su atención permanecía en cada gesto de la Dunmer, le parecía un ser fascinante, había tenido ocasión de tratar con los suyos pero jamás en un ambiente tan…distendido.

¿eso quieres saber? – respondió con tono socarrón inclinándose sobre la mesa, apartando la copa vacía y juntando las manos al frente aspirando profundamente la nada – mmm…me temo que el brebaje de Rodegar a bloqueado por completo el aroma de tu piel… - torció el gesto de su boca, pensativo o al menos fingiendo que pensaba – aunque si tanto interés tienes.. tal vez..solo debería…- hizo el ademan de ir a acercarse a ella, con la mirada fija en su cuello, aspirando suavemente el aire entre ellos, pero entonces se separo irguiéndose en su lugar con un brillo malicioso en los ojos y la seriedad en el rostro – no, no son maneras de tratar a una dama por parte de un caballero…quizá ¿en otra ocasión?

Trato de mantener aquella actitud seria, algo solemne pero en cuanto fijo su mirada de nuevo en el rostro de la Dunmer no pudo evitar que una abierta y divertida sonrisa iluminara su rostro. Evitando que una risa se escapara mordiendo parcialmente la comisura de su labio inferior.