Partida Rol por web

Ramiel se encogió de hombros.

-Está bien, lo haré con calma, no quiero que sufráis un infarto.

Con deliberada calma, extrajo sus ganzúas del bolsillo, deshizo el nudo de la cuerda y abrió el paquete. Eligió la que más le pareció adecuada, observó la cerradura durante más tiempo de lo habitual y luego se inclinó para empezar a forzar.

Le habían rodeado y eso era malo. El golpe que le dieron dolía, pero más iba a doler el siguiente. Tenía que salir de ahí como pudiera y lo hizo teleportandose a la espalda de una de aquellas hienas. Si se la cargaba de un golpe tendría posibilidades. 

Realizó una maniobra, una por la que ers muy conocido y trató de ensartar al bastardo. Y lo hizo, pero no cayó.  Estaba realmente jodido, pero todavía no le habían matado. Esperaba vivir un poco más para tener la oportunidad de cargarse a esos piojosos.

Fracasaste, como de costumbre. Hastiada por tu incompetencia, Nahyeeda soltó un gruñido de impaciencia y señaló la cerradura, que estalló en mil pedazos.

Casi sufriste un infarto cuando abriste la puerta y viste lo que le esperaba al otro lado: dos criaturas que semejaban ratas gigantes de pelo hirsuto y sucio, pero que se alzaban sobre sus dos piernas como los seres humanos. Estaban ataviadas con camisotes de malla, y tenían las espadas cortas preparadas para vuestra llegada. Una de ellas tenía cogida a Najda, y su espada corta apretaba su garganta, a punto de hacer saltar una gota de sangre.

Parecía que la Madame sí que permitía que los Luskanitas portaran armas en su local.

—¡Quieto, desgraciado! —dijo el hombre-rata con voz estridente—. ¡O matamos a tu ayudante!

Ramiel se puso en pie y levantó las manos después de guardar sus ganzúas en mal estado. Necesitaba unas vacaciones. Había supuesto que trataba con licántropos de otra clase, no de algo tan horrible como unas ratas apestosas.

-Vamos a calmarnos todos -dijo sonriendo-. Solo he venido a hablar con Flaco porque creo que todo esto es un malentendido. Dejad a Nadja y hablemos como personas civilizadas que somos.

—¡Ven aquí, escoria humana, te voy a enseñar a pelear!

Tezzork y sus Mestizos Salvajes volvieron a rodearte. Sentiste como los huesos se partían cuando te golpeó con esas barras unidas por la cadena. Otro de los mercenarios te sacudió también. Te estaban pegando una paliza de aúpa.

Tezzork se mueve (por dentro de la taberna) y se coloca en posición de flanqueo. Ataca, golpe. Daño: 32.

Gnoll ataca pero falla. Los otros dos gnolls mueven y atacan, uno falla y otro acierta haciendo 11 puntos de daño a Wido.

(18) Tezzork: ileso (furia)
(15) Mercenarios de los Mestizos Salvajes: N16 tiene 30 daños y N17 tiene 17 daños, el otro está ileso.
(13) Wido: 12/68 (Baile de la araña)

Wido sabía que no estaba en la mejor de las situaciones, pero no se iba a ir de allí sin matar al menos a una o dos de aquellas cosas. Lanzó un ataque contra la que acababa de herir pero éste impactó contra el muro.

- ¡Putas bestias carroñeras! - Les gritó. - ¡Seguidme si podéis! - Soltó una carcajada. Aunque podría ser la última.

Acto seguido volvió a utilizar sus tobilleras mágicas para desaparecer de la vista de todos y volver a aparecer encaramado en la cornisa del edificio. Así evitaría el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Cosa que podía salvarle la vida. Aunque esos bastardos llevaban arcos. Con eso podrían hacerle daño.

Los gnolls soltaron sus armas y sacaron sus arcos compuestos. Extrajeron sus flechas del carcaj y dispararon contra ti. Una, dos, y hasta tres flechas silbaron a tu alrededor, chocando contra la fachada con estrépito. Reías como un maníaco, sintiéndote intocable, realmente bendecido por Tempus y, de pronto, una flecha se te clavó en las tripas.

El tiempo se detuvo, sentiste como el dolor lacerante se extendía por todo tu cuerpo magullado. Habías estado en suficientes batallas para saber que era una herida mortal, pero también habías sobrevivido a muchas batallas, y no pernitirías que esos hijos de una hiena te mataran. ¿O sí? 

Wido estaba al borde de la muerte. Pero tenía todavía otro as bajo la manga. Al menos uno. Su cinturón de curación que de tantas le había sacado. 

- ¡Resanigu min! - Formuló la palabra de mando y sus heridas comenzaron a sanar rápidamente. 

Seguía estando totalmente a merced de aquellas bestias sanguinarias con cara de hiena, olor a hiena y pulgas de hiena. Pero entones, una de ellas cayó al suelo. Acababa de morir. ¿Por qué? Wido supuso que la herida que le había causado había logrado desangrarle. Una buena noticia al menos.

El norteño comenzó la escalada por la fachada de aquel edificio. Con suerte llegaría a la cima antes de que más flechas fueran disparadas hacia su persona. Pero no. Cuando le quedaba nada para alcanzar su salvación. Escuchó el característico silbido de las flechas. Ya estaban otra vez dando por culo esos malditos perros del infierno.

Lilandra calculó la distancia y cuando el Gnoll más cercano estuvo en su rango de carga se lanzó hacia adelante.  El movimiento hizo que el manto cayera al piso revelando su figura enfundada en metal, sus ojos reflejaban una determinación absoluta, su voz sin embargo sonó pastosa, como si hubiera estado tomando... y mucho - ¡¡DEGÜELVE a mi DRAMI, PEdgra!! - gritó mientras corría y tomaba su mazo con la diestra y llevando la rodela por delante con la siniestra.

El golpe pareció torpe al principio, un arco ascendente que parecía que no llegaría a impactar, pero que terminó conectando con el bajo de la mandíbula de primer hombre hiena con un sonido seco. 

—¡Oh, sí! ¡Flaco vendrá! ¡Je, je, je!

Se escuchó el retumbar de las botas sobre el piso superior, corriendo a toda velocidad.

—¡Está de camino, Ramiel! —dijo el hombre-rata lamiendo su corta espada—, tú sólo espera y vendrá.

Najda forcejeó, pero el hombre rata le tenía bien cogido. Nahyeeda, apretada contra la pared, te dirigió una mirada de alarma. Contra dos licántropos aún podíais maniobrar, pero si llegaba Flaco con toda la banda...

En el salón del burdel, Sarah vio como el Flaco y sus hombres salían a toda prisa de las habitaciones del piso superior. Sumó dos y dos, y lanzó un sonoro y característico silbido que hendió el aire por todo el burdel. Su tripulación salió surgió de todas partes de la Vista Nocturna, acudiendo al reclamo. Sólo hizo falta un gesto de la capitana de la Diosa Fortuna y los piratas se echaron sobre los hombres de Flaco y empezaron a llover los puñetazos y las patadas.

Con parsimonia, contoneando las caderas, Miss Sarah Fortune bajó las escaleras...

De vuelta a las habitaciones, el tiempo pasaba y los refuerzos prometidos no llegaban. El hombre-rata no parecía tan confiado ahora y rebullía inquieto en el sitio. Su compinche mantenía la espada en el cuello de Nadja, pero resultaba obvio que empezaba a ponerse nervioso. La genasí te urgió con la mirada a que hicieras algo y lo hicieras YA.

Las flechas silbaban a tu alrededor, como avispas furiosas, mientras tú escalabas con la facilidad de un arácnido. Una flecha golpeó la pared, muy cerca de donde tenías la mano. Otra rebotó en un tu armadura sin hacerte daño, y una tercera pasó a unos centímetros de tu mejilla para perderse en el aire nocturno. Sentiste una repentina oleada de júbilo y alivio cuando remontaste el último tramo de la fachada y te derrumbaste sobre el tejado del edificio, malherido y exhausto.

—¡Perro inmundo, te voy a matar, lo juro! —rugió Tezzork fuera sí—. ¡Vamos, arrastrad a Grerr al interior! ¡Tú, ve a buscar a Ryssa!

Los gnolls recogieron sus armas y, sin dejar de dedicar miradas furiosas hacia el tejado, introdujeron al gnoll abatido al interior del burdel.

No ha habido manera de matar a Wido ¯\_(ツ)_/¯

Había salvado la vida, que no era poco. Wido se tomó unos segundos para respirar y entonces se puso en pie y agazapado, comenzó a caminar sobre el tejado,  buscando la zona del callejón donde tenía que estar Lilandra. Quería ver como le iba a ella. Esperaba que algo mejor al menos. 

Durante unos largos y eternos cinco segundos de silencio, Ramiel pensó que moriría allí mismo o que Nadja acabaría desangrada a sus pies si Flaco llegaba. Y Lilandra no estaría con él para intentar salvarle la vida. Ya había muerto un hombre por su culpa y no quería que muriesen más. Necesitaba poner en orden todo el caos desatado de los últimos días antes de que fuese demasiado tarde.

Pero ya pensaría más tarde en las consecuencias, lo primordial era salir de allí cuanto antes y poner a salvo a Nadja.

Bajó los brazos y con tranquilidad, se desabrochó la chaqueta para ponerse cómodo. Incluso aflojó el cinturón. Entró en la habitación y se sentó en la silla, las manos en el regazo con los dedos entrelazados.

-Mientras esperamos a Flaco, voy a contaros una cosa -por el tono de voz, parecía que la cosa iba para largo-. Ahora solo soy un espadachín muerto de hambre que se dedica a enseñar esgrima, pero mucho antes de todo eso, fui un mercenario pirata. ¿Habéis oído hablar del Diosa de la Fortuna? Es un barco pirata que opera entre Luskan y Aguas Profundas, pasé muchos años navegando las costas, luchando, robando, extorsionando... Sí, algo como lo que hacéis vosotros, pero de verdad. Si no conocéis las historias, bueno, pronto tendréis el honor de saludar a su capitana y al resto de la tripulación, que se encuentran en la sala común haciendo lo que estáis escuchando. Cuando acaben allí, vendrán aquí, conmigo, para saber que todo va bien. ¿Sabéis? No me gusta que me amenacen ni que amenacen a mis chicas y mucho menos un tipo como Flaco. ¿Qué sabrá él de coaccionar a comerciantes? ¿En tierra firme? Por favor, no tiene ni idea; aquí no hay peligro, se esconde en un burdel, secuestra mujeres y os deja a vosotros con semejante marrón... Mis hombres nunca me dejarían solo, los piratas formamos una hermandad en la que nos ayudamos los unos a los otros. Podemos matar, robar y extorsionar, pero tenemos honor. ¿Estáis seguros de que va a venir? ¿Y si se ha marchado a la cueva que tenéis como escondrijo en la Cumbre de Kelvin? -chasqueó la lengua y siguió con el mismo tono reflexivo-. No sé, no sé de quién fiarme menos. Ay, aquí estamos... Supongo que sois conscientes de que si le hacéis un solo rasguño a Nadja, Sarah os pasará por la tabla. ¿Habéis estado en alta mar de noche? La oscuridad es absoluta y la inmensidad del océano abrumadora. No hay nada en millas a la redonda, ni un alma. Es hermoso. Y muy silencioso. Si la soltáis, tendréis la oportunidad de verlo, pero desde el interior de un barco. -Extendió la mano-. ¿Queréis uniros a la Diosa de la Fortuna?

Por suerte para Ramiel, Sarah estaba demasiado lejos como para escucharle con todo aquel estruendo que la reyerta había provocado. Los hombres-rata se tragaron la historia de Ramiel, o tal vez, simplemente, no estaban muy dispuestos a arriesgarse a que fuera cierta. El licántropo que la tenía agarrada, la soltó y tu ayudante corrió a tu lado. Estaba nerviosa, aterrada, en un estado de conmoción tal que no podía abrir la boca, pero parecía, aparentemente, ilesa.

No bajaron la guardia, empero, como si aún esperaran que hubiese tortas.

Ramiel se puso en pie para estrechar a Nadja entre sus brazos. En cuanto salieran de allí, la mujer le cruzaría la cara de un bofetón, pero ahora estaba demasiado asustada para hacer nada. Dio un par de pasos hacia la puerta, retrocediendo lentamenta con Nadja pegada a él.

-Perfecto, chicos. Habéis hecho lo correcto. Ahora, si nos disculpáis -murmuró-. Yeíta, cariño, estamos listos. Sácanos de aquí.

—¡Es esa cerda humana, matadla!

Cargaste contra uno de los gnolls y hundiste tu maza con tal fuerza que debiste partirle un hueso. El gnoll se revolvió con furia pero detuviste el golpe, y luego otro. Lamentablemente, no pudiste esquivar un tercero, y el mangual de uno de tus oponentes te golpeó en la cabeza dejándote aturdida unos momentos.

—¡Yeenoghu, protege a tu manada! —recitó la sacerdotisa.

Ryssa retrasa Iniciativa (14)

Gnoll en F15 mueve a F14, ataca y le hace a Lilandra 18 puntos de daño. Gnoll en G15 mueve a E13 dando un rodeo para evitar ado y entrando en posición de flanqueo. Ataca pero falla. Gnoll en E15 ataca pero falla.

Ryssa lanza Círculo mágico contra el bien y mueve a G14.

(15) Mercenarios de los Mestizos Salvajes: E15 tiene 10 daños, resto ilesos (Círculo mágico contra el bien)
(14) Ryssa: ilesa (Círculo mágico contra el bien)
(13) Lilandra: 33/51 (Favor divino)

Lilandra sintió el golpe y supo que un par más de esos le costarían la vida, cuidándose de no otorgar ventajas a sus atacantes, que ahora la rodeaban apoyó una mano en su pecho y oró. - Lathander protege a tu servidora y concédeme la gracia de tu sanación - Sintió cómo la luz del amanecer la cubría y sus heridas se cerraban, su dios no la dejaría caer fácilmente.

Los gnolls te golpearon con sus armas crueles dos veces más. Tu conjuro protector restallaba a tu alrededor, pero no era capaz de protegerte de la totalidad de los embates. Ryssa se unió a la refriega, lanzándote una peligrosa dentellada que esquivaste con facilidad.

Gnoll en F14 ataca a Lilandra y le hace 21-5=16 puntos de daño. De los otros dos gnolls, uno falla y el otro acierta y le hace a Lil 54-5=16 puntos de daño.

Ryssa mueve 5' y hace ataque completo (mangual y mordisco por el dominio Hambre) pero falla ambos.

(15) Mercenarios de los Mestizos Salvajes: E15 tiene 10 daños, resto ilesos (Círculo mágico contra el bien)
(14) Ryssa: ilesa (Círculo mágico contra el bien)
(13) Lilandra: 10/51 (Favor divino, Investir protección moderada 9 turnos)