Partida Rol por web

- Agente Bester para usted, jovencito. -  Le corrigió... como si no lo estuviera tomando en serio. Y no... hacia tiempo que Bester no se tomaba muy en serio a Rogers. No solo lo que decía, además lo que le habían contado, le había dejado claro lo infantil que podía llegar a ser alguien con un cuerpo perfecto, pero con un cerebro aun por desarrollar.

No era culpa suya, era culpa de los creadores, por hacer el trabajo a medias. Ya informaría sobre esto.

- Le he dicho las cosas según me han estado informando. ¿Le trasmito las quejas al Comandante Adama por lo lento que trabajan los chicos del Aurora? No... espere... - Levantó el dedo índice, con una sonrisa. - Después de sus problemas con Chacal y conmigo, me pregunto si realmente alguien de esta sala pertenece a su "equipo". No se preocupe, también existen equipos de una sola persona. Como en su caso. - Hizo una pausa, donde miró a Riddick y lo señaló con la mano abierta. - Él opina lo mismo. - Bajó la mano, era como si hubiera leido en el lenguaje corporal del convicto. - Y ante su supuesta moralidad... por favor, puede engañar a otros, pero no a mi. ¿Le apreta Smith la correa con mucha fuerza, o lo deja respirar de vez en cuando? - Lanzó la pregunta, ampliando esa sonrisa de... cabrón sin alma ni sentimientos.

Pero la contradicción que emite Rogers le hace soltar una risilla nasal, sin borrar aquella media sonrisa mientras asiente con la cabeza, apretando los labios. - Ya veo que cuando le sacan a pasear, no le sueltan mucho la correa. Cuando se aburra de su situación, venga a hablar conmigo. - Aburrida, aquella sería la única clasificación que le podría dar a esta conversación. Rogers había sido puesto a prueba. Habia sido medido, comprobado y evaluado. Y la calificación final que podía ponerle, y que ofrecería a sus superiores, sería la siguiente:

Decepción

Y sin borrar aquella sonrisa, con la cabeza bien alta, marchó para salir de allí. El hecho de que usara un paso contrario al de Rogers indicaba claramente que no seguiría sus órdenes. Pero antes de abandonar el lugar, miró a Chacal. - ¿Sería tan amable de acompañarme? Cumpliremos la misión y además, le ayudaré con lo que desea. Hoy tengo uno de esos días... amables.

- Comandante Adama, debo comentarle que la compañía del Brigada Rogers me esta comenzando a parecer... algo tediosa. No solo esta intentando imponer sus ordenes, además desea ignorar deliberadamente la información que le ofrezco. Incluso ha llegado a amenazarme fisicamente. Me alegra saber que usted es un militar de otra escuela.

Me encojo de hombros ante los comentarios del agente de la ONUG.

- Ya estoy aburrido. Cansado de que gente como usted crea saber más que nadie y piense tener derecho a juzgar sólo por lo que ha leído en un informe; harto de agendas dobles, cartas trucadas y mensajes ocultos en imágenes. No tengo ninguna queja con la forma de trabajar de la gente del Aurora, sino con la suya, agente Bester, que evidentemente gusta de dar la información sólo cuando mejor sirve a sus intereses - le digo, no refiriéndome exclusivamente a lo que pueda o no estar hablando con la nave, sino a sus palabras e insinuaciones en los últimos minutos y a todo lo que evidentemente no ha considerado discutir conmigo antes.

Aprieto la mandíbula cuando hace algún comentario sobre la supuesta correa de Smith en el gesto más tenso que he demostrado desde que pisé el Aurora por primera vez. Sólo el momento en el que conocí a Smith fue tan desagradable como esta conversación.

- ¿De verdad piensa que trabajo para Smith? - pregunto. - Creo que debería leerse sus informes otra vez, Bester. Si bien hasta hace poco era capitán en las tropas de WY, fui transferido a las órdenes de la ONUG antes de empezar a esta misión... - Una sombra cruza mi mirada, mientras la clavo en el hombrecillo con intensidad. - Pero usted no tiene ni idea de lo que es una correa, ¿verdad? Salvo cuando la agarra con fuerza para manejar a su gente. - Alfred me aburre en sobremanera, recordándome demasiado al director Pierce y a Smith con sus juegos. Sin embargo, mi explicación va casi más dirigida a Riddick que al hombrecillo. - Pero hace tiempo que colaboro con Adama para que mi trabajo sea completamente independiente. Por supuesto, discrepo con él comandante cuando creo que debo hacerlo, es parte de nuestro acuerdo, pero le aseguro que no tanto como lo hacía con mis anteriores oficiales. Seguramente por eso no les molestó demasiado librarse de mí.

Sonrío sin ningún tipo de alegría cuando habla del tercer hombre que está mirándonos, probablemente con gesto divertido.

- Creo que si Riddick tiene algo que decir, lo hará sin necesidad de que nadie hable por él - señalo cuando indica que comparte su opinión. - Hasta ahora el único problema - repito la palabra del agente - que hemos tenido ha sido sobre la opinión de utilizar fuerza letal. Claro, al principio yo también cometí el mismo error que usted, es difícil no juzgar a alguien por el informe escrito en un papel, pero hace tiempo que superamos eso - le digo mirando un momento al hombre con el que he pasado casi todo mi tiempo últimamente.

Suspiro, cansado, y termino de hablar.

- Lamento si soy una decepción para usted, pero no es ese el motivo por el que estoy aquí y, sinceramente, visto lo visto me importa bastante poco. He venido a rescatar a unos compañeros, y este tipo de discusiones no sólo son completamente inútiles sino que además retrasan nuestra misión.

Me echo a un lado y espero a que Riddick abra el camino. Casi resulta paradójico que deje que sea un proscrito quien guíe en esta misión, por mucho que fueran las órdenes del comandante, pero es aún más extraña la sensación de saber que yo mismo le habría elegido para hacerlo. Niego con al cabeza al ver cómo Bester se aleja en dirección contraria a la que yo había hecho un gesto antes, y espero, no sin cierta inquietud, la intervención de Riddick esperando que se zanje este asunto y nos movamos de una vez.

- No sabes nada, Rogers. No creo que trabaje para Smith. Sé que trabaja para Smith. Esta de la mierda de su jefe, Smith, hasta el cuello. ¿O ahora me negará que salió de un tubo de ensayo? ¿Hablamos del programa de supersoldados delante del Reo o lo dejamos para otra ocasión? Como ya le he dicho, cuando le interese salir de esa fantástica órbita, hágamelo saber y colaboraremos. - En todo aquel rato, no dejó de tener esa actitud divertida, como si todo aquello le hiciera gracia. Como si Rogers no fuera más que un títere de una divertida sátira que era reflejo de lo que ocurría en el ámbito galáctico.

- Cuando decida dejar de ser una veleta a merced del viento más fuerte, hágamelo saber. Cuando decida ser libre, hágamelo saber. Usted piensa que es un héroe. Pues portese como tal de una vez y deje de hacer el payaso. La ONUG es una furcia que baila al ritmo de las palmas de las compañías. Deje de seguir el ritmo a golpe de puntapié y centrese en lo realmente importante.

Levanto las cejas, sorprendido por la actitud infantil de Bester a pesar de ser parte de lo que me recrimina.

- Nunca he negado mi origen, ni tengo por qué avergonzarme de ello u ocultárselo a Riddick o a ningún otro, aunque no creo que éste sea el mejor lugar para discutirlo - le digo intentando hacerle entrar en razón. - Veo que al menos entendió esa parte de su informe, porque si a pesar de lo que ha leído piensa que sigo tabajando para Smith o para WY, parece evidente que su capacidad de comprensión desapareció bajo una inmensa capa de prejuicios.

Niego con la cabeza, ya cansado del agente.

- Estoy convencido de que el pedirle ayuda alimentaría su enorme ego, Bester. Pero lo único que está demostrando es que no es diferente a Smith o a cualquier otro miembro de una corporación... Llevo cinco minutos diciendo que vayamos a por Pentecost y sus hombres, porque para mí ellos son lo importante. Pero en vez de eso se empeña en discutir conmigo mis supuestas lealtades, de las que lamentablemente no tiene la más mínima idea; mi origen, que seguramente perturbe su sensibilidad dado que obviamente no tiene la más mínima idea de qué es la moral, y mis supuestas actuaciones como payaso cuando el único comediante de feria es usted con sus jueguecitos de cartas. - Bajo la mirada finalmente, sabiendo que no debería entrarle al trapo. No es el momento ni el lugar. Desgraciadamente algo así era previsible cuando el comandante decidió dividir el mando para no dar más peso a ninguno de los tres en la misión y Riddick, que debería estar liderando la infiltración, no ha querido intervenir en esta disputa.

- ¿Quiere que colaboremos? Perfecto. Pongámonos en movimiento de una maldita vez y cuando volvamos los seis al AURORA en esa maldita lanzadera hablaremos todo lo que necesite. Solos, con Adama o delante de toda la tripulación, me es indiferente.

Sabia que no necesitaba que le mirase, Su lectura mental probablemente fuera lo bastante fuerte para no necesitarlo, pero por si acaso le mire a los ojos. Esperando que entendiera lo que quería. - Veo que no soy el único que disfruta puteando al supersoldadito con el tema de su moralidad, sus principios y el amo que tira de su correa. - Resultaba gracioso ponerle súper al diminutivo, una broma pesada simplemente. Ademas de poder constatar que había alguien mas que lo encontraba gracioso. - Aun así, creo que lo mejor es lo dicho. Rogers tiene que ir abajo y nosotros arriba. Solo falta ver como se tomara alguien acostumbrado a dar ordenes, un "capitán", a recibirlas... sobretodo cuando no esta de acuerdo con ellas. - Sonreí mientras avanzaba cuando una ultima pregunta se expreso en mi mente. - Por cierto... ¿Qué es lo que quiero Bester?

"Ahora" comenzaba a reconocer cosas. "Ahora" comenzaba a decir que si. Si seguía tirando del hilo, allí, en aquel lugar, estaba seguro que acabaría hasta reconociendo que tenía las rodillas desolladas de ponerse delante de Smith. Era lamentable, y la imagen, grotesca. Negó con la cabeza, con aquella sonrisa que dejaba claro que estaba riendose de las palabras del supercapitán planeta. Pero quizás lo que más gracia le hizo fue cuando dijo que él  estaba diciendo de ir a por los chicos del Aurora.

Era patético.

- Llevo cinco minutos diciendole donde estan, pero prefiere... demostrar que usted, con su perfecta dentadura es mejor que nosotros y quien debe dar las ordenes. Y mis jueguecitos de cartas me permiten mucho más de lo que cree. Me permiten saber que habló con Agathon en la lanzadera. O que esta cuestionando sus lealtades ultimamente. - Se llevó los dedos indice y corazón a los labios, como si estuviera pensando en algo. - Puede que usted tenga otras maneras, pero yo combato el fuego con fuego. Algunos nos convertimos en monstruos para luchar contra los monstruos. Y claro que hablaremos. Cuando se aburra, cuando se canse... Cuando estemos de vuelta al Aurora, hablaremos. Le dejaré entrar al juego. Y podrá demostrar si siente tanto asco como dice por Smith... - Entonces, inesperadamente, amplió la sonrisa de una forma casi grotesca. - ...y por Pierce. - Casi tuvo que ahogar una carcajada, mientras echaba a andar. No... aquella conversación había llegado a su final.

- Por aquí. - Señaló el pasillo.

- No cederá y no le abandonará. Lamentablemente tendrá que venir con nosotros, así que será mejor que acabemos rápido. - Hizo una pausa mental, negando con la cabeza. - Usted quiere hablar con el Kaiju ¿Cierto? Digame... ¿Porque quiere hacerlo? Y antes que diga nada, si, podría buscarlo pero quiero que quede claro que no hacerlo es un gesto de confianza.  -

Voy buscando si hay formas de vida con las que vamos a cruzarnos.

- Tenemos que ir por este pasillo. - Señaló el pasillo en cuestión. - No nos encontraremos a nadie. Ma adelante debe haber algún tipo de gran sala, con mucha gente. No estan organizados, posiblemente tripulaciones de diferentes naves. Si entramos hablando de... ¿De que hablan los mundanos? - Se giró, a mirar a la pareja de enormes hombres que entraban con él. - ¿Deportes? Deportes mismo. Y tu. - Señaló a Rogers. - Serás el capitán. Tu. - Señaló a Riddick. - El artillero y yo seré el timonel. El nombre de la nave, Agamenón. ¿Alguna duda? - Levantó el dedo, por si alguno iba a hacer la pregunta obvia. - Por si alguien pregunta. - Acabó por decir, anticipandose a la posible pregunta de porque.

Viendo que el joven informático no parece responder a mi petición ni a lo ocurrido, algo que debe de haber visto, me acerco a su posición sin disimulo pero tratando de no mostrar mis intenciones.

Quiero ver en que está trabajando exactamente, que le hace estar tan distraído.

- El Brigada Rogers es un hombre de férreos valores e ideales, aunque intentar razonar con él muchas veces es más complicado que enfriar el sol. Pero es un buen hombre. Trate de hacerle entrar en razón y continúe con la misión. Creo que mi nave está siendo atacada por algún tipo de mecanismo informático, hecho que me impide prestarle toda la atención que debería. Continúe informándome y trataré de hacer lo propio en cuanto resuelva los problemas de la Aurora.

Este es el momento, se dice el informático mientras la doctora Roslin y su ayudante entran en el puente y comienzan a atender a toda prisa al pobre Gaeta. Los dedos del informático se mueven a toda velocidad por el teclado mientras empieza a poner en práctica el plan.

Lo primero es tomar control de la estación orbital. Así que Gaius se pone manos a la obra, colándose por las rutas que ya había abierto en el sistema de la Olvido y poniendo a punto sus defensas. Le lleva un tiempo organizarlo todo, pero afortunadamente Roslin y Wallace constituyen una magnífica distracción. Lo cierto es que la batería de programas que tiene la Olvido a su disposición es un mal chiste en comparación con la equipación militar del AURORA. Por suerte la estación pirata ahora cuenta con un experto en redes y sistemas controlándolo remotamente.

El doctor Baltar se lanza a la ofensiva. Simulada, claro. Los sistemas de la Olvido comienzan a escanear la posición del AURORA, como si supieran qué es lo que buscan exactamente. Y con los parámetros adecuados, no tardan en detectar la ubicación del crucero de la ONUG… y en mandar un paquete de datos que tiene por objetivo colapsar el sistema. Una medida contra la que la AURORA estaría preparada… si no fuera por la cantidad de gusanos y programas residuales que Tricia y él llevan semanas escondiendo en el servidor central… 

El comandante Adama se acerca hasta la posición de Baltar para observar lo que éste está haciendo, ante la demora de una respuesta satisfactoria a su última pregunta directa. El informático parece haber entrado en un frenesí casi maníaco, tecleando instrucciones en el terminal con una docena de pantallas abiertas a la vez.

En algunas de ellas se ven literalmente multitudes de individuos variopintos que conforman la tripulación de la estación orbital Olvido, sin duda pirateadas desde sus propias cámaras de seguridad. Dichas imágenes van saltando cíclicamente de una cámara a otra, y por un fugaz instante aparece una escena en la que se reconoce el rostro del sargento Pentecost, Ochoa y Agathon sentados a una mesa y rodeados de hombres con aspecto de matón, algunos fuertemente armados. Con todo, parece un interrogatorio relativamente cordial... incluso hay algunos vasos sobre la mesa. De modo que, si esa imagen es en tiempo real, están fuera de la lanzadera y retenidos, pero siguen vivos y en buen estado de salud...

Otras pantallas sin embargo muestran planos de diferentes niveles de la estación orbital, con determinadas secciones remarcadas en diferentes colores, con lo que parece ser la localización de sus sistemas de sensores, muelles de lanzaderas, compuertas de seguridad y otros detalles técnicos...

Y un tercer grupo, posiblemente el más numeroso, está constituido solo por líneas de código que resulta indescifrable para cualquiera sin conocimientos informáticos muy específicos. Las líneas se van escribiendo a una velocidad inaudita, añadiéndose sin cesar a todo el bloque previo, como si estuviese volcándose un programa de grandes dimensiones.

Puede que Adama fuera a exigir más explicaciones al respecto, o puede que Gaius Baltar estuviese a punto de completar algo de lo que está haciendo y se molestase por fin en articular palabra, para comunicarse con seres humanos en lugar de con máquinas... pero antes de que nada de eso ocurra, una alarma empieza a sonar en el puente de mando con un sordo zumbido intermitente, mientras unas luces parpadeantes de color rojizo se encienden en todo el perímetro: la alarma de ataque informático.

Arqueo una ceja al escuchar a Bester, pero no tiene sentido seguir discutiendo, ni tengo ganas de hacerlo. ¿En qué momento he dicho que yo deba dar las órdenes? ¿Cómo una persona supuestamente inteligente puede malinterpretar tanto un comentario? Si fuera una misión de asalto probablemente sería de los más adecuados, pero en este tipo de infiltración está claro que no. De hecho, antes de salir pensaba que debería haber sido él quien estuviera al cargo, sobre todo cuando nos informó de que tiene comunicación directa con el AURORA. Desgraciadamente, se ha encargado de demostrarme que no es una persona apta para el mando.

Abro la boca cuando menciona a Agathon, pero aún así me mantengo en silencio. Es curioso que necesite poderes de pitonisa con sus cartas para deducir que dos personas en una lanzadera siempre intercambian algunas palabras. Más allá de eso, sólo recuerdo haber hablado más tiempo con el soldado cuando instalaron el ReoBox a Riddick. El hombre protestó y, por mucho que estuviera de acuerdo con él, le recomendé que guardase fuerzas para discusiones en la que pudiera hacer algo. ¡Tenía que haber hecho caso a mi propio consejo hace unos minutos, ciertamente! Pese a todo, sigo pensando que Agathon sería un buen suboficial y sustituto de Pentecost cuando el sargento reciba el ascenso que merece. Sin embargo, primero hay que rescatarlos, así que sigo a Bester sin decir nada.

¿Custionarme mis lealtades? Eso no es nuevo. Siempre que he tenido una discusión con Pierce ponía en entredicho su opinión y sus métodos. Sencillamente ahora tengo más espacio de maniobra, pero lo que veo fuera de WY sigue siendo demasiado similar a la megacorporación. "Monstruos para luchar con monstruos". Podía guardarse eso para Smith, ciertamente. Pero si cree que yo soy menos humano que él por haber sido creado en un laboratorio, desde luego está haciéndolo bien al dejar su humanidad por los suelos.

Cuando se canse...

Ciertamente, ya estoy cansado. De gente como Smith y Bester, que a pesar de su elevado concepto de sí mismo no se diferencia tanto del primero. Al menos el miembro de la WY sabe que es una rata y se comporta como tal, mientras que Alfred trata de ocultarlo con juegos de manos.

Es curioso, con la excepción de Adama y Pentecost, sólo me he sentido cómodo con dos personas en la nave. Lucy, con quien me da la impresión de que puedo tener mucho en común, y Riddick. Esa última relación me ha preocupado durante un tiempo, pues es la persona más diferente a mí mismo que jamás me he encontrado... y a la vez, la más parecida. Su reacción cuando quise dejar claro que no se utilizaría fuerza letal salvo que fuera necesario tal vez le haya distanciado de mí mucho más de lo que entonces había calculado, lo cual en cierto modo puede ser un alivio. Pero, ¿por qué entonces siento ese peso en el estómago cuando me mira con odio enmascarado de indiferencia?

Pero si Bester ha tenido razón en algún momento durante toda la conversación es sobre que hay equipos de un sólo hombre, y parece que yo estoy destinado a ser uno de ellos. Siempre he estado solo, por muy rodeado de gente que me encontrase. En S.H.I.E.L.D. la gente me hacía pruebas casi a diario, pero no pensaban de mí nada diferente a lo que cree Alfred. En las misiones que me han encomendado, los soldados a mi cargo me temían y respetaban, pero nunca se juntaron conmigo para celebrar el éxito. Pierce y el resto de los dirigentes que he conocido en S.H.I.E.L.D. no pueden tener una visión del mundo más diferente a la mía, y sólo el hecho de cumplir sus misiones ha hecho que me consideren una herramienta útil, aunque haya tenido que redefinir los parámetros de muchas de esas misiones según mi propio juicio, cuando se enfrentaban a mi opinión.

Pero, incluso solo, siempre he salido adelante. Y ahora hay tres rehénes que necesitan nuestra ayuda, así que es momento de centrarse. Además, parece que nos acercamos a un lugar público y Bester tiene intención de hablar... ¿de deportes? Pienso finalmente mientras enfoco de nuevo toda mi atención en la misión.

Gaius permanece ausente, presa de un trance que sólo él parece comprender. Apenas reaccionaba para mirar de soslayo cómo se llevan a Gaeta antes de que sus dedos vuelvan a moverse a una velocidad inusitada por el teclado de su terminal. Y es que el doctor Baltar se encuentra tan sumamente concentrado en la tarea que tiene entre manos que hasta parece que le traiga sin cuidado lo que suceda a su alrededor.  

Entonces se disparan las alarmas del puente, indicando lo que para él ya es evidente…

—Comandante… —le dice a Adama torciendo el gesto—, estamos bajo un ataque informático. Alguien ha detectado la intrusión y se han decidido a contraatacar.

El doctor Baltar guarda silencio durante un prolongado instante, examinando las líneas de código que desfilan a toda velocidad por el terminal.

—Es extraño, Comandante —añade con toda la sangre fría que es capaz de reunir—, porque aunque la fuente del ataque proviene de la Olvido, no se están valiendo de los sistemas del servidor central de la estación, que aún controlamos en gran medida.  

Gaius comienza entonces a ejecutar una batería de programas que mantenía en reserva, por si llegaba a darse tal eventualidad. Más ventanas comienzan a desfilar por la holopantalla, mostrando más y más líneas de código a medida que el informático aporrea el teclado a un ritmo apabullante.

—Pero no se preocupen, caballeros —una pérfida sonrisa se dibuja en el semblante del doctor Baltar, visiblemente emocionado por el desafío que quién quiera que estuviera al otro lado le estaba lanzando—, que enseguida tendré la situación bajo control. No es más que un aficionado, en comparación con un auténtico profesional. 

Más bien son ustedes los aficionados, se dice al contemplar brevemente los rostros de estupefacción del Comandante y de su perrito faldero. Qué ironía, la única persona capaz de entorpecer los planes del informático se encontraba ahora en la misma estación orbital que los “atacaba”. ¿Podría utilizar de nuevo a Young como chivo expiatorio? Lo dudaba.

Pero ya poco importaba. ¿Quién podría interponerse entre él y Tricia una vez asumieran el control de los sistemas? Si todo salía bien, él, Gaius Baltar, alcanzaría el estatus creador. Pasaría a la historia como aquel que dio vida a una nueva especie inteligente, consciente y capaz de desarrollarse a sí misma. Su nombre sería recordado por generaciones. Y lo que era más importante: cambiaría el orden natural de universo al proporcionar a una nueva forma de vida los medios necesarios para que prosperase por sí misma. Para que encontrase su propio camino. Él y sólo él sería el responsable de traer al universo un nuevo amanecer como el que nunca había conocido.

Y entre estos pensamientos, el informático decidió que era el momento de pasar a la acción.  

—Tricia, querida, el camino está despejado. Es el momento de volcar los datos en el servidor central del AURORA. 

- Realizando instalación madre en el nuevo sistema...

- Quizás no es el mejor momento para comentar esto, pero Baltar oculta algo. Y dudo que nadie sea mejor que él en temas informáticos... No sé si me entiende. Un poco extraño que justo en este momento, la nave sufra un ataque de este tipo y no sea capaz de contenerlo. No es una acusación, solo digo que... yo, al menos a día de hoy, no puedo fiarme de él. Tenga cuidado, Comandante. Nosotros ya nos hemos puesto en ruta. -