Partida Rol por web

Observó el paisaje asombrada. En cuanto vio los arcos y columnas de roca se adelantó a sus compañeros y se quitó el casco para poder verlo sin nada delante de sus ojos. Admiró las surrealistas formaciones rocosas, el denso bosque, los inicios del atardecer... aquel lugar de pronto se mostraba más bello de lo que había podido imaginar. En cuanto Silke acabó de observar, tomó el rifle para observar ella misma los nidos a través de la mira. 

-Es posible que sea algún tipo de ave... o similar... o quizá alguna criatura con facilidad para trepar. Parece un lugar ideal para alejarse de hipotéticos depredadores. Me extraña que estén tan vacíos... - usó la mira para observar otros lugares más alejados, en busca de los posibles inquilinos de esos nidos - Silke, ¿puedes tomar unas cuantas fotos? De todo lo que veas. También deberíamos actualizar el mapa. En Titán no parecían tener ni idea de esto - señaló los arcos de piedra - ¿Es el rio que aparece en el mapa, o hemos encontrado uno nuevo? - apuntó hacia el rio que se veía abajo. 

La idea de Silke de tratar de tomar una toma de la llegada de aquellas criaturas le gustaba. 

-Podriamos acampar en el borde de la espesura - señaló el camino por el que acababan de llegar - y aprovechar el claro para observar lo que ocurre. Estamos lo suficientemente lejos para que no deba ser peligroso, si no llamamos demasiado la atención. 

¿Acampar? Pero si acabamos de salir... Miraba un poco con la boca abierta todo ese paisaje. No debemos olvidar nuestro objetivo primario, que es enlazar con el campamento. ¿Tiene luna este lugar? ¿Lunas? Sacó el mapa de la zona e intentó cuadrar aquello. ¿El río era el que venía marcado más al oeste, o era otro diferente? Miró la brújula. ¿Iban a necesitar cruzar el río para seguir su camino? Si saliera la luna y diera luz suficiente, podríamos seguir. Yo no estoy cansado todavía. Y si la noche dura lo mismo que el día, vamos a tener noche para rato. Tú sabes más de esto, Silke, le mostró el mapa. ¿Dónde situarías este lugar?

Alguien había escondido debajo de uno de los colchones una bonita G-42 con lo que parecía ser un cargador entero. No es que fuese la gran maravilla, pero era mejor que nada. Al menos un arma de fuego. Aparte de eso, solo encontraste un par de chocolatinas medio derretidas, enseres personales, un bote de lacasitos vacío, y un par de revistas de índole más adulta.

Tus compañeros te miraron, aunque por ahora preferían no armar ruido alguno. 

Y allí estabais, observando aquella vista que distaba mucho de lo que habíais logrado recorrer en vuestra vida. Incluso para Silke le pareció un lugar con un encanto que nunca volvería a encontrar. 

La lluvia que había empezado, apenas por ahora como un manto fino impregnó el ambiente, mojando levemente a la botánica que se había quitado el casco para poder observar de verdad aquello. Mientras, los gusanos iban saliendo lentamente del paseo, hasta ir haciendo un grupito nutrido alrededor vuestra y de esa zona. 

Recuperó su arma una vez todos echaron un vistazo. Por un momento pensó en no prestárselo a Alejo de primeras, sólo para chinchar un rato, pero, aunque seguramente hubiera sido divertido de alguna manera, no quiso que pensaran que tenía ideas de cría pequeña, por mucho que a veces las tuviera.

A ella francamente le daba igual acampar que seguir.

Tenemos tiempo de sobra para llegar al campamento, pero si decidimos parar, yo me alejaría de los gusanos, si en esos nidos viven pájaros gigantes, probablemente se los coman, y no molaría nada que nos consideraran comida también.

Puede que estuviera equivocada, pero creía que sería mejor no arriesgar sin necesidad.

Al igual que Alejo, ella era un soldado, y salvo la aportación que había hecho sobre los gusanos, no era quien debía tomar las decisiones sobre lo que interesaría o no a Titán al respecto de plantas y animales variados.  

¡Leches! Mirad la brújula: la muy puñetera no hacía más que dar vueltas y vueltas. Se ha vuelto loca. ¿Alguien puede arreglarla? Les dejó la brújula mientras él tomaba el catalejo aquel de Hilv, con rifle incorporado. Era un arma con la que no estaba demasiado familiarizado. Lo suyo siempre habían sido las escaramuzas.

Miró por aquella cosa con gesto de puegh. Cómo parecía todo: grande y nítido. La imágen temblaba. Le costó acostumbrarse, pero pronto estaba ahí sin soltar el rifle con mira telescópica, disfrutando como un niño pequeño.

- Es dificil orientarse sin referencias, pero si no nos hemos desviado demasiado...- Silke echó un vistazo al mapa que le tendía Alejo - Debemos estar al inicio de la zona III, hacia el oeste. - Concluyó señalando con un dedo en el mapa la zona aproximada. -El río no aparece en el mapa, debemos ser los primeros en llegar hasta aquí - Añadió con una pequeña sonrisa satisfecha. Había algo de emocionante en ser el primero en pisar un lugar remoto. 

- No hace falta montar el campamento, solo buscar algún refugio donde esperar a ver si alguien vuelve a casa - Siguió señalando con un ademán de cabeza los nidos, animada por la curiosidad y ese nuevo sentimiento pionero - Aunque estoy con Hilv, lejos de los gusanos. No bajemos la guardia, dan mal rollo. - Añadió girando sobre sus propios talones en busca de algún lugar donde no hubiera tantos bichos, ¿cerca del río? ¿las montañas tal vez? - Además, aunque tengamos buena luna, en cuanto volvamos al interior de la selva no servirá de mucho. La bóveda del bosque apenas dejaba pasar la luz del sol. -

Fue entonces cuando escuchó a Alejo mencionar el problema de la brújula. Echó un vistazo a la suya propia y una alarma se encendió en alguna parte de su cerebro. - Puede que esas montañas o el suelo, contengan algún metal magnético... - No era muy de ciencias, pero incluso a ella le parecía una explicación poco probable. Echó un vistazo a las nubes de tormenta y la fina lluvia que comenzaban a descargar - ¿Como de probable es que esta lluvia traiga consigo una tormenta electromagnética? - Se volvió hacia Arabelle. Por que si era así ya podían buscar un refugio cagando leches.

De repente, se fijó en los gusanos. Transportaban algo ¿algún metal?. Se agachó a una distancia prudencial. - ¿Qué llevan encima? -

Sentir el peso del arma le proporcionaba seguridad y temor a la vez, pero de lo que estaba seguro es de que la iba a necesitar una vez salieran fuera. Miró el reloj y comprobó la hora. Ya casi había pasado el tiempo que habían hablado.

- ¿Estais listos para aventurarnos ahí fuera? - intentó sonar confiado y decidido - ¿Alguna duda antes de hacerlo? - No sabía cual seria el mejor lugar para el arma, así que la mantuvo en la mano. Luego repartió las chocolatinas. Mejor eso que nada.

Silke se agachó para mirar a los gusanos que no dejaban de llegar. Aquello se estaba llenando bastante, mientras el agua arreciaba lentamente, como quien no quería la cosa, calando la tierra.

Mientras los demás, iban viendo como el cielo se iba oscureciendo a una velocidad abismal, retorciéndose con brusquedad. Solo para deshacerse como gotas de aceite al chocar contra el agua, volviéndose melosas, redondas, en formas cóncavas y convexas que creaban una ilusión extraña. Una pequeña luz morada pareció alumbrar sutilmente todo desde las zonas mas "finas" formando una red en el cielo. Dos segundos después, el suelo y el mundo entero retumbaban haciendo que perdieseis el equilibrio por un segundos. 

Arabelle levantó la cabeza durante unos segundos al sentir la fina lluvia mojándole la cara. Sonrió y cerró los ojos durante un momento - aquella lluvia que le mojaba la cara era de otro mundo - e instantes después volvió a ponerse el casco, antes de que alguno de sus compañeros se pusiese nervioso por su gesto.

-Una tormenta eléctrica intensa podría alterar una brújula... - comentó Arabelle - ...pero no de esa manera... Eso parece diferente... - el ambiente parecía aun demasiado tranquilo para causar ese efecto - o mucho más intenso que nada que exista en la Tierra...

Observó preocupada la brusca y extraña puesta de sol que estaban viviendo. La tormenta parecía haberseles echado encima en un instante. Sus ojos se abrieron como platos al ver esa especie de red de luz morada que se estaba formando en el cielo.

-¿Estáis viendo eso? - señaló hacia arriba, aunque parecía dificil no verlo - Creo que vamos a vivir una tormenta extr... - No terminó la frase cuando de pronto todo tembló. Por un momento pensó que iba a caerse sobre Silke, que seguía agachada a su lado.- ...extraña... ¿Ha sido un trueno? - miró a sus compañeros, y más tarde escudriñó el horizonte buscando algo que hubiese cambiado.

El primer trueno hizo que Silke, acuclillada, se encogiera. Los gusanos no llevaban nada, se había confundido con los dibujos dorados de la piel, sin embargo la cercanía le permitió observar como se movían, parecían nerviosos. Al final si que iba a ser la tormenta. 

Despacio, volviendo a desviar la mirada hacia el cielo encapotado, Silke se incorporó. - Tiene toda la pinta. Deberíamos alejarnos de los árboles - Añadió, de acuerdo con Arabelle. 

Kan habló- Por si acaso, ¿seguimos con el mismo plan? ¿llevar al herido hasta la zona médica y quedarnos allí?- os observó a los dos, pendiente de que aquello se asegurase...porque si no, iba a ser un infierno. 

Lo que está más alejado de los árboles es el camino del que venimos. Tenemos que irnos de aquí. El sitio es demasiado alto. Caerán rayos a porrillo, y no me gustan los gusanos.

El ruido del trueno le había hecho brincar y dejar de mirar por el rifle. Se lo devolvió a Hilv. He mirado en esa dirección -señaló- y creo que he visto el campamento. Está en la dirección hacia la que iba el camino principal. Había hablado rápido, electrizado (no se podía decir mejor) por aquel trueno.

Tomó, nervioso, la brújula de manos de Silke. ¡Vámonos cagando leches! Hay humo en el campamento, supongo que tenemos a alguno de los nuestros ahí.