Partida Rol por web

TITAN

Sección B21

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07/06/2017, 14:15
Director
Sólo para el director

Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo.

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, y rojo para los chicos de las armas. 

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

 

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07/06/2017, 14:54
Director

Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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07/06/2017, 14:56
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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, y rojo para los chicos de las armas. 

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, y rojo para los chicos de las armas. 

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, y rojo para los chicos de las armas. 

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, y rojo para los chicos de las armas. 

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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07/06/2017, 14:57
Director

Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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07/06/2017, 14:58
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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para los que son como tu y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, marrón para los técnicos, morado oscuro para diplomáticos o agentes encubiertos y rojo para los chicos de las armas.

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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07/06/2017, 14:59
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Algunos ya habían pasado por esos corredores mas de una vez, para otros, aquello iba a ser su primera vez. El aire era puro y la temperatura era neutra, era un lugar sin olores ni sonido al cual solo se accedía desde uno de los ascensores acompañado de un Guardia Cifrado y solo tras colocar un código especial. 

Lo que te esperaba tras la compuerta, era la primera zona de descontaminación, una sala blanca, tan iluminada desde tantos ángulos que casi creeríais que estabais dentro de un cubo de luz. Ni siquiera sabríais decir donde estaba el fin del suelo y el comienzo de las paredes o del techo. Ahí, el Cifrado os dejaba atrás, en la puerta por donde habíais pasado, y segundos después, esta se cerraba con vosotros dentro. 

-Por favor, quítese la ropa y todo util personal, déjelo en el suelo.-

 Una voz átona, pero algo masculina, daba la orden hasta en tres veces si era necesario. A partir de la segunda el color de la sala se iba tomando amarilla,nunca te atreverías a hacerle esperar más.  

Tras dejarlo todo, tus pertenencias parecían desaparecer en el suelo, siendo engullido por una especie de liquido lechoso que iba subiendo de nivel hasta que alcanzaba tu ombligo. Estaba frío, algo pegajoso y no era muy agradable, pero era mejor que lo que venía a continuación. 

Una ligera descarga lo recorría todo, dejando un olor a quemado y una sensación de haber estado demasiado al sol. Pensarás entonces que no es demasiado desagradable...salvo en las zonas mas sensibles. Las descargas parecían entrar por todo orificio, poro, célula. Apenas duraba unos segundos, pero parecían minutos. 

De inmediato, el liquido empezaba a drenarse y caía encima vuestra una cascada de agua fresca con un ligero olor a frutas, que te liberaba en gran medida del mal cuerpo anterior. Solo entonces, se abría una puerta lateral, dando a un pasillo totalmente a oscuras. 

Al avanzar por el pasillo, al tercer paso, se encendían las luces. Primero, de forma tenue, desde el suelo hasta el techo, y poco a poco el pasillo tornaba en un amarillo suave. Era estrecho, apenas cabrían dos personas andando a la vez. Aunque eso daba igual, siempre se tenía que entrar solo.  Avanzando, con el cuerpo aun algo dolorido, desnudo y dejando un reguero en el suelo del agua que aun recorría tu piel ibas encaminado a una señal roja de dos lineas horizontales, hasta otra compuerta, esta vez de pulsación. 

Ya abierta, unos amplios vestuarios de aspecto limpio y simples, paredes blancas, con bancos de madera, taquillas, duchas abiertas y suelos de piedra te daba la bienvenida. Cada uno tenía una taquilla con un nombre, que solo se abría con un pequeño pinchazo del dedo corazón presionándolo contra la falsa cerradura. Genética. Dentro, aparte de dos toallas, había un mono de tela algo grueso, pero cómodo. 

Para los médicos de color azul, verde para los científicos, y rojo para los chicos de las armas. 

Por favor, arréglese y abra la puerta del fondo a la derecha, tiene 10 minutos.

Justo en ese momento, se abrieron varias compuertas más que estaban ocultas y viste entrar a más gente. Los que no era su primera vez sabían que era el punto de encuentro de vuestra sección correspondiente y que todo el que tuviese que trabajar en cambios de fase, ya fuese desde dentro del complejo como fuera en misión, tenía que pasar por allí cada día. 

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07/06/2017, 15:05
-MUERTO-Joel Spencer

Joel dejó atrás al guardia cifrado y esperó a que se cerrase la puerta, en cuanto comenzó a sonar la voz ya estaba en proceso de desnudarse, a fin de cuentas no era la primera vez que estaba allí, segundos después ya había terminado y se preparó para el incómodo proceso, la primera vez le pareció casi una tortura, y después de aquello no mejoró mucho, incluso con su falta de sensibilidad le seguía incomodando.

Tras la ducha de agua fría el médico se sentía mejor, no demoró en internarse en el pasillo y avanzar tranquilamente hasta la sala donde le esperaba su mono de trabajo y unas toallas limpias, Joel se secó de forma metódica pero sin perder el tiempo, tras lo cual se vistió con su mono azul y se sentó en uno de los bancos, aunque no era muy hablador esperar en aquella sala se hacía aburrido.

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07/06/2017, 15:17
Marko Deus

Conocia el lugar, lo habia transitado muchas veces por lo que no me resultaba molesto, ni siquiera el silencio del guardia cifrado mientras el ascensor alcanzaba los niveles que estaban protegidos por codigos de seguridad, ni la molesta cantidad de luz en el habitaculo hicieron que me sintiera molesto en forma alguna. Pura rutina de seguridad, por avanzada que fuera no dejaba de ser mas que el protocolo minimo necesario para acceder a la zona de trabajo. Conocia todos esos procedimientos casi de memoria, por lo que incluso antes de que pidiera que me desnudara y dejara mis objetos en el suelo, yo ya lo habia hecho. La luz solo se habia vuelto amarilla la primera vez que estuve aqui. un instinto interno de supervivencia me dejo claro que dejar que pasara al siguiente color no sera inteligente.

Nada mas las prendas tocan el suelo, este comienza a llenarse de un liquido lechoso que da mala espina. Me quedo quieto a sabiendas de lo que viene ahora, molesto, pero necesario hasta que el liquido alcanza mi ombligo y se detiene. Cierro la manidubla a sabiendas de que aunque el liquido puede ser mas o menos molesto, lo que viene ahora es peor. La sensacion que recorre mi cuerpo mientras el olor a ozono asciende en la habitacion, es mucho peor, casi parecia una suavelectrocucion a escala muy especifica, minima. Era como sentir corrientes electricas enc ada celula de mi cuerpo y aun asi, por duro que pueda ser, no tarda en pasar. No hay dolor, solo una sensacion de mal sabor de boca que no tarda en desaparecer cuando el agua con olores frutales impacta sobre mi cuerpo. Un dia mas, otro mas, dentro de la multitud de veces que he pasado por esto. Casi comienza a convertirse en un ritual o costumbre en cierta forma. Sin darle mas importancia salgo de la habitacion dirigiendome a la siguiente sala.

Un oscuro pasillo me recibio, me adentre a sabiendas de que con cada paso que diera, esa oscuridad desapareceria mientras dejaba un claro rastro de agua detras mio. Unas marcas rojas en el suelo marcanaban la direccion y yo no dude, aun con la sensacion del baño electrico en mi piel llegue a la siguiente compuerta. Un simple roce del pulsador y este activo la puerta, dandome paso a los vestuarios. No tarde apenas en llegar a mi taquilla, conocia el camino incluso con los ojos vendados. Un pinchazo y la puerta se abrio, coji la toalla y me seque a ritmo militar. Eficiente y sin perder el tiempo. Cuando estuve por completo seco, colgue la toalla de la puerta y me coloque el mono. Ya habia comentado a la seccion correspondiente de lo los hombros y brazos, por lo que las coreeciones me lo hacian mas comodo que antes. Mientras terminaba de vestirme de rojo, una voz hablo alto y claro con voz masculina. Diez minutos. Habia que ser muy perezoso para tardar tanto.

Otras puertas habian ido abriendose a la sala en cuestion, los miembros de la seccion a la que pertenecia estaban alli. Daba igual division, si estaban en laboratorio, o iban a las expediciones, todos pasabamos por lo mismo. Salude con la cabeza a los miembros del equipo militar que conocia, asi mismo hice lo mismo con los de las demas diviosnes, una sonrisa o un simple cabeceo mientras arreglaba la taquila y la cerraba. Aun quedaba tiempo, asi que mire a mi alrededor. Uno de los medicos habia terminado a toda velocidad de vestirse, no recordaba haber cruzado muchas palabras con él, aun asi le salude con la cabeza.

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07/06/2017, 15:52
Mike Thompson

La desnudez no molestaba a Mike, pero en el proceso le pareció estar siendo tratado como ganado, ¿No había avanzado la psicología, como para brindar al menos un poco más de respeto y privacidad? Si lo había hecho, pero simplemente no era el mensaje que las instalaciones querían dar. Nervioso como estaba entró a los vestuarios (Se le daban fatal las primeras veces), al menos tenía un cuerpo y rostro envidiables, y con eso disimulaba que estaba nervioso. Le costó encontrar la taquilla con su nombre; había muchisimos casilleros del área médica, pero más que nada fue porque intentaba evitar ver a alguien a la cara, o a sus genitales. Terminó de ponerse el mono azul, le quedaba perfectamente, al parecer en Titan eran muy perfeccionistas, se sentó pues y comenzó a platicar con el sujeto más cercano, un veterano quizá, se notaba a leguas que no estaba ni la mitad de "emocionado" de lo que estaba el galeno.

- Hola, soy Mike -Intentando ser lo más agradable posible - acabo de llegar a Titan.  Le comenta, esperando recibir algunas instrucciones o algo de empatía.

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07/06/2017, 16:16
-MUERTO-Joel Spencer

Tras pocos minutos entró un hombre fornido y comenzó a secarse, por los movimientos parecía que tenía instrucción militar, Joel intentó recordar alguna misión en la que trabajaran juntos, sin embargo no conseguía recordar al sujeto, así que supuso que simplemente no habían coincidido hasta el momento, cuando terminó le dedicó un cabeceo que Joel respondió con otro similar, no era el tipo de hombre que comenzaba una conversación, por muy aburrida que le resultara la situación.

Casi de inmediato entró otro hombre al habitáculo, aunque intentaba ocultar sus nervios su forma de comportarse lo delataba, tampoco conseguía recordarlo a él, sin embargo al contrario que el anterior no le resultaba familiar de ninguna manera, tal vez alguien nuevo, cuando acabó de vestirse portaba un mono azul como el suyo, pero Joel tampoco lo había visto en los laboratorios, sin duda debía de tratarse de un novato, el hombre se acercó y se sentó a su lado antes de saludarlo, Joel le miró inexpresivamente y le devolvió el saludo de forma tajante. Hola, yo soy Joel, un miembro del equipo médico.