Partida Rol por web

Apenas habías pasado las dos primeras semanas en Titan prueba arriba prueba abajo, físicas y mentales. Una batería como nunca antes te habían hecho. Te quedabas en un pequeño estudio en las plantas superiores, y cuando decimos pequeño, es casi algo irrisorio. Suficiente para alguien que ha pasado penurias como tu, pero para una persona con mas necesidades aquello podía ser un infierno. 

Aun con todo, te dijeron que eso solo sería hasta que los resultados estuvieran listos. Luego te presentarían a tu instructor que sería el que te ayudaría a llegar a tu casa definitiva en el complejo. Te habías dado una vuelta por las zonas, mas asequibles del mismo. Era como una mini ciudad segmentada y manipulada para que no hiciese falta nada del exterior.Hasta había falsas ventanas desde donde podías ver el sol, sentir el calor de los rayos de este sobre tu piel. Los colores, olores, sonidos, todo estaba cuidado al milímetro. 

La gente era en su mayoría amable, o al menos, lo parecía. No habías visto malas caras, malos gestos y si habías tenido alguna duda, los Cairo te habían atendido sin problemas. 

Llegó el día. Podías decir que dentro de lo que habías visto, eran bastante humanos en el trato al paciente y profesionales, quizás fue un poco violenta la parte de la colonoscopia, pero cuando dijeron un examen completo, era completo. Radiografias, analisis, contrastes, tomas de muestras de piel, mamografías, hasta una punción lumbar para la cual te sedaron la zona, siendo mucho menor el dolor de lo que esperabas. 

Eran las 8:00 de la mañana y ya lo tenías todo dispuesto para moverte a tu lugar de residencia. Te dijeron que llevaras lo necesario para 9 meses, pues en ese primer tiempo no podrías salir del complejo. 

El timbre sonó. 

Estaba cansada, como después de un viaje largo en el que había cogido tren y luego avión y luego tres horas de coche, era una sensación fisica y mental, tan intensa que parecía crónica, le daba la sensación de que el resto de su vida no era tiempo suficiente para recuperarse.

Pero también estaba muy entusiasmada, activa, emocionada. No era para menos, Titán había cubierto sus expectativas con mucho margen, y eso que era una persona bastante exigente y además teniendo en cuenta que ni siquiera sabía lo que esperar cuando entró en aquel lugar.

Y mira que había intentado informarse, lo más básico de su vida, lo más imprescindible, pero cuanto más había luchado por averiguar muros más altos y resistentes se había encontrado. Eso no la había amilanado, sino que había multiplicado su curiosidad hasta límites insospechados.

El resultado que llevaba hasta el momento era totalmente favorable.

Aunque no se dejaba llevar por lo que veía, sino que se mantenía con los sentidos siempre alerta, buscando fallos en los pequeños detalles, cualquier cosa que le recordase que aquello no era real, en las juntas de las puertas, en la esquina de un parque, en el final de una pared, pero no, cada puñetero milímetro absorbía cualquier indicio de falsedad.

Silke fue hacia la puerta tras haberse lavado la cara y los dientes, peinada de manera informal y con ropa cómoda, unos pantalones suaves de algodón y camiseta suelta. Su equipaje reposaba en la puerta de entrada, se había esmerado la tarde anterior en tenerlo listo e incluso había hecho repaso de cosas puntuales. Lo más valioso, sin ninguna duda, su ordenador y los datos que tenía en él.

Ni un minuto tardó en abrir desde que el sonido rompió la aparente calma de aquel estudio minúsculo, presente únicamente en los muebles, utensilios y espacios que formaban lo que había sido su residencia durante dos semanas.

Abriste, y allí estaba una muchacha con una sonrisa algo nerviosa que se incrementó cuando te personaste- Ei, hola- te ofreció la mano. La chica no era ni baja ni alta, su cuerpo era bastante lineal, lo denominado casi como plancha por las pocas curvas que tenía, acrecentado visualmente por esa nariz que parecía haberse las quedado todas. - Lauris Clansy- apretón suave, comedido, contenido- soy tu instructora. 

Camiseta de tirantes gruesos blanca y vaqueros con las rodillas peladas, tatuajes en ambos brazos con colores chillones- so...¿Silke verdad? Observó por encima de tu hombro un segundo, como si fuese mas un tipo de tic o gesto común que otra cosa- He venido a recogerte para llevarte a donde vas a vivir ahora, venga ¿te ayudo con algo?- parecía un poco nervio todo sea dicho, y esas surferas negras amplias con las franjas amarillas neon no ayudaban a darle seriedad al asunto. 

Esperó a ver si tenía que cargar algo, se aseguró de que cerrases bien la puerta para finalmente encaminarse al ascensor- supongo que tendrás muchas preguntas, bueno, yo soy tu chica- te miró de reojo mientras levantaba las palmas hacía arriba medio señalándose.- dispara y lo que pueda te lo diré. 

-Encantada de conocerte -contestó mientras cargaba con los bultos que formaban sus pertenencias. -No te preocupes, puedo sola -afirmó. 

A Silke le gustaba ser una mujer independiente a la cual le gustaba valerse por si misma en cualquier situación. Aunque su valentía brillase por su ausencia a veces no significaba que en lo más profundo de su alma se encontrase una luchadora nata dispuesta a hacer cualquier cosa por sobrevivir. 

Una vez que consiguió adecuarse al peso del equipaje, observó a la chica. Su instructora parecía alguien bastante simpática que en otro momento y otra situación seguro hubiera denotado un carácter alegre y amable. Observó con curiosidad los tatuajes de su brazo. Aunque a Silke no le disgustaban, prefería llamar la atención de otras formas. 

-¿Mi chica? -preguntó mientras dibujaba un gesto coqueta en su rostro. -Cuéntame tú. Hay tantas cosas, que ni si quiera se por donde empezar.

Me reí cuando dijo de aquella manera que si era su chica- si! Al menos que encuentres a alguien mejor, aunque lamento decirte que no podrás encontrar a otra instructora tan maja como yo- se encogió de hombros mientras os encaminabais por los pasillos del complejo. 

Bueno, supongo que lo básico ya lo sabes, a que se dedica esta empresa, lo que queremos, que basicamente es ayudar a encontrar un punto mejor. Tenemos el planeta hecho una mierda- dije sin pudor- y nos matamos por riñas extrañas que la mayor parte del tiempo no tienen ningún sentido- llegamos al ascensor, le di al botón y esperé- Hay solo un ascensor disponible de forma normal, la otra forma son por un par de escaleras por si ocurriese alguna urgencia. De todas formas- me rasqué la cabeza mirándola- si sucede algo realmente malo, hay módulos que se señalizarán en cada planta, son pequeños ascensores de hasta para 3 personas que están en racimo. Nunca se han utilizado hasta ahora, digamos que es para cuando todo falle. Nos dejarán en la superficie. 

El gran ascensor se abrió, dejando el espejo a la vista en aquella jaula de metal de forma casi circular- Hay multitud de protocolos, ya los irás conociendo. Tenemos dos IAs que se encargan de llevar las cosas aquí, una se llama GAIA, y puedes llamarla en las zonas civiles. Eso si, tienes que usar un tono neutro para hacerlo y que se percate, ella, a veces va por ahí, estamos diseñando piezas ensambladas con un recubrimiento que parezca piel humana, ella se ofrece a ser un conejillo de indias.- Le miré tras apretar el botón de una de las plantas mas bajas*- Pero no te creas que siente como tal, es avanzada, pero aun no hemos llegado a ese punto- sonreí- va aprendiendo. 

La otra es TITAN, y se encarga de la sección militar. No es amable, no es majo y no te va a poner las cosas fáciles. Te diría que intentases no llamarlo ni una sola vez, aunque solo escuchará en zona de alta seguridad. Es como ese coronel cabrón y cabezota que tiene la mente fría y nunca dobla su forma de pensar. Bueno, es como debe ser. La seguridad es lo primero. 

Silke ensanchó la sonrisa de forma espontánea, divertida. – De eso estoy segura. – Respondió acompañando a Lauris hasta el ascensor. Se la veía bastante animada, observando todo con atención. Los paneles de indicación, disposición del alumbrado, orientación de los pasillos... Prestó especial cuidado cuando le habló sobre el protocolo de evacuación, aprovechando para echar un vistazo a los indicadores visuales que de tanto en tanto, marcaban las salidas de emergencia.

El hilo musical, una bosanova un tanto retro, contrastaba drásticamente con la avanzada tecnología del ascensor que, para los pocos segundos que habían tardado en alcanza los niveles inferiores, debía descender a unos escalofriantes 80 o 90km/h, aproximadamente. Casi 100 niveles de acero y hormigón se elevaban sobre sus cabezas. Si te ponías a pensarlo, la sensación de claustrofobia era inevitable. Silke tragó saliva. La hostia…

Ding, dong, ding… Habían alcanzado la décima planta. La pelirroja intercambió una mirada con su instructora. El rubor de sus mejillas delataba su nerviosismo. Nuevo hogar, nueva vida… a cuanto ¿1km bajo tierra? – La verdad es que aun no me han dicho que esperan exactamente de mí. Es decir, lo que hacéis aquí es impresionante, en I+D Titan no tiene comparación. Entiendo el interés que la empresa puede tener en reclutar a los mejores científicos pero, ¿porqué una periodista? – Pregunto inocentemente.

En cuanto al tema de las IA,  tenía que admitir que el asunto le preocupaba tanto como le fascinaba. Que una máquina pudiera llvar a cabo procesos tan complicados de forma autónoma era todo un descubrimiento, por el otro…¿Y si TITAN llegaba a la conclusión de que las personas suponían una amenaza?. Además, había algo que le molestaba especialmente. ¿Porqué puñetas necesitaban tener sexo? Su interior más activista bullía de indignación, era tan recalcitrante y estereotipado. 

Pues no te encontraste con ningún indicador de salida, ni de ningún tipo. Según ella, se activarían en caso de emergencia. Seguramente tendrían así el complejo para evitar el espionaje industrial y como no, las posibles entradas de gente que desconociera el complejo. Tu ahí te podías perder y creerías, que no saldrías nunca. 

Lauris notaba el ansia, la necesidad, el nerviosismo de la nueva, le sonrió con paciencia en el ascensor hasta llegar a su piso- y aquí estamos- A los pocos segundos las puertas se abrieron dando a un pasillo muy amplio e iluminado con un pequeñísimo jardín en un lateral y un banco de piedra en la entrada. Solo había una dirección hacia las demás puertas. Cada puerta era diferente, y había una estampa al lado de cada una con un número. Supones que de quien vivía allí.

Bueno, no solo de científicos vive el complejo, realmente se necesita de todo, sobretodo cuando se sale de misión fuera- apretó los labios evitando una sonrisa- siempre se necesitan buenos investigadores. 

Te llevó hasta el fondo del pasillo, la puerta era de color rojo caoba, intenso, vibrante. Las había negras y grises, hasta azuladas o de color tornasol oscuro...que pudo llamarte mucho la atención.- Esta es tu casa, puedes cambiar la puerta cuando quieras, de hecho, el sistema interno es de módulos así que salvo las paredes del baño puedes variar la disposición de las paredes internas. Eso si- te tendió una tarjeta llave- solo se pueden hacer dos cambios al año y, debe de ser avisado y revisado. Venga- le hizo un gesto con la cabeza- adelante- la sonrisa no podía perderse, era como ver a un niño antes de abrir un regalo. 

Intentó rememorar el recorrido desde la zona de cuarentena hasta su nuevo hogar en el subsuelo. Sin embargo, habían dado tantas vueltas por pasillos tan similares y asépticos que estaba prácticamente segura de que acabaría perdiéndose si se atrevía a aventurarse ella sola por el complejo. Era frustrante.

- ¿Salir de misión? ¿A dónde? Tenía entendido que permanecería en el complejo durante un periodo bastante largo. – Preguntó la pelirroja con evidente curiosidad, siguiendo a su instructora fuera del ascensor diligentemente. Había supuesto que todas esas pruebas a las que había sido sometida formaban parte de algún protocolo de biocontención.

Frente a ella, un pasillo flanqueado por un jardín diminuto se internaba en las profundidades hasta perderse en toda una hilera de puertas de diferentes colores. Algo que tampoco pasó desapercibido a ojos de Silke.

No se trataba tanto de una cuestión de estética como de significado intrínseco. La libertad de elección en los pequeños detalles tenía un papel importante en la necesidad del individuo de sentirse especial, de esquivar la alienación. Titan parecía cuidar este tipo de detalles al milímetro con la intención de  hacerte sentir como en casa, incluso en semejante situación de aislamiento.

Era una política de empresa inteligente, eso tenía que concederselo. Como no se andara con cuidado, antes de que se diera cuenta acabaría con un novio corporativo, un perro corporativo y hasta unos hijos corporativos, de hecho, ya tenía su propia casa corporativa. Un escalofrío le recorrió la espalda. Keyla estaría encantada.

El gusanillo de la expectación, no obstante, continuaba haciendo piruetas en su estómago, ignorando felizmente su más que justificada paranoia. Como una niña la mañana de navidad, Silke aceptó la tarjeta que Lauris le tendía y probó a abrir la puerta del habitáculo.

- ¿Qué tipo de investigaciones esperan que lleve a cabo? – A estas alturas no iba a fingir que la cosa no iba con ella. No era como si su trabajo fuera precisamente secreto. Se había pasado gran parte de su carrera profesional desenterrando la mierda de una sociedad injusta y de ética cuestionable, en parte por convicción y en parte si, por puro hobby. Se le daba bien. Era por eso que no terminaba de entender porqué el gigante de gigantes,Titan, se había interesado en ella. O bien estaban tan seguros de sí mismos que no les importaba que alguien como Silke fuera husmeando por ahí, o bien… Tragó saliva. Jamás saldría de este agujero. 

Oh bueno, eso es muy relativo...pero ya hablaremos de eso mas adelante al igual de tu trabajo aquí..., primero- La entrada era pequeña, apenas un par de metros antes de pasar a un suelo de tarima de madera. Había dos puertas, una a la derecha y una a la izquierda. El pasillo no era estrecho pero tampoco demasiado amplio, manejable sin duda. Había un marco al fondo a la derecha, del cual entraba mucha luz. 

Primero te enseñó el dormitorio. Trae lo básico, así que una vez te estabilices podrás redecorarlo todo a tu gusto- una cama de cuerpo y medio, en medio de una pequeña habitación. El soporte de la cama era de madera blanca, al igual que las paredes. Tenía un montón de cajones y compartimentos, pues no había excesivo espacio allí dentro. Dos mesitas de noches, una a cada lado, un espejo de cuerpo entero en la esquina mas alejada, un par de baldas vacías y un ventanal enorme de doble hoja que tenía incluso un pollete en el que sentarse, este, daba a un parque que sabías que no existía, pero, incluso con eso, la brisa entraba y movía suavemente las cortinas ceniza. El recubrimiento del edredón, lila y blanco pastel, a lineas, clásico pero agradable.  

El baño, que era la otra puerta tampoco era enorme, pero la disposición era buena, tenías todo lo que podías necesitar incluyendo una pequeña bañera con mampara por si querías solo una ducha. Un mueble lavamanos donde podías colocar las cosas con otro espejo esta vez de medio cuerpo, un armarito extra en la esquina encajonado, el water, la lavadora y una ventana alta pero de una sola hoja que se podía abrir por arriba o de lado, que daba al mismo supuesto parque.

Y por último el salón/cocina con el suelo liso que no de madera. Si tenía algunos detalles decorativos más y daba a una ventana triple. La luz, parecía ser muy importante para ellos. 

Bueno, tienes lo necesario para vivir, ollas, sartenes, cubiertos y ropa de cama. Todo eso pertenece a la empresa, cuando quieras comprarte tu misma las cosas y quieras devolverlas, solo deja un mensaje en la tablet que todos tenéis y que si no tienes ya debería de llegarte hoy a casa. Podrás encontrar un montón de información- se apoyó en el marco de la puerta que daba al salón esperando una valoración.

El apartamento era pequeño, más parecido a una habitación de hotel que a una casa de verdad, pero era agradable, de colores neutros y contra todo pronostico, muy luminoso. Mientras Lauris le explicaba todo lo relacionado con su nuevo hogar, Silke se paseaba por ahí, cotilleandolo todo sin cortarse un pelo.

Lo que más le gustaba era el enorme ventanal de la habitación. - ¿Cómo lo hacen? – Preguntó asomándose un poco, dejando a un lado del pollete su mochila. Ya sabía que tanto el parque como la suave brisa que mecía las cortinas, eran falsos, pero le interesaba saber cómo funcionaban las cosas.

El resto del apartamento era bastante funcional. No tenía problema con utilizar los utensilios que le proporcionaba la empresa, de hecho, sería la primera vez que se vería obligada a comprar una batería de cocina. Ni le gustaba cocinar, ni tenía demasiado interés en aprender. Por lo que a ella respectaba, su especialidad eran los cheerios cuando andaba de vacas flacas y cuando las cosas iban mejor, los repartidores de comida rápida y su tarjeta de crédito se encargaban de que no muriera de inanición.

- Así que aquí todo funciona a través de la tablet – comentó probando a sentarse en el sofá. Era bastante cómodo y poco a poco se fue escurriendo, era de esos sofás que te atrapaban. – Me gusta – admitió esbozando una pequeña sonrisa. - ¿Qué hay de las comunicaciones? Ahí fuera tengo una hermana que es un poco quejica…- Añadió inocentemente.

Por desgracia lo máximo que te pudiste asomar eran 10 centímetros por fuera del marco hasta dar con una lámina- paneles con imágenes y altavoces, lo demás, el olor, la brisa y todas esas cosas no se muy bien como lo hacen, pero han tenido veinte años en perfeccionarlo y les ha salido bastante bien- la miré con una sonrisa. 

La seguí por la casa, con tranquilidad y siempre detrás suya para que tuviese la sensación de estrenarla de cierta manera, cuando se sentó en el sofá me quedé mirando por la ventana aunque apenas a dos metros de ella- La tablet es la principal medida para la información, se dieron cuenta de que los libros solían coger polvo, en cambio con la tablet vas aprendiendo de forma mas casual en esta era- dijo de forma pragmática, riendose un poco después posando la vista en como te escurrías- esos sofas son un peligro, el de mi casa es diferente pero igual, y hay días en los que no salgo de él si tengo una aserie o película para ver. 

Asintió a tu cuestión sobre las comunicaciones- hay una sala, donde podrás ir o bien 1 vez al mes durante cuarenta minutos para hablar con tus seres queridos o bien dos veces con 20 minutos por cada vez. Supongo que ya sabes, que no puedes hablar de lo que veas o hagas aquí...- era una advertencia como otra cualquiera, no se puso especialmente seria ni nada, solo quería decirlo en alto.- Y van a ser muchísimas cosas- miró al suelo con un toque divertido- bueno, los primeros meses los pasarás formándote en lo básico en superviviencia, mejoraré tu cuerpo a base de ejercicio, tendrás que leer algunos protocolos médicos simples o incluso de actuación en casos...extraños, pasarás por pruebas psicológicas, físicas, mentales y de conocimientos una vez al mes, y tras seis meses...estarás preparada para investigar allá donde muy pocos han logrado estar...o puede que- bajó un poco mas el tono de voz, manteniendo tu mirada con una tensión extraña- seas la primera.  

¿40 minutos al mes para hablar con Keyla? Silke quería a su hermana, pero teniendo en cuenta que la mayoría de las veces que no tenía wifi su conversación se limitaba a un: “¿Acepta una llamada a cobro revertido de: Holaktequieroestoybien?” 40 minutos seguidos de skype iban a suponer todo un reto en su relación.

Seguir con aquel hilo de pensamiento la deprimía así que lo pospuso para más o menos el próximo mes y volvió a centrarse en Lauris, quien ahora hablaba de cosas mucho más interesantes. Secretos de empresa, formación en supervivencia, medicina, pruebas psicológicas… Y ahora susurraba tentándole con ser una especie de pionera en... ¿pionera en qué?, o mejor dicho ¿donde?.

Sostuvo la mirada enigmática de su instructora, moviéndose para ponerse de rodillas sobre el sofá y acortar así la distancia entre las dos, otorgándole a la conversación un excitante aire de secretismo. - Supervivencia, medicina, pruebas psico-físicas y protocolos … extraños – Enumeró también en voz baja - Suena un poco a Expediente X -comentó medio en broma, medio en serio. - ¿Y qué le pasa a mi cuerpo? - Se quejó, aunque realmente no parecía precisamente enfadada. Su mirada relampagueaba de expectación. - ¿Cuándo empezamos? -

Sonrió un poco más cuando mencionaste Expediente -X- Tu cuerpo está bien, pero tienes que ganar en otras cosas, tenemos que hacer que pases unas pruebas básicas antes de que puedas adentrarte en la Dimensión Desconocida- un pequeño guiño, una pequeña pista- empezaremos mañana pero primero, me tendrás que responder a unas preguntas simples- se sentó a tu lado, sin perderte de vista.

Tienes que decirme que tres cosas te gustaría mejorar fisicamente, en que crees que fallas más, para centrarnos en orden en esas cosas y porque. Yo te haré un examen físico personal para ver como andas realmente pero necesito saber cual es tu punto de vista. ¿Más velocidad? ¿Más agilidad? ¿Aguante  a la sed? ¿Que crees que te falta cuando estás ahí fuera, en mitad de una guerra y tienes que fotografiar? - Ahora si se había puesto mas seria, o al menos su postura corporal con la espalda recta y el cuello erguido le daba cierto aire de profesora maja de gimnasia en clase, no solo una chica cualquiera. Quien lo diría.  

La pelirroja arqueó una ceja suspicaz cuando Lauris mencionó la Dimensión Desconocida. Bajó las piernas del sofá y le hizo un sitio a su lado.

- ¿Qué me falta? - Era una pregunta un poco extraña. - Pues no lo se, estoy en forma, aunque físicamente, mi trabajo no es especialmente exigente. Es decir, requiere más habilidad para ir tirando con poca cosa que preparación física. ¿Qué no hay agua ni electricidad y tienes que mear en un cubo y sobrevivir a base de esas galletas que saben igual que un puñado de tierra?, pues es lo que hay. La oferta hotelera en zonas en conflicto es más bien limitada - Se encogió de hombros. - No creo que pueda correr una maratón si es a lo que te refieres, pero si se trata de esperar al último minuto para salir por patas y dar con un refugio seguro, soy tu chica. - Respondió. La gente solía tener un visión un tanto distorsionada de lo que era el periodismo de guerra. - No soy un soldado, ni mucho menos. Paso más tiempo con la gente que ha quedado atrapada en esos sitios que esquivando balas. La tensión psicológica o emocional es mayor que cualquier exigencia física. - Explicó con un notable aire más serio.

Silke era una idealista incorregible y lo suyo era pura vocación, se le notaba la legua. Realmente se preocupaba por lo que ocurría con esas personas a las que la sociedad se limitaba a incluirlas en una especie de aséptico contador de víctimas que, convenientemente, cada año se ponía a cero. De no ser así, Occidente no podría sostener la pantagruélica problemática social que suponía la explotación impune e indiscriminada de los países en vías de desarrollo a lo largo de toda su historia.

Lauris la escuchó con interés, cada una de sus palabras eran almacenadas y analizadas hasta que al final Silke acabó y ella sonrió un poco más- no has respondido a mi pregunta, es una muy simple- enarcó una ceja levantándose del sofá- soy tu instructora- comenzó a andar por la sala, mas como una necesidad que un mal gesto- y como instructora tendré que saber que quieres mejorar para poder guiarte en el proceso aparte de enseñarte otras cosas. Potenciamos lo que hay de base y cimentamos otras habilidades que son necesarias.  

Se quedó pensativa mirando al techo unos segundos- venga, aprovecha, ya me has dicho una tensión psicológica, nos centraremos en ella, pero necesitas ponerte dos metas más, dos avances más- se paró en seco delante tuya- Si no lo sabes ahora, te daré un día para que lo pienses, y empezaremos...ahora, cuéntame tu peor experiencia con esa tensión que quieres mejorar. Pon me ejemplos, que quieres, que...necesitas de ti misma. 

Silke ladeó ligeramente la cabeza. Lauris le pedía que fuera específica respecto a las habilidades que creía que necesitaba para hacer un trabajo que aun no le habían explicado en qué iba consistir exactamente. No es que pretendiera ser esquiva o desconfiada, es que no se lo estaban poniendo precisamente fácil.

- Me refiero a que, normalmente, mi trabajo lleva implícita una mayor carga psicológica que física. Puedo lidiar con eso porque es lo que hago cada día, pero no se qué exigencias físicas requiere este puesto y por lo que me has contado, me parece que no va a ser algo a lo que esté habituada. Explorar lo inexplorado es un poco inespecífico, pero supongo que puedo intentarlo. – Aclaró, siempre con esa suspicacia suya.

-Veamos - Apoyó la espalda sobre el respaldo del sofá y cruzó las piernas, adoptando una postura cómoda -si se tratara de una expedición al Karakorum – Se le ocurrían pocos sitios más inhóspitos - No creo que tenga la resistencia ni la habilidad suficiente, por ejemplo. Si tuviera que formar parte de un equipo de exploración en la fosa de las marianas, supongo que no tendría problema en vivir en una lata de sardinas durante un tiempo pero en cuanto al manejo de material que no sea mi ordenador o la reflex, no sabría por donde empezar. De hecho, ni siquiera tengo carnet de conducir. Resistencia, agilidad, anticipación ¿Qué tal así? -

El hecho de que no le diera mas pistas tenía su sentido, no solo le importaba el físico a ella, que era aunque importante más como una segunda parte de un entrenamiento que Silke ya había empezado.- Explorar lo inexplorado es justamente a lo que te vas a dedicar- asentí a sus palabras con una sonrisa tranquila que volvía ahora. 

Resistencia, agilidad, anticipación...-repitió en alto mirando al techo- vale, lo veo y lo acepto aunque eso último...dependerá más de tu carácter y posibilidad de adaptación que de enseñarte. ¿Qué sabes de lo que hacemos aquí Silke? y ¿Que piensas que hacemos de verdad?- la miró ladeando la cabeza esperando si no una verdad completa si una buena base- es importante que me lo digas para saber que puedo decirte de tu trabajo aquí. 

Silke no respondió inmediatamente sino que se tomó unos segundos para estudiar a su instructora con expresión evaluadora. Casi podían verse los engranajes de su cerebro encajar con la precisión de un reloj suizo. Analizaba la información con la escrupulosidad de un cirujano, evaluaba la situación y se adaptaba con la facilidad de un camaleón como si fuera algo puramente instintivo. Lo había estado haciendo todo el tiempo pero ahora era más evidente porque sabía que la doble pregunta de Lauris tenía gato encerrado y a ella le encantaba descubrir donde se escondían los gatos. Era una prueba.

- Se que estamos bajo 100 niveles de hormigón apuntalados gracias a los últimos avances en tecnología de la construcción, seguridad, sistemas, telecomunicaciones, IA… Que para mantener algo así se necesita una plantilla presencial de unas 800 o 900 personas como poco que por razones de seguridad también deben vivir aquí, con el consiguiente gasto. Que tienen instalaciones militares y científicas punteras en I+D y que todo esto no puede mantenerse únicamente con capital privado. La alternativa es el estado o los estados, intuyo, porque estamos en mitad de los Andes y ningún miembro de la OTAN, además de Alemania, Rusia o China, dejarían que Sudamérica les pasara la mano por la cara con un proyecto semejante. Se lo de las vacunas y el motor de energía blanca, descubrimientos asombrosos en un tiempo record que desinteresadamente han puesto al alcance del resto de los mortales. Teniendo en cuenta el exponencial crecimiento de patentes desde el último tercio de siglo… -Silke cabeceó, el tiempo era lo que no encajaba. – O los cerebritos que teneis en estos laboratorios tienen una potra que desafía todas las leyes de la probabilidad y la estadística, o estáis haciendo trampa – Terminó con una media sonrisa suspicaz. Evidentemente, ella se inclinaba por la segunda opción. De no ser así, ¿Qué puñetas estaba haciendo ella sentada en ese sofá?

– Todo eso de explorar lo inexplorado, Expediente X o la Dimensión Desconocida… Me parece que es ahí donde esta esa “trampa”, o quizá sea más acertado llamarlo atajo - Miró brevemente a la mujer - También me parece que todo esto es más literal de lo que me has contado. Si necesitan perfiles de investigadores como el mío, además de una preparación tan inespecífica e intensa, realmente Titan no debe tener ni idea de lo que puede haber ahí donde pensáis enviarme. La inversión que vais a hacer conmigo no es para nada despreciable y desde luego tampoco puedo ser la única, como yo debe de haber otros tantos. Para que alguien se tome tantas molestias debe ser importante y, de alguna manera, relacionarse con esa inexplicable aceleración de patentes. Es curioso porque en la Tierra hay muy pocos sitios que encajen ya con una descripción así, por no decir que ninguno... – Concluyó devolviendo la pelota haciendo gala de unos reflejos casi felinos, mentalmente hablando.