Partida Rol por web

Tombstone: Dead Lands

Capítulo 2: Caminos en el desierto

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20/06/2009, 22:40
Director
Sólo para el director

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29/06/2009, 20:44
Director

El desolado paisaje a las afueras de Tombstone forma una escena representativa del Oeste. Tan característica como el 7º Regimiento de Caballería o como el Pony Express es la estampa de una reluciente diligencia decorada con las palabras en plata WELLS FARGO & Co. con el color rojo distintivo de la empresa. La amplia piel de la parte trasera cubre la carga; sobre la enrejada baca superior se ven algunos bultos también. Los pasajeros son pocos y viajan ligeros de equipaje pero la diligencia está bien provista. Hay algo menos clásico: las esquinas de la estructura del vehículo y sus puertas están reforzadas con placas de hierro, las ventanas se cierran con barrotes.
 
Todo ocioso de Tombstone está presente, mirando fascinado el espectáculo de la inminente salida. Hacía tiempo que los habitantes de este pueblo no veian salir un transporte pero la mayoría nunca había estado cerca de un coche de caballos con este aspecto. Desde luego el rumor del cargamento de oro puede parecer verosímil a cualquier mirón. Se han hecho muchas conjeturas al respecto de este viaje, pero sólo una se ha confirmado: el conocido bandido chino va esposado y bien sujeto al cómodo sillón por cortesía del Sheriff Walter Eackley.
 
Que lo cuelguen en otra parte. Seguro que lo llevan al penal de Yuma. Tal vez quieran un juicio, aquí no gastamos de esas cosas.
 
Pero el forajido mestizo no es la única atracción para el populacho, ya que todos han visto entrar a Charles Eckhardt, uno de los mejores reporteros del Epitaph; solo algunos, en cambio, vieron llegar al tipo que llegó el primero y se metió enseguida en la cabina.
 
La cara de ese cowboy me resulta familiar...
 
Completan el reparto el mejor Látigo de la compañía y un silencioso predicador a caballo, con una mirada que haría retroceder a una cascabel.
 
Será un pistolero para custodiar al prisionero. O quizá la Fargo haya decidido ocuparse del entierro de sus viajeros sobre la marcha... pobres locos.
 
Jinete y vehículo ya se disponen a partir, mientras un mozo cargado con maletas ajenas observa con cara de circunstancia cómo el cochero ocupa su lugar y extiende su látigo.

 
¡¡TIEMPLEN LAS RIENDAS!!
 
Un grito interrumpe la salida. Entre la muchedumbre se distingue, acercándose a toda prisa, una figura vestida con elegantes ropas negras. Le sigue un representante de la ley local; el arrogante ayudante del Sheriff le acompaña manteniendo el ritmo. Vuelve a escucharse la voz del individuo bien vestido.
 
¡NECESITO HABLAR CON EL COCHERO!

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30/06/2009, 00:47
Stephen Boyle

Un joven de veintitantos llega acompañado del bigotudo ayudante del Sheriff. Su ropa es elegante y fina, lleva un sombrero de copa en su cabeza y un bastón que hacen juego con sus botas de charol.*

¡NECESITO HABLAR CON EL COCHERO! Se apresura a repetir el joven con acento británico mientras corre a la diligencia.

Al bajar el conductor de la diligencia su látigo, el joven mira aliviado al hombre y le habla. Ruego muy amablemente me permita arreglar un asunto de carácter legal con el aquí presente hace una pequeña venia y señala con la palma de la mano al Sheriff antes de irnos de diligencia, como recompensa a su buen acto, le ofreceré una porción de una pinta de licor escocés cuando lleguemos a nuestro destino ¿Está usted de acuerdo?

Casi sin esperar respuesta, Stephen voltea y remueve su sombrero revelando una rubia cabellera ondulada y coloca el ala del objeto sobre su pecho.

Buen día tenga usted, alto representante de la ley en este pueblo. Agradezco el servicio de escolta que me ha dado su ayudante. Ya me imagino que el señor Templeson mira hacia el acaudalado y hace una pequeña venia a manera de saludo le habrá puesto al tanto de la situación que se presentó esta mañana.

 

Notas de juego

* El logotipo de Johnny Walker es una marca registrada. Prohíbase el expendio y consumo a los personajes que tengan el defecto de "niño".

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30/06/2009, 03:12
Sheriff

¡Idiota! en lugar de al pretendido viajero, es al ayudante a quien se dirige el Sheriff.

¡Imbécil y diez veces inútil! es de agradecer que el Comisario lleve revólver y el cochero, látigo, porque si fuera al revés el insultado recibiría una buena. Aún así, el irritado hombre parece considerar las ventajas e inconvenientes de pegarle un tiro. Finalmente, en lugar de recurrir a tan drásticas medidas o de seguir calificando a su empleado con otros sonoros epítetos empezados por "i", se calma lo justo para llegar a rugir:

¡Sólo tenías que hacer una cosa...! parece a punto de seguir hablando pero calla el tiempo exacto para respirar hondo y serenar su bigote negro.

Por fin dirige su atención hacia el joven de acento inglés.

El chico me contó el asunto se refiere al imberbe ayudante que tiene a su lado pero el indio se nos ha escapado. No puede dejar de mirar a ese Templeson, un tipo muy bien vestido que deja su lugar entre la masa de curiosos y se acerca unos pasos acompañado de un tio muy grande. De cualquier modo el Sheriff descarta el tema con una negación rápida y vuelve a hablar al británico.

En todo caso no puedo dejar que suba a este vehículo, señor Boyle parece conocer al gentleman en cuestión, ya que este no se ha presentado sigo queriendo hacerle unas preguntas. Además, la diligencia ya salía y todas las plazas han sido vendidas.

Sin duda esto lo dice muy a pesar del cochero, al que la promesa del Whisky escocés dio en un punto flaco.

- Tiradas (2)
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30/06/2009, 03:59
Director

Cuando el Marshal hace referencia a "el chico", la mirada de Stephen se posa en el delegado que le resulta conocido: el mismo chaval que estaba en la comisaría cuando entró para echar un vistazo a los carteles de Se Busca. Sin embargo se fija poco en el muchacho porque algo que ve a su lado casi le hace dar un respingo.

Un hombre de poblada barba negra y gruesas cejas sobre unos ojos pequeños. Su frente está adornada por una gran cicatriz que le da aspecto de un sujeto peligroso.

El individuo está justo detrás del "chico", y su presencia aquí en medio descarta que sea un simple curioso más. A diferencia de los ayudantes, este hombre no lleva placa. El atribulado químico inglés tiene la impresión de que ese hombre está con el Sheriff. Todo parece indicarlo, aunque no ve nada que lo confirme.

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30/06/2009, 05:07
Stephen Boyle

Stephen hace un rápido asesoramiento de la situación.

Pues verá usted, Sheriff. Este tiquete saca el billete sellado de la Wells Fargo mira la reacción del barbudo de la cicatriz dice claramente que una plaza en esta diligencia está reservada a mi nombre. El cual por cierto no le di.

Stephen mira de reojo a Templeson, sabiendo que es su palanca social para obligar al Sheriff a no hacerse el de la vista gorda Parece que los reporteros del Epitaph son serios y no un pasquín.

Claro, soy un ciudadano obediente de la ley y no tendré problema en responder sus preguntas aquí mismo en frente del señor Templeson y de sus ayudantes. No tengo nada que ocultar. Mira al Sheriff con cara de "pero usted sí"

- Tiradas (2)
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30/06/2009, 18:05
Richard Templeson

Soy Richard Templeson se presenta el joven con pinta de empresario de provecho. Sin más se acerca a intervenir en la discusión doy fe de que renuncié a mi plaza en favor de este hombre, Samuel Carlson fue testigo de ello.

Parece irritado, no olvida tan fácilmente el tema del "indio" que tan a la ligera desechó el Sheriff.

Haga las preguntas que quiera y después cumpla con su deber. Si ese piel roja enorme no está aquí no sé por qué no lo está buscando.

Al Comisario parece sentarle mal la intervención y mira al predicador y al cochero sin atinar a responder. El tal Templeson no da tregua y le mira inquisitivamente.

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30/06/2009, 18:15
Charles Eckhardt

El reportero del Epitaph sale de la diligencia con aire ofendido y suelta:

Vamos Sheriff, termine con esto y partamos. Además, somos tres aquí dentro; hay sitio más que de sobra para el señor Boyle.

Intercambia una mirada con el joven de acento británico que habla de forma tan rara. Parece claro que ya se conocían. Las palabras del periodista sientan aún peor al jefe de policía, que parece a punto de estallar de rabia.

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30/06/2009, 18:18
Director

El tipo de la cicatriz en el rostro mira friamente la escena, no parece un hombre refinado, ni de tantas luces como para estar detrás de un complot. Al menos en apariencia.

Mira con mucha frecuencia al Sheriff, como esperando su respuesta a cada ataque, y parece mucho menos ofendido o irritado con el devenir de la situación que el Comisario.

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30/06/2009, 18:59
Stephen Boyle

Stephen sonríe ampliamente pero sin mostrar dentadura no es propio de caballeros y vuelve a hacer la venia al reportero y al empresario. Vuelve a mirar al Sheriff, esperando su respuesta.

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30/06/2009, 19:02
Frank

Lo que yo decía, lo más selecto del Salón de la Fama de los raritos y excéntricos se ha dado cita en esta maldita diligencia. ¡Condenada suerte la mía! Si no hubiera perdido al caballo en aquella apuesta... Y encima, otra vez este ardor de estómago.

Frank no hace gesto alguno y permanece en su sitio, bien cómodo en su asiento, enfrente del medio chino, con el sombrero calado hasta la nariz y deseando marchar lo antes posible. Al fin y al cabo, ¡hay una recompensa vigente para aquel que comunique su paradero!

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30/06/2009, 20:01
Predicador

Dunn observa la situación con la cara más alegre que es capaz de mostrar... o sea, poca. El predicador va atando cabos según va escuchando la reprimenda pública que se está llevando el Sheriff. Eso unido a las extrañas formas de comportarse del recién llegado del sombrero de copa hacen que la situación se vuelva incluso cómica. Se mantiene en silencio subido a su caballo siendo testigo del espectáculo. Cuando el comisario le mira tras la intervención de Templeson, el reverendo se limita a hacer un leve gesto con los hombros, como queriendo decir "a mi no me mires, yo acabo de llegar".

Un momento, ¿ha dicho, "piel roja enorme"?, ese no puede ser otro que Dakota. Jajaja, ¿pero que has tratado de hacer ahora Eackley?.

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30/06/2009, 23:56
Stephen Boyle

Stephen mira de reojo al predicador y recuerda la recompensa por Black Bart...

Habré de dormir con un ojo abierto... la fe no es más que un manto de mentiras para encubrir los crímenes.

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02/07/2009, 14:04
Sheriff

El Sheriff gruñe al no recibir ningún apoyo de la mirada del predicador. Aguanta con estoicismo la mirada de los tres inquisidores -Boyle, Eckhardt y Templeson- antes de explotar.

¡Que me cuelguen si me importa! dándose la vuelta se desentiende del tema y se dirige a los hombres que le acompañan vámonos de aquí.

Los dos, tanto el muchacho con placa de ayudante como el tipo de la cicatriz, le obedecen al instante mientras el jefe de policía dedica una mirada especialmente hostil al otro ayudante, el que llegó acompañando al inglés.

...Ahora hablaremos... es lo último que se le oye decir al Sheriff, dirigiéndose al avergonzado delegado, mientras se aleja con sus hombres.

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02/07/2009, 15:41
Stephen Boyle

Vaya, que hombre más curioso. No me hizo ninguna pregunta, después del énfasis en lo urgente que me solicitaba. Menos mal salgo ya de este pueblo de dos centavos, donde al parecer me he ganado cierta enemistad de las mismas autoridades.

Stephen mira sonriente a Eckhardt y Templeson. Mis señores, son ustedes en verdad un estándar de lo que un buen ciudadano de Tombstone debería simbolizar.  Mira al cochero mi oferta sigue en pie, los Boyle somos hombres de palabra. Lo enuncia con gran orgullo.

Mira de reojo al predicador pero no le dice nada, luego mira al muchacho del As de Pic después que le ha ordenado con la mano subir su equipaje a la carreta. Gracias, mozo. Disculpe el hacerle perder tiempo con este inconveniente, y dele mis saludos al recepcionista.

Sube al compartimiento de los viajeros y se sienta al lado de la ventana libre. Ahora, sin mayores dilaciones, comencemos pues el primer viaje al Oeste de Tombstone después de un largo tiempo...

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02/07/2009, 17:44
Frank

Frank es un hombre acostumbrado a no juzgar al resto. Durante mucho tiempo él perteneció a esa clase de gente juzgada por los demás. Pero aún así, el tal Boyle despierta en el vaquero una mezcla de diversión y simpatía. Es probable que esté equivocado. Lo más seguro es que no sea ni divertido ni simpático. Pero tal vez por el alboroto que ha montado, aderezado por el refinado acento con el que habla, hacen que Frank sonría socarronamente bajo su sombrero.

Por supuesto él sigue inmóvil y en su sitio frente al forajido medio-chino. Recostado en su asiento y con el sombrero calado no hace ningún gesto ni se presenta a nadie. Al fin y al cabo el Sheriff está por ahí, y el cartel de "Se Busca" con su cara pintada en él, se ha puesto hace apenas unas horas.

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08/07/2009, 19:44
"Látigo" Hank Bully

¡Ahí no, cuerno! el cochero lanza unas voces hacia el mozo y le dedica algunos insultos. ¡Ponlas arriba, en la baca! da instrucciones al hombre que se afana por colocar las numerosas maletas del inglés.

Soy Hank Bully, caballero le dice finalmente el Látigo a Boyle acepto su oferta pero suba ya, porque no pienso esperar ni a la mismísima madre del Sheriff.

Mientras el extranjero entra en el coche, el bracero termina de colocar las maletas y resuenan unas risas por el comentario que habría oido el propio Sheriff aunque estuviera en su oficina ya. El cochero echa un trago a una petaca plateada que saca de su abrigo, como pobre sustituto del licor prometido por el británico.

¡En marcha! anuncia el viejo pero recio conductor de diligencia, con una voz que trae a la memoria de los cuatro ocupantes de la diligencia y del predicador acompañante, los potentes anuncios del chaval repartidor del Epitaph. 

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09/07/2009, 19:05
Director

Los caballos parecen reaccionar a la orden del cochero incluso antes de que el látigo restalle marcando la salida. La fuerza de los equinos arranca el transporte con una potencia que hace las delicias de los mirones de Tombstone. Aplausos y ovaciones despiden al coche de caballos, con sus ocupantes, su conductor y su escolta; la región ha dejado de estar aislada, en una época en la que la guerra y las relaciones económicas redoblan la importancia de las comunicaciones. Tal vez fuera sólo un reflejo, pero un brillante fogonazo parecido a los que causan las modernas cámaras fotográficas se graba en la retina de los viajeros justo antes de que el polvo levantado por el tiro de caballos borre la última imagen del pueblo. Es posible que los libros de historia mencionen este momento, pero lo que parece seguro es que el Tombstone Epitaph no dejará de hacer eco de la salida. El Epitaph está en todas partes como parece confirmar la confiada sonrisa de Charles Eckhardt.

En el interior de la cabina, los pasajeros no pueden dejar de clavar las miradas en sus desconocidos compañeros, que serán lo que más vean durante semanas de viaje. En la misma dirección de la marcha se sienta el reportero Charles Eckhardt, que analiza con expresión satisfecha a los demás; a su lado está el individuo que aún no ha dicho su nombre a nadie, el sombrero negro y las patillas encuadran un rostro que la mayoría han visto en algún cartel de Se Busca.

Frente a estos dos, en dirección contraria a la marcha de la diligencia, está el elegante inglés recién llegado sin mostrar mucho interés en el pequeño mundo que le rodea; al lado de este, un tipo con aspecto de mestizo chino-americano, cuya perpetua sonrisa no se ve afectada en lo más mínimo por las esposas que tiene en torno a las muñecas, ni por la cadena que une estas esposas con el suelo, manteniendo sus brazos bien bajos.

La velocidad del transporte es endiablada, el bueno del Mayoral parece tener prisa y el predicador sigue el paso a pleno galope con su caballo blanco. En apenas un minuto la ciudad ya ha quedado lejos, y a este ritmo recorreréis varias millas antes de hacer la primera parada...

...O eso parecía lo lógico, por eso los cuatro pasajeros - o al menos los tres que pueden moverse libremente en su asiento - se apresuran a otear por las ventanas cuando la diligencia se detiene en un instante, aunque con una suavidad que habla a favor de su conductor. La causa de tan inesperada parada es un indio enorme montado en un caballo pardo en medio del camino del coche de caballos.

Tombstone aún se ve en el horizonte pasado, no habéis recorrido más que unos centenares de yardas ¿es que nunca dejaréis atrás esa ciudad?

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09/07/2009, 20:24
Stephen Boyle

Stephen, al ver al indio enorme no puede más que recurrir a su recurso favorito, la delegación de tareas.

¡Predicador! ese es el hombre que atacó a Templeson, ¡si ud. bien es nuestro escolta apréselo! Apuesto que hay una buena suma de dólares por su cabeza. Si no obedece, podría irme preparando a ser asaltado por Black Bart.

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09/07/2009, 21:16
Predicador

El Predicador hace un leve gesto de asentimiento a modo de saludo hacia el indio cuando la caravana se detiene frente a él. Por la reacción se diría que ya contaba con este encuentro e incluso lo agradece.

Luego escucha a Boyle dirigirse hacia él e incluso instarle a detener al jinete. Las órdenes no son bien recibidas, por lo que la cara se le ensombrece más si es posible al Predicador. Cuando responde al hombre del sombrero de copa, el reverendo lo mira como si este le debiera algo.

Antes de continuar este viaje tiene que saber un par de cosas señor Boyle. La primera es que no estoy aquí para hacer de escolta ni para apresar a nadie. No represento la ley del Sheriff Eackley sino otra ley mucho más alta....y también más rápida. Cuando dice esto mira durante una décima de segundo al Colt enfundado en su cadera derecha.
La otra es que por lo que a mi respecta ese hombre que usted dice ha comprado su billete igual que usted y, si le soy sincero, prefiero tenerlo de acompañante antes que a ninguno de los que van subidos en la diligencia.

El Predicador se queda callado mirando fijamente a Boyle esperando una respuesta aunque demostrando que no quiere tenerla y que quiere terminar la conversación.