Partida Rol por web

Prueba 02

El Juego de los Rumores

Seguís las indicaciones de Manabu y, tras avanzar durante un rato por los pasillos de aquel misterioso lugar, acabáis entrando por la puerta que el extraño personaje os señala. Cuando lo hacéis lo primero que os sucede es que durante unos segundos os ciega la luz del sol, y poco después el viento golpea vuestro rostro inesperadamente. Después de encontraros caminando por unos pasillos bastante estrechos y de no subir ni una sola escalera durante el recorrido, os sorprende bastante encontraros en lo que parece ser la azotea de vuestro instituto.

Por supuesto no tardáis demasiado en daros cuenta de que, tal y como la clase en la que sucedió el primer juego, esto no es la azotea de vuestro instituto sino una recreación bastante buena a la que, sin embargo, empezáis a ver los fallos si os fijáis un poco. La sala que simula esta azotea es amplia, pero no tanto como puede parecer ya que el cielo que se ve a lo lejos, así como el paisaje, es en realidad un fondo pintado o tal vez una fotografía.

La azotea sin embargo está bastante conseguida y parece tener la misma extensión que la azotea real de vuestro instituto, y lo que os asusta bastante es que al parecer tras el borde de la azotea hay una caída real... aunque no lográis averiguar de cuanta distancia, ya que la valla que rodea todo el lugar os impide asomaros.

Eso sí: hay una diferencia con el paisaje real que salta bastante a la vista. En una esquina de la azotea hay una caseta que en la realidad no está allí, y parece una especie de cuarto cerrado, pequeño como si fuera un baño portátil, sobre el que hay un cartel que pone en letras grandes "RUMORES".

Miirei cerró los ojos un momento cuando "el sol", golpeó en sus ojos, el brillo la dejó ciega un momento, lentamente sus ojos se acostumbraron a la luz - que diablos - fue lo que salió de sus labios en un ligero susurro, estaba impactada, ¿era la terraza de su escuela?, ¿como era eso posible?, recorrió la zona con mucha lentitud y cautela - no lo es - pensó al notar los detalles incorrectos, pero había que admitir que el creador de esta sala realmente era talentoso, un demente, pero talentoso, viendo eso, un escalofrío recorrió toda su columna vertebral, ¿como era posible aquello?, ¡realmente los han estado siguiendo!, miró a sus compañeros con una expresión de terror, si este apenas era el segundo juego y han recreado todo tan bien, ¿que pasará con los siguientes?.

Continuó caminando hasta llegar al cartel de "Rumores", por un segundo sintió que su alma abandonaba su cuerpo, se aseguró de que sus compañeros no vieran su pálido rostro, no quería voltear, por temor a la apariencia de su rostro, así que se quedó absorta frente a la puerta, miraba el picaporte como si fuera una serpiente venenosa a punto de morderla, tragó en seco, sentía sus manos sudar, y el temor de uno de sus mas grandes esfuerzos en peligro - ¿que hago? - no pudo evitar pensar, sentía que los segundos eran eternos.

Esto debe ser una jodida broma. ¿Cuánto presupuesto tienen estos sujetos? Y¿Cómo rayos montan todo este espectáculo sin que nadie lo note. - digo un tanto sorprendido por todo lo que estos locos han invertido en esto.

Más de una vez había subido a la azotea de la escuela a poner en orden mis asuntos pendientes con los más gamberros de la escuela, por lo que conocía cada centímetro cuadrado de aquél lugar.

Tras mi impresión inicial, reparo finalmente en la caseta de rumores.

¿Y ahora qué se traen? ¿Acaso piensan que van a hacernos discutir y desconfiar los unos de los otros con simples rumores? Vaya gavilla de idiotas. - comento mientras reviso que la caseta esté firmemente fijada al suelo.

Entrando sobre la azotea, durante un breve momento a Aki le invadió un alivio profundo, pese a que su mente le dijo que no podía ser la azotea de verdad, como, entre otras cosas, no habían subido de nivel – pero la idea de finalmente salir de lo que parecía ser un laberinto de calabozos en el que habían sido encerrados, era demasiado tentadora por no dejarse llevar por ella. Respirar por fin el aire libre, extender la vista hasta un panorama no cortado por murallas infranqueables…

Al pronto su mente asimiló por completo el hecho de que sólo se trataba de…

“Otro escenario montado para nosotros”, constató. Miró entre la valla a la caída. “Claramente, los señores esos no escatiman en gastos.” El pensamiento consecutivo no lo expresó vocalmente, para no añadir al desaliento de sus amigos: Si gastan tanto en nosotros para jugar con nosotros, prueba cuán jodidos son, y, por ende, cuán peligrosos. Aún, por el momento, mejor seguirles la corriente...

“Sí, no se trata de nada más que de esto: hacernos desconfiar en nosotros, romper nuestra amistad”, dijo Aki en voz baja a Kenichi. “Y desde luego nunca lo lograrán.”

Luego se acercó a la caseta y abrió su puerta. “A ver qué cosillas graciosas Manabu nos ha preparado ahora...”

Tras cruzar la puerta indicada, Sayuri no podía creer lo que estaba viendo, ¿hasta que punto les tenían estudiados? No sé si quiero saber como logran hacer todo esto... Pensó poniendo una mueca de desagrado al tiempo que caminaba con sus amigos por el lugar. 

El sitio era realmente realista, incluso parecía que de verdad estaban al aire libre, pero eso era imposible en ningún momento tomaron escaleras. La joven alzó la vista hacia el "cielo" usando su mano a modo de visera por la luz del..¿Sol? No, tampoco podía ser.  Maldición, sólo de pensar que nada de esto es real es hasta deprimente...

Fue entonces cuando vieron algo que no estaba en su instituto, era una pequeña caseta con un cartel colgado. Tras leerlo, Sayuri enfocó su mirada en Miirei, que estaba frente al sitio, de espaldas. Bastardos, van a volver a ponernos a prueba. Pensó cerrando los puños, odiaba ver a su amiga pasarlo mal, pero como aún no sabía a que se enfrentaban prefirió no llamar su atención. 

- Me da miedo pensar hasta dónde son capaces de llegar.. Este sitio es de locos. - añadió al comentario de los dos jóvenes, mientras se acercaba hasta Aki que ya estaba frente a la pérfida caseta. - Ten cuidado Aki. - dijo frunciendo el ceño con cierta preocupación, posando ligeramente una mano sobre el hombro del chico. No sabían lo que se iban a encontrar, y temía por el jueguecito que les plantearía Manabu esta vez. 

El parecido era realmente razonable, a pesar de los diversos pequeños fallos, la preparación del escenario. Habíamos superado el primer juego.

- Me da igual lo empeñados que estén en romper nuestra amistad - dije de repente -. Esto es otro juego y vamos a ganarles.

Puede que estuviera en shock por todo el tinglado y que gracias a eso mi faceta competitiva se me hubiera subido y ahora solo quisiera ganar. A la vista de los demás, los ojos me brillaban diferente.

- Lo único que tenemos que hacer ahora, es esperar que venga Manabu y nos de instrucciones - añadí asintiendo mientras veía como Aki se disponía a abrir la puerta de la caseta.

-¿Eh? ¿Manabu, dices? - la voz del extraño personajillo se escucha detrás de vosotros, parece que él acaba de entrar en la sala justo después de vosotros. Sin embargo, parece algo cambiado: ahora viste un traje formal con corbata y tiene el pelo largo. Eso sí, su cara sigue siendo la misma. - Que sepáis que no toleraré semejantes confianzas, tontorrones. A partir de ahora me llamaréis Manabu-sensei, ¿entendido?

Mientras Manabu hacía su aparición, Aki ha abierto la puerta de la caseta donde ponía "RUMORES". Es una caseta de lo más pequeña, y en su interior sólo hay una mesa con unos pocos objetos encima: un montón de papeles en blanco, un bolígrafo y una urna cuadrada, opaca, con una ranura para introducir papeles en ella.

-Eres muy curioso, ¿eh, Aki-kun? Abrir la caseta directamente sin esperar a tu profesor... - ríe Manabu-sensei antes de negar con la cabeza y haceros un gesto para que os acerquéis. - Venid aquí, niños y niñas. Tengo algo que deciros. - Manabu-sensei espera a que todos os reunáis a su alrededor antes de continuar. - Ya sé que los cinco os lleváis muy bien y que pasáis mucho tiempo juntos... ¡pero hay algo que tiene a vuestro sensei un poco preocupado! - dice, y os señala con el dedo a todos. - ¿No estaréis... ocultando algo a vuestros amigos? - dice, muy serio, poniendo los brazos en jarra. - Pues hoy... quiero que me lo confeséis todos. Después de todo, "los dioses" nos están observando, así que... - dice y, mientras dice la siguiente frase, alza los brazos con emoción. - ¡Que comience el segundo juego! ¡El sendero de los rumores!

Cuando Manabu-sensei termina la frase, algunas zonas del suelo comienzan a iluminarse formando rectángulos y, entre estos rectángulos, aparecen flechas que marcan una cierta dirección entre las casillas. Como si fuera el tablero de un juego de mesa.

Manabu hizo su aparición estelar, esta vez vestido de forma distinta, y soltando una retahíla curiosa como si realmente fuera nuestro profesor, decidí callarme, seguirle la corriente era lo mejor que podíamos hacer y, aunque sabía que algunos no se aguantarían las ganas, yo decidí hacer de tripas corazón y no hacer ningún comentario al respecto.

En la caseta que había abierto Aki pudimos ver lo que parecía una especie de urna con papeles en blanco apilados a un lado y un bolígrafo sobre estos. Parecía que fuera a haber una especie de votación, como cuando elegíamos a los delegados. De forma inconsciente miré a Ken y a Sayuri.

Después de la teatralización espectacular pre-juego que nos había ido montando Manabu, dijo finalmente el juego. Pensé en mis secretos, pero también pensé en los del resto. Probablemente me daría exactamente igual lo que dijeran, eramos amigos e íbamos a superar cualquier obstáculo. Además, deberían haber cometido alguna afrenta realmente grande para que pudiera decir que fuera algo escandaloso. Pensé que quizá era un buen momento para contar los míos, pero seguía siendo bastante reticente.

- ¿Y en que consiste el juego Manabu-sensei? - pregunté continuando el juego para que acabase de explicarlo cuanto antes y no nos diera la tabarra

Aki ya había abandonado desde hace mucho todo pensamiento a un intento de llegar a una especie de entendimiento con Manabu. Había que seguir adelante, apechugar y callarse.

Desde luego, dijo simplemente : « Explícate. No hace falta tanto tamtan. ¿A qué va el juego, y cómo va ? »

¿Realmente el muñeco no se daba cuenta que con cada minuto que pasaban aquí encerrados su amistad se hizo aún más fuerte? Las miserias comunes formaban lazos aún más poderosos que las dichas compartidas.

Cuando Manabu hace su aparición no puedo evitar fulminarlo con la mirada, mientras suelta toda su perorata.

El descaro de este tipo es increíble. - pienso conteniendo las ganas de arrojarme sobre él.

No pongas a prueba mi paciencia Manabu. - digo en un tono bastante glacial, mientras cierro con fuerza los puños hasta que los nudillos se tornan blancos.

Por favor, límitate a decirnos de que va todo esto y que pretenden ahora esos voyeuristas para los que trabajas. - agrego con evidente ira contenida y todos los músculos en tensión.

El sólo hecho de hacerla de payaso para unos locos que simplemente querían divertirse a costa mía y de mis mejores amigos ya me tenía de un humor de perros, pero que además de eso, ahora Manabu nos hablase con aire de superioridad, eso sí que me ponía furioso.

Manabu volvió a aparecer, y las preocupaciones de Miirei se hicieron mas evidentes, trago en seco, un sudor frío aparecía por su cuerpo, volvió varios pasos para atrás, se quedo lo mas lejos que pudo quería escapar, por dentro estaba gritando y llorando, ¿porque justo eso?, trago de nuevo y cerro los puños, su mirada, por mas pánico que tenga, permanecía firme, tenia que fingir, tenia que ser "fuerte" - solo dinos  de que va esto - fue lo único que dijo, solo quería salir de ese lugar.

Algo iba terriblemente mal con Miirei, todo en su lenguaje corporal así me lo decía, desde que llegamos a la azotea se le notaba algo tensa y aunque lo disimulaba bien, la conocía demasiado como para saber que algo la tenía en extremo preocupada, así que de inmediato me interpongo entre Manabu y ella.

Condenado Manabu ¿Qué le has hecho? Como la lastimes te partiré el pescuezo. - pienso intentando convertirme en un escudo para Miirei sin mediar palabra alguna.

Antes de que Aki consiguiera acceder a aquella caseta improvisada, la irritante voz de Manabu resonó a sus espaldas, haciendo que todas sus alarmas internas saltasen disparadas. Rápidamente se giró para localizar a aquel personajillo, y se encontró con una imagen inquietante. Pero debe ser el mismo, ¿no? Ugh, no quiero ni pensar que hay más cómo él, debe ser parte de esta broma macabra. Cálmate.  Se dijo, volviendo a serenarse del susto inicial y fijando su mirada glacial sobre el autoproclamado Manabu-sensei.

Al igual que ella, sus amigos también parecían cansados de toda aquella parafernalia que se montaba, procuró no pensar demasiado en el hecho de que todos sus movimientos estaban siendo observados. Simplemente le ponía enferma. 

Tras su discurso inicial, partes del suelo comenzaron a iluminarse, captando su atención. ¿Cómo no se había fijado antes? Volvió a mirar hacia el tal Manabu-sensei. Aunque permanecía inexpresiva, la nueva apariencia del "muñeco" le provocaba un rechazo mucho mayor que antes. - Explícanos lo que tenemos que hacer. - dijo finalmente, cruzándose de brazos.

Todo aquello se estaba volviendo realmente incómodo, pero tenían que perseverar por el bien de todos. Y no pensaba mostrar debilidad ante nadie, menos ante ese muñecajo.

-No os preocupéis, niños y niñas. ¡Este juego es muy sencillo! - dice Manabu-sensei alzando sus brazos y caminando para acercarse a vosotros y que le escuchéis mejor. - Se parece mucho a un típico juego de tablero... ¡aunque con algunos cambios! - afirma con convicción, con los brazos en la cintura. - Cada uno de vosotros lanzará el dado, por turnos, y avanzará tantas casillas como indique el resultado. La primera persona que llegue a la meta será el ganador. ¡No tiene mayor misterio! - dice, alzando de nuevo los brazos con entusiasmo.

Sin embargo, tras eso los baja y empieza a caminar hacia la caseta en la que ponía "RUMORES" y cuyo contenido ha sido desvelado por Aki minutos atrás.

-Eso sí, aunque en estos casos siempre gana la persona que más suerte tiene al lanzar los dados... en este juego no será así. - dice, acercándose a la caseta y colocándose ante ella. - En este caso, el mayor beneficio lo obtendrá... el jugador que revele más secretos sobre sus amigos. - dice con una voz algo más seria de lo habitual que desaparece rápidamente en su siguiente frase. - Cuantos más detalles desveléis sobre el lado oscuro de las personas que os rodean, mejor será la recompensa que obtendréis. ¡Enviad a vuestros amigos al infierno para haceros con la victoria! ¡Esa es la clave de este juego! - dice, señalándoos y poniendo bastante entusiasmo en su voz.

Dicho esto, Manabu se mete en la caseta y saca uno de los papeles que había allí amontonados, mostrándolo ante todos. El papel tiene un margen superior en el que pone "RUMORES" y un buen espacio vacío en el que se puede escribir.

-Ahora que hemos dejado claro el objetivo del juego, os explicaré en qué consisten las reglas. - Manabu alza el trozo de papel. - Este trozo de papel es la "tarjeta del chivatazo" y desempeñará las funciones del dado. Deberéis escribir en ella los rumores que queráis sobre vuestros amigos y entregarla. Para ello iréis entrando en la caseta uno a uno, por turnos, y la meteréis en la urna. Cuando todo el mundo haya entregado su tarjeta, yo la leeré en voz alta ante todos y veremos quién resulta más humillado. - explica Manabu-sensei parece realmente entusiasmado. - En base a esto se decidirán las casillas que avanza cada uno de vosotros. Como podéis comprobar, es un sistema de lo más sencillo. Y por cierto, cuando digo que la leeré ante todos... no me refiero sólo a vosotros. ¿Recordáis que también he hablado de los "dioses"? - os dice, y de pronto alza su mano y señala al cielo con un dedo.

Sorprendentemente, en el cielo hay varias frases escritas.

¿POR FIN HA EMPEZADO?

¡SÍ, YA EMPIEZA!

¡UOH! ¡YA ESTÁN AHÍ!

QUÉ MONAS SON LAS CHICAS~

¿HABÉIS VISTO QUÉ CARA DE CABREO TIENEN ESOS TÍOS? LOOOOOL

YA ERA HORA, ESTÁBAMOS ESPERANDO...

-¡Vuestro destino está en manos de la audiencia que ha contribuido a financiar Los Juegos de la Amistad, niños y niñas! La audiencia es el cliente... ¡Y el cliente es "Dios"! - explica Manabu-sensei, aunque se detiene unos segundos al ver vuestra cara de enfado y/o sorpresa. - Supongo que no hace falta que os lo repita, pero para nosotros esto es un "negocio". ¡No sé de qué os extrañáis a estas alturas! - dice, con una leve risita. - ¿Qué os parece si hacemos una ronda de prueba? Vamos a imaginar que hemos recibido los siguientes rumores... - Manabu-sensei se lleva la mano a la barbilla, pensativo durante unos segundos. - Vale... allá va. Ejem. ¡Aki Goro lleva peluca! ¡Kazuma Murakami en realidad está forrado! ¡Sayuri Kurosawa tiene hongos en los pies! ¡Niimura Miirei usa una copa G! Y Kenichi Nobunaga, pues... eh... no sé, usa lentillas. - se encoge de hombros y después alza los brazos hacia el cielo. - ¡Y ahora, es el momento de que nuestros espectadores decidan!

Tras unos segundos de espera, unas palabras aparecen en el cielo...

¿CUÁL DE LOS CINCO CONCURSANTES HA CAÍDO MÁS BAJO AL DESCUBRIRSE SU SECRETO?

Aki Goro - 53%

Kazuma Murakami - 26%

Sayuri Kurosawa - 12%

Kenichi Nobunaga - 7%

Niimura Miirei - 2%

-¡Bien! En este caso, Aki Goro es el más votado, así que avanzaría 5 casillas. El siguiente es Kazuma Murakami, que avanzaría 4 casillas. El tercer puesto es para Sayuri Kurosawa, que avanzaría 3 casillas. En cuarto lugar Kenichi Nobunaga, que avanzaría 2 casillas... y finalmente Niimura Miirei, que avanzaría 1 casilla. - explica Manabu-sensei. - ¡Y así se haría siempre! Realizaremos todas las rondas que sean necesarias. Y ya sólo me falta deciros... que cada uno de vosotros puede revelar en sus tarjetas todos los secretos que quiera, de cuantas personas quiera. - dice, asintiendo con convicción antes de ladear su cabeza, esperar unos segundos y después continuar. - Pero... os habéis dado cuenta, ¿verdad? El primero que llega a la meta no es el que más secretos revela, sino quien peores secretos suyos ha visto revelados. - explica más lentamente que antes. - Todo tiene su razón de ser. Atravesar el primero el sendero de los rumores no garantiza la victoria, sino una derrota monumental... - dice, mirándoos a todos vosotros a la cara, uno tras otro. - La partida termina cuando alguno de vosotros alcance la meta. En ese momento recibiréis un millón de yenes como recompensa, a dividir a partes iguales. Y además... - dice, y alza los brazos con entusiasmo al final. - ¡Todos aquellos que no hayan alcanzado la meta recibirán medio millón de yenes adicional para saldar su deuda! ¡Y por si fuera poco... podrán saltarse el tercer juego y volver a casa a descansar! Seguro que más de uno de vosotros lo considerará un gran regalo.

Eres un canalla. - digo observando a Manabu con furia asesina.

¿Acaso quieres forzarnos a traicionar la confianza de los demás? Eso no lo haré jamás. - digo furioso.

Desde ya te digo que no creeré ninguna palabra que salga de tu boca durante este juego y ni mucho menos verás nada negativo sobre mis amigos en las dichosas tarjetas esas. - sentencio con firmeza.

-¡Bueno, bueno, bueno! - Manabu-sensei alza los brazos al escuchar la reacción de Kenichi. - ¡En ese caso siempre puedes dejar tus tarjetas en blanco, claro!

Miirei estaba aterrada, de todas las cosas tenia que ser justo eso, llevo sus manos a su boca, sus ojos estaban abiertos como platos, que le pasaba a esta gente enferma? - y si..? - comienza a hablar - y si son falsos? Y si es un rumor propio? - por el bienestar de sus amigos se sacrificaría si hacia falta, sentía que iba a llorar, miro a kazuma disimuladamente, lo iba a decepcionar, esperaba que al menos no la odiara, miro a Aki, era mas que seguro que el se daría cuenta de lo que iba a hacer, seguramente la regalaría después, kenichi....sayuri, si el premio era tanto solo necesitaban su reputación, mordió con fuerza su labio inferior clavando su colmillo, aún tapaba su boca así que nadie notaria las gotas de sangre que salen de este.

Aki había alzado su cara muy pensativo al cielo cuando allí aparecieron las frases de personas comentando el juego en que estaban metido.

Ahora comprendía un poco mejor el papel que tenían Manabu y sus cómplices. No eran psicópatas, como había pensado hasta ahora, sino simplemente personas sin escrúpulos pagadas probablemente por gente con demasiado dinero sobre la cuenta bancaria y en busca de entretenimientos insólitos. El tipo de gente que también se gastaba dinero en putas privadas para violar, no porque le daba especialmente ganas hacerlo, pero porque podía hacerlo, porque estaba aburrido y sólo podía procurarse cierto thrill en la vida haciendo algo que sólo una minoría selecta podía permitirse, como hacer encerrar cinco amigos fieles para observar como lentamente se deshacía su amistad.

Se volvió hacia sus amigos: “Os prometo que todas mis tarjetas quedarán blancas como la nieve.” Sus ojos expresaban una rectitud limpia, fuerte. “Los cabrones esos no aprenderán nada sobre vosotros de mí.”

-Me alegra que preguntes eso, Miirei-chan. Te mereces un positivo. - asiente Manabu-sensei, con las manos tras su espalda y con actitud de profesor. - No hay ningún problema con los rumores falsos. Tenéis permiso de la organización para mentir y aseguraros de que vuestros amigos le caen peor a la audiencia... siempre que no os pillemos. - advierte, alzando un dedo. - Si se descubre que alguien ha mentido, esa persona será castigada por los dioses y pasará automáticamente a estar en cabeza. ¡Por ejemplo! - dice, alzando las manos. - Supongamos que Kazuma Murakami difunde el rumor de que Sayuri es en realidad un hombre. Sin embargo, Sayuri podría demostrar fácilmente que eso es mentira... - dice... y se lleva las manos a las mejillas, como avergonzado por la idea. Os da la sensación de que incluso se pone un poco rojo, aunque eso es imposible, ¿no? - En caso de que ocurriera algo así, Kazuma pasaría a colocarse una casilla por delante de la persona que fuese en cabeza en ese momento. ¡Así que ya lo veis! Mentir es una buena manera de poner a los demás en un aprieto, pero recordad que también corréis un gran riesgo. - dice, asintiendo repetidas veces con convencimiento. - Respecto a tu segunda pregunta, Miirei-chan... no hay ninguna norma que te impida difundir rumores sobre ti misma. Estoy seguro de que tienes un buen puñado de estos, ¿eh?

A cada palabra que salía de la boca de Manabu, todo aquello se volvía más y más surrealista. No hablará en serio. Descubiertos al fin el motivo de tanto poder, Sayuri alzó la vista hacia el cielo, dónde aquellos "mirones" hacían comentarios sobre la escena. Entrecerrando los ojos, frunció el ceño con gesto de asco antes de obligarse a ignorar aquella nueva presión que les imponían. Así que esta es la razón por la que hacen lo que quieren, que desagradable.

¿Qué iban a hacer ahora? Si se negaban, no iban a dejarlos en paz. Pero no pensaba entrar por el aro de aquellos gusanos, menos de un modo tan rastrero. La pregunta de Miirei, hizo que tuviese una idea... Aunque enseguida Manabu se encargó de fastidiarle el plan, y encima lo que dijo a continuación provocó que apretase los dientes, molesta. ¿Cómo se atreve? No dejes que te afecte. Saldremos de aquí.

- Estás enfermo. Pero esos son peores que tú. - dijo mientras clavaba la mirada en Manabu para luego mirar hacia arriba durante un instante. Hablaba con calma, pero su tono destilaba un odio creciente. A pesar de su enfado, no iba a interferir en el juego, no tenía intención de perjudicar a sus amigos. - Basta de comentarios fuera de lugar Manabu-sensei, empecemos de una vez. - sentenció, dando su conformidad a iniciar aquel juego absurdo.