Partida Rol por web

Miirei se descolocó un momento al escuchar la segunda tarjeta de Ken-chan, lentamente se acerco a el - ken-chan, pusiste dos tarjetas de ti? - quería sacarse la duda porque si el no lo hizo, lo mas probable seria de que estén haciendo trampa, y es mas, no solo les hacían trampa, si no que estaban inventando historias muy malas, aunque con ese rumor podrían generarle miedo a estos y hacerles pensar de que si no les quitaban la deuda, la familia de ken-chan los perseguiría y mataría a todos.

Nii-chan, eso no ha sido cosa mía, estos idiotas están intentando manipularnos al igual que en el juego anterior, por eso yo me las voy a cobrar en esta ronda y espero que con eso se les quite las ganas de andar inventando idioteces sobre nosotros. - respondo con cierto malestar, mientras recuerdo el rumor sobre los Yakuza.

Muy bien Manabu sensei, podría Aki avanzar a mi lado para poder continuar con el juego, muero de ganas de demostrar que mi siguiente rumor es falso. - digo mientras dirijo una mirada maliciosa a Manabu, mientras pongo en tensión todos mis músculos.

Aki se acercó a Kenichi, le dio un abrazo y, al estar su cabeza junto a la suya, le susurró al oído: “Desde luego nos hacemos trampa. ¿Pero qué importa que dicen de nosotros? Hay que utilizar sus propias mentiras en su contra.”

Y, apartándose de su amigo, dijo audible para todos: “Lo que confirme o infirme Kenichi es cosa suya. Sin embargo, yo, siendo amigo intimo suyo, conociendo a su familia…” Dirigió una mirada hacia el cielo. “Yo que vosotros me lo pensaría dos veces antes de seguir alentando este espectáculo mórbido. Es una locura subestimar a la yakuza, y lo que son capaces de hacer para uno de los suyos, más aún por el hijo del rey, si me comprendéis...”

Bajó su mirada, poniéndola, tranquila, en Manabu: “Manabu-sensei, tenga la bondad de indicarme dónde tengo que colocarme en las casillas, como ya lo sé.” Le sonrió fríamente.

Miirei miro un tanto preocupada a sus amigos - si ken-chan no lo hizo, entonces es seguro que hacen trampa - un sudor frío se apodero de su espalda y manos ¿y si revelaban alguna de las cosas que ella estaba tratando de esconder, olvidar...

De repente la gravedad se le hizo mas pesada, realmente quería salir de ahí e ir a casa, y esta prueba era cada vez mas eterna, ¿y si este juego es infinito?, y ¿si jamas iban a poder salir de ahí?, a fin de cuenta todo lo que había logrado bajar de la deuda antes, ya casi desaparecía, apretó fuerte los labios y puños, quería que eso terminara de una vez...

-Entonces... Aki-kun, afirmas que el rumor sobre ti es falso, ¿verdad? - dice Manabu-sensei acercándose al susodicho. Lo mira de arriba a abajo varias veces con los brazos extendidos y asiente en repetidas ocasiones, para al final llevarse la mano al mentón y volver a asentir. - Bueno, bueno. Está claro que es falso. Tendría que hacer que te quites la ropa para demostrar que no tienes ningún brazo extra, pero... - murmura, y al final se gira hacia vosotros. - ¡Bueno, niños y niñas! ¡Ya que el rumor de Aki-kun era falso, la persona que extendió dicho rumor pasa a la primera posición! Y en este caso la persona que lo hizo es... ¡el mismo Aki! - dice, señalándolo. - ¡Adelántate frente a tus compañeros!

Y la resolución de la casilla de Aki es...

"LOS JUGADORES QUE CAEN EN ESTA CASILLA HACEN UNA FIESTA DESCOMUNAL. SE LO PASAN GENIAL, PERO LOS INVITADOS DESTROZAN EL LOCAL... SU DEUDA AUMENTA 100.000 YENES."

-¡Y si nadie tiene nada más que añadir... pasamos a la siguiente ronda!

Muy bien Manabu sensei, estoy listo par continuar, espero que encuentre mi próximo rumor interesante, pues yo estoy más que dispuesto a demostrar la veracidad o falsedad del rumor. - digo con una sonrisa algo sádica para el presentador.

Estos idiotas se han metido con mi familia y mis amigos, era hora de que paguen. - pienso mientras me encamino hacia la caseta al tiempo que me quito la chaqueta y pongo todos mis músculos en tensión.

Al cabo de un par de minutos salgo.

Vamos a ver si después de esto siguen inventando idioteces sobre nosotros. - mascullo con rabia.

“No me habría molestado quitarme la ropa delante de ti, Manabu-sensei”, le ronroneó Aki, guiñándole el ojo. “En realidad, me cuesta cada vez más reprimir mis verdaderos sentimientos para ti. Sentimientos… bastante físicos, si me entiendes bien. Me excita tu cara redonda y tu cuerpo ridículo. Ridículamente apetitoso. Y forzándonos a llamarte sensei, este nuevo toque autoritario que te das…” Pero se cortó de pronto, tomó una inspiración honda y se enjugó la frente, como si estaba luchando contra impulsos poderosos y a duras penas, pero finalmente, logrando controlarlos. “Pero bueno, dejemos esto para más tarde. No es el momento, porque ahora...”

Se volvió hacia la casita y se encaminó hacia ella tras haber salido Kenichi con su cara de triunfo rabioso. “Ahora ha llegado el momento de la verdad.”

Entró y salió después de unos cuatro minutos. Dijo a todos: “He escrito que soy un doppelgaenger, que mi cuerpo y personalidad son físicamente desdoblados, que Manabu-sensei es yo, que yo soy Manabu-sensei, que tiene exactamente la misma cara que yo.”

Y volviéndose específicamente al muñeco le dijo con una sonrisa: “Sólo hay una manera para comprobar si es falso o verdadero el rumor: quitarte el disfraz, Manabu-sensei.”

Eso no es nada amigo mío, yo he escrito que puedo romperle todos los huesos de la mano y el brazo sin que le duela. Ya quiero verlo negarlo o afirmarlo. - digo en voz baja mientras le lanzo una mirada significativa hacia el presentador de los juegos.

Sea como sea voy a romperle el jodido brazo. Y ya les dejé en claro que como vuelvan a romper las reglas voy a ir a por su pierna.

Me he despistado un momento y no he podido reclamar mi mentira para ir avanzando, me maldigo por eso.

- Bien, es mi turno - digo mientras me acerco a la cabaña y al entrar cierro la puerta.

Salgo al poco rato.

- ¿A quien le toca ahora? - digo - ¿De verdad creéis que diciendo el rumor que hemos metido en la caja vamos a solucionar algo? - les pregunto a Aki y a Kenichi - Si quieren hacer trampas y plantar la semilla de la confusión y la desconfianza en nosotros lo harán, lo queramos o no, es su juego y pueden hacerlo.

“Tienes razón, Kenichi”, le contestó Aki con una sonrisa bastante despiadada, mirando de reojo a Manabu. “Tu rumor es de índole tal que no se puede saber si es falso o verdadero hasta de haberlo comprobado. Se necesitará la prueba experimental.”

Pensativo de repente, se volvió hacia Kazuma: “También tienes razón, sin embargo… no debemos permitir que rompan, ni siquiera que debiliten nuestra amistad. Quiero que tengan bien claro que quizá nos pueden hacer todo, poro esto, esto no.”

No sabía exactamente en qué momento había empezado, pero el comportamiento de Aki y Kenichi empezaba a darle un poco de miedo. Sabía que lo hacían para tomarle el pelo a Manabu y los suyos, pero no era algo que hubiese visto antes en ellos, y era algo difícil de asimilar. Por suerte, Kazuma parecía mantenerse estoíco ante todo, lo cual era un alivio para Sayuri.

- Chicos.. Calmaos por favor. - dijo en un intento de apaciguar los ánimos, no quería presenciar como ambos llevaban a cabo sus amenazas contra el muñeco, ¿por qué era un muñeco no? Uf, mejor no pensar en eso o acabaría doliéndole la cabeza. - Todo saldrá bien, la violencia no es la solución. Podría traernos más problemas... - añadió bajando la voz, no le gustaba admitirlo pero seguramente los mandamases no permitirían algo así y si sucediera, ¿qué pasaría luego?

- Bueno, voy a entrar. -Sacudiendo la cabeza alejó aquellos pensamientos negativos y se adentró en la caseta, saliendo al cabo de pocos minutos. - Ya está. Kenichi-kun, Aki-kun, tened cuidado. - pidió mientras aguardaba con los demás la resolución de aquel turno, estaba deseando de que todo acabase de una vez.

Miirei junto las manos en una plegaria, el comportamiento de sus amigos se estaba volviendo un tanto violento y si estaban metiendo rumores de ellos falsos, podría salirles el tiro por la culata y salir lastimados, y no estaba interesada en viajar al hospital para visitarlos

Su preocupación se hizo notar en sus ojos - como dice sayuri, tómenlo con calma,  no seria agradable que tengamos que visitar a alguno en el hospital, por favor chicos - su preocupación se presentó casi como una suplica a sus compañeros, realmente aquella situación le preocupaba mucho.

me toca - dijo cuando salio Sayuri, temía que pasara en el poco tiempo que no estuviera pero debía hacerlo, entro y al cabo de unos pocos minutos salio de la cabaña esperando lo mejor.

No sabía cómo el ambiente se había tornado tan violento, incómodo, prefiriendo quedarse en el momento de la discusión en un segundo plano sin mediar palabra.

Cambió el peso sobre sus pies mientras oteaba el escenario que Manabu había diseñado en esta ocasión para ellos. La azotea perfectamente proyectada, el sol que sentía sobre su piel, como si fuera real, sintiendo incluso las ganas de tumbarse bajo una toalla y dejar que los rayos incidiera sobre su piel, a pesar de ser solo una recreación de aquellas mentes… Y, ahí arriba, los telespectadores o dioses, esperando ver cómo su amistad se destruía.

Miró a sus compañeros, primero con un atisbo de preocupación por el sacrificio que estaban haciendo por ella, para que no tuvieran que ir a la próxima prueba, pero que rápidamente cambió por una sonrisa de agradecimiento.

- Voy a entrar. Intentad no mataros hasta que vuelva.- Tenía claro lo que iba a poner y esperaba calmar a sus amigos con ello, por lo que caminó hacia la caseta despidiéndose brevemente del resto e internándose.

Al salir, cerró la puerta tras de sí y volvió a su posición, la casilla número 5, con una amplia sonrisa.

- He puesto que soy la mejor en las recreativas.- Se encogió de hombros, quitándole importancia a sus palabras.- Algún día os enteraríais.

Aprovechando las casillas adyacentes, estiró la mano para buscar la de Sayuri, inundándola de ánimos mudos.

-Y con Miirei-chan... ¡ya sois cinco! ¡Fin de la ronda! - anuncia Manabu-sensei con las manos alzadas, como si le hiciera mucha ilusión. Cuando Miirei se reúne con el grupo, él avanza hacia la cabaña y entra dentro para sacar las tarjetas de la urna, las cuales comienza a leer para sí mismo, asintiendo cada vez que lee una de las cinco tarjetas. - Vaya, vaya~ - ríe por lo bajo mientras las lee. - Sois muy valientes, niños y niñas. ¡O tal vez un poco imprudentes! - ríe, encogiéndose de hombros. - Aunque a parte de algunas tonterías también hay algunas cosas muy interesantes en esta ronda... ¡tenemos nada menos que DIEZ rumores en esta ocasión! - dice, alzando los brazos. - ¡Enhorabuena, veo que os estáis aplicando mucho!

      ¿Diez rumores? Eso es que cada uno ha puesto dos, ¿no?             

 QUE LOS LEA YA                                                A ver si nos dan algo interesante esta vez...

¿Hace falta tanto teatro para leer las tarjetas?

Yo soy a votar por Kenichi salga lo que salga lol

-¡Eso no está bien, Dioses! - dice Manabu agitando los brazos hacia el cielo. - ¡Tenéis que seguir las normas y votar según los rumores de cada ronda! - dice con el tono que tendría un niño pequeño enfadado antes de suspirar, negar con la cabeza y encogerse de hombros mirándoos a todos. - Oh, bueno. Vamos a pasar a los rumores, niños y niñas. A ver, a ver~ - dice, pasando tarjetas mientras los lee. - El primero es... "Kazuma es de origen occidental". El siguiente... "Miirei es la mejor jugadora de recreativas del grupo"... vaya, pues no lo parece. ¿Qué más tenemos? "Sayuri siente placer cuando se quita las espinillas"... ¿De verdad, Sayuri-chan? Con el asquito que da eso... Siguiente, "La familia de Aki es de la yakuza y temida por las venganzas sangrientas que toma"... Vaya, a esto lo llamo yo plagio. ¿No habíamos oído eso mismo de Kenichi? - ríe, negando con la cabeza. - Y hablando de Kenichi-kun, parece ser que... "Kenichi es capaz de fracturarle todos los huesos de la mano y el brazo derecha a Manabu-sensei sin producirle dolor alguno, sin usar ninguna clase de arma además de su propio cuerpo"... Una afirmación un poco temeraria. - dice, riendo y mirando al susodicho. - Otro más... "Aki es un doppelganger, su cuerpo y personalidad son físicamente desdoblados. Aki es Manabu-sensei, Manabu-sensei es Aki. Tienen exactamente la misma cara y los mismos rasgos faciales." ... Ji, ji, ji. - se ríe por lo bajo Manabu-sensei, negando con la cabeza. - Oh, niños y niñas... - ríe. - Sigamos... "Kazuma tiene nueve dedos de las manos." Y más sobre Kazuma-kun... "Kazuma nació con diez años", ¿eh?

Nos toman el pelo...

¿El yakuza le va a partir el brazo al muñeco ese?                                        ¿Y ahora qué?

Esperad que aún quedan más...

SE PASAN DE LISTOS. SACAD MIERDA DE LOS OTROS AHORA.

-¡Aún no he terminado, oh, Dioses! Todavía me quedan dos rumores. - dice Manabu-sensei, mirando las tarjetas. - Y he dejado los mejores para el final. ¡Vamos a ver! - dice, aclarándose la garganta. - ¡Parece ser queeee.... "Kazuma está enamorado de Miirei"! ¡Vaya, vaya! ¡Amor adolescente! - dice Manabu-sensei asintiendo mientras mira a Kazuma. - ¡Pero la cosa no termina aquí! Aunque sí para Kazuma-kun, tú tranquilo. ¡Éste es de Kenichi-kun! Dice que... "Kenichi, el año pasado, intentó abusar de una chica a la salida del cine"... Kenichi-kun, ¡eso no está nada bien!

¿Y qué esperabais del hijo de un yakuza?

NO ME SORPRENDE                              ¿Y el tal Aki también es de su banda o qué?

Eso es mentira fijo. Lo del Aki ese.

Kazuma y Miirei bajo un árbol, dándose un besito~~~~~

BESALA

Salseo!

-¡Ahora, Dioses, por favor, votad de nuevo! - pide Manabu-sensei alzando los brazos hacia el cielo. - ¡Decidnos, ¿la imagen de quién es la que ha quedado más dañada tras los rumores?!

Os lo advertí patanes miserables. Yo cuestiono la veracidad de todos  los rumores sobre mi y quiero demostrar que soy capaz de romperle los huesos a Manabu-sensei sin que sienta dolor. - digo con furia.

¡Vamos ordenadle al sensei que deje su mano quietecita justo frente a mis pies, eso les va a enseñar a no levantarme falsos. ¿Cómo osan si quiera a decir algo tan aberrante sobre mi?! - grito con rabia mientras intento refrenar mi impulso de asesinar al sujeto allí mismo.

¡¿Vamos a que esperáis?! ¡Dénle la maldita orden! - rujo más que grito. - Se que bajo esa máscara hay alguien muy hábil en esquivar golpes, pero quiero ver como los encaja. 

O bajen ustedes aquí malditos voyeuristas para que pueda partirles el jodido cuello sin más miramientos, les prometo que no les va a doler mucho tiempo. - digo en tono agresivo mientras agito mi puño contra el cielo.

Aki escuchó la lectura de los rumores con una mezcla entre indiferencia y fastidio. Lo único que despertó un atisbo su interés fue la idea sobre el posible enamoramiento de Kazuma con Miirei. Puede ser… y me alegraría por ellos, pensaba con en un fulgor mental rápido y algo incoherente.

Sin embargo, al escuchar el último rumor, acerca de Kenichi, volvió violentamente su cabeza hacia Manabu. “Canalla”, escupió casi. “Canallas, es lo que sois todos vosotros!”

Sin embargo, se reprendió al instante: No había que dejarse enredar por su juego, no había que implicarse emocionalmente en esta farsa pervertida.

En voz ya calmada, fría, incisiva, dijo al muñeco insufrible: “Manabu-sensei, hay dos rumores de los cuales la veracidad puede comprobarse fácilmente, y tiene que comprobarse para saber si se trata de mentiras o no. Se dice que tienes la misma cara, exactamente los mismos rasgos faciales que yo, que tú eres mi doppelgaenger, o yo el tuyo. Para verificar el rumor, no hay alternativa: hay que quitarte la máscara. Luego, según otro rumor, Kenichi puede romperte los huesos de la mano derecha y del brazo izquierdo sin que sientas ninguna especie de dolor. Bueno, ya sabes lo que Kenichi tiene que hacer contigo para que sepamos si es mentira o verdadero el rumor este.” 

Al escuchar el último rumor sobre mí, enmudezco  y desvío la mirada al suelo. En mi cabeza resuenan las voces de Kenichi y Aki, pero no soy capaz de alcanzar a entender que dicen. El torbellino de ideas en mi cabeza gira y gira sin parar, pero no puedo quedarme así, yo mismo he confesado un secreto mío. Miro a Sayuri, y el torbellino de ideas coge fuerza. De golpe, lo detengo. Esto no puede ser, si alguno de los rumores que se han extendido aquí es cierto, no cabe duda que es una treta de los que han creado este juego para desestabilizarnos. Han dado a Kenichi y no podemos ir cayendo los demás.

- Yo tengo dos rumores fácilmente comprobables, tengo diez dedos de las manos, y obviamente es imposible que naciera ya con diez años - digo con calma, alzando mis manos con las palmas extendidas -. Pero primero vamos a esperar a que voten para resolver las mentiras, ¿no?

Tras las pausas dramáticas de Manabu llegó la resolución de rumores, a cada cual más disparatado.. Otros daban que pensar. ¿Qué estaba pasando? ¿De verdad que aquella organización había indagado tanto en su vidas privadas? Cuando Manabu anunció el último rumor sobre Kenichi, Sayuri apretó inconscientemente la mano de Miirei, sobrecogida por aquella revelación.

- Eso no puede ser cierto... ¿No..?- murmuró perpleja, sin soltar la mano de la pelirrosa, que frente al panorama que se les presentaba, su cercanía le ayudaba a mantenerse tranquila. Y es que tanto Nobunaga como Goro seguían actuando de un modo temerario, especialmente el primero. - Kenichi-kun nos estás asustando, por favor.. tranquilízate te lo ruego.. - pidió dando un paso en dirección a su amigo, ¿de verdad que pensaba romperle el brazo? ¿Qué pasaría después de eso? Nada bueno seguro. Tenían que mantener la calma, estaban intentando hacer que perdieran la compostura. Sí, debía ser eso.

Por otro lado, Sayuri empezaba a sentir curiosidad sobre la naturaleza del tal Manabu-sensei, por lo que no pensó en retener a Aki. Estaban sucediendo demasiadas cosas a la vez, en eso, sintió la mirada de Kazuma y le miró aún con gesto preocupado por la tensión del ambiente, miró a Miirei por unos segundos antes de volver a centrar su vista en Kenichi y Aki. ¿Qué iban a hacer? Kenichi parecía hecho una furia, aunque no le culpaba, pero todo aquello le daba mala espina..

Miirei escuchó atentamente los rumores que todos habían escrito, esperando que el suyo calmara los nervios del grupo para volver a la armonía inicial, pero a medida que Manabu seguía hablando era una pesada losa que caía sobre los suyos, comprobando que su intento quedó solo en buenas intenciones.

Con el rostro impertérrito con cada rumor, el primero que le hizo inmutarse fue el de Kazuma, provocando que alzara la mirada hacia el susodicho, como si esperara descubrir si se tratara de otra mentira orquestada por sus compañeros o era un secreto guardado, para después levantar la vista hacia los “dioses” y ver sus mensajes, provocando un leve rubor en sus mejillas casi imperceptible. Prefirió no hacer comentarios para no seguir el juego de los aquellos comentaristas, aparte de por respeto a su amigo.

Sin embargo el último rumor pareció desviar el tema, al menos por el momento. Sintió la rabia y la impotencia del resto, sobre todo el miedo por lo que estaban descubriendo.

Eso no puede ser cierto... ¿No..?

No fue capaz de responder. El Ken-Chan que conocía no era como los rumores le estaban dibujando, pero sus actos y palabras corroboran de alguna forma lo que Manabu decía, sembrando en la pelirrosa el velo de la duda.

Mirando a Kenichi, esta vez más decidida sobre qué hacer, soltó la mano de Sayuri y caminó en la dirección del chico, colocándose frente a él.

- Lo siento, Ken-Chan.- Al segundo le dio una fuerte bofetada en la mejilla, haciendo sonar a su paso las numerosas pulseras que llevaba colgando.- ¿No te das cuenta que comportándote así sólo le estás dando la razón? Mírate, míranos. Nos estáis asustando.- Señaló al resto ampliando la mano, y mirando de reojo preocupada a Sayuri.- Os quiero muchísimo, pero esta no es la solución de protegernos.- Su voz era firme y seria, incluso con un atisbo de enfado, una amiga con la suficiente confianza como para levantarle la mano al hijo de los Yakuza.- Por favor.- Susurró mirándole directamente a los ojos, antes de retroceder unos pasos y volver a su casilla.

La bofetada de Miirei fue como un balde de agua helada, estos malditos estaban sacando lo peor de mi, ese lado agresivo que tanto me había costado controlar en el pasado, aquella bestia que aún dormía dentro de mi esperando el momento para ser liberada.

Y entonces sucedió, me desplome como un títere al cuál le habían cortado las cuerdas con los ojos clavados en el suelo, la bestia en mi interior quería salir, pero no se lo iba a permitir, no ahora, ya habría tiempo para saciar su sed de venganza, pero no ahora.

Con la voz entrecortada y bastante temblorosa me dirijo a mis amigos.

Lo.... lo siento chicos, yo no sé, no sé que me pasó, de verdad lo siento, no quise asustarlos. 

Les ruego que me crean, yo no soy así, solía serlo, pero ya no más, gracias a Aki yo cambié mucho.

Yo era un vándalo de lo peor, incluso le rompí la nariz y el brazo a un maestro una vez, porque él quería hacerle lo impensable a alguien muy cercano a mi.

Pe, pe, pero yo sería incapaz de violar a nadie, nunca he sido un yakuza ni lo seré, mi padre tampoco lo es, al menos hasta dónde yo sé, lo que si he sido es un gamberro y vándalo de poca monta, andaba en malos pasos hasta que los conocí a ustedes. - digo al borde de las lágrimas.

Quisiera expresar como me siento ahora, pero no les voy a dar más circo a esos idiotas, a partir de ahora me voy a comportar. - digo secándome las lágrimas que amenazaban con salir al tiempo que levanto mi rostro y miro a cada uno de mis amigos.

Mis ojos buscaban apoyo en Aki, fuerza en Kasuma, perdón en Miirei y algo más en Sayuri, a quien apenas si podía mirarla.

Debe odiarme ahora, ya nunca podré decirle...." - pienso bajando rápidamente la mirada y poniendome de pie mientras lucho por recomponerme.

Uma parte de mi estaba abatida y quebrada, otra furiosa, otra avergonzada y otra muy dolida e incluso asustada. Estos malditos me habían quebrado, pero no se iba a repetir, tenía que ser fuerte.

Fuerte para dominar a la bestia que quería aflorar, fuerte para proteger a los que quiero y fuerte para resistir cualquier cosa que me lanzaran estos infelices.