Partida Rol por web

Los latidos del corazón acelerados y la respiración agitada, hacían que Lux tuviera dificultades para pensar. La ausencia de Garen nunca la había asustado tanto. Se encontraba indefensa por un poder que no podía utilizar sin que hubiera consecuencias funestas, aunque lo emplease para hacer el mismísimo bien y, por otro lado, estaba también el temor a que ese secreto se descontrolase y provocase daño a quien trataba de protegerla. Lo mejor, sin duda, sería tratar de huir de allí. 

Pero... ¿Qué está pasando? - se preguntaba mientras trataba de buscar una salida - ¿Quién invade la mansión de los Crownguard? 

Lux sabía que su reputación no era tan respetada como lo fue en tiempos mejores, pero aún así seguía siendo una familia de renombre. Tal vez se tratase de vulgares ladrones, aunque temía que aquel asalto tuviera que ver con Sylas o alguna cosa de una magnitud que no se solucionase con unas pocas órdenes. Su mejor baza era tratar de pedir ayuda.

Instintivamente, en un primer momento, pensó en ir a los pisos inferiores para buscar la salida del edificio, pero lo más seguro es que esta estuviera muy vigilada y no precisamente por sus guardias. Por lo tanto, decidió ir a los pisos superiores, sabiendo que si tomaba esa decisión sería solo una cuestión de tiempo que la encontrasen. Alertaría a todo el personal de que huyera y se mantuviera a salvo y confiaría en que los guardias que había apostados en aquella fabulosa casa fueran competentes e hicieran su trabajo. Tal vez, Tianna acudiese a tiempo y trajera a Garen con ella. 

De  todos modos, Lux no cedería ante el enemigo. Trataría de defenderse aunque tuviera que utilizar su magia para ello y exponerse. 

Bueno, tal vez si me encierran esté a salvo - pensó irónicamente. 

Lux corrió por el pasillo, y en lugar de bajar las escaleras, subió al altillo. No se encontró con nadie del servicio por el camino, pues era de noche y las doncellas ya habían terminado sus tareas. Sin embargo para cuando subió las escaleras sí se oía ruido abajo.

En el altillo había un poco de todo, desde antiguas armaduras de juguete y grandes casas de muñecas llenas de polvo hasta papeles y libro viejos, muebles, unos espejos tapados, cajas con ropa que ya no valía, o decoraciones para fiestas anuales. 

Lux no solía subir ahí para nada, pero el batiburrillo de cosas fue lo bastante extenso y estaba lo bastante oscuro como para que pudiera esconderse, y terminó por ocultarse debajo de un escritorio amplio que su tía prefirió no tirar cuando cambió el despacho. Unas cajas debajo del escritorio la hacían de parapeto desde donde pudo ver a la mujer entrando en el altillo, ballesta en mano. La luz de la luna que entraba por la ventana redonda reflejaba el metal de la cota de mallas oscurecida que llevaba debajo de la gruesa capa y las empuñaduras de varias dagas que llevaba en la pierna, además de otro arma más larga en el cinturón. Si algo había aprendido de Garen, era que para misiones de sigilo se utilizaba el cuero porque hacía menos ruido... pero ésta mujer usaba metal y en ningún momento rechinó.

Una vez dentro, cerró la puerta con cuidado mientras los ruidos de los guardias se hacían más evidentes. Mirando alrededor, no fue capaz de encontrar a Lux.

Sé que hemos empezado con mal pie, pequeñita... Sus pasos eran increíblemente sigilosos mientras se movía con cuidado observando alrededor. Pero tengo que hacerte unas preguntas, y me las vas a responder... por las buenas o por las malas. 

Sacó de repente la sábana que cubría una vieja estatua, mirando detrás.
Mmmmmh... Siguió mirando alrededor. Por un momento se fijó en el escondite de Lux, pero parecía haberlo descartado. El ruido abajo jugaría en su favor... al menos un poco.

Lo que no estaba jugando a su favor era ese conocido cosquilleo en la palma de la mano...

Lux respiró profundamente, sin hacer ruido, manteniendo la calma. Conocía esa sensación y sabía que podía ser delatada por aquella fuerza de su interior. No le tenía miedo a aquella muchacha, sino a su propio poder y a las consecuencias de este. Esperó en su escondite pacientemente, manteniendo la concentración. 

- ¿Cómo se atreve...? - comenzó a pensar.

La trataba como a una inútil, como alguien de poca valía que docilmente y por temor iba a responder a lo que quisiera preguntarle. Aunque su impulso fue arremeter contra ella, Lux había aprendido lo suficiente como para saber que no era lo mejor en aquel momento y que más valía guardarse. No por ella ni por aquella mujer, sino por Garen y todos los que creían en ella. Esperaría hasta que no tuviera más remedio.

El suelo empezó a cubrirse de una densa niebla sin motivo aparente. No parecía emerger de ninguna parte en concreto, y a juzgar por la mirada de la intrusa no parecía ser cosa suya.

Si crees que me vas a asustar con esos trucos de salón yerras el tiro, brujita. He atrapado peces con dientes mucho más afilados que los tuyos. Dijo sin darle importancia, aunque la neblina crecía más y más, cubriendo todo el altillo. En cuanto oiga la puerta o la ventana se acabará tu oportunidad para hacerlo por las buenas y tendré que llevarte de los pelos.

La voz de la mujer parecía oírse cada vez más lejana, como si la bruma fuera densa como el agua y amortiguase el sonido. Fuese lo que fuese, era una cobertura inmejorable para abandonar el escondite, si es que no prefería esperar a que subiesen los guardias. Si antes no pudo encontrarla, ahora mucho menos.

A lux se le estaba acabando la paciencia con aquella mujer que parecía ir muy confiada en sus habilidades. La joven se preguntaba si merecía la pena quedarse en su escondite o salir a su encuentro y averiguar qué es lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, aquella repentina niebla la pilló por sorpresa.

Tal vez sea una buena oportunidad, después de todo, si me ataca, podré defenderme - pensó para sí - ¿Sabe de mi magia? ¿por qué me llama bruja y me acusa a mí de la niebla? 

Por un momento, estaba tentada a continuar donde estaba y a tratar de obtener más información, pero consideró que de esa forma pondría a Demacia aún más en peligro. Con todo el cuidado que pudo, Lux decidió salir de su escondite e intentar localizar a la intrusa en aquella sala llena de niebla. La idea era averiguar si sería más fácil llegar a la ventana o a la puerta para poder huir de aquel altillo. 

La niebla se hacía cada vez más espesa y Lux se puso en pie, esperando no tirar demasiadas cosas que la delataran mientras trataba de llegar a la puerta, que ahora simplemente imaginaba donde estaba.

¡Te avisé! Escuchó antes de notar cómo la golpeaban y la agarraban, tirándola al suelo.

Pero no tocó ningún suelo. Agarrada a Lux, la intrusa empezó a gritar de dolor, incapaz de soltar a la Crownguard, gritando cada vez más alto y apretándola hasta hacerla daño. 

Lux sintió una extraña sensación de vértigo, frío y malestar, aunque la intrusa dejó de gritar al poco tiempo. Parecía flotar, como si no estuviera sujeta a nada, pero tampoco estar cayendo a ninguna parte. Todo se volvió oscuro, con luces y franjas ocasionales de color que pasaban deprisa, como si estuviera en un túnel que iba mucho más veloz que cualquier cosa que hubiera conocido. Entre la bruma, las luces y las franjas, distinguió las siluetas de otros tres seres que iban rodando sin control como ella hacia... ¿Dónde?

Todo se hizo oscuro antes de que lograse discernir más de esas tres figuras, y quedó inconsciente.