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Trilogía de la Orden del Libro: El Enclave

CAPÍTULO 2: La noche de los libros quemados

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06/12/2016, 11:20
DM

CAPÍTULO 2: LA NOCHE DE LOS LIBROS QUEMADOS

Tras los sucesos acontecidos durante el día la noche cayó y las últimas campanadas de la torre de los archimagos anunciaron la finalización de la jornada laboral para los miembros de la Orden del Libro, era momento de cenar y hallar el merecido descanso en las sedosas camas. Aquella noche todo pareció transcurrir con normalidad, la temperatura primaveral era suave y estaba acompañada por una luna brillante y redonda que iluminaba con su luz todas las zonas abiertas al cielo del idílico enclave del saber. Los últimos escribas de la biblioteca se encargaron de cerrar las puertas de los amplios salones cuyo interior albergaban la mayor colección de pergaminos y libros del mundo. La gran biblioteca era la joya de la corona de la Orden del Libro, un lugar de saber visitado por sabios y eruditos de todos los rincones del continente. Se dice que incluso existe una colección secreta de libros en su interior solo accesible para el consejo de gobierno de la orden y cuyo contenido revelaba algunos de los grandes secretos de la historia. Los fuelles, hornos y mesas de trabajo de la sección de artificieros era lo único que permanecía activo durante la noche, pues siempre había algún artesano vigilando que los materiales que debían calentarse lo hicieran adecuadamente y que con el despunte del alba todo estuviera listo para reanudar el trabajo. Aparte de estos, los guardias de la orden montaban guardia en las puertas principales, pues nunca se sabía si algún ladronzuelo ocasional pudiera intentar sustraer algo del interior del enclave, sin embargo la noche parecía idéntica a las del resto del año: aburridas y sin nada extraordinario a destacar. Todo descansaba y permanecía tranquilo, en estado latente al bullicio de actividad que despertaría con el amanecer, ajenos a los fatídicos sucesos que tendrían lugar aquella noche...

De pronto gritos de un dolor indescriptible, muchos ruidos de pasos metálicos y un insoportable olor a azufre y quemado despertaron a todos de su placentero sueño. Todos sintieron de pronto un escalofrío, algo iba mal, algo iba muy mal. Instantes después lo oyeron, las campanas de la torre de los archimagos empezaron a agitarse de forma violenta produciendo repetidos "clongs" a modo de alarma. Los que se alojaban en el ala norte salieron de sus pequeñas estancias al pasillo cuyas vistas a través de varios arcos descubiertos en el muro exterior daban al gran jardín del enclave que servía de patio principal. 

En cuánto se asomaron lo vieron, multitud de hombres ataviados con pesadas armaduras, cascos cilíndricos y armas de todo tipo que mataban y perseguían a sorprendidos miembros de la orden, la mayoría en camisón, que intentaban huir despavoridos para hallar su final ensartados por espadas o hachas. En los tabardos de los atacantes podía observarse la V formada por dos espadas, signo inequívoco de Velex, sin embargo no estaban solos pues muchos aldeanos vestidos con ropas humildes y rostros cubiertos por máscaras para ocultar sus identidades portaban antorchas, hoces, horquillas, palos con los que cometían similares acciones a los templarios. En aquellos mismos jardines habían varios montones de libros que los templarios traían y amontonaban para luego prenderles fuego con antorchas. Las hogueras fueron sucediéndose y entremezclándose con la antes bella y exótica vegetación del lugar.

Varias columnas de humo negro ascendían al estrellado cielo de las diferentes zonas del enclave. El fuego y la muerte se había apoderado del lugar, y el miedo se había instalado de cada uno de los que aún quedaban con vida. 

Notas de juego

NOTA DM: Bien chicos... habiendo hecho las debidas escenas introductorias empezamos con un evento que marcará el desarrollo de la trilogía y la evolución de vuestros personajes. Antes de que iniciéis vuestros posts advertir que los cementerios están llenos de héroes y que los sucesos que repentinamente están teniendo lugar son extremadamente peligrosos. ¡Dicho lo dicho... empecemos!

Todos los que estáis en esta escena estáis alojados en los dormitorios individuales del ala norte, donde aún no ha llegado el fuego ni ninguno de los asaltantes, por lo que aún parecéis tener oportunidad de escapar de esta matanza.

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06/12/2016, 19:58
Nariya

Nariya no podía dormir. Seguía dando vueltas en la cama, maldiciendo mentalmente a los estúpidos templarios que les habían amenazado. Unos malditos cobardes. Al cabo de una hora dando vueltas, decidió que lo mejor era salir a pasear e ir a ver a alguno de sus amigos. La chica comenzó a vestirse con una camisa vieja que la llegaba casi hasta las rodillas. Cuando se la estaba abrochando comenzaron los gritos y aullidos. Y el olor picante.

¿Qué demonios?

El corazón de la chiquilla se detuvo durante unos segundos. La nariz comenzaba a arderla, el inconfundible olor picante del humo y de fuego. Pensando que había habido un accidente en la sala de artificios salió disparada a las escaleras. Lo que vio allí la paralizó. En el mismo momento en el que se asomaba, localizó a Helga, una chica que había conocido en las primeras semanas, cuando aún no sabía si la permitirían quedarse con la que había congeniado. Una espada le sobresalía del pecho. La ladrona se llevó las manos a la boca para no gritar. Aquello era una masacre y parecía que prácticamente nadie iba a salir vivo de aquella. Incluso ella tendría problemas a pesar de ser especialista en dar esquinazo a la gente. Sin embargo, no era en ella en quien pensó en aquel momento.

–Ösrik...– La chica corrió hasta su habitación y cogió la pequeña daga de plata. Si había tiempo volvería a por el resto de sus cosas, pero lo importante en aquel momento era despertar al enano,si aún no lo había hecho para salir de allí cuanto antes. La muchacha llegó hasta la habitación del enano, esquivando las puertas que iban abriendose a su camino. Lo más probable era que se hubiese despertado, pero no podía arriesgarse. No estaba dispuesta a perder a otro ser querido a manos de aquellos fanáticos. Cuando llegó a la puerta la golpeó esperando poder abrirla.

–¡¡Nos atacan!! Levanta, rápido– exclamó antes de darse a vuelta para vigilar que nadie se acercase.

 

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06/12/2016, 22:00
Espinela

Tras refunfuñar un rato por su ignorancia, una duermevela acabó por apoderarse del cansado cuerpo de la guerrera. El día había estado lleno de emociones fuertes y finalmente, el sueño la alcanzó. Poco a poco sus ojos se cerraron y la muchacha se dejó llevar por el propio sopor que le invadía. Descansar en aquel catre era un lujo para Espinela, la cual estaba acostumbrada a acampar al raso la mayoría de días del año... 

Mientras dormía, creyó escuchar cánticos e instrumentos. Por unos segundos, su onírica mente viajó a la calidez de las fiestas de la cosecha de Evinter y se dejó embargar por la felicidad de volver a ver a sus padres. Ander seguía igual. Recio y duro a pesar de los años y las canas. Por su parte, su querida madre le sonreía con ese amor que sólo puede desprender la persona que más te quiere sobre la faz de la tierra. Aquello era un verdadero espectáculo. Volvía a estar en su hogar.

De repente la banda de Guldritch comenzó a desafinar. Cosa rara. Aquellos músicos no habían estudiado en conservatorios ni academias, pero conocían sus instrumentos como el más capaz de los bardos. Ruidos disonantes, gritos de dolor... ¡¿Qué sucedía?!

Espinela abrió los ojos y la danza de sombras y griterío de los jardines le llamaron terriblemente la atención. Un sudor frío le recorrió la espalda tomando forma en una idea que era capaz de helarle la sangre... ¡¿Acaso alguien se atrevía a atacar el Enclave de la Ordo Libri?!... No puede ser. No puede ser...- negaba con su cabeza mientras rápidamente comenzó a ataviarse con sus enseres de combate.

Una vez ya estaba preparada, salió al pasillo del ala norte. El ruido de carreras y pasos metálicos le auguraban que la cosa pintaba mal... horriblemente mal. Cuando logró asomarse a un gran rosetón, lo que sus ojos contemplaron la dejaron sin palabras. El infierno había abierto sus puertas y Penumbra había liberado sus huestes... ¡¡Nooo!!- exclamó de forma apagada viendo como las llamas consumían la mayor parte de aquellos edificios de saber y los fanáticos de Velex asesinaban a los integrantes de la orden a sangre fría. También contempló a las gentes de Robleda alzando las armas contra ellos. No había lugar en la ciudad donde guarecerse. Cualquier persona era un potencial enemigo... -¡¡Malditos!!- dijo con asco.

- ¡¡Piensa Espinela!! ¡¡Piensa!!- se decía a sí misma mientras sus pasos iban de un lado a otro de forma nerviosa. Debía elegir con tino su próximo movimiento, o no saldría de allí con vida. Entonces cayó en la cuenta de que el joven maestro Morden dormía cerca. Estaría aterrorizado. Debía rescatarlo, pues era el futuro de aquella orden. 

Hoy les tocaba huir, pero pronto volverían, y aquellos que alzaron su mano contra ellos, pagarían el daño inflingido con creces.

Enfiló el pasillo dirección a la estancia del joven maestro. No lo abandonaría.

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06/12/2016, 23:16
Ösrik Forgemane

Ösrik tardó en quedarse dormido. La preocupación que sentía por los recientes acontecimientos hacía que no pudiese pegar ojo.

Cuando por fin el sueño le venció, las imagenes que acudieron a su mente fueron atroces: caballeros de negra armadura masacraban a un nutrido grupo de los de su gente. Lenguas de fuego lamían con crueldad la carne ennegrecida de enanos sin vida.
Suntuosos salones de piedra tallada se venían abajo mientras los invasores traían la muerte con implacable violencia.
De pronto se vio a sí mismo siendo joven aún; se encontraba en la vieja fragua de su padre. Vio a su familia que yacía en charcos formados por su propia sangre. Uno de esos enlutados combatientes le observaba con fría iniquidad. Llevado por la furia, el joven Ösrik se lanzó contra el agresor, mas, al tocarlo, la armadura se desmoronó a sus pies: era sólo un cascarón vacío.
Un grito le llegó desde el interior de la fragua. Un horno que nunca más iba a sentir la cálida caricia de la lumbre. Al asomarse, los lamentos se intensificaron hasta crear una cacofonía insoportable.

El enano despertó empapado en sudor, pero los alaridos aún resonaban en su cabeza. Pero no sólo en su mente se escuchaban: venían de fuera.
Con los nervios a flor de piel, vistió rápidamente su pesada casaca. En ese momento, la voz de Nariya le llegó desde el otro lado de la puerta: - ¡Chiquilla! ¡No te quedes ahí! - dijo, corriendo a abrir y tirando de ella hacia el interior de la estancia - ¿Estás bien, hija? ¿Qué pasa ahí fuera?

No esperó respuesta; sus más oscuros presagios estaban ocurriendo. No había duda de lo que estaba sucediendo.
- Hay que salir de aquí cuanto antes, Nariya. ¡¡Maldita sea!! ¡Sabía que esto pasaría!
Con las manos temblorosas, recogió el petate que había dejado junto a la puerta al regresar ese mismo día.

- ¡Ah! - se volvió y abrió a patadas el pesado baúl y extrajo algo envuelto en un paño, guardándolo en el macuto sin miramientos.

- ¿Tienes que volver a tu alcoba a buscar algo? No sé cuando podremos regresar... lo que dejes atrás, ahí se quedará.

Cargando el petate a la espalda, acompañó a la joven fuera. - Vámonos
Mientras caminaban, embrazó el escudo y su diestra se posó sobre el mango de nogal que pendía de su cinto.

Lo que vio le heló el alma. Soldados fuertemente armados estaban pasando a espada a todo el que se cruzaba en su camino. Por doquier se diseminaban multitud de hogueras que llenaban el ambiente de un espeso humo, dificultando la respiración a los que aún seguían con vida.
Una miríada de pensamientos cruzaron su mente, agitándolo sin compasión. El viejo Glümbik podía estar en peligro, así como los demás artesanos. Por el rabillo del ojo vio a la muchacha que le seguía; no podían demorarse, no permitiría que nada malo le pasase. La acompañaría para que terminase de vestirse y saldrían de aquel sitio.

Mientras corrían, las lágrimas brotaban de sus ojos. Tanta destrucción, tanta muerte y ruina... ¿Cuántas cosas se perderían?

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06/12/2016, 23:31
Nariya

Nariya ni siquiera procesó lo que decía o hacía el enano, aunque quedaba registrado en su cerebro. Los gritos, el olor a humo y el ruido metálico era lo una de las experiencias más terroríficas por las que había pasado jamás. Estaba acostumbrada a los golpes, a la pobreza y a correr por su vida, pero ni de lejos a la masacre. Los miembros de la Orden iban cayendo, ayudados por algunos pueblerinos que, cobardemente,cubrían su rostro. Ante la pregunta del enano la chica negó con la cabeza. Había llegado a la orden sin nada de valor, y nada de valor tenía. Al retroceder para dejar pasar a Ösrik miró abajo y vio sus pies desnudos. Así no podía ir a ningún lado.

–So...solo terminar de vestirme. Vamos...–La chica corrió a la habitación seguida del enano. En la mano llevaba la brillante hoja de plata con la que este le había obsequiado el año anterior. Con un par de hábiles movimientos se calzó los pantalones y encajó a la fuerza las botas.–¿Quién estaba de guardia en los hornos?

El tono de voz parecía asustado, pero Nariya se movía con rapidez. De un fuerte pisotón levanto una tabla del suelo que abrió un agujero y recogió de el una bolsa que parecía contener trastos varios. Una fina barra metálica indicó al enano que se trataban de los antiguos instrumentos de cerrajería de la pícaro, pero no reconoció una pequeña espada corta que también descansaba en el escondite. Nariya no se había librado de su pasado, y puede que eso les salvase la vida.

–Escucha...– dijo agachándose para ocultarse y para estar a la altura de su mentor. A pesar de los nervios y de que las piernas le temblaban sin parar, su cabeza empezaba poco a poco a razonar. La chica sacó unos grilletes rotos, los mismos que había abierto con las herramientas de la Orden y se los dio mientras hablaba muy rápido y en voz baja– Sé donde podemos ir pero si por lo que sea me pasa algo nos separamos, ve a la casa en ruinas que le falta un alero del tejado, en los barrios bajos. Pregunta por mí. Esto demostrará que me conoces.

La chica, que había hecho especial hincapié en el condicional apra dejar claro al enano que no iba a irse por su cuenta, le metió a la fuerza los grilletes en el petate antes de mirar a su alrededor, confusa, sin saber que hacer, por donde huír o si podían ayudar a alguien. Lo que estaba claro era tenían que salir. Nariya se asomó a ver si veía a alguien más para hacerle gestos y huir juntos.

 

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07/12/2016, 14:12
Ösrik Forgemane

El enano aguardó hasta que Nariya terminó de vestirse, sin quitar la vista de la puerta. La situación era terrible, a cada segundo que pasaba, parecía que la madera iba a saltar en pedazos.
Y lo peor de todo era que entre tantos soldados, pudo vislumbrar a una mayoría que vestía sus ropas de diario; eran ciudadanos normales y corrientes. ¿Con qué clase de engaños o amenazas les habían convencido para cometer semejante atrocidad?

La muchacha tardó muy poco en estar lista y salieron de nuevo. Pero antes de ello, la joven le hizo entrega de un par de grilletes rotos.
Ösrik no entendía nada de lo que le estaba diciendo.
- ¿Qué dices? No vamos a separarnos. Escúchame tú; mientras a este enano le quede un soplo de vida, tú no vas a estar sola. ¿Me has entendido?
Con todo, almacenó la información que le había dado, quisiera el misericordioso Señor bajo la Montaña que no tuviese que hacer uso de aquello que le había confiado.

- Ahora vámonos, hay que darse prisa. No te separes de mí; lo vamos a lograr, ya lo verás. El enano marchaba con la mano de la chiquilla bien agarrada. No permitiría que nada en el mundo la apartase de su lado.

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07/12/2016, 18:08
Morden

En cuánto Espinela se dispuso a entrar en los aposentos del joven mago Morden apareció casi topandose con la peliroja arquera. El chico parecía asustado y ya se había colocado su túnica, sin embargo parecía perdido y incapaz de reaccionar ante la masacre que se estaba cometiendo. 

- ¡Espi! ¿Qué está ocurriendo? - exclamó horrorizado. - ¿Nos están atacando? - preguntó al tiempó que Ösrik y Naryia se acercaban a aquel lugar del pasillo de habitaciones del ala norte. 

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07/12/2016, 18:10
DM

Notas de juego

NOTA DM: Morden es el aprendiz de mago más joven de la orden, con apenas quince años de edad, se ha ganado la amistad de todo el enclave gracias a su corazón bondadoso y carácter entrañable, por lo que todos lo conocéis en mayor o menor medida. 

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07/12/2016, 18:59
Espinela

- ¡¡Tranquilo joven maestro!!- exclamó la arquera doblando un poco su espalda para que sus ojos miraran fijamente al chaval. - Lo importante es que estoy aquí y vamos a salir todos juntos...- añadió en cuanto el enano y la chica que lo acompañaba aparecieron tras ella. - Esos malditos fanáticos han cometido un error terrible atacando a un enclave neutral como éste...- dijo la guerrera mientras comprobaba que todo sus equipo estaba en orden.

Realmente, Espinela tenía razón. Atacar una institución como aquella con tal virulencia, podía ser causa de ajusticiamiento por parte de las autoridades de Robleda, pero ella misma se respondió a sus conjeturas... ¡¡Seguramente algún pez gordo se encontrara en el ajo!!

- ¡¡Marchemos aún que lo podemos contar!! ¡¡Todos juntos!!...- ordenó la mujer aprestando su arco con una flecha por si debía disparar con rapidez - ¡¡Morden!!... ¡¡No os separéis de mí!!- dijo seriamente al chiquillo asustado.

 

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07/12/2016, 19:46
Valerian

El rumor de caos y lucha entraba en su cuarto por la ventana entornada. Mirando por la ventana Valerian parecía una escultura, quieto como si fuera de piedra. Ya habia visto la situación y de hecho estaba reaccionando, aunque no lo pareciera demasiado. Vístome despacio que tengo prisa, dijo para si mismo. Ya se habia encontrado en situaciones similares en el pasado.  sabía que lo peor que podia hacer era salir de su cuarto al tun tún sin equiparse bien y sin pensar en qué iba a hacer. Eso sólo provocaba más caos y dejar que le mataran facilmente, algo que no estaba dispuesto a hacer.

Lentamente se vistió, se puso su armadura pesada y se equipó. Además de su equipo de combate preparó un petate con equipo esencial por si tenía que retirarse de la ciudad. No contenía alimentos, pero si equipo de viaje y sus posesiones más valiosas. En vez de su escudo de la Orden del Libro cogió el de su casa nobiliaria. Sonrió de manera torcida: el rojo del escudo sobre el que se dibujaba un grifo rampante negro era el mismo rojo que el de los seguidores de Velex. Quizá hasta le iba bien para causar un poco de confusión en algun atacante despistado antes de ensartarlo. Su capa de ceremonias la envolvió cuidadosamente en el petate, y de él colgó una ruda capa de viaje, que no se puso por si tenia que combatir. No hay nada peor que la falta de libertad de movimientos mientras intentas que no te maten. 

Asi equipado se dispuso a salir. Valerian se puso el casco, se ajustó el petate y cogiendo el escudo y la espada desenvainada avanzó por el pasillo en actitud cauta. se oían ruidos más allá del recodo, y no podía asegurar que fueran amigos. 

Notas de juego

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08/12/2016, 00:52
Jarsen Hardwood

Jarsen parecia estar viviendo una pesadilla.

Pensaba haber encontrado una familia ...y se la habían arrebatado.

Vamos chico, aquí no nos queda nada,

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08/12/2016, 11:05
Espinela

El taciturno y sigiloso Jarsen apareció de la nada. Espinela dio un respingo pues en un primer instante pensó que se trataba de unos de esos perros rabiosos de Velex. Viró sobre sus talones y antepuso su arco apuntando al sombrío explorador. Sus palabras fueron escuetas, pero no por ello estaban desprovistas de razón. No podían perder tiempo. Debían moverse con rapidez.

- ¡¡Joven maestro!!- se dirigió a Morden - Llévenos hasta los aposentos de la maestra Zadia. No podemos dejarla a su suerte. - afirmó enérgica. Si todo lo que se comentaba era cierto, esa veterana maga había olvidado sus antiguos poderes, pero en caso de recuperarlos podía ser un activo valiosísimo para la orden. Es más. Podía incluso ser la hechicera de mayor rango con vida en esos momentos, de la Ordo Libri...

Un escalofrío le recorrió la espalda. Aquella responsabilidad sobre los hombros de la muchacha, pesaba más de lo que en ningún momento llegara a imaginar.

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08/12/2016, 23:38
Esma

Esa noche se había acostado pronto. Exhausta de tanto trabajo, le dolían las muñecas y su menuda espalda, siempre encorvada sobre libros abiertos y mapas ajados. Se había enrrollado en su cama y un agradable sueño la acompañaba plácidamente. Hasta que escuchó los ruidos. Se revolvió en sus mantas, esperando a que el jaleo cesara, pero el alboroto sólo parecía aumentar. Con algo de parsimonia, se desperezó ajena a cualquier peligro como era normal en su ingenua naturaleza y se restregó los ojos con esmero. Cuando se quiso dar cuenta la habitación estaba iluminada por un fulgor anaranjado que proyectaba sombras funestas.

Se abalanzó al alféizar de la ventana, llevándose por delante su querido instrumento -una viola bastante maltrecha-, y ante aquel infierno indescriptible, contuvo el aliento.

No... no... ¡No, no, no!-gritaba Esma para sus adentros.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué atacaban la Orden del Libro? Jamás había conocido personas tan generosas y de buen corazón como las que habitaban aquella fortaleza del conocimiento. ¿Quién sería tan despiadado para...?

Esma reconoció el símbolo de Velex. Al llegar a Robleda había visto cientos de guerreros que portaban con orgullo la insignia del dios de la guerra y siempre le habían dado mala espina. Cuando entró en la Orden, sus superiores le explicaron todo lo que tenía que saber sobre ellos y su afán por engendrar el caos, pero ella respetaba las creencias de los demás y nunca puso en duda el buen juicio de los integrantes del grupo religioso; seguro que se trataban de malentendidos. Las lágrimas afloraron en los ojos de Esma.

-La biblioteca está ardiendo...-dijo en un quedo sollozo.

Esma tardó unos minutos en reaccionar. Se vistió lo más rápido que pudo, recogió lo imprescindible y guardó con cuidado su instrumento. Seguro que era un malentendido. Ni siquiera los miembros de Velex serían capaces de algo tan atroz y, aunque estaba asustada, debía hacer algo al respecto. Quizá la escucharan... y más valía que lo hicieran o sería la reuina para tantos ejemplares irremplazables.

Esma no era consciente del peligro que corría, pero nunca lo era. Salió al pasillo a trompicones y se puso a correr desesperadamente con la intención de alcanzar el patio donde estaban ejecutando a miembros de la Orden. Después de equivocarse un par de veces de camino, consiguió ir en dirección correcta.

-¡Por favor, ayúdeme, debemos parar esto!-suplicaba Esma a todo el se le cruzaba, pero estaban más preocupados por su seguridad que por el destino del edificio. De pronto, se dio de bruces con la espalda de un joven bien armado. A lo mejor él le haría caso.

-Eres de la guardia de la Orden, ¿verdad? ¡Hay que hacerles entrar en razón! ¡Los... los libros están...!-Esma dio un paso atrás al no reconocer el símbolo del escudo que portaba el guarda.

Notas de juego

Se supone que se ha encontrado con Valerian, por si no se entiende xDDDD

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09/12/2016, 02:27
Jarsen Hardwood

Jarsen recordó la mirada de odio de los templarios de Velex. Presentía que su maldad solo había empezado a mostrarse.

- ¡TODO EL MUNDO FUERA DE AQUÍ! ¡VAMOS! ¡QUERRÁN CAZARNOS COMO A RATAS!¡HAY QUE MOVERSE LO MAS RÁPIDO POSIBLE!

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11/12/2016, 10:58
Zadia

Zadia había tardado más de lo habitual en coger el sueño aquella noche. Recostada en su camastro, los acontecimientos en el anfiteatro la mantuvieron despierta de preocupación más tiempo de lo que pretendía. Finalmente, agotada por el cansancio, se deslizó en un duermevela que se vio interrumpido más pronto que tarde por los ruidos del exterior de su habitación. Con el corazón inquieto, se levantó puesta sólo con el camisón y descalza hacia la pared de su aposento.

Asomada por el estrecho ventanuco, observó con horror cómo amigos, colegas y criados eran pasados a cuchillo por los fanáticos. Al principio no podía hacer otra cosa que mirar, estupefacta, ante la carnicería que se desarrollaba ante sus ojos. Sin ser consciente, se había llevado las manos temblorosas a la boca, mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro. A continuación vio la quema de libros, pergaminos, vitelas y atriles de madera en una gran hoguera del patio. Las llamas ascendían en la noche como lenguas de fuego, desprendiendo humo y chispas. Recordó las arduas tardes de memorización de obras, de copiado de obras antiguas y tratados. Porque la Orden atesoraba conocimiento, no magia. Ésta era el resultado del estudio y del saber, no de un don innato como algunos creían. Los libros sobre esoterismo y secretos arcanos eran en realidad una parte ínfima de la biblioteca, que no llegaba a una sexta parte de lo que contenía, pese a ser la más voluminosa en el reino, y a decir de la Orden, de todo el mundo conocido.

¿Quién está cometiendo tal maldad? se dijo a si misma. El símbolo en forma de V de los fanáticos contestó a sus preguntas. Ni en sus más terribles pesadillas habría imaginado Zadia que los clérigos de Vélex se hubiesen atrevido a cometer tales vilezas. Los tenía por ignorantes y zoquetes, pero nunca de asesinos y homicidas. Aquel velo se había destapado en aquel momento.

Había sido un ataque premeditado y completamente planificado. El objetivo no era simplemente un ataque de represalia por lo ocurrido hoy. Tal y como estaba viendo, su objetivo consistía en erradicar la Orden de raíz, asediando en mitad de la noche y destruyendo la razón de la existencia de su fundación: el saber. Pues la biblioteca no era lo único que atesoraba todos aquellos escritos. Las mentes de los miembros de la Orden también contenían aquellos textos. De hecho, ignorantes del funcionamiento de su hermandad, desconocían que sólo una pequeña parte de la misma ostentaban el cargo de magi, siendo en su mayor parte lectorii (personas que memorizaban libros o textos) los componentes de la misma. Todos gozaban de una gran capacidad mnemotécnica, y recibían refugio, alimentos e instrucción en algún oficio (si así lo deseaban) a cambio de prestar sus mentes a la Ordo. Los libros eran un material extremadamente caro, requiriendo docenas de pieles de animales sacrificados sólamente para crear uno, y se tardaba mucho tiempo. Era más sencillo hacer que un de los lectorii lo memorizase para que luego lo leyese en voz alta a alguien que lo copiase letra a letra.

Por eso aquel ataque estaba destruyendo a la Orden. Cada persona que moría no solo era una vida perdida, sino un texto cuya existencia desaparecería para siempre. La base sobre la que se sustentaba desaparecía, aniquilada por aquellos que afirmaban defender el bien.

Tengo que encontrar a Morden... -se dijo a sí misma, limpiándose las lágrimas y echándose la túnica por encima. Aquel muchacho, al que había cogido tanto cariño, más como una abuela que como colega de trabajo, debía estar asustado y perdido. La idea de que cayese en manos de aquellos animales le provocaba una gran angustia en el pecho. Recogió su cayado y metió la daga ritual para ceremonias en el cinturón que sujetaba la prenda. También se sujetó el estuche con su grimorio y varios pergaminos en blanco, no quería que cayesen en manos de los sacerdotes y sus seguidores. Parecía claro que en aquel momento lo único que podrían hacer era retirarse y salvar tantas vidas como les fuese posible. Más tarde, con ayuda de Rainus, tomarían las medidas oportunas y la justicia del burgomaestre, o incluso la mismísima reina Vigdis si fuese necesario. Aquel golpe traicionero había mostrado a las claras la auténtica verdad de Vélex. Saliendo de su dependencia, se dirigió hacia donde Morden disponía la suya.

 

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11/12/2016, 17:13
DM

Con un insportable aloboroto de gritos y horror así como un permanente olor a quemado todos los supervivientes que se alojaban en el ala norte del enclave salieron de sus respectivas habitaciones para reencontrarse con los demás y tratar de huir de aquel infierno. El enano Ösrik corrió junto a su ahijada Nariya por el pasillo hasta toparse con otros miembros de la orden en uno de los extremos del pasillo. Allí se encontraba Valerian, uno del guardias del enclave, que acababa de toparse con la desesperada Esma, una barda que hacía poco que había ingresado en la organización.

A pocos metros de ellos Espinela y Morden se encontraron con la maga Zadia que justo había salido de su habitación. al tiempo que Jarsen advertía de la imperiosa necesidad de escapar cuanto antes mejor. Todos ellos eran los únicos miembros del ala norte que quedaban allí, ahora debían tratar de huir de aquella masacre como pudieran a través de las escaleras del pasillo que les conduciría a la planta baja del enclave. 

Notas de juego

NOTA DM: Todos una tirada de SAB. Para los neófitos en AME las tiradas de habilidad hay que tirar 1d20 y el resultado es exito siempre que se saque menos que la puntuación de la habilidad + su correspondiente modificador. 

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11/12/2016, 18:26
Nariya

–¡Morden!¡Zadia! ¿Estáis bien?

Nariya suspiró con alivio al ver que todos los miembros de la Orden de aquella ala iban aparececiendo, sanos, pero no a salvo. Al menos no por mucho tiempo si no actuaban con rapidez y precisión. Tenían que hacer algo. La pícaro comenzó a mesarse del pelo de forma inconsciente, mirando a su alrededor. Todos parecían tener claro que había que huír, excepto aquella chica, la bardo, que parecía aún más asustada que ella.

–¡Eres más importante que un libro! Lo que tenemos que hacer es salir de aquí...–le dijo sacando fuerzas de la flaqueza.–Y solo hay una salida... Quizás incluso podamos salvar algo.

Piensa Nariya, piensa... Ellos...No son templarios. Ellos son guardias. Esto es el mercado. Eso es. Piensa así, actúa así y todo saldrá bien.

¿Y qué era lo que había que hacer para dar esquinazo a los guardias más tenaces? Camuflarse entre ellos. Ni corta ni perezosa, la chica se alejó del grupo para acercarse a uno de los pesados cortinajes y, sacando su daga del cinto comenzó a cortar unos largos pedazos con gran rapidez.

–Rapido, ponedlo como máscaras. Camuflemonos entre esos cobardes– Cada vez que terminaba uno, se lo lanzaba a uno de los supervivientes, resevando el último para sí misma y poniéndolo como si fuera una máscara. Sobrevirían.

Tiene que funcionar...tiene que funcionar...

- Tiradas (1)

Motivo: SAB

Tirada: 1d20

Dificultad: 12-

Resultado: 12 (Exito)

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12/12/2016, 18:15
Jarsen Hardwood

Jarsen nego con la cabeza. 

- No es mala idea Nariya, pero nos reconoceran. Deberiamos evitar las calles principales y buscar caballos.

- Tiradas (1)

Motivo: SAB

Tirada: 1d20

Dificultad: 11-

Resultado: 11 (Exito)

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12/12/2016, 19:43
Nariya

–Para evitar las calles hay que llegar a ellas. Y para llegar afuera hay que pasar desapercibido por ese infierno.–respondió la chica con seguridad. Jarsen sabría moverse por el campo, pero Nariya se había críado en las calles. Sabía de lo que hablaba y no se rendiría para convencer al resto de que hiciesen lo necesario para salir de ese infierno.

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12/12/2016, 19:52
Valerian

Valerian le sonrió a la barda. Él distaba mucho de estar a gusto en la presente situación, pero siendo un combatiente claramente la encaraba con más tranquilidad que la barda. havia visto a la muchacha por el patio. esma se llamaba si mal no recordaba. Viendo la mirada de la muchacha le aclaró el malentendido. 

Antes que guerrero de la orden soy y seré un miembro de la Casa de Farlar. Si debo abandonar la orden contra mi voluntad será con los colores de mi casa, pero te aseguro que soy y seré leal a la Orden, no te preocupes por eso. 

El gesto de la pícara le pareció interesante. La muchacha tenia cerebro. Agarró el trapo que se le arrojaba y le asintió con la cabeza en reconocimiento. 

Haced caso a la chica. Si podemos evitar el combate cuanto más tiempo posible mejor. CViendo la situación ahora mismo se trata de sobrevivir para contraatacar, no de hacerse el héroe. ya habrá tiempo para eso. hay que poner a los Magi y artesanos a salvo.

Ni corto ni perezoso se puso el trapo en la cabeza. Miró a Espinela y Jarsen, ya que claramente eran combatientes como él. Habia que montar un dispositivo de protección y maniobra para el grupo cuanto antes. 

Harwood, ¿era Harwood verdad? ?Que via de escape crees la más adecuada para llegar a alguna calle lateral en la que podamos reagruparnos? Caballos no creo que podamos conseguir, ya que si el ataque es tan virulento probablemente contará con piquetes en los establos, pero tampoco creo que sea necesario. Si llegamos a los barracones d ela guardia de la ciudad deberiamos conseguir protección.