Partida Rol por web

- No me cabe duda que convocar esa criatura, aún teniendo un fragmento suyo y conociendo su Nombre, es algo que escapa a mis capacidades; no proponía hacerlo yo, sino, bueno, los líderes del gremio de convocadores, sean quienes sean. Deberían estar más capacitados para vencer sus protecciones.

Dedicó una mirada desconfiada a Crescentia, cuando le "reclutó" de inmediato para el paseo hacia el Archimago. Si alguien como él tenía más que aportar a la investigación de lo que ya había hecho, se temía que aquel lugar estaba en serios apuros...

Apenas se consideraba a sí mismo un brujo... Sin embargo, finalmente, asintió con un leve encogimiento de hombros. La mujer del pelo blanco tenía una sheele, y como mínimo eso era garantía de que sabría indicarle dónde ir después. - Le sigo, señorita. Mi nombre es Zylo, por cierto, por si lo prefiere a dirigirse a mí por "tú". ¿Algún nombre que prefiera a "señorita"?- dijo en un tono plano; no era una recriminación de ninguna clase, realmente lo proponía por comodidad.

Hizo un gesto con la mano en dirección a Aiko a modo de despedida, y con Izarua aún sujeta a su pelo, aunque ahora sentada como un conductor de carruajes, siguió a Crescentia

Perdón.- Respondía  la mujer de cabellos rubios que se acerco a recuperar su abrigo. Había estado tan inmersa en mis pensamientos que me había alejado algunos pasos portando el abrigo sin darme cuenta. No tarde mucho en girarme hacia las palabras de aquella mujer con la que había tenido el encontronazo al llegar.

Durante un primer momento me quedo parada. No entendía a aquella mujer. No entendía que pensaba que le daba derecho a hablar sobre algunos temas sin saber nada de esa persona. Si fuese realmente capad de proteger algo en vez de traer la desgracia a mi alrededor no habría estos años vagando sola por el continente.

Mis pensamientos se desvirtuaron cuando el hada se poso en mi hombro animándome a seguir a la mujer. En un inicio había salido de casa para dirigirme a las tiendas del sector oeste, que quedaban relativamente cerca del Gremio de magos, donde suponía que se dirigía aquella mujer.

Mire a Petra durante un momento mientras empezaba a andar. No estaba siguiendo a Crescentia, simplemente es que tenia el mismo rumbo que yo.- ¿Siempre es así de maleducada?.- Mi pregunta era directa y no había bajado el tono para que no me escuchara la mujer, después de todo, si no recordaba mal lo que había estudiado, ella podía ver a través de su familiar cuando quisiera.

-En fin...- Mi cabeza iba intentando asentarse mientras trataba de recordar los materiales que tenia planeado comprar. Esperaba que, a diferencia del día anterior, el mercurio tuviera mejor precio.

- ¡Cuanto tiempo Shael!

     Así, después de la terrorífica embestida de Luca, el lóbrego Shael sonríe, abraza y saluda debidamente a su querido amigo de la infancia.

- La verdad es que sí, hacía por lo menos dos meses que no nos veíamos las caras, ya era hora… - Shael deja caer un suspiro desde lo más profundo de su alma - debería haber bajado a la aldea algún día, lo siento.

     Es cierto, que estos últimos meses, la notable taciturnidad de Shael ha impedido que este realizase algún viaje al hogar de su única amistad, una cosa es bien sabida en el gremio de combate, “si Shael jodido está, aléjate y Atila se encargará”, aunque la última parte no se solía cumplir, y la situación concluía en dientes volando o Shael tratando de ahogar sus penas en autocompasión, y últimamente las dosis de autoinflingimiento han sido constantes y de proporciones titánicas.

     Volviendo al mundo real, entre todo el revuelo causado por las conversaciones de los valientes alrededor del castillo, las investigaciones a priori sobre parte de la cara perteneciente a nuestro antagonista, y la presencia de una figura tan imponente como MM. Entre toda esa salsa de circunstancias, a Shael, algo le escamaba, no le encajaba, y no era nada de lo mentado anteriormente. Se trataba de algo muy cercano suya, casi a sus pies, muy maloliente.

- Luca. ¿En serio? – mirando intermitentemente a la supuesta lubina semi-podrida y a los ojos de Luca – dime que se te ha puesto mala en el camino, y que no tenías intención de comerte eso… por favor.

Vand se sentía algo nervioso. Podía detectar el gran potencial del maestro y quería ansiosamente pedirle que compartiese esos conocimientos con él pero, como era habitual en él, no encontraba las palabras adecuadas. -Tanto estudiar, una mente tan prodigiosa, las palabras tu arma y te derrotan en tu propio terreno... Patético.- le repetía sin cesar esa tan conocida voz en su cabeza mientras Vand notaba la risa en su voz, esperando que explotase de un momento a otro.

-Hoy no "Fuego".- le respondió cortantemente y dirigiénodse a Balander explicó -Me llamo Vand y soy un alumno nuevo de la Academia. Llegué hace apenas un mes y buscaba algún maestro que pudiese "adoptarme" como hace el maestro Ykki.- Cambió el grueso libro de mano y concentrándose más en acallar la voz que se excitaba al saber lo que iba a hacer que en acumular magia prende la punta de sus dedos en llamas.* -Pero no creo que un maestro marcial sea lo que busco ni lo que mis habilidades requieren para florecer ¿no cree?-

Al oír las palabras de Vand, Balander decide establecer una conexión mental* entre él y el chico para poder hablar de forma más privada.

¿Llegaste hace un mes y todavía no te han asignado un maestro? Vaya, se ve que los órganos administrativos de por aquí todavía tienen fallos, pero este tiene fácil solución.

Aunque Ykki, si no me equivoco, ya ha conseguido "entrenar" a una hechicera que todavía es su alumna, es cierto que no es el más apropiado para ello. Y yo no tengo problema alguno con transmitirte mis conocimientos, pero...

Déjame hacerte una pregunta.

Las siguientes palabras resuenan con especial fuerza en la mente de Vand.

¿Qué esperas conseguir estudiando hechicería, y qué es para ti la magia?

Petra rió suavemente y se giró hacia Crescentia, que caminaba frente a ellas. Tomó aire y...

-¡SÍ! ¡Es una BORRRRRRDE! -gritó con una potencia que no parecía corresponder a su pequeño tamaño. Como efecto secundario casi dejó sorda a Lihl.

La joven que iba al frente ni se giró. Petra sonrió nuevamente y miró a Lihl.

-Se hace la sorda. -le dijo en tono confidencial antes de girarse de nuevo hacia Crescentia- ¡Sorda! ¡Sorda! ¡Sorda! ¡Orda! ¡Gorda! -insistió, sin mayor efecto.

No obstante, la hada parecía satisfecha. Se acercó aún más al oído de Lihl y le susurró.

-Siempre es así de seria y cortante. -dijo en tono muy serio- Y más de una vez logra ser una auténtica gilipollas cuando abre la boca... Pero no se lo tengas en cuenta. -se giró para mirarla caminar delante. Aunque no quedaba muy claro cómo podía ver con todo el cabello cayéndole frente a los ojos.

Miró de nuevo a Lihl e inclinó la cabeza.

-Te lo dije antes. Le has caído bien. -explicó- Seguramente por eso es aún más borde contigo... no sabe lidiar con éso.

Crescentia miró a Zylo.

-Señorita Strauss estará bien. -respondió. Luego se quedó en silencio, caminando sin saber muy bien qué más decir.

Petra comenzó a gritarle a sus espaldas, pero ella la ignoró. No iba a seguirle el juego.

De repente señaló con la cabeza a Izarua, la cual estaba siendo llamada por Petra en aquel instante.

-¿Hace mucho que estáis juntos?

Petra se separó de la oreja de Lihl y volvió a sentarse en su hombro. Miró a la otra hada y sonrió.

-¡Izarua! ¡Izarua! ¡Vente aquí conmigo! ¡Esta chica tiene un hombro muy mullidito! -exclamó mientras agitaba su manita para llamar su atención.

Las palabras resonaban con fuerza en la mente de Vand, tanto que hasta la otra voz que solía pulular las estancias de su mente no tuvo más remedio que callar y escuchar. Ante la pregunta de Balander no pudo sino inspirar profundamente. Muchas veces se había hecho esa misma pregunta, intentando descubrir que lo llamaba hacia la magia, así que transmitió las conclusiones a las que había llegado al maestro.

Sinceramente, no tengo ni la más remota idea. La magia me salvó la vida aunque no pudo hacer lo mismo con la de mis padres. Me ha servido de compañera mientras sobrevivía la dura travesía por Gaïa pero también me ha brindado una "compañía" de la que no puedo librarme. Me ha dado control y descontrol, conocimiento y dudas, tanto y tan poco, _hogar seguridad _soledad ^"Fuego"...

Tuvo que parar de pensar unos segundos para recomponer sus ideas que se generaban antes de que pudiese transmitírselas a Balander. Sintiendo que su respuesta marcaría el final de la conversación Vand dudaba de si mentir o decir la verdad, contestar algo genérico y que se lo tomase como quisiese o ser consecuente con sus ideas hasta el final. Tantas posibilidades y tan poco tiempo para pensar las consecuencias... Con un suspiro, se preparó para lo peor, descubriéndose y decidiendo no mentir.

La respuesta a ambas es Conocimiento. También te contestaría que Poder pero como muchos dicen que el Conocimiento es Poder, me ahorro la inclusión.

Los místicos parecían tener trabajo que hacer con el fragmento del rostro del intruso. MM había insistido en que todos volvieran a su vida diaria dado que todo volvía a estar en calma. Aiko aún no tenía una vida dentro de la Academia. No podía ayudar en la convocatoria de aquel ser, si es que era posible, pero tenía algunas ideas sobre formas de localizarlo. Sabía que podía expandir sus sentidos para buscarlo a grandes distancias pero era un esfuerzo mental demasiado grande para ella. Tendría que buscar apoyo el el gremio psiónico.

La joven se había considerado fuerte desde que había logrado su libertad pero a medida que conocía a más gente que trabajaba en aquel lugar, esa impresión había comenzado a desvanecerse. Tenía que volverse más poderosa y era posible que allí le ayudaran.

La despedida de Zylo la sacó de sus pensamientos y levantó fugazmente la mano mientras se marchaba. Ella también debería irse. Luego, tal vez, pasara por las guarniciones para ofrecer su ayuda pero por el momento, el tiempo era primordial.

De forma poco característica para el tipo de Sheele para el que se trataba, Izarua permaneció en el sitio, concentrada en mirar en "conducir" a su compañero. Sí gesticuló devolviendo el saludo a Petra, sin embargo.

- Acabo de colocar la melena de Zylo a mi gusto, así que mejor me quedo aquí. - respondió con un grito innecesariamente alto dada la distancia entra Petra, Lihl y ella misma. - Además, si no lo vigilo, se me pierde y luego es muy molesto tener que rescatarle de toooodos los problemas. - suspiró exageradamente e hizo el gesto de sacudir riendas.- Vaaamos, estamos andando muy leeeeeentooooo....

Acostumbrado al jaleo y las pullas de Izarua, para Zylo pronto se fundieron en ruido blanco de fondo de la ciudad. La acusación de ser maleducada le hizo, sin embargo, dedicar una mirada curiosa hacia la chica de pelo celeste (que Izarua aprovechó para saludar gesticulando efusivamente a Lihl y a Petra); para él, lo único inusual de semejante actitud hacia humanos era que venía de una humana.

- ¿Llevas mucho tiempo viviendo en este lugar, señorita...?- preguntó finalmente, alargando la última palabra para darle ocasión de presentarse si quería.

Luego regresó su atención a Crescentia, con Izarua haciendo caras sobre su cabeza, para diversión de Petra. - Llevamos varios años juntos; mi... - se paró un segundo como ponderando la palabra exacta. - mi antiguo maestro juzgó que sería útil para mis estudios. Ha sido más ayuda que incordio, así que supongo que estaba en lo cierto. ¿Usted y Petra? - preguntó de regreso, mientras Izarua murmuraba algo sobre las cosas tan bonitas que le decía, seguida de un gurruño de murmulos enfurruñados.

Estaba dándome media vuelta para dirigirme a mi oficina y poner algunos papeles en regla antes de empezar a hacer mi vida cotidiana como agente de nuevo, ya que no tenía ninguna noticia de tener que hacer mi trabajo como profesor para los niños de la ciudad cuando uno de los chicos que se encontraba con nosotros simplemente se dirige a mi con una voz firme, parece que quiere algo de mi. Pero en el mismo instante, Crescentia se va también de la sala y parece que quiere que Lihl se vaya con ella. "Incluso de la forma en la que la ha tratado hasta ahora piensa que puede tratar así a la gente? Yo soy egocéntrico, lo se, pero esto ya se pasa de la rosca".- Recuerda los modales Crescentia. Tanto para cualquier miembro de la ciudad como con los discípulos de otros.- Le espeto con tono serio, pero volviendo a sonreir, principalmente a Lihl.- Te recomendaría que si quieres que cualquiera te siga o haga algo, se lo pidas al menos por favor.- Aunque sé que Lihl se puede defender sola, también conozco un poco de su personalidad. De verdad tiene que aprender a enfrentarse a este tipo de personas, pero no voy a permitir que en el lugar que le prometí seguridad se vaya a encontrar cohibida en absoluto. Justo después me dirijo al joven que parece querer hablar conmigo.- Vamos a mi oficina y allí hablaremos con mas calma. Te parece?- Sonriente y con tono alegre ya en esta ocasión.- Está en el piso superior a este, así que tampoco te desviarás mucho si después necesitas hacer algo.- Apoyo una mano en su hombro, haciéndole notar la dirección hacia la puerta pero sin obligarle a seguirme, aunque yo continúo mi camino.

Tras la última frase de su amigo, Luca no dijo nada.

Sin embargo, me doy cuenta como narrador, de lo peligroso que es hacer esta afirmación. Veréis, no es que Luca se limitara a no responder, no, es que Luca respondió claramente a Shael por medio de silencio, un silencio el cual cuesta recluir en simples tres puntos, porque unos simples tres puntos no habrían explicado el cambio de postura de Luca, su expresión, anteriormente la de un niño con una pelota nueva, se convirtió en la mirada del mismo niño tras romper algo que no debía haber roto con su pelota nueva para, casi instantáneamente y sin dejar que esta última expresión se dejara ver a su plenitud, migró a la mueca que pone el dueño de dicho objeto el cual no tendría que haberse roto.

Y cuando su silencio hubo transmitido el suficiente silencio, lo rompió.

-No, no tenía intención de comerlo.-Pausa dramática.- La sigo teniendo. Esta lubina está perfectamente. Esta lubina es mejor cualquier lubina que hayas comido en tu vida, podrías comer encima de esta lubina de lo buena que está.-Entonces Luca se replanteó lo que acababa de decir y añadió.-Mientras te la comes.

Sinceramente, si en ese momento se acercara cualquier otra persona a decirle que la lubina estaba mala podría desatarse un conflicto a desproporcionado calibre. Por un momento Luca parecía estar retando al mundo a llevarle la contraria.

Crescentia se detuvo un momento para responder a Ykki. Abrió y cerró un par de veces la boca, como pensándo qué decir.

-Luego hablamos. -zanjó, no queriendo hablar en aquel momento y frente a todos.

Tras tan escueta respuesta, reanudó la marcha.

Ya terminados los problemas y viendo que las cosas se habían arreglado comienzo mi camino hacia mi oficina acompañado por Kalirath, cruzando los diferentes pasillos hasta llegar a las escaleras que llevan al primer piso del castillo.- Bueno, aunque han dicho mi nombre varias veces y soy bien conocido en la ciudad supongo que lo principal será presentarme.- Comento mientras estamos andando tan tranquilamente por los pasillos.- Mi nombre es Ykki Shio. Artista marcial, erudito, descendiente de Solomon y maestro en la organización.- Sonrío. No es en absoluto por presumir, pero la mayoría de la gente está especializada en una única cosa cuando entra en la organización y es mejor darle a entender que no soy alguien "normal" dentro de esta.- Te lo digo porque supongo que no me conoces y no se cuales son tus preguntas, pero de esta forma podrás hacerte una mejor idea de lo que quieras conversar.

En poco tiempo llegamos a la puerta que lleva a mi oficina, cojo la llave y la abro, dejando un espacio al joven para que pase primero.-Adelante. Siéntete como en en tu casa. Menos el sillón grande detrás de la mesa, ese es mi asiento.- Comento con tono alegre y gracioso, intentando limar un poco la tensión que pueda tener el chaval por estar en un lugar desconocido. Una vez este cruza el umbral cierro la puerta detrás de él y me dirijo directamente a mi asiento para sentarme allí y organizar algunos papeles que tenía preparados para antes de mi partida.- Bueno, la verdad es que no me suenas, así que supongo que serás un nuevo residente de la ciudad... Dime, ¿Qué es lo que te trae aquí?.- Hago una pausa, la verdad es que parecía que era un interrogatorio y no era mi más mínima intención.- A hablar conmigo, claro.- Suelto una risotada.- Lo que hagas en la ciudad no es de mi incumbencia.

Anna se quedo bastante tranquila con la perseverancia de las personas en el "escenario del crimen"  -​Vale, aquí lo tienen todo controlado,como dice la directora hay que volver a la vida normal y si los guardias y los convocadores se encargan de esto casi que mejor que mañana me espera una montaña de papeleo seguro, papeleo... MIERDA, las resoluciones, ¡las he dejado medio tiradas! y la cena, me van a matar en casa.- 

​Y con esto la muchacha sale corriendo a toda prisa, farfullando algún que otro improperio.

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Vi a la gente moverse, cada uno a su vida de nuevo. Ya me había tropezado demasiadas veces con la gente mientras caminaba, por lo que esperé contra una pared a que todo el mundo (o al menos la mayoría) se fuera. Cuando vi que todo el mundo se había ido tomé mi camino a mi casa. Tenía intención de pasar por el gremio a leer algún libro para buscar alguna invocación con la que intentar hacer un contrato, pero al parecer iba a estar demasiado movido.

Mientras caminaba tranquilamente, pasé por al lado de 2 chicos que estaban discutiendo. No estaba muy segura sobre que discutian, ni tampoco le presté demasiado interés, hasta que el tema de discusión se puso bajo mi pie, haciéndome resbalar y caer de morros al suelo. Cuando intenté levantarme, con la cara llena de barro, la gravedad había hecho su trabajo y el tema de discusión me calló en la cabeza, haciendo que cayera de nuevo al suelo. Finalmente me levanté, con la lubina en mano, olor a pescado en el pelo y la cara marrón del barro, y miré a los dos chicos.

-¿Es de alguno de vosotros este pez podrido?-dije con una voz neutra y tranquila, como si no hubiera pasado nada.

Balander oyó un golpe a sus espaldas, y cuando se giró a mirar vio a una niña completamente embarrada.

Oh vaya - murmuró con una sonrisa en la cara, y lanzó un sencillo hechizo sobre ella para tratar de limpiarla.

Luego, se dio la vuelta de nuevo y siguió hablando con el chico de pelo rojo como si nada hubiese pasado.