Partida Rol por web

El cocinero estaba en el comedor al lado de una chica rubia a la que nadie habia visto nunca

El hombre que estaba terminando de colocar la comida mira a todos y dice:

- Oh vaya, buenos dias, no me habia dado cuenta de que ya es la hora de comer, bueno espero que disfruten la comida de hoy

Dice mirando a todos los que estaban dentro del comedor los cuales habian entrado en ese momento, Makoto, Ben, Liz y Nyara

Estaba apunto de contestar al cocinero mientras miraba aquella comida que tenia una pinta estupenda y mi estomago rugia pidiendo que me la llevara a la boca. Pero la puerta se abrio y ladee la cabeza como un gato curioso.

Entraron primero una pareja de chico y chica, despues un chico asiatico y finalmente otra chica, todos parecian de mi edad mas o menos. ¿Ellos eran de los que me hablaron?

- Em... Hola... - Comente un poco turbada, aquello estaba siendo de lo mas extraño y la verdad no sabia muy bien que tenia que decir, lo unico que tenia claro ahora mismo es que me moria de hambre, el resto eran solo interrogaciones y cosas que se escapaban de mi entendimiento.

Entramos y vimos como el cocinero se encontraba junto a una chica aparentemente de nuestra edad. En aquel momento entró uno de los heridos del accidente, el chico que había visto en mis visiones, Makoto. Me disponía a dirigirme a él cuando entró Nyara, y sin decir nada a nadie se dirigió a una mesa.

-Buenas… - le dije cuando pasó por nuestro lado, a pesar de que nos hiciera caso omiso.

El señor Ligrignni nos dio los buenos días al darse cuenta de nuestra presencia y nos deseó que disfrutásemos de la comida que había preparado.

-Buenos días señor, muchas gracias. – le dije y miré a la chica rubia. – H-hola… – levanté la mano tímidamente para saludarla y después me volví a Makoto. – P-puedes comer con nosotros si quieres…  Y-y tú también, claro. – añadí volviendo a dirigirme a la desconocida.

Me puse un poco nerviosa con tanta gente nueva alrededor, no los conocía de nada y quién sabía cómo podían reaccionar, a fin de cuentas no habíamos empezado con buen pie en aquel sitio. Me alegraba de ver mejor a Makoto. No quería ser descortés, pero tampoco quise agobiarle preguntándole cómo estaba, seguramente ya se lo habrían preguntado demasiadas veces. La otra chica no tenía ni idea de quien sería, supuse que una nueva "alumna".

-¿Comemos? – pregunté a nadie en particular, soltando la mano de Ben para dirigirme hacia la barra donde se encontraba la comida y coger algo. – P-por cierto, mi nombre es Elizabeth, Liz. – dije girándome cuando ya había emprendido el camino, algo sonrojada por habérseme olvidado presentarme antes.

Rina entra caminando en el comedor, la joven abre la puerta timidamente y observa le interior. Esta vestida con otras ropas muy diferentes de las que llevaba cuando llego, un gorro blanco, un vestido de lana del mismo color y unas mangas tambien de la y por debajo una falda de color gris que practicamente ocultan unas botas.

La chica entra timidaente sin mirar a nadie y hace una leve inclinacion de cabeza mientras dice:

- Ho..buenas tardes

Al ver que hay gente comiendo al pasar por al lado dice:

- Bu...buen provecho

PAra coger algo de comida y sentarse sola en una mesa y empezar a comer timidamente

Entro

Los consejos del Director resultaron ser bastante útiles. Además, había podido solventar algunas dudas... aunque quedaban demasiadas preguntas de, probablemente, desagradable respuesta. En cualquier caso, sirvió para lograr recuperar el ánimo que habitualmente le acompañaba.

Cuando entró al comedor se vio sorprendido por la presencia de una pareja que parecía observar con cierta curiosidad a una desconocida cerca del cocinero.

Se dirigió hacia ellos con una sonrisa tan grande que le achicaba aún más los ojos y, mientras se acercaba, otra chica entró como un torbellino y aparentemente distraída, probablemente inmiscuida en quién sabe qué pensamientos. Makoto la observó mientras él seguía acercándose a la pareja. - Esa forma de moverse, ese pelo indomable... sin duda debe de ser la hermana de Kyara. Recordaba como el buen doctor le recomendó que la encontrara.

Cuando estuvo a la altura de la pareja y frente a la chica acompañada del cocinero se inclinó educadamente y respondió al saludo de la tímida chica de amable apariencia.

- Es un placer estar aquí con vosotros - dijo muy cortés - soy Mako, vengo de Kyoto por... - no es buena idea - pareció autocorregir el rumbo de su conversación - ...por eso estoy aquí. Me encantará compartir mesa con vosotros, gracias, disculpadme antes unos instantes - se inclinó levemente y con la misma sonrisa mientras escogía su comida.

Fijó sus ojos en Nyara, quién mantenía la vista fija en la ventana. Se acercó a ella mientras Rina entraba en el comedor, lo cuál provocó que de forma inconsciente desapareciera su sonrisa.

Cuando estuvo lo bastante cerca se inclinó levemente y se dirigió a ella en tono muy suave.
- Espero no molestar... debes de ser Nyara - dijo fingiendo algo de duda, pues era fácil adivinar que Kyara era su hermana.

Hizo un gesto con la cabeza solicitando permiso para sentarse con ella mientras lo hacía.
- Arcturus, el doctor, bueno... él no entró en detalles, pero me dijo que estuviste... en fin... - no sabía ni siquiera en que estado ella le habría visto. Tragó saliva y alcanzó a decir con un hilo de voz.

- Gracias.

Entrar en el comedor es regresar a ese caos de gente yendo y viniendo, de gestos indeseados, indiferencia y conversaciones intrascendentes. Vamos, que parece mi instituto. Incluso se repite el patrón de que haya a mi lado una única persona que me inspire confianza y me de fuerza. Allí es Jeremy, mi mejor amigo. Aquí es Elizabeth.

Mi novia.

Joder, me sigue sorprendiendo lo bien que suena.

Nada más entrar, Nyara aparece detrás nuestro y pasa a nuestro lado con un nuevo alarde de su habitual cortesía. O sea, que pasa de nosotros como de la mierda. Ni me sorprende ni me preocupa, a estas alturas, de hecho casi me resulta cómico.

Me sorprende, eso sí, ver a una chica nueva. No pensé que habría más incorporaciones a la feria friki esta, y no parece provenir del castillo de Kioto.

Buenas -Saludo a la desconocida, levantando la mano- Yo soy Benjamin, pero todos me llaman Ben. -Me presento, también para Mako, antes aclarar a modo de broma para romper el hielo- Los que me llaman, claro, jeje.

El chico se presenta también, y aparece la chica esa, Rina, que saluda y pasa de largo para coger algo de comer, a lo que respondo con un gesto de la mano como empieza a ser cansinamente habitual. Mako comienza a despedirse con una especie de reverencia. Me dispongo a levantar la mano para despedirme, cuando me doy cuenta de la diferencia cultural, por lo que dudo que sea muy adecuado responder así a una inclinación. Con torpeza, termino despidiéndome imitando su gesto.

C-claro, hasta ahora.

Tanto saludo empieza a ser monótono, y me doy cuenta de que Liz se ha adelantado ya hacia la barra. Me apresuro a encaminarme también a esa zona, recordando que hoy sólo he comido un poco de manzana y mi estómago me exige mucho más.

Bueno, pues habrá que comer, que luego hay excursión.

Cojo una bandeja y un plato y empiezo a echar un poco de cada cosa que me resulta apetecible, que es casi todo con el hambre que tengo.

¿Donde nos sentamos? -Pregunto a Liz cuando paso a su lado- ¿Molestamos a la nueva? -Pregunto haciendo un gesto de cabeza hacia Rina, que se ha sentado en solitario con gesto de timidez más que de preferir estar sola. Entonces recuerdo a la otra chica nueva, la rubia, y me giro hacia ella con timidez- Esto... ¿Comes con nosotros?

Quizá fuese por la suavidad del tono de voz del chico oriental o simplemente esperaba que nadie se la acercase mientras divagaba llevando la mente más allá del comedor. Incluso el tímido saludo de la muchacha rubia lo había pasado por alto... fuera como fuese no se dio un pequeño salto en la silla, clavando los ojos verdes en Makoto.

Al otro lado del comedor, Rina se movía sin intención de relacionarse en demasía y las puertas se abrían mientras su gemela entraba. Bajó la mirada un instante hacia la mesa y se recogió parte de los rizos tras una oreja para volver a mirar a Makoto y hablar en un tono de voz quedo y suave,  lo de hablar en sitios para que todo el mundo pudiera oírla no era una de sus pasiones.

-Creía que te ibas a morir-musitó con sinceridad, empujando ligeramente una de las sillas para que tomase asiento. No parecía una acusación decepcionada sino que la voz se teñía ligeramente del miedo que había pasado el día anterior-¿te duele?-preguntó con sincera preocupación, frunciendo ligeramente el ceño.

Se sentó sin dejar de observar los ojos verdes de la muchacha que parecían absorber su mirada como el imán atrae al metal - asombroso... jamás había visto algo así...

Des de luego unos ojos como aquellos era imposible encontrarlos en alguien de origen nipón y aunque había conocido bastante gente del extranjero, incluso con ojos verdes, nunca de tal intensidad. Tanto así, que evidenciaban la sinceridad de sus palabras cuando ella le preguntó por su estado.

Hizo un gesto de negación con la cabeza.

- No me duele - se aseguró de que Rina no estuviera mirando en su dirección antes de levantarse un poco la manga del a camiseta para mostrar la cicatriz de su brazo a Nyara.

- Es increible... - pensaba en voz alta, antes de volver a mirar a los ojos de Nyara - quiero decir.. ese doctor, el Sr. Schneider, si no lo hubiera vivido yo mismo no podría creerlo.

Afloró en su rostro una sonrisa, más de resignación que de alegría.

- No fue culpa suya - aunque no la mencionaba, miraba entonces a Rina - Ojalá tu hermana pueda hacérselo entender.

Contuvo un suspiro y decidió dar un cambió radical a la conversación.

- Conocí a Chris, Kurt, Lia, a tu hermana y, por supuesto, a Himiko. Lo cierto es que me sorprendió saber que llevaban poco tiempo aquí. - Entonces sin hacer ningún gesto exagerado miró a la pareja y a la chica rubia a quién acaba de conocer - ¿Conoces a esos chicos?

-fui a ver como estabas y cuando ví al doctor poniendo las manos tal que así-imitó la posición del doctor, que le recordaba vagamente a las bromas sobre la imposición de manos de los paladines que hacía con su hermana-y que bajo ellas estaba tu brazo... puff.-sacudió la cabeza con evidente alivio-eso sí, ahora no podrás darme pena cuando encuentre una tintorería que no me denuncie por asesinato cuando vean cómo está el jersey que llevaba y te pase la factura...-bromeó quitándole hierro al asunto, arrugando la nariz ligeramente para torcer la expresión.

Ladeó la cabeza hacia la dirección en la que Makoto miraba, captando relativamente el mensaje.

-Kyara y yo no somos las más sutiles pero si alguien puede llegar a Rina es ella, supongo, tendrías que haber visto como se enfrentó a Janet por ella-negó con la cabeza-no tengas prisa por conocerla.

Empujó hacia Makoto uno de los platos de pasta, aún sin tocar, para que se animase a comer algo mientras el chico daba un giro a la conversación.

-El Penas y la Otra-contestó de forma automática, como si hablase para ella. Pestañeó y se apresuró a corregirse-Es decir... él se llama Ben y ella... ella... pues no me acuerdo. Se conocieron en el helipuerto y sufren desde entonces de enchochamiento agudo, de hecho no hablaron con nadie más en lo que yo vi, y eso que Kurt y todo les preguntó de cenar juntos y... mneh-se encogió de hombros-no estoy en mi mejor momento para aguantarles-se mordió el labio reprimiendo su propio dolor y, al igual que Makoto, retomó por otros lados la conversación-en el desayuno Ben estaba solo y quiso hacerse el superamigo... y le dije que si solo iba a hablar con otros estando solo prefería que no se me acercase. Después se cambió de mesa a punto de llorar sobre el café por lo malvada que es la reina de las nieves-se miró la piel canela y sonrió ante la ironía de la comparación entre su ascendencia afroamericana y la imagen mental de lo que era una reina de las nieves.-así que ojito, tengo unos despertares horribles y podría convertirte en una estatuilla helada para mi castillo de verano.

-¿Irás a la cueva del yuyu eterno o el doctor te ha mandado reposo? Si vienes te perdonaré el quitarme la oportunidad de hacer chistes de mancos crueles y ácidos...o algo así.

Escuchaba con interés lo que ella le iba contando.

En la sociedad en la que él había crecido, dónde siempre era extremadamente importante guardar las formas, era impensable hablar con tanta claridad de las opiniones que uno pueda tener sobre los demás, y lejos de asustarse le fascinó la forma de expresarse del torbellino Nyara.

- Es todo un carácter - pensaba divertido.

- ¿Janet? No he tenido el placer... No estaba siendo irónico, procuraba ser correcto. Miró a Kyara admirado y complacido por el evidente esfuerzo que hizo - Vaya...

Aceptó con un gesto el plato de pasta que Nyara le acercó. Fue entonces cuando echó en falta algo tan leve y cotidiano que con la fruta del desayuno ni había tenido en cuenta.

- Vaya... ahora si echo de menos unos palillos - dijo entre risas cuando empezó a pelearse con la pasta usando un tenedor de forma bastante poco hábil.

- Lamento eso - dijo en referencia al enfrentamiento que había tenido con Ben - supongo que, como todos, se sienten perdidos y esa es la forma en la que ellos se sienten seguros, pero fíjate - entró al tono de broma de Nyara y se señaló el brazo - aquí cualquiera es capaz de encontrar lo que pierde por el camino!!
Cuando Nyara se miró la piel a la vez que hacía el comentario de la reina de las nieves estalló en una carcajada.

- jajajaja - admiró de nuevo el hipnótico tono esmeralda de sus ojos antes de continuar - hágame un favor entonces, mi blanca majestad...- dijo en evidente tono de humor mientras le acercaba su vaso de Coca-Cola - ¿Podría añadirme un par de cubos de hielo a mi refresco? - siguió riéndose.

- ¿Te refieres al... al Templo? Sí, tengo que ir. Necesito... respuestas - su tono se volvió repentinamente serio. Dándose cuenta de eso volvió a bromear - Escuché la invitación de Sinatra - refiriéndose a "La Voz", movió las manos alrededor de su cabeza - y el dr. Schneider vio con buenos ojos que tomáramos partido

-Buuuuenas -dijo a todos los presentes Kyara mientras se dirigía hacia la zona de servicio y se servía un buen plato de comida variada- ¿quién va a ir a la excursión? -preguntó en general alzando la voz, tras lo que se dirigió hacia donde se había sentado Rina- No te vas a librar de mí -sonrió y comenzó a comer, pensando las diferentes preguntas que quería hacer a la chica japonesa.

Bebía agua y se atragantó. Sí. Makoto lejos de mantenerse como una víctima de un accidente había ido por el maravilloso camino del humor ácido sin cortarse lo más mínimo en hacer referencia al brazo que le faltaba cuando llegó al castillo... y Nyara no pudo evitar la risa. Tosió mientras reía, palmeándose sobre el pecho girándose en la silla para evitar toser al chico, con los ojos lacrimosos por la tos y esa sensación picante que todos sienten cuando el agua se va hacia los pulmones-touché-dijo cuando pudo vencer a la tos y a la risa, abanicándose con una de las manos.  Makoto por su lado había sido más correcto y en vez de preguntarla qué tal era eso de olvidarse de beber o de respirar agua le dedicaba una nueva bromilla sobre la reina de las nieves que ella respondió con un movimiento de dedos sobre la bebida como si espolvorease polvos mágicos que pudiesen hacer aparecer hielitos.

-Hoy el truquito de la bebida no me funciona, podemos intentarlo en otro momento-no hizo ningún comentario sobre la falta de habilidad con el tenedor de Makoto pero sí se permitió inclinarse hacia él, quizá demasiado confiada por el ambiente relajado que Makoto había instaurado entre ambos sin que ella se diese cuenta-si un día se come con palillos promete que no te reirás... y que llevarás gafas, por si uno me salta de las manos mientras me peleo con la comida como si estuviese cazándola.

Sonrió ampliamente y apoyó la barbilla en una de las manos

-Uouh, La Voz, ¿Strangers in the night o era más Fly me to the Moon? A mí solo me ha hablado el señor director, qué suerte la tuya -miró un instante por la ventana-¿seguro que te van a responder a las preguntas allí? A mí...me da nervios el meterme en la cueva ¡Que yo vengo de un palacio de hielo muy muy muy grande!-concluyó con falso snobismo, levantando la nariz hacia el techo con aire muy digno.

Vimos como Rina entraba y tras saludar se sentó a comer en solitario. Entonces Makoto se presentó, aceptando el comer con nosotros, pero disculpándose de seguido para encontrarse con Nyara. Me resultaba increíble verle así, tan bien, después de verle agonizando y sin brazo… Una imagen que difícilmente podría borrar de mi memoria. En cualquier caso, me alegraba de que estuviera bien.

-Podríamos sentarnos con ella, puede que sólo sea tímida. – No pude evitar sentirme identificada. Más de una vez me había quedado sola porque a nadie se le había ocurrido pensar en ello, o simplemente porque no les importaba en absoluto.

Empecé a coger algo para comer, cuando Kyara entró en la sala y tras servirse ella también se nos adelantó sentándose con Rina. Cuando terminé me acerqué a ellas y posé la bandeja sobre la mesa.

-B-buenas. – saludé a ambas con una sonrisa tímida.– Qué aproveche... – miré entonces a Ben. - ¿Me ayudas a juntar las mesas?

Entre los dos pegamos dos de aquellas mesas, de manera que hubiera suficiente espacio por si alguien más quería unirse. Nos sentamos a comer con ellas, el uno junto al otro, pero antes de comenzar a degustar el plato decidí responder la pregunta que momento antes había hecho Kyara.

-N-nosotros tenemos pensado ir a la excursión, ¿Y vosotras? – pregunté dirigiéndome a ambas. – Puede ser interesante, ¿No?

Antes siquiera de que la chica nueva -hay varias nuevas, ahora que lo pienso, así que "la rubia nueva"- alcance a responder a la invitación, oigo la voz de Liz a mi espalda. Al girarme meo cómo ha dejado su bandeja sobre la mesa colindante a la de Rina, y ahora también Kyara, y la sujeta por un lateral con intención de juntarlas. De hecho, me está pidiendo ayuda.

Oh, perdona -Me disculpo ante la rubia, pensando que debería preguntarle su nombre en algún momento, y voy a la mesa dejando mi propia bandeja junto a la de ella, antes de agarrar la mesa por el lado contrario y levantarla para juntarla con la otra.

Ala, ya está. -Digo satisfecho, tomando asiento junto a Liz, quien saca el tema de la excursión- Más que interesante, si es como lo cuenta el director. Lo que no se es por qué no nos llevaron el primer día, la verdad.

Era la primera vez en las últimas jornadas que Makoto se sentía feliz, y eso se reflejaba en su rostro.

Un verdadero alivio, porque él era de naturaleza alegre y bromista, y el contínuo estado de tensión de las últimas horas vividas lo estaba consumiendo.

Siguió la mirada esmeralda de su compañera de mesa quién pareció trasladarse mentalmente a otro lugar a través de la ventana.

En ese momento Makoto alargó su mano, y con su dedo índice dibujó un castillo con trazadas simples en la parte del cristal empañada por el vaho de la ventana por dónde la chica estaba mirando.

- No sé si ahí encontraré respuestas... - dijo aún sonriendo mientras dibujaba el castillo frente la mirada perdida de Nyara, pero en un tono bastante más reflexivo - lo que es seguro es que no pienso pasar el resto de mi vida encerrado en un castillo de hielo.

-En cualquier caso, - de nuevo volvió a su tono jocoso - me preocupa más el frío que la oscuridad de la cueva! No quiero ni pensar en como quedaría uno tras el abrazo de la reina de hielo! - terminando el dibujo se llevó las manos al cuerpo simulando temblar de frío - buuuu

Será imposible saber si el doctor le recomendó encontrar a Nyara por algún motivo especial o por puro azar, pero de lo que no cabía duda alguna, es de que le estaba tremendamente agradecido por ello. Sin siquiera saberlo esa chica logró ayudar a Makoto a volver en sí.

- Llegó tu hermana - se giró apoyando el codo en el respaldo de la silla mirando en esa dirección al oírla llegar y pudo ver como Liz iba a juntar algunas mesas preparando sitio.

Volvió a sentarse mirando a Nyara.

- ¿Qué te parece si nos terminamos esto y te "invito" a tomar un té en aquella mesa? - por lo que le había contado, sabía que Nyara no estaría quizá del todo cómoda y pretendía hacer lo posible por suavizar una situación que seguro que no era beneficiosa para nadie. Por eso añadió en un tono alegre y conciliador,
- si les dejamos solos se dormirán sobre la sopa del aburrimiento, rescatemos a tu hermana!

Tras su última conversación con Rina, no se atrevía por el momento aún a hablar con ella. Temía que se encerrara todavía más en sí misma si de alguna forma se sentía presionada.

-Buhh pues tú te lo pierdes, mi castillo de hielo tiene cerca un lago y quizá pueda... ehmmm... resbalarme y darme culazos contra el hielo pero llamarlo patinaje-replicó levantando una mano con la palma hacia él, incorporándose un poco para acercarse a la ventana y dibujar una línea al lado del castillo se Makoto aunque la superficie que tocó se cubrió de pequeños cristales de hielo. Esbozó una sonrisa alzando los hombros como si fuese una travesura y miró hacia los lados esperando que nadie les hubiese visto.

-Acepto tu taza de té, pero no pienso ser agradable, las reinas de las nieves no somos majas..aunque lo mismo no soy reina sino un yeti-rió por lo bajo y se puso el dedo en los labios como si aquello fuese una confidencia. Antes de que Makoto acabase por incorporarse estiró la mano hacia él y se aferró a la tela de la camiseta-pero no me dejes sola ni cerca de la parejita disney-rogó exagerando el yuyu que le producía como si en vez de hablar de gente hablase de un bicho que había que sacar por la ventana.

Rina asiente a lo que le dice Kyara y agacha la cabeza mientras dice:

- Yo...lo siento no pretendia...solo tenia hambre y...

En ese momento llegan Liz y Ben y comienzan a hablar y se presentan, ella mira hacia abajo y dice:

- Suzuka Rina, es un...placer conocerlos

La chica hablaba sin mirar a la cara a ninguno de los dos y de forma bastante timida, cuando hablan sobre la excursion y le preguntan ella asiente mientras de nuevo mirando hacia abajo dice:

- Si, el señor doctor y el señor director...me han dicho que tengo que ir...

Se notaba que estaba muy avergonzaba segun hablaba y daba la sensacion de que en cualquier momento la pequeña chica de apenas 1.50 m iba a desaparecer debajo del gorro que llevaba puesto