Partida Rol por web

-Bueno, yo tengo que ir a hablar con el dire-dire, para que ver si puede leerme la mente, porque creo que no podía porque la kitsune me bloqueó. A fin de cuentas, por intentarlo de nuevo no pasa nada -dijo mientras daba sendos bocados a la cena- así que podemos preguntarle y tal, a ver que nos puede contar, aunque creo que Doc podría hacernos unos análisis chachitásticos y desvelar algo más, ¿no? porque el mío se quedó a medias.

Entro en el comedor, con el pelo aún algo mojado por la ducha, y con el estómago rugiendo a causa del olor que me llega desde la mesa.

Una rápida mirada me revela que no hay nadie más que las hermanas. Bueno, no pasa nada, siempre serán más entretenidas que ver a Ben con cara de amargado por las broncas de Manuel, o al japo con sus extraños arrebatos semi-autistas.

Me acerco a la mesa y comienzo a llenar el plato de toda la comida humeante que pueda. Voy a hincharme como un cabrón, que estos días me he estado alimentando a base de sopa de la mala y galletas. Además, no creo que venga mucha más gente, así que sería una ofensa dejar todos estos nutrientes aquí desamparados.

Con un plato bien cargadito, me acerco a la mesa donde están las hermanas y digo.-¿No os importa que me siente, no?-mientras, efectivamente, me siento, haciendo innecesaria mi propia pregunta.

-Hooolaa- saludó Nyara tras empujar un trozo de filete en salsa con un buen trago de agua- ¿tú tampoco te resistes a comer comida de verdad?- sonrió alegremente y estiró el cuello fingiendo evaluar qué robarle del plato... un estómago en proceso de llenado siempre aligeraba el humor.

-¿Qué tal en la cueva del yuyu?- terminó preguntando. Casi todos habían estado en mayor o menor medida meditabundos pero no tenía por qué ser un efecto de las revelaciones hechas en la cueva... seguramente algunos de esos silencios eran cosa de situaciones posteriores a la entrada en las distintas puertas de aquel lugar.

-Ey, Flash -dijo con la comida en un carrillo para poder hablar y que se la entendiera- claro que puedes sentarte, es un país libre, ¿no? -esbozó una sonrisa mientras esperaba la respuesta a la pregunta de su hermana.

Estoy algo sorprendido por lo contenta que está Nyara. Hasta ahora siempre me había parecido algo agresiva. A lo mejor era cosa mía, o quizás estaba avinagrada por algo otra cosa. Como cuando se cabreó por Ben. Ben parece la fuente de todos los problemas en este castillo.

Sin embargo, mi cara de palo no revela nada nuevo. Así que mientras descuartizo a mi filete, contesto.-Nah. Una birria. Me encontré con una gurú japo que empezó a calentarme la cabeza con chorradas new age.-me meto carne en la boca y empiezo a masticarla. Joder, que rico cojones. Sienta de puta madre comer en un sitio calentito un filete bien hecho.-Aunfe..-trago.-Aunque me regaló un perro invocable. Algo es algo.-hago una pequeña pausa y entonces digo.-¿Y vosotras? Os succionó un agujero sangrante o algo así, ¿no?-

Aceleramos el paso al oír aquello, entrando al comedor asustados y confundidos, al menos yo. Las hermanas y Chris se encontraban junto a la ventana, y poco después llegaron Rina y Makoto, que al parecer volvían a estar bien.

Apretaba la mano de Ben con fuerza, mientras con mi otra mano empecé a jugar con un mechón de mi pelo, nerviosa.

-Los lobos, ya están aquí… - me acerqué más a mi novio, refugiándome en él. - ¿De dónde vienen esos aullidos?

Entré en el comedor al haberme dado cuenta que que tenía hambre y ya iba siendo hora de cenar algo...

-Mnehh no fue ni de lejos tan productivo-miró a su hermana un instante y siguió hablando mientras rebañaba su plato-nos succionó una sustancia bastante asquerosa y acabamos con la gurú oriental que, básicamente, nos dijo que en nuestra familia hubo seres poderosos pero que no tenía ni idea de lo que éramos... y después se pusieron a hablar de Kyoto y desconecté de la conversación-hizo una pausa para masticar y señaló a su hermana-dejé que se encargara la embajadora... te cambio el futuro interrogante que me toca por tu perr-se interrumpió con los aullidos y, sistemáticamente, pensó en el fornido jefe de seguridad-hablando de perros... quizá tu invocación es como la de ese cantante que firmó con el diablo, el de los sabuesos infernales-bromeó a medias mirando por la ventana pero sin percibir nada por la oscuridad-¿Te importa que un día eche un ojo a tu invocación? Curiosidad malsana...-se estiró en la silla y, como si fuese la hora del pasteleo, un par de parejas entraron en el comedor-menos mal que cogimos la comida caliente ¿hm? Voy a irme recogiendo, que ahora que la tripa ha dejado de aturullarme con sus quejidos soy consciente de lo que necesito una ducha-arrastró la silla al separarse de la mesa y recogió la mochila-nos vemos por la mañana... a ti no, mamá pato, a ti te espero en el cuarto, si no te abro yo abre tú solita-dio un tirón de pelo a Kyara y levantó una mano para despedirse del resto sin preocuparse por aquellos aullidos que tan agitados tenían a otros, convencida de haber supuesto correctamente el origen de los aullidos.

Apenas entra, se escuchan aullidos, Rina se soltó de Makoto para ir primero a la mesa, y apartar la silla para que él se sentara. pero al escuchar esos aullidos se detiene, una de las hermanas se va, y parecían todos muy calmados por aquellos ruidos.

- ¿qué sucede? - pregunta levantando sus cejas- ¿hicieron invocaciones?...- hace un puchero, y lleva su mano su cabello, revolviéndolo un poco -ejem... que ando despistada - estaba sonriendo, por fin,luego de muchos día con cara de pena, ahora parecía más aliviada.

Coincidieron con Elizabeth y Benjamin al entrar. La pareja iba conversando y, al juzgar por la expresión de congoja de Liz, algo la preocupaba.

Son esos aullidos. Parece que también a Rina la incomodaron.

- Seguro que es algo normal, o quizá tenga algo que ver con el jefe de seguridad... tengo entendido que es un licántropo.

Casi al mismo instante se cruzaron con Nyara cuando abandonaba el comedor. La saludó con la mano cuando la vio salir y se dio cuenta entonces que también el chico alemán hizo acto de presencia. Parecía distraído, así que llamó su atención.

- Kurt! ¿Todavía no cenaste? - Makoto se dirigió entonces a Ben y a Liz, sonriente - parece que no somos los únicos que vamos tarde hoy.

Había menos variedad que en el día anterior pero lo cierto es que tenía todo un aspecto exquisito. Quizá su buen humor también ayudaba a que todo le pareciera fabuloso.

Cargó en una bandeja un par de platos de todo lo que tenía a su alcance mientras Rina iba colocando las sillas de una mesa próxima a dónde el resto se encontraban.

Dejó su bandeja en la mesa y antes de sentarse apoyó una mano en el hombro de Chris:

- Buen provecho! - y mirando a Kyara añadió - mejor un plato caliente que una triste manzana verdad? Ha sido un día largo... - entonces miró a Rina y una sonrisa se dibujo en su rostro - pero mereció la pena. Gracias Kyara.

Quizá a destiempo. Quizá no era la primera vez que agradecía a la chica sus atenciones, pero sentía que ella tenía mucho que ver en lograr mantener la cordura en todas aquellas difíciles situaciones.

Soltó el hombro de Christopher, no pretendía importunar su conversación, y se sentó en la mesa que Rina había preparado. Se aseguró de que hubiera sillas también para Kurt y la pareja. Aunque estrechos, los 5 cabrían en una mesa.

Mientras venimos por los pasillos resuenan los aullidos de los lobos en el exterior. Siento la mano de Liz apretando con más fuerza, visiblemente asustada, y yo trato de tranquilizarla apretando también y mirándola con confianza.

No tienes nada que temer, estoy a tu lado.

Dentro del comedor están las hermanas charlando con Chris, aunque una de ellas ya se marcha. Justo tras nosotros aparecen Makoto y Rina, y tras ellos Kurt. Aprieto la mano de Liz un par de veces mientras hago gestos con las cejas para que se fije en cómo viene la pareja, de la mano. Parece que las cosas se han arreglado entre ellos, se les ve felices juntos. Todo comienza a ir bien, al fin.

Nos acercamos a la barra y cogemos algo de comer. Makoto ha preparado las sillas en una mesa para nosotros cinco, así que nos dirigimos hacia allí. Dejo mi bandeja en el sitio junto al de Makoto y saco la silla contigua para que Liz se siente. Entonces me siento yo y le doy un golpecito en el hombro a Makoto con el puño, sonriendo con complicidad. No digo nada, no hace falta. A buen entendedor...

Me alegro por vosotros, colega.

Los lobos esos están fuera, no hay que preocuparse. Los muros son altos, las puertas robustas, los de seguridad tienen poderes... -Me encojo de hombros- Y hablando de eso ¿cómo lleváis los vuestros? ¿Sabéis hacer trucos chulos?