Partida Rol por web

Quiero volver a casa, pero necesito saber... quiero saber qué pasó con Ryara y qué somos y todas esas cosas, ¿tú que piensas?

Si hay más respuestas fuera que aquí... aquí no nos veo futuro. Vamos. Ya nos las apañaremos para sobrevivir con ... en fin. La chachipandi. Tú hablas por las dos.

La reacción de Elizabeth le sorprendió y le arrancó una sonrisa. Fue una sensación agradable en medio de todo ese quebradero de cabeza.

- Claro Liz! - asintió dos veces sacudiendo su cabeza de forma bastante exagerada, pero con natural entusiasmo.

Ahora mismo poder compartir un agradable momento con quienes habían dejado de ser sus compañeros para convertirse en sus amigos era algo que le apetecía muchísimo.

- Luego nos vemos - levantó la mano despidiendo a la pareja mientras salían por la puerta.

Demasiada información de una tacada. Intentó procesarlo, pero aquello era demasiado. ¿Viajar al futuro o morir? O volver a casa. ¿Dónde habían quedado las excursiones a la montaña? ¿Es que de verdad todo aquello tenía que depender de ellos¿ ¿Porqué Beni no contestaba sus preguntas?

Expiró sonoramente, muy frustrada. Si realmente eran ellos los encargados de salvar el cotarro, no había nadie que estuviese hablando claro. Caminó de un lado al otro, impaciente. ¿Y tenían que decidirlo en unas horas? Miró al resto, se apartó el pelo en gesto nervioso y se cruzó de brazos.

En casa tenía una vida, una familia que la quería, un trabajo que le gustaba, un futuro... chaqueó la lengua. ¿Futuro? Miró al resto, ¿iban ellos a viajar el futuro? Entonces, si ella se quedaba, ellos desaparecerían de su recuerdo. Instintivamente su mirada se dirigió a Himiko, Makoto, Kurt y Chris. Era con quien había hecho mejores migas, y le costaba asumir la idea de quizás ellos irían a una posible muerte en un futuro. Y no se sentía capaz de darles la espalda a ellos o a las hermanas, que cuando fue necesario siempre estuvieron allí, como cuando pasó lo del helicóptero. ¿Era capaz de darles la espalda?

La pareja se fue, pero Lia no supo qué responderles. ¿Una fiesta de despedida? ¿En serio? Había quien le parecía buena idea, pero con el shock inicial, a la italiana no le parecía lo más lógico.

Suspiró, cruzada de brazos y con la mirada fija en el suelo. Con la cabeza gacha, el cabello había vuelto a caer a sus lados del rostro.

Nyara suspiró para sí, quizá no era lo justo para su hermana pero le había tocado esa china así que tendría que apechugar con ello. Mientras la chachipandi se montaba sus propias fiestas conmemorativas de un grupo roto en el que cada uno (o cada dos) iban a su aire, las hermanas habían fijado un objetivo y encontrado un propósito para su permanencia ahí lejos de cualquier pensamiento altruista progre de héroe frustrado.

-...- se acercó hasta Lia, después de todo era un vínculo que unía a prácticamente todos con aquella amabilidad natural. No le dirigió la palabra, simplemente le tocó el brazo, ladeando la cabeza como un ave. Quizá, pese a su alegría habitual, Lia simplemente se sentía algo sola en aquel lugar o la situación la sobrepasaba pues no había una decisión fácil que tomar en aquel lugar si se era buena persona.

Más atrás, y como si buscara  la distancia, no sólo física, sino que también mental de sus compañeros, miró con un hermetismo palpable en esos ojos negros, porque ante lo que les habían develado, sólo quedaba la perplejidad, el miedo, y claro, la oportunidad de volver y ser normales de nuevo, porque la ignorancia redime  las almas,incluso la de ella, pero ¿podrían olvidar realmente luego de haber conocido el poder?. Ningún humano, jamás, puede obviar el hecho de que el poder lo atrae, lo llama, el control y el poder, poder por poder, este no es un medio para el ser humano, sino un fin en sí mismo, y ellos habían conocido un poder más allá de lo imaginable, aunque este les aterrara. Así que ¿serían capaces de ignorar esto?, porque la opción de quedarse y morir era irrisoria, pero ¿y la de ir a lo desconocido?. ¿a donde?.

Ya eran parias en aquel mundo, y ella, aunque no quisiera ese destino, este ya la había encontrado y marcado, un kitsune, quizás no lo recordaría, pero su cuerpo sí, el poder, el control. La magia que sus ancestros veneraban, ella, como una youkai, podía aspirar hasta ser un kami, como Beni, era posible, pero ¿a qué costo?.

Rin llevó su mano a su sien, le ardía la cabeza, Makoto parecía haber decidido quedarse, o mejor dicho, emprender el vuelo hacia la aventura, aunque esta terminara en tragedia, ¿y ella? Tantas preguntas y demasiado poco tiempo para decidir, porque, a pesar de quererlo, no iría por él, por lo menos, no sólo por él. Lo miró, sombría, con el rictus marcado en sus labios que revelaban las tribulaciones que asomaban en  su cabeza. Ir o no Ir, ir o no Ir...

Les dio la espalda a todos, estaba mareada,al punto de sentir asco, y emprendió sus pasos hacia el cuarto, Makoto tomaba su decisión, y ella tomaría la propia, pero de momento, arreglaría sus cosas, si partirían, las llevaría,  ya fuera para ir a helicóptero, y seguir con su vida normal,  y simular que nada ha pasado; ya fuera lanzarse a una aventura por la sobrevivencia en un lugar perdido en el espacio tiempo.

Rina se fue cabizbaja, pensativa. Una extraña y tensa atmósfera se había postrado en ese salón.

Makoto echó un vistazo a su alrededor. ¿Cómo había acabado allí? ¿Cómo en tan poco tiempo había podido establecer un vínculo tan intenso con aquellas personas? Entonces vio a Giulia, parecía derrumbada. Permanecía sentada y con la mirada fija en el suelo. Se acercó a ella.

Cuando estuvo delante se puso en cuclillas para estar a su altura y habló con ella. Nyara estaba a su lado.

Agachado frente a Giulia pasó ambas manos bajo el pelo de la italiana hasta apoyarlas en sus mejillas.

- Sabes Lia... gente cómo tú hace que valga la pena luchar por mantener todo esto a salvo - desvió la mirada hacia Nyara - gente cómo vosotras.

- Te contaré un secreto sobre Nyara que ella nunca reconocería - sus palabras eran pronunciadas con cierto tinte de emoción - bajo ese corazón que finge ser de hielo arde la calidez de alguien que fue capaz de hacerme sonreír en el peor momento de mi vida - dijo señalando a Nyara. Luego fijó de nuevo su mirada en Giulia.

- Este lugar ha sido capaz de sacar lo peor y lo mejor de nosotros y creo que no hay una decisión acertada, ni una decisión errónea. Lia, decidas lo que decidas, debe ser lo que te dicta el corazón y nunca deberías sentirte mal por tu elección, pues te aseguro que vayas donde vayas siempre llevaré un pedacito de ti conmigo.

Acarició las mejillas de Giulia y bajó las manos hasta sus hombros, para luego abrazarla con fuerza.

Tras unos segundos así, alargó la mano hasta alcanzar el revoltoso pelo de Nyara; siempre había tenido la impresión de que esos tremendos rizos parecían describir a la perfección el carácter de su dueña.

- Gracias. De no ser por vosotras yo... estaría perdido.

Lia tenía los labios apretados y el ceño fruncido. Se sentía de pronto muy cansada y confusa. Había hecho un leve movimiento a Nyara con la cabeza, como si hubiese sido un ademán de agradecerle el gesto. Pero aun así, ¿qué podia decirle? Levantó los ojos al notar a Makoto tomándole por las mejillas.

No supo qué decirle al principio, pero cuando habló de Nyara, Lia levantó la mirada hacia ella. Sí... Nyara podía ser dura, pero ella había visto con el cariño que se trataba con su hermana, y el cuidado y la atención que prestó a Makoto. Quizás no era tan abierta, pero ciertamente...

-Sí Mako... Nyara tiene un gran corazón-coincidió con el con una leve calidez en su voz, denotando sinceridad-Y tú también, un corazón de oro...-cerró los ojos instintivamente.

Levantó la mano y acarició una de Makoto. Era recomfortante... realmente lo era. Sintió que aquel simple contacto era algo que había necesitado desde que llegaron y todo se volvió confuso y extraño. Recibió el abrazo sin decir nada, pero automáticamente lo rodeó con sus brazos, mostrando que aquello era algo que necesitaba. Cuando Mako se separó, Lia suspiró para serenarse.

-Yo también... también estoy agradecida. Nunca os habría conocido de no ser por éste castillo...-miró a ambos. Era extraño que el vínculo que unía a los tres hubiese empezado con algo tan elemental y real como la sangre-Necesito pensarlo...Es todo tan...-¿Vertiginoso? Quizás era la palabra adecuada-¿No os da miedo?-preguntó, sin esperar realmente que le contestaran algo tan personal. Dentro de ella sí lo albergaba.

Si Nyara hubiese dicho que no le sorprendían las palabras de Makoto y de Lia habría mentido descaradamente. ¿Cómo se les ocurría opinar que ella no era mala persona? Entrecerró los ojos con "chivato" escrito en la cara cuando Makoto abrazó a la chica permitiendo por alguna razón incomprensible que él alcanzase los bucles dorados que no eran en realidad ni tan encrespados como parecían ni se enredaban como trampas capilares. Casi a desgana, relajó la postura y suspiró por la nariz, se había preocupado por ellos, quizá el japonés llevando menos tiempo que la italiana en el Castillo le había dado más quebraderos de cabeza y que con tanto drama empalagoso había deseado quitarle de nuevo el brazo y golpearle con él... pero tenía que aceptar, le gustase o no, que la presencia de ellos era la que más toleraba, incluyendo a la pequeña vampira y a su hermana.

-Estoy muerta de miedo-dijo por lo bajo casi como una broma personal sobre ella misma-pero eso nadie tiene que verlo.

Miró a su hermana aunque no pareció hacer ningún gesto hacia ella. Después siguió con la mirada al hombre de seguridad un segundo y se recogió un rizo tras la oreja mirando a Lia y a Makoto de hito en hito.

-No te sientas sola ¿hm?-se inclinó hacia ella dándola con la nariz en la sien-nosotros estamos aquí y si no quieres fingir felicidad y celebrar una fiesta... pues es lo más normal-miró a Makoto y sonrió-Vamos a juntarnos a hacer el amago de comer, que parezcamos normales. ¿Sí?

Pero qué bocas es... me gustaba más cuando no tenía brazo.

Ven, Lia está mal... y por una vez intentar comer algo o sentarnos juntos nos irá bien.

Makoto sonrió ante la respuesta de Nyara. Al final, aquella chica siempre sabía cómo arrancarle una sonrisa.

Se incorporó y le tendió la mano a Giulia, para animarla a levantarse del asiento.

- La princesa de hielo tiene razón, vayamos a comer algo.

Agradeció que Nyara respondiera la pregunta del miedo, pues él no se veía con corazón de reconocer que estaba muy asustado y, viendo la expresión del jefe de seguridad, parecía que era algo generalizado.

Traen la comida, y ese pequeño movimiento en el tenso ambiente me hace volver a la realidad, de forma lenta, de modo que parece que una niebla se va despejando a mi alrededor. Siempre me ha gustado tomar decisiones rápido. Creo que he hecho un par de cagadas gordas en mi vida por irreflexivo. Pero es como si mi cerebro no puediera dar muchas vueltas a las cosas.

Mientras los otros hablaban, la decisión era fácil, quedarme o irme en el helicóptero, y en el fondo la tenía tomada, sólo necesitaba autoconvencerme un pelín. Esta mierda es mucho más difícil. No sé cuanto tiempo llevo en el comedor pensando como un gilipollas. Creo que nunca había tardado tanto en decidir algo.

Pero ya lo tengo claro. Cuanto más sigas dándole vueltas va a ser peor. Sólo me queda el peor trago de todos: Llamar a mi padre. Creo que eso va a ser más duro que cualquier otra mierda que me pueda deparar el puto futuro al que se supone que vamos.

Ahora miro a mi alrededor un momento. He sociabilizado poco con esta peña, para variar. Sólo he conectado con Gula. Y Kurt me cae bien, aunque tampoco es que nos hayamos relacionado mucho. Con los demás...apenas algunas palabras de vez en cuando, y a veces ni eso.

Gula ahora está bien atendida. Makoto parece buena gente, un poco raro a veces, pero parece buena gente. Seguro que estará bien. Ya hablaré luego con ella, por saber si nos tenemos que despedir o qué.-Bueno...-digo con voz algo ronca y entrecortada por la sequedad de la garganta, mientras me levanto. El ruido parece retumbar hasta el infinito en mi cabeza en este ambiente tan tenso.-Disculpadme un momento.-dicho esto, me voy a mi habitación a acabar con esta mierda.

El gesto de ambos la había aliviado significativamente. Asintió con la cabeza y se incorporó, apartandose el cabello de su rostro. Con la otra mano palmeó suave y afectuosamente el hombro de Nyara y la miró a ella y a Makoto con cierto brillo en los ojos.

-Yo...habré olvidado en alguna parte mi apetito, pero haré el intento-comentó, como si necesitase decir algo, por banal que fuera. Vio de refilón como Chris se iba, escusándose. Tuvo un impulso inicial de seguirle, pero sabía que a veces uno necesita un tiempo a solas; tendrían tiempo de hablar en lo que quedaba de día. 

Respiró profundamente y resopló el aire con fuerza, como si así quisiera quitarse la ofuscación de encima. No sonreía, pero tampoco tenía que sucumbir al drama. Miró la comida con desgana, pero se obligó a coger una ensalada con frutas, algo ligero que podría digerir. Se sentó y miró a sus compañeros, esperando su compañía para probar bocado. Allí sentada vio al jefe de seguridad, apartado. Su semblante no parecía destacar mejores novedades, y ella no sabía si estaba dispuesta a escuchar más noticias malas.

Apenas tenía apetito, así que no hizo más que servirse una pequeña ensalada y algo de postre. 

Siguió los pasos de Lia y dejó su bandeja frente a la de ella. Pudo observar que la mirada de Giulia había parado su atención en el serio rictus de aquél hombre.

- Ahora vengo - le dijo a su amiga antes de acercarse a la mesa del jefe de seguridad.

Cuando estuvo a su altura, carraspeó ligeramente para llamar la atención del hombre.

- Señor Jacobs - dijo inclinándose levemente - no quiero interrumpir su tiempo de descanso.

Su tono era cauto y amable, no quería molestar a ese hombre, especialmente si estaba preocupado. Makoto se llevó una mano a la nunca y se la pasó por el pelo algo nervioso cuando siguió hablando.

- Es sólo qué, en fin... es un momento algo complejo y... si quiere... puede compartir nuestra mesa - le señaló con la mano abierta el lugar dónde Lia seguía sentada.

Sin decir nada más inclinó la cabeza y volvió con la italiana.

Kyara no había agregado nada porque no tenía nada que agregar. Sabía la decisión que tenía que tomar, pero eso no la hacía más fácil, por lo que seguía dándole vueltas a los pros y contras de cada decisión.

Estaba ensimismada, dándo vueltas a la cucharilla en un café que llevaba horas frío y solo hizo un movimiento de cabeza cuando Flash optó por moverse para ir a hacer algo.

Entonces asintió a nadie en particular y se acercó a Makoto, Lia y su hermana- Bueno decidme qué os contáis, anda -dijo con una sonrisa intentando borrar de su mente la decisión a tomar.

Con la comida lista, algunos se acercaron y a aun que no parecían muy animados a ello, se pusieron a comer. Yo la verdad, con tal de dejar de pensar en todo un rato, me vendría bien así que me senté junto a ellos.

-Bah, no sabéis que hacer ¿verdad? Es todo demasiado de golpe. Por mi parte, he estado pensando y he llegado a una conclusión. O volver con mi familia y amigos, como debería hacer todo el mundo para que nadie salga herido en esto, o quedarme en el castillo, pero finalmente no iré a ese desconocido sitio.-Hice una pausa para pensar bien mis siguientes palabras-Primero, por que no tuve ese sueño, tal vez signifique que no debo ir, y segundo por que no deberíamos ir todos, tal vez si nos quedamos algunos, podamos hacer algo. Así que me quedaré a ayudar si hace falta..

Luego, sin decir mas, me puse a masticar algo con un suspiro. Mis ideas se iban aclarando.

Nyara se había servido apenas un plato de caldo caliente, aunque se le antojó demasiado caliente. Cuando ocupó sitio en la mesa, se balanceó hacia atrás con desgana mirando a su hermana antes de ponerse a jugar con la comida, removiendo el líquido una y otra vez con la cuchara.

-Buena suerte- dijo con sencillez a las palabras de Kurt, no podía culparle por seguir dándole vueltas al asunto aunque no era precisamente el tema de conversación que la mesa necesitaba y menos dado el ambiente que se había extendido por el comedor.

-Hm, Lia, al final no sé qué puedes hacer ¿hm?- ladeó la cabeza y, cuando Makoto regresó a la mesa empujó la silla con el pie para facilitarle el acceso a ella- déjame apostar- entrecerró los ojos y miró a su hermana- eres un hada. ¿Sí?

Y Makoto una estrella de mar, seguro que donde está su brazo anterior hay otro Makoto... Porque las estrellas de mar podían hacer eso ¿no? Regenerarse.